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Hecate Engosvezhof

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Todo lo publicado por Hecate Engosvezhof

  1. Sentía que me dolían las manos al estar tanto tiempo en contacto con el hielo. Pero el crío lo había hecho bastante bien. No me sorprendería nada que Matt le hubiese enseñado... Fruncí el ceño, ladeando la cabeza, menos mal que mis manos no estuvieron demasiado tiempo helados, sino llegarían a un momento crítico... -Eso es lo primero que deberías -dije en un susurro, pero no enfadada con Matt, sino enfadada conmigo misma, por dejarme atrapar de semejante manera. Asentí con la cabeza a su última pregunta: -Pues sí, porque un minuto más y -suspiré. Quizá exageraba un poco las cosas pero es que el contacto con el hielo, no es que me gustase mucho aunque tolerase las temperaturas extremas, tampoco había que pasarse. -Estoy bien, por suerte -le dije con una breve sonrisa- bueno, es un niño sí -confirmé- al menos espero que le enseñes grandes lecciones -le dije guiñándole un ojo y enseñándole una de mis mejores sonrisas.
  2. -Anda, la ¿perrita de Jessie? -y le hice carantoñas al animal. -No tenía ni idea de que tenía una mascota -me encogí de hombros. -¿Tía Hayame y tía Sagitas? -lancé un bufido -lo que menos quiero es tener que separarlas -murmuré, un poco enfadada- ya casi se nos tiran encima antes, ¿es que acaso no saben estarse quietas? -pregunté, rogando al cielo, esperando que me escuchase. -Son peores que los críos de cuatro años... Luego claro, nosotros tenemos que ir detrás de ellas arreglando sus desperfectos -y me crucé de brazos- lo siento cariño -le dije mirando hacia Matt -pero si quieres las separas tú -protesté.
  3. No sabía porqué, pero me había quedado alelada mirando en los ojos de Matt (?) que ni cuenta me había dado que Ithilion me había dado con su helado de chocolate, por supuesto, entendí enseguida que era una especie de guerra, pero lo que menos me apetecía era tener que estar toda pringosa por la comida y tener que cambiarme. Pero reaccioné el niño quería ir a la zona de agua y para allá se fue, después de un tiempo, ambos volvieron... -¿Arriba? -lo miré con picardía- tu madre echará el grito en el cielo si nos ve subir con el niño, se pensará cosas que no son -y solté una risilla pero me gustaba la idea de picar a su madre -por mi parte no hay problema, pero tendríamos que cambiarnos para estar más decente con el crío ¿te parece bien? -le pregunté a Matt. El sol poco a poco se estaba poniendo y era hora de cerrar, la verdad es que había sido un día genial, y lo raro que me parecía ees que nuestras tías no apareciesen por allí a molestar y eso sí que era más raro todavía.
  4. Me sorprendía mucho la familiaridad con que hablaba tía Hayame sobre las Artes Oscuras ¿sería una vieja mortífaga? No había revisado los viejos archivos de la Marca, aunque dudaba que me dejasen verlos, era simplemente una base casi sin importancia, pero yo me sentía muy agusto estando ahí dentro. -Conocimiento de maldiciones -murmuré -yo puedo enseñarte -le dije guiñándole un ojo pero sin dar muchos más detalles de los necesarios. -No doy esa clase, pero conozco bastantes -me encogí de hombros. -Y bueno dime tía Hayame, ¿qué cosas necesitas? En tal caso, yo puedo dejarte el libro que necesites cuando vayas a clases, luego ya, el resto de las cosas, tendrás que comprarlas aquí -asentí con la cabeza. -Es que no recuerdo si me habías dicho -confesé, un poco avergonzada por mi mala memoria.
