Jump to content

Hecate Engosvezhof

Magos Expertos
  • Mensajes

    3.201
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    15

Todo lo publicado por Hecate Engosvezhof

  1. << verdaderas parásitas; cómo las suegras>> pensé para mí en esos instantes. Sin poder evitarlo, estallé en carcajada batiente por lo que había pensado. Al menos así, le daría una excusa a mi suegra... Espera, había dicho ¿suegra? Me había quedado estupefacta, interrumpiendo mi risa... - Vaya eso sí que es un verdadero cambio, Sagitas - dije ahora con una sonrisa sincera- supongo que tengo que rogar a tus dioses para que hagan entrar en razón ¿no? - mi cara estaba risueña, la verdad es que eso me había alegrado bastante, porque a verdad sea dicha no esparaba que hubiese aceptado la relación hasta muy tarde o mejor dicho, nunca. - Para nada es un honor. Consideré que debía ayudarte por voluntad propia no por hacerte la pelota - seguí diciendo- porque considerando que tienes una horda de elfos que podrían servirte de ayuda, aquí estoy yo - me encogí de hombros- básicamente, el parque y el circo son bastante grandes, así que... << Puedes estar contenta - asentí con la cabeza. Comentó algo de las gramíneas. - Pues podrías darme unas pocas, para hacer una poción y así eliminarlas de raíz. Podría preparar algo sencillo. Supongo que te pondrás en contra de eso, pero teniendo algo mágico sin falta de usar las manos, creo que es lo mejor - esperaba que al menos me diese una oportunidad con eso y así demostrarle que, verdaderamente era una buena profesora de pociones y que sabía lo que hacía.
  2. - ¿Ah sí? - pregunté curiosa al saber de su sobrina... La verdad es que no había caído en su información dada: - Pues sí cariño, tienes razón, también es mi sobrina pero date cuenta que aún no estamos casados - le dije guiñándole un ojo descaradamente. - Qué raro... Lo que no sé es dónde estaba yo, cuando fui a la boda de tu madre y no me hubiese enterado de eso - me encogí de hombros... - ¿Vigilarme? ¿Acaso temes algo? - Inquirí, curiosa. Aunque creía saber por dónde iban los tiros (?). El peligro de que una traición se hubiese cernido sobre el Consejo.... La verdad es que era una preocupación evidente. - Va, soy vampira cielo. Dudo que intenten atacarme y si lo hacen, créeme que lo pagarán con creces. Aunque, gracias por tu protección - y le di un beso dulce en los labios. Estaba dando un sorbo de mi copa cuandos su última pregunta, hizo que escupiese todo el contenido, tosiendo. Con una sonrisa en los labios y limpiándome la boca con una servilleta, comenté risueña: - ¿Me está proponiendo algo indecente, señor Blackner? - no sabía porqué, pero estaba segura que eso haría que se enrojeciese. Reí por lo bajo. - Bueno, si de aquí a unos meses no pasa absolutamente, tu madre quedará tranquila - y ésta vez, no pude evitar reírme con ganas. - ¿Te imaginas? Blackner Rambaldi, suena bien - y para terminar le di un beso largo.
