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Eobard A. Black Lestrange

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Todo lo publicado por Eobard A. Black Lestrange

  1. Sabía que la primera impresión tras una considerable ausencia de su parte, no sería bien recibida. Aún así, la expresión de Juliette al escuchar noticias del más joven de sus hijos, le dio un poco de tranquilidad. Un lujo que no se había podido permitir en años, como un bálsamo para una profunda herida que había recibido. —Desde luego, este sistema ha demostrado ser tan vulnerable, que un ligero temblor lo volvería a hacer añicos —coincidió, recordando la inestabilidad de la institución a lo largo de los años —, ya no digamos, un grupo de adolescentes buscando una profecía. Si bien, era nuevo en el entorno del Departamento de Misterios, estaba consciente de las restricciones a las que estaba sujeta la dependencia, dadas las constantes tendencias a ser blanco de ataques e infiltraciones. Pero eran asuntos triviales, comparándolos con los que ambos estaban lidiando en ese momento. No tuvo que preguntarle qué era lo que le pasaba, pues también él lo había sentido: el tatuaje tenebroso en su antebrazo volvió a escocerse la piel, como no hiciera en la última década. Casi como si se tratara de un evento poético, recordó que cuando ocurrió su primer llamado, los dos coincidieron en el mismo lugar. No obstante, las cosas eran muy diferentes ahora. Le sostuvo la mirada a la Rosier mientras iba de aquí a allá. Era como una atracción magnética y, aunque jamás lo admitiría, de los atributos que encontraba más atractivos en su esposa; por un momento, se sintió ensimismado, entre el barullo del Atrio, que a pesar de estar varias plantas debajo era ligeramente audible, y la preocupación de Juliette por el futuro de las familias. El último nombre lo hizo reaccionar. —Baela, ¿cómo está ella? ⎯ sacudió la cabeza, regresando al punto preocupante. Desde luego, se preocupaba por ella casi tanto como se preocupaba por Daeron, aunque era una constante el haber estado ausente cuando más le necesitaron ⎯. No pasará. Por algo tomamos la decisión de mantenerlos a raya. Claro que, el contexto familiar pesa bastante por parte de ambos ⎯ agregó, recordando la sensación de poder al haberse unido al resto de los Black Lestrange como un mortífago. Dio un ligero apretón a los dedos que un momento después rozaban su mano. Aún después de diez años, esos momentos de privacidad se sentían como una bocanada de aire fresco. —Caminamos entre dos mundos distintos, pero no podremos hacerlo eternamente. A veces es mil veces mejor premeditarlo, que hacer algo con la esperanza de que no todo se vuelva un caos. La siniestra calma parecía haber alcanzado incluso al desierto Departamento de Misterios. Sin romper el contacto con Juliette, hurgó su bolsillo con la mano libre, hasta encontrar lo que estaba buscando. La coartada perfecta, por si alguien iba a fisgonear por ahí. En su juventud como mortífago, la experiencia de estar en el frente le producía una adrenalina que pocas situaciones le generaban, pero dados los eventos más recientes, hasta él consideraba más prudente jugar una partida larga. ⎯Estamos de acuerdo en que la familia es prioridad, ¿no? Sabes dónde está Daeron, y te puedo asegurar que hasta el último Thawne, incluyéndome, lo cubrirá. Enfoquémonos en los demás, esta reunión familiar va a ser emocionante ⎯dejó caer los detonadores trampa cerca de la entrada a la Cámara del Espacio, que seguía fragmentada tras la entrada de su esposa. Los cachivaches se activaron, comenzando una marcha metálica hacia la entrada de la dependencia misma. Una vez ubicados en su posición, se detonarían a sí mismos, simulando un intento de infiltración. Confiaba en que el Director lo entendería; después de todo, no había inefables a los cuáles usar de chivo expiatorio. Quizá cuando las aguas se calmaran un poco, podría formular una serie de hechos que explicaran por qué el Departamento de Misterios y, más específicamente, su área de investigación, estaba hecha un caos. ⎯La verdadera cuestión es, ¿cuál será nuestro siguiente movimiento? ⎯ se dirigió nuevamente a la Rosier, ya con varita en mano. Si decidían moverse a otro sitio, conjuraría el Haz de la Noche, para evitar depender en modos de transporte regulados. Había tomado todas las precauciones posibles, como llevar puesto el anillo salvaguarda contra oídos indiscretos, que haría que su conservación se mantuviera privada. No podía dejar las cosas a la suerte. Ya no. @ Juliette Macnair
  2. El fin de una era. Antes de que me rechacen la actualización de la ficha. (?) Nick actual: Eobard Thawne Nuevo Nick: Eobard A. Black Lestrange Link a la ficha o al post de actualización del personaje en ficha: Ficha.
  3. Flashback ~ Boston, Abril 2027 El ocaso proyectaba los últimos destellos del sol primaveral de aquel día en los ventanales del Castillo Thawne. Observaba desde la tercera planta, con los ojos por encima de sus lentes, la pequeña colina que se alzaba más allá del sendero de entrada a la propiedad. Estar ahí evocaba un sinfín de recuerdos de su juventud, pero hacía tiempo que estaba en paz con sus propios fantasmas. —Un centímetro más, y podrías fundirte con el vidrio de la ventana — se escuchó una voz nítida, a pesar de estar del otro lado del inmenso espacio de reuniones. —No quisiera perderlo de vista, no más de lo que llevo en siete años. —Está a salvo aquí, primo, te di mi palabra. Harrison lo visita de vez en cuando, como un abuelo. —Mientras no lo haga entrar en sitios arqueológicos antes de que reciba su varita, supongo que está bien — repuso Eobard, separando la mirada del pequeño, que sostenía una escoba de juguete mientras subía una vez al montículo. Cassius Thawne, actual cabeza de familia, ladeó la cabeza hacia la derecha, seguida de una expresión de irónica esperanza ante la posibilidad de que aquello sucediera. Una mesa lo suficientemente larga como para ocupar una alberca semiolímpica los separaba. Y en el centro de ésta, una colección de fotografías mágicas en las que, a lo largo de los años, se relataba la historia de aquella familia al noreste del país. —Uh, yo estaría más preocupado de que saliera a su padre, y en un par de años decidiera irse a Inglaterra. Al paso que va, mostrará signos de poder mágico en dos o tres años. —Absoluta y definitivamente, no. Tendría que estar mal de la cabeza como para siquiera considerar regresar ahí — su mirada se posó en el intento de mapa que se ocultaba entre las imágenes móviles, el cual intentaba representar la extensión de la Cámara del Espacio. Época actual ~ Departamento de Misterios, Septiembre 2030 Su paciencia le impidió llegar al Atrio y lugar su cometido, porque los ascensores parecían tener más demanda de lo usual, de modo que tuvo que improvisar, recurriendo a una vieja máquina expendedora, similar a las que había repartidas en el mundo muggle, que aceptaba galeones como pago. El chai restauraría sus sentidos. Debido a la sensación de poca gravedad en la Cámara, el humo de la taza de té parecía ser parte del mismo cosmos. Como un algodón de azúcar hecho a la ligera. Mientras hacía levitar un retrato del famoso astrónomo griego, Ptolomeo, Eobard escuchó un fuerte estruendo que parecía venir del pasillo. En un inicio se preguntó si estaba perdiendo la cordura por la falta de alimento, pero conforme el ruido se iba acercando a su posición, supo que no era imaginación suya. Y la puerta se abrió sin más, materializando a Juliette a sus espaldas. Casi por instinto, recuerdo de su juventud como mortífago novato, miró por encima del hombro, sosteniendo la varita de nogal negro en dirección a la entrada. Pero en cuanto escuchó su voz, la bajó rápidamente. —Me sorprendería si no lo fuera — recitó el Black Lestrange, girándose hacia la mujer, mientras el cuadro del astrónomo viraba hacia la derecha. La edad parecía no tener efecto en ella, pues la recordaba casi igual desde su último encuentro —. La muerte de un ministro suele ser un presagio de guerra. Era como ver un fantasma. O casi. Hacía diez años que estaban casados, pero con las constantes idas y venidas de ambos, cada que se reencontraban parecía como la primera vez que se veían. Su enojo era palpable, aún a la distancia, cada vez más corta, que los separaba. Se permitió trazar una sonrisa que ligeramente dejó ver sus dientes, a medida que hacía contacto visual con Juliette. Había cosas que nunca cambiaban, como ésa. Sólo que ahora, quedaban atrás esas reuniones en las que se sentaban a ponerse al día sin más preocupación que cuándo volverían a coincidir. —También me da gusto verte — repuso, manteniendo la sonrisa ante el comentario —. No fue fácil regresar, sabes igual que yo lo delicado que es el sistema. Pero, se presentó un vacío de poder, y no pude resistirme. Ya es momento de darle un poco de...estabilidad a esto, ¿no te parece? Extendió su mano para invitarle a sentarse en uno de los confortables asientos de piel a un costado del escritorio, que un instante atrás estaban ocultos por el efecto nebuloso que producía la Cámara del Espacio. Podría considerarse afortunado, si es que lograba salir vivo de ésta, ni siquiera cuando se enfrentó a los misterios de la enseñanza arcana en el antiguo Mahoutokoro sintió tal expectativa de lo que sucedería. Se encontraba en terreno ciertamente peligroso, pues su última desaparición no tenía una justificación plausible. Es más, hasta él se cuestionaba si solamente lo había hecho como una inconsciente costumbre, o existía un contexto detrás de ese comportamiento. —Por cierto, Daeron está bien. Más que bien, de hecho. Recibí el impacto de una quaffle cuando iba camino a verlo, así que es oficial, está mostrando signos —comentó casualmente, tomando asiento al final. @ Juliette Macnair ☠️
