Kyle Blackthorn

La sonrisa se desvaneció de los labios de Kyle, siendo reemplazada por toda la ira contenida contra la mujer que estaba a pocos pasos de su persona. Lucía tan despreocupada y sumida en su mundo, olvidando por completo la forma tan descarada en que le dejará botado dentro de Holanda. No podía negarse que le atraía de una forma por demás pasional y arrebatadora, siempre le sucedía lo mismo con el sexo femenino. Intentaba controlar sus impulsos carnales, pero el deseo se encargaba de nublar su buen juicio y enturbiar su intelecto. — No ha pasado demasiado tiempo o ¿si?—avanzaba hacia Selene. Caminando con naturalidad y despreocupación— No lo esperabas, quizás porque pensaste que sería un idi.ta que se quedaría sumido en el dolor y la desolación—argumentaba con ironía— Te recuerdo, querida. Yo jamás pierdo y nadie juega conmigo sin pagar las consecuencias, te lo advertí miles de veces y lo echaste en saco roto—mirándole fijamente a los ojos, buscaba calar profundo en ella— Vengo por lo que me debes, espero que no oses huir o en el peor de los casos, pecar de amnésica y negarlo todo—alargando la mano rozaba la faz de la mujer con las yemas de sus dedos. Buscando una copa de vino, no deseaba ahondar demasiado en el tema. No sin tener una buena cantidad de alcohol en su sistema—Tenemos algo y ambos lo sabemos, no se como hemos podido dejarlo en el olvido—ladeaba la cabeza recorriendo con sus ojos todo lo que estaba a su disposición— Deseo lo que siempre quisiste darme y lo que sabes que me pertenece—la sonrisa picara se escurría por las comisuras como lo hace la miel por un panal de abejas— Me gustas y no puedo negarlo, para que hacerlo. Prometimos ser honestos, justamente por eso vine en tu búsqueda—se quedaba en silencio. Cavilando con calma todo lo que podía ocurrir dentro de esa cava, el calor contrastado con la pasión y el deseo, casi siempre acababan en algo más que una noche alocada. @ Ada Camille Dumbledore

Se encontraba perdido en sus pensamientos, recordando el partido de Quidditch, donde conoció a Alexander. Aquel choque de miradas se semejaba a un cruce de cables, aquellos que no contaban con una protección que evitará que al menor roce saltarán chispas entre ellos. El viento jugaba con su castaño cabello, sintiendo la presión de sus piernas sobre el mango de su escoba y sus ojos fijos en la snitch, aquella escurridiza pelota que al final fue pillada por el Holandés. Sintiendo una sensación por momentos catártica, agradecía estar con los pies bien plantados sobre el suelo, porque en caso de no estarlo flotaría más allá de lo permitido dentro del mundo mágico. — Extinguiría ese interés de la persona que deseé hurtarme, porque no pienso caer en garras de cualquiera—sonrió al escuchar la ternura con la que se refería a su persona. El ser encantador era una de las cualidades que más le gustaba explotar, aunque en la mayoría de los casos solía jugarle en contra y crear confusión en las personas que le rodeaban. Jamás demostraba un interés amoroso real a menos que la persona en cuestión, realmente fuera un objetivo para ser conquistado por el Macnair. El roce de los labios de Alex con su mano, le revivió el momento que pasaron dentro de la Gala de Inauguración. Un beso atrapaba su boca con una sensación placentera y cargada de romance, no le extraño sentirse de ese modo y le agradaba compartir ese sentimiento con el hombre que estaba a su lado. Reconocía que los temores aquejaban a Alex, pero debía confiar en que Kyle estaba ahí para andar con el ese camino tomados de la mano hasta el fin— Me gusta que seas tan dulce y dedicado, nunca conocí a una persona tan especial como tú—le expresó tomando con ambas manos el rostro de su acompañante— Este momento será por demás especial, no existe nadie más con quien deseé compartirlo—uniendo su frente a la del ojiverde tomaba un profundo respiro— Te quiero—uniendo sus labios en un beso tierno, esperaba llenarlo de seguridad y confianza. Alejando de su mente cualquier duda o temor, porque lo que estaba comenzando entre ellos, pintaba para ser algo duradero y real. — Te ves muy guapo, creo que combinamos a la perfección nuestros atuendos. Sin tener que ser un par de merengues que lucieran ridículos o fuera de contexto—le dedicaba una sonrisa pícara. Ponerse en modo coqueto era algo extraño en su persona, pero al compartir una festividad como esa con su futura pareja, no daba pie a quedarse con eso guardado dentro de un baúl. El quererlo era algo nuevo para el Macnair, pero estaba convencido de que ese sentimiento ya estaba cambiando por uno mucho más fuerte y especial— ¿Es mi imaginación o te traes algo entre manos?