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Eobard A. Black Lestrange

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Mensajes publicados por Eobard A. Black Lestrange

  1. Sabía que la primera impresión tras una considerable ausencia de su parte, no sería bien recibida. Aún así, la expresión de Juliette al escuchar noticias del más joven de sus hijos, le dio un poco de tranquilidad. Un lujo que no se había podido permitir en años, como un bálsamo para una profunda herida que había recibido. 

    Desde luego, este sistema ha demostrado ser tan vulnerable, que un ligero temblor lo volvería a hacer añicos —coincidió, recordando la inestabilidad de la institución a lo largo de los años —, ya no digamos, un grupo de adolescentes buscando una profecía.

    Si bien, era nuevo en el entorno del Departamento de Misterios, estaba consciente de las restricciones a las que estaba sujeta la dependencia, dadas las constantes tendencias a ser blanco de ataques e infiltraciones. 

    Pero eran asuntos triviales, comparándolos con los que ambos estaban lidiando en ese momento. No tuvo que preguntarle qué era lo que le pasaba, pues también él lo había sentido: el tatuaje tenebroso en su antebrazo volvió a escocerse la piel, como no hiciera en la última década. Casi como si se tratara de un evento poético, recordó que cuando ocurrió su primer llamado, los dos coincidieron en el mismo lugar. 

    No obstante, las cosas eran muy diferentes ahora. 

    Le sostuvo la mirada a la Rosier mientras iba de aquí a allá. Era como una atracción magnética y, aunque jamás lo admitiría, de los atributos que encontraba más atractivos en su esposa; por un momento, se sintió ensimismado, entre el barullo del Atrio, que a pesar de estar varias plantas debajo era ligeramente audible, y la preocupación de Juliette por el futuro de las familias.

    El último nombre lo hizo reaccionar. 

    Baela, ¿cómo está ella? ⎯ sacudió la cabeza, regresando al punto preocupante. Desde luego, se preocupaba por ella casi tanto como se preocupaba por Daeron, aunque era una constante el haber estado ausente cuando más le necesitaron ⎯. No pasará. Por algo tomamos la decisión de mantenerlos a raya. Claro que, el contexto familiar pesa bastante por parte de ambos ⎯ agregó, recordando la sensación de poder al haberse unido al resto de los Black Lestrange como un mortífago. 

    Dio un ligero apretón a los dedos que un momento después rozaban su mano. Aún después de diez años, esos momentos de privacidad se sentían como una bocanada de aire fresco.

    Caminamos entre dos mundos distintos, pero no podremos hacerlo eternamente. A veces es mil veces mejor premeditarlo, que hacer algo con la esperanza de que no todo se vuelva un caos. 

    La siniestra calma parecía haber alcanzado incluso al desierto Departamento de Misterios. Sin romper el contacto con Juliette, hurgó su bolsillo con la mano libre, hasta encontrar lo que estaba buscando. La coartada perfecta, por si alguien iba a fisgonear por ahí. En su juventud como mortífago, la experiencia de estar en el frente le producía una adrenalina que pocas situaciones le generaban, pero dados los eventos más recientes, hasta él consideraba más prudente jugar una partida larga

    Estamos de acuerdo en que la familia es prioridad, ¿no? Sabes dónde está Daeron, y te puedo asegurar que hasta el último Thawne, incluyéndome, lo cubrirá. Enfoquémonos en los demás, esta reunión familiar va a ser emocionante ⎯dejó caer los detonadores trampa cerca de la entrada a la Cámara del Espacio, que seguía fragmentada tras la entrada de su esposa. 

    Los cachivaches se activaron, comenzando una marcha metálica hacia la entrada de la dependencia misma. Una vez ubicados en su posición, se detonarían a sí mismos, simulando un intento de infiltración. Confiaba en que el Director lo entendería; después de todo, no había inefables a los cuáles usar de chivo expiatorio. Quizá cuando las aguas se calmaran un poco, podría formular una serie de hechos que explicaran por qué el Departamento de Misterios y, más específicamente, su área de investigación, estaba hecha un caos.

    La verdadera cuestión es, ¿cuál será nuestro siguiente movimiento? ⎯ se dirigió nuevamente a la Rosier, ya con varita en mano. Si decidían moverse a otro sitio, conjuraría el Haz de la Noche, para evitar depender en modos de transporte regulados.

    Había tomado todas las precauciones posibles, como llevar puesto el anillo salvaguarda contra oídos indiscretos, que haría que su conservación se mantuviera privada. No podía dejar las cosas a la suerte. Ya no.

     

    @ Juliette Macnair

    • Me encuerva 1
  2. Flashback ~ Boston, Abril 2027

    El ocaso proyectaba los últimos destellos del sol primaveral de aquel día en los ventanales del Castillo Thawne. Observaba desde la tercera planta, con los ojos por encima de sus lentes, la pequeña colina que se alzaba más allá del sendero de entrada a la propiedad. Estar ahí evocaba un sinfín de recuerdos de su juventud, pero hacía tiempo que estaba en paz con sus propios fantasmas.

    Un centímetro más, y podrías fundirte con el vidrio de la ventana — se escuchó una voz nítida, a pesar de estar del otro lado del inmenso espacio de reuniones. 

    No quisiera perderlo de vista, no más de lo que llevo en siete años.

    Está a salvo aquí, primo, te di mi palabra. Harrison lo visita de vez en cuando, como un abuelo. 

    —Mientras no lo haga entrar en sitios arqueológicos antes de que reciba su varita, supongo que está bien — repuso Eobard, separando la mirada del pequeño, que sostenía una escoba de juguete mientras subía una vez al montículo. Cassius Thawne, actual cabeza de familia, ladeó la cabeza hacia la derecha, seguida de una expresión de irónica esperanza ante la posibilidad de que aquello sucediera.

    Una mesa lo suficientemente larga como para ocupar una alberca semiolímpica los separaba. Y en el centro de ésta, una colección de fotografías mágicas en las que, a lo largo de los años, se relataba la historia de aquella familia al noreste del país.

    Uh, yo estaría más preocupado de que saliera a su padre, y en un par de años decidiera irse a Inglaterra. Al paso que va, mostrará signos de poder mágico en dos o tres años. 

    Absoluta y definitivamente, no. Tendría que estar mal de la cabeza como para siquiera considerar regresar ahí — su mirada se posó en el intento de mapa que se ocultaba entre las imágenes móviles, el cual intentaba representar la extensión de la Cámara del Espacio.  
     

    Época actual ~ Departamento de Misterios, Septiembre 2030

    Su paciencia le impidió llegar al Atrio y lugar su cometido, porque los ascensores parecían tener más demanda de lo usual, de modo que tuvo que improvisar, recurriendo a una vieja máquina expendedora, similar a las que había repartidas en el mundo muggle, que aceptaba galeones como pago. El chai restauraría sus sentidos. 

    Debido a la sensación de poca gravedad en la Cámara, el humo de la taza de té parecía ser parte del mismo cosmos. Como un algodón de azúcar hecho a la ligera. 

    Mientras hacía levitar un retrato del famoso astrónomo griego, Ptolomeo, Eobard escuchó un fuerte estruendo que parecía venir del pasillo. En un inicio se preguntó si estaba perdiendo la cordura por la falta de alimento, pero conforme el ruido se iba acercando a su posición, supo que no era imaginación suya. 

    Y la puerta se abrió sin más, materializando a Juliette a sus espaldas. 

    Casi por instinto, recuerdo de su juventud como mortífago novato, miró por encima del hombro, sosteniendo la varita de nogal negro en dirección a la entrada. Pero en cuanto escuchó su voz, la bajó rápidamente. 

    Me sorprendería si no lo fuera — recitó el Black Lestrange, girándose hacia la mujer, mientras el cuadro del astrónomo viraba hacia la derecha. La edad parecía no tener efecto en ella, pues la recordaba casi igual desde su último encuentro —. La muerte de un ministro suele ser un presagio de guerra.

    Era como ver un fantasma. O casi. Hacía diez años que estaban casados, pero con las constantes idas y venidas de ambos, cada que se reencontraban parecía como la primera vez que se veían. Su enojo era palpable, aún a la distancia, cada vez más corta, que los separaba. 

    Se permitió trazar una sonrisa que ligeramente dejó ver sus dientes, a medida que hacía contacto visual con Juliette. Había cosas que nunca cambiaban, como ésa. Sólo que ahora, quedaban atrás esas reuniones en las que se sentaban a ponerse al día sin más preocupación que cuándo volverían a coincidir. 

    También me da gusto verte — repuso, manteniendo la sonrisa ante el comentario —. No fue fácil regresar, sabes igual que yo lo delicado que es el sistema. Pero, se presentó un vacío de poder, y no pude resistirme. Ya es momento de darle un poco de...estabilidad a esto, ¿no te parece?

    Extendió su mano para invitarle a sentarse en uno de los confortables asientos de piel a un costado del escritorio, que un instante atrás estaban ocultos por el efecto nebuloso que producía la Cámara del Espacio. Podría considerarse afortunado, si es que lograba salir vivo de ésta, ni siquiera cuando se enfrentó a los misterios de la enseñanza arcana en el antiguo Mahoutokoro sintió tal expectativa de lo que sucedería. 

    Se encontraba en terreno ciertamente peligroso, pues su última desaparición no tenía una justificación plausible. Es más, hasta él se cuestionaba si solamente lo había hecho como una inconsciente costumbre, o existía un contexto detrás de ese comportamiento.

    Por cierto, Daeron está bien. Más que bien, de hecho. Recibí el impacto de una quaffle cuando iba camino a verlo, así que es oficial, está mostrando signos —comentó casualmente, tomando asiento al final. 

     

    @ Juliette Macnair ☠️

    • Me enluna 1
  3. Qué lugar tan acogedor elegiste para trabajar. Como si las cámaras de Gringotts no fueran lo suficientemente claustrofóbicas.

    Cuando la puerta que daba a la estancia circular se desvaneció tras de ellos, sus ojos tardaron un poco en adaptarse a la nueva penumbra de la habitación en la que se encontraban. Pero ahí, al menos, podía distinguir más allá de su nariz.  Un cúmulo de estrellas y otros cuerpos celestes se agolpaba en el techo de la Cámara del Espacio, casi tan tranquila y siniestra como el resto de las estancias del Departamento de Misterios. La vista ofrecía el todo y la nada, miniaturizado a conveniencia.

    Decidí que quería un poco de tranquilidad, y me pareció la opción más viable — respondió el Black Lestrange, varita en mano, conjurando un encantamiento para adherir su calzado, y el de su acompañante, al suelo —. Sea como sea, se acabaron los señuelos, ya era hora de regresar. Entonces, ¿te gusta la decoración? 

