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Hecate Engosvezhof

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Mensajes publicados por Hecate Engosvezhof

  1. No pretendía ser brusca con mi marido, pero no pude evitarlo, no sabía decir si era parte de mi temperamento o de mi condición vampírica.

     

    - Tampoco te iba a dar explicaciones... por ahora... y recién llegada de Italia, tampoco te creas que tengo ganas de discutir. Si tuvieras un poder como lo tengo yo, que tengo que decidir cada cosa nimia... tú también estarías agotado y enfadado - suspiré y me senté en el sillón, aparté la mirada de él, sentía que, si veía más allá podría descubrir oscuros secretos y el horror de la guerra. No necesitaba los detalles. Me sentía agotada y a pesar de ello, Elentari me daba fuerzas- lo lamento Matt, de verdad...

     

    Intentaba calmar el mal genio. Pero al menos la pequeña me estaba dando más calma de lo que realmente pensaba en un principio. Las palabras del pelirrojo hicieron que desviara la vista de nuestra pequeña. Mi estómago al escucharlo, parecía que se había encogido y bailaba arriba y abajo. Suerte que estaba sentada, porque seguro que caería redonda a causa de las pocas fuerzas que tenía cuando había llegado a casa... sentí que se me había ido el poco color que debía tener en las mejillas en esos instantes...

     

    - estás... ¿seguro? -pregunté temerosa y en un susurro- ¿acaso no tenemos ya bastante? -pregunté alicaída...

     

    - tengo que comentarte algo pero es sólo que tú sabrás, de momento más que nada porque eres mi marido, el padre de nuestra pequeña y el patriarca... Sé que no te gustará pero ahora, con la información que me has dado, pues, es un motivo más para defender la sangre mágica de nuestra pequeña, el futuro de ésta casa -sonreí ahora mientras veía dormitar a nuestra hija...

     

    - así que, por lo que veo nuestra niña va despertando poderes... no me gustaría saber los que posee puede ser un desastre para la casa -reí ahora por lo bajo, aliviando un poco, la tensión en el ambiente.

     

    @@Matt Blackner

  2. Quería entrar a éste rol, pero no sabía como ¡mil gracias @@Matt Blackner ! al menos algo he leído del secreto ese (?) xDD

     

    On:

     

    Estaba bañando a la niña en nuestro cuarto de la mansión Potter Black, mientras le cantaba una nana, de las que recordaba y que mi yaya me había enseñado. La pequeña se reía y chapoteaba en la pequeña bañera. Había escuchado el trajín en la habitación de al lado aunque supuse que Matt estaría por ahí organizando las cosas. Elentari sonreía y con sus gorgoritos me daban una paz que hacía mucho tiempo que no experimentaba.

     

    Tras media hora y echa un cristo con la ropa empapada me cambié nuevamente y le encargué a Galadriel que terminara de vestirla, con lo cuál en un periquete la pequeña de la casa, ya estaba tapada en su cunita y echándose a dormir.

     

    - descansa mi pequeña...

     

    Me giré y Harpo aún todavía estaba en la mitad del cuarto.

     

    - ¿qué pasa?

     

    Éste negó con la cabeza y antes de desaparecerse y gracias a mis reflejos vampíricos tomé el papelito que llevaba en la mano aunque, con la otra, lo había agarrado con fuerza de la muñeca.

     

    - ¿Dónde está el amo Matt? -pensaba que, si trataba a mi marido como el patriarca que era, quizás el elfo me mostraría un poco más de respeto.

     

    - Se fue a la Ojo Loco - de la sorpresa inicial, el sirviente se aprovechó para desaparecerse. Cuando quise agarrarle nuevamente sólo cogí aire. Maldije por lo bajo y leí la nota. El Ministro Aaron, había corrido el velo del secreto. O dicho de otra manera, daba conocer al mundo la existencia de los magos...

     

    - ¡Éste tío es un i******! - grité en alto y la pequeña empezó a llorar, me acerqué a la cunita y con un poco más de cariños y susurros, volvió a dormirse. Me puse nerviosa. Sabía que era mortífago yo estaba en sus filas y aunque conocía el bando de antes... no, no era el momento para ésto. Había que hacer algo. Pero, ¿lo qué? ¿Derrocarlo, quizás? Había acumulado demasiado poder. Y aunque por el momento parecía que la paz estaba en Ottery, sabía que las guerras entre bandos, volverían de nuevo. Mi mente empezaba a funcionar con demasiada rapidez. ¿Cómo se tomarían esa información, la casta y pura sangre de los magos y brujas de Ottery? Algo me decía que no sería buena idea el levantar el veto del secreto.

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  3. La tormenta era demasiado fuerte lo que me extrañaba a mí es que la pequeña no se inmutaba para nada. No podía evitar sentir un relamazo de orgullo por esa pequeña que, muy a mi pesar, había tenido que dejar en la Potter Black. Aún esperaba cierto permiso, porque la verdad me sentía culpable por dejarla tanto tiempo a solas. Necesitaba de mí y aunque su abuela y su padre eran los mejores... no era lo mismo pero, en cierta manera estaría más protegida.