—le preguntaba sin soltar el rostro del hombre. Deseaba que lo sintiera tan cerca que fueran un mismo ser, una misma piel en pocas palabras un solo corazón latiendo al mismo ritmo. Sin prestarle atención al resto de los presentes, para el solo estaban el Luxure y el dentro de ese mundo que les pertenecía nada más a ellos. @ Malum Luxure

Era momento de tomar su lugar como miembro activo de la marca tenebrosa, jamás le incomodo la idea de pertenecer a un grupo que defendiera a capa y espada los ideales oscuros. Desde pequeño supo como manejar esa clase de magia, destacándose dentro de las artes oscuras, pociones y transformaciones, sobresaliendo como un alumno de excelencia dentro de Hogwarts. El escudo de Slytherin descansaba en la parte trasera de su capa de viaje, desprovisto de una máscara que cubriera sus facciones, nadie se atrevería a sospechar que un rostro tan gallardo y atractivo pertenecía a las filas tenebrosas. Tenía la buena suerte de siempre parecer inocente, cuando la ocasión lo ameritaba. Luciendo ese par de ojos azules que destellaban como los faros que están edificados en alguna zona del mar, anunciando que puede irse a estampar contra ellos algún navío que ha errado su curso. Kyle siempre tan él, vivaz y arrogante por momentos, cerrado de mente a las personas que consideraba un desperdicio de tiempo — Ser social, no es lo mío—fingía un falso pesar, caminando sin llamar la atención. Sus zapatos de vestir reflejaban de cuando en cuando los anhelos que escondía el Holandés, detrás de esa fina estampa que era su persona. Acomodando el cuello de su camisa, agradecía no estar usando una corbata en esos instantes, aquella presión por momentos lo desesperaba un poco— Te echo de menos—recorría con las yemas de los dedos sus labios, recodando el último beso que le diera a Alex. Eran pocas las veces que estaban juntos, pero cada una de ellas se volvía mucho más especial que la anterior. El sentirlo cerca era una bocanada de aire fresco, el vivir intensamente la vida sin miedo a lanzarse al vació y romperse la cara contra el suelo. — Realmente eres especial—sonriendo de oreja a oreja, retomaba su andar. Kreston le seguía muy de cerca. Aquel dragón que era el favorito de Juv y hoy pertenecería por algún tiempo al Macnair. Le agradaba la idea de tener esa clase de criaturas a su disposición, sobre todo a ese que se afianzó del hombre como si le conociera de toda la vida— Estoy seguro de que seremos grandes amigos—reconocía su simpatía por el animal, obsequiándole esas palabras. Delante de el unas ruinas que captaron su atención de inmediato, jamás se imagino ver caído el hogar de Tom Riddle. — El exceso de confianza, no siempre juega a favor de quien apuesta por el—sentenció buscando la mejor forma de entrar sin tener que romperse algo en el proceso. La parte trasera parecía ser la más adecuada, tomándose su tiempo, cavilaba con calma cada una de las posibilidades— Ser el factor sorpresa—susurró descartando esa idea. La parte frontal, le invitaba a escalarla, si ya se había tronado unas cuantas costillas como buscador, no era nada del otro mundo perder una pierna o un brazo. Subiendo con firmeza por las rocas, tomaba impulso con sus brazos, dando un saltó que lo hizo caer dentro de ese hueco. La tierrilla que se desprendió de las piedras, enmugro sin querer su saco negro y parte de su capa de viaje. Dándole unos cuantos golpes a la tela sacudía del todo esa suciedad, le gustaba el aroma a muerte que brotaba de los cimientos, si que era la morada ideal para comenzar a planear una venganza que llevaba poco tiempo cocinando. Macnair era un ser tan misterioso que nadie jamás terminó de conocerlo mientras vivió en Holanda, ahora Londres era un nuevo comienzo y dejar sus huella dentro de esas tierras era uno de sus objetivos primordiales.