  5. -No te enfades tanto mujer -aún me seguía riendo de sus bromas. -No es que te echemos la culpa prima, pero es que, si luego la cabreas será todavía peor, y lo sabes -siguió riendo por lo bajo, por si mi carcajada hacía subir a tía Sagitas y si nos pillaba riéndonos de ella, seguro que nos llevaríamos una buena tunda (?) sin falta de usar la varita. Algo llegó a mis fosas nasales, parecía que provenía de un animal y en el cual yo no conocía. Mi prima enseguida fue corriendo hacia las escaleras y se me formó una sonrisa, pensando para mí <<nunca cambiará>> -¿No lleva ningún collar de identificación? -pregunté a Xell, acercándome a ella y observando lo que parecía un cachorro.
  6. -Tu madre tiene razón -le dije a Jessie, pero como no tenía ni idea de que elfos había en la tienda. Tendría que preguntarle a Matt. Le lancé una mala mirada a mi tía, e intentando ser amable, le respondí: -Pero imagino que tú también estarías contenta en su momento, cuando recibiste la notificación... -Sí, aunque no te guste -le respondí a Sagitas, que al parecer seguía sin hacerle gracia la idea. No sabía que Jessie estuviese tan cansada, con delicadeza le respondí: -Sí, se te nota que andas cansada, ese trabajo tuyo, un día acabará contigo -fruncí el ceño, menos mal que había escogido la opción ministerial para trabajar, los sanadores y San Mungo no es que me gustase, y eso que trabajaba en una clínica privada, pero eso era diferente. -Hadle caso a tu madre, yo te enviaré las cosas mediante un elfo -le dije con una sonrisa. Pero al parecer insistía en que no estaba cansada, aunque en su rostro se le notaba demasiado. -Pues no sabía que aquí vendían también animales -dije, haciendo notar mi ignorancia respecto al negocio en el que estábamos. Mientras tanto, un aroma familiar llegó a mí y miré a la entrada, era mi tía Hayame. -¡Hola tía Hayame! -respondí con una gran sonrisa- ¿qué puedo ofrecerte? -preguntó, pero al parecer Jessie seguía en sus trece con respecto a Matt: -Mira prima Jessie, creo que tu hermano es mayorcito para saber lo que quiere ¿no crees? -le respondí- además quien se cabrea es tu madre, no yo
  7. Correspondí al abrazo de mi prima Jessie. Luego, mencionó algo de unos animales, la miré confundida: -¿Qué dices? -pregunté, sorprendida- Jessie, ésto es una tienda de libros, no de animales -negué con la cabeza, sonriente. Quizá si le hacía falta tomar ese café, porque las cosas que decía, no eran muy normales. En esos momentos fuimos interrumpidas por mi prima Xell, mi cara se me iluminó: -¡¡Prima!! -le dije a modo de bienvenida, con una sonrisa en mi cara- no hagas caso de tu prima Jessie, aquí no hay animales, aquí sólo se venden útiles escolares -parecía que también se había confundido de tienda. -Para nada prima Xell, solamente estábamos charlando, yo he venido a ayudar a Matt, a colocar todo para el nuevo año escolar. Tranquila, yo puedo atenderte. ¿Tintero de plata? -Cuestioné- te saldrá un ojo de la cara. Menudo regalo, ¿para quién es? -quise saber- no se hacen esos tipos de regalos a cualquiera -le dije con una sonrisa.