     

    No entendía nada de lo que estaba pasando así que, di otro trago más a la copa de mi vaso. Debía serenarme un poco.

     

    Levanté la vista y me levanté pero, no supe porqué pero algo en el gesto de Sagitas me indicaba que pasaba algo con la niña.

     

    - ¿Qué le pasa a Elentari? -pregunté en un susurro, con temor - ¿está enferma? -miraba a los dos, a madre e hijo, para ver si alguien me respondía.

     

    - lo de la seguridad está bien -asentí nuevamente. Pero algo se me escapaba. Parecía que entre mis dos familiares había habido algún especie de contacto. Pero parecía que nadie quería darme explicaciones.

     

    - ¿Acaso nuestra pequeña ya está desarrollando poderes? -inquirí otra vez, preocupada. Sí, no podía evitarlo mi instinto maternal, que se había acentuado tras el parto ahora parecía regresar con más fuerza que nunca, después de mi ausentismo en Italia.

     

    - ¿quéreis explicarme qué c*** está pasando con Elentari? -protesté por lo bajo, rechinando los dientes a causa de la rabia. Odiaba cuando me ocultaban cosas y más aún si era del pequeño ser indefenso que aún estaba en los brazos de Sagitas (¿es así?, creo que sí, espero haber entendido el rol de Sagis xD)

     

    - venga, dame a la cría, quiero disfrutar de ésta pequeña - y sin miramientos pero, con mucho cuidado y tras dejar el vaso en la mesa, tomé a la pequeña para no despertarla. Sentí cierta calidez en mis brazos y que recorrió todo mi cuerpo. Aún dormidita hacía algunos gestos guturales con sus labios y que me parecía adorable dormidita...

     

    - Habrá que hacer una ceremonia de protección, para que pueda hacer magia -dije en voz baja - de hecho, creo que es necesario - asentí con la cabeza- no sabemos que poderes tiene así que... mejor prevenir que lamentar.

  4. Había decidido ir a volar. No es que hiciera el tiempo ideal pero así me despejaba de todo lo que estaba pasando. Había dejado a Elentari a cargo de Galadriel, tenía muy buena mano con los niños y estaba segura que en ésta ocasión, no iba a ser menos.

     

    Me vestí lo más cómoda posible. Unos pantalones pitillo, botas de piel de dragón y una camiseta con el escudo de Gryffindor. Llevaba el morral de cuero colgado al cuello y la varita en el bolsillo. Tomé una de las tantas escobas que tenía guardada en el baúl. Una nimbus 3000. Era más potente que la Saeta de Fuego, aún me costaba manejarla, pero con un poco de práctica, seguro que lo conseguiría...

     

    Con agilidad salté del balcón que tenía en la habitación que compartía con Matt, puse la escoba entre las piernas y di una patada. Enseguida me elevé unos cuántos metros y parecía realmente una mopa de polvo. Sentía la caliddez del aire fresco y hacía que me aliviara mis pensamientos. Me gustaba volar.

     

    Dirigí el mango de la escoba hasta el centro del pueblo. Sentí cierta lástima al ver cómo algunas bombas de los búlgaros habían hecho trizas las casas, mucho de los lugareños habían decidido huír hacia el campo, mucho más al norte. Chasqueé la lengua fastidiada, hasta dónde sabía, sólo habían permanecido los magos como nosotros. Volví a girar nuevamente hacia el norte y me pareció divisar la mansión Weasley. Parecía que era la única que había resistido a todo. Además de estar como siempre no sabía si seguía ocupada por los traidores a la sangre de la Orden del Fénix. Y parecía que tenía visita.

     

    Afiné la vista y negué con la cabeza, aquél cabello violeta era inconfundible, lo que no tenía ni idea era de que hacía allí. Pero había algo más, una bandera... no sabía de qué tipo, bajé un poco más y vi la calavera, símbolo de la marca, eso me hizo sospechar más todavía. Tomé la varita, lo último que necesitaba era que me lanzaran hechizos y al parecer había alguien más que no conocía, que estaba con mi suegra.

     

    Bajé despacio, hasta ponerme detrás de la casa, aterricé con suavidad y desmonté enseguida. Puse la escoba al hombro y con la varita en ristre, por si se les ocurrían lanzarme conjuros, estar al menos preparada, me arrimé a una de la pared y Sagitas parecía estar reclamando a alguien... Me hice notar....

     

    - ¡Hola gente! ¿Qué, de visita? - sonreí como quién no quería la cosa. Divisé el pendón y eso me confirmó que la casa pertenecía a alguien de la marca, pero, ¿a quién? Seguro que me llevaría una buena sorpresa...

     

    @Felicity

    @@Sagitas Potter Blue

    @

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  5. Sonreí con dulzura al escuchar su entusiasmo.

     

    - Claro que puedes mujer - dije con cariño- es más, es para todos los de la casa... Ya me habían informado de que las cosas por aquí, no es que estuviese muy bien y... quería colaborar con ésto...