Kyle había decidido salir a volar en su escoba, buscando sacarse de la cabeza el mundo de ideas que se agolpaban dentro de la misma. En su radio de visión detectó la presencia de una dama dentro de los terrenos de su familia, extrañado porque no recordaba haber pactado con nadie una cita para un día tan ajetreado como ese. Aligerando el paso de su escoba, descendió cayendo de pie con firmeza sobre el césped, tomando el mango de la misma la hizo desaparecer en el acto — ¿Señorita Gryffindor?—inquirió dedicándole una afable sonrisa— Es un placer verla en mi hogar, ¿Qué la trae por aquí?—alargando la mano tomando la de la dama, depositaba un beso sobre la misma—No es día de práctica o ¿si?. Espero no haberlo pasado por alto, pero como sabrá mis ocupaciones son demasiadas dentro de Londres—avanzando hacia la entrada principal, le invitaba a seguirlo. Sin duda estarían más cómodos dentro de la sala de estar o la biblioteca, cediéndole el paso cerraba la puerta tras de él. — ¿Desea algo de comer o beber?—su tono cortés era delicado y despreocupado— Kaunis, por favor lleva mi escoba a mi habitación y prepara la ducha, acompañada de una muda de ropa comoda—le ordenaba a su elfo personal. Dirigiéndose hacia la biblioteca, le indicaba a la joven que podía tomar asiento si lo deseaba— Lamento no ser del todo social dentro del equipo, pero comprenderá que el vivir tantos años en Holanda y luego venir aquí a Londres. No ha sido una transición del todo agradable, pero jugar con su equipo, si que ha sido una experiencia por demás enriquecedora—indicaba siendo totalmente honesto. Esperando alguna palabra por parte de Mica, se pasaba la surda por su cabello sintiéndose cómodo con la presencia de la capitana de los MM. Aprender a llevarse de forma cordial con sus compañeros, quizás era el principal objetivo de la presencia de la mujer en la residencia de su familia. @ Mica Gryffindor

@ Mica Gryffindor ¿Dar amor?, vamos Mica tu y yo sabemos que mi personaje, no es de los que va dando amor y mimos allá donde va xD. ¿Irme a la orden?, suena a que Illidan y tu traen algo entre manos respecto a ese tema xD. Parece trueque Thanatos para la marca y yo para la orden JAJAJAJAJA. No lo veo viable xD

Título de la canción: Te duele Nombre del cantante/grupo: Gente de Zona Genero musical: Salsa *-* A quién la dedicas: A nadie la canción mola y me gusta lo que dice la letra xD. La letra de la canción (opcional): Gente de Zona Lo mejor que suena ahora 2018 Dale Dicen que te vieron caminando sola Pidiéndole a la luna que te dé consuelo Que por más que quieras, ya no te enamoras Que muchos te han intentado convencer de nuevo Pero fuiste tú quien se marchó Cuando más necesité tus besos Fuiste tú quien se alejó Y me dijiste que no había regreso Fuiste tú quien se marchó (Randy Malcom) Cuando más necesité tus besos Fuiste tú quien se alejó Y me dijiste que no había regreso Ahora que el amor te duele Te duele, te duele Ahora que no estoy aquí el amor te duele Te duele, te duele Ahora que el amor te duele Te duele, te duele Ahora que no estoy aquí el amor te duele Te duele, te duele Ahora que el amor te duele Oh oh oh oh oh oh (¡El Monarca!) Oh oh oh oh oh oh Oh oh oh oh oh oh (Pa' que la cintura se te vaya) Me dicen que te vieron caminando sola Pidiéndole a la luna que te dé consuelo Que por más que intentas, ya no te enamoras (Dímelo) Porque te cuesta comenzar de nuevo Y me vigila 24 horas