Lyra Katara Selwyn

Los movimientos de mi oponente habían sido los esperados esta vez, lo cual me alegraba. Su muro me había complicado las cosas, haciendo que me atrasara un poco en eliminarlo, pero nada más. Llevaba una gran ventaja, el estaba envenado doblemente, mientras que yo no tenía ni un rasguño.

Mi oponente seguia diciendo incoherencias, pero pronto lo podría llevar a San Mungo para que lo tuvieran bajo observación y curaran su delirio. Además de avisarle a Cissy y a Emmet de su ausencia en el Mall, porque en ese estado no podía trabajar, si iba a pensar que los clientes eran otro enemigo.

Una vez que termino su plática sobre ver si yo era la impostora, señale a mi oponente.

-Silencius- Dije en voz alta.

De esta forma impediria que realizará el bezoar correspondiente, si es que las normas no habían cambiado, pero estaba segura que todo estaba igual en ese sentido.

-Maldición- Pensé, señalando a Ernest todavía.
 
Este hechizo también impediría la creación del bezoar, ya que si intentaba hacer el hechizo correspondiente, sería mal pronunciado y terminaría en una versión rídicula del original, impidiendo de esta forma curarse del veneno de la pobre araña. Una vez segura, pude contestarle debidamente a mi oponente.

-No te habría desnudado si no hubiera sido necesario, Ernest. Aunque si lo pensamos, resulta medio gracioso el quitarte la camisa en un hotel.- Comenté, mientras sonreia.-¿Cómo harás para saber que soy yo en realidad?

Movi la cabeza negativamente. Como lo veia, no tenía escapatoria. Podría aplicarse el segundo episkey y curarse del cinaede,a lo mejor mandarme un hechizo en realidad inofensivo, pero esta era su última oportunidad para crearse del veneno de la araña.