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Hecate Engosvezhof

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Todo lo publicado por Hecate Engosvezhof

  1. http://i.imgur.com/yc6FRQ3.png Al menos el resto de subordinadas que había por ahí en el negocio me habían obedecido. Sagitas, por supuesto, no. Para llevarme la contraria, como siempre xD Pero claro... algo tenía de aventurera que... - ¡Sagitaaaaaaaaaas! -grité despavorida al verla lanzarse por el maldito agujero... - Yo la mato, ¡la mato! - volví a gritar yo, la verdad, era lo que menos me esperaba... Y encima, ¡el hijo detrás! - ¡Os mato! ¡Definitivamente, estáis como cabras! ¿y luego decís que yo estoy para ir al psiquiátrico? - pregunté colérica... - ¡Por todos los demonios desdentados del infierno! - por supuesto, protesté gritando, no podía evitarlo, ¿vendrían las demás chicas de accidentes? Hasta me lo temía y más cuando tenían "órdenes" de cuidar a los niños... Hice un giro de mi varita para invocar una especie de red, al menos, que no se rompieran la crisma (la cabeza, para entendernos xD) y no tener que ir a Santos Mangos por urgencias... - Si es que, me obligarán a ir, lo estoy viendo - negaba con la cabeza, mientras los veía cayendo cómo si fuese a cámara lenta...
  2. - ¿El escudo? - alcé una ceja, divertida - cosas de mi padre... Aires de grandeza, te recuerdo que era un Black - reí por lo bajo - a mí no es que me haga mucha gracia, pero bueno - me encogí de hombros. - Bueno, más que listo, supongo que quería proteger los libros para que los del ministerio no le eharan el guante, por poseer tomos de magia negra... - refunfuñé- también era un poco Malfoy en ese sentido, la verdad... Dejé a Matt que fuese arreglando la cristalera mientras yo me dirigí hasta la cocina que estaba en la puerta izquierda que daba directa al salón... La verdad es que tampoco tenía mejor aspecto que la sala de estar y suponía que las habitaciones, no debían de tener mejor vista. Todo estaba destrozado, ahí necesitaríamos pasar horas para cocinar algo decente. Decidí mejor llamar a Galadriel y que me echara una mano. Con uno sonoro crack, la elfina se apareció ante mi con una inclinación de mi cabeza. - Diga ama, ¿Qué necesita? - me preguntó con su vocecita aguda- llama al resto de los elfos y que acondicionen tanto la cocina como el resto de habitaciones. No son muy grandes y tampoco son tan grandes como las del castillo así que, supongo que, para la hora de cenar, podréis preparar algo ¿no? - inquirí mirándola directamente a los ojos. Ésta asintió con la cabeza. - Bien, entonces me voy a los pisos superiores - le indiqué- ah y mi prometido está en el salón arreglando la cristalera, ve de vez en cuando a mirar si necesita algo, ¿entendido? - otra inclinación de su cabeza para entender las órdenes que le había dado. La dejé haciendo sus quehaceres y yo me dirigí hasta el salón. - Matt - le llamé- mira, voy a los pisos superiores, ya llamé a Galadriel y ella sabe que si necesitas algo, se lo hagas saber - le dije, mientras le daba un beso en la mejilla. Si veo cualquier cosa peligrosa, grito, ¿te parece bien? - pregunté, riéndome. Aunque esperaba no encontrarme nada raro. Sinceramente.
  3. http://i.imgur.com/yc6FRQ3.png - A trabajar, a trabajar - refunfuñé- ¿y si se caen, qué, eh? ¡Qué pasa si se mueren! - estallé ahora. - ¡Mía! ¡Estate quieta! - le dije intentando que no se acercara más al dichoso agujero. - Quién se caiga dentro, yo no voy a buscaros, ¿entedido? - avisé a la gente que estaba a mi alrededor - lo último que quiero es que haya bichos peligrosos ahí abajo. No sabemos qué es lo que puede tener ahí esa cosa... Desconfiaba de Sagitas la verdad, era capaz de guardar cualquier cosa ahí abajo, no me fiaba un pelo. - ¡Basta! ¡Nadie entrará ahí dentro sin ver primero lo que hay ¿entendido? - y ahora me dirigí a Matt. - ¿No se supone que debemos enseñarles medidas de seguridad? aunque seamos magos, debemos tener cuidado - le dije yo, en un tono bastante enfadado... - ¡Apartaos todo el mundo! - dije yo, haciendo aspavientos con la mano y apartádoloso. Con un movimiento de mi varita y poniéndome de rodillas grité. - ¡Lumus máxima! -apuntando hacia el agujero negro y profundo, esperaba que nos rebelara algo más que densa oscuridad. El hechizo potente iluminó todo por unos segundos antes de desaparecer. Y según parecía había algo más... - ¡Vaya! - exclamé sorprendida - ¿Lo habéis visto? Parece cómo si hubiese una bifurcación o algo, cómo una especie de cueva, no sé - me encogí de hombros.