Ahora resulta que esta muerta de celos Y ella quiere que regrese Pero no se lo merece Pero fuiste tú quien se marchó Cuando más necesité tus besos Fuiste tú quien se alejó Y me dijiste que no había regreso Fuiste tú quien se marchó Cuando más necesité tus besos Fuiste tú quien se alejó Y me dijiste que no había regreso Ahora que el amor te duele Te duele, te duele Ahora que no estoy aquí el amor te duele Te duele, te duele Ahora que el amor te duele Te duele, te duele Ahora que no estoy aquí el amor te duele Te duele, te duele Ahora que el amor te duele Oh oh oh oh oh oh (¡Gente de Zona! Con corazón y melodía) Oh oh oh oh oh oh (Diría canciones tuyas) Oh oh oh oh oh oh (es una frase mmía, y si te fuiste) Oh oh oh oh oh oh (No vas a cobrar la regalía) Oh oh oh oh oh oh Oh oh oh oh oh oh Ahora que el amor te duele Te duele, te duele Ahora que no estoy aquí el amor te duele Te duele, te duele Ahora que el amor te duele Te duele, te duele Ahora que no estoy aquí el amor te duele Te duele, te duele Ahora que el amor te duele Oh oh oh oh oh oh (Gente de Zona) Oh oh oh oh oh oh (Pa' que te enteres) Oh oh oh oh oh oh (No lo sabías, te quedaste sin batería) Oh oh oh oh oh oh Oh oh oh oh oh oh (Gente de Zona) Oh oh oh oh oh oh (Lo mejor que suena ahora)

Se removía debajo de las sabanas, el tacto de las manos de la fémina no aligeraba el peso que llevaba sobre los hombros. Era un hombre atractivo ante los ojos de ambos sexos, pero prefería mantener un perfil bajo en todo momento. No existía una sola chica que no cayera rendida a sus pies y lo mismo ocurría con los hombres, pero ahí justamente radicaba el mayor de sus dilemas. Sentirse tan vació que a la mañana siguiente, perdía toda noción de lo ocurrido debajo de esas finas telas de seda. — ¿Por qué demonios no eres tú?—apretaba los puños, sentir esa presencia le provocaba repulsión por momentos. Jamás se negó a tener compañía luego de una tanda de copas, pero no era nada comparado con la noche que viviera con la Nigromante. Ese roce especial de sus labios sobre el cuello del Holandés, el tacto de sus manos recorriendo la tela que cubría el pecho del hombre que debía cuidarle costará lo que costará. Cada recuerdo se volvía más tangible, aquel anhelo por volver a perderse entre sus curvas y no escapar de ellas jamás. — Podría describirte como el mejor Bourbon que he probado jamás, fuerte y placentero. Seductor desde la punta de los pies hasta la última hebra de tu hermoso cabello, deseo cautivo que fue apresado por mis manos y escapó como lo hace el agua entre los dedos, solo una noche. No queda más que el recuerdo—siseaba llevándose las manos al rostro. Cerrar los ojos era volver a caer al vacío, donde no estaba ella. Pero si esa ausencia lastimera, ahora estaba conociendo a Alex, pero el placer carnal de la Vidente era un veneno difícil de extraer de su sistema. No tenía dudas de su amor por Alexander, aunque las cosas se dieron de golpe, confiaba en lo que sentía al verlo a los ojos y sabia que era real. — Existe algo especial, no es un juego como sucedió con esa maldita—la ira comenzaba apoderarse de su persona. Saltando de la cama caminaba hacia la ventana, abriendola de par en par salía al balcón— ¿Dónde estarás ahora?