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Hecate Engosvezhof

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Todo lo publicado por Hecate Engosvezhof

  1. Estaba siendo un día bastante animado ahí en la piscina, con mis dos primos. Vi cómo Matt finalmente se había decidido a tirarse con nosotros. El agua estaba muy buena y yo estaba contenta. La dulce voz de Sagitas se dejó escuchar por el lugar, recriminando algo a su hermana Hayame, negué con la cabeza al pensar que esas dos nunca cambiarían. Me fijé en que mi primo no había salido a la superficie después de bajar de la rampa, algo que me chocó, miré hacia a ambos lados y no había previsto que saldría del agua por detrás de mí. Pegué un grito del susto, Ithilion parecía que no se sorprendió por eso, al cambio se rió de mí al ver mi cara de susto. -¡¡Matt!! Casi me matas chico -le dije sonriente. Pero empecé a sacudir el agua hacia los dos, para mojarlos completamente... -¿Queréis guerra? ¡¡Pues tendréis guerra!! -exclamé contenta, mientras iba moviendo el agua hacia ellos, para que así acabasen completamente empapados, más de lo que estaban. Ithilion se animó a la fiesta y empezó a reírse a carcajada limpia.
  2. -Me alegro -le respondí contenta- si quieres puedo echarte una mano con la plantación de esas flores -comenté sin dejar de ver los surcos que, al parecer estaban frescos. -Sí bueno, es cierto, ahora hace más calor y se agradece la verdad -dije. -Supongo que serán para adornar mejor ésto, ¿o son plantas medicinales? -Pregunté con curiosidad. -Sí, estoy bien -respondí a su pregunta -pero no sé si es cosa mía, pero cuando entré, percibí algo maligno -me encogí de hombros -quizá sea una tontería, y veo cosas dónde no las hay. ¿O acaso tú lo has notado también? -pregunté preocupada- bah, mejor no hacer caso. Quizá sea ésta calor que me hace ver cosas dónde no las hay -y estallé en carcajadas.
  3. No podía parar de sonreír, a pesar de lo que había hecho hacía tan sólo unos minutos, controlaba que el crío no se hubiera hecho daño. Pero no, ya estaba subiendo por el primer tobogán que había encontrado. Ya estaba subiendo las escaleras, despacio, porque al ser pequeño le costaba un poco al tener las piernas tan cortas, sonreí divertida al verlo, pero me puse detrás, para controlar que no se cayese de espaldas y que no se hiciera nada. -Así me gusta, despacito Ithilion -animé al pequeño Blackner. En cuánto se subió a lo más alto, me fijé en que se hubo agarrado bien al pasamanos del tobogán, se sentó y se deslizó, chillando alegre por haberlo conseguido. Estallé en carcajadas y luego se escuchó un chapuzón bastante grande. Giré la cabeza para ver si ciertamente todo estaba en orden y así era, el crío ya había conseguido salir a flote. -Bueno creo que tu hermano ya se animó el primero -respondí contenta a la pregunta de mi primo. -Creo que es mi turno -y me dirigí rápidamente hacia la rampa, repitiendo los pasos del niño. Enseguida me lancé a través de la superficie mojada, con lo que me daba el aire, y en un segundo después ya estaba en el agua. Salí braceando un poco fuerte y salí a la superficie del agua. -¡¡vamos Matt te toca!! -grité con fuerza y cómo estaba el niño cerca, nadé un poco más hasta que me acerqué a su altura, para llevarlo al otro lado por si su hermano mayor bajaba demasiado rápido, mientras tanto esperaba que mi familiar bajara cómo lo hicimos nosotros.
  4. -¡No te atacaba maldita sea! -exclamé enfadada, aún con la varita en la mano. -Aún había algún libro hechizado que revoloteaba encima de tu cabeza, estabas tan ocupada regañando que ni siquiera te diste cuenta -me excusé. Me estaba poniendo furiosa, a pesar de que ver el espectáculo había sido bastante divertido, a decir verdad, ahora no me estaba gustando nada. -No tienes porqué regañarle a Xell, ¿Qué pasa, acaso no sabes hacer un hechizo y la pagas con ella? ¡Para eso vuelve a la Academia! -solté chillando- no es justo que la trates de esa manera, cuando fuisteis vosotras dos, las que armásteis todo este follón... Sentía cómo la sangre, poco a poco, menos que la rapidez de un humano, se me estaba subiendo a la cara. Sentía que todo me daba vueltas, pero debía calmarme, sobre todo, por si a mi varita se le daba hacer magia sola. Ya había provocado un accidente sin querer en el departamento por mi humor cambiante, pero debía permitir que no fuese a mayores. Suspiré y luego seguí: -Si os quitáis de en medio puedo arreglar ésto en un periquete, y hacedme el favor, no os tiréis encima de mi prima cómo dos hienas, que la pobre nada tuvo que ver en éste lío... No había bajado la varita y si viesen mi cara de mal genio entenderían que era mejor ponerse a retaguardia, pero el problema es que mi tía Sagitas y yo, chocábamos en el carácter, si una era cabezota, la otra más, y si una sacaba más genio, pues, más follón todavía. Pero sobre todo, sin dar el brazo a torcer tan fácilmente. Ahora me dirigí a Hayame: -Deja de hacer drama y si quieres ayudarme a arreglar el estropicio eres bienvenida -No andaba de muy buen humor, pero ya que no había ayudado a mi prima a controlar a esas dos locas, ahora por lo menos podía hacer algo, para remediar el tiempo que estuve silenciosa.