  4. —Qué lugar tan acogedor elegiste para trabajar. Como si las cámaras de Gringotts no fueran lo suficientemente claustrofóbicas. Cuando la puerta que daba a la estancia circular se desvaneció tras de ellos, sus ojos tardaron un poco en adaptarse a la nueva penumbra de la habitación en la que se encontraban. Pero ahí, al menos, podía distinguir más allá de su nariz. Un cúmulo de estrellas y otros cuerpos celestes se agolpaba en el techo de la Cámara del Espacio, casi tan tranquila y siniestra como el resto de las estancias del Departamento de Misterios. La vista ofrecía el todo y la nada, miniaturizado a conveniencia. —Decidí que quería un poco de tranquilidad, y me pareció la opción más viable — respondió el Black Lestrange, varita en mano, conjurando un encantamiento para adherir su calzado, y el de su acompañante, al suelo —. Sea como sea, se acabaron los señuelos, ya era hora de regresar. Entonces, ¿te gusta la decoración? Nash Wells dio un par de pasos hacia el frente, analizando las trayectorias de los planetas del Sistema Solar. Era como estar en el vacío mismo, y lo habría afirmado, de no ser por qué su capacidad de respiración se mantenía intacta. Se giró, apoyándose en su báculo, para encarar a su antiguo aprendiz. —La decoración es lo de menos, me preocupa los riesgos que estás asumiendo al regresar, así sin más, a la vida pública. —¿Riesgos? — inquirió el Black Lestrange, rodeando el centro de la Sala hasta llegar a un modesto escritorio de caoba donde reposaba una caja con sus pertenencias, transferidas de la AGI —. Vamos, Nash, han pasado años. Jugaste bien tu papel, asumiendo mi apariencia y manteniendo mis intereses a flote. Pero, creo que ya es momento de volver a las andadas. Estoy en deuda contigo. —Lo anotaré a la lista, justo debajo de rescate de la zona de guerra — Nash manoteó, restándole importancia, mientras usaba sus dotes de metamorfomagia, una habilidad que compartía con su interlocutor, para volver a su apariencia real —. Trata de que no te hagan volar por los aires de nuevo, ya no estoy para esos trotes. Eobard amagó una risa ante la referencia a la maniobra de rescate que empleó Nash para sacarlo de Hogwarts durante el Día de la Ira, la última vez que se le vio en público. Lanzó la miniatura Leprechaun de vuelta a la caja; ya habría tiempo para decorar, y para ponerse al día. Ahora, asuntos más apremiantes solicitaban su atención. —Supongo que regresarás a Norteamérica, ¿verdad? Saluda a la familia por mí y, por favor, deja de usar ese corte de cabello. Aquello era un eufemismo al aspecto de Wells; si se colocaba a un lado de Eobard, se podía considerar su gemelo, salvo por el detalle de que lo superaba en, al menos, veinte años. Su mentor dio una cabezada a manera de despedida, y se desvaneció entre las nebulosas del cuarto, dejando al castaño ordenar sus prioridades. El Ministerio de Magia inglés pasaba por una transición tras la muerte de su anterior líder. Aún desconocía la situación de la familia, tras años en exilio. Y por si fuera poco, ahora era el Jefe de Inefables. Y aún ante la ausencia de éstos, quedaba prepararse para recibir a los nuevos reclutas, si es que decidían aventurarse en la novena planta. —A trabajar. O eso creo, necesito energía. Recitó a la etérea escena del universo conocido, antes de abandonarla, para retornar a la estancia circular, con las puertas sin perilla que recibían a propios y extraños. Le despreocupaba dejar sin más el nuevo espacio de trabajo, porque resultaba que el Departamento de Misterios tenía sus peculiares métodos de ser innacesible al personal no autorizado. Al fin, diez años habían pasado, y aunque la posibilidad de una infiltración era mínima, nunca se estaba demasiado seguro. Sus pasos lo llevaron de vuelta a los corredores habituales del Ministerio, en busca de un ascensor con dirección al Atrio. Pintaba para ser un día ajetreado, con la convocatoria ante el fallecimiento del ministro, por ello el Black Lestrange necesitaba hacerse con alguna bebida energizarte. Se preguntó qué habría en las especialidades de hoy, mientras rebuscaba unos galeones en los bolsillos de la túnica con motivos celestes, similar a la habitación en la que ahora trabajaría de ese punto en adelante. El sepulcral silencio de la novena planta, rara vez frecuentada por visitantes, hacía que la suela de sus botas resonara a cada paso que daba, provocando que esbozara una mueca de incomodidad.
  5. Creo que va siendo hora de darle un pequeño giro (?) Nick con link a la ficha de personaje: Eobard Thawne Bóveda del personaje: 110224 Empleo: Director del Departamento de Misterios // Jefe de departamento en el Departamento de Misterios Información adicional: Líder de investigación en la Cámara del Espacio. ¿Es válido así? xD Tengo la mayoría de los conocimientos que requiere la dependencia. Puse la dirección de departamento de inicio, porque veo que está vacante, pero ya no supe si se la dieron a Kahlan (unos posts más atrás), o habría chance de pedirla. Si no, me iría por una jefatura de departamento. Me avisan si está todo bien, de lo contrario, para modificarlo. 👀 Salu2.
  6. Vengo a ver la hora y hacer un trámite, gracias. Nick: Eobard Thawne Nombre del Negocio: Casino Royale Modificaciones: Reactivación y repartición del botín de las ganancias Nick o nicks de los propietarios: Eobard Thawne Bóveda del Negocio: Bóveda Casino Royale Bóveda del Propietario: Bóveda 110224
  7. Edit: Para mencionar que @ Ky. y yo acordamos que fuera mi acompañante tanto en el conocimiento como en la habilidad. Creo que eso se puede avisar aquí, idk. Según el topic de los rangos sociales, niveles, etc., tengo espacio para dos conocimientos. Sin embargo, quisiera sólo anotarme para uno, para llevarla tranqui en el regreso. Igual había pagado por una habilidad, Nigromancia, hace un tiempo, pero no la terminé. Me gustaría retomarla, ¿se puede eso, o ya no vale ese pago? xD Nick: Eobard Thawne Nivel actual: 34 Conocimiento o Habilidad deseada: Transformaciones (conocimiento) y Nigromancia (habilidad)
  8. Paso a realizar la solicitud para actualizar la ficha al nuevo formato, y aprovecho para realizar algunos cambios menores a la historia. ¡Gracias de antemano a quien realice! Como ya me aprobaron el trabajo en el topic correspondiente, actualicé el rubro. Supongo que el segundo post para lo de los hechizos y demás, ustedes lo agregarían, ¿no? De lo contrario, me avisan y coloco otro post para tal fin. Datos Personales Nombre del Personaje: Eobard Aldrich Black Lestrange Sexo: Masculino Edad: Adulto Estado Civil: Casado con Juliette Macnair Nacionalidad: Estadounidense Familia(s): Black Lestrange (Patriarca) Padre(s) Sanguíneo: Mía Alessia Black Lestrange y Hivolt Thawne* Padre(s) Adoptivos: -- Trabajo: Jefe de Inefables en el Departamento de Misterios Poderes Mágicos Habilidades Mágicas: Metamorfomagia - Certificación Animagia (Camaleón de Parson) - Certificación Legeremancia - Certificación Conocimientos Mágicos: Artes Oscuras Encantamientos Pociones Idiomas Cuidado de Criaturas Mágicas Runas Antiguas Estudios Muggles Astronomía Defensa Contra las Artes Oscuras Historia de la Magia Aritmancia Medallas: T.I.M.O. (Título Indispensable de Magia Ordinaria): 2000 puntos E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) "Magia Avanzada": 4000 puntos E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) "Duelo Avanzado": 4000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Fortaleza: 2000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Sangre: 4000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro del Equilibrio: 6000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de los Druidas: 8000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro del Caos: 10000 puntos Medalla por Aprobación del Curso del Libro de los Ancestros: 12000 puntos Medalla por Aprobación del Curso del Libro de las Auras: 14000 puntos Total de puntos de experiencia en medallas: 66000 puntos Perfil del Personaje Raza: Humano Condición: Mago Aspecto Físico: En estatura roza el metro con ochenta centímetros, una cualidad que en ocasiones merma su agilidad. Cuenta con una complexión corporal promedio, adecuada para un adulto joven. Su rasgo más característico son sus clavículas, tienden a marcarse bajo su nívea piel, como si ésta estuviese ausente, y que se deben a una práctica de la natación desde joven. Su cabello era de una tonalidad moderadamente rubia cuando era pequeño, extremadamente quebradizo, por lo que lucía como si estuviese apagado. Conforme el mago fue creciendo, su cabellera se volvió sedosa, y el tono se oscureció hasta adoptar un color castaño oscuro; le quedaron unos mechones rubios, como si fuesen canas, a manera de recordatorio de la coloración original que comparte con su madre, y usualmente lo peina con dirección hacia atrás. Unas ojeras tenues le rodean los ojos, que son de una tonalidad grisácea, como el mercurio, confiriéndole una sensación de escrutinio. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha, que se extiende hasta la mandíbula. En situaciones de gran estrés, su metamorfomagia le hace aparecer una fina barba cana. Tiene dos tatuajes: La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, que se oscureció cuando el bando se desintegró, y que, a pesar de haber regresado a las filas mortífagas, le escuece cada cierto tiempo a manera de recordatorio por haber renunciado a la magia tenebrosa en su exilio; en el omoplato derecho, tiene una Rosa de los Vientos en vivos azul marino y ocre. Diez años después, a pesar de que físicamente debería haber envejecido, Eobard aún utiliza sus dotes de metamorfomagia para verse más joven ante propios y extraños. Sin embargo, a su regreso a la vida pública, ha dejado de ocultar el paso de la edad en su piel, delatando unas ojeras más violáceas que las de su juventud; algunos de los mechones rubios se han vuelto grises, en contraste con el tono de cabello que se ha transformado a un castaño más oscuro, como el nogal negro. La fina barba que, en un inicio era indicio de estrés, ahora forma parte de su apariencia habitual. Cualidades Psicológicas: Su temperamento es flexible a la situación en la que se encuentra, con una aparente paciencia infinita como fachada. Es burlón por naturaleza, y disfruta con creces el ironizar cuánto le es posible. Jamás pierde la oportunidad para crear un altercado, y parece ser que le agrada contemplar el resultado de sus esfuerzos. Tras su boda y el nacimiento de su hijo, Daeron, comenzó a asumir las responsabilidades de sus actos, actuando de forma más premeditada y analizando las posibles consecuencias de sus decisiones hacia su persona y sus series queridos. Después de tantos años de idas y venidas, en su adultez puede vérsele añorando la caótica juventud, donde creía encontrarse en un punto de equilibrio. Historia: Nacimiento y primeros años Nació a principios del año 1994, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resultó de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con aspiraciones al control del territorio norteamericano, y quien le aseguró que tendría un lugar entre los suyos. Mía regresó a Inglaterra, ante el inminente regreso del Señor Tenebroso y el inicio de la Segunda Guerra Mágica. Fue enviado a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando cumplió diez años, gracias a algunas de las influencias de su padre. Eobard demostró signos de habilidad mágica a los nueve años, al hacer estallar un par de candelabros de la sala de estar, durante un desacuerdo con Cassius Thawne, uno de sus primos. La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elemental, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una mala reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes. El primer amor y la expulsión A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. En particular, se relacionó más con Eleanor Wells, alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su cuarto año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2007-2008. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar de todo, excepto lo solicitado. Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a congeniar, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesar los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania, en donde dio una relación más profunda, si bien breve, que marcaría al castaño como nadie más lo haría. Por primera vez, Eobard Thawne tuvo un momento en el que se sintió completo, pero las cosas tomaron un brusco giro que desencadenó en su expulsión de la prestigiosa Ilvermorny. Perfeccionó su conocimiento en Cuidado de Criaturas Mágicas, gracias a la sugerencia de su primo, Cassius de que lo visitara en Nueva York, donde se dedicaba a cuidar algunas especies de dragones. Este sería el detonante de la curiosidad del joven por los entes mágicos, y más tarde influenciaría su primer empleo en el Ministerio de Magia inglés. Su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones con el profesor, Julius Frage. Eobard veía la magia oscura como una perspectiva distinta de la habitual, mientras que el profesor, respaldado por un alumno llamado Bartholomew Allen, insistían en que eran ramas que jamás debían emplearse, y que no tenían un futuro útil en la sociedad moderna. La tensión entre Bart y Eobard era tal, que llegaron al punto de batirse en duelo a escondidas de los docentes. Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando una andanada de proyectiles oscuros. Cuatro de estos terminaron en la túnica de su oponente, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al objetivo, razón por la cual la molestia no había cedido. El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso. Exiliado Tras la inevitable expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido desterrado de una famosa escuela de magia, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó el último año viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Visitó Aruba, Anchorage, Curazao y Japón, pero el viaje que consideró más enriquecedor, fue aquel que lo llevó a la Ciudad de México. Allí, convivió con algunos de los magos de la capital, cuyo gobierno se ocultaba dentro de algunas de las edificaciones más notables de la metrópolis, como el Monumento a la Revolución, la Catedral Metropolitana o la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria. Aquí, se volvió un ser más espiritual, por así decirlo, aprendiendo de las magias antiguas que antaño realizaban los antepasados de los magos mexicanos, sobre todo aquellas que se relacionaban con el uso de las Runas; fue en este viaje, en el que adquirió un gran entendimiento de los Idiomas. Pero, también extrañaba a Nora, por lo que ansiaba verla, más que nada, aún con la delicada situación familiar. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio. Ambos compartieron una memorable cena con el lago Pontchartrain en el fondo. Habrían sido unas vacaciones como cualquier otras, pero en esta ciudad tuvo lugar un altercado que puso en peligro el Estatuto Internacional del Secreto, derivado de un duelo entre el Thawne y un vampiro de nombre Miles Ducard, quien intentó abducir a Nora para saciar su sed de sangre. El castaño había intentado defenderla en primer lugar, pero fue superado por la fuerza sobrehumana de su adversario, quien se las arregló para atraerlos hacia un club nocturno en el que se decidiría el futuro de la pareja. Eobard, ya un prodigio de los encantamientos, lanzó toda clase de ataques, sin importar los estragos que causara al recinto, que no era más que una tapadera para los rituales vampíricos de Ducard; el otro se limitó a mofarse, desviando todos y cada uno de ellos, teniendo como resultado un gran espectáculo de luces que comenzó a atraer atención de los no mágicos. Recurrió a su último recurso, la magia oscura, intentando disparar al sobrenatural los mismos ataques que habían desembocado en su expulsión de Ilvermorny. Su exceso de confianza se convirtió en su ruina, pues el uso de las Artes Oscuras no tuvo efecto alguno en el vampiro, quien además de dejarlo fuera de combate, se mofó de la impresión que había causado en su novia al verlo usar esa clase de encantamientos. Derrotado y dolido, aguardó hasta que las autoridades mágicas arribaron al lugar, y espero el veredicto. Dada su reincidencia con el uso de ciertas ramas mágicas, le fue remitida una orden de exilio del territorio norteamericano por un periodo de diez años, de efecto inmediato y sin apelación. No sólo perdió a su compañera de vida ese día, sino también fue el ultimátum de la relación con la familia Thawne. ¿Black Lestrange? Apenas tenía un par de horas de haber escuchado sentencia en Nueva York, cuando el congresista Hivolt Thawne, cuya influencia había sido inútil para reducir la pena, le llamó a su oficina. Se le veía moribundo, y el asunto del exilio no sentó nada bien a su salud; por un momento, Eobard temió que lo sometiera a otro de los experimentos mágicos que había conducido con él en su juventud. Su padre biológico, entre toses y escalofríos, le tendió una misiva sellada, en el que se podía apreciar el emblema de un zorro. En ese punto, ya no le habría sorprendido encontrar alguna aceptación en un manicomio, pero el contenido de la carta casi ocasiona que se fuera de espaldas contra el mullido asiento. Había pasado los últimos diecisiete años viviendo en una familia con la que, de acuerdo con el texto, sólo estaba la mitad emparentado; allí, Mía Black Lestrange le dejaba instrucciones a su padre de cuidarlo, y de explotar su máximo potencial, pues ella debía responder al llamado del Señor Tenebroso. El resto del mensaje era irrelevante al castaño, salvo una ubicación al calce de la hoja: Ottery St. Catchpole. No tenía mucho que le atara a Estados Unidos; su padre pasó a mejor vida apenas unos días después de darle la noticia, por lo que la esposa de éste tuvo vía libre para promover el retiro de Eobard del árbol familiar. Aunado a la ruptura con Nora, las sentencias del MACUSA y la incertidumbre, se encaminó hacia Europa, valiéndose de sus conocimientos de la cultura muggle para colarse en los medios de transporte aéreos. Inglaterra y el ascenso a la Marca Tenebrosa Pasó al menos seis años recorriendo el continente europeo, antes de arribar a Inglaterra. Se instaló en los suburbios de la capital, consciente de que debía mantener un perfil bajo hasta encontrar a su verdadera familia. El número noventa y tres de la calle Harley, sirvió de refugio temporal, mientras comenzaba a desenvolverse en aquella sociedad desconocida. Fue ahí, donde conoció a su elfo doméstico, Horace, que seguía al servicio de la morada; sus dueños habían fallecido hacía un tiempo, pero la criatura se negó a aceptar la libertad. Saltó al ataque, apenas el castaño puso un pie en la estancia principal. Le había confundido con un ladrón, mientras que el Thawne no dudo en empuñar su varita y detenerlo con un Impedimenta. Con el tiempo, la confianza entre ambos se iría forjando, creando un férreo vínculo de amo-sirviente. Ingresó a Hogwarts, con la intención de por fin concluir sus estudios. El Sombrero Seleccionador, indignado por sortear a un alumno notablemente más viejo, lo envió, con recelo, a la casa de Slytherin. Nunca lo habría imaginado, pero fue durante su curso de séptimo, que Eobard averiguó la identidad de la mujer que acompañaba a su padre en la foto. Mía Black Lestrange, una respetada hechicera en la comunidad mágica. Sin duda, la naturaleza de la clase ayudó a que ambos se percataran del parentesco existente, permitiendo que se pusieran al corriente tiempo más tarde. Concluido su objetivo, cambió su apellido de crianza, Thawne, por el que le correspondía por nacimiento: Black Lestrange. Pero ahí no terminaría todo, pues su llegada a la mansión Black Lestrange había sido la singularidad que desencadenaría otros eventos de gran peso. Análoga a la familia Thawne, los Black Lestrange habían aportado incontables personalidades al mundo mágico. Algunas de ellas, pertenecientes a la Marca Tenebrosa, por lo que fue sólo cuestión de tiempo para que Eobard decidiese acompañarles en dicho sendero. Se le puso a prueba en varias ocasiones, teniendo que hacer uso de su carisma e ingenio para salir de dichos embrollos. Bastaron un par de meses para ser aceptado en una generación que parecía prometedora, recibiendo así el mítico tatuaje de la serpiente y la calavera. Se desempeñó como Mortífago Base durante un par de meses más, hasta ser ascendido a Tempestad, rango que ejerció, inclusive como profesor en Hogwarts, hasta la caída del bando. En cuanto a sus aspiraciones políticas, tuvo un paso discreto en los Departamentos de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y Cooperación Mágica Internacional, como un empleado como cualquier otro, interesado en su crecimiento personal. Probó suerte en el Magic Mall, pero decidió que tampoco no era lo suyo. Su oportunidad de oro, la vio cuando le fue concedida la oportunidad de trabajar en el Banco Mágico de Gringotts, cuya directora era nadie más y nadie menos que su propia madre. Motivado por el aparente equilibrio en su vida, se aventuró a la administración de negocios dentro y fuera del Callejón Diagón. Los Quick Labs, que ofrecían servicios de mensajería, pero que fracasaron y lo llevaron al cierre del negocio; el Casino Royale, su proyecto privado, pero también conocido como su más grande orgullo; y el Hipster Coffee, que surgió de un proyecto familiar y se había posicionado como una alternativa al empleo fuera del radar ministerial. Sucedió algo inesperado para él, en la forma de matrimonio con nadie más y nadie menos que Juliette Macnair, una cercana amiga suya y confidente de su tiempo en la Marca Tenebrosa. Al inicio, como una unión estratégica para fortalecer el poderío de ambas familias en la sociedad mágica, pero con el tiempo, una conexión que se iría transformando al punto de la aparición de un elemento que afianzaría dicho lazo: El nacimiento de Daeron. El gusto les duró poco, sin embargo, pues tuvieron diferencias de opiniones sobre el destino del pequeño; con la sombra de un nuevo conflicto en el mundo mágico asomándose al horizonte, Eobard insistió en que Daeron fuera enviado a Norteamérica, para que creciera como un Thawne, su familia adoptiva. Sabía que tanto Juliette como él solían tomar caminos ligeramente separados cada cierto tiempo, por lo que no era el entorno idóneo para que creciera. También tuvo la oportunidad de interactuar con la hija de Juliette, Baela Macnair, con quien desarrolló una relación fraternal, pues la veía casi tan cercana como una hija. Así, a pesar de que solía ser una figura ausente, debido a sus decisiones personales, consideró a Baela como su protegida, y se mantuvo en contacto con ella de forma esporádica, con el pesar de no poder