—le preguntaba al viento sin obtener respuesta. El susurro de su voz se había tatuado dentro de su subconsciente, retumbando como lo hacen las campanadas que llaman a un preso a la horca— Estás aquí, lo sé—le buscaba en medio de la oscuridad. Viendo a lo lejos una sombra que se elevaba hasta tocar las nubes grises, danzando como lo hacen los cisnes sobre un lago. — Kyle mi querido Kyle, no rompas la promesa que nos hemos hecho—tomando entre sus manos el rostro del buscador de los MM. Depositaba un beso apasionado en sus labios, recordandole lo que jamás volvería a tener y era mejor dejarlo de lado— Tienes un nuevo amor, no lo arruines con lo que pudo ser y no fue—abrazándole por el cuello colaba sus piernas sobre su cintura. La zona prohibida volvía a caer presa del calor que emanaba su antiguo hogar, perdiéndose en esa oleada de emociones contrastantes— No podemos, ambos sabemos que no podemos—se resistía a caer de nueva cuenta en el palpitar del corazón del caballero. El pertenecía a otro joven que le robará la atención, quizás era demasiado pronto para llamarlo amor o considerarlo como tal— ¿Lo amas?—le preguntaba colando sus dedos entre los cabellos del Holandés— ¿Lo amas como crees que me amas a mi?—arremetía robándole el aliento acariciando con su lengua la del hombre que le protegería por siempre sin renegar de ello. Confundirlo no era su intención, reaccionaba al llamado de su tatuaje, quimera era lo elemental de su unión. Disfrutaba de las caricias que dejaba impresas sobre su espalda, arañando por momentos la delicada piel blanquecina. — Planeamos una vida juntos, algo que nosotros no podemos siquiera imaginar—la resignación brotaba como lo hace la sangre por una herida— Deseamos hijos, aunque se que no podemos concebirlos de la manera tradicional—sonreía sobre los labios de la Nigromante— Tú siempre serás para mi y yo para ti. Recuerdo lo que dijimos al volvernos un mismo ser, “siempre recuerda, nunca olvides”—clavaba su rostro en la clavícula de la fémina, aspirando profundamente su embriagador aroma. Esa esencia que se colará por sus fosas nasales, transformándose en su fragancia favorita por el resto de su eternidad. — Lo ves, ya tienes un futuro. Yo iré en busca del mío, pero no pienso olvidarte, Kyle—saciando su sed por el aliento del hombre, se montaba con más fuerza sobre su regazo. Estaba cubierto por una sabana demasiado delgada y ella solo llevaba una túnica que no dejaba nada a la imaginación— Una última vez, mi querido Taylor—dejaba caer al suelo la bata, sintiendo la mirada ardiente de su amante. No existía mejor forma que esa para denominarle, acortando la distancia una vez más le llevaba hacia el borde de la cama, ausente de toda presencia mágica o muggle— Serás tan mío que al despertar, seguirás sintiéndome cerca de ti—se movía con delicadeza brindándole el placer que solo ella era capaz de generar con un simple roce. — Te amo—le susurraba con la respiración entrecortada— Pero Alex es el hombre que quiero a mi lado. Deseo una vida con el, anhelo ser tan feliz como cuando te conocí o si es posible mucho más de lo que puedo imaginar—la besaba con un desespero abismal, enterrando las yemas de sus dedos en los muslos de la Senescal de Caronte. Cediendo al ritmo que marcaban las caderas de la Vidente, sintiendo esa electricidad recorrer cada poro de su piel, estallando en un placentero orgasmo que la hizo derrumbarse sobre el pecho de Kyle, dejando un beso tierno en sus labios, permaneció ahí escuchando los latidos de ese corazón agitado— Y si, amo a Alex como nunca he amado a otro hombre—la confesión era sincera y sin tapujos.