  8. Intenté por todos los medios deshacerme de la prisión de hielo que eran mis dos manos. Pero en vano. Quizá el niño había congelado también el suelo, por eso que, por mucha fuerza que ejerciese no era capaz de soltarme. Además, estaba poniéndome nerviosa de nuevo, porque presentía de nuevo un aura maligna cerca de nosotros, y era crucial que por la seguridad de todos y la mía propia, liberarme. Matt seguía sin moverse, no sabía lo que pasaba, seguramente estaba vigilando algo y quizá no se hubiese dado cuenta, no tenía ni la menor idea. Intenté aplicar varios hechizos sin varita, que había aprendido hacía ya, mucho tiempo atrás y que a pesar de que los consideraba inútiles en ese momento, estaba segura de que me ayudarían. Murmuré varias palabras y el hielo empezó a resquebrajarse. Volví a repetir de nuevo los hechizos y ésta vez, pude liberarme por completo. Un crujido, me indicó que el hielo se había roto interiormente, así que, con fuerza me solté... -¡¡por fin!! -exclamé triunfante. Me fijé en mis manos y éstas estaban más pálidas que mi cara, por el tiempo que estuvieron dentro del hielo. -Como lo pille, le hago trizas -murmuré enfadada, pero comprendí que tan sólo era un niño- alguien debería enseñarle a ese crío que no debe usar su magia como le venga en gana -respondí, intentando tranquilizarme. Me fijé que el hielo, poco a poco se estaba deshaciendo. Toqué los bolsillos y comprobé que aún tenía la varita y me calmé otra vez. Pero aún así, no me confiaba.
  9. -Bah, no creo que tengas problemas Matt, generalmente se le suelen olvidar las cosas. Además, yo soy jefa de desmemorizadores, puedo lanzarle un obliviate y asunto arreglado -y solté una risilla, pero seguramente mi primo no estaría muy contento con eso. Uno de los elfos (supongo que están ahí en la cafetería) enseguida trajo las bebidas. La mía estaba caliente pero igualmente le di un suave sorbo, estaba rica. -Yo no digo nada, esa es Xell -le dije con una sonrisa- yo ésta vez no tengo nada que ver con ella -respondí. Habló de libros para críos, no tenía ni la menor idea: -Pues no sé, supongo que, con uno con muchos dibujos, para que puedas interpretarlos a tu manera -me encogí de hombros- aunque, creo que sería mejor, para esa edad, Los Cuentos de Beeldy el Bardo. Es hora que los críos a esa edad empiecen a conocerlos ¿no te parece? -pregunté con cariño. -Yo solamente pude saber de ellos en la edad adulta -chasqueé la lengua, fastidiada- mis padres no es que fuesen muy fans de esas historias, preferían darme libros que relatasen de la realidad -di un sorbo de mi bebida y esperé a que los chicos hablasen.
  10. -¿Estás bien? -pregunté a Jessie- te estaba hablando yo, prima, el elfo no ha dicho nada -la miró confundida sin saber a lo que se refería. -Te decía que había venido a ayudar a tu hermano, porque me apetecía, nada más -y me encogí de hombros. Con un movimiento de mi varita hice que otra caja se vaciase y ésta se colocase encima de la mesa. En esos momentos se apareció un elfo al que desconocía en absoluto: -Hola pequeño -respondí con dulzura al doméstico- pues, nos vendrás bien Raizor -lo llamó por su nombre, recordando las palabras del elfo. -Hay varios libros nuevos que hay que colocar -en esos momentos, otros magos entraron en la tienda, transportando cajas con objetos, que ponían "frágil". Las colocaron en el suelo y estampé mi rúbrica en el documento para decir que habían sido entregados. -Espero que no te importe Matt -le comenté y en ésta ocasión me dirigí a mi prima. -Bueno, ¿necesitas algo más prima? -pregunté, esperando a que respondiese.
  11. -hum -la sombra de los celos parecía que era una nube se cernía sobre mí. Negué con la cabeza y despejé esas tontas paranoias que se me venían a la cabeza. Le sonreí para ver que estaba todo bien. -Bueno, mientras sea para trabajar no tengo problema -me encogí de hombros y seguí bebiendo. Puse la toalla encima de la barra, lo raro que me parecía es que aún no nos molestara su madre... Saqué la varita y la puse encima de la toalla, básicamente, la cogí por precaución. -¿Por casualidad no sabrás dónde estará tu madre, no? -pregunté -se me hace raro no verla por aquí, molestándonos, o haciendo cualquier otra cosa... Intenté ver, girándome por completo, poniendo los codos encima de la barra mientras con mis ojos intentaba otear todo el parque, pero parecía que había desaparecido, o eso me daba la sensación. -¿Estás bien? -le pregunté preocupada a mi primo. Que parecía bastante ido -si no estás bien échate un rato cielo -y le di un beso en la comisura de los labios.
