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Yadiz Vashtí

Magos
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Acerca de Yadiz Vashtí

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    2
  • Rango Social
    Unicornios de Bronce
  • Galeones
    9480
  • Rango dentro del Bando
    Tempestad
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Marca Tenebrosa
  • Familia
    Triviani
  • Trabajo
    Jefa de la Confederación Internacional de Magos
  • Escalafón laboral
    Sin información
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    60
  • Puntos de Poder en Criaturas
    0
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Conocimientos
    Artes Oscuras
    Estudios Muggles
  • Medallas
    0
  • Tickets
    0

Profile Information

  • Género
    Femenino
  • Location
    Puerto Rico

Contact Methods

  • MSN
    not showned
  • Website URL
    http://

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  • Dedicated
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40

Reputación

  1. El líder de la Marca Tenebrosa explicó finalmente lo que hacían allí, y con ello levantó un sin número de dudas en la bruja. Unos 30 muggles yacían arrodillados frente a cada mortífago. Según su líder, estos eran responsables del virus genético que aniquiló a decenas de magos en tiempos del Inquisidor. No bien los introdujo en las afueras de la Mansión Riddle, había acabado con el primero de los prisioneros. La Marca Tenebrosa flotaba ahora sobre todos ellos. Muchos de sus compañeros se unieron a la masacre de inmediato. Era evidente que ninguno de los rehenes saldría con vida, pero… Yadiz comprimió su quijada por instinto, en una repentina colera que nacía desde la parte alta de su nuca y se extendía hasta su varita en la mano. Se hallaba contrariada hacía quien tenía más furia, si hacia los científicos en cuclillas o hacia sus secuaces que se jactaban ahora de muertos y torturados frente a ellos. Sin mucho esfuerzo, Medusa tiró del cabello oscuro del muggle frente a ella para ver su cara. Era un joven adulto de unos 28 a 30 años. Tenía la piel pálida y desnutrida. Llevaba marcadas en sus mejillas múltiples lágrimas secas, que no pudo remover por las ataduras de sus brazos a la espalda. Miró a la bruja con los ojos cansados y una mandíbula ensangrentada desde la comisura de su labio inferior. Miedo… cansancio… confusión… pero sobre todo odio, leía en aquellos ojos azabache bajo los que, por un segundo, miró su propio reflejo. Le removió la mordaza con brusquedad. – … tengo dos pequeños que no veo hace 2 meses. Su madre murió y me necesitan. ¡Por favor! – saltó de inmediato en un cúmulo de ruegos a la bruja. – Te odio tanto como tú a mí. Pero si te haces de utilidad y silencio puede ser que les vuelvas a ver. – le contestó sin mucha atención. Soltó su cabello y lo empujó hacia atrás tirándolo de bruces al suelo. Medusa levantó su mirada dando varios pasos, acercándose a Cillian. Caminando escuchaba a una de sus compañeras cuestionar el liderato de Haughton. Yadiz concordaba con las palabras de su colega sin embargo, en ese momento eran otras sus dudas. Lo que realmente le inquietaba era que estuviesen asesinando la fuente de información necesaria para cazar a futuro. – Solo espero que sepas a que oficial superior respondía esta escuadra. Confío que la velada esté acompañada de una dirección para extinguir esa legión. – le riñó pausadamente mientras pateaba el cuerpo inerte del cadáver frente a Cillian. – ¿O realmente piensan que son éstos los únicos que se dedicaron a perfeccionar la vacuna? – se dirigió ahora a todos los presentes para continuar. – 8 legiones… Cillian… una por cada entidad dentro del G-8. Cada legión tenía a cargo al menos a unos 13 capítulos en toda Europa. A 10 escuadras por capítulo, les dejo a ustedes las matemáticas. Fui prisionera por 6 años de uno de esos capítulos. De ahí he vengado unas 7 escuadras como ésta. – confesó la mortífago, un tanto asombrada de haber compartido aquel detalle. Indiferente observó cada mortífago ensimismado en sus motivos, descuartizando a los muggles presentes. Llevada por la colera de perder información continuó: –Mataron a nuestro antiguo líder… que pena… - mencionó sin deferencias reales- … como han matado a cientos de miles, y como seguirán matándonos sin problema. Si perdemos el tiempo asesinando muggles uno por uno, necesitaremos vidas en préstamo camaradas. Somos mortífagos porque entendemos que la magia es un don por encima de las capacidades humanas comunes… no un mal a erradicar… y definitivamente no para vivir en igualdad con una sepa menos hábil que la nuestra. Los muggles se destruyen hasta entre ellos. El verdadero peligro no es que sean sangre sucia o no, es que encima nos subestiman y osan querer contenernos… erradicarnos. – continuó Medusa con una voz consumida por el coraje y la decepción. Tomó del brazo al joven muggle que le habían asignado para tirarlo a los pies de sus líderes. –Ya he acabado con muchos de ellos… Así que perdona Cillian si matar al jovensucho que han traído tú, Galia y Manon me place una mi****. Mínimo espero que me digan a qué capítulo pertenecían estos, y cuando cazamos a sus oficiales. Vine a recibir un plan, información, avances sobre cómo nos haremos del Ministerio Británico y cómo erradicamos a la Orden del Fénix. Acabar con la osadía muggle y los traidores de una buena vez... pero desde sus raices. El muggle se levantó implorando que le permitieran vivir. Se acercaba a la bruja sollozando, invocando piedad. Ella lo miró con desdén y pateo en la cara cuando este se atrevió a recostarse de sus rodillas. Tomándolo nuevamente por el pelo le susurró: –No te confundas conmigo. Podrás ver a tus pequeños… sí. Pero en la muerte cuando tú y tu estirpe sean erradicados. – le escupió mientras lo amordazaba una vez más y lo ponía al servicio de quien quisiera hacerse cargo de él. –¿Sus órdenes? – concluyó en dirección a sus líderes. Sabía que estaba siendo insubordinada y aquello no podía ser premiado en la Marca. Pero prefería pagar con su vida antes que permitir que se redujeran a un mero festín de torturas, en tiempos de una guerra tan latente.