     

    - agotador - comenté apesadumbrada, no quería comentar mucho de lo que había pasado - si me mantuve en silencio fue por seguridad. Quería hablaros, deciros algo pero... no quería que la niña sufriera ningún riesgo - susurré con cierta culpabilidad marcada en mi rostro. La había echado tanto en falta, que no podía evitar ponerme a emocionarme a sentirla en mis brazos.

     

    - ¿Puedo? -pregunté titubeante, al ver que mi hija estaba en brazos de Sagitas, pero tampoco quería importunar el sueño de la pequeña- estaría bien que hubiese aquí una pequeña cuna en el salón. Puedo hacer que traigan una de calidad de Italia.

     

    - ¿Vidente, yo? - pregunté asombrada, mirando a mi prima- es cierto que tengo el anillo de la habilidad pero... quizá la niña haya heredado algunos dones. De mi familia tengo la animagia, y algunas cositas más - dije con una sonrisa pícara- pero vidente - me encogí de hombros y di un trago -si realmente tuviese el poder activo, sabría lo que vendría, podría evitar, ciertas cosas ... - tragué saliva, no quería hablar mucho de ese tema.

     

    - Sí primis Xell, te traje eso, está en el baúl, puedo hacer que Galadriel te lo traiga, espero que lo disfrutes - le dije con cariño a mi prima.

     

    - ¿Acaso pasó algo en el pueblo que no me haya enterado? Sé que con el tema de la guerra y la tregua de navidad, las cosas han estado demasiado tensas... ¿tenéis noticias de todo ésto?

  6. - no me cabe la menor duda - esbocé una triste sonrisa - por lo menos aquí parece que está segura, ¿habéis reforzado las medidas de seguridad? -pregunté a los presentes.

     

    - descuida, sólo saldré a fumar el jardín, ¿te parece bien? - lo último que necesitaba en esos momentos era una bronca de nadie -claro, que lo lleven a la cocina, para eso lo traje. Sabía que estábais faltos de cosas y me he molestado en traer todo lo que pude...

     

    Pero mi cabeza no dejaba de dar vueltas a lo que había visto. Los informes de la guerra eran... había visto masacres de magos en algunas aldeas, familias enteras arrasadas. Sangre perdida y niños que no crecerían por un maldito político que había declarado la guerra a Inglaterra, o eso era lo que había oído. Había ordenado al clan mantenerse neutral, proteger a nuestro pequeño pueblo. Pero a pesar de todo, habíamos tenido muchas bajas.

     

    - ¿ah sí? -miré desconcertada a Matt y a Sagitas - quizás la niña esté desarrollando sus poderes... tiene unos genes muy buenos -sonreí ahora.

     

    El relámpago brilló dentro de la casa, luego se escuchó un trueno y enseguida se puso a llover fuertemente.

     

    - Bueno, al menos parece que llegué justo a tiempo antes de ponerme como una gallina mojada - Galadriel bajaba por las escaleras, al verme hizo aparecer una botella de whisky de fuego y un vaso con hielo. Me conocía lo suficiente para saber que necesitaba un buen trago - gracias - hasta ella se sorprendió que tuviese tanta amabilidad.

     

    - La oscuridad bien puede ser porque oscurece, nada de qué preocuparse -pero veía a mi marido preocupado y cuando lo estaba, era quizás para ponerse en lo peor.

     

    - Me gustaría hablar contigo en tu cuarto, si aún soy bienvenida en él - sonreí con cierta culpabilidad en mi rostro.

     

    Sin poder evitarlo me rasqué en la zona en dónde tenía la marca oculta mediante un encantamiento y que, por suerte aún funcionaba. Me sentía nerviosa, inquieta. Parecía que de momento, la mansión estaba a salvo, pero, ¿cuánto tiempo?

     

    - Hola prima Xell -le saludé con una sonrisa - tengo algo para ti, está guardado en el baúl... te traje unas zapatillas de bailarina y una cajita de música, espero que te guste...

     

    @@Matt Blackner @@Sagitas Potter Blue @@Xell Vladimir Potter Black

  7. jajaja ¡gracias chic@s!

     

    On:

     

    Caminé despacio. Parecía que realmente quién hacía ruído eran los animales del bosque. Alrededor era todo silencio. A lo lejos, podía divisarse pequeño Hangleton con sus luces brillantes. Volví mi cabeza hacia la puerta destrozada. Noté cierta picazón en la marca tenebrosa, no pude evitarlo y me rasqué para aliviar el dolor. Crucé la entrada principal teniendo cuidado de partirme ningún hueso. Parecía realmente que el lugar había sido olvidado por la magia. Sentí un chasquido y ciertos movimietos. Una pared que parecía en equilibrio y otro chasquido más y parecía que me habían quemado la piel como la primera vez en la Orden Oscura.

     

    Sentí cierto nerviosismo y un ligero cosquilleo en la nuca, cuando se abrió una especie de trampilla, la levanté con cuidado y tomando la varita, susurré un lumus. La varita se encendió y vi que había escaleras para bajar. Cosa que así hice. No sé cómo, pero trastabillé y caí de plano a lo que parecía la entrada de algo.