  3. - La verdad es que Reena es una buena opción para ser profesora de esa asignatura - sonreí- me consta que es buena en ese campo si además es sacerdotisa, mejor que ella para comprenderlo todo, como tú, Sagitas - ¿alababa a mi suegra? Bueno, no teníamos porque estar siempre peleándonos ¿no? A veces es mejor dejarse llevar y que tenga lo que tenga que ser. - Mejor traer abono de un conocimiento útil que ... - mordí la lengua para evitar decir << de esa basura de Estudios muggles>> con lo cuál terminó en pensamiento. Lo último que quería tener era una buena bronca. Ya había días que no nos peleábamos y a decir verdad, lo agradecía. - ¿Urticaria? - reí por lo bajo- no te quejes si luego van a la Clínica Santos Mangos a curarse -seguí riéndome... - pero además de eso les enseñaré precisamente cómo hacer las cosas sin acabar con alergias extremas... Sabía que había cabreado a Sagitas con el mote dado a Matt y no pude evitar sonreír de lado. - No te preocupes no llevaré nada. Para eso es mejor las cartas bombas - y estallé en carcajadas sin poder evitarlo. Seguro que la pelivioleta me lanzaría algún gruñido. << básicamente tendrías que hacer un seguro escolar. Para evitar precisamente eso y asegurarle a los padres si son menores de edad de que van a una clase peligrosa - seguía metiéndome con su asignatura, no podía evitarlo, tal parecía que iba en busca de bronca, pero no, sólo pensaba en divertirme un poco a su costa. << y lo de celebrar seguro que sí. Tal vez, cuando venga la llegada de algún nieto - yo seguía chinchando, pero no podía evitarlo. Aunque no me sorprendería que fuese a darle un síncope y a Matt ponerse rojo. La verdad es que estaba en mi salsa... Un poco contradictorio cuando no quería broncas. Una sonrisa burlona se formó en mi cara en cuánto escuché las palabras de Matt en mi cabeza... << más te vale que no las vea, porque entonces más que una bronca, habrá guerra >> y lancé una carcajada por lo bajo, pero seguro que Sagitas pensaba que era por otra cosa. Y mi suegra seguía a lo suyo... - No dudo que tu especialidad sea buena Sagitas. Pero los muggles son sucios. Matan a animales por placer, no les importa el dolor ajeno. Se crecen con su propio ego con el poder del dinero y no saben que nosotros -enfaticé esa última palabra - tenemos el poder para subyugarlos - es que al final, me había cabreado - son capaces de crear una catástrofe mundial sin importarles nada. No niego que haya buenos muggles, pero son escasos, los demás parece que son como un virus que hay que eliminar... Bufé porque sabía que al final la tendríamos. Me fijé en la cantidad que había en la portada de mi libro y puse la cantidad encima de la mesa. Intentaba tranquilizarme pero el genio me salía hasta por las orejas. Después de la diversión de picar a la madre de Matt vino el enfado y estaba segura de que habría bronca al final.
  4. - No es por ponerme a la defensiva Sagitas. Pero esas cosas son serias mujer - le dije con una sonrisa, para calmar los ánimos, lo último que quería era tener una pelea con ella. - ¿Ah sí? - pregunté curiosa - pues me gustaría verlos, la verdad... - mención inocente, prometido -levanté la palma de mi mano- que yo sepa, eso sólo se puede hacer cuando es humano, no vampiro - me encogí de hombros. - Descuida, lo usaré bien, es sólo para investigar qué libros quiero coger. Por mi parte, no tendrás ningún problema- prometí yo. - Pero si desconfías, puedes quedarte. No hay problema con eso - le dije con otra sonrisa. No era falsa ni nada parecido, era para que viera que no tenía nada que ocultar.
  5. - ¡Ah! Bien, excelente entonces - asentí con la cabeza- contenta... - ¿Perdona? - me quedé asombrada por lo que me había dicho... - ¿sangre? - no sabía ni como mirarla, pero luego aclaró que era una broma. - Oye, no hagas esos chistes - le dije, enfurruñándome- con decirme que tenías tú la llave, era más que suficiente - la señalé con el dedo - anda llévame, te pagaré un buen precio por el libro, pero tranquila, no voy a hacer horrocruxes con mi alma - dije con una sonrisa. - Bueno, son más bien investigaciones privadas y también quiero ver las pociones que se pueden hacer - me encogí de hombros mientras iba guiada con Sagitas hasta esa zona de la librería.
  6. Di un bote pequeño cuando escuché a Sagitas. Estaba tan distraída que no la había escuchado acercarse. - Pues verás - no sabía porqué, pero me puse nerviosa aunque, menuda tontería sabía que podía hablar con ella de todo aunque lo que no sabía era cómo se tomaría lo que iba a decirle. - Andaba buscando un libro de Artes Oscuras, lo que no sé es si están por ésta zona - me encogí- pero supongo que esos libros especiales están guardados en la Sección Prohibida ¿no? -pregunté yo. - No me importa pagar un poco más por ellos. Ya sabes que me gusta bastante y fui profesora de esa asignatura - le dije con una sonrisa, esperando al menos, que no me regañase por comprar un libro de esa temática.