  2. En San Mungo – Son las 11 de la noche. ¿En realidad es necesario cambiarlas a esta hora? – le recriminó la bruja a la elfina, asistente de la enfermera de turno. – Nursy intentó cambiar la ropa de cama en la tarde, pero la bruja no le permitió acercarse. Nursy tiene que cambiar las sábanas dos veces al… – – Lárgate.– le propinó la bruja sin mediaciones. – Nursy necesita levantarla un segundo mi señora. Nursy tomará un chasqui…– – ¡Lárgate!– le espetó con tono oscuro, insinuando que si debía repetirse, lo haría directamente con su varita. Yadiz se hallaba en camilla desde el día anterior. El rescate en la Mansión Riddle la dejó fuera de sí por el resto del día. Sus compañeros de bando la llevaron a la sala secreta en San Mungo para ser tratada con discreción. Había llegado inconsciente y aunque parecía que se encontraba estable, al cabo de una hora comenzó a tener varios ataques. En un inicio parecían ser ataques epilépticos: acompañados por convulsiones repetidas y movimientos corporales involuntarios. Las enfermeras intentaron múltiples remedios mágicos y muggles para detenerlo. La medicina muggle había sido otra de esas tantas cosas adaptadas por el mundo mágico. Nada parecía funcionar. En realidad aquello no se trataba de ataques epilépticos, sino del ser Deimon de la bruja que aún no controlaba ni había descubierto del todo. De hecho, tal parece que lo reprimía. Las heridas causadas en la Riddle, tenían poco que ver con la parte física de una mera explosión. Zenin y Galia le habían curado con éxito sin mucho problema. Sin embargo, el trance en el que entró dejó en la bruja una secuela interminable de regresiones a pedazos, bloqueados anteriormente a consciencia e inconsciencia. En ellas experimentaba de primera mano las torturas bajo los estudios del G-8, sus batallas, y por consiguiente a la única forma que tuvo de salvarse de ellas: convertirse en Deimon. Bajo un sueño que parecía ser interminable, la bruja se retorció por horas durante la noche. Cuando por fin cesaron los movimientos repentinos de su cuerpo, sus párpados no pararon de tiritar en múltiples direcciones hasta la mañana siguiente. Acostada en una aparente tranquilidad, la bruja se sometía sin remedios a recuerdos desfazados en tiempo, orden e importancia. Exhausta amaneció como quien no ha dormido una sola hora. Había intentado salir del hospital en dos ocasiones durante el día. Pero los enfermeros la habían internado, hasta no tener claro a qué se debió la situación. Yadiz no había compartido el tormento que revivió toda la noche, ni lo haría. Aquellos recuerdos la martirizaban y sacaban de razón, pero no hacía participe a absolutamente nadie de ello. Aguardó en vela todo el día, entendiendo que, si no pegaba los ojos, evitaría más regresiones. La elfina bajó su cabeza y salió de la alcoba de inmediato tras las palabras de la bruja. No bien cerró la puerta, la mortífago saltó de su camilla. Era el momento de escapar. Yadiz tiró sus sábanas a un lado, tomó su varita del buró junto a su camilla y con un simple movimiento devolvió su atuendo original por encima de la bata médica que le habían acomodado. Escabullida por el pasillo de San Mungo, escuchó de la habitación contigua: – … al final sí comenzaron las elecciones... hasta el 24 no tendremos Ministro… ¿y si hay otro ataque? – comentaban entre enfermeras. Yadiz paró en seco. Su estado le había impedido estar presente cuando los miembros del Wizengamot se dirigieron a la nación. Pero aún no era tarde. Según su líder en la Marca, el próximo Ministro debía ser, imperativamente, un aliado. Tal vez podrían manipular las masas si conseguían el patrocinio de las embajadas de diversos países, en pro de un defensor de la magia. Pasando entre medio de dos brujas pacientes, con lo que parecía ser un encantamiento anti-arrugas fallido, salió del hospital sin más dilación. Desapareció. En una pequeña villa en Aberdeen. Yadiz se pasó toda la noche planificando. A la mañana envió un mensaje a todos sus compañeros de bando. Después de todo, tenían apenas 6 días: “Debemos investigar los posibles aspirantes al puesto. Pero no tan solo investigarlos, debemos hacernos de un rehén relacionado a ellos. Si algún traidor a la magia es elegido, tendremos que controlarle por las malas. Estrechen sus relaciones con las embajadas que tengan a mano. El apoyo debe venir incluso de otros Ministros. Debemos unirnos. Recaben información. – Medusa”. Firmó. Tras enviar el mensaje, se vistió una capucha azul celeste sobre una túnica ajustada color azul oscuro. Acomodó su cobriza cabellera y partió hacia el Atrio del Ministerio. Como jefa de la Confederación Internacional de Magos tenía acceso no solo a las embajadas, pero a las escuelas mágicas del mundo. La guerra sutil acababa de comenzar. Era momento de estrechar relaciones. @ Kamra Ashryver D. @ Eterno Blackthorn @ Idylla Macnair T. @ Eliah Selwyn R. @ Ada Camille Dumbledore @ Cillian Haughton @ toji @mortios @ todos en general que se animen
  3. Un brillo fue ahogado por el velo invisible frente al mago que acababa de hacerse presente; describiendo la muerte del rayo que la bruja había lanzado. Un búho había tomado la forma de mago frente a Medusa. Vestido con una túnica negra y su máscara mortífaga se hallaba Goldor, su nuevo contrincante. La bruja le conocía muy poco, pero había escuchado de su reputación y no pudo evitar la tentación de comprobarlo de primera mano. Aquel era un mago respetado por sus dotes en duelo, y aunque había aceptado enfrentarse a Yadiz sin nada que probar, se le notaba interesado en el lugar al que la bruja le invitó. Sin esperar un segundo, tras verle protegerse sin problemas con el protego, la bruja empuñó su varita en dirección al Mortífago. Sabía que al darle el mínimo de espacio, su oportunidad de salir con vida disminuía. — Floreus… — susurró apuntando al mago que se erguía a unos diez metros frente a ella. Cómo si se tratase de una sutíl broma, de la varita del mago surgió un ramo de flores perlita, sin mediar palabra alguna. Al parecer había intentado atacarla con un hechizo no verbal y terminó sosteninendo un ramillete en dirección a la bruja. — No me esperaba tal detalle. Me siento honrada… — le bromeó con una leve reverencia — … no me gustan las flores pero agradezco el gesto. — puntualizó. No sentía una hostilidad real hacia el mago. Por el contrario, Yadiz tenía un talento inusual de no subestimar a su oponente, sin mediar quien fuera. Le respetaba y sabía que aquella batalla sería un verdadero reto. Sentía una emoción incontenible. Hacía 15 años no se enfrentaba directamente ante otro par. Sus últimas batallas ocurrieron durante la guerra magico-muggle, en ocasiones tan dispares y atropellantes donde poco se podía disfrutar del encuentro. Aquello había sido por mera supervivencia. Sin embargo, esta noche reconectaba con su bruja interior, tal vez más que nunca desde que partió del mundo mágico. Enfocando su atención y saboreando cada instante pronunció: — Incárcerus — empuñando nuevamente su varita hacia el mago. Tres gruesas cuerdas saldrían en dirección al mortífago, estrangulando su cuello, amarrando sus dos manos al torso y atándole los tobillos para hacerle caer. @ Mael Blackfyre
