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Hecate Engosvezhof

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Todo lo publicado por Hecate Engosvezhof

  1. - ¡Hayame! -saludé con alegría a la mujer - por todos los demonios del infierno -solté una carcajada- parece que nos encontramos en todos lados, ¿que no? - le dije con una mirada risueña- Sagis, sé que quieres matarnos a las dos por hacer compras intempestivas, pero sabía o quizá intuía que éste era el único lugar abierto a éstas horas y necesito útiles de escritura - bufé- ando preparando pociones en casa - le dije ahora a Hayame, indicándole el motivo de mi presencia allá. - Y justo cuando se me acabó el último trozo, me encontré con que no tenía nada- negué con la cabeza- hasta la tinta... y aquí las venden de muy buena calidad. Las otras parece que se despeguen del pergamino en cuánto escribo con la pluma -comenté. Escuché lo último que dijo y sonreí. - Va todo bien, por suerte - asentí con la cabeza- ¿tú crees que sería eso útil? No sé, no sé... yo creo que el negocio va bien así cómo está. Claro que, llamaría la atención, por supuesto -lancé una carcajada- pero sería demasiado hostentoso, para mi gusto aunque eso no está dentro de mí decidirlo.
  2. Por supuesto iba a comprar más material. Desde la útima vez que había estado ahí dentro (?), seguro que habían pasado un montón de cosas. Necesitaba varias plumas y un montón de pergaminos nuevos. Me aparecí delante de la entrada del Caldero Chorreante. No me apetecía para nada, tener que hablar con Tom. Últimamente estaba bastante cotilla (o chismoso xD) y no me apetecía para nada, contarle mi vida. Até el pelo en una cola de caballo alta. Era ya, bastante de noche, así que, dudaba que la tienda estuviera abierta a esas horas. Pero era urgente sobre todo, porque en casa, tenía pendiente varias pociones. No estaba cociéndose pero sí necesitaba... Atavidada con un traje, pantalón chaqueta, camiseta y botas de piel de dragón me había vestido lo suficientemente rápido para ver si estaba el local abierto a esas horas. Seguro que recibiría una recriminación por parte o de Sagitas o de Matt. Algo completamente comprensible. Noté varios aromas conocidos. Levanté una ceja. Sorprendida como estaba. Bueno, uno de ellos me indicaba que, Sagitas aún permanecía en el interior... El segundo, era de Hayame... ¡mi tía! Entré titubeante... - Em, ¿hola? -pregunté, dudosa, porque no me sorprendería nada, que me echaran de allá a base de hechizos - venía a comprar algo urgente... enseguida acabo, lo prometo, ¿está abierto? -vi a las dos (espero no equivocarme de zona xD) una de ellas parecía malhumorada la otra, no podía decirlo porque estaba detrás de ella. Palmeé mis bolsillos y suspiré aliviada al notar que tenía el morral de cuero y por supuesto, mi varita de álamo.