  7. - Hum - asentí con la cabeza cuando me dio las gracias por lo de endurecimiento- para éstos casos deberías de practicar el hechizo, tía - le sugerí yo. La verdad era que lo había usado más veces de lo previsto. Una de ellas había sido en el viejo parque de las Lamentaciones que, ahora había sido añadido hacia los terrenos del Circo. La pregunta de Ithilion me pilló completamente desprevenida. ¿Cómo explicarle a un futuro mago lo que era eso? Puse un dedo en mi mentón y fruncí el rostro. Al cabo de unos minutos... - Verás Ithilion la Biblia Muggle es un libro de fantasía no recomendado para jóvenes como tú - dije con una sonrisa acariciando su cabellera- por ejemplo, como cuando tu madre te ¿cuenta cuentos sin pies ni cabeza? pues es una cosa igual, pero salvo en un libro - me reí por lo bajo, seguro que me ganaría una buena colleja por sugerir que Sagitas era una "mala contadora de cuentos". Y al parecer, estábamos atrapados dentro del negocio sin poder salir... - Una pena, pero tendremos que usar la aparición conjunta. Tú al ser la dueña o Matt por si necesitamos recoger cosas, o incluso con algún elfo que pueda hacerlo sin problemas de despartición, ya que, su magia es diferente a la nuestra - me encogí de hombros. << Me parece perfecto Sagitas - aprobé con la cabeza lo de dormir... - pero yo me puedo quedar aquí haciendo guardia. Los vampiros no es que dormamos mucho - lancé una risilla por lo bajo. -¿Eh? - pregunté en dirección a Matt- ¿Qué demonios vas a tener? - Lo miré sorprendida... - dudo mucho que tu madre lo apruebe pero, será mejor que te saques la camisa. Sólo espero que no sea lo que pienso que es - dije, mordiendo el labio inferior, básicamente por ver otras cosa más que por la herida en sí (xD) - Eso sí si necesitas que te cure, habrá que llamar a Harpo para que me traiga cosas de la clínica - sugerí yo ahora, con tono profesional.
  8. Había salido de la mansión Rambaldi para ir dar un paseo por el callejón diagón... Quería saber cómo iban las cosas en el hipogrifo Asustado. La verdad, era un negocio en el que apenas había ido alguna que otra vez de visita. Sólo había cuidado a creía recordar al hijo de Cye, y se me habían congelado las manos gracias a su poder de controlar el agua... Me había puesto un chandal básico de color negro, con pantalón y la chaqueta además de las zapatillas de deporte. Llevaba la varita y el monedero de piel de moke en los bolsillos. El pelo atado en una cola de caballo alta. Hice la aparición a unos cuatro metros de la entrada principal. No sabía porqué pero... Me daba la sensación de que ese sitio necesitaba ser vigilado, o al menos, intuía que había algo fuera de lo común. Decidí investigar un poco. Fui caminando lentamente, aspirando los aromas de las flores del jardín. Llegué a la puerta principal y toqué tres veces esperando a que alguien me abriese la puerta.
  9. - ¡Deja de protestar maldita sea! - dije yo, soltando todo mi genio en la frase... La verdad es que me moolestaba bastante. - De verdad, encima que te ayudo a quitar esas malas hierbas... la próxima vez, llamas a todos tus elfos para que te ayuden ¡hombre! - seguía protestando... Me fastidiaba bastante que, mientras mi cuñada y su amigo estaban haciendo una especie de duelo con espadas, mi suegra me estuviese echando la soga al cuello por una piedrecita simple... Intenté calmarme y respiré hondo. - Pues bien como te dije, apenas tengo conocimientos básicos de herbología, sólo conozco las plantas que uso en mis pociones, así que, me tendrás que decir qué malas hierbas tenemos que arrancar, pero al menos, intentar proteger las que son propias de éste parque - aún seguía rechinando los dientes... Pero no podía evitarlo, a veces me sacaba de quicio.
