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Hecate Engosvezhof

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Mensajes publicados por Hecate Engosvezhof

  1. RETROCESO AL CASILLERO 26: EL DELIRIO ES TAL QUE EMPIEZAS A ATACAR A TUS PROPIOS COMPAÑEROS DE EQUIPO. DEBES LANZAR UN DADO CON TANTAS CARAS COMO COMPAÑEROS TENGAS Y, SEGÚN EL RESULTADO, ES LA CANTIDAD DE ROLES EXTRAS QUE DEBEN REALIZAR. CADA ROL DEBERÁ TENER 3 HECHIZOS/PODERES DIFERENTES.

    Extra 3

    -Basta, bastaaaa - grité enfadada.

    Pero lo peor de todo es que, a pesar de las bofetadas seguía sin reaccionar. Y no entendía nada, porque muchas veces ese era el mejor efecto que podía tener, o quizás, le habían lanzado un hechizo confundus y por eso nos confundía a todos, a Sagitas con un viejo, a mí con Lázarus...

    Sentí como me agarraba y me impulsaba. Sus intenciones eran bastante claras hasta que se escuchó varios crujidos de rotura de hueso. Lo conocí enseguida. El hechizo absorvere era el mejor para eso...

    - Gracias - pero no pude decir nada por culpa del conjuro de Sagitas. ¡Me había silenciado! así que, sólo quedó que vocalizase mirando a mi tía con  rabia. Pero ella parecía que no debía estar pasándolo mucho mejor. El aplicar hechizos de artes oscuras contra su propio hijo enloquecido, debía de saturarla más que cualquier cosa y encima, vestida de ese tipo de payaso... no pude evitar reír, pero con una sonrisa silenciosa...

    Tenía la sensación de que alguien más controlaba y hacía que desvariase a Matt. Quizá ese era el problema inicial. Destrozar lo que controlaba el reino del delirio. Intenté buscar con la mirada a ver si la encontraba. Me levanté y guardé el bastón en el morral de moke con un movimiento de mi varita. Estaba harta de sostenerlo en la otra mano, cuando me restaba movilidad.

    Tras un breve momento de silencio, vi que la prima Xell también lanzaba sus hechizos, por mi parte, porfin pude notar que podía volver a hablar...

    - Dudo que eso sea una persona... podría intentar matarlo, pero no sé si serviría de mucho -dije un poco alicaída. Maldita la suerte que teníamos. Si es cómo pensábamos quizás actuaría de la misma manera que los espejos, volvería a la vida, pero podríamos intentarlo nuevamente... 

    A pesar de ello sentí como unos lazos me apretaban, ¡era el incárcerus!

    - ¡Te voy a matar Sean! -grité enfadada...pero al menos las tres cuerdas me habían dado en las piernas y había hecho que cayese de rodillas pero junto a Matt - te voy a capar, que lo sepas vaya puntería que tienes, de verdad- y apuntando mi varita hacia las tres sogas que tenía atadas a las piernas, susurré:

    - evanesco - sólo pude hacer desaparecer dos sogas, porque la otra la había sacado con bastante fuerza por mi parte, se me había ocurrido una idea, quizás un tanto mala, pero era una idea.

    Desmayado como estaba fui hasta dónde estaba mi primo (¡cuanto tiempo hacía que no lo llamaba así!) así que, sintiendo un poco de lástima por el estado en que se encontraba, hice un nudo bastante fuerte en dónde con las dos muñecas juntas conseguí hacerle una atada y que no pudiese mover las manos al menos, para usar la varita, después de eso,  con un movimiento de mi arma mágica, grité: 

    - ¡Expelliarmus! - al menos mi ex era un mortal y con el hechizo desarmador, el rayo le dio de lleno en la mano y la varita se le escapó unos varios metros mientras se escuchaba rodar el palo sobre el suelo, por lo menos durante unos breves momentos y con las manos atadas esperaba que estuviésemos más seguros.

    Suspiré durante un momento y apunté a 'Lanza' en el pecho y susurré nuevamente:

    Ennervate- un rayo partió de la punta de mi varita de álamo y dio de lleno en el pecho y así al menos, conseguiría que se despertase de su inconsciencia sin falta de más tortas por mi parte. Miré con furia a Sean. Desde luego, en cuánto volviese a su estado mortal, lo volvería a estrangular con mis propias manos.