  12. elfo de la Tienda P.B haciendo labores ¿domésticas? xD El elfo estaba atento a todo lo que decían las personas que estaban por allá, pero al mismo tiempo que iba sacando los libros, los iba limpiando con una balleta mágica que absorbía el polvo que pudiesen traer en las cajas. Con cada chasquido los iba apilando en una columna de la cristalera y éstos se iban amontonando poco a poco para que quedasen a vista de los clientes que entrasen a por ellos, además de las otras nuevas novedades editoriales, pudo captar varias frases. Sí, es que el elfo era un poco cotilla y le gustaba saber, no podía evitar poner las orejas en vez de prestarle atención a su trabajo: -¿Perdón? -escuchó decir a una de las brujas que había ido a la tienda a ayudar a su amo Matt. -No sé lo que quieres decir, pero creo que no te incumbe -por esas palabras el elfo comprendió que la bruja tenía carácter, le recordaba mucho a su ama Sagitas cuando estaba enfadada. -Yo he venido a ayudar a tu hermano, simplemente porque me apetecía, punto -le soltó con brusquedad. El elfo sonrió, sí, definitivamente todas las féminas de esa familia tenían un carácter endiablado cuando estaban enfadadas o cuando se metían en sus cosas. Por un momento se dejó de escuchar el trabajo del elfo, pero como no querían que lo cazasen espiando, empezó de nuevo con la tarea que tenía pendiente.
  13. Ivanova Selenska No entendía cómo a éstas alturas podía dejarse vencer tan fácilmente por las emociones. No lo entendía, la verdad es que no. A Ivanova le había costado muchísimos años de sacrificio y fuerza de voluntad, suprimir los buenos, digamos, sentimientos de alegría, paz, amor y todo lo que con eso conllevaba. Había ido a la guardería a hacer una masacre, y no había podido. Se había refugiado en el techo de la clínica, intentando escuchar todo, pero aunque podía entender lo que decían. El grito de una de las brujas que estaba con un mago, había hecho que asomase la cabeza por unos instantes. Ésta estaba congelada por las manos y uno de los niños había huído quedándose tan sólo un chiquitín que suponía que era de la misma edad del otro que se había fugado, al menos, de unos tres años. Podría ser su oportunidad perfecta para atacar, matar y marcharse de allí sin dar más explicaciones. A la rusa se le hacía un trabajo bastante sencillo, pero debía de contar de a ver más personal dentro de ese lugar. Debería de tener cuidado e ir con cautela, su momento, llegaría. Lo sabía.