    Nash Wells dio un par de pasos hacia el frente, analizando las trayectorias de los planetas del Sistema Solar. Era como estar en el vacío mismo, y lo habría afirmado, de no ser por qué su capacidad de respiración se mantenía intacta. Se giró, apoyándose en su báculo, para encarar a su antiguo aprendiz. 

    La decoración es lo de menos, me preocupa los riesgos que estás asumiendo al regresar, así sin más, a la vida pública. 

    ¿Riesgos? — inquirió el Black Lestrange, rodeando el centro de la Sala hasta llegar a un modesto escritorio de caoba donde reposaba una caja con sus pertenencias, transferidas de la AGI —. Vamos, Nash, han pasado años. Jugaste bien tu papel, asumiendo mi apariencia y manteniendo mis intereses a flote. Pero, creo que ya es momento de volver a las andadas. Estoy en deuda contigo. 

    Lo anotaré a la lista, justo debajo de rescate de la zona de guerra — Nash manoteó, restándole importancia, mientras usaba sus dotes de metamorfomagia, una habilidad que compartía con su interlocutor, para volver a su apariencia real —. Trata de que no te hagan volar por los aires de nuevo, ya no estoy para esos trotes. 

    Eobard amagó una risa ante la referencia a la maniobra de rescate que empleó Nash para sacarlo de Hogwarts durante el Día de la Ira, la última vez que se le vio en público. Lanzó la miniatura Leprechaun de vuelta a la caja; ya habría tiempo para decorar, y para ponerse al día. Ahora, asuntos más apremiantes solicitaban su atención.

    Supongo que regresarás a Norteamérica, ¿verdad? Saluda a la familia por mí y, por favor, deja de usar ese corte de cabello. 

    Aquello era un eufemismo al aspecto de Wells; si se colocaba a un lado de Eobard, se podía considerar su gemelo, salvo por el detalle de que lo superaba en, al menos, veinte años. Su mentor dio una cabezada a manera de despedida, y se desvaneció entre las nebulosas del cuarto, dejando al castaño ordenar sus prioridades. 

    El Ministerio de Magia inglés pasaba por una transición tras la muerte de su anterior líder. Aún desconocía la situación de la familia, tras años en exilio. Y por si fuera poco, ahora era el Jefe de Inefables. Y aún ante la ausencia de éstos, quedaba prepararse para recibir a los nuevos reclutas, si es que decidían aventurarse en la novena planta. 

    A trabajar. O eso creo, necesito energía.

    Recitó a la etérea escena del universo conocido, antes de abandonarla, para retornar a la estancia circular, con las puertas sin perilla que recibían a propios y extraños. Le despreocupaba dejar sin más el nuevo espacio de trabajo, porque resultaba que el Departamento de Misterios tenía sus peculiares métodos de ser innacesible al personal no autorizado. Al fin, diez años habían pasado, y aunque la posibilidad de una infiltración era mínima, nunca se estaba demasiado seguro.

    Sus pasos lo llevaron de vuelta a los corredores habituales del Ministerio, en busca de un ascensor con dirección al Atrio. Pintaba para ser un día ajetreado, con la convocatoria ante el fallecimiento del ministro, por ello el Black Lestrange necesitaba hacerse con alguna bebida energizarte.

    Se preguntó qué habría en las especialidades de hoy, mientras rebuscaba unos galeones en los bolsillos de la túnica con motivos celestes, similar a la habitación en la que ahora trabajaría de ese punto en adelante. El sepulcral silencio de la novena planta, rara vez frecuentada por visitantes, hacía que la suela de sus botas resonara a cada paso que daba, provocando que esbozara una mueca de incomodidad.

    • Love 1
  4. Creo que va siendo hora de darle un pequeño giro (?) 

    Nick con link a la ficha de personaje: Eobard Thawne

    Bóveda del personaje: 110224

    Empleo: Director del Departamento de Misterios // Jefe de departamento en el Departamento de Misterios

    Información adicional: Líder de investigación en la Cámara del Espacio.

     

    ¿Es válido así? xD Tengo la mayoría de los conocimientos que requiere la dependencia. Puse la dirección de departamento de inicio, porque veo que está vacante, pero ya no supe si se la dieron a Kahlan (unos posts más atrás), o habría chance de pedirla. Si no, me iría por una jefatura de departamento. Me avisan si está todo bien, de lo contrario, para modificarlo. 👀

     

    Salu2.

  5. Edit: Para mencionar que @ Ky.  y yo acordamos que fuera mi acompañante tanto en el conocimiento como en la habilidad. Creo que eso se puede avisar aquí, idk.

    Según el topic de los rangos sociales, niveles, etc., tengo espacio para dos conocimientos. Sin embargo, quisiera sólo anotarme para uno, para llevarla tranqui en el regreso. Igual había pagado por una habilidad, Nigromancia, hace un tiempo, pero no la terminé. Me gustaría retomarla, ¿se puede eso, o ya no vale ese pago? xD

     

    Nick: Eobard Thawne

    Nivel actual: 34

    Conocimiento o Habilidad deseada: Transformaciones (conocimiento) y Nigromancia (habilidad)

  6. Paso a realizar la solicitud para actualizar la ficha al nuevo formato, y aprovecho para realizar algunos cambios menores a la historia. ¡Gracias de antemano a quien realice! Como ya me aprobaron el trabajo en el topic correspondiente, actualicé el rubro. 

    Supongo que el segundo post para lo de los hechizos y demás, ustedes lo agregarían, ¿no? De lo contrario, me avisan y coloco otro post para tal fin. 

     

    Datos Personales

    Nombre del Personaje: Eobard Aldrich Black Lestrange

    Sexo: Masculino

    Edad: Adulto

    Estado Civil: Casado con Juliette Macnair

    Nacionalidad: Estadounidense 

    Familia(s):

    • Black Lestrange (Patriarca)

    Padre(s) Sanguíneo: Mía Alessia Black Lestrange y Hivolt Thawne*

    Padre(s) Adoptivos: --

    Trabajo: Jefe de Inefables en el Departamento de Misterios
     

    Poderes Mágicos

    Habilidades Mágicas:

    Conocimientos Mágicos:

    • Artes Oscuras
    • Encantamientos
    • Pociones
    • Idiomas
    • Cuidado de Criaturas Mágicas
    • Runas Antiguas
    • Estudios Muggles
    • Astronomía
    • Defensa Contra las Artes Oscuras
    • Historia de la Magia
    • Aritmancia

    Medallas:

    Total de puntos de experiencia en medallas: 66000 puntos
     

    Perfil del Personaje

    Raza: Humano

    Condición: Mago

    Aspecto Físico:

    En estatura roza el metro con ochenta centímetros, una cualidad que en ocasiones merma su agilidad. Cuenta con una complexión corporal promedio, adecuada para un adulto joven. Su rasgo más característico son sus clavículas, tienden a marcarse bajo su nívea piel, como si ésta estuviese ausente, y que se deben a una práctica de la natación desde joven.

    Su cabello era de una tonalidad moderadamente rubia cuando era pequeño, extremadamente quebradizo, por lo que lucía como si estuviese apagado. Conforme el mago fue creciendo, su cabellera se volvió sedosa, y el tono se oscureció hasta adoptar un color castaño oscuro; le quedaron unos mechones rubios, como si fuesen canas, a manera de recordatorio de la coloración original que comparte con su madre, y usualmente lo peina con dirección hacia atrás.

    Unas ojeras tenues le rodean los ojos, que son de una tonalidad grisácea, como el mercurio, confiriéndole una sensación de escrutinio. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha, que se extiende hasta la mandíbula. En situaciones de gran estrés, su metamorfomagia le hace aparecer una fina barba cana. 

    Tiene dos tatuajes: La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, que se oscureció cuando el bando se desintegró, y que, a pesar de haber regresado a las filas mortífagas, le escuece cada cierto tiempo a manera de recordatorio por haber renunciado a la magia tenebrosa en su exilio; en el omoplato derecho, tiene una Rosa de los Vientos en vivos azul marino y ocre. 
     
    Diez años después, a pesar de que físicamente debería haber envejecido, Eobard aún utiliza sus dotes de metamorfomagia para verse más joven ante propios y extraños. Sin embargo, a su regreso a la vida pública, ha dejado de ocultar el paso de la edad en su piel, delatando unas ojeras más violáceas que las de su juventud; algunos de los mechones rubios se han vuelto grises, en contraste con el tono de cabello que se ha transformado a un castaño más oscuro, como el nogal negro. La fina barba que, en un inicio era indicio de estrés, ahora forma parte de su apariencia habitual. 


    Cualidades Psicológicas:

    Su temperamento es flexible a la situación en la que se encuentra, con una aparente paciencia infinita como fachada. Es burlón por naturaleza, y disfruta con creces el ironizar cuánto le es posible. Jamás pierde la oportunidad para crear un altercado, y parece ser que le agrada contemplar el resultado de sus esfuerzos. 
     
    Tras su boda y el nacimiento de su hijo, Daeron, comenzó a asumir las responsabilidades de sus actos, actuando de forma más premeditada y analizando las posibles consecuencias de sus decisiones hacia su persona y sus series queridos. Después de tantos años de idas y venidas, en su adultez puede vérsele añorando la caótica juventud, donde creía encontrarse en un punto de equilibrio.
     

    Historia:
    Nacimiento y primeros años

    Nació a principios del año 1994, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resultó de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con aspiraciones al control del territorio norteamericano, y quien le aseguró que tendría un lugar entre los suyos. Mía regresó a Inglaterra, ante el inminente regreso del Señor Tenebroso y el inicio de la Segunda Guerra Mágica.

    Fue enviado a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando cumplió diez años, gracias a algunas de las influencias de su padre. Eobard demostró signos de habilidad mágica a los nueve años, al hacer estallar un par de candelabros de la sala de estar, durante un desacuerdo con Cassius Thawne, uno de sus primos.

    La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elemental, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una mala reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes.
     

    El primer amor y la expulsión

    A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. En particular, se relacionó más con Eleanor Wells, alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su cuarto año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2007-2008. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar de todo, excepto lo solicitado.
    Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a congeniar, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesar los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania, en donde dio una relación más profunda, si bien breve, que marcaría al castaño como nadie más lo haría. 
     
    Por primera vez, Eobard Thawne tuvo un momento en el que se sintió completo, pero las cosas tomaron un brusco giro que desencadenó en su expulsión de la prestigiosa Ilvermorny. Perfeccionó su conocimiento en Cuidado de Criaturas Mágicas, gracias a la sugerencia de su primo, Cassius de que lo visitara en Nueva York, donde se dedicaba a cuidar algunas especies de dragones. Este sería el detonante de la curiosidad del joven por los entes mágicos, y más tarde influenciaría su primer empleo en el Ministerio de Magia inglés.