  5. No había caído en la cuenta en que a pesar de estar en un lugar mágico, obviamente no iban a dejar eso a la ligera la seguridad de los niños. Debía darme cuenta en un principio, sabía que mi primo estaba en todo y más aún, cuando había abierto el negocio. Dudaba mucho que tuviese que aguantar muchos procesos judiciales por la muerte de un pequeño y más aún, que le cerrasen el negocio por no tener las medidas de seguridad requeridas. Así que, asentí con la cabeza contenta, pero Ithilion el muy pillo, ya había empezado a dar sus primeras brazadas hacia los toboganes. Suspiré negando la cabeza, pero a parecer, sin saber cómo, percibí que mi primo estaba nervioso. En parte me divertía lo que veía así que con una sonrisa tierna, y avanzando un poco más le susurré al oído: -¿Tranquilo vale? No has hecho nada malo. Todo lo contrario -y con ese comentario un poco enigmático, sin poder evitarlo, le di un beso cerca de la comisura de los labios... Un gran alboroto había hecho que girara la cabeza en esos momentos. No entendía lo que estaba pasando pero parecía que la gente estaba un poco alborotada escapándose de algo. La verdad es que yo estaba más ocupada vigilando a Ithilion, y estaba tan a gusto con Matt, que apenas me daba cuenta de lo que estaba sucediendo a mí alrededor. Pero una bruja en particular, de tonos rojos estaba por ahí cerca. Me daba en la espina que mi tía vampira era la que había provocado ese tumulto y sin parar de reír, me abalancé nadando apresuradamente para ir detrás de mi primo pequeño, que ya se estaba apurando en salir del agua para subir a los toboganes: -Ithilion ¡espera! -le pedí, y al momento el niño se paró un segundo y con una sonrisa de oreja a oreja, y con su pequeña mano me decía que fuese hasta su altura, desde luego, iba a ser un buen día.
  6. La verdad, es que me parecía muy interesante todo lo que me estaba contando mi tía Hayame. Me sorprendió al ver cómo su propia vara poseía cómo núcleo un pelo de su propio cabello, tenía razón. Cualquier mago que se batiese en duelo para arrebatársela, dudaba que su lealtad cambiase. -Es interesante, pero la verdad, nunca me imaginé eso, el centro con un pelo de mi propio cabello -comenté, mientras seguíamos avanzando por las escaleras. -Quizá, cuando pueda, adquirir una, lo suficientemente poderosa, sobre todo, con la madera para que sea extraordinaria -sonreí con picardía ante ese comentario. -Pero la verdad, con dos es más que suficiente, jamás me han fallado hasta ahora, así que -me encogí de hombros- no veo la necesidad de comprarme otra... Por el momento claro. Me quedé asombrada al no darme cuenta de la belleza de su propia varita que en esos momentos me estaba mostrando. Era tal cuál cómo me la había descrito. -¡Es hermosa! -dije contenta- ciertamente, con los colores que me dices, has entrado en la casa de Slytherin -negué con la cabeza un poco molesta. Pero debía de dejar a un lado la mala fama de esa casa, además de los prejuicios ya que la bruja, que era mi tía, era extraordinaria. Pero recordé que en esos momentos en el negocio Gran Reserva que poseía, había dicho que aún no había entrado en la Academia: -Ah, es cierto, pero si tú no fuiste, creo rememorar... -Bueno, los horrocruxes son, mejor dicho es, magia muy muy oscura, jamás los utilizaría... Me parece demasiado tenebroso emplear ese tipo de magia -recordé las clases de Artes Oscuras, a pesar de que habíamos tocado poco el tema, me había dejado mal cuerpo, al recordar los de Voldemort. Seguía escuchando mientras poco a poco, íbamos llegando a nuestro destino final: -¿El padre de Akira? -musité sorprendida- pero, ya sabes que no todas las varitas funcionan igual en todos los magos, puede que si Akira sabe de esa varita, cuando sea grande, quizá te la reclame, ya que es de su padre -comenté, esperando que no se enfadara, y sin poder acordarme de la espada de Excalibur, evidentemente, eran dos cosas muy diferentes- pero si la usas en ocasiones especiales, mejor. Yo prefiero no usar varitas de otros la verdad. Porque dependiendo de la persona y del núcleo, puede ser que su magia sea inestable -hice el gesto de antes, encogerme de hombros.