  4. Saludos. Pasó a pedir mi acceso. Es momento de ser más pobre para ser más rica (?). Gracias.
  5. Hola! Me hace ilusión que no sea para ahora ahora porque realmente no habría podido ayudarles por este mes y medio. Pero ya que llenaron las vacantes que necesitaban, y de cara a futuro, cuando me halla re-incorporado más, cuentan conmigo si en algo me necesitan. Hago oficial mis servicios por el simple hecho del amor que le tengo a la escritura y a este foro en concreto. Ojalá se encuentre la manera de hacerlo prosperar nuevamente. Mucho ánimo y enhorabuena por el esfuerzo. Nick: Yadiz Vashtí Fecha de Registro en el foro: Agosto 9 de 2008 País: Puerto Rico Edad: 32 años (ya veremos cuando hayan vacantes)
  6. Meteora: Monasterios Suspendidos en Grecia Meteora había sido por cientos de años un patrimonio de la humanidad, tanto magíca como muggle. Para efecto de estos últimos, era la sede del monasticismo ortodoxo de Grecia, pero en realidad se trataba de uno de los centros de magia principales desde el siglo XIV. El Monasterio de la Transfiguración había sido el más grande y famoso de unos 24 monasterios dedicados a la Magia Oscura. Fueron edificados separadamente en diversas montañas rocosas, totalmente aisladas por un paisaje natural y sin acceso peatonal alguno. Habían sido construido por muggles secuestrados bajo la maldición Imperio que los Magos Oscuros de la época apodaban “monjes”. Su ubicación se debía en concreto a evitar el fácil acceso de los muggles a la zona y permitir un radio seguro para las invenciones mágicas que allí se producían. 300 años luego de su construcción, y tras la imposición del Estatuto Internacional del Secreto Mágico, se decidió donar 6 de las llamativas estructuras bizantinas a los monjes que aún les asistían; borrando sus memorias de todo lo que allí aconteció. El resto de las estructuras fueron hechizadas con encantamientos anti-muggles para parecer ruinas antiguas; evitando el turismo que se propagó entre muggles. Así los Magos Oscuros continuaron haciendo uso exclusivo de los monasterios por otros 400 años. Sin embargo, con las guerras y los movimientos político-sociales del mundo mágico, lo que alguna vez fue una de las cunas de las Artes Oscuras, habían sido abandonas y/o destruidas por los defensores de la magia blanca. En una de estas ruinas construida de piedra y madera, sobre la cúspide de una montaña rocosa, se encontraba la bruja. Esperaba sentada a orillas de un enorme barranco sobre los restos de una de la fuente bizantinas que rodeaban la plaza principal del monasterio. Mirando al horizonte, los colores naranjas del ocaso bañaban lo que sería la sede para una batalla mortal entre dos mortífagos. Yadiz le había citado allí por medio de una lechuza. Desde su retorno a la Marca había decidido que tendría que entrenar hasta la agonía. La próxima ocasión que se enfrentara a los fenixianos se encargaría de morir en la lucha o erradicarlos por completo. Llevaba una capucha color negro sobre unos ceñidos pantalones a juego y una camisilla angosta color naranja. Para el entrenamiento, había decidido recoger su cobriza melena rizada en un moño alto, dejando ver su característico mechón blanco en el lado de su oreja. Terminó su atuendo con unas simples deportivas a juego con el color de su camisilla. No era que lo necesitara, ya que era muy poco probable que se hiciera presente absolutamente nadie más que los dos citados a la velada, pero llevaba a modo de seguridad su acostumbrada máscara mortífaga. Su pasado le había enseñado que ni siquiera con aliados debía demostrar su verdadera identidad. –… Pensaba que me habrías dejado tirada...– farfulló cuando por fin escuchó a su camarada llegar. Se levantó y dirigió al mismo centro de la plaza para ver de frente a su nuevo oponente. El mortífago se había dispuesto a entrenarla, y aunque Medusa no era de crear lazos, sabía que le necesitaba si quería ser letal. –¿Comenzamos? – preguntó retóricamente mientras hacía una pequeña ovación con su cabeza y tomaba posición de ataque. – Desmaius. – pronunció elegantemente. Un rayo de luz rojo cruzó en dirección a donde se hallaba parado el mortífago, con la intención de inmovilizarlo y que callera inconsciente; dejándolo así prácticamente fuera de batalla. Consciente de que era un movimiento verdaderamente fácil de contrarrestar, la bruja se preparaba para el comienzo real de la batalla. Off: Una vez mas gracias. Vamos con Hechizos Neutrales pero atácame sin piedad, hasta que meta la pata xD ❤️ *le deja chocolatitos* Tengo permiso para editar por el contrincante. @ Mael Blackfyre
  7. En una taberna en Rumania en épocas del Inquisidor Salí de la taberna en dirección al bosque. Fuera del bullicio del bar, las calles del poblado se encontraban inusualmente vacías. Una gélida brisa me hizo reajustar mi capucha y tomar los bordes de mi capa para guarecerme. Al lado izquierdo de la taberna se encontraba el abeto rojo, con una cinta mágica de color verde alrededor del tronco; tal cual las instrucciones que me dejó por lechuza. Paré junto al árbol. Unos metros al frente comenzaba un estrecho camino con un hilo mágico que parpadeaba mostrando la vía a seguir, adentrándose en la oscuridad del bosque. – … que descuidado…– murmuré por lo bajo un tanto molesta. El camino marcado era extremadamente obvio y hasta un muggle de coeficiente limitado habría podido seguirlo. Las noticias en El Profeta de los magos desaparecidos a manos de grupos de muggles nos había hecho ser más precavidos que aquel camino tan cantoso. Él lo sabía muy bien… –Tergeo– murmuré múltiples veces, apuntando a las marcas según pasaba a su lado, erradicando