@ Illidan Black Lestrange @ Thanatos L. Lestrange @ Lord Cubias Hola chicos guapos :3 Me agrado mucho escuchar mi nick dentro del podcast y comprobar que no me odian tanto como lo pensaba en la orden (quizás si, quizás no). En fin, agradable la forma en que Maca hablo de mi persona, además de que me dijo leyenda T_T. Veterana con nombre chulo, a.k.a vieja, antigua, miembro del antiguo foro, etc. Pero me mola la calidad que tienen para amar el podcast, escuche alguno de ellos (no todos). Pero lo haré,, mala de Cubias no haber ido de redada conmigo, pero tengo bajo mis escamas de momento a Thanatos e Illidan , porque les ando dando clase de libro de la Fortaleza. Tal y como de lo reclame a Alan, no está demás tener mas escamitas dentro de su repertorio xD. Tenemos muchas cosas que contar, no es mala idea que los nuevos y no tan nuevos nos conozcan. Le recuerdo al señor Illidan que la redada de la gala, no la gano y menos la perdimos nosotros. Creo que solo nos topamos en lo de la Burke, pero no se preocupe, porque ahora que ha filtrado info clasificada, tal y como dije puede darse por muerto. Este episodio ha sido la hostia *-*, me reí mucho. Golpe a Mica, pero sabe que es con amor (piensa en cuando mate a Illidan, robarle algo que va a extrañar JAJAJA) Genial trabajo, caballeros. Saludos y escamas para ustedes xD

Se negaba rotundamente a disfrazarse como un merengue ambulante. ¿Cómo demonios se le cruzó por la mente a Ada, verle enfundando en un traje cargado de olanes de cabo a ra.bo?. Las bromas entre el Macnair y la Dumbledore, no dejaban de subir de nivel y era mejor que las cosas se manejaran en un perfil bajo, ya que no sería nada grato tener que darle explicaciones a Alex. Se estaba cansando de tener que excusarse por todo, sacarle la vuelta a lo que era evidente e intentar taparle el ojo al macho. — Lamentable—arrastraba esa palabra como si se tratará de una lápida. Tener tan cerca la fecha que más le agradaba de todo el año, no daba cabida para dejarse esa clase de comentarios en el tintero. Kyle siempre se destacó por decir las cosas tal y como debían ser, no era necesario usar máscaras que al final del día acabarían cayendo al suelo de forma irremediable. Su reticencia por el tema de las fiestas o esa clase de reuniones sociales, siempre le ganaba aislarse del resto de la comunidad mágica. — No le veo sentido a entablar una relación con personas que veré una sola vez, vaya forma de sacarme de la comodidad de mi residencia—acomodando el cuello de su camisa, no usaría corbata en esa ocasión. Dejando los dos botones de arriba sueltos, daba un aire casual pero elegante a su vestimenta— Pantalón negro y saco del mismo color, espero que no se haya olvidado de que debemos ir combinados—terciaba una lóbrega sonrisa en sus labios. Era la primera vez que tenía pareja dentro de Londres, al menos se estaba dando la oportunidad de ver que sucedía sin anticiparse a los hechos. Pasando su surda por su cabello castaño, sentía la misma sensación que le abordará dentro de la gala de Inauguración. No estaba del todo cómodo, posiblemente le trastocaba tener que lidiar con personas non gratas— Todo sea por no tener que volver a cruzarme con ellas jamás—poniéndose el saco se colocaba en la solapa un escudo de Slytherin. Uno de los tantos legados que le dejará la Nigromante, antes de perderse dentro de las misteriosas e indescifrables arenas del tiempo. Hacerse cargo de una nación, no era una tarea que se podía dejar en manos de cualquiera. Recordando gratamente el trato que sellará aquel pacto, sensaciones asociadas con el placer más puro y excitante, abrazaban cada poro de su piel con un calor agradable y catártico. Volviendo a la realidad acomodaba las mancuernillas de plata en los puños de la camisa— Añoranzas de recuerdos gratos—echando una ojeada a sus zapatos negros, admiraba el