  3. Había decidido volar ese día. Me apetecía y hacía un montón de tiempo que no hacía ejercicio. No es que me hiciera mucha falta, pero así, desentumecería los músculos durante un rato y podría disfrutar de las agradables vistas que podía ver desde arriba. Al menos estaba equipada y llevaba un chandal con zapatillas de deporte, el morral y la varita a buen recaudo dentro de los bolsillos cerrados con cremallera. Lo último que querría era perder esas cosas y seguro que me daba algo. Paré la escoba casi justo encima en la entrada del callejón. Ésta flotaba con suavidad y apenas había viento, con lo que facilitaba las cosas... Me acordé de la cita que me había propuesto el director y sonreí de medio lado, así que, inclinando el palo de la escoba hacia adelante me dirigí hasta el parque Acuático. En esas fechas por cosas obvias, estaba cerrado. Las temperaturas no daban a que se diese un baño ni mucho menos. Incliné la escoba un poco más y pisé con suavidad gracias a mis botas de piel de dragón. El baho de mi boca, salió hacia arriba... Y aunque llevaba guantes de piel de dragón para proteger mis manos de cualquier cosa, se notaba que hacía muchísimo frío, aunque no lo notara, al ser vampírica... Una suerte pensé para mí en esos instantes. Me llegaron a mis fosas nasales dos aromas conocidos... - He llegado yo - le dije con una sonrisa a @@Juliette Macnair - miré a @@Matt Blackner y no es que no me gustara lo que estaba viendo, sólo que estaba alucinada por la forma en que lo hacía... ¡En bañador! - ¡Estás loco, bien puedes pillar una buena pulmonía! -le reñí yo, sin poder evitar preocuparme - me importa un bledo que tengas encantamientos protectores... Ni de coña me voy a poner en bikini por mucho que el agua esté caliente - protesté
  4. Eyra Weasley La señora Wealey dio cierto respingo al escuchar la voz de la tía de Heli. Sonrió. Pareció que estaba preocupada por algo. Eyra había dejado pasar un poco el tiempo. Le gustaba eso de estar observando todo. Le daba cierta tranquilidad. Ajustó bien su capa, aunque su túnica tenía un encantamiento especial para protegerse del frío le daba la sensación de que había algo más. - No señora Potter. No tengo frío, no se preocupe -le dijo en un tono calmado. Algo le decía que esa mujer que se había aparecido, de alguna forma, estaba intranquila. - sí, sí, conozco muchos. Mi otra nieta, Annabelle, me los ha enseñado y yo también he tratado con ellos - sonrió al escuchar lo que dijo sobre el colacuerno húngaro. Debía ser una mujer de armas tomar por adorar un animal como aquél. - Vaya... No es un dragón fácil de admirar por el genio que tiene -asintió con la cabeza, aún acordándose de casi ese animal si no fuese por el ingenio de su otra nieta, casi acaba incinerada. - Por mí no hay problema. Vamos entonces... - Jeje... déjelos, muchas veces aunque haya gritos no siempre tiene porque ser por temas de faldas... Ya se sabe, cuántos más reñidos, más queridos o eso dice el refrán -dice en un tono jocoso. Alguien más se apareció ante las dos brujas, era un elfo. Le sorprendió al verlo tan alterado. Vio como su ama enseguida se prestaba a arreglar aquél entuerto. Sonrió. Aún recordaba cómo antaño ella también tenía ciertas "aventuras" con cosas extrañas y que, por suerte y gracias a la magia, resolvía... Aunque con ciertas heridas físicas sin mucha consideración. - Usted vaya sin problema, luego la alcanzo. Si puedo ayudarla, no dude en pedírmelo -sonrió con cariño hacia la mujer que, sabía que había acogido a sus nietas sin saber mucho de su pasado. Eso decía mucho de la mujer pelivioleta. En dirección al Circo. Algo le daba mala espina. Decidió usar la magia por una vez, para desplazarse. No sabía qué era lo que estaba pasando pero tenía un mal presentimiento. Hasta el aire, parecía que así se lo hacía ver. ¿Algún animal enrabietado se había escapado? No lo sabía, pero esperaba poder ayudar, cómo fuese posible. Usó el encantamiento de aparición y enseguida llegó hasta la zona de entrada del circo. No sabía si sufriría alguna despartición pero, al comprobar que tenía todos sus miembros intactos lo agradeció. Ajustó bien su capa y cogió con fuerza su cayado. Parecía que había mucho jaleo... No entendía nada... Hizo llamar a un elfo a ver si le prestaba atención para ir a dónde estaba Sagitas y poder ayudarla... off: con vuestro permiso, me apunto al rol que lleváis jejeje. Eso sí, en ésta ocasión como abuela de las chicas *-* @ @