toda pista que pudiera llevarnos a una situación incómoda. Acompañada solo por la tenue luz de la luna, que se escabullía entre las hojas de los árboles, llegué a un pequeño prado desértico. En el centro, la figura masculina y fornida del único mago que he conocido en todos estos años, se encontraba arrodillado con un aire agitado. Me acerqué sin miramientos. – Una pensaría que luego de las batallas que hemos atravesado en los últimos tiempos, un mago como tú sabría perfectamente que un camino como el que dejaste nos llevaría a cambiar de ciudad una vez más. Estas perdiendo el toque Aarvak – le comenté a modo de reproche burlón. Nunca supe su nombre real, ni él el mío. Ambos nos habíamos limitado al seudónimo en pro de salvaguardar nuestra seguridad. Éramos magos nómadas viviendo entre muggles, en momentos donde la magia era prohibida a nivel mundial. Era mejor ser anónimos. Cabizbajo asintió, mirando la grama sobre la que reposaba. – … Perdóname Medusa. – dijo casi en un suspiro. Me extrañé. Si bien el mago tendía a ser más amigable que yo, en todos estos meses nunca fuimos de condescendencias como aquella frase. Sentí inmediatamente que entre las sombras de los bosques se hacían presente múltiples ojos, escondidos por las tinieblas. La piel se me erizó y una inminente adrenalina presagiaba el peligro en el que ahora me encontraba. – ¿Qué demonios hiciste? – le reproché retóricamente. Aarvak** aún arrodillado, levantó su mirada llorosa hacia mí y sin mediar palabras confirmaba lo que mi cuerpo ya había concluido. Me había tendido una trampa y vendido a los muggles. Por debajo de las copas de los árboles salían unos 35 a 40 muggles a vuelta redonda, armados y con múltiples artefactos que ahora vendían como amuletos anti-hechizos. Algunos eran verdaderamente un robo consumista, pero otros, podía reconocer que sí me darían problemas. Eran muchos y aunque muggles, venían preparados y yo era solo una. Pensé desaparecer, pero mirando a mis pies vi como Aarvak me había amarrado por medio de un encantamiento al suelo, evitando mi escape. –Expelliarmus.– susurré mirando al traídor directo a los ojos y llena de odio. Él, sin siquiera un intento de defensa, dejó volar su varita hasta mis manos. La rompí de inmediato y le propiné un puñetazo en la cara con una gran ira, entendiendo que ni siquiera me ayudaría a salir de esta. Me volteé hacia los nuevos presentes que ya avanzaban hacia mí: lista para la batalla. ***** En una villa de huespedes en Aberdeen**** Los últimos rayos de sol anunciaban el ocaso, y con él la muerte de un día más de aquella guerra silente consigo, sus recuerdos y pesadillas. Yadiz se había quedado dormida leyendo en la biblioteca de la villa donde se hospedaba, cuando el inconfundible picor en su antebrazo la despertó anunciando que estaban siendo convocados. Sin mediar pensamientos a lo que acaba de soñar una vez más, se levantó de la silla y caminó a su habitación limpiando aquel recuerdo de su entrecejo, con las manos. Llevaba lo usual, sus botas a los tobillos, los pantalones de cuero y el corsé de mangas largas que exponía ligeramente su escote, donde cargaba su acostumbrado collar. Por encima, se cubría bajo su capa carmesí que, desgastada por el uso, comenzaba a deshilarse en el borde donde tocaba el suelo. Una vez cerrada la puerta apareció su máscara de Medusa y con un simple movimiento se desmaterializó de la estancia. En la Mansión Riddle Apareció en los terrenos de la Riddle en un instante. Guiada por los cuchicheos se acercó al salón principal. Llevaba muy poco tiempo desde que se reincorporó a la Marca. Aquella era la primera reunión que asistía luego de 15 años. Le causaba un enorme tedio en igual medida que intriga. Expectante miró a los presentes un tanto desinteresada. En su gran mayoría, máscaras que jamás había visto le devolvían la misma des-familiaridad que la bruja proyectaba. Eran magos verdaderamente autoritarios y muy a sus antojos. Evidentemente les unía exiguamente un mismo pensar. Aquella velada recién comenzaba y ya habían tres cadaveres en el piso. Observaba sin mucho interés cómo sus secuaces comenzaban a asesinar varios muggles o a torturarlos. Se recostó al costado de la chimenea, cuando miró a un lado y reconoció una de las máscaras. Se trataba de Zenin, un mortífago que le había salvado de la destrucción de la Riddle en una de las misiones fallidas de la Marca. Se le acercó casualmente, recordaba que en su último encuentro con el mortífago el hombre había casi perdido la consciencia a causa de dos o tres copas de más. –Vaya que caminas bien hoy. Me pregunté de aquella noche ¿cómo estuvo la resaca al día siguiente? – le comentó casualmente la bruja. Yadiz no era persona de hacer amigos, pero tampoco de deber favores. Le podía mas el orgullo que su desdén por relacionarse. En cuanto halló momento en la conversacion le comentó: –No tuve momento de agradecerte la ayuda cuando atacaron esta fortaleza. Lo que necesites… he de ayudar.– le confesó un tanto molesta consigo misma – Aunque sea solo una vez. – aclaró. Acto seguido, Yadiz se acomodó la capucha sobre su melena cobriza y con aire paciente se dedicó a esperar explicaciones parada junto a sus camaradas. Poco le importaba asesinar muggles sin razones específicas. Entendía que eran una sepa verdaderamente defectuosa de quienes juró vengarze, pero su fin era aún mayor que la muerte de un puñado de muggles desconocidos. Aún no explicaban ¿quiénes eran aquellos desgraciados? y ¿qué hacían allí? Miraba a sus líderes sin expresión alguna, esperando que el festín de torturas concluyera y la información volviera a ser el centro de atención de la banda.