  2. RETROCESO AL CASILLERO 26: EL DELIRIO ES TAL QUE EMPIEZAS A ATACAR A TUS PROPIOS COMPAÑEROS DE EQUIPO. DEBES LANZAR UN DADO CON TANTAS CARAS COMO COMPAÑEROS TENGAS Y, SEGÚN EL RESULTADO, ES LA CANTIDAD DE ROLES EXTRAS QUE DEBEN REALIZAR. CADA ROL DEBERÁ TENER 3 HECHIZOS/PODERES DIFERENTES

    Extra 2

    ¿Tendría alguna posibilidad? No lo sabía pero de momento, el silencio se había apoderado de la sala en dónde estábamos. Estaba deseando salir quitarme el dichoso traje y olvidarme por supuesto de la fiesta, ya había tenido bastante. Un buen baño relajante con sales y un buen champagne español conseguiría relajarme mucho más y, si pudiese ser con cierta compañía, mejor que mejor pero de momento no podía tener muchas más opciones...

    No entendí que pasó de un momento a otro. Estaba desconcertada. Sean fue el que más rápido se había movido para ser un fantasma (para mí, sería un fantasma, los poltergeist son entes, no seres y no era especialista en esos temas, tampoco) vi el kiorke mandado por Matt a su madre, saqué mi varita, y grité:

    - ¡morphos! - es cierto que el hechizo había dado a Sagitas en el brazo apretándolo pero me había dado una idea y aparte, de ser un látigo, daba la oportunidad de realzar mis ideales bandistas. En cuánto había dicho las palabras, se transformó en una serpiente de ocho metros que aún no siendo venenosa, a cualquier herpetólogo(estudioso de las serpientes) estaría encantado de tener en su terrario. Con otro movimiento más, ésta se deslizó y se cayó al suelo con un puf. 

    - ¡basta Matt, bastaaaa! - grité ahora con fuerza. Imaginaba que sería la magia del lugar lo que le estaba haciendo tener ese ataque, de locura. Pero casi sin darme cuenta otro golpe más, los restos de un edificio se venían encima de Sagitas, aproveché y a pesar de lo rápido, no lo fui tanto:

    - me debes una Sagitas,  y bien grande - le dije por lo bajo y eperaba que captara el mensaje, más aún, cuando ahora era líder de la Marca Tenebrosa - ¡cyclone maximus! - vale que, el invocar un tornado aunque fuese pequeño, no era muy buena idea dada la situación en la que estábamos, pero no quedaba más remedio...

    - ¿Qué te crees que estoy haciendo, sopa de ectoplasma? -protesté. Y con un movimiento de mi varita, hice que el ciclón dirigiese y absorviese los cascotes que aprisionaban a Sagitas, con un movimiento más lo envié hacia afuera y con otro giro de muñeca, había hecho desaparecer el torbellino de aire que había invocado. 

    - Espero que estés bien - susurré por lo bajo. Había escuchado las últimas palabras y palidecí. Mientras estaba ayudando a levantar a Sagitas vi que mi ex tenía la mirada perdida por la locura, éste había enviado unos fuegos que, conocía bastante bien:

    - Obsisten- había pensado la palabra en cuánto los había visto gracias a la práctica, he invocado un cerco de materia luminosa de color verde oscuro con la varita; indestructible e inmune a la magia. Los fuegos en cuánto se acercaron, fueron absorvidos con rapidez protegiéndome a mí y depaso a mi tía, ya que me había puesto delante de ella para ese fin resguardada dentro del círculo protector.

    Cuando había terminado todo, me acerqué con un par de zancadas gracias a que tenía las piernas largas y le había dado dos sonoras bofetadas, una en cada lado de la cara...

    - ¿Se puede saber qué c0ño te pasa? ¿A qué ha venido eso? - preguntaba enfadada. Seguro que Matt no se esperaría esa reacción por mi parte, pero tal y cómo estábamos en un sitio como aquél, yo a veces también perdía los nervios. ¿Ayudaría esos golpes a despertarlo de su trance?

  3. Casillero 29: 500 G

    Sentí el regaño de Matt y no era para menos. En ese sitio deberíamos de tener cordura, pero, valga la redundancia parecía que la única cordura que existía era en el poltergeist, aunque, técnicamente si se podía ver y hablar con él era un fantasma, los primeros eran considerados de otra manera...

    Negué con la cabeza y cerré los ojos durante un segundo. Saqué otro cigarrillo con la varita y lo encendí con la misma. Un hilillo de humo salió del pitillo que había encendido con las manos, temblando. Ciertos recuerdos venían a mí cada vez que cierto aroma pasaba a través de mis fosas nasales y hacía que enrojeciese al rememorarlo. 