  10. Nos sentamos cómodamente y vi que el hielo que tenía apenas quedaba rastro, pedí al camarero que me sirviese un poco más. Éste diligente, me echó una buena cantidad y en cuánto se hubo retirado me serví más bebida. Mientras tanto escuchaba atentamente lo que me decía Matt y al mismo tiempo daba un sorbo grande de whisky de fuego. El sabor era lo que más me gustaba de ese licor era sin lugar a dudas mi favorito. - ¿Ah sí? ¿Tú sobrina? - Inquirí con curiosidad para luego saber que era de Sunar- vaya, no tenía ni la menor idea - me encogí de hombros. - Bueno quizá estaba viajando y eso siempre acaba pasando factura, eso te lo puedo asegurar - le dije con una sonrisa- yo sobrinos no tengo... Dudo mucho que mi hermana Annabelle esté dispuesta a procrear -dije con una sonrisa- puedo asegurarte que estar con un hombre no es que esté dentro de sus planes - hice un mohín de disgusto, pero cómo no quería indagar más en el asunto... - Tranquilo, te iría a buscar- dije con una sonrisa. Preguntó por cómo iban las cosas... - ¿En casa? ¿Cuál de las dos? - reí por lo bajo - pues, si preguntas por la Rambaldi, está todo tranquilo sin novedad y eso sí que es raro... Después de los últimos ataques del año pasado, de momento nadie ha aparecido por ahí. Seguramente las protecciones que hemos implantado las matriarcas estén haciendo su efecto - me encogí de hombros- y si preguntas por la Vladimir, creo que está todo bien... Di un sorbo de mi copa y esperé atentamente a que respondiese mientras parecía que el bar, con el paso del tiempo, se iba vaciando.
  11. No pude evitarlo y al escuchar la voz de Matt di un pequeño bote en mi asiento... - ¡Anda! Me has asustado, cariño - le dije con una sonrisa y le di un beso. Me quedé esperando cómo me explicaba el hecho de tardar... -¿Lilian, quién es? - Pregunté con curiosidad y antes de nada... - no, no siento celos sólo quería indagar quién es - le dije con una sonrisa mientras bebía de mi copa. - ¿Vamos a sentarnos a una mesa? - le indiqué con la cabeza y me levanté del taburete para dirigirnos al fondo del bar (¿?) en dónde estábamos del hotel. - No, para nada - negué con la cabeza mientras llevaba mi copa - acabo de llegar hace unos quince minutos, pensé que estarías por aquí, avisé al camarero para que te llamara - le dije con otra sonrisa.
  12. Empecé a rebuscar con la mirada pero la verdad... ¿Cómo buscar algo si no sabía cuál era los hierbajos a sacar? Miré a mi alrededor y había un montón de plantas. Algunas las conocía por el simple hecho de que las usaba en mis pociones. Como por ejemplo, hiedras y otras plantas... A lo lejos me pareció divisar un reflejo... ¿Sería la fantasma que me había dicho Sagitas? Bien pudiese ser... Solamente había hablado con uno y era mi propio tío Jack, marido de Sagitas, pero de los extraños como ese... Nunca. Bien podía seguirlo pero sabía que luego la pelivioleta quizá me echase en cara que, no le ayudase a quitar las malas hierbas... Di un puntapié a una piedrecita y ésta rodó un par de metros mientras mi suegra (?) se decía a hablar con la "extraña pareja" con la que nos habíamos encontrado en el parque.
  13. En cuánto mi pareja puso los libros encima del mostrador enseguida lo cogí con las manos. Tenía una bonita cubierta y por arte de magia el caldero que tenía dibujado, parecía que cobraba vida. Se me iluminó la cara, contenta. - ¡Es precioso! - exclamé, contenta. Pero seguro que me costaba un riñón... Bueno esperaba que no, aún así, tampoco es que me importase mucho. Ojeé las hojas mientras Matt hablaba... - La verdad, en mis clases no hay ni exámenes ni deberes - comenté con una sonrisa- sólo una serie de pruebas, con instrucciones. Si las superas tiene el conocimiento - me encogí de hombros - es más fácil así. Los alumnos aprenden y yo también puedo aprender de ellos... - ¿En una clase con Sagitas? - sonreí - bueno su principal materia es Estudios Muggles. Así que, hay que arreglárselas sin magia... Un poco tonto, pero bueno - moví mi cabeza, negando. - Ya me dirás lo que te debo cariño - le dije con una sonrisa, sabiendo que así, picaría a su madre.