  8. Tras destrozar los cuartos principales, e incendiar cada esquina a su paso, Yadiz bajó las escaleras para unirse a sus compañeros. Los elfos de la mansión corrían por todos lados escapando de la mansión. Idylla lanzó un fortificum tras su paso, sellando toda la parte superior que ardía en llamas ahora. Medusa se unió a Hékate, Manon y Zenin en el pasillo de la primera planta, quienes cargaba alcohol tranquilamente, como si el quilombo que formaban se tratara de una fiesta. -Espero que hayan dejado algo para mí. - les comentaba de manera burlona, extendiendo su mano para tomar un sorbo. No alcanzó a leer la etiqueta, pero un ácido sabor le torturó la garganta según avanzaba hacia su esófago. Tomó otro gran sorbo y frunció el entrecejo por instinto. Así comenzaron su camino a las afueras de la mansión. Yadiz ayudaba a sus compañeros a cargar a Zenin a quien se le habían pasado una que otra copa. Caminaban hasta las afueras de la Mansión. Entre una velada de júbilos, Medusa desapareció junto a Hékate en medio de una tranquila noche más.
  9. -¡Casa abierta!- vaciló la bruja por lo alto tras la explosión de Toji a la puerta principal de la mansión. La primera planta conformaba una rígida opulencia detonada por la nueva intrusión. Yadiz observó las figuras africanas que adornaban las estancias y un pequeño muñeco extraño que le pareció realmente grotesco. -Confringo- de malas pronunció apuntando para verlas repartirse en mil pedazos. Bajo su capucha decidió subir a través de las imponentes escaleras a la segunda planta para ver que encontraba. Soltaba hechizos de esquina a esquina reventando las luminarias que iluminaban los corredores. Ahora solo llamas iluminaría la mansión entera. Abriéndose paso destruyendo puerta a puerta examinó las estancias. Era la zona de las habitaciones. Se trataba de cuartos sencillos que tras el paso de la bruja quedaban en llamas y sin una sola ventana útil. -Incendio – susurró por 5ta ocasión tras lo cual una rata de color blanco, salió escabullida de uno de los cuartos. Sorprendida de que tal animal pudiera estar en una casa tan opulenta la mortífago , a modo de juego se dedicó a cazarle. -Avada Kedavra – susurró apuntando a la rata y un rayo de luz verde corrió directo a ella dejándola sin vida en un instante. Medusa continuó su paso por las habitaciones para unirse a sus secuaces en la primera planta, una vez destruidas por completo.
  10. En un pequeño chalé de Aberdeen Caía el ocaso. En el piso arenoso del chalé Yadiz se hallaba desplegando sus pistas hasta casi cubrirlo por completo. Como siempre, obsesionada por su investigación, añadía recortando imágenes del profeta sobre el último ataque mortífago y los hallazgos en él. La Marca había atacado a una posible fenixiana, y aunque apenas lograron conseguir pruebas, habían concluido que en efecto se trataba de una traidora de la magia. Fue entonces cuando lo sintió… el inequívoco escuece de la Marca Tenebrosa en su antebrazo, seguido del movimiento de una serpiente extendiéndose hacia su palma. Era momento de actuar… la estaban invocando. A diferencia de la última movida de la Marca, esta vez sabía perfectamente a donde debía llegar y lo que allí pasaría. Con una floritura de su varita la mortífaga se vistió como siempre acudía a estas misiones: botas oscuras, su pantalón de cuero negro y una especie de corsé ajustado de mangas largas, que exponía ligeramente su escote. Del diván tomó su capa borgoña y la colocó por encima de todo su atuendo. Se presentó ante su reflejo con la máscara mortífaga y con un ligero movimiento desapareció. Las afueras de la Mansión Granger Medusa apareció encapuchada y se unía a sus secuaces en silencio, respondiendo al llamado de Goldor. Ante ellos, una intacta Mansión con cuatro pilares frente a un jardín recién mantenido presagiaba la destrucción que se vendría. Tras las enormes manos invocadas por el comandante de esta encomienda, los portones principales claudicaron y la banda podía avanzar. -Incendio- susurró la mortífaga apuntando a la izquierda y un halo de fuego encendía en hilera el lazo del diablo que rodeaban los predios. Abriéndose paso hacia la entrada principal.
  11. En la Mansión Riddle: Medusa A dos pasos del perno de la puerta principal de la Mansión Riddle, Yadiz se disponía a salir hacia los terrenos cuando… ¡BUUUM! Una explosión atroz se hizo a su encuentro… radiante luz… pedazos de piedras cayendo… polvo… humo… Yadiz fue salvajemente expulsada, junto a los restos del portal, a varios metros de quien ahora se hacía presente por la fuerza. En el piso, tirada entre escombros, la mortífago se tapaba las orejas en posición fetal, intentando fútilmente disipar el infinito chirrido que retumbaba en sus oídos tras el estruendo. La sangre de su cabeza comenzó a bajar de inmediato desde su cabellera por entre medio de su máscara mortífaga. El chirrido se disipó. Intentando reincorporarse extendió sus brazos al suelo levantando su pecho, observando las gotas de sangre que discurrían desde su mentón al suelo cubierto de polvo. Múltiples rasguños y varios puntos sangrantes quedaron en todas las partes expuestas de su cuerpo. Pero una intensa punzada en su pierna izquierda, bajo una roca gigantesca, le dejó claro que no le iba a ser posible levantarse sola. Miró a un lado y afortunadamente, con una extensión dolorosa del torso, retomó su varita que había caído a penas a un metro de ella. Aturdida por el golpe, observó a su alrededor en busca muda de ayuda. Pero nadie había visto de primera mano lo sucedido. A penas entraron en medio de la explosión. La nueva bruja de aspecto petulante pasó junto a Yadiz sin siquiera notar que estaba tirada a un lado de ella. Medusa empuñó su varita por lo bajo, calculando que atacar a la intrusa desde el piso y dado su condición actual no era lo más inteligente en ese momento. Segundos luego se hizo presente la secuestrada a un lado de su rescatista, quien con un habido movimiento conjuró un hipogrifo y contuvo el avance mortífago. Por un instante, el chirrido del hipogrifo volvió a hacer que la mortífaga se tapara los oídos, pero entre los aleteos del