Nymeria Malfoy Yaxley llegó a los jardines de la familia Di Medici, donde la gala de celebración se estaba llevando a cabo. Llevaba un elegante vestido de noche en un profundo tono de azul, que realzaba su figura atlética. La máscara que cubría parte de su rostro añadía un aire de misterio a su presencia, atrayendo miradas de curiosidad a su paso.
El ambiente era vibrante, el suave murmullo de los invitados que se movían entre las elegantes mesas dispuestas en el jardín. Nymeria respiró hondo, sintiendo la energía de la celebración. La importancia de este evento la motivaba, ya que era una ocasión para fortalecer lazos en la comunidad mágica.
Se dirigió hacia una de las mesas, donde varias personas estaban reunidas, pero su atención estaba centrada en la tribuna, donde Ada Dumbledore, la nueva Ministra de Magia, aún no había comenzado su discurso. La anticipación llenaba el aire; esperaba con interés las palabras de la Ministra sobre el futuro del Ministerio.
Mientras ese momento llegaba, Nymeria disfrutaba del ambiente festivo, observando las decoraciones que adornaban los jardines y la forma en que la magia se entrelazaba con la naturaleza. A lo lejos, vio a algunos invitados conversando animadamente y sonrió, recordando la importancia de estos encuentros para la colaboración en proyectos futuros.
A medida que los murmullos de la multitud crecían, supo que era el momento de involucrarse. Estaba lista para escuchar el discurso de Dumbledore, y su mente ya comenzaba a trazar planes sobre cómo podría contribuir a la regulación de la magia de aparición, un tema crucial en el contexto actual.
Nymeria tomó un sorbo de su copa, sintiendo la emoción burbujear dentro de ella. Sabía que esta gala no solo era una celebración, sino también una oportunidad para sentar las bases de un futuro en el que la magia se utilizara con responsabilidad y unidad. Con esa determinación en mente, se preparó para escuchar las palabras que marcarían el rumbo de la comunidad mágica.