    Ya había reconocido varios lugares de esas zonas. Deseo, desespero y delirio y no me gustaba para nada esos malditos inventos. Al menos el aroma del tabaco conseguía aplacar mis nervios después de una calma un tanto tensa intentando tranquilizarme gritando a Sagitas. 

    - Definitivamente, en cuánto salgamos de aquí, hago explotar éste lugar maldito -dije a los presentes- por suerte, tengo fluído explosivo y un par de hechizos, podremos inhabilitar éste luga para que nadie más lo use o, al menos que no se sienta atrapado por él...

    <<Demandaré al MACUSA por la creación de éste tipo de salas que no son aptas para todo el mundo - me dirigí a Sagitas ahora - espero que el bufete Vladimir esté preparado y tengo oro suficiente para hacer el pleito -comenté, enfadada - y no creo que se atrevan a hacer la contraréplica por destrozarles ésto, yo lo usaría alegando daños y prejuícios -sonreí con una mueca, fastidiada. 

    Estaba haciendo planes cuando ni siquiera habíamos salido de ahí dentro. Rogaba a los dioses sobre todo a Fortuna que, nos diese buena ventura y saliésemos de una pieza...

    - Matt en cuánto salgamos, tenemos que hablar - dije en voz alta, sobre todo, para fastidiar a Sagitas. El estar ahí digamos que, había cambiado varias percepciones sobre otras cuestiones- gracias por guiarnos tan bien - dije con una sonrisa, apretándole el hombro para darle ánimos. 

    - ¿Alguna idea por dónde seguir? -pregunté a los presentes.

     

     

     

  4. CASILLERO 23: Deberás lanzar un dado de 5 caras ( 1=Ira, 2=calma, 3=miedo, 4=preocupación. 5=cordura.) Tu rol dependerá del estado en el que Delirio a decidió afectarte. Este rol deberá contener la palabra que marca el dado 25 veces. Roles con sentido y la palabra deberá estar distribuida por todo el rol, lo que significa que no pueden por ser por ejemplo: Miedo, miedo, miedo, miedo, tengo mucho miedo.

    Asentí comprensiva y miré a Matt con una sonrisa entendiendo lo que me quería decir. Yo por mi parte, sentía las ganas y la desesperación por salir de ese lugar que me atormentaba. Mi ex pareció notar lo que me pasaba en los ojos y eso me ponía enferma. Odiaba que fuese tan transparente a los demás cuando pretendía ser todo lo contrario. Pero al mismo tiempo su compañía y dirigiendo al grupo en vez de Sagitas, me daba calma y mucha paz, a pesar de lo que había visto en el maldito espejo. No era agradable ver para una madre como su propia hija apuñalaba a su padre ¿o era mi propio deseo o venganza porque no demostraba más de lo que hacía normalmente? 

    Lo que realmente sentía calma era que, eso sólo era la propia magia de unos espejos que aunque se pareciesen al de Oesed (mítico y famoso que, tras la batalla de Hogwarts se dio por desaparecido) no tenían nada que ver. Poco a poco, iba entiendo el funcionamiento de ese lugar y comprendiendo su magia. Lo del corazón era el deseo y aunque no sabía si era por encantamiento pero, me daba calma que Matt aún siguiese sintiendo lo mismo a pesar de lo del divorcio. ¿Egoísta? Seguramente...

    Pero siempre le reprochaba que, ser dignatario de un reino era más complicado de lo que parecía. Me generaba más placer estar con nuestra hija, en un sofá con un buen trago de whisky de fuego, al lado de la chimenea y no regir un reino en dónde nuestra pequeña era la heredera, pensaba con calma que ella no tendría que preocuparse por eso hasta pasados unos cuántos años, pero dentro de mi corazón, me apetecía hacerlo y se lo había prometido a Deiwan; mi padre biológico. Pero la verdad me daba calma el pensar que lo que había visto sólo era reflejo de mi propio miedo... o sencillamente, traumas del pasado...

    Y seguía pensando en ese dichoso embrollo en dónde estábamos metidos, pero me daba calma el pensar que estaríamos pronto fuera. Pero aún así, me desconcertaba por los distintos lugares a los que pasábamos... Deseo, desesperación, ¿cuál era el próximo? ¿locura?

    - éste lugar me recuerda a los 7 pecados capitales - susurré por lo bajo. Pero no tenían nada que ver. Comprendí que lo que había visto en la pared reflectante era el reino de la desesperación por cómo había reaccionado y temí lo peor para lo que viniese después. Pero también me producía calma el saber que fuera nos esperaba el relajarnos en un baño termal que invitaría a la familia, en cuánto hiciese explotar al MACUSA por inventar extraños artefactos y, sentía calma el saber que, en cuánto saliésemos de ahí se cerrarían, o tenía esa vaga esperanza. 