  7. Tenía razón a veces por muchos objetos que llevásemos en ocasiones todas las razas, siempre portábamos nuestra propia arma mágica, y a veces era más efectiva que cualquier otra. Me rasqué la barbilla a modo de costumbre... Y cuando me preguntó sobre el centro de mi varita me sorprendió: -¿Es necesario? Quiero decir. Creo que la propia varita a pesar del núcleo que tenga, lo que importa es el poder del mago que la porta -dije sonriente, no quería parecer borde ni mucho menos, pero le respondí a su pregunta. Daba la casualidad, de que en ese momento llevaba una de álamo. -Imagino que te darías cuenta -le dije mostrándosela -es de álamo, madera blanca y de grano fino -le dije describiéndosela, tal y cómo había hecho Ollivanders cuando la compré, teniendo más de once años- pues, verás, el centro es de unicornio y de veintinueve centímetros y medio, inflexible -comenté orgullosa. -Ésta varita la compré años después en Ollivanders -repetí mis propios pensamientos- es buena para duelos, aunque no lleve el centro de fibras de corazón de dragón. Pero es muy leal -hablé, presumiendo de mi arma mágica que llevaba en mi mano. -También tengo otra, la que uso más habitualmente, la llamo Maat, la diosa egipcia de la justicia. En su mango está grabado una pequeña pluma de avestruz. Esa en cambio es de Haya con centro de unicornio y veinticinco centímetros. Esa la compré cuando empecé a ir a la Academia -comenté contenta- también lleva muchos años conmigo. -¿Y la tuya, de qué es? -Pregunté curiosa, vampiras sí, pero brujas, y sabiendo que teníamos dones poderosos usando las varitas correctas en su momento adecuado. -Yo, a decir verdad, cualquiera de las dos varitas, jamás las usé para matar a nadie. Bueno, a nadie que no hiciese daño a mi familia claro -dije tenebrosamente.
  8. Todo se había vuelto en un caos. Debí de ayudar a mi tía Sagitas, pero en cambio no pude evitar estallarme a carcajada limpia al ver la escena que estaba viendo, de un modo u otro, Hayame había conseguido que su hermana fuese convertida en una especie de cama. Sagitas gritaba cómo una loca, y no era para menos. Yo si estuviese en su misma posición haría lo mismo. El genio era bastante palpitable, y lo que menos me apetecía era acercarme a echarle un cable (de ayudar, no al cuello xDD) porque seguramente recibiría la misma bronca por tardar en usar la varita. Mi tía pelirroja decía que huyese ¿Por qué?, si la diversión estaba ahí dentro. -No, me quedo, ésto es más divertido -decía sin parar de reír. Al parecer una de las dos había hecho que cayesen los libros y todo se había vuelto patas arriba. Me aparté unos cuántos metros atrás, al sentir cerca de mí a mi prima Xell. Le hice caso. Lo que había visto me había dejado patidifusa, algo había hecho Hayame que había conseguido subir encima de los estantes, y desde luego cómo no tuviese el menor cuidado caerían todas las estanterías de forma peligrosa. Lo que menos me preocupaba era arreglarlo, pero mientras me reía al ver cómo mi tía pelirroja se excusaba diciendo que no era culpa suya... -Claro que no tía -negaba con la cabeza sonriente. Luego vi que Sagitas movía la varita para hacer que los libros persiguieran a su hermana... -Desde luego, ésto es mejor que el circo, es gratis y más gracioso -exclamé contenta. Por un momento todo pasó rápido, Hayame no estaba, en su lugar había una especie de murciélago al que no se le reconocía, pero sabía que era ella. En su lugar había dejado una voluta de humo negro tras su fransformación, algún día le pediría cómo se haría eso, para llegado el momento, poderlo hacer con gran habilidad. Ahora sí, las estanterías una a una iban cayendo cómo con una pila encima de otros. Me aparté unos cuántos metros atrás para que ninguno de ellos me diese en todo el cogote. A pesar de todo, Sagitas consiguió hacer un morphos, en dónde salieron mariposas, o bueno, algo parecido a ellas, ya que no se habían convertido cómo mi tía de pelo violeta había pretendido. Vi que Hayame nuevamente, se había transformado en una "persona" normal, quejándose por el dolor, que, seguramente tenía en la cabeza. Por supuesto Xell se cabreó muchísimo, era la primera vez que la veía enfurecerse, y eso me enorgulleció muchísimo. Por lo menos se notaba que también era de la familia, sacaba el mal genio cuando hacía falta y en esa ocasión no le faltaba razones. Yo mientras tanto observaba la escena complacida ante lo que veía. Al final Hayame había hechizado los libros para hacer que éstos tomasen a su voluntad, y yo no pude evitar sacar la varita en ese instante, que grité al mismo tiempo que Xell: -Finite incatatem -ésta vez, con la fuerza de los dos conjuros habíamos conseguid parar el encantamiento que había producido nuestra querida tía, hasta que un aroma familiar y que había echado de menos entraba en la librería. -Desde luego, sois de lo que no hay -respondí ésta vez, para ayudar un poco a Xell... -No sé cómo sois capaces de armar semejante jaleo.. y ¡tú! -dije apuntando mi dedo hacia mi tía Sagitas, seguro que después, me haría trizas, estaba segura y más aún en el departamento, seguro que me encargaría cómo castigo, revisar todos los expedientes del mes y para acabar sin magia, pero no me importaba en absoluto - deberías de comportarte, ya no eres una cría para andar haciendo éstas cosas. Pero el espectácu.lo que habéis montado, es digno de alabar -sonreí ahora, pero seguro que ahora me reñirían las tres, las dos tías y la sobrina, por hacer el comentario que había echo. -Hola primo Matt -saludé radiante- no, no nos han atacado, simplemente ciertas personas creyeron prudente armar jaleo en la trastienda -dije entre una sonrisa y un gesto de fastidio. -Una pena no haber traído palomitas -y me aparté unos cuántos metros atrás por si se les ocurría lanzar algún hechizo en contra mía por lo que había soltado.