    Su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones con el profesor, Julius Frage. Eobard veía la magia oscura como una perspectiva distinta de la habitual, mientras que el profesor, respaldado por un alumno llamado Bartholomew Allen, insistían en que eran ramas que jamás debían emplearse, y que no tenían un futuro útil en la sociedad moderna. La tensión entre Bart y Eobard era tal, que llegaron al punto de batirse en duelo a escondidas de los docentes. 

    Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando una andanada de proyectiles oscuros. Cuatro de estos terminaron en la túnica de su oponente, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al objetivo, razón por la cual la molestia no había cedido.
    El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso.
     

    Exiliado

    Tras la inevitable expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido desterrado de una famosa escuela de magia, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó el último año viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse.

    Visitó Aruba, Anchorage, Curazao y Japón, pero el viaje que consideró más enriquecedor, fue aquel que lo llevó a la Ciudad de México. Allí, convivió con algunos de los magos de la capital, cuyo gobierno se ocultaba dentro de algunas de las edificaciones más notables de la metrópolis, como el Monumento a la Revolución, la Catedral Metropolitana o la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria. Aquí, se volvió un ser más espiritual, por así decirlo, aprendiendo de las magias antiguas que antaño realizaban los antepasados de los magos mexicanos, sobre todo aquellas que se relacionaban con el uso de las Runas; fue en este viaje, en el que adquirió un gran entendimiento de los Idiomas.
    Pero, también extrañaba a Nora, por lo que ansiaba verla, más que nada, aún con la delicada situación familiar. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio.

    Ambos compartieron una memorable cena con el lago Pontchartrain en el fondo. Habrían sido unas vacaciones como cualquier otras, pero en esta ciudad tuvo lugar un altercado que puso en peligro el Estatuto Internacional del Secreto, derivado de un duelo entre el Thawne y un vampiro de nombre Miles Ducard, quien intentó abducir a Nora para saciar su sed de sangre. El castaño había intentado defenderla en primer lugar, pero fue superado por la fuerza sobrehumana de su adversario, quien se las arregló para atraerlos hacia un club nocturno en el que se decidiría el futuro de la pareja. 

    Eobard, ya un prodigio de los encantamientos, lanzó toda clase de ataques, sin importar los estragos que causara al recinto, que no era más que una tapadera para los rituales vampíricos de Ducard; el otro se limitó a mofarse, desviando todos y cada uno de ellos, teniendo como resultado un gran espectáculo de luces que comenzó a atraer atención de los no mágicos. Recurrió a su último recurso, la magia oscura, intentando disparar al sobrenatural los mismos ataques que habían desembocado en su expulsión de Ilvermorny. 

    Su exceso de confianza se convirtió en su ruina, pues el uso de las Artes Oscuras no tuvo efecto alguno en el vampiro, quien además de dejarlo fuera de combate, se mofó de la impresión que había causado en su novia al verlo usar esa clase de encantamientos. Derrotado y dolido, aguardó hasta que las autoridades mágicas arribaron al lugar, y espero el veredicto. 

    Dada su reincidencia con el uso de ciertas ramas mágicas, le fue remitida una orden de exilio del territorio norteamericano por un periodo de diez años, de efecto inmediato y sin apelación. No sólo perdió a su compañera de vida ese día, sino también fue el ultimátum de la relación con la familia Thawne.


    ¿Black Lestrange?

    Apenas tenía un par de horas de haber escuchado sentencia en Nueva York, cuando el congresista Hivolt Thawne, cuya influencia había sido inútil para reducir la pena, le llamó a su oficina. Se le veía moribundo, y el asunto del exilio no sentó nada bien a su salud; por un momento, Eobard temió que lo sometiera a otro de los experimentos mágicos que había conducido con él en su juventud. 

    Su padre biológico, entre toses y escalofríos, le tendió una misiva sellada, en el que se podía apreciar el emblema de un zorro. En ese punto, ya no le habría sorprendido encontrar alguna aceptación en un manicomio, pero el contenido de la carta casi ocasiona que se fuera de espaldas contra el mullido asiento.

    Había pasado los últimos diecisiete años viviendo en una familia con la que, de acuerdo con el texto, sólo estaba la mitad emparentado; allí, Mía Black Lestrange le dejaba instrucciones a su padre de cuidarlo, y de explotar su máximo potencial, pues ella debía responder al llamado del Señor Tenebroso. El resto del mensaje era irrelevante al castaño, salvo una ubicación al calce de la hoja: Ottery St. Catchpole. 

    No tenía mucho que le atara a Estados Unidos; su padre pasó a mejor vida apenas unos días después de darle la noticia, por lo que la esposa de éste tuvo vía libre para promover el retiro de Eobard del árbol familiar. Aunado a la ruptura con Nora, las sentencias del MACUSA y la incertidumbre, se encaminó hacia Europa, valiéndose de sus conocimientos de la cultura muggle para colarse en los medios de transporte aéreos. 

    Inglaterra y el ascenso a la Marca Tenebrosa

    Pasó al menos seis años recorriendo el continente europeo, antes de arribar a Inglaterra. Se instaló en los suburbios de la capital, consciente de que debía mantener un perfil bajo hasta encontrar a su verdadera familia. El número noventa y tres de la calle Harley, sirvió de refugio temporal, mientras comenzaba a desenvolverse en aquella sociedad desconocida.

    Fue ahí, donde conoció a su elfo doméstico, Horace, que seguía al servicio de la morada; sus dueños habían fallecido hacía un tiempo, pero la criatura se negó a aceptar la libertad. Saltó al ataque, apenas el castaño puso un pie en la estancia principal. Le había confundido con un ladrón, mientras que el Thawne no dudo en empuñar su varita y detenerlo con un Impedimenta. Con el tiempo, la confianza entre ambos se iría forjando, creando un férreo vínculo de amo-sirviente.

    Ingresó a Hogwarts, con la intención de por fin concluir sus estudios. El Sombrero Seleccionador, indignado por sortear a un alumno notablemente más viejo, lo envió, con recelo, a la casa de Slytherin. Nunca lo habría imaginado, pero fue durante su curso de séptimo, que Eobard averiguó la identidad de la mujer que acompañaba a su padre en la foto. Mía Black Lestrange, una respetada hechicera en la comunidad mágica. Sin duda, la naturaleza de la clase ayudó a que ambos se percataran del parentesco existente, permitiendo que se pusieran al corriente tiempo más tarde.

    Concluido su objetivo, cambió su apellido de crianza, Thawne, por el que le correspondía por nacimiento: Black Lestrange.

    Pero ahí no terminaría todo, pues su llegada a la mansión Black Lestrange había sido la singularidad que desencadenaría otros eventos de gran peso. Análoga a la familia Thawne, los Black Lestrange habían aportado incontables personalidades al mundo mágico. Algunas de ellas, pertenecientes a la Marca Tenebrosa, por lo que fue sólo cuestión de tiempo para que Eobard decidiese acompañarles en dicho sendero.

    Se le puso a prueba en varias ocasiones, teniendo que hacer uso de su carisma e ingenio para salir de dichos embrollos. Bastaron un par de meses para ser aceptado en una generación que parecía prometedora, recibiendo así el mítico tatuaje de la serpiente y la calavera. Se desempeñó como Mortífago Base durante un par de meses más, hasta ser ascendido a Tempestad, rango que ejerció, inclusive como profesor en Hogwarts, hasta la caída del bando.

    En cuanto a sus aspiraciones políticas, tuvo un paso discreto en los Departamentos de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y Cooperación Mágica Internacional, como un empleado como cualquier otro, interesado en su crecimiento personal. Probó suerte en el Magic Mall, pero decidió que tampoco no era lo suyo. Su oportunidad de oro, la vio cuando le fue concedida la oportunidad de trabajar en el Banco Mágico de Gringotts, cuya directora era nadie más y nadie menos que su propia madre. 

    Motivado por el aparente equilibrio en su vida, se aventuró a la administración de negocios dentro y fuera del Callejón Diagón. Los Quick Labs, que ofrecían servicios de mensajería, pero que fracasaron y lo llevaron al cierre del negocio; el Casino Royale, su proyecto privado, pero también conocido como su más grande orgullo; y el Hipster Coffee, que surgió de un proyecto familiar y se había posicionado como una alternativa al empleo fuera del radar ministerial.

    Sucedió algo inesperado para él, en la forma de matrimonio con nadie más y nadie menos que Juliette Macnair, una cercana amiga suya y confidente de su tiempo en la Marca Tenebrosa. Al inicio, como una unión estratégica para fortalecer el poderío de ambas familias en la sociedad mágica, pero con el tiempo, una conexión que se iría transformando al punto de la aparición de un elemento que afianzaría dicho lazo: El nacimiento de Daeron. 

    El gusto les duró poco, sin embargo, pues tuvieron diferencias de opiniones sobre el destino del pequeño; con la sombra de un nuevo conflicto en el mundo mágico asomándose al horizonte, Eobard insistió en que Daeron fuera enviado a Norteamérica, para que creciera como un Thawne, su familia adoptiva. Sabía que tanto Juliette como él solían tomar caminos ligeramente separados cada cierto tiempo, por lo que no era el entorno idóneo para que creciera.

    También tuvo la oportunidad de interactuar con la hija de Juliette, Baela Macnair, con quien desarrolló una relación fraternal, pues la veía casi tan cercana como una hija. Así, a pesar de que solía ser una figura ausente, debido a sus decisiones personales, consideró a Baela como su protegida, y se mantuvo en contacto con ella de forma esporádica, con el pesar de no poder ofrecerle una situación más estable. 


    Repercusión

    Tras la desaparición del bando y el estallido de la guerra en Europa, el Black Lestrange desapareció de la vida pública. Aquello no sólo implicó su renuncia al Banco Gringotts y a la sede internacional, la Banca Mágica Internacional, sino también el regreso al continente americano. Había concluido el periodo establecido por el MACUSA, en el que se le obligaba a mantenerse fuera de territorio estadounidense; intentó reconectarse con su familia de crianza, los Thawne, quienes lo acogieron nuevamente bajo su apellido, puesto que ahora la cabeza de familia había recaído provisionalmente en su primo Cassius.
     
    Recibió la varita de su padre, Hivolt Thawne, como un regalo de reincorporación a la familia. Dicha varita, si bien testaruda al inicio, aceptó al primogénito como su portador, a juego con la varita de nogal negro que el castaño ya poseía.