     

    - ¡aaaaayyy! -me quejé - menuda hostia me he dado - volví a maldecir nuevamente. Un movimiento ligero con mi cabeza para sacarme ese embotamiento producido por el golpe. Ahora sabía dónde venía esa sensación. En el suelo había una alfombra, antorchas y alrededor puertas...

     

    Silbé asombrada.

     

    ¿Cómo demonios el bando, había conseguido algo así? Desde luego las protecciones tendrían que ser máximas, y hasta diría que estuviese en el piso superior por la suavidad del aire fresco que reinaba en el exterior. Susurré 'nox' y apagué la varita. No me hacía falta, había suficiente iluminación para ir caminando sin tropezarme con nada, menuda entrada triunfal, por segunda vez, que tendría...

     

    - ¿Hola? - dije en voz alta, no sabía si en esos momentos había gente. Siendo un cuartel de la Marca Tenebrosa, quizá que sí, pero... nunca se sabía, aunque bien podía investigar un poco antes de seguir avanzando. Por seguridad, no había guardado la varita, mientras me frotaba la frente.

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  8. ¿Puedo unirme? No esperéis un gran rol :P

     

    On:

     

    La oscuridad me envolvía, la noche media cubierta por las nubes hacía que fuese casi invisible. Me deslizaba con suavidad por el bosque de Ottery, cazando algún que otro cervatillo. La sangre animal no es que fuera la mejor, pero me mantenía y eso era más que suficiente. Ya había causado suficientes estragos en el pasado para levantar las sospechas del Ministerio. El cervatillo poco a poco iba sucumbiendo a mi mordida en el cuello, absorviendo el líquido rojo y manchándome un poco la boca y la barbilla, empapando ligeramente el suelo.

     

    En Italia había conseguido mantenerme más o menos bien pero, la carga de trabajo era demasiado grande. Y aún así, había vuelto por otras razones mucho más importantes que la propia guerra... "maldita guerra" pensé para mí, mientras me limpiaba con un paño blanco que había traído para la ocasión. Lo hice desaparecer con la varita. Había pedido el ingreso al bando y mientras, meditaba al escuchar los sonidos del bosque nocturno. A unos les daba pavor a mí me producían bienestar. Dejé el cadáver para que otras bestias nocturnas se aprovecharan de él.

     

    Enfilé mis pasos con más suavidad que antes, escalando con agilidad los árboles, hasta que llegué al límite del bosque y ahí estaba. La mansión Riddle completamente destrozada. Sentí lástima. Una construcción tan antigüa como grandiosa al final, había sucumbido a las bombas lanzadas por los búlgaros. Bufé de rabia. Aunque en cierta manera la guerra me había beneficiado gracias a otros negocios, sabía que el precio era demasiado alto, a pesar de la tregua navideña. Eso sí que había sido una ironía.

     

    Bajé con cuidado del árbol en dónde estaba posada. La luna estaba oculta por densas nubes y apenas había o parecía haber movimientos por la zona. Apenas había estrellas en el cielo con lo que, a las ruínas de la mansión Riddle le daba un aire más siniestro si cabía. Enfundada con una cazadora de cuero, camiseta, tejanos y botas de piel de dragón negros, me puse la capa por encima y la capucha. Al menos, que, a lo lejos, vieran una sombra oscura y sobre todo, que no se distinguiera nada de mí. Caminé por la gravilla deshecha principal de la mansión, estaba todo hecho una pena.

     

    Me deslicé con cuidado sin apenas hacer ruído. Sentí cierta quemazón en dónde tenía la marca Tenebrosa y que, por desgracia much@s por bocazas sabían de mi existencia en Halloween. "Malditos búlgaros" volví a renegar por lo bajo. Estaba todo destrozado, sólo quedaba la parte principal de la mansión, custodiada por dos serpientes. Sentí el aroma de dos personas conocidas, entre ellas mi primo, cosa que me sorpredió. Los aromas parecían bastante recientes así que, seguramente estuviesen cerca, pero, ¿alguien se habría molestado en levantar la mansión? ¿O seguramente fuese un encantamiento desilusionador? Ya lo averigüría pronto.

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  9. Espero llegar a tiempo, lo de las criaturas, ¡geniales! aunque no me suena de comprarlas mmm y sí, aún tengo galeones xD y tb creo que está todo bien xDDD

     

    ID: 115845
    Nick (con link a la ficha) Helike R V PB
    Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla) Bóveda Trastero
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda de Gringotts
    Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): ---
    Nivel Mágico: 42
    Fecha: 2020-03-10
    Criatura: Hipocampo
    Puntos: 40
    Precio: 2000
    Criatura: Jarvey
    Puntos: 40
    Precio: 2000
    Total de puntos: 80
    Total de Galeones: 4000
  10. Viniendo de Sagitas en rol, no me sorprende para nada! jajaja

     

    No si, además le has cogido gustito sí jajajaj

     

    On:

    -No lo pretendía - dije en un lastimero susurro - sé que aquí está perfectamente cuidada...