    Retomando mis propios pensamientos anteriores mientras seguíamos avanzando con calma, el tufillo a sudor, noches largas vino agrio y cuero viejo me recordaban a las viejas salas del oeste americano que había visitado hacía ya mucho tiempo, mientras cruzábamos ese pequeño pasillo. Tenía calma el echo de que, pocas personas conocían mi pasado sólo un viejo enemigo y podía usarlo para atacarme en un reino de locura. Pero la verdad me recordaba a salas de póker, revólveres de hierro y plata, mujeres de burdel whisky barato y, sinceramente me apetecía volver a jugar en uno de esos lugares además de disfrutar de... Moví mi cabeza de un lado a otro. Ese era un pasado que jamás volvería y que nadie tenía porqué saber. Sentía la calma de que todos los de esa época, salvo yo, estaban muertos y no podían decir nada de mis andaduras en salones de poca monta. 

    Perdí la calma y la poca cordura que tenía cuando empecé a escuchar gritar a Sagitas.

    - ¡Basta, vieja bruja de los demonios, haces perder la calma en un sitio en dónde deberíamos hacer todo lo posible por salir! ¿falta mucho? Ésto hace que pierda el sentido de una manera absurda - apoyé las manos encima del bastón y puse la cabeza apoyada en ellas, había dejado que la calma saliese después del desespero de los gritos de mi tía y había reaccionado mal.

    No se qué pasaba en esa zona que, a pesar del delirio que había producido en mi cabeza, la calma volvía de nuevo a mí, recordándome viejos momentos del pasado, a pesar de que, si le diese palos a Sagitas para callarse, eso ayudaría más todavía a tener más calma y podría emplear las energías perdidas en ese lugar. 

    Matt intentaba mantener la calma, pero no parecía tranquilo

    Así que yo mantenía la calma por él, conocía que él tenía mucha calma normalmente, más calma que yo, y, sin embargo, ahora parecía muy agobiado. Es por eso que decidí que, sí alguien tenía que tener calma, sería yo

    Yo creo que la única con calma era Xell, porque no pronunciaba palabra. Tal vez la calma la llevar por dentro, en su propia naturaleza, pero yo no era así, no solía ser una persona con calma sino todo lo contrario. En eso me parecía a la tía Sagitas, nada de calma, todo puro nervio.

     

  5. CASILLERO 20: 5000G

    Apenas había sentido algo cuando noté cierta presión en los brazos. La propia visión me había dejado tiesa y en un arrebato de ira, por la imagen reflejada, había hecho añicos la parte reflectante y que, por supuesto gracias a la magia del lugar, se habían recompuesto. Aunque claro, mi ex me regañaba (y con razón y con enfado por mi parte) por mirarlos...

    - No he podido evitarlo, me... llamaban - terminé de decir en un susurro.

    Sentía la desesperación y gracias a la fuerza ejercida por Matt conseguí relajarme lo suficiente para apartar la vista y mirar hacia abajo, aunque claro poco podía ver con la densa niebla que existía en el lugar. No sé a los demás, pero a mí me embargaba una desesperación por salir enormes, por seguir avanzando.

    Pero parecía que el mismo lugar jugaba con nosotros. Me fijé en que mi familiar (corpóreo) miró por un segundo y después apartó la vista. Definitivamente no era un lugar apacible; ni para personas físicas ni fantasmales. 

    - Y no jugaba, leches - protesté después de oír su advertencia. Después de acariciar mis extremidades superiores para intentar relajarme, pero ese maldito laberinto de las narices hacía que perdiera a la mínima la calma. Cada paso que dábamos notaba que seguíamos avanzando hasta otra zona...

    - Que no te quepa la menor duda prima Xell -agradecía ser vampira en esas ocasiones en dónde podía escuchar simples susurros y entender lo que decían, estaba en mi naturaleza- pero aún así, me temo que la cosa no es tan fácil en éste sitio - comenté, bajando la voz. Aún estaba algo intranquila y hacía ya mucho que había terminado el cigarrillo. Podía sacar una petaca de plata, pero tenía la impresión de que, el alcohol y el tabaco no ayudarían a aplacar el nerviosismo que se había apoderado de mí, en cuánto accedimos a entrar en ese lío de formas diferentes.