    Tras unas breves vacaciones en Boston, hizo una pequeña escala en Nueva York, dónde conoció al magigeólogo Nash Wells, quien le ayudó a dominar la Defensa contra las Artes Oscuras y la Astronomía, y a quien acompañó a Egipto en una búsqueda de antiguas riquezas. 
    Durante un breve periodo de tiempo, Eobard colaboró codo a codo con Wells, fundando la Asociación Geomágica Internacional (o AGI, por sus siglas), a través de la cual aportaron a la generación de datos mágicos con georreferencia, plasmados en una serie de mapas y cartas, que no habrían logrado diseñar de no ser por sus conocimientos astronómicos y del mundo muggle. 
     
    Asímismo, aprovechó para pasar tiempo con Daeron Thawne, el hijo fruto de su matrimonio con la matriarca Rosier, y a quién, previo acuerdo, habían enviado a que creciera con la familia adoptiva del castaño, lejos de los peligros de la guerra en Europa, y con la posibilidad de llevar una vida menos caótica que las de sus padres. Consideraba a Nash Wells como su abuelo, pues éste a su vez había sido el mentor de Eobard en su momento, y fue quién se encargó de echarle un ojo de forma ocasional mientras vivía en el castillo de los Thawne.

    El hijo pródigo de los Black Lestrange, finalmente retornó a casa. Si bien, nunca se había quejado de su habitación en la mansión, optó por rotar entre aquel espacio personal, y el departamento del que disponía en los suburbios londinenses. Recibió la noticia del resurgimiento de la Marca Tenebrosa, pero decidió no responder el llamado. Intentando recuperar un poco de la vida que había llevado en años pasados, tuvo un paso breve como docente en el colegio Castelobruxo. 
     
    Si bien, se trata de rumores que a la fecha no han sido confirmados, hay quién asegura que el Eobard que regresó malherido de Hogwarts durante el Día de la Ira no era el verdadero, sino una especie de impostor o señuelo para distraer el verdadero paradero del Black Lestrange. Otros, insisten en haber visto a una persona exactamente parecida a él, arrastrándole por los terrenos antes de desaparecerse, lo cual soporta la teoría del impostor, pero se vuelve confusa a los ojos que desconocen la condición de Eobard como metamorfomago. 
     

    Equilibrio 

    Aproximadamente, diez años después de su última aparición pública, Eobard Aldrich Black Lestrange reapareció en la comunidad mágica británica. El cómo o cuándo regresó se desconoce, salvo para un selecto grupo de personas, entre las que está su esposa, Juliette. Si bien, se ha tratado de un matrimonio complicado, caracterizado por las ausencias de ambos, las decisiones tomadas en conjunto han permitido que tanto Daeron como Baela crecieran en mejores condiciones de las que habrían tenido una década atrás. 
     
    Lidiando no sólo con el reto de retomar su vida, que por momentos puso en pausa y envió a Nash Wells a tomar su lugar, sino también el preservar el apellido Black Lestrange como prominente en el actual mundo mágico, y asumir sus responsabilidades como padre de familia, Eobard se convirtió en el nuevo Jefe de Inefables del Departamento de Misterios del Ministerio de Magia inglés, además de retornar, al fin, a las filas de la Marca Tenebrosa, marcando un nuevo inicio en su ya caótica existencia. 
     

    Pertenencias

    Objeto Mágico Legendario: --

    Elfos:

    • Horace: Elfo doméstico personal. Esbelto, de mirada esmeraldina, además de poseer algunos mechones de cabello rubio, y usualmente lucir una toga de color turquesa. Certificado por el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

     

    Licencias, Tasas y Registros

    Personajes Secundarios: -

     

    Otros Datos

    • Su varita responde a la siguiente descripción: Nogal negro, núcleo de pelo de unicornio. Catorce pulgadas y media, inflexible.
    • Ganó la lealtad de la varita de su padre biológico, usándola en ocasiones especiales. Dicha varita está registrada con las características a continuación: Álamo temblón, núcleo de fibras de corazón de dragón. Trece pulgadas, razonablemente flexible.
    • Encuentra las actividades deportivas muggle un tanto exageradas, pero ha desarrollado un gusto por la natación.
    • Es un ávido fan del quidditch británico, teniendo como equipo predilecto al Puddlemere United. En el ámbito no mágico, es fanático del Tottenham Hotspur, acudiendo de forma esporádica a algunos de sus juegos.
    • La práctica de la Aparición Conjunta le genera náuseas.
    • Derivado de su habilidad de Legeremancia, en ocasiones escucha los pensamientos de los que le rodean, mientras que estos no sean Oclumantes. 
    • Solía llevar un anillo en forma de rayo en el dedo índice de la mano izquierda. Dicho anillo fue destruido por el guerrero Uzza, Badru. El castaño recuperó los fragmentos más adelante y logró reconstruirlo.
    • Es ambidiestro, aunque gusta de usar la mano derecha como dominante.
    • Registro de Inmigrante: Obtenido
    • Licencia de Aparición: Obtenida
    • Licencia de Vuelo con Escoba: Obtenida

     

    Cronología de cargos

    Ministerio de Magia Inglés

    • 07/09/2017 ⎯ 07/01/2018: Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Empleado.
    • 07/01/2018 ⎯ 07/03/2018: Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Empleado.
    • 07/03/2018 ⎯ 07/04/2018: Concilio de Mercaderes - Magic Mall, Empleado.
    • 07/04/2018 ⎯ 11/10/2019 : Gringotts, Duende.
    • 08/09/2024 ⎯ Actualmente: Departamento de Misterios, Jefe de Inefables.

    Marca Tenebrosa

    • 28/07/2017 ⎯ 28/09/2017: Aspirante
    • 28/09/2017 ⎯ 06/05/2018: Mortífago Base
    • 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Co-Jefe del Escuadrón Social
    • 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Tempestad

    Hogwarts

    • 26/07/2018 ⎯ 25/10/2018: Tutor
    • 25/10/2018 ⎯ 01/11/2020: Profesor de Magia Avanzada

    Universidad

    • 31/01/2020 ⎯ 31/08/2020: Profesor de Conocimientos

    Comunidad Mágica Internacional

    • 18/07/2019 ⎯ 25/03/2020: Asesor de Seguridad en la Banca Mágica Internacional
    • 25/03/2020 ⎯ 17/05/2022: Jefe de la Asociación Geomágica Internacional
    • 17/05/2022 ⎯ 07/09/2024: Cartomago de la Asociación Geomágica Internacional

     

    Premios y reconocimientos

     

    Links de Interés Referentes al Personaje

    Link al perfil de Comprador MM: 316
    Link a Bóveda Personal: Bóveda N° 110224
    Link a Bóveda Trastero: Bóveda N° 111034

  7. Ya sólo venia a ver la hora. (?) 

    Nick: Eobard Thawne

    Bando al que quieres pertenecer: Marca Tenebrosa

    ¿Qué faceta te gusta más?  Rol - duelo - social, en ese orden, aunque me iría más por los primeros dos *inserte flashbacks del ES hace unos años*.

    ¿En qué ámbito te gustaría mover a tu personaje? La Academia, fue lo que más me gustó roleando a Eo. Y muy esporádicamente, en el entorno ministerial. 
     

    Salu2

  8. Apenas había tenido tiempo de encorvarse para apoyar la rodilla y acomodarse en los escalones, cuando una voz femenina lo detuvo en seco. No se giró inmediatamente, pues su sentido de supervivencia le sugería evitar movimientos bruscos. 

    El tono le era ligeramente familiar, pero las variaciones le hacían dudar de su identidad. 

    ⎯⎯Vivo aquí. Bueno, solía hacerlo, hasta que cometí la estupidez de salvar a unos pobres incautos en Hogwarts. Casi me vuelan en mil pedazos, tuve la mala suerte de sobrevivir, pero los caminos de la vida no me trajeron de vuelta aquí. 

    Respondió con toda tranquilidad, girando sobre sus talones para observar a su interlocutora. Con la apariencia descuidada y el atuendo minimalista, a sus ojos le parecía una integrante de alguna secta que había decidido volver a la civilización. 

    ⎯⎯Me parece que no tenemos el gusto, ¿o sí? ⎯ inquirió con otra pregunta, en respuesta a su interrogante ⎯. Después de tan trágico evento, me fui a Estados Unidos por casi tres años. Mantuve un perfil bajo, y mas aun, con todo ese asunto muggle de la pandemia. 

    Pasó la mano libre por la razonablemente poblada barba grisácea que cubría gran parte de su rostro, y que se había dejado resultado de sus idas y venidas con los guerreros Uzza. Aún con su metamorfomagia, había decidido no utilizarla para atenuar el paso de la edad; el Eobard que alguna vez se vanaglorió de su casi eterna juventud, se reiría de su estado actual. Estaba tentado a hacer uso de su recién adquirida habilidad de legeremancia, pero aún no la dominaba al cien, y si la rubia era una oclumante, dejaría al joven Black Lestrange retorciéndose con una jaqueca terrible. 

    ⎯⎯Nadie recuerda exactamente cómo empezó, pero gran parte de la familia se esfumó cuando los dirigentes mágicos, comenzaron a declararse guerras entre sí ⎯ explicó, haciendo memoria de lo último que recordaba antes de irse de allí ⎯. Antes de eso, la matriarca, Mia, había desaparecido sin explicación alguna. 

    Un sonido de movimiento de tierras, seguido por un chasquido interrumpieron su resumen de eventos, forzándolo a latiguear el aire con su varita de nogal negro. Pensó en el único hechizo que era verdaderamente efectivo contra los arácnidos, y lanzó un rayo hacia la panza de la acromántula que energía de la tierra. 

    Ésta emitió un quejido de dolor, quedando patas arriba, incapaz de poder voltearse, mientras hacía chasquear sus colmillos. Por toda la conmoción, casi había pasado desapercibida la presencia de la elfina doméstica que acompañaba a la mujer. 

    ⎯⎯Un momento, ésa es Clariss, ¿no? La elfina de Mia. Se la llevó cuando se fue. Esto… va a ser interesante. 

    Dejó la frase al aire, consciente de que su rápido movimiento para aturdir al arácnido habría sido todo menos sutil, y que era casi seguro de que la mujer respondiera ante el impulso. Aunado a la infestación de arañas de todos los tamaños, el drama le agregaba el toque perfecto a la situación.

     

    @ Mia.

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  9. El trinar de las aves resonaba en el vasto terreno en el que se extendían los dominios de los Black Lestrange, como un amanecer que anunciaba la inminente llegada de una nueva estación. 

    Pero en los terrenos se sentía más bien un ambiente de soledad. El césped despedía coloraciones más propias del otoño, y emitía un crujido al roce de la capa de viaje.