  4. illoooo! que se me olvida el seguir los roles leñe! cuando sea así, arrobéame porque se me va la pinza jajajaja on: - Una rama común - repetí yo, pensativa. Bebí un sorbo del cava... - Oye, ¿salimos de aquí? No por mí, sino por ti. Lo digo, porque luego parecerás una uva pasa - reí por lo bajo... Era cierto que estaba agusto en esas aguas que borboteaban gracias a la magia pero también me preocupaba que no le saliera nada raro por estar tanto tiempo ahí metido. - Anda, pues espero que no tarden demasiado... ¿cuánto llevamos siendo pareja? Porque ni siquiera nos hemos comprometido todavía - refunfuñé por lo bajo- además tenía pensado hacer la pedida de matrimonio en la Rambaldi, ya me puse de acuerdo con la otra matriarca, eso si, por supuesto Sagitas no se opone - comenté con un gesto oscuro. Sabía que la bruja sería capaz de eso y mucho más. - Hay que hacer un montón de cosas y la verdad de sólo pensarlo me estreso - fruncí el ceño, pensativa - y mira, sino aceptan al consejo, por mí mejor... Aunque sea quién lleva el tema del reino y todas esas chorradas a mí tampoco me hace gracia - comenté un poco con enojo- me da la sensación de que ellos han raptado a mi padre para meterlo dentro a propósito... - Pero, supongo que se nos permitirá llevar la varita, ¿no? - pregunté al ver que no podíamos llevar armas - aunque su magia sea poderosa y todo lo demás siempre puede existir el peligro de intento de asalto y que no sea tan poderosa como ellos creen - comenté mi preocupación - es verdad que yo dije que no usaría magia oscura, pero si es necesario para añadir más protección no tendría ningún problema en usarla - me encogí de hombros. - Y ¿qué métodos usan ellos de comunicación? - inquirí yo, interesada en todo ese mundo que me era completamente desconocido, tanto o más que los guerreros Uzza en dónde nos impartían a magos y brujas londinenses sus enseñanzas, gracias al Ministerio de Magia. - Tendrás que explicarme muchas cosas Matt - le dije, puse el vaso de la bebida en uno de los bordes, me acerqué a él y le di un pico.
  5. - En eso tienes razón - le dije con otra sonrisa y riéndome por lo bajo - al menos podemos acomodarnos dentro... oye, ¿al final montamos la tienda de campaña arriba? No recuerdo -negué con la cabeza, frunciendo el ceño y poniendo un gesto de enfado... - Siempre me pasa lo mismo - farfullé por lo bajo. Seguí caminando mientras iba haciendo un camino con la varita. Al final, tal y cómo recordaba... - ¡Matt, aquí! - le dije con una sonrisa y levantando un brazo para que me viera - mira, aquí está - giré alrededor de ella para ir limpiando, un par de fregotegos y parecía reluciente- mira aquí está la fuente - era de mármol pero desgastada por el paso del tiempo. Una estatua romana con la figura de Hera- mi padre - se encogió de hombros - me contó que había sido cosa suya... La grandeza de los Black - farfullé un poco fastidiada... Volví sobre mis pasos y me quedé con la pregunta que ni siquiera le había respondido... - Hasta los veinticinco, aproximadamente - me encogí de hombros - hubo un ataque y creo que ya sabes la historia, ¿no? - levanté las cejas. No sabía si se lo había dicho o no, pero si no lo hubiese hecho ese sería un buen momento. - Venga, vamos hasta adentro - le indiqué con la varita que me siguiera, por supuesto la puerta estaba hecha una pena, susurré un reparo y ésta inmediatamente se arregló. Le indiqué con la vista que se fijara en el escudo familiar... - Mira, ¿ves? Hasta aquí llega el poderío Black - reí por lo bajo, al ver cómo en el emblema de mi familia poseía los dos perros y varias estrellas pero con alguna combinación diferente. Tenía una corona en la parte superior - no sé qué se creía mi padre, a pesar de todo... - negué con la cabeza- aunque yo descienda de una familia aristocrática no me considero parte de ella - me encogí de hombros. - Creo que es la corona de un conde o algo así, la verdad, no sé mucho de esas cosas - accioné el pomo de la puerta que, a pesar de estar arreglada se escuchó un chasquido, cómo si la madera fuese a romperse... Entramos al interior y todo estaba oscuro, a pesar de la luz del exterior. Había un pequeño recibidor con un espejo completamente roto, seguimos caminando y susurré un lumus ya que parecía que la oscuridad se volvía más densa. Seguí de nuevo hacia la derecha y llegamos hasta el salón. Una gran chimenea presidía la sala, a su alrededor había dos cómodos sofás que estaban cubiertos con sendas sábanas llenas por supuesto de polvo. La gran cristalera que daba al jardín y en dónde se veía la fuente estaba completamente rota, la hojarasca había campado a su alrededor y había bastantes hierbajos que había que sacar pero nos encargaríamos más tarde. Unos leños podridos estaban cómo llamándonos para que fuesen ardidos.. Me acerqué a ellos y con un incendio hice que ardieran cómo si estuviesen horas haciéndolo. Al menos daban un poco de luz artiicial, el aroma a leña quemada impregnó nuestras fosas nasales. - Cariño - llamé a Matt - ¿te gustaría reparar la cristalera? - Le pedí yo- quizá es mejor que vaya a la cocina. Pero si quieres, puedo enseñarte el resto de las habitaciones - comenté con una sonrisa- ya sabes que para mí es un placer enseñarte la casa en dónde me he criado. Lo que sí me gustaría saber es si la biblioteca aún conserva sus libros o si fueron robados. La verdad es que mi padre en éste aspecto era bastante precavido. Solía usar la magia para que nadie que no fuese de la familia los robase - reí por lo bajo.