     

    Avancé hasta el interior de la mansión. Ni me atrevía a mirar a Matt a la cara. Y por el aroma de cierta rubia, me pareció notar que Xell estaba en casa también. El baúl se quedó quieto en la entrada y con un movimiento de mi varita hice que éste se apareciera en el cuarto que compartía con Matt. Necesitaba un trago fuerte. Pero un té tampoco me vendría mal... ¿Estaría mi elfina en casa? Tampoco quería tomarme demasiadas libertades a pesar de estar casada con el patriarca. Me sentía cansada, y seguro que si me miraba al espejo estaría más demacrada de lo habitual. Me sentía pálida y a pesar de que los vampiros no dormíamos con bastantes ojeras...

     

    - No me fastidies anda... necesito un reconstituyente... ¿cómo está Elentari? -pregunté nuevamente en un susurro- os traje algo, no es que sea gran cosa pero...

     

    Sentía debilidad en las piernas así que, con un movimiento de mi varita hice levitar un sillón mullido. En cuánto lo acerqué apoyé mi mentón en una mano

     

    - Quédate tranquila, los vampiros no cogemos cosas raras - le dije con una leve sonrisa a Sagitas- ésta guerra...nos ha descompuesto a todos - negué ligeramente con la cabeza. Saqué el morral de cuero que llevaba en la cazadora vaquera y fui sacado diversos productos. Unos eran de higiene básica, café, alcohol, tabaco, diferentes legumbres, un pequeño saco de patatas, verduras- ésto es lo que he podido sacar con el contrabando, me ha costado más de lo que me parecía en un principio pero, el proveedor es de los mejores que he podido encontrar.

     

    - Sé que no tengo disculpa, hasta incluso he pensado en renunciar a mis derechos sobre el clan. Pero entonces, no le dejaría nada a mi pequeña, por cierto, ¿dónde está? -pregunté en otro susurro.

     

    Un trueno sonó más cerca... o eso me pareció sentir gracias a mi oído agudizado. Me daba malos presagios, no podía evitarlo. Momentos después, empezó a llover raudalmente y es que, cuando me aparecí por las calles de Ottery, hacía un sol espléndido.

  11. ¿aún sigues con lo de Artagracia, Sagis? jajajaja vuestros roles son adorables *-*

     

    ¡Regreso a casa! bueno, os pido mil perdones a tod@s pero, iré roleando poquito a poco, ¿sí?

     

    On:

     

    Desasosiego, ira, enfado, tristeza, desolación... muchos sentimientos encontrados. La maldita guerra había hecho que me tuviese que desplazar a Italia. Bien podía desentenderme de todo y estar al pie del cañón con mi familia. Había conseguido mediante contrabando pasarle cosas para que al menos la pequeña estuviese bien alimentada. Pero al mismo tiempo, había tomado una decisión. Sabía que no le iba a gustar a nadie de la familia. ¿Matt lo entendería? Seguro que sí, pero Sagitas echaría el grito en el cielo y Xell... bueno, esa niña adorable me miraría como si fuese un ser extraño... Pero no me importaba.

     

    Bien podía dejar el clan en manos de uno de mis lugartenientes pero no confiaba en nadie, no en medio de aquella locura de guerra. Sabía que, por medio de chivatazos que habían llegado a mis oídos que quizás hubiese tregua o paz. Pero tampoco es que confiara mucho en los búlgaros. Me había llegado rumores, además, de que la mansión Riddle había acabado destrozada por bombas. Todo eso me había obligado a volver. Pero los asuntos de estado... y siendo Elentari mi heredera, me dejaban en una mala posición. Eso, y los otros negocios que tenía. Había dado órdenes claras y esperaba realmente que no me llamaran.

     

    Básicamente, no tendría piedad de nadie si lo hicieran.

     

    Cargada con un gran baúl me aparecí en los terrenos de la mansión Potter Black. Parecía amenazar lluvia. Llevaba una capa en los hombros y capucha, por debajo un pantalón vaquero, botas de piel de dragón, una camiseta y una cazadora de cuero. La varita en la mano derecha. Se escuchó un trueno a lo lejos...

     

    - He vuelto pero, ¿cómo estarán las cosas? - tenía sentimientos encontrados, lo de Lázarus había sido un golpe demasiado duro. Secuestrando a Sagitas mediante chantaje para acabar con los huesos de su marido fantasma, liberación y huída de ese vampiro de los demonios y, para más Inri, tenía informes de que estaba por Ottery, eso más que nada, me había obligado a volver cómo una razón de peso. ¿Por dónde atacaría otra vez? Ya tenía bastante. Por mi cabeza, no dejaban de pasar recuerdos de antaño, a veces olvidados pero que en ocasiones como aquellas resurgían dolorosamente en mi cabeza.

     

    Chasquidos de huesos rotos, llantos de niños, olor a muerte en el caldero. Experimentos mágicos con la sangre. Descuartizamientos en un viejo sótano rumano. Cerré los ojos durante un momento, sentía que lo que llevaba en el estómago estaba a punto de salir por la boca, como bailaba arriba y abajo. Intentaba controlar las náuseas. No es que tuviese muchas en el embarazo pero, esas eran naturales. Lo otro, eran de amargos recuerdos que, inevitablemente me habían hecho como era hoy día. ¿Seguro que un ser cruel y despiadada? Bueno, en apariencia. Era un muro de protección y a veces ayudaba...