    ⎯⎯Bitácora del explorador, principios de marzo. El hijo pródigo vuelve a casa ⎯ pronunció el castaño en voz alta, recargando el dorso de la mano sobre las rejas de hierro ⎯. Parece que el apocalipsis se ha extendido hasta aquí, la esperanza de encontrar alguien, o algo, con vida, no es muy factible.

    Llevaba la varita de nogal negro entre los dedos de la diestra, más por costumbre que por precaución. Conforme el sendero lo llevaba hacia la imponente estructura que había albergado a cientos de generaciones, alcanzaba a atisbar el estado en el que se encontraba.

    Si bien era un gran fanático de la teatralidad, debía admitir que la vista de la mansión cubierta de telarañas no era nada agradable. 

    ⎯⎯¡Horace! Por favor, explícame qué es esto. ¿Alguna broma de un pobre incauto, o tenemos una plaga de arácnidos? 

    Llamó a su elfo doméstico, su más fiel colaborador, mientras intentaba procesar la escena. Alternaba la mirada entre el pequeño cementerio familiar y el espacio dedicado al grifo de la familia, pero nada le daba las respuestas que deseaba. El chasquido a sus espaldas interrumpió su ensimismamiento. 

    «El amo Eobard debe disculparme. La mansión no ha tenido movimiento en mucho tiempo, temo que no se le ha dado el cuidado necesario». 

    Con la punta de sus botas de caza, palpó lo que parecía ser un saco de huevecillos de acromántula, como las nidadas que ocasionalmente se veían en el Bosque Prohibido de Hogwarts. La telaraña que cubría el contenido cedió un poco, revelando las futuras crías de araña. 

    ⎯⎯Será mejor llamar a la familia, esto podría salirse de las manos. Ve si puedes contactar a alguien, o bien, esperemos aquí, seguro vendrán ⎯ dijo el Black Lestrange, procediendo a sentarse al pie de la escalinata que daba a la entrada. 

     

    @ Mia.  

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  10. Boutique en Londres

    Agradeció que madame Delacroix les diera un poco de espacio, pues aunque ambos utilizaban de su ingenio para poder hablar sin tener que relevar demasiada información a terceros, siempre era bienvenido un espacio en privado para tratar asuntos sin importar de la trivialidad de estos. 

    ⎯⎯Tienes un punto, en estos días hay que dar señales de vida cada cierto número de eventos, o pensarán que uno ha pasado a otro plano de la existencia ⎯ terció, empatizando con Juliette, porque así como ella, él era el único representante de su familia en activo. 

    Sonrió con sorna el cumplido sobre su particular vestimenta, que fue un hit cuando aún se hablaba de las Trece Colonias y no de Estados Unidos de América. Apoyándose en el bastón, un aditamento a su vestimenta más que una herramienta que realmente necesitara, le siguió el paso a la Macnair-Rosier, quien se había prendido de la muñeca que no sostenía el báculo para guiarlo al sitio donde destellaba una amplia variedad de piedras preciosas. 

    ⎯⎯Al intentar con algo nuevo, ya sea un peinado o usar otro color de cabello, se hace un salto de fe. Es un cincuenta por ciento de posibilidades de que salga bien; en mi reservada opinión en lo que a la moda respecta, podrías arriesgarte a la opinión de frauen Delacroix.

    Estiró un poco el cuello para poder observar como algunas de las gemas más preciosas, como los rubíes o los zafiros, se reflejaban sobre el iris esmeraldino de su acompañante. Se trataba de un espectáculo de reflejos y mezclas de colores, por lo que no pudo evitar carraspear al salir de su ensimismaiento.

    ⎯⎯Depende del autor que consultes ⎯ respondió mientras tamborileaba los dedos de la diestra sobre su barbilla. El bastón yacía recargado sobre el mostrador, inerte por el momento ⎯. Teníamos un par en la Reserva, pero eso fue hace eones. De cualquier forma, con tu estilo, fácilmente podrías pasar por una sin importar la elección de atuendo. 

    Se inclinó para tomar dos de las pulidas piedras que se removían debido a la vibración de la madera. Tenían una forma ligeramente ovalada, teniendo una de ellas una cadena para colgarse y la otra un broche de metal para llevarla a manera de pulsera. Tendió ambas frente a ambos, para que Juliette pudiera observarlas mejor. 

    ⎯⎯¿Qué te parecen estas? Rubí y zafiro. La tierra y el agua, o bien, el fuego y el hielo. 

     

    @ Juliette Macnair

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  11. ⎯⎯Claro, claro. Mi corazón es tan grande, que hasta las más exóticas criaturas tienen cabida en él ⎯respondió con una expresión de ironía, mientras afianzaba su brazo a la mano de su acompañante en aquella noche llena de revelaciones.

    Le alivió saber que no era el único que estaba teniendo problemas con el irregular terreno, pues Juliette también parecía complicarse con el descenso. Por fortuna, estaban próximos a la zona de carpas, por lo que el tortuoso sendero pronto se convertiría en una memoria distante. 

    ⎯⎯Ambos son mis colores favoritos, me es imposible decidirme por uno, ¿sabes? Pero si me lo preguntas, el verde esmeralda es muy atractivo. 

    Escuchó las circunstancias que traían a la Macnair-Rosier al evento de la reforma, a la par que escudriñaba el mar de tiendas de acampar en busca del símbolo de su asociación sobre la lona de entrada. No tardaron mucho en dar con aquella que lucía la imagen de un globo terráqueo que estaba divido de forma diagonal por una varita de nogal negro. 

    ⎯⎯Detesto admitirlo, pero no lo culpo, uno le agarra cariño a esos muros y corredores ⎯ inclinó la barbilla para señalar con esta la tienda de campaña que les correspondía, sincronizando sus pasos para que cruzaran al mismo tiempo ⎯. Irónico para alguien que sólo estuvo dos años aquí. Pero, ¿me harías el honor de acompañarme en esta velada de reformas? 

    Utilizando magia no verbal, hizo que la bandeja se depositara en la mesita de madera situada entre los dos sillones minimalistas, de esos en forma de masa irregular que tanto le gustaban a los nomaj en los años más recientes. La comida que se había llevado constaba de un par de canapés, sandwiches y un par de postres más pequeños, así como una botella de vino de Odgen. Aún lejos del Gran Salón, seguro la magia de los elfos domésticos podría brindarles la comida que ellos desearan.

    ⎯⎯Sobreestimas mi inteligencia, querida Juliette. Aprendí más en nuestras...misiones, que en las aulas aquí. No obstante, puedo decir que el nivel de Hogwarts es bueno, aún existiendo opciones como Ilvermorny o el mismísimo Uagadou. Kalevi está en buenas manos.

    Un estremecimiento lo recorrió al recordar los cobardes ataques del Inquisidor durante el Día de la Ira, unos tres años atrás, en esos mismos jardines. La vista de tanta sangre mágica joven, algunas promesas, aún lo atormentaba en sus más oscuras pesadillas. Pero le daba esperanza saber que el castillo se había levantado de sus escombros, y con esas reformas se entraba a una nueva era dorada en Hogwarts.

    ⎯⎯En cuanto a la seguridad, y te lo dice alguien que solía trabajar en Gringotts, el castillo sigue siendo un formidable bastión. Excepto para las enfermedades, hace un tiempo tuvieron una pequeña epidemia ⎯ intentó hacer memoria de más acontecimientos relevantes en su paso por el Colegio, pero las aguas habían estado demasiado tranquilas en su tiempo, tanto como alumnos como profesor.

     

    @ Juliette Macnair

    Off: El dinero es temporal, los niveles son para siempre (?)

  12. El juego me ha encantado, y me devolvió un poco de la inspiración para rolear (?) Aunque ya no estoy para esos trotes Así que me sumo, me parece buena idea. Si bien mi personaje fue seleccionado en Slytherin por el Sombrero durante sus últimos años, quiero usar la casa que se me asignó en Pottermore. Siempre se puede hacer una suerte de What If, usar a otro personaje, o decir que es un Eobard de otra Tierra, idk. 

    Dejo la inscripción. /o/

     

    Nick: Eobard Thawne

    Casa de Hogwarts: Ravenclaw

     

    Salu2.

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  13. En ese momento, se había disociado un poco al observar las constelaciones que se formaban sobre el abovedado techo del Gran Salón. La astronomía era una de las asignaturas favoritas, aunque sólo la había cursado en Ilvermorny y de forma muy rudimentaria; por lo poco que tuvo oportunidad de conocer, en Hogwarts se lo tomaban más en serio, pues era una asignatura obligatoria durante los primeros cinco años. 

    Gracias a los viejos y nuevos dioses, el choque de hombros lo devolvió a la realidad. 

    ⎯⎯Tenemos que dejar de encontrarnos así ⎯ repuso jovial, haciendo una ligera venia a modo de saludo a la Macnair, entre el mar de conversaciones ⎯. Que no te sorprenda, pero últimamente le hago más favores a MACUSA en el campo de las criaturas mágicas, ya no tengo edad para jugar al espía.

    El clamor con el que fue recibido el discurso del ministro Malfoy, y la posterior indicación del Sumo Inquisidor para vaciar la estancia, hicieron que efectuara un rápido cambio de planes para poder continuar la conversación con su compañera de tantas aventuras a lo largo de los años. Agradecía su cautela al conjurar el anillo contra oídos indiscretos, y era preciso, pues nunca se era demasiado cuidadoso. Agitando su varita con un sencillo movimiento, realizó un encantamiento convocador para una de las varias bandejas que habían aparecido sobre las mesas, tan abarrotadas que no les habían dado la oportunidad de sentarse. 

    Invitó a Juliette a salir, siguiendo la trayectoria hacia los jardines y las carpas erigidas al pie del Lago Negro, con la bandeja de comida siguiéndoles por encima de las cabezas. En cuanto las cosas comenzaron a tomar su curso, retomó la conversación. 

    ⎯⎯Agradezco el cumplido, aunque siento que el azul me va un poco mejor ⎯ con una risa por lo bajo, se retiró la capa de los hombros para llevarla doblada bajo el brazo, mientras cuidaba de no tropezar en el escarpado campo abierto que era el exterior de Hogwarts ⎯. Vine más por un tema de nostalgia, que por otra cosa. Sabes que me he mantenido fuera del ojo público, y con mayor razón, la Asociación me ha tenido un poquito ocupado. 

    Se detuvo al final en una de las bifurcaciones del camino, en parte para descansar, pero también para poder charlar con la joven de esmeraldina mirada sin las interrupciones que supondrían ir buscando una tienda disponible para poder continuar con la conversación y poder, de menos, aprovechar la comida que se había ofrecido. 

    ⎯⎯¿Qué hay de ti, mi querida Juliette, viniste por la comida, o por estar al día con las reformas? 