ofrecerle una situación más estable. Repercusión Tras la desaparición del bando y el estallido de la guerra en Europa, el Black Lestrange desapareció de la vida pública. Aquello no sólo implicó su renuncia al Banco Gringotts y a la sede internacional, la Banca Mágica Internacional, sino también el regreso al continente americano. Había concluido el periodo establecido por el MACUSA, en el que se le obligaba a mantenerse fuera de territorio estadounidense; intentó reconectarse con su familia de crianza, los Thawne, quienes lo acogieron nuevamente bajo su apellido, puesto que ahora la cabeza de familia había recaído provisionalmente en su primo Cassius. Recibió la varita de su padre, Hivolt Thawne, como un regalo de reincorporación a la familia. Dicha varita, si bien testaruda al inicio, aceptó al primogénito como su portador, a juego con la varita de nogal negro que el castaño ya poseía. Tras unas breves vacaciones en Boston, hizo una pequeña escala en Nueva York, dónde conoció al magigeólogo Nash Wells, quien le ayudó a dominar la Defensa contra las Artes Oscuras y la Astronomía, y a quien acompañó a Egipto en una búsqueda de antiguas riquezas. Durante un breve periodo de tiempo, Eobard colaboró codo a codo con Wells, fundando la Asociación Geomágica Internacional (o AGI, por sus siglas), a través de la cual aportaron a la generación de datos mágicos con georreferencia, plasmados en una serie de mapas y cartas, que no habrían logrado diseñar de no ser por sus conocimientos astronómicos y del mundo muggle. Asímismo, aprovechó para pasar tiempo con Daeron Thawne, el hijo fruto de su matrimonio con la matriarca Rosier, y a quién, previo acuerdo, habían enviado a que creciera con la familia adoptiva del castaño, lejos de los peligros de la guerra en Europa, y con la posibilidad de llevar una vida menos caótica que las de sus padres. Consideraba a Nash Wells como su abuelo, pues éste a su vez había sido el mentor de Eobard en su momento, y fue quién se encargó de echarle un ojo de forma ocasional mientras vivía en el castillo de los Thawne. El hijo pródigo de los Black Lestrange, finalmente retornó a casa. Si bien, nunca se había quejado de su habitación en la mansión, optó por rotar entre aquel espacio personal, y el departamento del que disponía en los suburbios londinenses. Recibió la noticia del resurgimiento de la Marca Tenebrosa, pero decidió no responder el llamado. Intentando recuperar un poco de la vida que había llevado en años pasados, tuvo un paso breve como docente en el colegio Castelobruxo. Si bien, se trata de rumores que a la fecha no han sido confirmados, hay quién asegura que el Eobard que regresó malherido de Hogwarts durante el Día de la Ira no era el verdadero, sino una especie de impostor o señuelo para distraer el verdadero paradero del Black Lestrange. Otros, insisten en haber visto a una persona exactamente parecida a él, arrastrándole por los terrenos antes de desaparecerse, lo cual soporta la teoría del impostor, pero se vuelve confusa a los ojos que desconocen la condición de Eobard como metamorfomago. Equilibrio Aproximadamente, diez años después de su última aparición pública, Eobard Aldrich Black Lestrange reapareció en la comunidad mágica británica. El cómo o cuándo regresó se desconoce, salvo para un selecto grupo de personas, entre las que está su esposa, Juliette. Si bien, se ha tratado de un matrimonio complicado, caracterizado por las ausencias de ambos, las decisiones tomadas en conjunto han permitido que tanto Daeron como Baela crecieran en mejores condiciones de las que habrían tenido una década atrás. Lidiando no sólo con el reto de retomar su vida, que por momentos puso en pausa y envió a Nash Wells a tomar su lugar, sino también el preservar el apellido Black Lestrange como prominente en el actual mundo mágico, y asumir sus responsabilidades como padre de familia, Eobard se convirtió en el nuevo Jefe de Inefables del Departamento de Misterios del Ministerio de Magia inglés, además de retornar, al fin, a las filas de la Marca Tenebrosa, marcando un nuevo inicio en su ya caótica existencia. Pertenencias Objeto Mágico Legendario: -- Elfos: Horace: Elfo doméstico personal. Esbelto, de mirada esmeraldina, además de poseer algunos mechones de cabello rubio, y usualmente lucir una toga de color turquesa. Certificado por el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Licencias, Tasas y Registros Personajes Secundarios: - Otros Datos Su varita responde a la siguiente descripción: Nogal negro, núcleo de pelo de unicornio. Catorce pulgadas y media, inflexible. Ganó la lealtad de la varita de su padre biológico, usándola en ocasiones especiales. Dicha varita está registrada con las características a continuación: Álamo temblón, núcleo de fibras de corazón de dragón. Trece pulgadas, razonablemente flexible. Encuentra las actividades deportivas muggle un tanto exageradas, pero ha desarrollado un gusto por la natación. Es un ávido fan del quidditch británico, teniendo como equipo predilecto al Puddlemere United. En el ámbito no mágico, es fanático del Tottenham Hotspur, acudiendo de forma esporádica a algunos de sus juegos. La práctica de la Aparición Conjunta le genera náuseas. Derivado de su habilidad de Legeremancia, en ocasiones escucha los pensamientos de los que le rodean, mientras que estos no sean Oclumantes. Solía llevar un anillo en forma de rayo en el dedo índice de la mano izquierda. Dicho anillo fue destruido por el guerrero Uzza, Badru. El castaño recuperó los fragmentos más adelante y logró reconstruirlo. Es ambidiestro, aunque gusta de usar la mano derecha como dominante. Registro de Inmigrante: Obtenido Licencia de Aparición: Obtenida Licencia de Vuelo con Escoba: Obtenida Cronología de cargos Ministerio de Magia Inglés 07/09/2017 ⎯ 07/01/2018: Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Empleado. 07/01/2018 ⎯ 07/03/2018: Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Empleado. 07/03/2018 ⎯ 07/04/2018: Concilio de Mercaderes - Magic Mall, Empleado. 07/04/2018 ⎯ 11/10/2019 : Gringotts, Duende. 08/09/2024 ⎯ Actualmente: Departamento de Misterios, Jefe de Inefables. Marca Tenebrosa 28/07/2017 ⎯ 28/09/2017: Aspirante 28/09/2017 ⎯ 06/05/2018: Mortífago Base 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Co-Jefe del Escuadrón Social 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Tempestad Hogwarts 26/07/2018 ⎯ 25/10/2018: Tutor 25/10/2018 ⎯ 01/11/2020: Profesor de Magia Avanzada Universidad 31/01/2020 ⎯ 31/08/2020: Profesor de Conocimientos Comunidad Mágica Internacional 18/07/2019 ⎯ 25/03/2020: Asesor de Seguridad en la Banca Mágica Internacional 25/03/2020 ⎯ 17/05/2022: Jefe de la Asociación Geomágica Internacional 17/05/2022 ⎯ 07/09/2024: Cartomago de la Asociación Geomágica Internacional Premios y reconocimientos Caballero de Walpurgis Destacado, Agosto 2017: Caballero de Walpurgis Rolero, Agosto 2017: Revelación Mortífaga, Premios Seamus 2017: Promesa de la Marca, Premios Seamus 2017: Posteador Compulsivo, Premios Seamus 2017: El más activo en el Rol Ministerial, Premios Seamus 2017: El Ninja, Crazy Awards 2018: El Más Egocéntrico, Gringotts Awards 2018: El Más Egocéntrico - Austeridad, Gringotts Awards 2018 Links de Interés Referentes al Personaje Link al perfil de Comprador MM: 316 Link a Bóveda Personal: Bóveda N° 110224 Link a Bóveda Trastero: Bóveda N° 111034
  9. Según yo, ya estaba anotado desde el topic anterior, pero creo que les valió. (?) Nvm. Nick: Eobard Thawne Bando al que quieres entrar: Marca Tenebrosa
  10. Ya sólo venia a ver la hora. (?) Nick: Eobard Thawne Bando al que quieres pertenecer: Marca Tenebrosa ¿Qué faceta te gusta más? Rol - duelo - social, en ese orden, aunque me iría más por los primeros dos *inserte flashbacks del ES hace unos años*. ¿En qué ámbito te gustaría mover a tu personaje? La Academia, fue lo que más me gustó roleando a Eo. Y muy esporádicamente, en el entorno ministerial. Salu2
  11. Apenas había tenido tiempo de encorvarse para apoyar la rodilla y acomodarse en los escalones, cuando una voz femenina lo detuvo en seco. No se giró inmediatamente, pues su sentido de supervivencia le sugería evitar movimientos bruscos. El tono le era ligeramente familiar, pero las variaciones le hacían dudar de su identidad. ⎯⎯Vivo aquí. Bueno, solía hacerlo, hasta que cometí la estupidez de salvar a unos pobres incautos en Hogwarts. Casi me vuelan en mil pedazos, tuve la mala suerte de sobrevivir, pero los caminos de la vida no me trajeron de vuelta aquí. Respondió con toda tranquilidad, girando sobre sus talones para observar a su interlocutora. Con la apariencia descuidada y el atuendo minimalista, a sus ojos le parecía una integrante de alguna secta que había decidido volver a la civilización. ⎯⎯Me parece que no tenemos el gusto, ¿o sí? ⎯ inquirió con otra pregunta, en respuesta a su interrogante ⎯. Después de tan trágico evento, me fui a Estados Unidos por casi tres años. Mantuve un perfil bajo, y mas aun, con todo ese asunto muggle de la pandemia. Pasó la mano libre por la razonablemente poblada barba grisácea que cubría gran parte de su rostro, y que se había dejado resultado de sus idas y venidas con los guerreros Uzza. Aún con su metamorfomagia, había decidido no utilizarla para atenuar el paso de la edad; el Eobard que alguna vez se vanaglorió de su casi eterna juventud, se reiría de su estado actual. Estaba tentado a hacer uso de su recién adquirida habilidad de legeremancia, pero aún no la dominaba al cien, y si la rubia era una oclumante, dejaría al joven Black Lestrange retorciéndose con una jaqueca terrible. ⎯⎯Nadie recuerda exactamente cómo empezó, pero gran parte de la familia se esfumó cuando los dirigentes mágicos, comenzaron a declararse guerras entre sí ⎯ explicó, haciendo memoria de lo último que recordaba antes de irse de allí ⎯. Antes de eso, la matriarca, Mia, había desaparecido sin explicación alguna. Un sonido de movimiento de tierras, seguido por un chasquido interrumpieron su resumen de eventos, forzándolo a latiguear el aire con su varita de nogal negro. Pensó en el único hechizo que era verdaderamente efectivo contra los arácnidos, y lanzó un rayo hacia la panza de la acromántula que energía de la tierra. Ésta emitió un quejido de dolor, quedando patas arriba, incapaz de poder voltearse, mientras hacía chasquear sus colmillos. Por toda la conmoción, casi había pasado desapercibida la presencia de la elfina doméstica que acompañaba a la mujer. ⎯⎯Un momento, ésa es Clariss, ¿no? La elfina de Mia. Se la llevó cuando se fue. Esto… va a ser interesante. Dejó la frase al aire, consciente de que su rápido movimiento para aturdir al arácnido habría sido todo menos sutil, y que era casi seguro de que la mujer respondiera ante el impulso. Aunado a la infestación de arañas de todos los tamaños, el drama le agregaba el toque perfecto a la situación. @ Mia.