  5. Eyra Weasley. En el Parque de las Lamentaciones. Apoyó la cabeza en su cayado. La verdad es que hacía bastante humedad. No lo había notado al entrar pero intuía que debía de haber un lago cerca que lo provocaba. O quizás era la época del año en que todo se hacía más intenso, en cuánto se acercaba el fin del año. Suspiró y notó como el baho salía por su boca, ajustó más su capa. Puede que no fuese tan buena idea lo de ir hasta ese parque a esas horas, pero necesitaba tranquilidad y descanso. Además que, no quería ir hasta Confesionario ya que, sabía que no estaba la dueña. Cogió el morral de cuero y sacó una pequeña petaca de plata. Era uno de sus pequeños vicios no confesables. No era dada al alcohol ni mucho menos pero cuando el frío arreciaba siempre le gustaba dar unos sorbitos al vino de saúco, que era lo que contenía ese objeto de plata. Dio un par de sorbos y eso pareció calmar sus nervios. Lo cerró y lo guardó. Pero presintió algo raro... Un elfo se apareció en el lugar y la señora Weasley casi se cae del susto... - Hola bien querido elfo -le dijo con una amable sonrisa pero más le sorprendió su amabilidad- sí, estoy bien querido, además tengo una capa -señaló su plumón- a prueba de frío. Descuide señor pequeño -seguro que no le haría gracia ese mote- vine aquí para despejar mi mente y mis sentidos y... Se calló de repente porque lo que había notado, al final, se lo confirmó el elfo... - Vaya, ya me parecía raro... ¿Dragón? Y, ¿Cómo era? -preguntó con curiosidad- He conocido a muchos dragones. Bolas de fuego Chino, Galés Verde Común. Colacuerno Húngaro... esos son los peores. ¿Su ama, cuál posee? Hace falta buena destreza en la magia y muchos hombres para dominar a esa bestia, lo sé, lo he visto con mi nieta Annabelle -ya se estaba enrollando y seguro que el sirviente se largaría cansado de su perorata - disculpe... pero si quiere, puedo ayudarlo con esa tarea. Que parezca que sea vieja, no quiere decir que sea una inútil en eso de la magia -le dijo con cierto toque risueño y misterioso.
  6. Escuché algunas voces que reconocí enseguida. Sonreí. A saber de qué hablaban pero parecía que no era cosa buena y mucho menos aún, con el recibimiento dado por tía Sagitas. Negué con la cabeza y con el aviso de Matt me adentré al interior de la trastienda... En cuánto accedí a la zona me los quedé mirando, no era por hacerles el feo pero es que, no tenían buen aspecto. Iba a hacer una broma pero seguro que me echarían a patadas. La peliovioleta fijo que se apuntaba a ello... Miré a Matt preocupada. Tenía un poquito de sangre y aunque no me afectaba como al principio, cuando era neófita, no quería arriesgarme a saltar a su carótida, aparte porque era mi pareja y aparte porque mi tía me asesinaría si intentara algo. Aunque bueno, tendría justificación... O eso esperaba. - ¿Qué os pasa? Tenéis mala cara - noté cierto aroma a poción pimentónica- ¿acaso, tenéis gripe? -miré a ambos y sacando el morral de cuero, extraje de él un pequeño botiquín mágico de primeros auxilios. Vale que, no había hecho el curso pero, siendo jefa de enfermeras en la clínica Santos Mangos, se suponía que algo había aprendido con los sanadores. Muchas de las veces, con guardias de hasta 24 horas, que me dejaban físicamente cansada. Saqué un algodón mágico que absorbía la sangre en cuánto hiciese contacto y que así, se lo hice saber a Matt. - Bueno, no parece una sangre escandalosa -le dije con cariño mientras le ponía el algodón en el orificio en dónde le salía la sangre - pero si ves que no remite, tendré que darte poción reabastecedora de sangre. Lo último que necesitaríamos es que, si va a más, que desfallecieras... - ¿Y a ti, qué te sucede Sagis? -le dije de la misma manera que al pelirrojo- ya te he escuchado que estás enferma... Puedo darte algo para que restablezcas el estómago, pero no me extrañaría nada que no me lo quisieras, por pensar que confabulo contra ti -le dije con una media sonrisa burlona- pero tú misma, si quieres pasar el resto de la mañana con ese malestar, a no ser claro, que quieras ir a la clínica -le sugerí. Fijo que se le cambiaba la cara, con tan sólo imaginarse al tener que ir hasta allí.