  6. http://i.imgur.com/yc6FRQ3.png Jefa Accidentosa. - sísísí - moví la mano derecha con fastidio... - entonces dótenos de su alta sabiduría para ver cómo arreglamos esa cosa... Boorde, sí, desde luego pero en temas de arreglos me desquiciaba bastante en que no nos pusiéramos enseguida con el trabajo. - ¿Listín de tareas? Ésto no es un menú de comidas, ¡Amya! - exclamé un poco harta. Me fijé en cómo sacaba una vuelapluma y empezaba a escribir. Negué con la cabeza... - Los informes es mejor dejarlos para más tarde tía - protesté. - Ya era hora - susurré con fastidio nuevamente al ver cómo la Directora empezaba a dar las órdenes precisas... Tendríamos que averigüar de dónde había salido ese dichoso agujero y todo lo demás... - excelente - dije a una de las chicas que había llegado primero (creo, jiji) y se había dispuesto a echar una mano gracias a su conocimiento de Primeros Auxilios << en cuánto tenga oportunidad, tendré que estudiar eso>> pensé para mí, porque a pesar de que llevaba bastante tiempo en la clínica Santos Mangos, por decirlo de alguna forma, no tenía título "oficial" para sanar. - ¡Qué raro! - vovlí a gruñir de nuevo en cuánto escuché las objeciones de Sagitas. La verdad es que parecía estar enfadada. - ¡Parece mentira que seas una bruja Sagitas! - le reñí yo y sobre todo no pude evitar reírme al ver cómo Ithilion lideraba el hecho de ir a investigar el agujero - ¿Acaso no sabes usar la varita? - comenté, negando con la cabeza mientras veía a Mía ayudar a mi tía. - ¡Estás como una cabra! - volví a protestar de nuevo - vamos a ver, ¿riñes a tu hijo y ahora pides entrar? - no podía negar que yo también sentía curiosidad... pero se suponía que debíamos de trabajar. Las cosas parecían que se ponían en movimiento de nuevo. Achiqué los ojos ante los comentarios de Little y le lancé una sonrisa burlona. Parecía que las cosas no iban a ir mejor... p.d.: heli es un poco cabr... lo sé jajajaja con Sagitas no es la primera vez que en rol, tenemos broncas xDDD
  7. Con una mano le indiqué a Matt que se levantara y terminamos de tomar el café. - Venga, vamos... No quiero que se nos haga de noche cuando subamos a la colina a descansar. Pero si mi casa está bien por dentro o no está tan mal, con unos cuántos arreglos de varita podremos echarnos allá... Esperé a que el pelirrojo recogiera sus cosas y nos fuimos caminando hasta el alto de la colina... - Estoy harta, ahora que no hay nadie - miré a ambos lados para ver si había alguien observando- venga, vamos - le tiré del brazo hasta llegar a una pared y cogiéndolo fuertemente - nos desaparecemos - dicho y hecho, usando el encantamiento de aparición, llegamos en un periquete hasta el viejo caserío. Cuando nos aparecimos estaba tal y cómo había dicho el camarero. Había maleza por todas partes, con varios toques de varita, fui limpiando para hacernos paso, la puerta estaba salida de sus goznes y había varias ventanas destrozadas. En la pared había un montón de musgo que requería limpieza absoluta. Una gran torreta sobresalía por el otro lado... - La torre del homenaje -comenté señalando con el dedo índice para que mirara- ya sabes que antiguamente los nobles hacían vasallaje a los campesinos a cambio de protección y éstos ofrecían sus manos y sus espadas para la defensa... Seguí caminando, recordando todo cómo un flasback... - A la derecha en teoría debería de estar una vieja fuente de mármol - comenté sin muchas esperanzas. Después de tres siglos se me hacía raro que encontráramos algo en pie y más si había vandalismo, tanto mágico cómo muggle. Alcé la vista por encima para ver si la encontraba, pero estaba todo lleno de maleza y malas hierbas... - Habrá que limpiar... tendré que recuperar todo ésto, pero será más tarde, ahora vamos a pasar al interior - le dije con una sonrisa. @@Matt Blackner
  8. http://i.imgur.com/yc6FRQ3.png Jefa Accidentosa. ¿Misión Ministerial? No pude evitarlo y lancé una risa malvada al ver cómo una de las chicas se había encargado precisamente de lo que había dicho. Del cuidado de los críos... Parecía que poco a poco más que una guardería, parecía una taberna de mala muerte... - Muy bien, pero creo que para arreglar ésto necesitamos algo más que quedarnos mirando... Amya había hablado ¡por fin! parecía que alguien le había hechado un encantamiento silenciador. - ¡Amya! No hace falta que nos des clases de transformaciones - chasqueé la lengua, fastidiada- esa es una de las leyes de Gamp (era, no? xD) - Además, no sé entonces cómo pretendes arreglar el agujero - seguía con el mal humor y no pude evitar refunfuñar- no vas a rellenarlo de paja o algo así - negué con la cabeza. - Chicas, si queréis aprender a moveros con nosotros creo que es más interesante otras cosas. No es solamente mover la varita y decir 'reparo' son otras cosas también, mucha burocracia - negué con la cabeza- y bueno, entonces ¿alguna idea de cómo reparar eso? -miraba ahora a Amya con una sonrisa burlona... p.d.: os pido disculpas, el sueño me afecta algo y la verdad no sé ni lo que escribo jajaja y ya veis heli es todo amor jajajaj
  9. http://i.imgur.com/yc6FRQ3.png Jefa Accidentosa. ¿Misión Ministerial? - Ya veo - no pude evitar echarle una miradita de arriba a abajo... - pues espero que sepas hacer bien tu trabajo - borde que era, no podía evitarlo. Me había salido solo y seguro que recibiría alguna buena colleja o por parte de Amya o alguna recriminación por parte de Matt. Lo que me fastidiaba era tener que enseñarle cosas y más cuándo estábamos inmersos en las reparaciones. Entramos a dónde estaban los desperfectos, no pude evitar sentir cierta desconfianza hacia esa bruja. Quizá era nueva en el pueblo y debía de ser más amable, pero lo más amable que me salían eran juramentos que pronunciaba por lo bajo, cada vez que teníamos que enseñar nuestros propios procedimientos. - ¿morder? ¿Te recuerdo la última vez que acabé con las manos congeladas? - protesté yo, mirando ahora a Matt con una sonrisa. Había recordado el incidente con uno de los niños... - Es cierto que son la siguiente generación de magia, pero maldita sea, hay que enseñarles a controlar sus poderes. Y ni siquiera había avanzado cuando otra persona más había entrado, no pude evitar notar uno de sus apelllidos... - ¿Karkarov? Espero que tengas tus ovarios bien puestos en cuánto tengas que desmemorizar, reparar, o arreglar magia indebida cuando se preste y no huyas cómo tu antepasado -parecía que ese día había tragado escorpiones (? xD) - además de dar excusas y hacer todo el papeleo requerido, informes, básicamente... - ¿Otra más? - dije yo, mirando a Matt... sip, parecía que ahí teníamos demasiadas varias para reparar un sólo muro.. - Bien, las nuevas, escuchadme. Aquí no hace falta reparar tanto... podéis encargaros de los pequeños. Si queréis hacer cosas a lo grande, tendréis que esperar a que nos llamen - dije yo, rechinando los dientes y mostrando una de las sonrisas más falsas que había puesto hasta ese momento.