  12. El trinar de las aves resonaba en el vasto terreno en el que se extendían los dominios de los Black Lestrange, como un amanecer que anunciaba la inminente llegada de una nueva estación. Pero en los terrenos se sentía más bien un ambiente de soledad. El césped despedía coloraciones más propias del otoño, y emitía un crujido al roce de la capa de viaje. ⎯⎯Bitácora del explorador, principios de marzo. El hijo pródigo vuelve a casa ⎯ pronunció el castaño en voz alta, recargando el dorso de la mano sobre las rejas de hierro ⎯. Parece que el apocalipsis se ha extendido hasta aquí, la esperanza de encontrar alguien, o algo, con vida, no es muy factible. Llevaba la varita de nogal negro entre los dedos de la diestra, más por costumbre que por precaución. Conforme el sendero lo llevaba hacia la imponente estructura que había albergado a cientos de generaciones, alcanzaba a atisbar el estado en el que se encontraba. Si bien era un gran fanático de la teatralidad, debía admitir que la vista de la mansión cubierta de telarañas no era nada agradable. ⎯⎯¡Horace! Por favor, explícame qué es esto. ¿Alguna broma de un pobre incauto, o tenemos una plaga de arácnidos? Llamó a su elfo doméstico, su más fiel colaborador, mientras intentaba procesar la escena. Alternaba la mirada entre el pequeño cementerio familiar y el espacio dedicado al grifo de la familia, pero nada le daba las respuestas que deseaba. El chasquido a sus espaldas interrumpió su ensimismamiento. «El amo Eobard debe disculparme. La mansión no ha tenido movimiento en mucho tiempo, temo que no se le ha dado el cuidado necesario». Con la punta de sus botas de caza, palpó lo que parecía ser un saco de huevecillos de acromántula, como las nidadas que ocasionalmente se veían en el Bosque Prohibido de Hogwarts. La telaraña que cubría el contenido cedió un poco, revelando las futuras crías de araña. ⎯⎯Será mejor llamar a la familia, esto podría salirse de las manos. Ve si puedes contactar a alguien, o bien, esperemos aquí, seguro vendrán ⎯ dijo el Black Lestrange, procediendo a sentarse al pie de la escalinata que daba a la entrada. @ Mia.
  13. Escuchaba con atención la explicación que Juliette le brindaba respecto a la presencia de las rosas, mientras se hacía con un bagel de salmón y queso crema para acompañar con el whisky de fuego. ⎯⎯Tiene sentido, es parte de una gran tradición familiar. Un cliente seguro ya tienes ⎯ concedió, ladeando la cabeza a juego con la sonrisa que le dedicó ⎯. Gran sorpresa también es enterarme de tu herencia Rosier, se creían desaparecidos tras la Segunda Guerra, pero claramente los registros mentían. Coincidió con ella en cuanto a mantener un bajo perfil. Dada la constante inestabilidad social que había reinado en Europa tras los cambios en el entorno político, era más sensato ocuparse en los asuntos propios y, de vez en cuando, interferir en los de otros. ⎯⎯No sabes lo útil que me ha resultado estar muerto para la mayoría de los gobiernos europeos ⎯dijo, moviendo los dedos de la mano sana como sí enlistara países ⎯. Pero, a veces, uno se cansa de correr. En cuanto Juliette tuvo el caso entre sus manos, Eobard hizo lo mismo, paladeando un poco la mínima cantidad que se había llevado a los labios. El ardor invadió su boca, como si le cerraran la garganta, pero poco a poco fue diluyéndose en una sensación reconfortante, que se cuestionó si se debía a la bebida o al reencuentro. ⎯⎯Cuéntame tu secreto, quisiera tener una cabellera tan sedosa como la tuya ⎯ repuso con gracia, inclinando ligeramente la cabeza hacia la derecha ⎯⎯. Un guerrero caído, me temo. Supongo que tiene que ver con la edad, uno se hace menos ágil y más cauto; pero aún se me dan bien las escapadas de los bares, si te lo estabas preguntando. Una fugaz imagen del altercado en Elviris Pub, momentos antes de que se les convocara para recibir la mítica Marca Tenebrosa. Entonces no les había importado dejar atrás un negocio casi destruido, y parecía que esa chispa era lo que necesitaban ahora para retomar las andadas. ⎯⎯Dudo que sea eso, todos tenemos fantasmas, y algunos de ellos visibles al ojo. La cuestión está en no dejar que nos arrastren a ese inframundo. Volvió a reclinarse sobre el asiento, con el vaso en mano y la zurda reposando casi inerte sobre su rodilla, mientras escuchaba con atención el contexto respecto al hijo de Juliette del que no tenía conocimiento. En el gris de sus ojos se podía ver la sorpresa; y vaya que él no solía sorprenderse con facilidad. La amplia sonrisa que dejaba entrever sus piezas dentales era una reacción cortés para que su expresión de sorpresa no pareciera desconcertante. ⎯⎯Kalevi ⎯ repitió, visualizando la imagen de un hábil estudiante de Slytherin ⎯. Razones de sobra tienes para haberlo ocultado, han sido años complicados, y en esas edades, más aún. Sin embargo, creo que en lo que respecta al padre, más de uno nos hemos llevado un chasco así que, ¿qué es lo que le ha pasado? Aunque le interesaba conocer quién sería el posible padre, tampoco quería ser tan fisgón, así que aprovechó para hacerse de otro bocado del bagel. Las posibilidades eran casi infinitas, tal vez alguien dentro de los Sagrados Veintiocho o algún joven de buena cuna en Norteamérica. ⎯⎯Disfruto elaborar pociones en mis tiempos libres, creo que mi opinión respecto a lo que es aburrido o no, sería inválida ⎯ concedió tras otro sorbo a la feroz bebida, como antesala a los hechos que se desdoblarían ahí a partir de entonces ⎯. Me encantaría conocerlo, siempre es grato saber de otro Slytherin, aunque bien sabes que originalmente fui un Wampus. Si me dices que gusta de hacerse con exquisitos objetos de alto valor histórico, lo enlistaré a mi pequeña asociación. La expectativa de conocer a alguien de quien, momentos antes, no había tenido ni idea de su existencia era emocionante. Las palabras de Juliette contribuían a su imagen de cómo sería el muchacho, por lo que seguro se llevarían bien. O intentaría hacer añicos al Black Lestrange en su primera oportunidad. @ Juliette Macnair Han pasado 84 años, srry (?)
  14. Desde el infame Día de la Ira, el Black Lestrange - Thawne se había replegado en las inmediaciones del Casino Royale, su Ópera Prima. Casi parecía irreal que el local abriera sus puertas hacia casi cinco años y que, en esencia al menos, se mantuviera vigente. Desde luego, había pasado por altas y bajas, remodelaciones y destrucciones, pero entre los propósitos de un nuevo año para el dueño, estaba el de devolverle el status quo de centro de entretenimiento. ⎯⎯A veces sólo es eso, un salto de fe ⎯ se dijo a sí mismo, observando a los primeros visitantes en años, desde el balcón interior que se cernía sobre la primera planta. Deslizó la mano sobre la superficie de acacia, hasta que cayó con gracia a su costado, recubierto por la gabardina azabache cuyo cuello le cubría hasta la barbilla. Allá abajo, Jean Duran, su nuevo barman, atendía a los comensales con el nivel de atención que le había prometido al contratarlo; era difícil conseguir nuevos prospectos para trabajar en un casino, o en cualquier lugar, en realidad. Se materializó a espaldas de ambos, con los brazos cruzados tras la espalda. Llevaba una baraja de naipes entre las manos, y no podía esperar a hacerlos volar. ⎯⎯Ah, madame Dumbledore, cuánto tiempo ha pasado. Me alegra saber que este paraíso venido a menos aún es visible en las altas esferas de poder. Saludó con una inclinación de cabeza a la mujer, a quien había reconocido como la Ministra de Magia de Francia, quien fuera su compañera en Mahoukotoro hacía varias semanas. Quien le acompañaba no era familiar para el castaño, una situación común con tantas caras nuevas en la comunidad londinense, pero le dedicó el mismo gesto. ⎯⎯¿Jean los está atendiendo bien? Es nuestra nueva incorporación, de cara a la remodelación ⎯explicó, aproximándose hacia la barra que ocupaban sus visitantes ⎯. Curaçao para mí, Le Chiffre, por favor. Lanzó las cartas al aire, creando un arco como el que solían hacer los expertos muggles al iniciar una partida, con la diferencia de que aquella baraja emitía destellos verde azules que reaccionaban al movimiento.