     

    Caminé unos pasos. Mis botas sonaron en la gravilla en cuánto avancé mientras el baúl se movía ligeramente, mediante la magia. Todo parecía demasiado en calma en el pueblo, aunque quizás sólo fuese pasajera. Necesitaba reponerme y estar al lado de mi familia me ayudaba. Al menos podría visitar la mansión Riddle sin levantar muchas sospechas o eso esperaba... Iría de noche como si fuese de caza.

  12. el caso es llevarme la contraria (?) jjajaja pero sí, está bien el método ^-^

     

    y creo que última... de momento xD

     

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    ID: 115845
    Nick: (Con link a la ficha de personaje) Helike R V PB
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    Fecha: 2020-02-16
    Objeto/Poción: Poción Bébeme
    Puntos por unidad: 40
    Precio: 2000 galeones
  13. xDDD

    se agradece que dejes por cada posteo la cantidad de cada cosa ^-^

     

    enga, otra más, al menos me da para pagar todo xDDD al menos no meto las patas con los enlaces y demás, como de costumbre xDDDD

     

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    Fecha: 2020-02-16
    Objeto/Poción: Aliento de Perro
    Puntos por unidad: 20
    Precio: 1000
    Objeto/Poción: Poción Cómeme
    Puntos por unidad: 40
    Precio: 2000
    Precio Total: 3000 galeones
    Total de puntos: 60
  14. ¿Decías algo Mathew? (O Azzrael xD)

     

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    Fecha: 2020-02-16
    Objeto/Poción: Relicario "Tú y yo"
    Puntos por unidad: 80
    Precio: 4000
    Objeto/Poción: Bombones Eclipse
    Puntos por unidad: 40
    Precio: 2000
    Precio Total: 6000 galeones
    Total de puntos: 120 puntos
  15. Había conseguido paliar los efectos producidos en Eleanora, podía decirse que estaba satisfecha. Había deshecho todo lo posible sobre la compra de ese objeto. Había devuelto el dinero, había conseguido llegar hasta el comprador y a pesar de tener que usar otras tácticas, el Fantasma de las Navidades presentes estaba contento...

     

    - Lo has hecho bien - asentí con la cabeza. Me dio una pequeña palmada en la espalda y le di el objeto de valor que tanto apreciaba Eleanora. Al menos ahora, con su familia estarían a bien y eso me tenía contenta. No sabía si al final había podido paliar al menos parte de su sufrimiento, pero cuando había movido cielo y tierra para conseguirlo pude atisbar en su mirada un brillo de felicidad. Al menos todo lo que había hecho y deshecho había aplacado mis sensaciones de culpa. En parte me sentía satisfecha por eso. Sabía que, quizás debía hacer más cosas para mejorar lo presente... El pasado ya no tenía vuelta de hoja, por mucho que se usara la magia para transportarnos. Si se cambiaba algo, cambiaba todo lo demás. Y era muy peligroso...

     

    Pero al menos con el dichoso ser había podido restablecer un poco el mal que había hecho durante todos éstos siglos. Pero casi sin presentármelo, había vuelto de nuevo a la habitación en dónde, demonios, volvía a estar acostada... y abrí de nuevo los ojos... Ya me estaba cabreando y sabía que debía calmarme pero no podía evitarlo... Todo era una constante dejà vú, si no era con una cosa, era con la otra... Pero a pesar de que el fantasma había desaparecido por completo, en su lugar había llegado alguien que no me presagiaba nada bueno. No decía nada al hablar... Pero usaba otros métodos para comunicarse conmigo...

     

    En ésta ocasión las sensaciones eran completamente diferentes. Me había dado pánico, estaba segura que era el Fantasma de las Navidades por Venir y mucho me temía que, si no cambiaba las cosas en mi vida... quizás me deparasen un funesto destino y eso no lo quería para mí.

     

    El incorpóreo ser, me llevó como si fuese un sueño, a diferentes lugares de mi niñez. Recordé muy bien como la fuente de mármol brotaba con gran intensidad en la mansión en dónde había convivido los primeros años de mi vida, después, me transportaron nuevamente a Francia, después a España y luego a Londres, recordaba todo. Hasta que llegué a Ottery... El fantasma de las navidades por venir, me acompañaba pero no me decía nada. No entendía lo que quería decire... Recordaba además, los primeros negocios que había conseguido formar, además de una familia... pero todos estaban tristes y comprendía el porqué.

     

    En ésta ocasión caí en la cuenta de que, quizás las cosas no fuesen tan buenas. Había sonreído al rememorar todo en mi cabeza, pero... aunque íbamos caminando hasta el cementerio un mal presentimiento llegó a mi cabeza... "no puede ser..." el ser que tenía a mi lado, debió tener el don de leerme la mente porque con un deje de su cabeza, me indicó que siguiera caminando, a pesar de todo, la nieve caída, que tapaba todas las estatuas de ángeles, lápidas, el hombre que custodiaba el cementerio, me miró como si estuviese asustado...