  14. En un momento dado parecía que todos nos hubiésemos callado. Escuché decir a Matt que parecía que esa cosa quería cogerlo. Palidecí por un segundo... - Matt, hay que tener muchísimo cuidado - comenté casi en un susurro. Había pasado por tantas cosas que esa me parecía fuera de lugar. No entendía cómo una niebla cómo esa pudiese hacer tanto daño. - Parece que estoy en un dejà vú. Creo que la primera vez que viví ésto fue por Halloween ¿no? - pregunté, intentando recordar. - Y casi siempre cuando estamos todos reunidos. ¿Será que detecta la magia? - moví la cabeza intentando disipar las malas sensaciones que me producía ese fenómeno meteorológico que por supuesto, no era natural. Me fijé en que el pequeño, Ithilion, se divertía con Fenrir ajeno a las preocupaciones que los mayores poseíamos sobre lo que estaba pasando fuera. - Si es magia oscura se puede deshacer. Pero hay que saber... Los antecedentes - comenté preocupada. Bien podía ir por la red flú a la mansión Rambaldi a buscar mis libros. Porque salir por la puerta estaba más que descartada en esos momentos. - Si tenéis la red flú puedo ir a la mansión o llamar a Galadriel o a Harpo para que me lleven allá - negué con la cabeza. Espantando las malas vibraciones que sentía. Parecía que, de momento, la magia que había hecho para endurecer las paredes aún resistía. Aunque el tiempo, no tenía ni idea, sólo esperaba que esa dichosa niebla, pasara pronto.
  15. No me había dado tiempo a siquiera a responder o decir el motivo por el que había ido a la librería cuando mi cuñada había hablado. Al parecer estaba con un joven que a decir verdad, no conocía de nada. Pero las presentaciones no tardaron en salir. Al parecer era un amigo y yo me encogí de hombros. - Es un placer Shôji - saludé con la cabeza mientras se disponían a hablar con la pelivioleta. Escuché su comentario sobre Matt. - Pues la verdad es que no venía a buscarlo, tampoco pretendo ser una novia acosadora que va a buscarlo por todos lados - terminé de decir, gruñendo por lo bajo. Pero como había más gente que atender... - Bueno, entonces si os molesta yo voy a ir a buscar por las estanterías - y los dejé que hablasen mientras yo fui a rebuscar por la zona de la biblioteca, buscando algún libro de Artes Oscuras, aunque los que me interesaban estaban en la zona prohibida, tendría que buscar una ocasión para tratarlo con Sagitas.
  16. Sabía que, cuando Sagitas lanzaba sus piques era para enfadarme. Y la verdad es que la mayoría de las veces conseguía hacerlo. Me había indignado bastante el hecho de que sugiriese que usara mis potingues para dañar a sus queridos animales. Arqueé una ceja, un poco enfadada... Debía de obviarlo pero a veces no podía, como en esa ocasión. - Sabes de sobra que yo no puedo morir Sagitas - dije yo, toda enfurruñada. - Está bien - asentí con la cabeza- pero me tendrás que indicar qué plantas son. Date cuenta que no tengo el conocimiento de herbología así que, mis conocimientos son básicos - me encogí de hombros. Corrí detrás de Sagitas, parecía a punto de darle un ataque de nervios. Decía algo de duelos, pero no se veían los flashes de los hechizos, más bien parecían armas vulgares. Invocó el hechizo para detectar humanos... En cuánto llegamos mi cuñada estaba practicando con sus armas con alguien a quién desconocía. No tenía ni la menor idea de quién era... - Va, Sagitas, déjalos, si están entrenando no debería de haber mayor problema - dije yo, con un deje de cansancio. Siempre preocupándose por vanalidades, pensé para mí. Y escuché las palabras de mi cuñada... Pero bueno, como siempre mi tía preocupándose de más.