  15. ¡Hola! Paso a pedir la edición de mi ficha de personaje (Ya era justo y necesario, por Odín). Es un cambio completo para resumir algunas cosillas, y corregir otras, así que más abajo les dejo todo el formato. ¡Gracias a quien lo realice! Datos Personales Nombre del Personaje: Eobard Aldrich Black Lestrange Sexo: Masculino Edad: Adulto joven Estado Civil: Soltero Nacionalidad: Estadounidense (con registro en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional) Familia(s): Black Lestrange (Patriarca) Padre(s) Sanguíneo: Mía Alessia Black Lestrange y Hivolt Thawne* Padre(s) Adoptivos: -- Trabajo: Cartomago de la Asociación Geomágica Internacional Poderes Mágicos Hechizos adicionales: -- Criaturas controlables en asaltos y duelos: -- Habilidades Mágicas Metamorfomagia - Certificación Animagia (Camaleón de Parson) - Certificación Legeremancia - Certificación Conocimientos Especiales Artes Oscuras Encantamientos Pociones Idiomas Cuidado de Criaturas Mágicas Runas Antiguas Estudios Muggles Astronomía Defensa Contra las Artes Oscuras Historia de la Magia Aritmancia Medallas T.I.M.O. (Título Indispensable de Magia Ordinaria): 2000 puntos E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) "Magia Avanzada": 4000 puntos E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) "Duelo Avanzado": 4000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Fortaleza: 2000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Sangre: 4000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro del Equilibrio: 6000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de los Druidas: 8000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro del Caos: 10000 puntos Medalla por Aprobación del Curso del Libro de los Ancestros: 12000 puntos Medalla por Aprobación del Curso del Libro de las Auras: 14000 puntos Total de puntos de experiencia en medallas: 66000 puntos Perfil del Personaje Raza: Humano Aspecto Físico En estatura roza el metro con ochenta centímetros, una cualidad que en ocasiones merma su agilidad. Cuenta con una complexión corporal promedio, adecuada para un adulto joven. Su rasgo más característico son sus clavículas, tienden a marcarse bajo su nívea piel, como si ésta estuviese ausente, y que se deben a una práctica de la natación desde joven. Su cabello era de una tonalidad moderadamente rubia cuando era pequeño, extremadamente quebradizo, por lo que lucía como si estuviese apagado. Conforme el mago fue creciendo, su cabellera se volvió sedosa, y el tono se oscureció hasta adoptar un color castaño oscuro; le quedaron unos mechones rubios, como si fuesen canas, a manera de recordatorio de la coloración original que comparte con su madre, y usualmente lo peina con dirección hacia atrás. Unas ojeras tenues le rodean los ojos, que son de una tonalidad grisácea, como el mercurio, confiriéndole una sensación de escrutinio. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha, que se extiende hasta la mandíbula. En situaciones de gran estrés, su metamorfomagia le hace aparecer una fina barba cana. Tiene dos tatuajes: La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, que se oscureció cuando el bando se desintegró, y que le escuece cada cierto tiempo por haberse negado a regresar; en el omoplato derecho, tiene una Rosa de los Vientos en vivos azul marino y ocre. Cualidades Psicológicas Cuenta con temperamento flexible a la situación en la que se encuentra, con una aparente paciencia infinita como fachada. Es burlón por naturaleza, y disfruta con creces el ironizar cuánto le es posible. Jamás pierde la oportunidad para crear un altercado, y parece ser que le agrada contemplar el resultado de sus esfuerzos. Con el paso del tiempo, se ha vuelto más reservado, y tiende a analizar las posibilidades de sus acciones, decantándose por la opción más beneficiosa para quienes le rodean y para él mismo. Historia Nacimiento y primeros años Nació a principios del año 1994, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resultó de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con aspiraciones al control del territorio norteamericano, y quien le aseguró que tendría un lugar entre los suyos. Mía regresó a Inglaterra, ante el inminente regreso del Señor Tenebroso y el inicio de la Segunda Guerra Mágica. Fue enviado a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando cumplió diez años, gracias a algunas de las influencias de su padre. Eobard demostró signos de habilidad mágica a los nueve años, al hacer estallar un par de candelabros de la sala de estar, durante un desacuerdo con Cassius Thawne, uno de sus primos. La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elemental, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una mala reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes. El primer amor y la expulsión A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. En particular, se relacionó más con Eleanor Wells, alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su cuarto año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2007-2008. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar de todo, excepto lo solicitado. Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a congeniar, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesar los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania, en donde dio una relación más profunda, si bien breve, que marcaría al castaño como nadie más lo haría. Por primera vez, Eobard Thawne tuvo un momento en el que se sintió completo, pero las cosas tomaron un brusco giro que desencadenó en su expulsión de la prestigiosa Ilvermorny. Perfeccionó su conocimiento en Cuidado de Criaturas Mágicas, gracias a la sugerencia de su primo, Cassius de que lo visitara en Nueva York, donde se dedicaba a cuidar algunas especies de dragones. Este sería el detonante de la curiosidad del joven por los entes mágicos, y más tarde influenciaría su primer empleo en el Ministerio de Magia inglés. Su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones con el profesor, Julius Frage. Eobard veía la magia oscura como una perspectiva distinta de la habitual, mientras que el profesor, respaldado por un alumno llamado Bartholomew Allen, insistían en que eran ramas que jamás debían emplearse, y que no tenían un futuro útil en la sociedad moderna. La tensión entre Bart y Eobard era tal, que llegaron al punto de batirse en duelo a escondidas de los docentes. Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando una andanada de proyectiles oscuros. Cuatro de estos terminaron en la túnica de su oponente, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al objetivo, razón por la cual la molestia no había cedido. El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso. Exiliado Tras la inevitable expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido desterrado de una famosa escuela de magia, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó el último año viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Visitó Aruba, Anchorage, Curazao y Japón, pero el viaje que consideró más enriquecedor, fue aquel que lo llevó a la Ciudad de México. Allí, convivió con algunos de los magos de la capital, cuyo gobierno se ocultaba dentro de algunas de las edificaciones más notables de la metrópolis, como el Monumento a la Revolución, la Catedral Metropolitana o la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria. Aquí, se volvió un ser más espiritual, por así decirlo, aprendiendo de las magias antiguas que antaño realizaban los antepasados de los magos mexicanos, sobre todo aquellas que se relacionaban con el uso de las Runas; fue en este viaje, en el que adquirió un gran entendimiento de los Idiomas. Pero, también extrañaba a Nora, por lo que ansiaba verla, más que nada, aún con la delicada situación familiar. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio. Ambos compartieron una memorable cena con el lago Pontchartrain en el fondo. Habrían sido unas vacaciones como cualquier otras, pero en esta ciudad tuvo lugar un altercado que puso en peligro el Estatuto Internacional del Secreto, derivado de un duelo entre el Thawne y un vampiro de nombre Miles Ducard, quien intentó abducir a Nora para saciar su sed de sangre. El castaño había intentado defenderla en primer lugar, pero fue superado por la fuerza sobrehumana de su adversario, quien se las arregló para atraerlos hacia un club nocturno en el que se decidiría el futuro de la pareja. Eobard, ya un prodigio de los encantamientos, lanzó toda clase de ataques, sin importar los estragos que causara al recinto, que no era más que una tapadera para los rituales vampíricos de Ducard; el otro se limitó a mofarse, desviando todos y cada uno de ellos, teniendo como resultado un gran espectáculo de luces que comenzó a atraer atención de los no mágicos. Recurrió a su último recurso, la magia oscura, intentando disparar al sobrenatural los mismos ataques que habían desembocado en su expulsión de Ilvermorny. Su exceso de confianza se convirtió en su ruina, pues el uso de las Artes Oscuras no tuvo efecto alguno en el vampiro, quien además de dejarlo fuera de combate, se mofó de la impresión que había causado en su novia al verlo usar esa clase de encantamientos. Derrotado y dolido, aguardó hasta que las autoridades mágicas arribaron al lugar, y espero el veredicto. Dada su reincidencia con el uso de ciertas ramas mágicas, le fue remitida una orden de exilio del territorio norteamericano por un periodo de diez años, con efecto inmediato y sin apelación. No sólo perdió a su compañera de vida ese día, sino también fue el ultimátum de la relación con la familia Thawne. ¿Black Lestrange? Apenas tenía un par de horas de haber escuchado sentencia en Nueva York, cuando el congresista Hivolt Thawne, cuya influencia había sido inútil para reducir la pena, le llamó a su oficina. Se le veía moribundo, y el asunto del exilio no sentó nada bien a su salud; por un momento, Eobard temió que lo sometiera a otro de los experimentos mágicos que había conducido con él en su juventud. Su padre biológico, entre toses y escalofríos, le tendió una misiva sellada, en el que se podía apreciar el emblema de un zorro. En ese punto, ya no le habría sorprendido encontrar alguna aceptación en un manicomio, pero el contenido de la carta casi ocasiona que se fuera de espaldas contra el mullido asiento. Había pasado los últimos diecisiete años viviendo en una familia con la que, de acuerdo con el texto, sólo estaba la mitad emparentado; allí, Mía Black Lestrange le dejaba instrucciones a su padre de cuidarlo, y de explotar su máximo potencial, pues ella debía responder el llamado del Señor Tenebroso. El resto del mensaje era irrelevante al castaño, salvo una ubicación al calce de la hoja: Ottery St. Catchpole. No tenía mucho que le atara a Estados Unidos; su padre pasó a mejor vida apenas unos días después de darle la noticia, por lo que la esposa de éste tuvo vía libre para promover el retiro de Eobard del árbol familiar. Aunado a la ruptura con Nora, las sentencias del MACUSA y la incertidumbre, se encaminó hacia Europa, valiéndose de sus conocimientos de la cultura muggle para colarse en los medios de transporte aéreos. Inglaterra y el ascenso a la Marca Tenebrosa Pasó al menos seis años recorriendo el continente europeo, antes de arribar a Inglaterra. Se instaló en los suburbios de la capital, consciente de que debía mantener un perfil bajo hasta encontrar a su verdadera familia. El número noventa y tres de la calle Harley, sirvió de refugio temporal, mientras comenzaba a desenvolverse en aquella sociedad desconocida. Fue ahí, donde conoció a su elfo doméstico, Horace, que seguía al servicio de la morada; sus dueños habían fallecido hacía un tiempo, pero la criatura se negó a aceptar la libertad. Saltó al ataque, apenas el castaño puso un pie en la estancia principal. Le había confundido con un ladrón, mientras que el Thawne no dudo en empuñar su varita y detenerlo con un Impedimenta. Con el tiempo, la confianza entre ambos se iría forjando, creando un férreo vínculo de amo-sirviente. Ingresó