destello que le devolvían sus ojos azules. El momento de partir había llegado, cerrando cada una de las puertas de la Mansión Macnair y las ventanas, el sonido sordo de esos estruendos lo hizo concentrarse en la forma de desaparecer sin ser detectado. Cráneos oscuros rodearon su cuerpo de pies a cabeza, energía que brotaba de cada uno de ellos disolvía cada parte de su anatomía. Siendo llevado de golpe al local que pertenecía a los hermanos Dumbledore, Ada y Ernest. Le interesaba ver el giro que manejaba tan peculiar sitio, quizás podría hacerse con algún objeto de valor o comprar un recuerdo— Políticamente exacto y elegante—ladeando la cabeza intentaba mostrarse lo más amable posible. Aunque le costaba no ser del todo asocial y arisco por instantes, esperaba que Alex, no se demorará demasiado en llegar. @ Malum Luxure

— ¿Dónde demonios estás Selene?—elevaba los decibeles de su voz. No le toleraría que lo dejará como un perfecto idi.ota dentro de Holanda. Volvía abandonarle como lo hizo la primera vez, solamente porque le daba miedo admitir que sentía lo mismo que Kyle. Ese amor que se te desborda por los poros de la piel, miel que se desliza por los labios de la persona amada y sacia la sed de los propios. Apretando los puños lanzaba todo lo que le quedaba delante, floreros que pertenecían a su desaparecida abuela, fotos de cuando era un niño y jugaba a placer dentro de los jardines de su hogar. Macnair era un apellido que le pesaba demasiado, no acababa de asimilar que era hermano de una Líder de la Marca Tenebrosa. Aunado a ello la desaparición de Juv dentro de Londres, para rematar su anhelo de volver a toparse con esa mujer que le dejaba con menos que un palmo de narices. ¿Realmente le cautivo tanto con solo mirarla?. La promesa de una copa quedo en medio de la nada, flotando como lo hace una hoja al ser llevada por el viento. Nueva Zelanda era de momento su hogar permanente, al tener sobre sus hombros el peso de ser el Primer Ministro de ese país. Vaya lío en el que se había metido, pero no podía negar que tener entre sus brazos el cuerpo de la Nigromante, si que fue un placer imposible de encontrar en alguna otra parte del globo terráqueo. Ese contoneo de caderas que lo dejaron sin saber con claridad, cuál era su nombre de pila, el roce de sus labios sobre sus pectorales desnudos y hacer el amor con ella. Se ganó la lotería, sin siquiera haber comprado un boleto. — Señor Taylor, el avión esta listo—la voz del mayordomo le arrancó de su ensoñación de golpe. Selene y Juv eran lo opuesto en muchos sentidos, la primera era dulce y cálida. La segunda era una fuerza arrolladora de la naturaleza, huracán que destrozaba todo a su paso, le fascinaba la forma en que le tomo, la única noche que el se atrevió a verle como algo más que una protectora o buena amiga— ¿Señor Macnair?—el sujeto arrastró dolorosamente esas palabras. — Todo queda en manos del Viceministro, no deseo ninguna clase de sorpresa en mi ausencia. El viaje a Londres es de carácter político y deseo que se mantenga esa línea de información para con los medios—tomando una maleta con un par de mudas de ropa, salía disparado por la puerta hacia el hangar. Acomodándose en el asiento tras abordar el avión, volvía a perderse en esos ojos de dos tonalidades diferentes, se volvió adicto a la heterocromia que padecía Juv en sus gemas tan peculiares. El vuelo fue de lo más ligero y apacible, al sentir el aire viciado de Londres. No le quedaba más que ir en busca de la mujer que consideraba el amor de su vida o eso le hacia creer el destino. ¿Por qué todas las féminas solían crearle esa clase de conflicto?, no lo entendía y era mejor no intentar darle lógica a lo que tenía pinta de puzzle imposible de concretar con éxito. Deambulando por las calles sin rumbo fijo, se topaba sin quererlo con un sitio que tenía el nombre de un vino que le fascinaba beberse delante de una chispeante chimenea. — Veamos que tienen para ofrecer—tras cruzar el umbral de la puerta, se quedó de una pieza. Estaba ahí a pocos metros de su alcance la mujer que le causará una profunda herida, no encontraba mejor manera para cobrarse esa deuda que bebiéndose todo el alcohol que tuviera dentro de las barricas de vino— Esto si que es toda una sorpresa, debo confesar que bastante grata—sonreía con galanura, esperando la reacción de la fémina. @ Ada Camille Dumbledore