  17. Parecía que el único lugar seguro era estando en Londres desde lo sucedido en Italia, pero la verdad es que debía de resolver algunos asuntos en España. Más concretamente en mi tierra natal. Ciertamente ya lo había hecho hacía tiempo atrás, pero quería asegurarme de que todo estuviese en orden. Lo que tenía más "miedo" por decirlo de alguna forma es que mis enemigos volviesen a la carga y que hiciesen lo que no habían podido en Italia. Pero estaba preparada, llevaba mis armas favoritas para hacerles frente. Simplemente esperaba que, Sagitas, no se inmiscuyese en esos asuntos. Me había puesto una ropa bastante informal. Pantalones vaqueros, botas de piel de dragón una camiseta de tiras y una chaqueta de cuero. En mis bolsillos las pertenencias que siempre llevaba conmigo, además de los galeones. Me aparecí a unos tres metros delante del local... Y la verdad no estaba muy decidida a entrar, parecía que dentro del negocio había ya, bastante gente y quería sobre todo, discrección aunque, sabía que, con mi tía eso era casi imposible.
  18. Ivanova Selenska Había pasado ya muchísimo tiempo desde la última intentona de asesinato dentro de la guardería, pero en ésta ocasión no debía doblegarse ante sus sentimientos y actuar sin presteza. Al menos matar a un niño para darle como aviso de que ella pasaría por ahí. Sabía que debía de mantener la calma. La bruja había pasado muchísimos años antes de volver al lugar en dónde su pequeño niño había muerto... Tendría que preparar mejor el ataque. Quizá asalto y muerte era lo mejor, como actuaban los famosos mortífagos. Con su varita de álamo temblón de madera fina, con pelo de thestral esperaba que le diese la fuerza necesaria para volver a actuar. Ya que, la última vez no había podido. Estaba a varias callejuelas de la guardería, y en un callejón oscuro, esperó para trazar un plan mejor que el de la otra vez.
  19. Extraje una pitillera de plata del bolsillo y saqué un cigarrillo. Lo encendí con la varita mientras saboreaba con gusto la copa que había pedido. El lugar estaba tranquilo. Algunas parejas estaban cenando y otras bebiendo algo, descansando del largo día en el Parque Acuático. Por puro aburrimiento tomé el periódico El Profeta Vespertino y empecé a ojearlo. La verdad es que no tenía nada de interesante, sólo por hacer algo... La verdad es que estaba inquieta por la tardanza de Matt, seguramente se había encontrado con alguien conocido y por eso tardaba. - ¿Necesita algo, señorita? - me preguntó el camarero. Negué con la cabeza y puse una de mis mejores sonrisas, pero después... - Bueno sí, saber dónde está Matt. ¿Podrías ir a buscarlo y decir que su novia está aquí? - pregunté. Parecía que, mi cara de preocupación se había mostrado en mi cara. El mesero asintió con la cabeza y desapareció de la barra.
  20. Había llegado como siempre tarde. La verdad era que, la puntualidad no era mi fuerte desde luego. Debería de comparme un reloj mágico pero ya lo haría otro día. En ésta ocasión me había vestido elegantemente, con un traje chaqueta y botas finas de aguja, llevaba la varita en el bolsillo trasero y en otro el monedero de piel de moke. Me había aparecido a unos tres metros de la entrada principal y fui andando tranquilamente llegué hasta el bar del local y pedí un whisky de fuego mientras esperaba. Cuando paseaba veía como los críos iban saliendo de las piscinas y los padres recogiendo las cosas, eso me dio una sensación de familiaridad que nunca había sentido antes.