  9. Salí del agua cómo pude, apartando los pelos de la cara, y hoqueé un poco antes de serenarme. Menos mal que aún sabía algo de natación, pero no lo suficiente, así que, me acerqué al borde de la piscina, en dónde estaban ellos. No quería reñir al niño, ya que no tenía la culpa y quizá no supiese controlar su propia magia, y que ya había echo su primera práctica conmigo. Éso siempre era bueno, pero había que hacerle entender que no había que hacerlo con los mayores... -Ithilion, no vuelvas a usar tu magia así, ¿vale? -le reñí con un poco de dulzura, pero sin dureza, no quería hacerle llorar, ya que estábamos en un día de piscina- -Puedes hacer daño a alguien sin querer -le dije y le hice una caricia en la cara. El niño asintió con la cabeza, y casi sin darme cuenta, se lanzó a mis brazos, sorprendida por el gesto, pensando que se iba a echar a llorar dijo en voz alta: -Tu vaz a zez mi pima ¿zi? -lo miré curiosa y salté una carcajada. El niño era bastante inteligente y lo pillaba todo, cómo si fuese una esponja. -Ya veremos -le respondí yo con ojos tiernos, mirando al mismo tiempo a Matt... -<<tenemos una conversación pendiente>> -le dije usando la empatía y mirándolo fijamente a los ojos, con mucha intensidad. -Bueno It, ¿Qué te apetece hacer? Bueno, si tu hermano me deja claro -comenté sonriente. El pequeño apuntó a los toboganes que iban dirigidos al centro de la piscina...(no sé si los hay, pero lo invento ) -¿Seguro? -éste asintió con la cabeza. Me dirigí a mi primo: -¿Puede un niño de su edad subirse a ellos? Si hace falta puedo hacerlo yo con él, para acompañarlo -me encogí de hombros- y que no se haga daño... El silencio se hizo patente, y el crío empezó a chapotear de nuevo para llamar la atención. Le di un beso en la cabeza: -Calma pequeñín, enseguida vamos -expresé en esos momentos. Seguro que estaba bastante ansioso por subirse, pero yo necesitaba el permiso de su hermano.
  10. Había seguido a mi tía Hayame subiendo las escaleras sin agotarme, esa era una de las ventajas de ser vampiro, podía mantenerme en ese estado durante mucho tiempo, por lo menos, en el tiempo en que mis energías se agotasen y tuviese que comer sangre. Pero sabía que sólo duraría durante un rato la subida de ese negocio, así que, no tenía nada de qué preocuparme. Me paré durante un momento y la escuché hablar. -Sí, en la segunda planta, me parece -le dije- de las últimas veces que vino aquí, una chica que me atendió, creo que era Sunar, obvió esa segunda planta, y fuimos a la primera y segunda planta -informé. -Sí, yo también lo estoy notando -y una sonrisa alegre se formó en mi cara - ¿azufre? ¿Carne quemada? -Pregunté asustada. -no, no -negué con la cabeza- no puede ser, vamos tía Hayame, hay que ayudarles -urgí con rapidez para que apurara el paso y fuésemos rápidamente. -¿Llevas algo extra, aparte de la varita? -Pregunté- creo que necesitaremos objetos mágicos para que sea mucho más fácil todo -comenté un poco miedosa.
  11. No sabía porqué me había quedado, por decirlo de algún modo, bloqueada. Al parecer me habían visto, pero yo tenía la mirada perdida, sin mirar en ningún punto fijo, sólo que me daba la sensación, la extraña sensación de que había alguien maligno dentro del edificio y no podía ser. Mi empatía se iba desarrollando a pasos agigantados pero aún así, podía percibir vibraciones de todas las personas, aunque, obviamente no cómo Matt, que había aprendido desde pequeño a controlarlo. Tan sólo pensando en él y una sonrisa de boba se mostró en mi cara. Pero debía contenerme y averigüar lo que estaba pasando. Suspiré. así que, dirigí mis pasos hacia dónde estaban los demás. Fui hasta los jardines y me fijé en que Sagitas estaba con un libro y un niño pequeño, al parecer contándole un cuento. Pero me dirigí hasta mi primo y me senté a su lado: -Hola ¿Cómo estás? -pregunté sonriente y un poco tímida. Desde luego, sí que estaba bastante lela cada vez que lo miraba, no me extrañaba nada que hasta un niño pequeño como Ithilion, de apenas tres años se diese cuenta. Me di cuenta, de que, por el aroma Fenrir estaba cerca, seguramente vigilando todo lo demás.