a Hogwarts, con la intención de por fin concluir sus estudios. El Sombrero Seleccionador, indignado por sortear a un alumno notablemente más viejo, lo envió, con recelo, a la casa de Slytherin. Nunca lo habría imaginado, pero fue durante su curso de séptimo, que Eobard averiguó la identidad de la mujer que acompañaba a su padre en la foto. Mía Black Lestrange, una respetada hechicera en la comunidad mágica. Sin duda, la naturaleza de la clase ayudó a que ambos se percataran del parentesco existente, permitiendo que se pusieran al corriente tiempo más tarde. Concluido su objetivo, cambió su apellido de crianza, Thawne, por el que le correspondía por nacimiento: Black Lestrange. Pero ahí no terminaría todo, pues su llegada a la mansión Black Lestrange había sido la singularidad que desencadenaría otros eventos de gran peso. Análoga a la familia Thawne, los Black Lestrange habían aportado incontables personalidades al mundo mágico, algunas de ellas, pertenecientes a la Marca Tenebrosa. Fue sólo cuestión de tiempo, para que Eobard decidiese acompañarles en dicho sendero. Fue puesto a prueba en varias ocasiones, teniendo que hacer uso de su carisma e ingenio para salir de dichos embrollos. Bastaron un par de meses para ser aceptado en una generación que parecía prometer, recibiendo así el mítico tatuaje de la serpiente y la calavera, el cual muchos pensaban que era simplemente un mito. Se desempeñó como Mortífago Base durante un par de meses más, hasta ser ascendido a Tempestad, rango que ejerció, inclusive como profesor en Hogwarts, hasta la caída del bando. En cuanto a sus aspiraciones políticas, tuvo un paso discreto en los Departamentos de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y Cooperación Mágica Internacional, como un empleado como cualquier otro, interesado en su crecimiento personal. Probó suerte en el Magic Mall, pero decidió que tampoco no era lo suyo. Su oportunidad de oro, la vio cuando le fue concedida la oportunidad de trabajar en el Banco Mágico de Gringotts, cuya directora era nadie más y nadie menos que su propia madre. Motivado por el aparente equilibrio en su vida, se aventuró a la administración de negocios dentro y fuera del Callejón Diagón. Los Quick Labs, que ofrecían servicios de mensajería, pero que fracasaron y lo llevaron al cierre del negocio; el Casino Royale, su proyecto privado, pero también conocido como su más grande orgullo; y el Hipster Coffee, que surgió de un proyecto familiar y se había posicionado como una alternativa al empleo fuera del radar ministerial. Repercusión Tras la desaparición del bando y el estallido de la guerra en Europa, el Black Lestrange desapareció de la vida pública. Aquello no sólo implicó su renuncia al Banco Gringotts y a la sede internacional, la Banca Mágica Internacional, sino también el regreso al continente americano. Había concluido el periodo establecido por el MACUSA, en el que se le obligaba a mantenerse fuera de territorio estadounidense; intentó reconectarse con su familia de crianza, los Thawne, quienes lo acogieron nuevamente bajo su apellido, puesto que ahora la cabeza de familia había recaído provisionalmente en su primo Cassius. Recibió la varita de su padre, Hivolt Thawne, como un regalo de reincorporación a la familia. Dicha varita, si bien testaruda al inicio, aceptó al primogénito como su portador, a juego con la varita de nogal negro que el castaño ya poseía. Tras unas breves vacaciones en Boston, hizo una pequeña escala en Nueva York, dónde conoció al magigeólogo Nash Wells, quien le ayudó a dominar la Defensa contra las Artes Oscuras y la Astronomía, y a quien acompañó a Egipto en una búsqueda de antiguas riquezas. Aquello fue la motivación necesaria por parte del castaño, para poder formar una entidad que se encargara de elaborar cartografía mágica, pues la evidente falta de mapas o cartas en lugares como el que habían visitado, le parecía una ventana de oportunidad; así nació la Asociación Geomágica Internacional. El hijo pródigo, finalmente retornó a casa. Si bien, nunca se había quejado de su habitación en la mansión Black Lestrange, optó por rotar entre aquel espacio personal, y el departamento del que disponía en los suburbios londinenses. Recibió la noticia del resurgimiento de la Marca Tenebrosa, pero decidió no responder el llamado. Intentando recuperar un poco de la vida que había llevado en años pasados, tuvo un paso breve como docente en el colegio Castelobruxo. Actualmente, dedica todo su tiempo a sus negocios personales, así como a su profesión de cartomago dentro de la A.G.I. Pertenencias Objeto Mágico Legendario: -- Elfos: Horace: Elfo doméstico personal. Es esbelto, de mirada esmeraldina, además de poseer algunos mechones de cabello rubio, y usualmente lucir una toga de color turquesa. Certificado por el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Licencias, Tasas y Registros Licencia de Aparición: Obtenida Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida Personajes Secundarios: - Otros Datos Otros datos Su varita responde a la siguiente descripción: Nogal negro, núcleo de pelo de unicornio. Catorce pulgadas y media, inflexible. Ganó la lealtad de la varita de su padre biológico, usándola en ocasiones especiales. Dicha varita está registrada con las características a continuación: Álamo temblón, núcleo de fibras de corazón de dragón. Trece pulgadas, razonablemente flexible. Encuentra las actividades deportivas muggle un tanto exageradas, pero ha desarrollado un gusto por la natación. Es un ávido fan del quidditch británico, teniendo como equipo predilecto al Puddlemere United. En el ámbito no mágico, es fanático del Tottenham Hotspur, acudiendo de forma esporádica a algunos de sus juegos. La práctica de la Aparición Conjunta le genera náuseas. Derivado de su habilidad de Legeremancia, en ocasiones escucha los pensamientos de los que le rodean, mientras que estos no sean Oclumantes. Solía llevar un anillo en forma de rayo en el dedo índice de la mano izquierda. Dicho anillo fue destruido por el guerrero Uzza, Badru. El castaño recuperó los fragmentos más adelante y logró reconstruirlo. Es ambidiestro, aunque gusta de usar la mano derecha como dominante. Registro de Inmigrante: Obtenido Cronología de cargos Ministerio de Magia 07/09/2017 ⎯ 07/01/2018: Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Empleado. 07/01/2018 ⎯ 07/03/2018: Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Empleado. 07/03/2018 ⎯ 07/04/2018: Concilio de Mercaderes - Magic Mall, Empleado. 07/04/2018 ⎯ 11/10/2019 : Gringotts, Duende. Marca Tenebrosa 28/07/2017 ⎯ 28/09/2017: Aspirante 28/09/2017 ⎯ 06/05/2018: Mortífago Base 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Co-Jefe del Escuadrón Social 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Tempestad Hogwarts 26/07/2018 ⎯ 25/10/2018: Tutor 25/10/2018 ⎯ 01/11/2020: Profesor de Magia Avanzada Universidad 31/01/2020 ⎯31/08/2020: Profesor de Conocimientos Comunidad Mágica Internacional 18/07/2019 ⎯ 25/03/2020: Asesor de Seguridad en la Banca Mágica Internacional 25/03/2020 ⎯ 17/05/2022: Jefe de la Asociación Geomágica Internacional 17/05/2022 ⎯ Actualmente: Cartomago de la Asociación Geomágica Internacional Premios y reconocimientos Caballero de Walpurgis Destacado, Agosto 2017: Caballero de Walpurgis Rolero, Agosto 2017: Revelación Mortífaga, Premios Seamus 2017: Promesa de la Marca, Premios Seamus 2017: Posteador Compulsivo, Premios Seamus 2017: El más activo en el Rol Ministerial, Premios Seamus 2017: El Ninja, Crazy Awards 2018: El Más Egocéntrico, Gringotts Awards 2018: El Más Egocéntrico - Austeridad, Gringotts Awards 2018 Links de Interés Referentes al Personaje Link al perfil de Comprador MM: 316 Link a Bóveda Personal: Bóveda N° 110224 Link a Bóveda Trastero: Bóveda N° 111034 Link a Bóveda de Negocio: Negocio(s) Abierto(s): Bóveda N° 111331: Negocio Casino Royale Bóveda N° 113133: Negocio The Hipster Coffee Negocio(s) Cerrado(s): Bóveda N° 110912: Negocio Quick Labs Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda N° 78195 Link a Bóveda Familiar 2: -
  16. El Black Lestrange había hecho todo lo posible por no ahondar en los pensamientos de las personas, más aún, en los de sus conocidos, pero alcanzaba a percibir una cierta pizca de molestia que emanaba de Juliette; pero a su vez, de determinación, pues conocía de sobra que cuando la Macnair se proponía algo, no se rendía hasta lograrlo, sin importar cuánto le llevara. ⎯⎯No conocía tus dotes con la herbología, me ha sorprendido lo bien cuidadas que están las rosas ⎯ respondió, siguiendo a su anfitriona por los pasillos cuya luz parecía casi antinatural, como si tuviera un origen más siniestro ⎯. Me atrapaste, tal vez albergue uno que otro as bajo la manga, pero hace años que me mantengo fuera del radar, ya sabes. En algún momento, fueron compañeros dentro de las filas de la Marca Tenebrosa, por lo que se entendían perfectamente. Para llenar el vacío que le dejó el mantenerse a raya en las esferas de poder mágico, se había abocado al estudio, pero no era suficiente; la compañía de su cómplice, por otro lado, resultaba más estimulante que un par de libros viejos. Se encontró con unos corredores que despedían una gran historia, en una bien planeada distribución que unía a lo antiguo con la nueva era. Para el Black Lestrange-Thawne, era como sentirse en casa, pues siempre consideró que se encontraba en un limbo entre su antigua vida y la nueva, aún en esas épocas. Experimentó una sensación de liberación conforme se aproximaban a la cúpula. ⎯⎯Me da gusto que hayas tenido tal consideración conmigo, una bebida así nunca se guarda por mucho tiempo si es buena ⎯ repuso con una fugaz sonrisa, aceptando la invitación a sentarse en la mesa del té, que sería testigo de una suerte de brunch por como iba el asunto. Apenas tomó asiento pudo relajar el brazo herido, como una pierna cansada que por fin se pone en alto para evitar la hinchazón. Un grave fallo en su educación mágica era la capacidad de curar heridas, pero la magia de los libros de hechizo era muy diferente. Juliette le ponía al día en lo que se refería a su vida, y en ese momento el castaño pensaba en cuánto se había perdido. En el verde fulgor de su iris podía ver, sin necesidad de usar sus poderes mágicos, prácticamente toda una vida por la que ella había pasado. ⎯⎯Si te soy sincero, al verte aún veo a mi ágil complice en tantas aventuras e incursiones. Como ver un espejo que no se opaca con el tiempo; a mí sí me han salido un par de canas, ¿a qué no? Bromeó con la maldición de ser mortal, a diferencia de muchos de sus conocidos, para aligerar el ambiente; el cambio era parte del ciclo de la vida, un motor que permitía trascender y valorar todo lo que se quedaba detrás. ⎯⎯El cambio es inevitable, por más que intentemos huir, eventualmente llega, de alguna forma u otra ⎯ razonó al fin, pasando la mano sana por su barbilla mientras el gris alrededor de sus pupilas observaba a Juliette del otro lado de las lentes ⎯. Tienes un corazón muy particular, quien se lo gane y sepa conservarlo sin morir en el intento, sin duda es muy... ¿hábil? Quizá. Llama mi atención la mención de tu hijo, ¿tanto me he perdido? Quiero pensar que el tema de la crianza ha sido muy educativo. Reclinó la espalda contra el respaldo de la silla, procesando lo que la Rosier le había confiado, y que a la luz de su último reencuentro habría parecido poco, pero si se desenmarañaba, era literalmente toda una vida. Intentó hacer memoria de si Juliette había mencionado a su hijo en algún momento, pero sus recuerdos no le dieron razón, lo cual evidenciaba que jugar con la mente de otras personas dejaba hecha jalea la suya. ¿Cómo sería? Se imaginaba una versión aún más joven de la mujer que tenía frente a él. ⎯⎯Aún podemos tener una de esas aventuras como cuando éramos un poco más jóvenes, creo que no estamos tan oxidados ⎯ opinó, depositando su mano sobre el borde de la mesa, a la par que la zurda comenzaba a recuperar la movilidad. @ Juliette Macnair Off: Seguro me cuelgas, pero han sido días demenciales; viva el drama (???)