  7. - ¿Pasa algo? -pregunté inquieta. No supe porqué, pero me pareció que había interrumpido algo importante. - Perdón, pero si estáis realmente ocupados, puedo venir en otro momento - dije yo, señalando la puerta con la cabeza- lo que quiero organizar es algo sencillo y bueno no requiere de gran complicación. Además, que no tengo problemas con el dinero, por eso puedes estar segura -le dije con una sonrisa. - ¿Sabes? Es muy amable por tu parte -le dije a Sagitas con una sonrisa irónica, mirando a Matt, intentando ver en su rostro, si pasaba algo más de lo que no me hubiese enterado- una bruja como tú, tiene mucho que atender... ¿Estaba loando a mi tía? Bueno, era una novedad que no nos atacásemoa a la yugular, y eso era bueno. Yo también me cansaba de tantas paeleas, sinceramente.
  8. Eyra Weasley. En el Parque de las Lamentaciones. Los pies cansados de la bruja la llevaron directamente, a un lugar bastante particular. No recordaba haberlo visitado anteriormente, sí lo había hecho en el confesionario, en dónde se había encontrado con una amiga de sus nietas. Entendió que eran primas. La señora Weasley, apoyada con su cayado de madera, se iba desplazando con lentitud, hasta que se encontró con un enrejado bastante particular. Tenía la forma de dragón en la entrada y eso hizo que lanzara una risilla. Vestida con una ropa más oscura de lo habitual, colocó su capa y su plumón de forma que, el viento que parecía levantarse en esos momentos, no la hiciera tiritar al entrar en ese lugar, que parecía mágico para ella. No sabía si tendría permiso, pero buscando su varita de serbal, con un toque, abrió la puerta de hierro con tal de que pasara una persona. Con sus ojos grises miró todo con mucha curiosidad. Pudo intuír que el lugar estaba repleto de animales algo que a ella le encantaba. Agarrando con fuerza la vara se desplazó con cuidado, se escuchaba el pequeño ruido que hacía la capa gris al contacto con las hojas caídas cerca del camino. Miró sus pies y éstos estaban enfundadados en unas botas de lana. El frío había arreciado con fuerza y la anciana no estaba para coger una pulmonía. Comprobó su túnica de color azul oscuro y estaba en perfecto estado. Se adentró en el lugar para investigarlo y esperaba no perturbar a los dueñ@s en esas horas impestivas. A lo lejos, podía escucharse cierto jolgorio. Levantó la vista y vio como algo sobresalía de ellos. Era el techo de un circo en forma puntiaguda y de color rojo. Seguro que daban un buen espectáculo, pero ella necesitaba paz y tranquilidad en esos momentos. Algo de lo que estaba segura, ese lugar le proporcionaría, y si alguien venía dispuesta a darle un poco de charla a la anciana Weasley, ella estaría agradecida por contarle sus "batallitas" de juventud.
  9. - no me metía con él, sólo le llamaba inoportuno -le dije divertida. Me ilusioné con esos ingredientes, no pude evitarlo. Las lágrimas de fénix (encima, del suyo propio) y la sangre de dragón eran unos ingredientes muy valiosos... - ¿Sabes que, además en contrabando éstas cosas son carísimas? Y además nunca se puede saber con seguridad, sino te están vendiendo no sé... sangre de demiguise -dije, estallando en carcajadas- te pueden pedir un montón de galeones por una simple gotita, pero descuida que sabré darle buen uso... ¿te podría pedir más si los acabase? -le dije con voz inocente. Aunque sabía que no se negaría no creo que le hiciese mucha gracia. - Más te vale -reí al imaginarme la escena. No me sorprendería nada que me soltase un montón de hechizos al saber de la noticia. - Oye que si te cuesta dinero, mejor no -negué con la cabeza- tampoco quiero que maten a un animal de esas características. Vale, sé que su piel es fuerte y difícil de matar... pero vamos no tiene porqué ser fresca. - sí así es... intenta hacer el bien -chasqueé la lengua- pero no puede olvidar que sigue siendo vampira. Lo sé, es mi hermana crecimos medio vampiros y luego nos transformamos... No sé, tampoco es una vida que desee para nadie. Pero ella decidió seguir ese camino y yo tampoco puedo contradecirla. Es una forma de "vivir" por decirlo de alguna manera. Cuida de los dragones y los protege -le dije con una sonrisa.