  12. Me paré un momento viendo la escena que estaban viendo mis ojos. Parecía que el crío estaba haciendo una especie de juego. Estaba casi a punto de correr rápidamente hasta lanzarme en la piscina hasta que me contuve. Suspiré aliviada. Había sido una jugarreta, pero podía salir cara. Me mordí el labio inferior, no sabía porqué, pero hoy podía ser el día ¿porqué no? Xell tenía razón, tenía que decírselo, pero con Ithilion por delante no me atrevía. No porque fuera su hermano, sino que era pequeño y no entendía muchas cosas... Me fijé en que a pesar de estar completamente mojado tenía algunas cicatrices que, no sabía porqué, pero lo hacía más interesante. Tenía un buen torso, uno muy buen aprovechado (xDDD), así que, lentamente, me dirigí hasta el agua y me fijé en que los dos estaban cerca del borde. Con voz fuerte, les hablé: -¡Hola chicos! ¿Todo bien? -pregunté con una gran sonrisa. Ithilion parecía que me miraba raro, luego a mí y luego a Matt, parecía que intentaba captar algo, pero que no entendía. -¿Sucede algo Ithilion? -y removí su pelo con cariño, el pequeño parecía que no le gustaba porque enseguida me apartó la mano, pero sin brusquedad. -brila -me dijo apuntándome a la cara. ¡Leches! me había olvidado echarme la crema en la cara! Seguro que parecía un foco de una calle muggle, menos mal que no me daba el sol de lleno en la cara. -Sí, lo sé -le dije cariñosamente y esperé a que el hermano de Matt dijese algo más, pero parecía que le costaba decir las palabras adecuadas. -¿tú vaz a zez mi mana? - lo miré confundida, sin entender, creía saber que Ithilion más o menos conocía la mayoría de parentescos que éramos cercanos a él. -no no, tu mama es mi tía, tu eres mi primo, no podemos ser hemanos -le volví a decir sin entender una palabra. Luego con su dedo pequeñito me apuntó a mí y luego a Matt. Sin saberlo me puse colorada. El pequeño se echó a reír. -no, novia de él -dijo ahora señalando a su hermano. ¿Pero cómo podía ser el crío tan avispado? ¿Acaso tanto se me notaba? -éstooo -dije balbuceando, porque no sabía dónde meterme - éstoo -y tosí un poco para tranquilizarme. Desde luego sí que estaba dejándome en evidencia. It seguía riéndose sin parar y chapoteaba en el agua, contento, al parecer había conseguido cierta información que aunque a pesar de que era pequeño no lo entendía del todo. Pero sin saber cómo sentí cómo si cierta magia había había tirado de mí y sin darme cuenta caí derechita a la piscina. Subí chapoteando y hoqueando, cuando aparté los pocos pelos de mi cara, el pequeñajo se estaba partiendo de lo lindo.
  13. ¡Al cuerno con los mapas estelares! Había evitado en grado sumo participar en esa pequeña aventura familiar pero ahora no podía negarme. No y menos aún cuando Sagitas según decía el elfo se estaba quemando dentro de un espejo. Si es que era lo que había entendido. -¿Crees que entre todos podemos sacarla? -Pregunté a Hayame preocupada -no tengo ni la menor idea de los antecedentes. He venido un par de veces a comprar por aquí, pero siempre eludiendo el echo de tener que ayudar si no era realmente necesario. Ahora lo lamento. Quizá con más magia podíamos detener toda esa locura, la verdad -respondí un poco apesadumbrada. -Ahora mismo no recuerdo en qué planta exactamente está sucediendo todo ésto. Sé que hemos pasado por algunas pero no por la que... -me callé y tomé rápidamente la varita -haré lo que sea necesario para traer a Sagitas y si hace falta invocar un ejército de demonios lo haré sin dudar -dije amenazante.
  14. -Vale, perfecto primo -sonreí mientras veía que su hermano quería tirarse. -Pues tienes razón -dije pensando- la crema haría que los rayos solares no me afectasen, y así por lo menos espero tener un buen bronceado -y no pude soltar una carcajada- bueno, espero que al menos, en los vestuarios haya. Fui en dirección hacia allá mientras veía a dos brujas, una de ellas reconocible, tenía el pelo súper rojo y lo identifiqué cómo el de Hayame. La particularidad de la familia, era que nos podíamos al menos, no los vampiriles saber quiénes éramos cada uno de ellos por el tono del pelo. La vi que hablaba con una bruja, pero estaba tan despistada que ni me fijé en ella, así que, rápidamente me colé al interior del vestuario y enseguida revisé algunos bikinis que había por ahí cerca. Algunos ciertamente eran horrorosos para mi gusto, así que escogí un modelo que más o menos me quedaba bastante bien, a pesar de ser de que, había conseguido un tono de moreno, no había conseguido del todo sacar la palidez que tenía por ejemplo, en la cara, a pesar de usar cremas solares. Rebusqué por ahí a ver si había, y finalmente había encontrado una. Estaba de suerte, era para vampiros, así que, me eché bastante cantidad y cuando terminé, me lavé bien las manos. Luego cuando estaba lista, me hice una trenza y de ahí un buen moño para que no me molestase nada, mientras guardaba la varia dentro del monedero de piel de moke y ahí en el bolsillo del pantalón. Resoplando, salí al exterior, mientras veía a Matt con Ithilion jugando en el agua, sonreí, iba a ser un buen día de piscina y sol.