  14. Sagitas nos había dejado al cuidado de los niños, con lo cuál el pasar la tarde plantando plantas quedaría en segundo plano, o en otro momento. Suspiré, no era precisamente cuidar niños lo que más me apetecía, pero al menos, le haría un favor a Sagitas. Matt se quedó plantado con la ¿bolsa? de galletas además del libro que le leía mi tía y su madre a los críos. Éstos nos miraban expectantes, suponiendo que nosotros haríamos algo más. -¿Matt? -le pregunté preocupada. Parecía un poco ido. Pero a pesar de las explicaciones que me había dado sobre lo que había sentido eran un poco más lógicas, yo terca de mí, seguía presintiendo esa cosa extraña. Y no me confiaba, no, cuando en un lugar como la guardería había niños pequeños. Me senté en el suelo con Akira y Argentus, ambos tenían más o menos la misma edad, y aunque había tratado a Ithilion esperaba que al menos, no fuese complicado hacerlo igual con ellos. No es que no me gustasen los niños, que sí, ojo, no para comérmelos, pero es que eran contadas ocasiones en que trataba futuros magos tan pequeñitos, como mortífaga, debía de velar porque creciesen sanos y fuertes y además, que la sangre pura perdurase. - tu no me gustas -me dijo uno de los niños. Me quedé estupefacta. Eso me lo había dicho Argentus. Esa pequeña mota azulada parecía que tenía poderes que estaban bastantes desarrollados. -¿Y eso? -me senté a su lado, debajo del árbol en dónde a todos nos daba el fresco. Le hice una carantoña, pero el crío me dio en la mano. -¿Matt, me ayudas? -le pedí, implorante. -Eres fea y mala -y ahora fue cuando me eché a reír a carcajadas. Argentus debió de pensar que me estaba riendo de él, porque me cogió de las manos, tan bruscamente, que no lo entendí. Seguramente quería darme un abrazo, pero no. Sentí un latigazo muy fuerte en mis extremidades y luego me las puso en el suelo, con tanta fuerza, que daba miedo. Solté un alarido y lagrimeando miré que tenía las manos congeladas en el suelo. Éstas parecían roca dura por el elemento. -¿Pero, qué has hecho? -le dije al niño, mirándolo asustada. -Maaaaaaaaaaaaaaaatt -le grité, esperando que reaccionase, me fijé en que la mota azul (Argentus) se escapaba de nuestro lado.
  15. -Tranquilo cariño, no has tardado -le dije, dándole un suave beso en la comisura de los labios. Pero algo me preocupaba y no sabía qué podía ser. Ciertamente esa chica extraña al parecer había ido allí a buscar trabajo, pero después de estar unos minutos pensativa, reaccioné y le comenté: -¿Quién era esa chica? -pensaría que eran celos pero no, sólo vigilaba que nadie se metiera en nuestra relación, que poco a poco iba avanzando. -Me pareció verla un día en el Emporio -comenté y le di un sorbo a mi bebida. Pero como no quería correr más riesgos de lo necesario. Me levanté de mi silla. -Cielo, vengo ahora -le pedí. Me fui al vestuario y cogí mi monedero de piel de moke, que además tenía guardada ahí la varita, me la puse al cuello y volví de nuevo al lugar en dónde estábamos tomando algo después de estar en la piscina. Bebí un sorbo de mi bebida, tranquila. Pero sabía que Sagitas estaría rondando por el lugar, pero no me importaba, sólo quería tener un día tranquilo. Al menos, el bikini, ya se me habría secado del todo.
  16. -Bueno me apetecía venir y ayudarle, ya que no tengo nada que hacer. Los negocios van estupendamente y más con la ayuda de los elfos -le respondí a mi prima Jessie, mientras una elfina traía todo lo que le había pedido con una nota. Fui sacando los objetos y colocándolos con cuidado, a su altura, para que comprobase que estuviesen todos... -Por lo que pone aquí, son en total unos treinta galeones -le pedí mientras, volvía a colocar todos los objetos dentro de la bolsa. En esos momentos entró la tía Sagis, que parecía somnolienta... -¿Estás bien? -pregunté preocupada -pareces cansada... Aparté los libros de texto y me fijé que era de Artes Oscuras... ¿Habrían aceptado mi solicitud de profesora? No tenía ni la menor idea, pero en ese momento, una lechuza traspasó la puerta que había dejado Sagitas abierta. Parecía que llevaba una carta oficial... El animal dejó su paquete en el mostrador y con nervios la abrí, llevaba el sello de la Academia. Con algo de nervios, conseguí abrir la misiva, y estallé de alegría: -¡¡Me aceptaron como profesora!! Vaya, ahora entiendo el cambio de los nuevos libros -sonreí contenta- bueno, os invito a todas a un café, antes de atender a los clientes -dije sonriente y feliz- pensé que iban a mantener los viejos libros, pero yo recomendé unos nuevos. Lamento los inconvenientes tía -le pedí disculpas, pero aún así, sabía que los chicos tendrían que ir a su tienda a comprarlos para la asignatura. off: muchísimas gracias Sagis! *-*
  17. -tss, tss -le pedí a Xell - que la vas a cabrear más mujer -había recordado como hacía tan sólo una hora, ella me había dicho lo mismo... Pero no pude evitarlo y estallé a carcajada limpia al ver como mi prima iba aprendiendo mis dotes (?) para meterse con nuestra tía. -Así me gusta -la felicité en cuánto llegamos al piso superior - pero luego no te quejes de que te regaña. Me senté en uno de los taburetes y esperé.. -Bueno, pues entonces un té de frambuesas, es riquísimo y sano -bueno, en comparación con otras veces que parecía que bebía más litros de whisky de fuego- hoy me apetece algo más sano la verdad... y espero que no haya más broncas con nuestra tía, sino, entonces la liaremos en la cafetería -y estallé de nuevo a risas pensando en como viniese de mal humor, nos amenazaría con cerrar la boca con un encantamiento permanente.