    Y me dirigí a Sean:

    -Mira de lo que te serviría romper los cristales, la magia de éste lugar, los recompone - bufé, era un hechizo reparador pero a lo grande. 

  6. Casillero 15: Poción erosiva (-10 PV en cada turno para ambos)

    - olvídate Matt - no pude evitar gruñir ante su comentario. Imaginaba que ese sería el deseo de su corazón pero yo tenía impresión de que aún acabábamos de empezar. Era un maldito laberinto que, no sé si con engaños o información falsa, pensó la prima Xell que los críos estarían aquí obviamente, la habían engañado- me temo que vamos a tardar en salir de aquí...

    Por suerte, mi oído agudizado podía escuchar muchas cosas, hasta susurros. Tenía el cuerpo y la mente para cazar humanos, era mi naturaleza y no podía evitar contestarle de malas maneras, estaba asustada y enfadada con todo el mundo. Podía estar en el Castillo Rambaldi con mis pociones o con un buen vino de saúco leyendo como conseguir más grimorios, pero no, ahí estaba yo mientras iba renegando en silencio, además de nuestros pasos se escuchaba el extra de mi bastón, en dónde llevaba guardada la varita. Estaba por romperlo y guardar la lanza plateada en la manga del disfraz que llevaba, tanto 'tac, tac' me estaba poniendo de mala leche (más de lo habitual).

    Durante un segundo cerré los ojos y seguí avanzando, intentando calmar los latidos de mi corazón. Y no supe como pero sentí como una cascada de agua, al abrir los ojos, enseguida me di cuenta de que estábamos ya, en otra parte, era menos tenebrosa pero igualmente daba mal rollo y era raro que lo dijera yo, siendo mortífaga. Pero además había una capa de densa niebla... pero algo más...

    Cerré nuevamente los ojos durante un momento y con el oído agudizado, escuché miles de patitas pequeñas y no pude evitar soltar: 

    - aj, qué asco, ¡ratas! -saqué la varita para intentar matar alguna pero apenas se veía algo y el hechizo lumus dudaba mucho que funcionase en ese lugar. 

    Volví a escuchar a Matt - ¿porqué no mirar? ¿Qué pasa? -pregunté con curiosidad y con un sonido de movimiento y un chasquido, volví a guardar mi arma mágica en el bastón.

    Por supuesto Sean, no se podía callar ni estando en modo fantasma...

    - los trapos sucios los coleccionas, querido colega - dije con rentintín, para soltar después - menudo cerd0... de la poca amistad que tengamos tú y yo, ten por seguro que yo no trabajaría como tú...

    Vi que Sagitas casi se caía al parar su hijo y no pude evitar soltar una risilla. Pero algo teníamos en común, no nos gustaban esos animales de alcantarilla. Aunque bien tenía su cierta utilidad si se fuese animagos. Se podría escuchar conversaciones enteras y nadie se daría cuenta. Al menos, en teoría. Y por supuesto, estaba desesperada por salir...

    -Primero tienes que practicar la paciencia tía Sagitas -obedecí a Matt en el no mirar en los espejos, lo último que me apetecía era ver gusanos en mis cuencas y no estaba para eso. ¿Qué pasaría si rompía uno de ellos? ¿Se descolocaría todo, o nos iría peor? Las tentaciones estaban ahí pero... no era un día para más sobresaltos...

    - Lo que me sorprende Sean, es que acabaras siendo poltergeist - dije como si nada- ¿no deberías estar registrado en el ministerio como ente? Lo raro es que el MACUSA te dejase entrar, aunque seas fantasma. Podrías hacer sonar una flauta fantasmal o algo, a ver si así al menos esas bichas no nos tocan las narices. Hacer algo útil -protesté, como siempre.

    Notaba a Matt nervioso. No sabía porqué pero parecía que los espejos eran inquietantes según para la persona que mirase, podría mostrarle lo más tenebroso...

    - Me recuerdan al espejo de Oesed, pero a lo horripilante - dije en voz baja. Y sentí murmullos y no eran las pequeñas patitas de las ratas. Algo me parecía llamar a través de uno de los espejos, me acerqué y pude ver algo que me heló la sangre... Mi hija ya mayor, matando a su padre con una daga de doble hoja, clavándosela varias veces en el pecho y éste borboteando sangre como una fuente macabra... lancé un grito y exclamé:

    - ¡cruciatus! - la maldición dio de lleno en el centro del espejo. Me temblaba la mano al decir el conjuro y se escuchó la rotura de los cristales. Tenía la mandíbula desencajada por la desesperación y el miedo, notaba como estaba apretando con fuerza el bastón en dónde escondía la varita... Notaba que me empezaba a desesperar y, rogaba a los dioses que me frenasen para no terminar de destruir ese lugar. No me gustaba nada, sólo miraba al punto fijo en dónde había destrozado la parte reflectante.