     

    - ¿Acaso todo lo que hice no sirvió para nada? - susurré al aire, mientras mis pesadas botas apenas hacían ruído al caminar por la densa nieve caída ese día... Pero, justamente al llegar a un recoveco pude intuír a dónde me llevaba. El corazón me dio un vuelco al ver lo que ponía en la lápida... Era mi nombre y mis apellidos grabada en ella, además de la fecha de nacimiento... Lo comprendí todo de inmediato...

  16. Otra vez lo mismo... Negué con la cabeza. El ser estaba a mi lado intentando animarme porque, parecía que el tiempo se había parado nuevamente en relación con las amistades. Al parecer querían darme una segunda oportunidad. Eleanora tenía el mismo aspecto que de la otra vez. Y la verdad me estaba preocupando.

     

    - Tranquila, no recuerda nada, o al menos, no de momento - me dijo con jovialidad el Fantasma de las Navidades presentes...

     

    - Espero que, en ésta ocasión, poder ayudarte mucho mejor que de la otra vez - comentó sonriendo aunque por mi cara, seguro que estaba con malas pulgas y no era para menos... Sabía que mis negocios le habían afectado de tal manera que, hasta quizás me odiase por ello. No era para menos. Yo también lo haría si se aprovechasen de mi propia familia como lo había hecho yo...

     

    Ahora sí, en ésta ocasión, intenté remediar todo lo que pude y más, hasta incluso cancelé la venta de ese objeto que era tan apreciado para ella, esperaba al menos poder compensarla por tantos disgustos, sobre todo con su propio clan. La mitad de sus seres queridos la habían apartado de ella por desprenderse de ese objeto y bueno, mientras negaba con la cabeza y me miraba con desprecio al mismo tiempo, volvía a sentir la quemazón de la culpa... Algo de lo que me estaba fastidiando... A decir verdad no me gustaba mucho mostrar mis emociones en público pero, el hecho de verla así de esa manera. Bien podía ser que fuese todo una visión pero no las tenía todas conmigo... Sólo podía intentar remediar lo máximo posible su sufrimiento...

  17. - ¡Espera Eleanora! Tenemos que hablar - le había dicho yo en un tono triste, no pensaba para nada que las cosas se torciesen así de esa manera. Había hablado con muchos de mis subordinados para devolverle lo que le había quitado, pero el objeto preciado por ella había desaparecido por completo. Había mandado además hacer una réplica pero parecía que eso tampoco la contentaba...

     

    - ¡con tus malditos negocios no has hecho más que fastidiarme! - me gritó con todas las fuerzas que pudo y no era menos. Pero su familia era poderosa y la verdad sea dicha, me había aprovechado de esa amisad. Había intentado que, con la ayuda del Fanasma de las Navidades presenes resolver todos los problemas que le había causado y al menos los efectos se habían apaciguado un poco, pero al final, había sido imposible...

     

    - ¡Espera! - grité ahora. No había nadie en el parque pero, ella con gesto apesadumbrado, giró sobre sus talones y fue caminando lentamente hasta desaparecer por completo de mi visión...

     

    - Parece que aún así, lo que hemos hecho no han llegado a buen puerto...

     

    Caí de rodillas al suelo...

     

    - Estoy harta, parece que cada cosa que hago...

     

    - Descuida, tendrás una nueva oportunidad. Has demostrado que quieres cambiar y eso te vendrá bien... La gente necesita tiempo para asimilar las cosas y bueno tú lo estás haciendo... Ten paciencia, si se hacen las cosas con mejor ímpetu...

     

    - ¡Ya lo hago! - protesté por lo bajo - no sabía que mis cosas le pudiesen afectar tanto - dije en un susurro...

     

    - Lo sé, pero ya tendrás tiempo de arreglarlo... calma...

     

    ***

    Y de nuevo había aparecido otra vez en mi habitación. Ésta ocasión parecía que bañada en agua. No sabía si era cosa de mi mente lo que estaba pasando porque me daba la sensación de que deliraba. Quizás fuera fiebre... Pero debía tener cuidado... Ahora sí, mis sentidos estaban alerta, el día había pasado completamente rápido y llegado la una de la madrugada nadie se había presentado. Pero tenía la intuición de que el Fantasma de las presentes navidades, ya me estaba aguardando... Divisé la luz roja y maldiciendo el dejà vú tomé el abrigo y las botas de piel de dragón y me presenté nuevamente ante él...

     

    - Aquí estás y espero que lo hagas mejor - dijo sonriente.

  18. El aspecto jovial del Fantasma de las Navidades Presentes a decir verdad, no me daba ninguna confianza. Después de las otras visiones que había tenido, me daba un poco de pánico el saber a qué enfrentarme en esas ocasiones. Sabía que estaba pasando unas pruebas que, me vendrían muy bien, pero aún así, en mi fuero interno, no pensaba cambiar... Sólo pequeños actos que, de remediarlo podría quizá, no acabar de la misma manera que el primer fantasma que se me había aparecido de la primera vez. Sólo de pensar en él, me daban escalofríos que no se me pasaban ni con una manta en la cabeza.