  18. elfo de la Tienda P.B; haciendo el pedido de jessie Con una inclinación de su cabeza con la lista en la mano y con un chasquido de sus dedos de la mano derecha, el elfo se desapareció de la primera planta en dónde estaba la señorita y los dos amos atendiéndola. Se dirigió a las diferentes plantas para recoger los objetos que tenía en su lista y fue anotando en ella el valor de cada una de ellas para que luego a la hora de pagar, fuese el importe correcto. Tardó un poco más de lo habitual, debido al peso de las mismas, pero en cuanto revisó que lo tenía todo se dirigió de nuevo a la primera planta, con una bolsita en dónde con un encantamiento irrompible para que no se destrozasen las cosas. -Aquí tiene señorita - y con cuidado lo puso encima de la mesa.
  19. Me quedé un poco apurada, básicamente porque no conocía el lugar como a mí me gustaría, básicamente había ido ahí a echarle una mano a mi primo Matt con los libros del colegio y poco más. Me fijé en que mi prima sacaba con un movimiento una lista... Al instante uno de elfos, que no conocía se presentó ante nosotros, justo en el momento necesario... Parecía que venía a ayudarnos por el tema de la agenda escolar de la tienda Potter Blue. Suspiré algo cansada y eso que no habíamos empezado el día. -Dame la lista -le pedí a mi prima y se la pasé al elfo: -Digamos que, yo he venido para ayudar a Matt, apenas conozco todo ésto -y me encogí de hombros. -Señorita si espera un momento, enseguida le traigo todo lo que necesite -el elfo asintió con la cabeza, mientras le susurré un "gracias" y éste se desapareció a hacer su cometido.
  20. Lo escuché atentamente con una sonrisa de oreja a oreja, cuando me agarró de la cintura sabía lo que quería hacer pero aún así sentí cierto cosquilleo en el estómago. Me dio un beso dulce, tierno. -Vaya, rico beso -le hice una carantoña, pero enseguida nos separamos al ver que llegaba alguien con los libros que había encargado mi primo. Con un movimiento de mi varita y pensando en lo que teníamos que hacer, saqué los libros de la caja y con otro movimiento los puse encima del mostrador. No me había fijado pero alguien abrió la puerta, levanté la vista y me di cuenta de que mi prima Jessie venía algo apurada, eso me sorprendió: -¡Hey prima! -Le respondí con una sonrisa de oreja a oreja, parecía que venía un poco apurada. -¿Qué te pasa mujer? Ni que hicieras una maratón -y solté una risilla- dime, ¿qué necesitas? -pregunté a la chica, mientras esperaba su respuesta.