  7. CASILLERO 9: POCIÓN CURATIVA (+10 PV)

    A pesar de ser época de disfraces, no pude evitar mirar de reojo a mi prima un poco escandalizada, ¿cómo llevaba semejante horterada? Gruñí por lo bajo mientras la escuchaba hablar. Parecía un seto andante con tanto musgo encima. Después de tanta práctica por lo menos había conseguido llegar algo más elegantemente que los otros. No es que fuese menos que nadie, faltaría más, pero la práctica lo hacía todo. Si al principio me caía de morros, ahora lo hacía más suave y por suerte, la varita que llevaba guardada dentro del bastón, no se había partido. 

    Pero había escuchado a la que ahora era mi tía Sagitas. Bueno, en realidad nunca había dejado de serlo, pero debía de estar enfadada que como yo había mirado a Xell, ella me había mirado a mí, como renegando por cómo iba vestida.

    - ¿Rescate? No es mi problema si no sabes cuidar a los pequeños -protesté por lo bajo- al menos voy como voy, tú ya te demuestras como eres, una payasa -sí, lo había usado como insulto, de tal modo que seguro que me avadeaba pero, debería contenerse porque además de estar en un lugar tan oficial como el MACUSA y, encima ella siendo líder de la Marca Tenebrosa, debería de tener cuidado y no levantar sospechas- ¿tan enjoyada? Bueno, sólo llevo ésto, nada más -levanté el colgante que tenía grabada los símbolos de mi casa- deja de protestar, narices...

    - esos indios -como si yo fuese muy inglesa, claro- se creen el derecho de cualquier cosa. Cuando yo había nacido ni siquiera existían como estado -bufé y vi que protestaba contra Sean y levanté una ceja, contrariada- teniendo tanto poder - le dije por lo bajo- no sé cómo le has permitido venir, ya me entiendes...

    Harta de estar quieta, saqué un cigarrillo y lo encendí con la varita para volver a guardarla en su lugar. Al menos calmaba mis ansias de matar a alguien. Me callé y miré por encima del hombro de Matt, que parecía estar buscando algo con la mirada y se encontró con el corazón...

    -menuda ironía - dije por lo bajo. Pero no supe porqué, sería por la sensación de seguridad llevé mi mano al hombro del que fuera mi marido y pude sentir cierta energía, después de eso, parecía que todos nos habíamos trasladado a ¿un corazón o las paredes latían como un corazón? No tenía ni la menor idea. Asentí con la cabeza, me sentía agobiada por la situación. Me daban ganas de sacar la lanza (varita de álamo) y destrozar todo aquello para salir de allí. Algo me decía que no sería tan fácil ni tan sencillo, si la magia nos había introducido; ella nos tendría que sacar de una manera u otra. 

    -pero, ¿dónde demonios nos has metido? - no pude evitarlo y sentí cierto miedo. 

    Volví a callarme, y no sabía si era el lugar pero parecía que todos estaban medios enojados excepto yo. Yo no podía evitar más que sentir cierto pánico. Odiaba los lugares encerrados. Pero el echo de que el lugar fuese diseñado como un órgano humano, casi hasta se me hacía saltar una carcajada enorme para desestensar los músculos y desencajar la mandíbula. A pesar de estar fumando, la notaba todavía tensa por cómo habíamos sido conducidos. 

    - ¿Acaso no podríamos cambiar de rumbo? -pregunté por lo bajo- cómo me encuentre al que haya echo ésto, lo mato, lo juro por todos los dioses - dije, renegando. Yo sólo seguía a Matt y tenía ciertas sensaciones que, no sabía si era por estar en ese lugar, que parecía que mis sentimientos hacia él se acrecentaban. Lo escuché decir un sitio y para allá que me fui detrás de él. Sí, me sentía más segura cómo hacía mucho tiempo que no me sentía y no se me escapaba que me había mirado como antaño. Al pensar en ello, no pude evitar esbozar una mueca burlona. No había sido tan mala idea el vestir de esa manera.

    -tengo poción incorpórea, así que, no me provoques Sean. No vaya a ser que tenga que usarla para sacar tu corazón de ectoplasma - dije, al escucharlo- y Xell, Sagitas no quiere a nadie, sólo se quiere a sí misma y que nadie le robe a su hijito -le dije al oído de la prima- querido Sean no eres tan inocente, cuando vas robando bragas por ahí -comenté para fastidiarlo un poco.