  17. Vengo a ver la hora (???) La Gala de Navidarks, es de mis favoritas en el foro, así que no podría dejar pasar la oportunidad de inscribirme. Spoiler: Terminará perdido, como siempre. xDD Y, pues, ya está, creo que es todo. Nos vemos en la próxima Crisis. 👀
  18. Una parte de él le sugería que el tiempo no fluía de la misma forma en las inmediaciones de la Mansión Macnair, que fuera de ella, pues en su recorrido hacia la edificación, se encontró con una singular paz, que de haber pasado años caminando por ese sendero, jamás lo habría notado. Entre sus dedos, giraba la rosa que tomó a su llegada, mientras la imponente casona iba acrecentándose a cada paso. Divisó movimiento a la par que arribaba a la entrada; grande fue su sorpresa al ver a su gran amiga de toda una vida recibirlo allí, en vez de algún elfo doméstico. ⎯⎯Mi muy apreciable y querida Juliette ⎯ saludó en respuesta a su llamado, correspondiendo con una palmada de la diestra en el hombro de la Rosier, cuyo sonido se difuminaba bajo el chaleco que bien podría confundirse con el firmamento nocturno ⎯. Mencioné alguna vez que los bailes no se me daban precisamente, ¿o no? Creo que sí, mi mente ha estado un tanto hecha trizas. Pero en lo que respecta a ti, experta escapista, parecería que nos vimos ayer en esa sede francesa. Con la mano que no tenía lesionada, le prendió la rosa entre los castaños mechones de su libre cabellera, por encima de su oreja derecha, trazando una media sonrisa al lograr colocarla. Rió por lo bajo ante la mención de sus recientes visitas a los pisos de urgencias en San Mungo, no pudiendo evitar resoplar al recordar tantas oportunidades de escapar de las garras de la perdición. ⎯⎯Ahora estoy un poco...Uhm, ¿hecho pedazos? Gracias a Merlín, no literalmente. Durante, prácticamente, tres meses seguidos, estuve en Uagadou, intentando vincular con los poderes de algunos libros de hechizos. El precio, fue razonable, pero como podrás ver, una extremidad lesionada es lo de menos. Dio una cabezada para señalar su brazo izquierdo, inerte desde que había salido del hospital. Se lo habían inmovilizado con magia, pero aún deshaciendo el conjuro, estaba de cierto modo atrofiado, por lo que no era raro mirar que la capa verde se enroscara cada cierto tiempo en este. Y eso, si omitía las claras secuelas psicológicas que habían mermado su ya precaria estabilidad mental. ⎯⎯Pero, vamos, que un simple mortal como yo puede sobrevivir a eso ⎯ frunció los labios para formar una sonrisa burlona, mientras aceptaba la invitación de la Macnair-Rosier con una inclinación de cabeza más pausada que la hecha para visibilizar su lesión ⎯. Así que, mejor cuéntame cómo te ha ido a ti. ¿Cómo es qué logras sobrevivir con tantas privaciones? Añadió con ironía al adentrarse en el recibidor de la mansión. Nunca había sido un ávido crítico de los recintos, pero tal como se habría esperado de una joven que pertenecía a familias de los Sagrados Veintiocho, la decoración y disposición de todo era exquisita. El Black Lestrange-Thawne, casi se sentía como en casa, ya fuera que se refiriera a la mansión al otro lado de la colina, y al castillo al otro lado del mar, en Nortamérica. Giró sobre sus talones, tras maravillarse con tan cordial recibimiento. ⎯⎯Me gustaría algo fuerte, si te agrada la idea. Ya sabes, un poco de whisky de fuego para celebrar este peculiar reencuentro. Así también podría calmar a las voces dentro de mi cabeza. Escuchar voces ajenas a un ente físico nunca era un buen indicio, ni siquiera en el mundo mágico. Para Eobard, y su recién descubierto don de la Legeremancia, limitar su poder para evitar invadir toda mente que se le pusiera enfrente, suponía un reto al sólo tener un par de días practicando el control, tras haber enfrentado sus miedos con la ayuda de la Arcana de dicha habilidad. @ Juliette Macnair Off: Que comience la celebración pre-navideña (???)
  19. 👀

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    2. Eobard A. Black Lestrange

      Eobard A. Black Lestrange

      Pero si tienes el nivel, cursa los libros de hechizos para ir subiendo 👀

    3. Rhaella Triviani

      Rhaella Triviani

      Sabian que yo a iba a volver y por eso lo quitaron 😤 (?) Tambien se borraron todos los mensajes que tenia guardados. Se ve muy astetik, pero,  a que costo 🥲

    4. Eobard A. Black Lestrange

      Eobard A. Black Lestrange

      Las decisiones difíciles requieren voluntades fuertes 🥲 De eso habían avisado que se perdería, por lo que si queríamos conservarlos había que tomar capturas. Yo tenía un par, pero ya no aparecieron JAJA #Sad. 

  20. ID: 121079 Bóveda: 110224 Apuesta: Grupo A Países Bajos Senegal Grupo B Inglaterra Irán Grupo C Argentina México Grupo D Dinamarca Francia Grupo E Alemania España Grupo F Bélgica Croacia Grupo G Brasil Suiza Grupo H Portugal Uruguay
  21. La sensación de que su forma física se hiciera añicos y volviera a reconstruirse le devolvió un poco de esa sensibilidad que había perdido tras meses seguidos en las trincheras, sorteando hechizos de alto poder y consecuencias que, aún ahora, intentaba comprender. Jugó con fuerzas que intentó controlar, y aunque lo hizo en cierta medida, pagó un alto precio por ello. Eobard, de la casa de Black Lestrange, se había levantado del catre de la cuarta planta de San Mungo, sanatorio al que habían llevado tras colapsar en medio de un duelo. Apenas volvió en sí, consiguió el alta a regañadientes, todavía quitándose una porción de un ungüento para cortes profundos al materializarse. Nunca le habían gustado los hospitales, y menos aún después de tantas visitas seguidas debido a heridas recibidas en combate. Lo usual habría sido ir a la mansión de la que era patriarca, su bastión de tormentas y hogar desde hacía años. Pero una corazonada lo hizo cambiar de destino; del otro lado de las barras que coronaban el acceso, alcanzaba a distinguir el bien cuidado jardín, en el que resaltaban los rosales por encima de los árboles y otros ornatos. Colocó un dedo sobre la reja, sopesando si lo dejaría pasar, y para su fortuna así fue, ingresando ágil en los terrenos de la mansión Rosier. Un viento habitual de inicios de noviembre lo recibió, por lo que escondió sus manos dentro de la túnica verde que se afanó del hospital, mientras la capa prendida a esta ondeaba a la par de la corriente de aire. Se podía sentir un ambiente primaveral, bastante distinto del que se percibía del otro lado de la demarcación. Juraría que Juliette habría impuesto algún hechizo meteorológico para generar esa aura de tranquilidad, pero también podía deberse a que él bajaba sus revoluciones después de semanas de locura. ⎯⎯¡Ah, del barco! ⎯ se anunció el castaño, encorvándose para recoger una de las rosas del sendero. La fragancia que emitían le llenaba los pulmones, recordándole que aún estaba vivo, pero por muy poco ⎯. ¿Será muy tarde para visitas? Recordaba que la invitación de la Macnair-Rosier había llegado un par de años atrás, pero como bien habría dicho un célebre hechicero: «Un mago nunca llega tarde, sino en el momento justo». Habían sido tantas las idas y venidas de ambos, que prácticamente se podía decir que era un trato característico de su amistad el desaparecer y reaparecer cada cierto tiempo, como un bucle infinito que se renovaba en cada encuentro. ~ @ Juliette Macnair No me mates, se me secó el cerebro (?)
  22. Toco estrenar el topic xD Así lo quiso la sagrada línea del tiempo, así que supongo que está bien. Vengo a dejar el listado de nombres (3) para un equipo con el que participaremos en la gala /o @ Mia. @ Ky. @ Eobard Thawne Y creo que eso sería todo, me avisan si se requiere añadir algún detalle más. Salu2.
  23. Se balanceaba sobre sus talones mientras esperaba una respuesta de la recepcionista, quien estaba confirmándole disponibilidad respecto a su solicitud. Debía admitir que quizá había sido una idea un tanto burda el pedir alojamiento para tomarse su bebida, pero había invertido en cosas peores; recordaba esa vez que, en conjunto con su familia, alquilaron una tienda familiar, que podía dar cabida a generaciones enteras, sólo para tres personas en plena expedición del desierto del Sahara. ⎯⎯Ah, buenos tiempos, de eso no hay duda. Pero uno no vive de glorias pasadas. Moira enarcó una ceja tras sus gafas mientras escuchaba al Black Lestrange hablar solo. ¿Acaso lo creería loco? Era posible; después de las experiencias con las últimas guerras, y la pérdida de balance que conllevó convertirse involuntariamente en su forma animal durante los misteriosos ataques en Francia, cualquiera perdería la cabeza. »»Temo que por el momento no tenemos habitaciones disponibles, pero si espera unos minutos, habrá algunas que podrían desocuparse pronto. ¿Señor? ⎯⎯Black Lestrange. Eobard ⎯respondió, tentado a dar un alias en el último segundo. Hacía mucho que no usaba su verdadero nombre ⎯. Supongo que me iré adelantando, no obstante, me gustaría mi bebida. Para ir entrando en contexto. Le tomaron sus datos de registro, mientras uno de los dos gemelos camareros se aproximaba para depositar la copa de cristal con el brebaje de tonalidades aguamarina; si bien era una bebida que había conocido gracias a su tiempo con los no mágicos, podía jurar que sus efectos eran lo más cercano a una poción estimulante, ¡los muggles estaban mejorando en cuanto a su comida y bebida! Sostuvo la copa en alto durante unos segundos. ⎯⎯A la prosperidad y fortuna de Atrium Stratus Tras su pequeño brindis, le dio un modesto trago a la bebida, dejando que la esencia del exótico licor invadiera su boca, irritando sus papilas gustativas al contacto con éste. Era un sabor amargo, pero refrescante, casi como la perspectiva de tener que reconectar con sus ya de por sí pésimas habilidades sociales. Así, se encaminó hacia la escalinata de caracol, con la propuesta de matar tiempo explorando el primer piso mientras algún cuarto se desocupaba.
  24. Aún le costaba un poco adaptarse a su nueva apariencia. ¡Qué ironía, siendo metamorfomago! Su paulatino regreso al ojo público había resultado como esperaba, sin muchas tribulaciones ni complicaciones, costumbre del pasado. Decidió reinventarse, agregando una tupida barba castaña a su ya desastrosa persona, pues parecía un expedicionario recién retornado de los horrores del desierto. ⎯⎯¿Me durará más de diez minutos este pequeño retiro de metálico, que el de la ocasión anterior? ⎯se cuestionó el Black Lestrange, mientras bajaba los últimos peldaños que conducían al Banco Mágico de Gringotts. Su reserva, si bien era modesta, comenzaba a flaquear; probablemente debía reanudar sus actividades profesionales. Estuvo tentado a encaminarse hacia el infame Callejón Knocturn, cuando se encontró con una edificación que no estaba en sus memorias de la última vez que visitó Diagon. Los amplios ventanales, como casi cualquier otra tienda, parecían generar un efecto de atracción hacia los clientes; y el castaño no resultó la excepción, pues segundos después se descubrió a sí mismo accediendo, mientras se acomodaba la fresca capa que ocultaba gran parte de su vestimenta. ⎯⎯Lo más prudente en estos casos, sería un gin tonic con una pizca de licor de Curaçao. Sonrió para sus adentros, mientras se aproximaba hacia la barra de la recepción, donde una enigmática rubia parecía atender a los bienaventurados que accedían a Atrium Stratus. A sus espaldas, alcanzaba a distinguir lo que era una escalinata de un pulcro mármol y, ¿acaso lo que escuchaba a lo lejos era música? Quizá tintineos de cubiertos y vajillas. Acceder al restaurante era tentador, sin embargo, el Black Lestrange optó por una opción menos habitual. ⎯⎯¿Tienen habitaciones libres? Me gustaría alquilar una individual, si es el caso. Me serviría la cercanía para retomar mis actividades el día de mañana ⎯saludó con una inclinación de cabeza al llegar al encuentro. Supuso que le incluirían la bebida que había pensado en voz alta; si había servicio a la habitación, sería un plus bien ejecutado. Más irónico que su aparente sensación de extrañeza con las apariencias sugeridas por sus dotes de metamorfomago, resultaba aún más gracioso que quisiera hospedarse en Londres, siendo que vivía a unas calles de Diagon, sin mencionar la mansión familiar. Pero el clima reciente, lo obligaba a tomarse un respiro, aunque fuera por unas horas.

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