     

    @ Juliette Macnair  Mil años tarde, pero igual cuenta (?)

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  14. Boston, Massachussets.

    Se necesitaba de una expedición a China en busca de perfeccionar sus conocimientos mágicos, para que el Black Lestrange volviera a sus raíces. Era cierto que no había pasado mucho tiempo con los Thawne tras su reincorporación al árbol genealógico, pero en ese momento necesitaba despejarse sin tantas preguntas respecto a la evidente fatiga por el continuo uso de sus diversos poderes. 

    Volvía de su paseo habitual por el Freedom Trail, haciendo resonar sobre el adoquín la punta del modesto bastón que llevaba como parte de su indumentaria. Un regalo de Cassius, tenía la punta superior adornada con una lechuza de plata, que batía las alas como si fuese a echar el vuelo. Pero su retorno a la habitación que había alquilado cerca de allí, se vio interrumpido por un chasquido que le hizo girarse con cierta cautela. 

    A la luz de los edificios nocturnos, se podían distinguir las amplias orejas y los enormes ojos vidriosos de la criatura, que era varios palmos más pequeña que él. Reconoció de inmediato al elfo que le había dado la bienvenida en la mansión Rosier, y no pudo sino curvar sus labios en una sincera sonrisa al concluir la lectura de la invitación.

    ⎯⎯Y en el momento más oportuno, vaya alineación de los astros ⎯ dijo para sí, extrayendo la varita del bolsillo de su abrigo marrón, con la hilera de botones dorados reluciendo ante el movimiento ⎯. Vamos allá, llévame con ella, mi querido amigo. 

    Conjuró un Fulgura Nox, creando una distorsión espacio-temporal manifestada en forma de un agujero frente a ambos. Le pidió al elfo que cruzara primero, para fijar el destino, y raudo hizo lo mismo, viajando miles de kilómetros de vuelta a la capital inglesa, justo donde le esperaba su acompañante de aquel evento que seguro sería buena oportunidad de refinar sus oxidadas capacidades sociales. 

     

    Londres.

    ⎯⎯Yo opino que el color verde siempre le ha ido de maravilla. 

    Alzó la mano a manera de saludo para romper la tensión, mientras emergía del portal. Había alcanzado a escuchar el comentario de quien atendía el negocio respecto a la elección que podía hacer la Macnair-Rosier, por lo que no desaprovechó la oportunidad para hacer su entrada. Una vez que el hechizo se cerró tras de él y el elfo, avanzó a paso tranquilo hacia donde estaban, esquivando las cintas y tijeras que levitaban de aquí a allá. 

    ⎯⎯Mi querida Juliette, nos encontramos nuevamente ⎯ saludó, depositando un sutil beso en la mejilla izquierda y apoyando la diestra en brazo de la Macnair. Acto seguido, sostuvo en alto la invitación  ⎯. Un baile, ¿es en serio? Dado nuestro historial de huir de ese tipo de eventos cuando menos lo esperamos, parece que la tercera es la vencida, ¿no te parece?

    En ese momento, se palpó la camisa con encaje en el cuello que llevaba bajo el abrigo, como si buscara algo con desesperación. 

    ⎯⎯¡Pero, claro! También necesitaré un aditamento de emergencia para este evento. Hum... ⎯ se giró hacia la mujer que atendía a Juliette, con la esperanza de que tuviera algo a juego con su atuendo de último grito de la moda del siglo XVIII ⎯. ¿Tendrá de casualidad algún chaleco escarlata? Y, tal vez, unos zapatos puntiagudos. Del cabello me encargó yo. 

    Volvió a entablar contacto visual con la Rosier, utilizando su metamorfomagia para modificar la tonalidad de su cabellera, derivando en una esponjosa y grisácea mata, como si fuera algodón de azúcar recién elaborado.

    ⎯⎯Espero disculpes mi descaro, estaba de vacaciones en Boston cuando llegó tu elfo. No tuve tiempo de elegir un atuendo menos...patriótico. 

     

     

    @ Juliette Macnair

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  15. Estaban en el Juego Final. 

    La última predicción que dio utilizando su conocimiento de Adivinación, fue correcta. Al menos en esencia, pues el destello que emitieron las runas al ser ordenadas como él había sugerido, le indicaron que su idea no era del todo descabellada. Ya sí en cien años, o mil, acontecía otra llegada del conejo, correspondería a los defensores de esa época el determinar si el joven Black Lestrange había tenido razón o no en predecir un futuro ataque. 

    «Cerca, muy cerca. Esto se va a poner movidito en cuanto entremos ahí», pensó, intentando seguirle el paso a su instructora a través del acceso que las runas les desbloquearon. 

    Yuriko era muy ágil, pues el castaño aún con las botas de siete leguas no podía alcanzarla del todo, aunque también culpaba a la fatiga que resultaba de usar continuamente sus poderes sin descanso alguno. Amit fue el primero, y último, en caer, considerando que los otros miembros que se les unirían se perdieron en el camino; ahora dependía de su instructora y de él salvar lo que quedaba del pueblo y asegurar que no se propagara a otros sitios. 

    ⎯⎯Detesto admitirlo, pero estos demonios sí que tienen buen gusto ⎯ mencionó ante la vista del altar y la efigie dedicada al conejo, ambas grandes obras de arquitectura oriental, a pesar de que fueran el medio de propagación de la energía oscura. 

    Pero no era tiempo de apreciar la bella decoración, pues su profesora había hecho lo propio para comenzar la contención del demonio, colocando la daga dentro de la urna que él mismo había transformado minutos atrás. Era tiempo de probar que verdaderamente sería de utilidad para el fin con el que la había modificado. Sosteniendo su varita de nogal negro, aguardó a la instrucción de Yuriko, pues reconocía que ella tenía una amplia experiencia lidiando con ese tipo de situaciones. 

    En cuanto colocó la tablilla con cierta dificultad, debido a la enorme presencia de oscuridad allí, suficiente para que Eobard se estremeciera cada ciertos segundos, supo lo que debía hacer; confirmado después por la oriental, quedaba generar una tapa u obstáculo para contener a la criatura allí, y poder colocarle el sello que la mantendría fuera de ahí por, al menos, cien años. 

    Recurriendo a su conocimiento de Transformaciones, el Black Lestrange realizó un único movimiento descendente en forma de zigzag, comenzando la mutación del objeto de madera que había cubierto la urna. A diferencia de las otras ocasiones en que había transformado algo, esta vez no modificó la composición del objeto, sino que lo hizo más maleable, pues la madera comenzó a escurrirse como si se hubiese derretido. Poco a poco abarcaba cada una de las aristas, similar a la cera que se adhería a algunos recipientes previo al uso del plástico. Finalmente, la tapa quedó como una formación flexible a la vista, pero resistente como el platino, con algunos destellos en oro. Además, en el centro de esta, se había formado una figura simple de un conejo para dar a entender a los futuros poseedores de dicha urna, lo que estaba contenido ahí. 

    ⎯⎯Es hora, creo con eso será suficiente como para que resista. Pero sin el sello, sólo será una prisión temporal. 

    Cerró los ojos por varios segundos, trayendo a flor de piel los últimos resquicios de su fuerza vital para poder ayudar a Yuriko con la colocación del sello. De eso dependía el éxito de la expedición, no podía haber errores.

     

    @ Ludwig Malfoy  @ Amit Lockhart

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  16. Escuchaba con atención la explicación que Juliette le brindaba respecto a la presencia de las rosas, mientras se hacía con un bagel de salmón y queso crema para acompañar con el whisky de fuego. 

    ⎯⎯Tiene sentido, es parte de una gran tradición familiar. Un cliente seguro ya tienes ⎯ concedió, ladeando la cabeza a juego con la sonrisa que le dedicó ⎯. Gran sorpresa también es enterarme de tu herencia Rosier, se creían desaparecidos tras la Segunda Guerra, pero claramente los registros mentían. 

    Coincidió con ella en cuanto a mantener un bajo perfil. Dada la constante inestabilidad social que había reinado en Europa tras los cambios en el entorno político, era más sensato ocuparse en los asuntos propios y, de vez en cuando, interferir en los de otros. 

    ⎯⎯No sabes lo útil que me ha resultado estar muerto para la mayoría de los gobiernos europeos ⎯dijo, moviendo los dedos de la mano sana como sí enlistara países ⎯. Pero, a veces, uno se cansa de correr. 

    En cuanto Juliette tuvo el caso entre sus manos, Eobard hizo lo mismo, paladeando un poco la mínima cantidad que se había llevado a los labios. El ardor invadió su boca, como si le cerraran la garganta, pero poco a poco fue diluyéndose en una sensación reconfortante, que se cuestionó si se debía a la bebida o al reencuentro. 

    ⎯⎯Cuéntame tu secreto, quisiera tener una cabellera tan sedosa como la tuya ⎯ repuso con gracia, inclinando ligeramente la cabeza hacia la derecha ⎯⎯. Un guerrero caído, me temo. Supongo que tiene que ver con la edad, uno se hace menos ágil y más cauto; pero aún se me dan bien las escapadas de los bares, si te lo estabas preguntando. 

    Una fugaz imagen del altercado en Elviris Pub, momentos antes de que se les convocara para recibir la mítica Marca Tenebrosa. Entonces no les había importado dejar atrás un negocio casi destruido, y parecía que esa chispa era lo que necesitaban ahora para retomar las andadas. 

    ⎯⎯Dudo que sea eso, todos tenemos fantasmas, y algunos de ellos visibles al ojo. La cuestión está en no dejar que nos arrastren a ese inframundo. 

    Volvió a reclinarse sobre el asiento, con el vaso en mano y la zurda reposando casi inerte sobre su rodilla, mientras escuchaba con atención el contexto respecto al hijo de Juliette del que no tenía conocimiento. En el gris de sus ojos se podía ver la sorpresa; y vaya que él no solía sorprenderse con facilidad. 

    La amplia sonrisa que dejaba entrever sus piezas dentales era una reacción cortés para que su expresión de sorpresa no pareciera desconcertante.

    ⎯Kalevi ⎯ repitió, visualizando la imagen de un hábil estudiante de Slytherin ⎯. Razones de sobra tienes para haberlo ocultado, han sido años complicados, y en esas edades, más aún. Sin embargo, creo que en lo que respecta al padre, más de uno nos hemos llevado un chasco así que, ¿qué es lo que le ha pasado? 

    Aunque le interesaba conocer quién sería el posible padre, tampoco quería ser tan fisgón, así que aprovechó para hacerse de otro bocado del bagel. Las posibilidades eran casi infinitas, tal vez alguien dentro de los Sagrados Veintiocho o algún joven de buena cuna en Norteamérica.