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  8. Uno de mis momentos favoritos del año, Halloween, a pesar del tiempo que hacía en el resto de Londres y en Ottery. Veía a la gente con camiseta y tomando helados cuando, hacía tres semanas por lo menos, llovía como si los dioses decidiesen abrir las compuertas del cielo y anegar todo el país a modo de castigo. Y hasta los elfos en el Castillo lo notaban y eso que la piedra por lo general, refrescaba bastante el interior de la construcción. Incluso había anulado la chimenea para que se encendiera en mi presencia, sólo había dejado el encantamiento a las velas. 

    Por lo general no se me daba nada mal hacer magia, sobre todo con las Artes Oscuras y que tenía cierta predilección; pero aún así ciertos encantamientos por falta de práctica se me podían complicar bastante. Al final, había podido encantar los terrenos para que nevase lo suficiente para refrescar el ambiente y los elfos me lo agradecían bastante. Las almenas y en lo alto de las habitaciones había suficiente nieve como para hacer muñecos adorables con sus adornos...

    Llevaba una capa oscura con una bufanda y la varita de álamo en la mano derecha, terminando de colocar las últimas decoraciones. Sonreía por lo absurdo de hacerlo pero al mismo tiempo, no negaba que me divertía bastante. Un par de telas de araña de mentira en algunos setos, murciélagos colgados de los árboles y un par de esqueletos colocados a la entrada principal. 

    - ¡Señora! -gritó uno de los elfos. Blandía un pergamino enrollado y corría dejando sus huellas en la nieve recién caída y llevaba un sello que, por su blasón no había reconocido aunque podía intuírlo por el color del precinto que llevaba, era blanco. Negué con la cabeza y sonreí. Fui hasta el sirviente y tomé la carta, como me imaginaba era de la Potter Black.

    - Qué pereza - susurré - tráeme vino de saúco, lo tomaré en el salón...

    En cierta manera me invitaban a una fiesta de disfraces pero en un lugar bastante especial, para por supuesto no perder mi esencia llevaría un traje de época, ya era vampira y no necesitaba hacer el bobo como el resto de humanos. Lo que más me inquietaba era la colaboración entre el MACUSA y el gobierno inglés. No debían de meterse en nuestros asuntos, eso, por descontado decían que eran "aliados" hice una mueca al recordarlo. Como agente secreto (aunque mágico) de Su Majestad debíamos de cuidarnos de ellos. 

    Sería una buena idea reventarles la fiesta aunque para eso tuviera que usar la personalidad de Belona y blandir mi lanza de Plata (en referencia a la varita de álamo temblón) a esos indios. No pude evitarlo y solté una carcajada...

    Dos horas más tarde, estaba vestida y enjoyada. Llevaba un traje que, en ésta ocasión no llevaría faldón. Quería movilidad y la varita estaría escondida dentro del bastón que llevaba a juego con los ropajes. No era de mi época, sino posterior pero me gustaba, he iba acorde con lo que se pedía. Llegué a la Potter Black mantiendiéndome en silencio y al final, no pude evitar soltar un bufido. Lo último que me apetecía era trabajar como Accidentosa aunque era cierto que me permitiría trabajar de incógnito como agente. Ya, en el Hall aguardé a que Matt esperase las explicacione que le pedía a Xell mientras vigilaba y observaba atentamente a todos.

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  9. Parecía que llegaba gente. Después de mis breves palabras quedé un poco en silencio y me adentré de nuevo entre las sombras. Apoyé el pie en la pared mientras seguía bebiendo y fumando con tranquilidad además de seguir observando al resto de las personas. Bueno, no es que fuese muchaS la verdad y ya era tarde, o eso parecía. Recordé en esos momentos que tenía una conversación pendiente y cómo habíamos cambiado de líder me dirigí a Sagitas nuevamente, dejando la copa en una de esas bandejas llevadas por elfos...

    - Por cierto, tengo que hablar contigo en temas de seguridad y como agente de campo es mi deber recomendarte...

    Quizás no debía decirlo en voz alta pero ahí en ese pequeño círcul0 estábamos los más cercanos, pero en ese instante se apareció un pequeño pergamino muy enrollado apretado con una cinta de cuero y tenía la marca italiana grabada en cera y a su vez enganchado a una pluma negra de cuervo tras una voluta de humo rojo. El consejo Vulturi por lo general mandaba así los mensajes de peligro independientemente del lugar y de la magia protectora, pero era raro, la mansión Riddle era infranqueable y que llegase un mensaje como ese, se hacía extraño.