ave alcanzó a escuchar al par, a unos metros de ella sobre los escombros que la mantenían atrapada en el suelo. - …fuga de información… seguros que soy fenixiana… no es que yo vaya gritándolo…- a penas alcanzó a entender. Los mortífagos, ahora incorporados en la sala no tardaron en contra atacar. Yadiz, disociada totalmente tras aquellas palabras repetía por lo bajo -… fenixiana…- entrando en uno de sus trances… -Debe estar amaneciendo… pensé. Entremedio de los tablones de madera que tapaban las rejillas de la única ventanilla de aquella prisión, se colaban varios rayos de luz. Las partículas de polvo flotaban iluminadas. Yo las veía boca arriba desde la mesa en la que estaba amarrada de pies y manos. Sentí como una deshidratada lágrima rodaba desde la comisura del ojo hacia la cien, muriendo en mis rizos. La noche que acababa de sobrevivir había sido especialmente lacerante. La muggle me había sometido a un cruento experimento de remoción de piel, para un estudio genético de la composición atómica del cutis mágico. Ahí, donde las cintas tocaban los tobillos y las muñecas, me escocía la piel viva que supuraba en un intento de sanación. Era tal el dolor que a penas me atrevía a moverme… Fenixia le llamaban en el laboratorio a partir de su hazaña. Era una doña regordeta de tercera edad que le faltaba de buenas un ojo, por un encuentro sangriento con un mago rebelado. Salió viva gracias a la intervención inocente de un Fenixiano que en su est****o y ciego pensar en pro de la protección muggle, sin más fundamentos que la postura ególatra de salvadores de un bien que no logran entender, nos condenó a unos 65 magos a la permanencia de esta sabandija en la tierra. El muy i****** pensaba que el mago la estaba sometiendo a ella, cuando los halló peleando en las afueras del burdel donde nos tenían secuestrados. El mago aún sin su varita había logrado soltar sus amarres y la quería asesinar para volver por nosotros, cuando por fin parecía que podríamos escapar, durante esta guerra mágico-muggle. Pero en su lugar fue atrapado por el fenixiano y llevado ante “la justicia”. En pro de la vida muggle… A partir de esta noche le debo a los fenixianos contar los segundos para respirar en lo mínimo sin que el esfuerzo de expandir mis costillas me lleve al delirio del dolor… Entremedio de múltiples ataques matizados por su embelesamiento, la bruja seguía en el piso. A penas escuchó como una de sus compañeras le intentó proteger del pandemonio. De a poco calló en sí nuevamente. Tras llenarse de ira luego de lo escuchado, se dispuso a salir de su estancamiento bajo las ruinas. Pero fue tarde. Las brujas habían marchado tras un túnel ahora desaparecido. Yadiz impotente miró hacia un lado en busca de su compañera... pero no la encontró. Contempló alrededor por ayuda de sus nuevos secuaces, si es que alguien más se daba cuenta que estaba allí. **** Off: Aiiiuuudaaaaa!! xD @ Cillian Haughton @ toji @ Ada Camille Dumbledore @ Eliah Selwyn R. @ Sophie Elizabeth Granger @ Lisa Weasley Delacour
  12. En la Mansión Riddle Hay decisiones que no son del todo nuestras. ¿No sienten que hay sensaciones que parecen atraerte a canales sin opciones de un sendero diferente? Hay momentos que nos eligen a nosotros y no al revés. Eventos que te empujan a fines que, tras pasar el velo de adrenalina, te preguntas: ¿qué demonios pensé? No obstante, nos vanagloriamos de una supremacía extrema y reclamamos como autoritario aquello que por traumas o mera suerte nos obligó a nosotros. Así regresó la bruja a la Marca Tenebrosa. Allí estaba parada en medio de un secuestro mortífago del que desconocía totalmente los planes. La bruja no recordaba nada de su anterior vida tras haberse borrado la memoria; incluso sus andares tenebrosos. Sin embargo, la marca en su brazo y, sin duda, aquella est****a decisión que acababa de tomar al responder al llamado dejaba evidente sus raíces e inclinaciones, más que por convicciones, casi por gravedad. Pasó el hechizo protector de sangre, como si el juramento olvidado lo hubiese hecho la noche anterior. Su lealtad era de las entrañas más que de consciencia. Aturdida, caminó. Seguía del brazo de la mortífaga que la arrastró hasta aquí. Cuestionándose incluso donde coños estaban. ¿Quién era aquella bruja, o los demás a quienes se unieron? Preguntándose, aún, si habrá tomado la decisión correcta. -Ya no hay retornos...- reflexionó. Embelesada con sus pensamientos no prestó atención a cómo llegaron a esa habitación. Pero allí estaba, sentada en una butaca, con su máscara mortífaga, frente a una completa desconocida que la miraba fijamente y le hablaba. Yadiz solo logró alcanzara a atender: - … mientras sacan algo de información… - Yadiz se puso en pie de inmediato al regresar a la cordura. Información. Ese ha sido el motor de sus pensamientos y decisiones por los pasados 5 años. Supongo que cuando sola investigas tu pasado y los responsables de su tortura, la información es lo único que te guía. - Información…- murmuró, mientras se volteaba hacia la puerta por instinto. Había logrado infiltrarse en el pasado año, con mil manipulaciones, hasta por fin entrar en el Ministerio y hacerse de la Confederación Internacional de Magos. El único propósito era adquirir más información a nivel global de los partidarios enemigos de la magia. Buscaba la unión del mundo mágico y la paz, pero sólo para los magos. Sabía, por ese pasado año, que la lucha sutil, la política, y la persuasión podían llevar a una “nadie” como ella a tener acceso a todas las embajadas y eventos internacionales del mundo mágico. Era una oportunidad para ella sin precedentes y necesitaba no perder el foco; ahora menos que regresaba a La Marca. La otra bruja se quedó en silencio. El conversatorio de quien parecía ser el líder actual de la Marca, por su cuestionamiento autoritario, en la habitación cercana, era la única compañía. Yadiz maquinaba en silencio; había varios hilos que hilar. -Vinimos al refugio… - comprendió en silencio. Y una parte de sí quiso salir de inmediato a buscar los archivos de los mortífagos. Sabía que entre esas listas de seguro figuraba su familia olvidada. Pero no era momento de esa clase de información, sin mencionar que no recordaba ni un solo nombre, ni sabía donde buscar. Por encima, escuchó al Líder mortífago en la lejanía: -… actuar con rapidez antes de que surja algún problema.