  21. Sagitas bajó corriendo del desván. Era lógico, esa maldita niebla hacía que todos nos pusiésemos nerviososo. - Yo, podía haber traído algo más no sé. Alguna protección especial - comenté un poco triste- pero claro, ésta niebla es difícil de predecir. Abracé también a Matt a pesar de que, seguramente recibiría miradas recriminatorias de Sagitas. No sé cómo me fijé en su omóplato que parecía que tenía un fuerte hematoma (moratón). - ¿Qué te ha pasado? - pregunté alzando las cejas. - Mira que eres cabezón - dije bajito riéndome, pero claro, tenía que ir a buscar a Ithilion. - Hay que curarte esa cosa, no vaya a ser que... - pero me quedé parada- mejor que lo haga tu madre - y sin poder evitarlo, estallé a carcajadas. - Si tienes el botiquín Sagitas, eso se hará en minutos además de darle una poción energizante. Me quedé callada, la niebla parecía rodear Mega Ayudas. Las ventanas retemblaban como esa cosa quisiese entrar. - Parece que detecta la magia - saqué la varita del bolsillo del chándal que llevaba puesto y con un movimiento de mi varita endurecí todas las partes frágiles del lugar en el que estábamos. - Alguien debe ir arriba y hacer el mismo encantamiento. No vaya a ser que luego tengamos problemas - sugerí yo. - Recuerdo que hice ésto mismo también en la Taberna de la Tía - me encogí de hombros - sólo espero que no pase más nada y que pase de largo. No sé porqué pero ésto me recuerda a las 7 plagas de la Biblia muggle - moví la cabeza para desechar ese pensamiento aunque lo hubiese dicho en voz alta.
  22. De un momento a otro las cosas parecían complicarse. No entendía nada. Pero Sagitas se había largado al piso superior para seguir leyendo el libro del fantasma. Me revolvía inquieta, la verdad es que a veces me pasaba con ciertos comentarios pero es que... ¡ya estaba cansada! Aunque yo muchas veces era cierto que la provocaba... pero también era cierto que, también me gustaba picarla... - ¿Cerrar? - pregunté confusa. Había visto como Sagitas había entrado de nuevo y nos había mandado cerrar puertas y ventanas. La verdad es que mi pregunta era tonta. - La verdad es que no tengo ni idea -respondí a la prima Xell. Me levanté y me dirigí hacia a una de las ventanas. Parecía que de repente había mucha niebla... - Qué raro - susurré. Escuchábamos a Sagitas desde el piso de arriba, decía algo de astrológico... No lo sabía pero recordaba lo sucedido en la Taberna, lo recordaba bastante bien y no me había gustado en absoluto. - Está bien - asentí con la cabeza al oír la sugerencia de Matt. Sí, la última vez había funcionado bastante bien y no había entrado esa niebla... No había sopesado las palabras de Xell... - ¡Matt! - grité yo- ¡ten cuidado cariño, recoge al crío y a Fenrir y vente pronto! - le pedí yo. Abría la puerta urgentemente al pedido de mi pareja. El lobo traía al chico, trotando y parecía ¿feliz? Bueno, nunca había sabido cómo interpretar sus gestos. Tiré del brazo de Matt hacia adentro y bloqueé la puerta... Vi un salero cerca y lo esparcí por debajo. - Bueno ahora sólo esperar y que se largue de una maldita vez - gruñí yo, por lo bajo. - ¿Estás bien? - pregunté... Porque la verdad esa niebla no me daba mucha confianza, mejor dicho, ninguna.
  23. - ¡Claro que sí! - protesté yo, con una media sonrisa al ver cómo nos avisaba de si podíamos estarnos calladitas sin armar follón. La verdad es que a veces me daba pena... - Cariño - enfaticé la última palabra. No podía evitarlo, picar a Sagitas siempre me había gustado sólo esperaba que no me armase bronca- no tardes mucho anda - le había enviado una mirada picarona pero esperando que mi suegra no lo viese. Pero parecía que mi prima rubia se interesaba más porque no hubiese un incendio dentro de la tienda. Algo que agradecí. - Bueno hay algunos docentes que prefieren enseñar lo básico. A mí me gusta ir más allá. Que mis alumnos experimenten y si pueder ser en una situación real, mejor que mejor - le sonreí a mi prima. - Y además me gusta mucho el eso de experimentar en casa - me encogí de hombros- si en El Profeta veis en algún momento que hubo una explosión en el pueblo, ya sabéis de dónde proviene - sin poder evitarlo, estallé a carcajadas. Pero Matt no había tardado demasiado y ya había traído los libros. Me fijé en el mío, por la cubierta parecía de lo más interesante... - Ya tengo ganas de verlo Matt - le sonreí de oreja a oreja. Eso era una de las cosas que me hacían más ilusión, la verdad. Investigar a fondo sobre todo tipo de magia y si era en pociones, mejor.