  21. Enseguida alguien me abrió la puerta y me fijé que era Matt, mi sonrisa se ensanchó, pero algo me decía que estaba algo nervioso. En cuánto entré al interior, le susurré al oído respondiéndole al oído: -¿Para empezar, qué tal un beso? -le dije con toda la delicadeza que podía decir en esos momentos, mirándolo con ternura. Al parecer era la única clienta que había en la tienda, algo lógico si habían abierto hacía tan sólo unos minutos. -Pues, venía a ver si necesitabas ayuda -le respondí haciéndole una carantoña en medio del local, y rogaba que no nos viese Sagitas, aunque, al parecer, todavía no había ido a la tienda. -No tengo nada que hacer, así que, si quieres te echo una mano con lo que necesites. Viene septiembre y la época escolar, así que, supongo que necesitarás varias manos con los pedidos -le comenté con otra sonrisa. -Me parece raro que aún no entrasen estudiantes a comprarte libros aquí. Así que, creo que te llegará un aluvión en el momento menos pensado -me quedé un momento pensativa y continué- luego, si quieres me puedes recompensar con lo que quieras -y poniéndole la mirada más traviesa que me salió en esos momentos, esperando la respuesta del joven.
  22. -por fin -susurré al ver que al menos las aguas volvían a su cauce. Aún así yo tenía mi temperamento un poco subido y no había bajado la guardia, las pocas cosas que teníamos en común mi tía Sagitas y yo era nuestro carácter, de muy mala leche, y si ambas nos enfundábamos nuestras varitas, podríamos incluso destruir un edificio entero con la fuerza de nuestros hechizos (?)... Me rasqué la cabeza, pensativa ¿qué hacer? No tenía ni la menor idea, ni me acordaba a lo que había ido allí, pero eso no era lo raro... -¿Y qué tal si tomamos un poco de té? -y me encogí de hombros, suponiendo que nadie querría eso, o tal vez, esperando a recibir a los otros futuros clientes a la librería. -Yo sí que me aburro como una ostra -susurré. Miré a Matt y sin querer me vinieron ciertas escenas (no atp xD) que hicieron que cambiara la vista hacia el otro lado, mejor no ponerse roja, o todos allí preguntarían si tenía fiebre.
  23. Ni tiempo me había dado a reaccionar, que había sentido el impulso y tanto yo cómo mi primo nos zambullimos debajo del agua. Intenté zafarme de él, pero era más fuerte que yo. Pero después de unos minutos, sonreí al ver que a pesar de ser licántropo, necesitaba aire. Ambos nos impulsamos hasta salir al exterior. Pero algo que no había previsto, era que mi primo en ésta ocasión, había tomado las riendas y me besó. Un beso dulce, cálido. Pero tan pronto como había sucedido, acabó tan rápido que apenas pude articular palabra. Él se disculpaba, murmurando. Negué con la cabeza. Intenté hacerle una carantoña, pero ya había salido del agua. Una chica se acercaba por allí y entrecerré los ojos a causa de la rabia ¿pero quién era esa? Por lo que pude escuchar, al parecer era una chica que iba a buscar trabajo al parque <<¿No podría irse a otro sitio?>> Me pregunté en esos momentos, enfadada. Una pena no tener la varita en esos momentos, porque la retaría al duelo ahí mismo, o mejor, matarla. Pero sabía que eso causaría pánico entre las demás personas que frecuentaban el lugar. No. Mejor dejarlo estar y luego atacarla en el momento menos inoportuno para ella... Pero, antes incluso de salir, reaccioné <<¿qué me estaba pasando?