    - alas negras, palabras negras... -no pude evitar susurrar nada más verlo. Lo tomé al vuelo antes de que se cayera. Lo desenrollé con delicadeza y sentí ligero malestar, mis dos comandantes me advertían de cierto situación, sobre todo cuando se trataba de una traición o quizás eran meras sospechas... pero que informasen era ya de por sí inquietante. Tomé nuevamente la varita y prendí fuego al pergamino y a la pluma de cuervo negro, que se deshizo pronto en cenizas.

    - ¿Ahora su excelencia @ Sagitas E. Potter Blue  me hará caso en temas de seguridad, o pasará como siempre cuando se lo menciono en la mansión Potter Black? -medio protesté con enfado e ironía.

    Di una calada al cigarrillo y tras pasar por mi garganta dejé que se formase una voluta de humo encima de nuestras cabezas, mientras tanto, observaba a Sagitas con los ojos entrecerrados durante unos breves momentos. Por lo general inquietaba a cualquiera, pero tenía la impresión de que a mi ex-suegra no le hacía ni mella... en apariencia.

    - Tengo la ligera intuición de que éste período de paz acabará pronto, así que, hay que asegurarse de que estamos en la posición correcta para cuando vengan tiempos duros - dije en un tono sombrío- puede que tengamos problemas - informé sin decir mucho más- y yo que tú iría con cuidado -le avisé a Sagitas levantando una ceja...

    p.d.: menos mal que mi rol anterior no lo decía con humor xDDDD

    p.d2:  espero no cometer abuso de rol, pero como precisamente es rol y no es batalla en teoría no me estaría aprovechando de eso. Además que sería una justificación para lo escrito xDD

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  10. -Seguro que sí - dije por lo bajo mientras la miraba con los ojos entrecerrados. 

    Saqué otro cigarrillo y lo encendí con la varita, y la guardé de nuevo dentro de la manga izquierda...

    Vi una bandeja que se paseaba sóla o quizás eran los elfos que, por su altura así lo pareciera. Llevaba unas copas de lo que parecía vino de saúco así que, aproveché a tomarme un vaso, para probar algo diferente.

    - Paso de esa morraña social, ya lo sabes si a ti te gusta pavonearte como una reina, no es mi problema -le volví a regruñir de nuevo, en cuánto me mencionó los premios Seamus- además, mis negocios son más importantes que otra cosa y es más, creo que es menester ayudar al bando en todo lo posible sin la basura esa que hacéis. Además, siendo reina vampírica en Italia, sabes de sobra que no tengo tiempo para mucho más, al menos tú te ocupas de Elentari en el tiempo que estoy fuera...

    En esos momentos se acercó Arya y con una inclinación ligera de cabeza me aparté durante un momento mientras observaba toda la escena. Había sacado un objeto en el que reconocí enseguida. Ese sólo se otorgaba a gente que llegaba a lo más alto de un grupo. El de Líder.

    Suspiré. Entendía el momento, una matriarca con tanto poder, había conseguido lo que poca gente. Ministra de Magia primero y Líder del bando después y no podía evitar sentir más que orgullo. Orgullo por el nombre y, porque por supuesto, no iban a ser siempre la casa Slytherin o la Malfoy la que iba a ocupar puestos de poder.

    - Mis señoras... 

    Asentí con la cabeza y como el momento era el que era tomando referencia a las viejas órdenes medievales, en dónde se juraban lealtad tanto al señor como al rey y en éste caso a un líder particular; hice una genuflexión, y bajando la mirada, pero esperando que me escucharan dije:

    - Semper Fidelis 

    Durante un segundo, o dos que parecían una eternidad con ese gesto daba a entender que seguía jurando lealtad y fidelidad al bando independientemente al líder que lo llevase en esos momentos. Tras suspirar de nuevo, me levanté de nuevo y alcé la copa a su salud tomé un trago de vino. Me acerqué a Sagitas y le di un abrazo pero no pude evitar sonreír y decirle al oído:

    - No creas que te voy a obedecer en todo, sólo lo haré por el bien del bando. Espero que el grupo no me ponga problemas en mis negocios ya que puede sacar su buen jugo en ello. Pero por lo demás, enhorabuena por el cargo Sagitas - sonreí tras apretarle los hombros con suavidad y me aparté nuevamente. Tomé una silla con un movimiento de mi varita y me senté cómodamente mientras encendía otro cigarrillo.

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