  24. - jejeje eso sí que no puedo hacerlo - le dije a Matt siguiendo su broma- pero estaría bien ¿no te parece? - le dije con una cara risueña. - Cuando son pociones un tanto peligrosas uso los guantes de piel de dragón. Tampoco soy tan boba - y solté una pequeña carcajada. - Hum, creo que sí, no lo sé - me encogí de hombros, la verdad es que últimamente era bastante olvidadiza. Tendría que tomarme alguna poción de ese estilo para recordar más las cosas. Pero suponía que hablaba con Xell, ya que, con Sagitas acababa de llegar por supuesto buscando bronca. Apreté los labios intentando no liarla dentro del negocio. Negué con la cabeza con un gesto automático. Sagitas se disculpó pero claro yo seguía sin decir palabra. Pero Xell como buena persona que era enseguida se puso a defendernos. Le sonreí agradecida. Aunque no pude evitar soltar una risilla nerviosa cuando mencionó lo de los nietos. - Siempre gruñendo - negué con la cabeza al protestar un poco por ver que Matt apenas le hacía caso sobre los libros que había ido allí a buscar. La verdad es que yo, mucho caso no es que le hiciera. - Pues espero que el Ministerio no haga tantas reformas o al menos que se estén quietecitos - susurré un poco enfadada. Por lo menos parecía que las cosas no iban a cambiar y eso al menos me calmaba, en parte. - Necesito un libro de pociones - dije, al recordar que también había ido allí a por eso - sobre las nuevos brebajes que salieron hace poco y me gustaría investigarlos un poco antes de introducirlos en clase - me encogí de hombros.
  25. -¿Eh? - escuché la voz de alguien, pero no tardé en identificarla con tía Sagitas. - ¡No! - exclamé ofendida- jamás haría daño a éstos animales, deberías conocerme. Yo me alimento de otras hum, cosas - susurré por lo bajo... Tampoco era buena idea que le dijese que me alimentaba de los animales del bosque, pero claro, también me alimentaba de sangre clonada que conseguía gracias a mis "contactos". Aunque como la sangre humana, eso seguro, no tenía comparación. Me había quedado abstraída mirando a uno de los animalitos y volví a decir... - ¿Eh? Pues la verdad es que no, no he coincidido con ella. Aunque a decir verdad, no es la primera vez que veo cierto destello plateado cada vez que vengo al Parque. Caminé en silencio a su lado y enseguida detectamos a Xell. Parecía que había ido al parque, como yo, a disfrutar de la naturaleza. Desde luego mi tía siempre tenía unas ideas raras en la cabeza. Negué sin dejar de sonreír. - ¡Tío Ishaya! -saludé con alegría al verlo. La verdad es que si no fuese porque dirigía un periódico... Me daban ganas de matarlo, bueno. No a él, si no a sus reporteros. Que sacaban cada cosa que la verdad, dejaba mucho que desear. - Vaya, parece que todos venimos a pasear - y solté una sonrisilla por lo bajo. - Eso, tú dale ideas para publicar en el periódico tía Sagitas - le dije por lo bajo y sin poder evitarlo, estallé en carcajadas. Sabía que Ishaya no haría nada que perjudicase a la pelivioleta, es que además era de la familia. - ¡No mujer! - dije yo, siguiendo riendo abiertamente - además, dudo mucho que se hubiese enterado tan rápido... si ha dicho que venía a despejarse, será verdad... A veces deberías de darle un voto de confianza tita... - Pero a veces se pasa tío Ishaya - ahora mi cara parecía un poema ante lo que decía- está bien proteger a la familia, pero nunca en excesos - comenté encogiéndome de hombros. - A la reserva no Xell, eso es del ministerio, si los animales están alérgicos puedo preparar brebajes mágicos para ellos - me ofrecí- si quieres Sagitas - dije ahora con una sonrisa. - Si me dices qué plantas son Sagitas, yo puedo ofrecerme a limpiarte una parte del parque, eso sí, no puedo ofrecer milagros - reí por lo bajo.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.