  10. http://i.imgur.com/yc6FRQ3.png Jefa Accidentosa. ¿Misión Ministerial? Estaba esperando a que alguien nos recibiese en ese lugar. Di un puntapié a una piedra que tenía cerca de mi bota. Alcé la vista y vi que alguien se acercaba... Nos saludó con mucha educación tanto a mí como a Amya... - Perdona, ¿te conozco de algo? - pregunté curiosa. La verdad si era alguien nuevo del departamento, no tenía ni la menor idea. - Estamos aquí en misión ministerial. Bueno, venimos a reparar, pero no tengo ni idea de lo que - me encogí de hombros. - ¿Acaso sabes algo? - volví a inquirir de nuevo. La verdad es que mi memoria era nefasta, pero no tanto cómo para no acordarme de mis compañeros ministeriales. - No quiero ser desagradable pero, ¿cómo has llegado hasta aquí? - no podía evitar tener desconfianza a esa bruja que se había aparecido "de repente" en ese negocio. Además que si era compañera nueva debería de tratarla algo mejor, pero debía de estar alerta, tan sólo, por si acaso.
  11. off: niño! si necesitas posteos en tu negocio, ya sabes que por mí, no tienes problema hombre! xD ya sabes que yo, encantada de rolear *-* On. Escuché atentamente las palabras que el pelirrojo me estaba diciendo... No era Avalon, ¿entonces? Pero mi curiosidad enseguida fue apagada... Abrí los ojos sorprendida... - ¿Altos Elfos? - mi cara era todo un poema... - Pero, no entiendo, se supone que los elfos son los que nos ayudan en nuestro hogar o negocios - me encogí de hombros. Estaba bien claro, que no tenía ni idea de lo que estaba diciendo... - Acaso, ¿hay otra raza de elfos, que los magos no sabemos? - tal cosa así parecía.. - Bueno si tú los conoces me tendrás que explicar sus reglas y todo lo demás... Supongo que estarán protegidos por una magia tan poderosa que ni los nuestros han conseguido llegar hasta allá... - Vaya, eso es sorprendente - asentí con la cabeza- ¿así que, los has visitado eh? Entonces habrá que vestirse adecuadamente... ¿No podríamos visitarlos antes de la boda? Digo, que nos den su permiso y todo lo demás para hablar con ellos. Supongo que abrirán una especie de portal exclusivamente para nosotros, si te llevas bien con ellos pues... Espero que ningún cerdo llamado fenixiano se atreva a liarla... porque entonces... - hice un gesto con la mano pasando el dedo por mi cuello... Sabía que a Matt no le gustaría eso pero cuando se trataba de esas cosas y si empañaban la celebración, conseguía cabrearme... - Habrá que reforzar la seguridad allá. Imagino que ellos tienen su propia magia, pero no confío. Tendría que ver los viejos libros de la biblioteca de mi padre.. Obviamente, no sería magia oscura -afirmé con la cabeza. - Por supuesto, habrá que ir haciendo la pedida y antes de nada... ¿Sabes cómo contactar con ellos? - Inquirí, curiosa- supongo que no aceptarán que vengan los del Consejo -fruncí el ceño- si no los aceptan, por mí mejor. Diré que vengan uno que los represente. No quiero tener problemas.
  12. http://i.imgur.com/yc6FRQ3.png Jefa Accidentosa. ¿Misión Ministerial? Me había llegado el rumor de que el Hipogrifo había sido ¿atacado? Bueno, no sabía si era así exactamente. Vale que, la persona a cargo no había echado la solicitud pero al ser familiares al final, todo se acababa sabiendo. Yo, gracias a mi elfina... - ¡Ama! ¡Ama! - giré mi cabeza mientras escuchaba los gritos de Galadriel... La miré ceñuda... - Qué sucede - solté con un deje de cansancio en mi voz... - El Hipogrifo, la guardería mágica de su prima, no sé que habrá pasado... Los nuestros allá andan todos revolucionados - alcé la ceja, e hice una mueca burlona... - ya, ¿acaso, las profesoras, no sabrán enseñar a los críos domar su magia? - reí por lo bajo. - No sé, pero sí sé que debe ir allá y averiguar. Me lo han comentado porque saben que usted es del Ministerio. Quizá tenga que ponerse la insignia, por si acaso - me recomendó la elfa. Suspiré y asentí con la cabeza. Me tomé mi tiempo dándome un baño mientras mi sirviente me preparaba la ropa, cuando estaba lista, puse las prendas interiores, además de una camiseta, tejanos y cazadora de cuero y para ir más cómoda puse unas botas de piel de dragón. Recogí la varita de encima del escritorio y puse en la chaqueta la insignia ministerial que me identificaba cómo representante de accidentes. Cuando estuve lista, até mi pelo de caballo alta y tomando mi monedero de piel de moke con muchas pertenencias, me giré sobre mis talones y me aparecí a varios metros del edificio guarda niños (?). Había ahí una bicicleta atada con candado... ¿de quién sería? Pero el aroma me indicó que Amya estaba ya allá. No tenía ni idea del problema que debía de ser. - ¡Amya! ¿Sucede algo? - pregunté viendo a la mujer que estaba parada en la entrada.