>> Me volví a cuestionar. ¿Eran celos lo que estaba sintiendo? Eso parecía, hacía mucho tiempo que no sentía algo así por nadie. Siempre mostraba seguridad ante las adversidades, no me consideraba una cobarde, pero intentaba por todos los medios no involucrarme en cosas que no me concernían. Pero en éste caso, era todo diferente. Para evitar que me doliese la cabeza de tanto pensar, dirigí la vista a mi pequeño primo Ithilion. Ahí estaba, todo divertido ante la escena que había presenciado tan sólo hacía unos minutos. Para mostrar su alegría, empezó a salpicar el agua por todos lados. Con eso conseguí que lanzara una carcajada, para por lo menos así que el ambiente no se pusiese tenso... -¿Qué pasó eh pequeñín? -Le dije con dulzura al pequeño de la familia. -Os he visto -dijo divertido el niño. Asentí con la cabeza, y sentí cómo unos colores se me estaban formando en la cara. Sabía que no entendía lo que había sucedido, pero que era algo bueno. Y siguió chapoteando el agua, salpicándome toda por completo. En esos momentos, tomé las riendas de la situación y empecé a mojarlo a él también, pero despacio, para que el agua no le hiciese daño. Igualmente mi vista no paraba de ir hasta dónde estaba Matt y la chica, además del pequeñajo. -Oye, ¿no te apetece descansar y tomar un helado? -Pregunté al niño. -Ziiiiiiiiiiiiiiii -exclamó contento Ithilion y solté una sonora carcajada. -Venga vamos, te ayudo a salir del agua... Sin perder de vista a la "pareja", con fuerza me senté en el bordillo para luego ponerme de rodillas en el suelo. El pequeño nadó tan aprisa cómo le daban sus pequeñas piernas, y en cuánto estuvo a mi altura, con un poco de fuerza lo agarré por debajo de los hombros y con delicadeza lo puse a mi lado. Con unas toallas que tenía cerca empecé a secarlo para que no se resfriase. El sol aún daba fuerte, pero ya se sabía que los resfriados de verano, eran peor que un virus dragonil. Puse otra toalla en mis hombros, básicamente para que se secase el pelo, ya que no me hacía falta. -Espera aquí ¿vale? -Le hice una caricia suave y me dirigí a mi primo. -Disculpa -Le dije a la chica, apartando un poco a mi primo, y comprobando que a pesar de sus cicatrices, le hacían más atractivo, que la primera vez que lo había visto con el torso desnudo. Carraspeé un poco y le comenté: -Verás, voy a llevar a tu hermano a tomar un helado. Te espero por allá al fondo ¿vale? -y cómo si estuviese marcando "territorio" le di un beso suave en la mejilla, para hacerle recordar además, que no me había olvidado de lo que había pasado hacía tan sólo unos minutos. Me giré y con una sonrisa de oreja a oreja, le indiqué a Ithilion que empezase a caminar hasta la zona en dónde además de bebidas, esperaba que hubiese refrescos para el pequeño.
  24. Cuando habíamos llegado yo y mi tía Hayame, habíamos visto algo sorprendente, con lo cual no habíamos tiempo siquiera a actuar. Por fin había acabado todo y gracias a todo lo que conocíamos, había salido bien... Días más tarde, había decido ir a ver cómo estaba todo. Por si necesitaban alguna cosa más, o limpiar el lugar, pero seguramente Sagitas ya lo habría hecho, para que no hubiese ningún residuo de esa magia, y de todo lo que pasara. Me fijé en que aún no había abierto, así que, esperé en la puerta, a ver si alguien se pasaba a recibirme, sino, vendría mucho más tarde. Pero algo me indicaba que por el aroma de Matt que estaba dentro. Aguardé un poco nerviosa, mientras esperaba a que preparase todo para que abriera la tienda.
  25. Gracias Reena por pasarte, y me alegro de que se arreglaran las cosas. Estoy de acuerdo contigo Sagitas es la mejor en colocar las cosas para que se pongan cómo es debido. Bueno, y aquí paso a dejarte puente por si necesitas añadir cosas... Con referente a los negocios, aquí te paso el enlace al centro vulturi, para ponerlo en el tópic uno de la mansión o aquí en el tópic off de la mansión. Cuando queráis pasaros sin problemas a rolear... Éstos días no estuve así asá para rolear por los ánimos y eso, pero hoy me paso por todos los negocios referentes a la familia y a los que hagan falta Gracias!!

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