     

    El ser de aspecto jovial, en esa ocasión, me llevó hasta a una serie de amigos que, de hecho, su sorpresa fue enorme. Sus caras me confirmaban que no me esperaban esos días. Había decidido por completo, apartarme de toda la gente y estar en completa soledad. Pero había una sola que sufría, no pude evitarlo y sentí lástima por ella, era lógico, se las había hecho pasar bastante mal y no era culpa suya. El ser incorpóreo al vernos se decidió a ayudarnos...

     

    - creo que tenéis que hablar...

     

    - Ya lo creo yo que sí... - y además, no podía evitarlo, la culpa quemaba mis entrañas como si fuese un hierro a rojo vivo. Sabía que, de no poder remediarlo su futuro a causa mía, quizá no fuese muy halagüeño. Mientras el resto del pueblo celebraban las navidades por venir, parecía que yo tenía una causa pendiente para poder disfrutarlas o al menos aplacar las sensaciones de culpa que tenía por verla. Parecía más demacrada que de costumbre y eso que tampoco la había mordido ni mucho menos, pero a causa de ciertos negocios propios le habían afectado y la verdad en su cara se mostraba enfado y decepción... Esperaba poder arreglarlo con el ser incoróporeo.

  19. El Fantasma de las Pasadas Navidades estaba estático parecía que no se había movido, pero, no supe porqué; si mediante un conjuro o algo ajeno a mi propia voluntad, empecé a recordar. Pero por supuesto, no era algo agradable. Mi padre de hecho, me había advertido y debí hacerle caso, pero me negaba a creer en semejantes tonterías. De hecho, debía aprender que en el mundo mágico, las cosas muchas de las veces no eran tan simples como parecían... Mi cabeza me daba vueltas, sentí ciertas arcadas, la acidez me subía hasta la garganta... no supe si me había desvanecido...

     

    Parecía que ese ser había sacado de mi subsconciente los peores recuerdos que tenía en mi cabeza y que, a lo largo de los años había olvidado por completo porque, eran tan horribles que, me había negado incluso a hablar con mi familia actual. No, podía decir que había sido manipulada, pero no, lo había hecho por mi propia mano y en mi fuero interno, como vampira creía que estaba bien realizado...

     

    << Vamos Heliké hazlo de una vez, ¡mételo dentro de la olla! -recordaba que había dudado. Pero él era mi mentor y obedecía. Introduje el cuerpo del bebé ya muerto, dentro del caldero. El olor era nauseabundo. En unas pocas horas no quedaría más que de él que el polvo de sus huesos. Su madre estaba encadenada a la pared, gritaba y sus chillidos hacían que se me perforasen los tímpanos. Era una simple criada, se había embarazado a causa de "Su Señor". Lázarus estaba a mi lado y me agarraba de los hombros.

     

    - Ves señorita, no es tan difícil, cuando se disuelva la carne, podremos invocar a los espíritus para que nos protegan gracias al polvo de sus huesos. Y ahora, acaba con la madre... Tanto gritar, me está haciendo doler la cabeza - asentí, y casi como si fuese un mero robot, cogí el puñal más grande que había, todavía impregnado de sangre y degollé a la víctima. Lanzó un alarido que me llegó hasta más allá de mi propio subsconciente...

     

    <<- ¿Has recordado, verdad? - notaba las lágrimas en los ojos, había olvidado por completo esa faceta de mi vida. O al menos las más sangrientas, de hecho, mi mente se había protegido de tal barbarie y dolor que había provocado en ese instante. Si odiaba a Lázarus hoy día, al hacerme rememorar todo eso, lo odiaría todavía más...

     

    - Por favor, te lo imploro, ya no más...

     

    - ¿Has aprendido la lección? - me preguntó el Fantasma de las Navidades Pasadas- no sé si necesitarás ver...

     

    - ¡No! Ha sido horrible... Yo... Yo... - balbuceaba- por favor, he tenido más que suficiente - y parecía que el ser incorpóreo había tenido compasión de mí...

     

    - Está bien... Cuando cuente tres, estarás en tu habitación... 1, 2 y 3 -chascó los dedos y sobresaltada me encontré tumbada en la cama. Palpé mis mejillas sí, aún estaban frescas por las lágrimas vertidas. Llevé mis manos a la cara y lancé un sollozo. Debí tomarme un trago fuerte para calmar la desazón que me atenazaban los pulmones. Esa visión era la más vívida de mi pasado que había recordado hasta el momento. Ojalá no tuviera que volver de nuevo, a verla.

     

    A pesar de la noche tan turbulenta apenas había podido pegar ojo. Todo pasaba por mi cabeza una y otra vez, como una vieja película en blanco y negro. Así que, había decidido que, por una vez, iba a ser yo, quien esperase a lo que viniera en esa ocasión... Había llegado la hora, la 1 de la mañana marcada en el minutero del reloj. Pero nadie se presentó. En ésta ocasión, miré por la ventana y con el pijama puesto divisé una luz roja, parecía una llamada de algo. Tomé el abrigo y con unas botas de piel de dragón me dirigí hasta dónde estaba esa luz. Había llegado al parque y en ésta ocasión el Fantasma de las navidades presentes, ya me estaba esperando.

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