  13. Días más tarde... Me aparecí detrás de las verjas de la mansión Vladimir, tan sólo, por si acaso. Era una habitante bastante asidua a ese lugar, ya que, me habían recogido cuando había llegado por primera vez al pueblo, a pesar de las reticencias de la matriarca y de Sagitas. Lo recordaba perfectamente. Era una noche estrellada, cómo esa en la que me encontraba en esos momentos. Al menos el lugar estaba bastante tranquilo y mientras, paseaba tranquilamente por el lugar viendo todo con otros ojos. Mi túnica se deslizaba con suavidad sin apenas ruido. Había una suave brisa que movía los árboles lejanos. Mis botas de piel de dragón iban pisando la hierba fresca recién cortada, suponía que realizada por el mantenimiento de los elfos de la mansión. En el bolsillo llevaba mi varita de álamo y mi monedero de piel de moke. No me separaba de esos dos objetos. Debía ser bastante de madrugada porque no había una sola luz encendida en la mansión. Si quería entrar, tendría que ser lo más silenciosa posible, para no despertar ni a sus moradores ni a Mohitié. A pesar del tiempo transcurrido, parecía que tenía ciertas reticencias, aunque era de esperarse... A lo lejos, me pareció distinguir un pequeño templo... Nuevos recuerdos vinieron a mi mente, sin poder evitar sonreír.
  14. Di un sorbo al café que me habían servido mientras escuchaba a Matt hablar, los lugareños iban y venían, entre cafés, cervezas y diferentes bebidas... - Pues, ya te digo que, hace siglos ésto era muy diferente - no pude evitar que un escalofrío me recorriera la espalda. Al menos no se notaría. - La maldita Inquisición tenían a los del pueblo con el miedo encogido - le susurré. No quería que nadie más se enterara de lo que estábamos hablando. >> No dudo que se tengan que entretener con algo, pero vaya - me encogí de hombros, un poco molesta- pues, me gustaría saber si alguien me ha reconocido, ya sabes, a veces hacen descripción de las personas en una leyenda... Espera un momento - le indiqué, poniéndole mi mano encima de la suya. Me acerqué al mesero que en esos momentos manejaba un cacharro que parecía ser usado mediante electricidad y que estaba preparando varios cafés, por el aroma que provenía de ellos. - disculpe -el hombre se giró y me indicó con una sonrisa- sí, dígame - me respondió. No sabía cómo se lo tomaría pero era mejor preguntar directamente, ¿sabría de la historia del lugar? Seguramente. Las leyendas de un determinado sitio, siempre eran gustadas por todos al contarlas al lado del fuego, en una noche de tormenta, sobre todo, para asustar a los niños. - ¿Sabe si el gran caserío que estaba en lo alto de la montaña, aún sigue en pie? - él me miró un poco confundido, entre miedo y parecía que sorpresa. La verdad es que no sabía definirlo bien. - Que yo sepa, aún sigue ahí, pero en su interior está todo destrozado. ¿Acaso son inspectores de patrimonio? - eso me dio una excusa perfecta - algo así somos sí - afirmé yo, con una sonrisa. - Pues, puede ir tranquilamente... Está todo lleno de maleza, nadie en siglos se ha molestado de cuidarlo. Tendrán que tener cuidado al pasar, si van a mirar por ahí. Dicen que la casa está madita y por eso está intacta... - lo miré asombrada. Vaya, pues al final habían hecho correr el rumor.- los que vivían ahí hace trescientos años, desaparecieron sin dejar rastros. Quizá los que gobernaban el pueblo entonces, los habían hecho desaparecer - tomó uno de los vasos de cristal y empezó a limpiarlos. - Decían que eran brujos y que usaban magia, ya sabe - asentí con la cabeza- por aquél entonces, las brujas eran muy perseguidas. No hace falta que le cuente más - al parecer, ese hombre sí que estaba enterado de toda la historia del lugar. - Gracias, es todo lo que necesito saber - asentí con la cabeza y con una sonrisa me dirigí a la mesa de nuevo. Suspirando. - La casa sigue en pie - susurré a Matt, respondiendo la última pregunta - y al parecer no hay ningún descendiente vivo de aquella época, que no sea yo - le dije, sin poder evitar tener los ojos cristalinos- te la enseñaré cómo era por dentro - comenté con la emoción impregnada en mi voz.
  15. - me alegra saber que no siempre aceptas las normas - le dije con una sonrisa pícara, mientras me besaba el cuello... - hum, ve parando, o no respondo - reí por lo bajo - jejeje vas a provocar a una vampira... >> ¿ah sí? - pregunté entre divertida y preocupada - vaya... menos mal, que yo había venido al pueblo en son de paz -seguía riéndome- al menos, me alegra saber que te he hecho cambiar de opinión - asentí con la cabeza, mientras lo observaba viéndolo beber de su copa. Me dio un beso profundo de los que te dejan sin aliento y así había sido... Me había dejado con la respiración entrecortada... - Vaya, no sabía que besases tan bien, vas mejorano - asentí con la cabeza, divertida- y cariño, no hablemos de muerte ahora, que de eso, ya me encargaré yo - le dije, guiñándole un ojo. Lo miré durante un segundo, asimilando lo que me estaba diciendo. - ¿No será Ávalon? - pregunté entre confundida y curiosa, pero me daba la sensación de que ese no era el lugar al que se refería... Di un pequeño golpe al agua que salpicó nuestras caderas. - Oye, no seas malo - le dije gruñendo divertida - no es bueno que me dejes así con la curiosidad - negué con la cabeza- y aparte, tenemos que preparar la pedida, ¿no te parece? - alcé el dedo índice de la mano que tenía libre.