Escuchar a Arya le hizo recordar las pocas veces que solía seguir ordenes, siempre se destacó por ser una mujer que iba a su ritmo y sin darle cuentas a nadie de sus atroces acciones. Debía reconocer el tesón que poseía la Líder actual de la marca tenebrosa, plantarse como una roca de guía que los haría llegar hasta los confines de la tierra de ser preciso. Hysy era mala para dejarse llevar por lo que establecían los cánones, pero eso no daba pie a que pasará por alto el respeto y lealtad al tatuaje que llevaba impreso en la zona de la nuca, rodeado por enredaderas que lo mantenían resguardado de las miradas indiscretas. — Parece una invitación sin membrete de por medio—sonrió sintiendo su varita vibrar en su surda— Creo que mi regreso deja bastante claras mis intenciones para con el bando, pero eso no quiere decir que suceda lo mismo con los miembros que lo componen—se revelaba en cierto modo ante algunas reacciones o menciones que llegaron hasta sus oídos. Ella no pondría un correctivo, ya que no estaba lidiando con chiquillos que experimentaban una rabieta pasajera. Sus objetivos estaban centrados en peces mucho más gordos, realizando movimientos que serían indetectables para sus enemigos. — Levantar nuestras varitas en contra de nuestros rivales, puede dictarse como el primer paso. Aunque se me viene a la mente otro método menos invasivo y más letal, solo falta que encuentre la pieza que completa mi obra maestra—recordaba aquel viejo amigo que era su compañero de matanzas. Años gloriosos enmarcados por matanzas que trascendieron a través de los tiempos— Iré a buscarlo, puede que esté más cerca de lo que imagino—sintiendo un pinchazo en la zona de su costilla izquierda, recordó la ofrenda de sangre que le obsequiará a la mansión Riddle. Aquel sitio jamás dejaría de sorprenderle, justo se tomo el tiempo para estudiar la historia de la gloriosa mansión Riddle. Aunque ante sus ojos toda esa ostentosidad estaba sepultada bajo el recuerdo roído de Tom Riddle. La caída del sitio que lo vio nacer fue inminente, dejando solo un cascarón vacío que llenaron nuevas generaciones con sus aspiraciones de dominar al mundo mágico. Ella no era de ese tipo de personas cegadas por una línea de sangre que debía defenderse basándose únicamente en el linaje de las personas que habitaban dentro de la comunidad mágica. — Cuentas con mi apoyo incondicional, ya sabes como puedes contactarme y donde habitamos ambas—la seriedad en las palabras de Hysy era real. Pocas veces expresaba lo que sentía o pensaba abiertamente, pero con Arya las medias tintas no tenían cabida a decir verdad. Ericen y Mael estaban a su lado, contaba con dos personas más que capacitadas para darle buenos consejos y llevar por la senda del éxito al bando tenebroso. El lienzo blanco se mantendría expectante en todo momento, dando las pinceladas justas cuando lo creyera necesario. Ahora solo necesitaba recordar la forma exacta de salir de la mansión sin romperse una pierna, tal y como recitaba una parte del escrito que mantenía en su poder. Columnas de gran tamaño, adecuadas para ser hurtadas por la Nigromante y luego de eso darles un uso poco sensato una vez que estuvieran en sus manos. Le encantaba la idea de hacer una que otra travesura, jugándose el todo por el todo, sabiendo que se ganaría un regaño por parte de la Macnair.