    ⎯⎯Disfruto elaborar pociones en mis tiempos libres, creo que mi opinión respecto a lo que es aburrido o no, sería inválida ⎯ concedió tras otro sorbo a la feroz bebida, como antesala a los hechos que se desdoblarían ahí a partir de entonces ⎯. Me encantaría conocerlo, siempre es grato saber de otro Slytherin, aunque bien sabes que originalmente fui un Wampus. Si me dices que gusta de hacerse con exquisitos objetos de alto valor histórico, lo enlistaré a mi pequeña asociación.

    La expectativa de conocer a alguien de quien, momentos antes, no había tenido ni idea de su existencia era emocionante. Las palabras de Juliette contribuían a su imagen de cómo sería el muchacho, por lo que seguro se llevarían bien. 

    O intentaría hacer añicos al Black Lestrange en su primera oportunidad.

     

     

    @ Juliette Macnair  Han pasado 84 años, srry (?)

     

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  17. Yuriko y Amit lo alcanzaron al poco tiempo, pero el cansancio ya era evidente. Estaba deseando tirarse a la cama de su habitación en la Mansión Black Lestrange, o en un catre de San Mungo, cuando todo esto terminase. 

    Les siguió el trote mientras se mentalizaba para la confrontación final; contener a un demonio nunca había sido cosa sencilla, ni siquiera para los magos. 

    ⎯⎯Con tantos senderos que hemos recorrido, estaremos en muy buena forma para correr un maratón ⎯ dijo con una media sonrisa, subiendo por los peldaños a los que la profesora los guió. 

    A pesar de llevar las botas de siete leguas, y de que su lado reptil le daba cierta fortaleza, no podía evitar sentir que le faltaba el aire conforme se acercaban al templo. Y quizá tenía que ver con el hecho de Yuriko sostenía la daga, lo cual intensificaba el aura oscura alrededor de los presentes. 

    Llegó tras la profesora y su compañero malherido, dando un traspié en el último escalón que quedaba por subir. 

    ⎯⎯Claro, en este tipo de recintos siempre hay una clave para poder acceder. Nunca falla.

    Teniendo la asignación de descifrar la secuencia correcta para poder acceder al templo, el castaño se dispuso a rebuscar entre sus bolsillos el objeto que requeriría para tener mayor claridad en lo que quería observar. Por fin extrajo una esfera de cristal de tamaño mediano, lo suficiente para caber en la palma de su mano, y con un contenido nebuloso similar al de una recordadora.

    ⎯⎯Veamos que nos dice el Ojo Interior. 

    Utilizando su conocimiento de Adivinación, intentó encontrar la combinación correcta, recordando también sus clases de aritmancia. El runespoor representaba al número tres, y si todas las runas se reacomodaban, podían formar un año posterior al que vivían actualmente, considerando que ese tipo de magia era periódica y ciertos patrones se repetían cada cierto tiempo, como el surgimiento de magos oscuros como Grindelwald y Voldemort. 

    Agitó la cabeza, para poder despejar sus pensamientos y centrarse en la predicción que le daría la combinación acertada. Primero apareció un graphorn recorriendo un páramo similar al del Bosque Prohibido, después un unicornio caía a manos de una figura encapuchada, otro graphorn era rescatado por unos magizoólogos en Boston y, finalmente, las cabezas de la runespoor se agitaban vivarachas del otro lado de la bola de cristal, como si quisieran salir. Eso era. 

    Dos mil ciento veintitrés. 

    ⎯⎯¿Por qué no probamos con la siguiente combinación? Graphorn, unicornio, graphorn y runespoor ⎯ sugirió, levantado la mirada del objeto de cristal que había tomado prestado de las pertenencias de Mía ⎯. No pretendo ser un vidente ni nada por el estilo, pero este tipo de magia suele seguir un patrón.

    Echó un vistazo al pueblo, más abajo de donde se encontraban. Las edificaciones se repararían, pero el mal siempre estaría vigente, así había pasado con civilizaciones que cayeron y ascendieron en el mismo lugar. 

    ⎯⎯Ese número nos muestra un año que acontecerá exactamente en un siglo, quizá es así como funciona. Un aviso para la siguiente generación.

    Detuvo sus cavilaciones y aguardó a que Yuriko intentara el conjunto de runas que había presentado, fruto de su predicción. Quedaba ver si había sido correcta o un fallo total. 

     

    @ Ludwig Malfoy  @ Amit Lockhart

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  18. Tragó saliva al ver la espada Kansho en manos de Yuriko. Era sin duda un arma formidable, lo suficiente como para absorber hechizos y devolvérselos a su invocador. Él mismo recordaba haber caído en combate contra Runihura con esa misma daga, así que su aparición indicaba que la profesora no se andaba con rodeos. 

    ⎯⎯Eso… debió doler ⎯ dijo al final, apretando suavemente los dientes ante la escena de la profesora atravesando a Amit con el arma. 

    No era fanático de la sangre ni por asomo, por algo nunca se especializó en sanar heridas, ni mucho menos laborar en San Mungo. Se giró por unos instantes, mientras la líder de la expendición hacía lo propio para atender a su compañero en apuros. Su fuerza física flaqueaba, pero ya no podían echarse para atrás. No cuando podían detener aquel universo de la locura. 

    Por fortuna, Yuriko parecía tener todo controlado con Amit, ya que le pedía hacerse cargo de la roca que su compañero había puesto para cerrarles el paso. Asintió con suavidad y se adelantó para encargarse de ese asunto. 

    «Genial, menos sangre para mí», pensó, mientras ascendía hacia el hueco cubierto por la formación rocosa. 

    ⎯⎯Sí que te luciste, Amit… Aunque, más bien, fue Amit bajo la posesión del espíritu. Destruir esta roca es lo fácil, pero un Black Lestrange siempre busca complicarse las cosas. 

    Trazó un medio círculo con su varita, en torno a la superficie de la roca que daba al exterior, canalizando su conocimiento de Transformaciones para deshacerse de ella. En sentido figurado, claro, pues sabía que la materia no se creaba ni se destruía, sólo se transformaba. 

    Continuó con su encantamiento, pasando a dibujar sendos espirales en forma del infinito, que poco a poco fueron mutando el obstáculo. La seca y fría roca dio paso a una textura más delicada, suave al tacto y que se manipulaba con mayor facilidad. 

    Eobard dio un par de pasos hacia atrás para contemplar el resultado, no sin antes arrancar un poco de ese suave dulce, que se hizo agua en su paladar. 

    ⎯⎯No es bueno transformar cosas con el estómago vacío. Pero es mejor eso a desechar tanto fragmento de roca.

    En dónde antes había estado la esfera gigante, ahora se formaba una cortina de algodón de azúcar, infinitamente más maleable, y que gradualmente se desplazaba hacia los extremos para revelar el acceso. El camino hacia su destino seguía.

    ⎯⎯¡Obstáculo despejado! Podemos pasar, por fin ⎯ dijo, colocándose la varita en la yugular, y conjurando un hechizo no verbal para amplificar su voz. 

     

    @ Ludwig Malfoy  @ Amit Lockhart

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  19. De pronto, Amit volvió en sí, pero desde luego que no era el Amit que recordaban. Eobard podía identificar los síntomas de una posesión, de acuerdo con lo poco o mucho que sabía de artes oscuras. Además, ¿por qué los intentaría desmotivar así, estando tan cerca de llegar al templo? 

    Además, había trazado la Runa Dagaz, que reduciría considerablemente tanto el poder de Yuriko como el suyo; estaban jugando un juego más tenebroso, y el Conejo comenzaba a mover sus fichas. 

    «Como tengamos que abrirnos paso a través de la magia oscura misma, vamos a terminar todos en San Mungo con serias secuelas mentales», pensó el castaño, dirigiendo una perspicaz mirada hacia su compañero que de repente parecía haberse curado. 

    ⎯⎯¿En serio eres tú? ⎯ inquirió el Black Lestrange, mirando de soslayo a la docente para confirmar sus sospechas ⎯. Tienes una gran fortaleza, no muchas personas suelen sobrevivir a la posesión en su primer intento, ni siquiera los mejores Oclumantes. 

    Un crujido de roca y el subsecuente sonido de impacto contra otra superficie, le indicó que algo más estaba sucediendo mientras lidiaban con la sorpresa del regreso de Amit. El templo estaba ya muy próximo, y el espíritu seguro intentaría rezagarlos de cualquier forma. 

    ⎯⎯Eso no ha sonado bien, aquí hay gato encerrado. Permítanme un momento ⎯ pidió, cerrando sus ojos para concentrarse en el Ojo Interior gracias a su conocimiento de Adivinación.

    Nuevamente tuvo predicciones acerca del futuro inmediato que concernía al evento del Año Nuevo Chino. Una roca que bloqueaba el camino, y si no era retirada, permitía que el sello se anulara y se liberara todo ese mal en el mundo. Miles y miles de entes, fruto de la energía oscura, que emanaban del recinto del Conejo, y se extendían por todo el mundo, propagando así la oscuridad. 

    Un rápido atisbo del pueblo cercano al templo, reducido a cenizas, lo hizo estremecerse, y salir del trance. 

    ⎯⎯El espíritu del conejo está intentando cerrarnos el paso, lo he visto, y parece que se propagará si no quitamos pronto esa roca para ingresar al recinto ⎯ con la varita de nogal en mano, estaba en estado cauteloso por si su compañero poseído intentaba atacarlos ⎯. No hace falta decir lo que pasará si fallamos en detener esta manifestación dentro de Amit aquí y ahora. 

    Quedaba ver la decisión de Yuriko, que antes que nada era la líder de la expedición, y seguro tendría una idea de cómo lidiar con la situación que se les había presentado. 

     

    @ Ludwig Malfoy  @ Amit Lockhart

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  20. Cargar con un estudiante menos los demoraba en su búsqueda, y aquello había quedado evidenciado con la caída de la noche y la dificultad para conducirse en aquel sendero por el que el Black Lestrange había predicho que los llevaría sin tantas complicaciones al templo.

    Pero ya era tarde para echarse hacia atrás.

    Se giró sobre sus talones, con los ojos como platos, cuando escuchó el sonido que sugería que una cuerda se había jalado hasta accionar algún mecanismo. El primer cuchillo se impactó lejos de cualquiera de ellos, pero fue mera suerte. El verdadero reto yacía frente a ellos, con una infinidad de navajas que parecían lanzadas por un profesional, y que no tendrían piedad en perforar sus cuerpos. 

    «No terminaré siendo un queso mal picado», pensó el castaño, agitando su varita de nogal negro para desviar algunas lejos del grupo, que tenía preocupaciones de sobra. 