  16. - claro, claro - asentí con la cabeza, aún sonriente... - ¿ah, no? Vamos, que yo te he pescado - seguí riéndome, por cómo había dicho la ocurrencia. - Tienes razón sí... Bueno, yo espero que ese sitio me guste - alcé una ceja. El cava no tardó en llegar, Matt lo descorchó haciendo que saliese un poco de espuma por la presión, tomé los dos vasos y dejé que lo echase en su interior. Le di un sorbo a la bebida... - Hum, delicioso - comenté al probar la bebida- desde luego, sabes lo que es calidad. - Si te soy sincera yo la verdad, tampoco hubiese pensado en casarme - comenté un poco pensativa- he estado muchos años con Lázarus, mi mentor - aclaré, pero no pude evitar un deje de disgusto... y no pude evitar entristecerme un poco. Si no se torciesen tanto las cosas, hasta le pediría a él que fuese mi padrino de bodas. Pero el ataque, había hecho que fuese todo al traste. - ¿Seguro? - alcé una ceja... Sabía que tenía muy buen gusto para elegir esos lugares... - pues, entonces espero que me sorprendas - le di otro sorbo a la copa- aunque bueno, imagínate, celebrar la boda en un lugar rodeado de cascadas y puentes... ¿Crees que encontrarías un lugar así, aquí en Inglaterra? - le reté un poco con la mirada y sonreía. Sentí sus labios por mi cuello, no pude evitar lanzar un gemido, que aunque no era muy grande... - Em... pues, escapémonos, pero supongo que al ser cazador, tendrías que matarme... - le susurré al oído.
  17. - jejeje eres previsor - le dije con una sonrisa y dándole un beso en la mejilla - claro que podríamos establecernos en una posada del pueblo, no es lo mismo - me encogí de hombros - ahí al menos, tendremos más privacidad... Recuérdame que, cuando volvamos a subir, aplicar los encantamientos protectores, tanto para magos, muggles y demás - asentí con la cabeza y alzando el dedo índice. A pesar de todo eso, no me confiaba, no en absoluto. Llevaba buena compañía, sí... pero era muchas veces, mejor prevenir que curar. De eso estaba segura. La leyenda hacía que los muggles no se acercaran a las ruinas y eso al menos, nos daba una oportunidad para estar más tranquilos, sin nadie que nos tocara las narices. - Bien, pues entonces vamos... Divisé con la mirada si había alguna taberna de pueblo, enseguida la localicé... Parecía el único del pueblo, con lo cuál le indiqué con la cabeza a Matt dirigirnos hasta allá. - Así al menos, podrás descansar algo la espalda. Hicimos mucha caminata desde allá arriba... Saqué la capa que llevaba encima de mis hombros y la guardé en la mochila. - No quiero llamar la atención más de lo necesario - le susurré. - Por supuesto, viaje de novios, pero nunca se sabe y más con ésta gente, que parece toda una cotilla - reí por lo bajo. Algunos que pasaban por nuestro lado, se nos quedaba mirando. Suponía que, mi piel al ser demasiado blanca, llamaba bastante la atención. Debían de pensar que era albina, a no ser por el cabello oscuro. Llegamos a la taberna y empujé la puerta para entrar. De nuevo, con un gesto de mi cabeza, le indiqué al pelirrojo que nos sentáramos en una de las mesas del fondo, que estaba libre. Olía a tabaco, café y parecía algo de comida, cómo si fuese algún tipo de bizcocho local. Un señor regordete de mediana edad, enseguida vino a atendernos y a pasarle el trapo encima de la mesa, para dejarlo impoluto. - ¿Qué les pongo? - preguntó. - Dos cafés, para mí cargado, por favor - le dije con una sonrisa y éste asintió con la cabeza, parecía algo asustado. - Siempre se me olvida que cuando sonrío se me muestran los colmillos, maldita sea - negué con la cabeza, un poco enfadada. Los brebajes no tardaron en aparecer. Saqué del morral de cuero que llevaba encima, dos monedas. Menos mal que había cambiado dinero del banco para hacer aquél viaje. - ¿Extranjeros, no? - preguntó el mesero. Asentí con la cabeza. Se debía de notar bastante por nuestro acento. A pesar de que conocía el idioma no se podía negar que éramos de otra tierra. - ingleses, venimos aquí por un viaje de novios... - el camarero asintió con la cabeza. Parecía que se daba por satisfecho. - Hasta en el mundo muggle, también son todos unos chismosos - le susurré a Matt y sin poder evitarlo, reí de nuevo por lo bajo. - Parece que, de momento, está todo tranquilo - murmuré yo. Y era cierto, era todavía temprano, pero me daba la sensación de que, al finalizar la tarde, quizás hasta nos depararían alguna que otra sorpresa.