  15. Me encogí de hombros, los del Ministerio desde luego buscaban alguna excusa para meterse en vidas ajenas, vivos o "resucitados". -Bueno tía, siempre hay gente por todas partes -le dije sonriente, pero sin saber a lo que se refería exactamente. Harpo parecía que estaba histérico, pedía atención urgente y yo me lo quedé mirando. Parecía que estaba a punto de darle un ataque. Negué con la cabeza: -Tienes pájaros en la cabeza Harpo -refunfuñé malhumorada. Pero lo que dijo a continuación me dejó más sorprendida. -¿Qué Sagitas se quema dentro de un espejo? ¿Cómo demonios ha ocurrido eso? -Pregunté curiosa y a la vez asustada. Esperé a que el doméstico relatara brevemente lo ocurrido, para ayudar a mi tía había que saber todos los detalles posibles, así que bufé y saqué la varita nuevamente que había guardado antes en el bolsillo. -Hayame, voy contigo, los mapas estelares pueden esperar. Además, cuántas más varitas mejor ¿no te parece? -respondí con una sonrisa. -Sólo espero que se termine de una vez esa pesadilla. Sólo se le ocurre a Sagitas meterse en asuntos espirituales por muy sacerdotisa que sea -dije, quejándome y negando con la cabeza pero preparada para lo que fuese. -Sí Harpo -repeti lo dicho por mi familiar de pelo rojo -llévanos ante el espejo, por favor -le pedí.
  16. Asentí ante lo que me decía mi tía, tenía toda la razón del mundo... -Y no sólo eso, muchas veces los astros te pueden decir si es bueno realizar un buen ritual mágico, aunque bueno - me rasqué la cabeza- eso más bien sería con adivinación, aunque astronomía y astrología no tienen nada que ver -le informé- y eso que en un principio estuvieron ligadas, con el paso del tiempo cada una fue por su lado -dije, suspirando. -¿Escapar? -Pregunté curiosa, pero no comenté más nada, ya que no quería meterme en dónde no me llaman. - Se supone que para los del Ministerio los vampiros no morimos, si no hicieron el acta de defunción en su momento, supongo que para ellos estarás viva -le dije encogiéndome de hombros- mmm, no sé, igualmente con amenazarlos un poquito -sonreí abiertamente- creo que no se atreverían a investigar de nuevo tu vida -asentí con la cabeza y solté una risilla ante la sola ocurrencia. -Además si necesitas cualquier tipo de ayuda, puedes contar con ella -le guiñé el ojo a mi tía, mientras esperaba que el dichoso elfo me trajese los mapas estelares aunque, tal y cómo estaba semi-inmovilizado por el escudo protector.
  17. Una voz particular había llegado a mis oídos. Alguien con la voz pastosa por el sueño me llamaba, y no sabía si en esos momentos debería dirigirme a ella o simplemente esperar a que ésta se despertase. Saqué la varita del pantalón pero por seguridad por si me encontraba con algo raro, ya que no quería sorpresas. Me fui guiando por el aroma de mi tía Hayame hasta que la encontré medio adormilada y encima de alguien que le hacía de veces de cama, pero no pude evitarlo y estallé a carcajadas, estuve así por lo menos durante cinco minutos y después de tranquilizarme, limpié las lágrimas de la risa con el dorso de la mano. Al ver que no había peligro alguno metí la varita de nuevo en su lugar, risueña y contenta comenté: -Pero, ¿se puede saber qué haces tía? -pregunté ante la escena que veía mis ojos... -Venía a ver si estaba por aquí mi prima Xell -le informé - pero vi que ésto estaba completamente vacío y preferí esperar afuera hasta que te escuché que me hablabas -si decía que había escuchado sus ronquidos, estaba más que segura que me mataría, o lo negaría, así que mantuve la compostura pero era imposible no echarse a reír ante la escena que estaba viendo... -¿Qué es lo que haces por aquí? -pregunté curiosa y esperando su respuesta, crucé los brazos risueña.