    La profesora Yuriko ya había tomado la iniciativa, y le tocaba a él seguir sus pasos para evitar aquella nube mortífera de cortes, por lo que concentrándose en su conocimiento de Transformaciones, comenzó a conjurar los cuchillos que seguían acercándose.

    ⎯⎯Las plumas han sido un maravilloso detalle, se verán geniales junto a lo que he elegido para acompañarlas.

    Como si se retorcieran por obra de una mano invisible, las navajas se fueron estirando hacia el frente, hasta finalmente convertirse en finas tiras de papel maché, y que conforme iban descendiendo por el aire, trazaban una serie de espirales. Así, el castaño había convertido el resto de los cuchillos en papel decorativo.

    Continuó haciéndolo por bastante tiempo más, concentrado en usar su conocimiento para evitar transformar los filosos objetos en algo peor.

    ⎯⎯Los usaremos para celebrar el éxito de esta expedición, supongo ⎯ comentó, enroscando su dedo en uno de los papelitos que descendían hacia él. 

     

    @ Ludwig Malfoy  @ Amit Lockhart

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  21. ⎯⎯Como todo, en realidad. El exceso de confianza puede ser la perdición de una persona, por más que domine algo ⎯ concedió, pensando en las muertes más banales que habían sufrido mágicos y no mágicos, tan irreales como lo era romperse el cuello con un mal paso en la acera ⎯. Además, el inframundo está en constante cambio, por lo que no es de extrañarse que uno vuele a ciegas. Aún el Nigromante, no está por encima de la Muerte, subestimarla sería una estupidez. 

    Las revelaciones hechas por Báleyr lo dejaron helado, aún no era tarde para sucumbir ante las cálidas garras que le ofrecían abrigo en otros planos existenciales. Era un viaje en el que existía un retorno, pero no sería ni remotamente placentero. Curvó sus labios ante la sonrisa tétrica del Arcano de Nigromancia, pero no existía felicidad en su expresión; más bien era la ironía de, por primera vez, enfrentarse a una arena en la que sólo contaba con el crudo fracaso como experiencia. 

    ⎯⎯Posiblemente nunca lo sabremos, hay asesinatos en Hogwarts y otras escuelas de renombre que, aún con miles de investigaciones, jamás se aclararon ⎯ terció, pensando en todas esas décadas que el asunto de la muerte de Myrtle la Llorona permaneció entre las sombras ⎯. Es más factible que ella vuelva, a qu...

    No logró terminar la oración, puesto que su cuerpo había dejado de responder tras el movimiento hecho por su mentor con su bastón. Lo extraño fue, que no vislumbró la escena desde sus propios ojos, sino desde una perspectiva aérea, como un ave que sobrevolaba en ese momento la escena. Una mirada hacia lo que yacía debajo de él, le bastó para entender que el arcano había desprendido su forma astral de su forma física. A diferencia de los agrestes fantasmas que moraban el mundo mágico, él seguía conservando los colores de su cuerpo y vestimenta. Ladeó la cabeza en torno a Báleyr, quien seguro podía verlo en ese estado. 

    ⎯⎯Con que así de patético me vi cuando caí a manos de Runihura. Disculpe la pose, Arcano Báleyr, pensé que haríamos esto un poco más adelante en la clase, así que no tuve tiempo de planear una menos vergonzosa. 

    Echó una última mirada a su cuerpo inerte, que se había quedado con un brazo sobre la cara, como si se cubriera del sol, y las piernas ligeramente flexionadas, antes de adentrarse en el cadáver ensangrentado de la muchacha, como una bola de luz que ingresaba a un mecanismo. Recorrió una serie de túneles caleidoscópicos, cuyos colores casi lo dejaron ciego, antes de aterrizar en un ambiente nebuloso, muy similar a lo que eran los terrenos de Hogwarts próximos al Lago Negro. 

     Se mezcló por un rato entre los grupos de estudiantes que inundaban el vivaz césped, buscando a su objetivo. A juzgar por las conversaciones y el ambiente jovial, debía ser el final del último trimestre, por lo que gran parte del alumnado ya había rendido sus exámenes finales. Pero las palabras se convertían en susurros ininteligibles apenas las personas abrían la boca, y sus cuerpos se iban difuminando a cada movimiento. 

    Hasta que, tras un largo tiempo deambulando cerca del linde del Bosque Prohibido, la encontró. Los vivos azules en su túnica y la apariencia que momentos antes había vislumbrado al ahondar en sus memorias, le indicaron que se trataba de ella. 

    ⎯⎯Esto va a ser interesante, ¿cómo hacer que una memoria me pueda ver? Y después de eso, que acepte volver al mundo de los vivos ⎯ dijo, caminando con un ligero trote hacia donde se encontraba. 

    «Y, ¿cómo pretendes eso, exactamente?», respondió la joven, dando la espalda a las copas de los árboles y mirándole directamente, evidenciando que había escuchado todo lo que el Black Lestrange había dicho. 

    Casi se tropieza al entender que se refería a él, derrapando a un costado para evitar caer. Por mera costumbre, miró hacia los lados para asegurarse de que no hubiera alguien más a quien pudiera estarle hablando, ya fuera alguien usando una capa invisible o un ente no visible a los ojos humanos. La chica se cubrió los labios para dejar ir una risa estridente. 

    «Te hablo a ti, tonto. Eres el único que me ve aquí», clarificó, señalando los pocos grupos que se atrevían a arremolinarse a las orillas del Bosque. «Digo, aún cuando estaba viva no destacaba mucho, pero ahora es mucho más notorio. Me llamo Laurel Lance, por cierto.»

    ⎯⎯Eobard ⎯ murmuró el castaño, aún incrédulo de lo que estaba sucediendo. Sacudió la cabeza al recuperar el hilo de los eventos, carraspeando antes de volver a hablar ⎯. Eobard Aldrich Black Lestrange. Jamás me imagine que una memoria estuviera consciente de su muerte, aunque en mi defensa, es la primera vez que hago esto. 

    «Qué nombre tan extraño, Eobard, no parece que sea de este siglo. Entiendo tu sorpresa pero, ¡no estás en una memoria! De verdad soy yo, o bueno, al menos, lo que queda de mí, entonces lógicamente estoy consciente de que morí. Esa es la razón por la que te veo, y por la que el resto parece más bien una película repetida una y otra vez hasta el cansancio».

    Le invitó a que la acompañara de vuelta al castaño, sujetándole la mano, que el Black Lestrange percibió cálida, muy contrario a las creencias de que los fantasmas eran helados. Confirmaba las palabras de Laurel mientras volvían a Hogwarts, notando que los movimientos de los estudiantes se replicaban cada cierto tiempo, indicando que no estaban conscientes de sus acciones. Así, al final llegaron al Séptimo Piso, cerca de la entrada a la Torre de Gryffindor, pero en vez de ir hacia dónde los leones, la mujer lo condujo hacia el aula de Aritmancia. 

    ⎯⎯Quisiera saber cómo fue que moriste. Si es que lo recuerdas, claro. 

    «Por curiosa, creo. Fue aquí mismo, detrás de esa puerta. Vi cosas que no debía ver, y pagué el precio por ello», respondió la señorita Lance con una tranquilidad nada natural. «Entra, así verás qué es lo que sucedió en realidad».

    La madera cruijó cuando el castaño la empujo, temiendo alertar a lo que fuera que los esperaba, pero por fortuna nada salió al ataque de la nada. Con la casi inexistente iluminación, apenas se percibía la silueta de alguien en el centro, que parecía sentado con las piernas flexionadas, en torno a lo que parecía ser un libro escarlata, con cadenas que sobresalían por todos lados. A juzgar por la apariencia de dicho libro, debía ser algo prohibido, mucho más macabro que las lecturas que correspondían a la Sección Restringida. 

    «Él es Damien Darhk, ambicioso estudiante de la casa Slytherin. No nos llevamos bien, y lo peor de todo es que lleva seis años amenazando a cualquiera que ponga en duda sus poderes y habilidades. Esta vez fue demasiado lejos, obteniendo un libro a través de un comprador misterioso; intenté disuadirlo de utilizarlo, pero claramente fue inútil», dijo con una sonrisa irónica, colocando sus dedos índices sobre su pecho, «Esta misma tarde pretendía utilizar el libro para invocar la fuerza vital de una antigua tribu, los Zambeze, pero lo confronté en el momento en que iniciaba su ritual».

    A sus palabras las prosiguió una escena propia de una memoria dentro de un pensado, con la figura esbelta de la joven rubia entrando al aula y señalando a Darhk con una mano y la varita en la zurda. El muchacho, rechoncho y de cabello lechoso, se giraba, horrorizado, y le espetaba que no era asunto suyo, que huyera de allí, o la acabaría en un instante. Laurel no cedía, amenazando incluso con denunciarlo con el director Basil Fronsac si no cedía. Una primera llamarada, de intensidad moderada, la lanzó contra la pared de ladrillo. 

    Le había chasmucado el hombro derecho y una parte de la mejilla de ese mismo lado, pero Laurel pareció no rendirse. Blandió su varita nuevamente e intentó desarmar a su contrincante, que respondió con más fuego y uno que otro maleficio. El duelo se prolongó por unos minutos, hasta que Damien hizo el movimiento final, enviando una llamarada con forma de erumpent, que corneó a la Ravenclaw de lleno, acabando así con su vida. 

    ⎯⎯Qué manera tan horrible de morir. Lo siento mucho, Laurel ⎯ dijo al final, cuando la escena se desvaneció y dejó a la estancia de Aritmancia con la presencia de la joven y la suya ⎯. Sin embargo, creo que conoces acerca de la Nigromancia. Es lo que me ha permitido llegar aquí, para conocerte, para estudiar tu historia. Ha sido enriquecedor, de verdad te lo agradezco.

    «Sí... Ya lo suponía. Algo me dice que nos hemos enlazado de alguna forma, así que podremos comunicarnos el uno con el otro, ¿verdad? Este plano de la existencia comenzará a colapsarse, deberías salir de aquí. Te veo del otro lado, Eobard».

    El castaño se propulsó de vuelta al plano astral, fuera del cadáver de Laurel, mientras dejaba atrás el entorno del Hogwarts contemporáneo, que se difuminaba cual tinta vieja en las hojas de pergamino. Finalmente emergió del cuerpo, como alguien que se zambulle al agua sin tanques de oxígeno o el Casco Burbujay respira por primera vez en mucho tiempo. 

    ⎯⎯La mataron por ser demasiado curiosa. Y fue en Hogwarts, para no perder la costumbre. Hemos comenzado a vincularnos, al menos creo que puedo intentar traer su alma aquí, ya he hablado con ella. 

     

    @ Báleyr

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