  18. - Pues, generalmente hago las dos cosas - dije un poco con picardía y guiñándole un ojo a Cye- cada vez que hay nuevas novedades, me gusta practicarlas antes de darlas en clase. Para asegurarme de que no haya accidentes. Eso requiere mucha práctica y por lo general, cuando un alumno empieza ese arte, siempre se cometen errores y es vital que no haya graves consecuencias... No podía evitarlo, sabía de lo que hablaba, no era la primera vez que casi hacía estallar parte del castillo Rambaldi por mezclar ingredientes que no debía o echarles una cantidad que sobrepasaba la indicada. Lo raro es que no tuviese ya, más cicatrices en el cuerpo de las que ya poseía. - ¿Eh, qué? - pregunté ahora, confundida ante la pregunta de la mujer. No entendía a lo que se refería. - ¿Bandos? No que yo sepa. Es cierto que al principio peleábamos mucho entre yo y Sagitas, pero las aguas, están calmadas, por suerte - le dije con una sonrisa que esperaba que la convenciera. Pero era cierto, hacía mucho que no teníamos broncas y eso me alegraba bastante. - Pero no sé qué sensaciones podrías tener Cye - comenté ahora, mirando a las dos mujeres que tenía delante de mí mientras agarraba las revistas que había cogido y que tenía intenciones de pagar. Lo prometo.
  19. Annabelle Isabella Rambaldi Di Sforza (hermana melliza de Heliké) Isabella estaba esperando a que la 'hermana' Reena empezara su ritual. Ciertamente, había cogido su mano y había empezado a decir unas pequeñas frases en su interior para que empezara a "surgir" la magia. Pero sintió un escalofrío, era raro... Abrió los ojos, miró a su alrededor, notaba cómo los demás parecían demasiado concentrados... ¿Qué estaba pasando? Las energías que sentía, le indicaban que alguien estaba en peligro, pero ¿quién? Ella podía notar esas diferencias, pero tampoco podía decir de quién eran su dueñ@. - Algo malo está pasando, no sé de quién es - comentó en voz baja, intentando no desastibilizar la concentración de nadie. Se levantó, alisó el traje que llevaba y tomó su varita de cerezo. Aplicó varios trucos que sabía, abrió una especie de portal, duraría tan sólo unos minutos abierto. Éste era de un color blanquecino y de un tamaño propicio para que pasaran personas no demasiado altas. Dejó llevarse por lo que sentía, cerró los ojos y lo traspasó. Cuando abrió los ojos, notó que aún seguía en el parque, pero parecía que era en otra zona... Estaba en la zona del lago, divisió a lo lejos un cuerpo que se hundía. Lanzó un grito, porque se dio cuenta de quién se trataba... Se echó rápidamente al agua y en pocos minutos, tras unas brazadas largas llegó hasta ella. Sí, tal y cómo se imaginaba, era Sagitas. Aún con el cuerpo agarrado por el cuello lo llevó hasta la orilla... Susurró un enervate, el rayo partió de su arma mágica hasta su pecho. - Venga, vamos Sagitas, por favor -pidió en un susurro y con lágrimas en los ojos, esperaba que alguien más le ayudase. - ¡Qué alguien me ayude! - gritó la mujer a voz en grito, esperando que así, alguien acudiese también.
  20. Pociones, pociones pociones... ¿En dónde me había metido? Ni yo lo sabía, pero me encantaba ese arte, no podía negarlo. Había dado clase a un montón de magos y brujas y estaba más que satisfecha, pero necesitaba vacaciones y además, seguir investiando por mi propia cuenta, tanto usando alguno de los grimuares que tenía en casa, cómo los que iba adquiriendo cada vez que salía alguna novedad al respecto... Así que, vestida con unas botas de piel de dragón, tejanos, camiseta y cazadora de cuero, me desaparecí del castillo Rambaldi, para hacerlo a unos cuatro metros de distancia de la librería. Llevaba la varita en mi mano derecha al hacer el encantamiento de la desaparición. Comprobé además, de que tenía el monedero de piel de moke, para hacer la compra... A lo lejos, pude divisar que alguien se encontraba en apuros, tenía un pelo violeta, ¿Sagitas? Pensé yo. En esos instantes, me pareció además, notar cierto aroma a sangre. Apuré el paso y llegué hasta dónde estaba ella. - ¡Sagitas! - exclamé yo, preocupada al verla en ese estado tan lamentable en el que estaba... - Espera, espera, déjame que te ayude - no sabía si su orgullo saldría para dejarme con la palabra en la boca, para armarme bronca o simplemente se dejase echar una mano... Me daba exactamente igual. - ¿Qué ha pasado? - volví a inquirir de nuevo tomando la varita que había guardado en el interior de los bolsillos de la cazadora de cuero. - Tranquila, vengo en son de paz - le dije con una sonrisa y para que no viera que era una amenaza. Susurré varios episkeis tanto para los cortes que tenía en la cara y en las manos. - ¿Querías aparecerte dentro? - volví a cuestionar ahora. Seguramente recibiría una regañina, por meterme en dónde nadie me llamaba. >> Aquí no tengo esencia de murlap, porque eso haría que no te dejase ninguna cicatriz - apunté mi arma mágica a sus manos y susurré un aguamenti, un chorro de agua cristalina, brotó de mi varita para que se le quitara la sangre que tenía- no me riñas, pero no creo que te guste preocupar a Matt, y no pienso echarte agua en la cara, porque seguro que piensas que me quiero burlar de ti - negué con la cabeza, mientras esperaba su reacción, que, seguramente no sería demasiado buena.
  21. Annabelle Isabella Rambaldi Di Sforza (hermana melliza de Heliké) Parecía que realmente nadie más venía... A pesar de que la hermana de sacerdocio Reena, hubiese hecho enviar las llamas de momento, nadie más parecía que iba a venir. No debía de haber muchas mujeres que se dedicaran a ese tipo de menesteres. Isabella se calló al ver cómo la matriarca Vladimir se levantaba. Era fundamental para iniciar el rito, estar concentrada, ella lo sabía. No quería ser la culpable de que se rompiera la magia que se fuese a realizar en ese momento. Colocó sus ropas y esperó a que la mujer de cabellos rojos empezara. Notó cómo la sacerdotisa le había dado su mano para que la agarrase, ella hizo lo mismo y extendió su palma de la mano izquierda para agarrar a la otra persona que tenía al lado. Suspiró y cerró los ojos. Sería una noche interesante.