– Pero Yadiz imaginaba que ya era tarde para evitar problemas. - No pienso sentarme a esperar instrucciones… - dijo pausada dirigiéndose por primera vez a su compañía. – Tus amigos claramente tienen todo en orden en su interrogación. Ya nos enterarán si es importante. La nación entera no va a tardar en llegar aquí. Fue muy evidente el ataque y dejamos mil rastros para seguir. Hay que salir y preparar una defensa… - puntualizó. - Aunque creo totalmente capaz al Ministerio en retomar labores como si nada. Son expertos ignorando la realidad… aún estamos en guerra… En ese caso tengo un lugar más importante donde estar. – añadió casi para sí misma. Ante la mirada dubitativa de la bruja de ojos amarillos, Yadiz se dio la vuelta y sin esperar respuesta se dirigió a la puerta. Tiró de la cerradura y... pensó salir de allí e ignorar por completo la bruja que quedaba atrás... Sin embargo, el simple agradecimiento con la completa desconocida y lo que había despertado en ella, la detuvo. De espalda a la mortífaga, y casi farfullando de mala gana esbozó: -Llámame Medusa. Te debo una… – exasperó mientras bajaba su cabeza a modo de derrota. Se recompuso inmediatamente y sin esperar se dirigió a la entrada principal de aquella mansión. @ Eliah Selwyn R. @ Cillian Haughton @ Sagitas E. Potter Blue
  13. Ehm. Paso a estrenar este tópico en esta nueva versión. Quiero mi cuarto mío de mí en la Triviani. Aún no tengo claro como va a ser la parentela. Peeeero, si voa dormir en una familia va a ser con los conejos si o si. Pónganme donde les plazca por ahora. jajaja Planilla de Registro Nombre de Usuario: Yadiz Vashtí Ficha de Personaje: Si le clica se multiplica Bóveda Personal: Si clica tiene que donar Preferencia sobre por quien quieres ser adoptado: Piedad política xD (@ Alyssa Black Triviani era mi señora madre hace medio siglo atrás y no hemos aclarado cual va a ser la parentela en la nueva versión por medio de rol. Asi que... no la quiero forzar xD) ¿Sanguínea o Adoptiva?: Sangre o muerte xD Seudónimo Mafioso: Il nomade peloso (la pelúa nómada)
  14. Murmullos y cuchicheos. Como siempre, en lugares tan concurridos Yadiz evitaba a toda costa unirse demasiado al bullicio. Descubrió la capucha carmesí de su capa y se quitó los guantes mientras se reclinaba en una de las paredes cercanas a los ascensores ministeriales. Hacia a penas 1 año había regresado al mundo mágico y todavía cambiaba de villa semanalmente, por lo que aún se consideraba nómada. Se había prometido no tomar lazos más allá de los necesarios para cumplir su objetivo de venganza. Aburrida se dedicó a observar la velada. Sabía lo que estaba por ocurrir, pero no sabía cuándo o cómo. Hacía semanas había estado intercambiando cartas con un mortífago que requería se uniera nuevamente a las líneas. Yadiz había abandonado la Marca junto a su vida mágica hacían casi 15 años. Ni siquiera durante las guerras respondió al inequívoco llamado de la marca en su antebrazo. Sin embargo, sabía que al regresar al mundo mágico no iba a correr tal suerte de poder ignorar sus raíces y tenía que elegir su rumbo. El mortífago, cuya identidad aún desconocía, en su último pergamino hacían dos días fue claro y contundente: “Semper Fidelis.” No bien lo pensó, varios magos pasaron junto a ella hacia el ascensor y tras ellos una bruja que sin razón y por mera distracción Yadiz se quedó observando. Sin embargo, la otra bruja también sostuvo su mirada mientras cerraban las puertas de su ascensor. Yadiz quedó alerta. Por alguna razón, que aquella bruja le sostuviera la mirada le generó cuestionamientos. Sabía lo que se avecinaba, y sin sentido alguno tomó aquello como una señal. Pocos segundos después su inquietud hallaba sentido. La marca ardía una vez más y se extendía hacia la palma de su mano. Acto seguido, una mortífaga proclamaba sus saludos a la comunidad mágica mientras tomaba su nueva víctima como rehén. Era el momento, ¿Qué decisión tomaría? Un fuerte estallido, seguido de una secuela recurrente de temblores que acompañaban cada explosión desde el exterior, derrumbaron las entradas al Ministerio. El pandemonio no se hizo esperar, explosiones, rayos y guerra. Yadiz solo observó por unos segundos la destrucción, cuestionándose si con esto adelantaba sus objetivos. De alguna manera el caos funciona para mover maquinarias sociales. La destrucción de esta “paz”, traería consigo que tomaran bandos y al menos así quedaría claro los enemigos traidores de la magia. Necesitaba a la Marca para información. Era momento de regresar y esta vez asegurarse por todos los medios de someter a los muggles y sus adeptos. Escabulléndose entre el polverío, el humo, las llamas, y con una floritura de su varita apareció por primera vez en 15 años, su máscara mortífaga. Medusa, le llamaban sus antiguos compañeros. Arrastrada más por adrenalina que por raciocinio comenzó a destruir cuanto encontraba a su paso. Se tropezó con la compañía de otra mortífaga que participaba del estruendo y por acto reflejo se puso en medio de un hechizo que le venía por la espalda lanzando un -Protego-. Entre tanta conmoción terminó a su lado batallando y abriendo paso a la mortífaga que inició todo. Tras ésta desaparecer con su víctima, la mortífaga escolta le extendió una mano a la bruja: - ¿vienes verdad? - le pregunto casi de forma retórica. Yadiz lo sopesó, pues aquella mano significaba aceptar cualquier consecuencia a partir de ahora. ¿Confiaba en la bruja? No. No le conocía y pocas intenciones tenía de hacer nuevos amigos. Pero había batallado a su lado y por ello tenía su respeto. -"Semper fidelis."- rememoró. Impulsada por la necesidad de saber más sobre la rehén que acababan de exitosamente evacuar, tomó su mano firme y desapareció entre llamas dejándose llevar. La bruja no pudo evitar sentir que algo dentro se liberara. Era el comienzo, sin lugar a duda, de un fin. @ Eliah Selwyn R.