  18. Escuchaba atentamente las palabras de mi tía, realmente me causaban gracia. Decía de ocultarse de alguien, negué con la cabeza: -No creo que los del Ministerio vengan a buscarte, si oficialmente estás "muerta".Aunque no puedo negar que aquí de las veces que vine, sí, pasan cosas extrañas, aunque tengo la intención de no intervenir, a veces me dan la sensación de que realmente necesitan mi ayuda -dije rascándome un poco la barbilla. Solté una sonrisilla ante su comentario y vi que sus cosas habían caído por el fuerte hechizo protector... -¡Oh! Discúlpame, yo te ayudo -dije sintiéndome un poco culpable al hacer que se le cayeran las cosas, sólo esperaba que no se rompiera nada frágil. Saqué la varita de mi bolsillo y susurré: -bauleo -la apunté y un rayo fue directamente hacia los objetos que estaban esparcidos en el suelo y éstos volvieron a su posición original, hacia los brazos de Hayame, que esperaba con agilidad, los cogiese al vuelo gracias al hechizo. -O simplemente pensó que los ibas a robar -arqueé una ceja- pero no somos una familia de ladrones -le dije severamente al elfo para dejárselo claro. -Sólo espero que con la caída no se haya destrozado nada, sino, tendré que pagártelo -comenté, y respondí a su pregunta- pues, verás he venido porque quería comprar unos mapas astrológicos mágicos, me gusta estudiar los cielos y no sé, aunque no crea en nada del ojo interior y todo eso, creo que para viajar son siempre útiles -le comenté sonriente.
  19. Sonreí levemente al ver que Harpo pensaría que estaría usando los mapas astronómicos para un viaje estelar. Negué con la cabeza y chistosa solté: -No tengo pensado ningún viaje de esos raros Harpo -le dije al doméstico- Pero gracias por la información -dije sonriente al ver las ocurrencias que tenía- pero no te preocupes, que si algún día se me ocurre hacer un viaje de esos avisaré a los de transportes -y mientras seguía riéndome ante la sola ocurrencia. Me detuve un momento para ver lo que estaba esperando mientras el dichoso elfo me traía los mapas estelerares que tantas ganas tenía de estrenar. Pero algo me distrajo. El elfo se había ido corriendo y yo me giré completamente: -¿¡Pero a dónde vas!? -Pregunté sorprendida ante su actitud. Pedía ayuda a gritos, así que ni corta ni perezosa saqué la varita de mi bolsillo, pero más por ayudar a ese "mago" extraño que por lo que decía el sirviente. Los apunté hacia los dos y solté de pronto: -¡¡protego!! -un escudo mágico salió de la punta de mi varita y fue a Harpo y al mago, que no era mago si no, Hayame. La miré extrañada, mientras que el ser mágico seguía dando puñetazos pero al aire, ya que la protección aún estaba separando a los dos. -¿Hayame? -Pregunté curiosa -¿Pero, se puede saber porqué narices andas así vestida? -Cuestioné entre curiosa y risueña por las pintas que llevaba. -Creo que a este pequeño le hace falta un descanso, ve peligros en dónde no los hay -comenté contenta al ver la situación tan cómica que se había dado dentro de la tienda, pero a decir verdad, Sagitas no andaba por ahí cerca.
  20. Mucho barullo a mi alrededor, estaba segura de que eso se llenaría pronto y así lo hizo. Varias personas entraron a dentro del local y empezaron a divertirse con todas las atracciones que había alrededor. Una cabellera rubia pasó por nuestro lado (?) y me pareció oler el aroma de mi prima Xell, quizá viniese también a la inauguración. -Claro que sí, claro que me bañaré -respondí contenta- pero bañador no, que me veo horrorosa con él, y sí un biquini estaría perfecto -le dije un poco risueña hacia mi primo Matt. -Aunque, tengo un problema serio -le susurré al oído- si el sol da en mi piel ésta brilla, cómo si fuesen diamantes, es para atraer a los humanos, es un método de caza -dije encogiéndome de hombros -pero tranquilo, me pondré en zona de sombra para no asustar a nadie -le dije encogiéndome de hombros. -Pero si tienes un buen restaurante en dónde sirven un excelente whisky de fuego, te pagaré el doble -le dije guiñándole un ojo. -Me da la impresión de que tu hermano quiere tirarse a la piscina -le dije, porque intentaba soltarse de su mano al ver que los demás lo estaban disfrutando en grande. -¿Esperamos a que venga tu madre, o cómo hacemos? -Pregunté curiosa. Me fijé en una mujer que salía del hotel, ésta portaba un gran sombrero multicolor y parecía que se dirigía a una de las zonas de venta de comida. Me recordaba a Sagitas, que en cuánto se despertaba, ésta iba directa a la cocina. También me daba la impresión de que estaba Hayame cerca, y si no fuese por dos chicas que estaban a lo lejos gritándose, juraría que eran las dos hermanas. Negué con la cabeza y seguí al lado de Matt. -¿Entonces, me indicarías el lugar para cambiarme? -cuestioné- es que, apenas conozco ésto -dije un poco picarona (? xD)
  21. Horas más tarde... El silencio del callejon Diagon esa tarde se hacía palpable, poco a poco iba oscureciendo pero aún había algo de luminosidad y el sol todavía no se había ocultado, pero sí se notaba que empezaba a refrescar un poco. Me tapé un poco con la capa de viaje que siempre llevaba cada vez que tenía que hacer algún asuntillo en alguno de mis negocios. Debajo de mi capa portaba unas botas de piel de dragón, pantalones vaqueros y un jersey azul de lana fina. El monedero de piel de moke en uno de los bolsillos y la varita en otro. Me desplacé suavemente aspirando todos los aromas que había por el lugar: dulzones, amargos, a nuevo, a viejo, hasta que finalmente en una de las esquinas me topé con el negocio de mi prima. No tenía intención de comprar, sólo de hacerle una visitilla e intentar averiguar de lo que había sido del libro raro. Abrí la puerta del interior del local y de su interior me llegó a mis fosas nasales el aroma a libro nuevo y también a añejo. Cerré la puerta con cuidado y esperaba que mi prima se encontrara en él para preguntarle y pasar un rato de charla. Pero al parecer no había nadie, o casi, sólo que se escuchaban ciertos ronquidos de alguien que, seguramente, estaba echando una buena siesta. No sabía en qué zona estaba, ya que estaba fuera de mi visión (?) pero su aroma me indicaba que el era el de Hayame, así que seguramente estuviese cerca.