  22. - ¿Ha pasado algo? - comenté preocupada, mirando a Reena. Me daba la sensación de que sí, pasaba algo más, pero quizá no era lo más oportuno de preguntar, en una librería. - ¿Un refrigerio? -inquirí ahora- ¡Por supuesto! Siento que me falta un poco de cafeína, un licorcito me vendría de perlas, pero sé de sobra que aquí no tenéis así que, lo que vayáis a tomar, también me apunto - asentí con la cabeza. - Bien, excelente - me rasqué la barbilla- ¿y sabes si hay algo sobre revista especializadas sobre la memoria? - me acerqué a ella- es que verás, últimamente tengo demasiadas lagunas, más de lo normal - me encogí de hombros - es cómo si me aplicaran un obliviate continuo... Ya sabes que siempre me falla eso pero no sé... >> Bueno, entonces iré a por lo de la revista de pociones y me dices los galeones que valen... Fui para allá para una de mis zonas preferidas de la librería y ahí los encontré. Ojeé un par de ellas y vi que había algunas novedades. Tomé dos revistas y me las llevé con ella en la mano, hasta llegar a la mesa para pagarlas. - Entonces, ¿nos tomamos ese refrigerio? - pregunté ahora a las dos mujeres que, parecía que no se habían movido del sitio.
  23. Raro era no visitar algún día alguna que otra librería, ya había visitado la de la matriarca Black y me parecía fascinante, pero la de la familia, cómo que era la que más visitaba al tener más confianza. Generalmente vestía con ropajes muggles, pero en ésta ocasión, había puesto una túnica larga y encima de ésta había puesto una capa de viaje, iba pisando el suelo empedrado, mientras iba pensando en dónde se encontraba. A pesar de que era la que más visitaba, últimamente tenía demasiadas lagunas en mi cabeza y la verdad me estaba preocupando algo. Pero en ésta ocasión, sólo iría a mirar si tenían revistas especializadas. Rebusqué en los bolsillos y me encontré con el monedero de piel de moke y mi varita, suspiré, ahora más con calma al ver que no me encontraba sin dinero. A lo lejos, divisé el local y apresuré mis pasos, abrí la puerta y el sonido de una campanilla sonó por el lugar. En su interior se encontraban Cye y Reena. - ¡Hola! ¡Cuánto tiempo Reena y Cye! ¿Cómo estáis? - pregunté con una sonrisa en mi cara, alegre por verlas. Y es que, la matriarca Vladimir, parecía que también se había ausentado del pueblo. - Venía a por unas revistas especializadas de pociones, pero si estás ocupada, puedo venir en otro momento - comenté sin darle mayor importancia.
  24. Al pobre de Matt no sabía cómo me aguantaba. Sinceramente. Seguía mirando esa agua cómo si fuera el propio diablo en persona. No me confiaba en absoluto, pero sí del dueño... - Está bien... - "suspiré". Y al momento, me había quedado muda al ver los músculos del pelirrojo... - Vaya, ¿mucho gimnasio, no? - comenté picarona, mientras iba bajando por las escaleras, ayudada por la barandilla. Mientras el humo salía a borbotones cómo así el agua. - ¿Boda, dices? - chasqueé la lengua, fastidiada - pues, la verdad es que ya estamos esperando demasiado, ¿no crees? - inquirí yo, con una ceja alzada... - Ni siquiera hemos hecho una cena en condiciones, para la pedida - le aclaré yo. Me abracé a su cintura, y la verdad es que tenía razón. Quemaba pero no tanto cómo parecía.. - Pues sí, el agua está buena - asentí con la cabeza- perdona por el espectácu.lo de antes... Es que, no estoy acostumbrada a semejante temperatura tan alta... Estoy más acostumbrada al hielo - me encogí de hombros. - Y para acompañar éste momento, ¿qué tal un cava bien frío? - pedí yo, alzando las cejas y dándole un beso tierno en los labios, mientras lo agarraba por la cintura. - Sólo de pensar en los preparativos, se me quitan las ganas - refunfuñé yo- ¿porqué no casarnos en el ministerio, y celebrar la ceremonia, después en la Vladimir? - Inquirí mirándolo a los ojos, esperando su respuesta.
  25. Annabelle Isabella Rambaldi Di Sforza (hermana melliza de Heliké) Todas las personas que estábamos allí, de un momento a otro, pareció que no tenían nada que decir así que, la bruja se mantuvo en silencio, mientras veía a Reena seguir haciendo su magia. Colocó el broche de nuevo al hombro, ya que éste por el movimiento de sus brazos se iba deslizando poco a poco. Apenas sentía el frío o la humedad del ambiente... Cerró los ojos durante un momento, intentando captar algo más que el canto de los pájaros. No sabía cuánto tiempo había permanecido así, hasta que escuchó una voz varonil. Abrió los ojos... Era el primer hombre que se reunía con las sacerdotisas que aún estaban ahí. - Vaya, así que, sacerdote de Ávalon - comentó, no sin cierta emoción en su tono de voz - es un honor recibirle Lestat - dijo Isabella con una gran sonrisa. - Estábamos aquí comentando los dones que la naturaleza nos ha otorgado - dijo con una gran sonrisa- por favor, tome asiento y póngase cómodo entre nosotras - la sacerdotisa se movió un poco para dejarle espacio libre a Lestat. - Supongo que recibió el llamado cómo a la mayoría que estamos aquí - comentó, sin darle mucha mayor importancia al asunto.

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