  15. Junio de 2020 Era una noche de copas como cualquier otras tantas en medio de un pequeño poblado en Rumania. La taberna se hacía de jubilosos bailes y cuchicheos como todas las noches. Yo encontré mi usual mesa para dos en la esquina izquierda del mezanine. De allí nadie me interrumpe y puedo entretenerme observando al típico borracho quejándose de su esposa o al rompecorazones del pueblo con su nueva conquista de turno. Venir aquí se había vuelto la novela compendiada de las penas muggles. Nefastos, sí, pero morbosamente entretenido. No acostumbro invitar a nadie a mis escondrijos, ni siquiera a él, pero hoy había accedido por medio de lechuzas. Hacía demasiado tiempo que no utilizaba este método para comunicarme, 8 años desde que me alejé de la comunidad mágica para siempre. Después de todo, él era el primer mago que conocía en todo este tiempo. La caída del velo y el Día de la Ira tenían a todas las comunidades, mágicas y muggles, en un caos total. Conocer un mago en medio del poblado más muggle que encontré era verdaderamente comparable al de hallar una aguja en un pajal. A principio estuve extremadamente desconfiada. A decir verdad, ni bien me caía. Con el pasar de los meses no me quedó otra que aceptarle en mi rutina pues los aires de guerra y las cacerías de brujas comienzan a ser realmente un problema. Aun así, solo nos encontramos cada 2 a 3 semanas y con planificación, nunca nos vemos así de repentino como esta noche ni enviamos lechuzas mucho menos. Su tono era alarmado así que accedí y propuse este pequeño bar para su urgencia. Sentada, esperando con mi acostumbrada copa de vino, reabrí los dos pequeños pergaminos que recibí para releerlos y matar tiempo: “Tenemos que encontrarnos. Tengo algo que mostrarte y no puede esperar. Es de vida o muerte. ¿Dónde te veo en la noche?” “Ese bar está perfecto. He ido. Es pequeño y queda al lado del bosque. Te veo a las 8pm.” Miré el reloj sobre el bar: 15 para las 9pm. Sentí como la furia comenzaba a apoderarse de mis emociones. Miré molesta a la puerta de entrada ponderando marcharme y justo cuando me levanté del taburete entró una lechuza por la ventana junto a mí, tiró un pergamino sobre la mesa y se marchó sin mediar un segundo. Miré al bar para cerciorarme que nadie observó la lechuza y sentándome de nuevo abrí el rollito. “No puedo entrar. Sal al bosque. Sigue el sendero de marcas verdes que dejé en los árboles a partir del abeto rojo al lado de la taberna.” Algo no anda bien… ************************ 1 de septiembre de 2030 El sonido del picoteo sobre el cristal de la ventana levantó a la bruja. Afuera llovía, y una empapada lechuza rogaba a picotazos cobijo interior. Yadiz tambaleo desde la cama sacudiendo las últimas imágenes de su sueño, pero finalmente le permitió entrar. Llevaba una informativa consigo que dejó caer de inmediato, para clavarse a orillas del radiador y secarse. Electricidad. Una de esas cosas muggles que tras los recientes acontecimientos había adoptado el mundo mágico. Lo cierto es que muchos de estos electrodomésticos fallaban constantemente en presencia de magia, llegando incluso a cobrar vidas mágicas, razón por la que la bruja no entendía cuándo se rendirían con las fusiones. Yadiz había vivido entre muggles por muchos años, y si bien entendía ingeniosos muchos inventos encontraba innecesario traer temas a la vida cotidiana que ya estaban resueltos en el mundo mágico. La electricidad y muchos de los aparatos muggles eran una insensatez ante la simpleza mágica. Había costumbres adoptadas que le parecían realmente forzadas. Sin embargo, parecía ser imposible evitar la integración inútil de ambas comunidades. Ignorando a la lechuza y el camino de hormigas que comenzaba a devorar, se dispuso a abrir la informativa. Ogden, el actual Ministro de Magia británico había fallecido el día anterior, y con él un Ministerio completo. La incertidumbre del futuro de la comunidad británica era lo único que se hablaba desde la noche anterior. Hoy la comunidad estaba convocada en el Atrio principal del Ministerio y aunque la bruja detesta los bullicios y el constante jaleo que supone tanto ego reunido, sabía que debía asistir. Las relaciones políticas y sociales a nivel mágico-muggle estaban aun en un constante vaivén sin remedios. Para ser honestos Yadiz entendía que una intervención más firme de parte de los magos haría que los muggles entendieran su lugar. Lo que había sucedido con ella y muchos otros magos que fueron capturados, torturados y asesinados en tiempos del Inquisidor era algo que no debía ser perdonado; o más bien tenía que ser castigado. Salió viva sin recuerdo alguno de cómo, y aun le atormentan las pesadillas y recuerdos que va hilando en retazos. En cambio, la comunidad mágica se encuentra tratando de hacer pases con una sepa defectuosa de humanos que ha demostrado pocos escrúpulos y una aberración con ignorancia pasmosa. “La paz” con los muggles solo ha creado una división casi permanente en quienes deberían actuar al unísono: los magos. -Theodore se inclinaba por “la paz” y mira como terminó… un ministro blando cuya ausencia pone en riesgo la comunidad mágica una vez más… “Ya estamos a salvo”… soluciones momentáneas, es a lo que se ha resumido la cultura mágica- ponderaba irritada mientras se preparaba para ir al Ministerio. Yadiz podía no ser partidaria del fallecido, pero le respetaba. Sabía que había logrado una especie de burbuja… que acababa de explotar. Son tiempos difíciles donde ninguna opción parece ser la correcta. Theodore tuvo carácter y consiguió restructura, que es más de lo que muchos hacen hoy día. - ¿Con que fanfarria o delirio llegará una persona nueva al puesto? Hay que ver con que “paz” sueña el próximo… Esto es un verdadero desastre… Ahora que lo pienso, no nos han dicho ¿cómo falleció Ogden? - El asunto de quién pudieran elegir interino le era de mayor preocupación, ¿sería otro pacifista sin soluciones a largo plazo, o de una vez unificaría la comunidad mágica para acometer el problema con los muggles? Por encima de todo tema, la ausencia de un líder en cualquiera de los Ministerios de Magia en estos momentos desestabilizaba a la comunidad mágica. Eso sí que la bruja no podía verlo pasar. Ensimismada en su conversación tomó polvos flú y entre llamas verdes apareció en el Atrio del Ministerio.

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