  22. El elfo enseguida me atendió, pero me daba la impresión de que estaba preocupado por algo, quizá fuesen ideas mías. Pero yo cómo siempre, había ido a comprar y no me iba a dejar enrededar por otros asuntos familiares, pero si fuese realmente necesario, ayudaría, cómo siempre claro. -Eso es estupendo. Gracias Harpo -respondí contenta- ¿por casualidad es mágico? Es decir -me expliqué - si que cada noche muestra los movimientos plantearios y esas cosas. Es fundamental, para no tener que estar mirando con el telescopio a cada rato, ya que los mapas al tener coordenadas eso ayuda bastante -comenté. Harpo en esos momentos se dirigió a otra persona y no me fijé en quién era, simplemente lo escuché hablar. Yo estaba más pendientes de las novedades que esperaba encontrarme con los mapas astronómicos. Suspiré, Hayame aún seguía en la tienda, y al parecer investigando. Negué con la cabeza y esperé atentamente al elfo a que me respondiese.
  23. Era una tarde agradable de primavera, que decidí dar un pequeño paseo por el callejón diagón. No es que fuese realmente a comprar nada, tan sólo el simple hecho de poder disfrutar viendo a los otros magos y brujas comprando o oliendo los aromas de los diferentes restaurantes, escuchando conversaciones de mil y un estilo diferente. Iba vestida con un viejo chandal de color negro, en los bordes eran de un color violeta, una combinación extraña que a mí me gustaba bastante. Llevaba la chaqueta abierta dejando ver una camiseta blanca de tiras. En los bolsillos unos cuántos galeones y la varita mágica, por supuesto. Paseaba tranquilamente, disfrutando de la zona comercial, hasta que algo me llamó la atención. Una guardería. Ésta estaba decorada con muchos dibujos infantiles, por supuesto y más que obvio dedicado a los niños. Pasé la verja de madera hasta el interior, y escuché todo tipo de voces que me traía la brisa de esa tarde. Al parecer Matt estaba ahí dentro, y también su lobo Fenrir. Con una particular sonrisa en mis labios, decidí entrar e investigar dónde estarían, seguramente si tenían jardín quizás en la zona trasera. Pronto lo averigüaría...
  24. Asentí con la cabeza y sonreí a la chica, me encogí de hombros, me fijé en que Hayame se puso a investigar los diferentes objetos que había por el lugar, mientras que yo, me puse a disponer a adelantarme un poco hacia el mostrador. -Hola Harpo -saludé con educación, aunque no me caía muy bien, siempre se disponía a ayudar a quién lo pidiese, de eso estaba segura. -Verás, necesito unas cartas astronómicas. Del hemisferio norte, por supuesto. Es que la última vez compré de todo, pero en cuánto llegué a casa descubrí que me faltaba eso, y tuve que volver -me encogí de nuevo de hombros. -Si puede ser que estén actualizadas por supuesto -le respondí con una sonrisa. Esperé pacienciemente a que el elfo respondiese.
  25. Un aroma conocido entró por la puerta, la reconocí enseguida. ¿Tendría que verla por todas partes? Refunfuñé un poco por lo bajo. Después del primer encontronazo en la Vladimir, simplemente esperaba no verla durante mucho más tiempo, pero al parecer había venido de quién sabe dónde para quedarse por mucho tiempo. Moví la cabeza con desagrado y en ese momento un elfo, al que reconocí enseguida, se presentó ante mí, detrás del mostrador: -Hola Harpo -saludé con cordialidad- verás necesito unas cosas que pensé que tenía, quisiera saber, si era posible ¿tenéis mapas astronómicos? -Pregunté al sirviente. Éste parecía algo nervioso, o tal vez eran imaginaciones mías, sólo esperaba que el asunto que había inturbiado mi visita la última vez, se hubiese solucionado, pero algo me decía que no. Tal vez, otra vez, quizá eran ideas mías, la familia siempre conseguía meterse en líos incluso aunque no lo pretendiesen. -Puedo esperar el tiempo que haga falta Harpo, no tengo ninguna prisa, incluso puedo ayudar -le dije con voz un tanto solenme, esperaba que captase el mensaje. -Y atiende a la señorita -dije inclinando la cabeza hacia Hayame - parece que lleva bastante tiempo esperando -le dije con una sonrisa.

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