  10. - En teoría deberías de ser igual a la persona a la que intentas imitar -le dije a Matt elevando los hombros- precisamente de eso se trata. Si tomas la poción multijugos deberías de transformarte en la persona que quieres parecerte... - Un hombre lobo, pues tenemos un serio problema. ¿Cómo vamos del calendario lunar? -pregunté a los presentes- creo que aún no es luna llena... pero habría que asegurarse primero. Hasta dónde yo sé, los licántropos sólo te transforman en ese tiempo. Yo propongo esperar, si escuchamos algún hombre lobo por aquí cerca, lo oiremos y en mi caso -apunté a mi nariz - lo olfatearé. Os recuerdo que los licántropos transformados son nuestros enemigos naturales. Habrá que tener cuidado... No noté nada en especial pero pareció que Matt sí. Elevé una ceja. ¿Fantasmas? - Vaya, lo que nos faltaba -bufé cansada- pues habrá hacerles ir al otro lado, tan sólo por si acaso. No me apetece para nada tener que lidiar con espíritus enfadados o confusos, la verdad... Para atraparlos podemos usar mis piedras de pirita encantadas. Ya sabéis que son las mejores para atrapar... Crearán un cerco luminoso y bueno, impedirán que se marche a no ser que alguien rompa la protección... - Pero si estarán confundidos dudo mucho que entablen una conversación con nosotros, es decir, no creo que éstos recuerden el último momento de su defunción... Pero por intentarlo, no perdemos nada. Puedo llamar a mi elfina Galadriel para que me traiga las piedras. ¿Tengo que salir a fuera del negocio? No quiero que sufra una despartición por si tienes la antiaparición activada -le comenté al pelirrojo, preocupada.
  11. Algo que se me había ocurrido y nadie había pasado por alto ¿o sí? Los miré a ambos un poco preocupada. - Algo de lo que me has dicho... ¿podrían usar poción multijugos un licántropo, para hacerse pasar por ti? -si realmente fuera así la verdad es que, descubrir todo eso sería bastante complicado por no decir, imposible si no había rastros mágicos que detectasen esa mínima señal. - Estaría bien recoger muestras que pudiésemos encontrar en la habitación. De sangre, pelos, huellas... No sé, cosas que nos ayuden a identificar qué fue lo que realmente ha pasado aquí dentro. Por lo que veo, éstos murieron aquí y no parece que halla pistas de que fueran movidos a éste lugar Quedé un momento pensativa y escuché a Sagitas como diciendo algo, fijé mi vista en ella... - Eso está bien y así nadie nos molestará -sonreí apenada, luego negando con la cabeza a lo que decía- dudo mucho que haya fantasmas por aquí. Sino creo que tú ya los hubieses sentido antes de entrar, ¿no? Se supone que, cómo sacerdotisa tenéis esas cosas, que se llama la visión de ir ver más allá y no me refiero solamente a videncia -elevé los hombros, desconcertada- mal vamos como encontremos sus espíritus por aquí, que dudo mucho que sean gentiles con nosotros -suspiré.
  12. Me sorprendió las palabras de Matt. Así que eran meros desconocidos que se habían colado en el parque, ¿para hacer qué? Me quedé pensativa. Podía bien ser traficantes de objetos raros, animales... Debería de usar mis contactos para llegar hasta el fondo de la cuestión. - Bueno, tampoco pretendía acusarlos de nada. Ya se sabe que en el pasado uno de los suyos fue acusado de usar varita y expulsado de la familia sin más explicaciones -dije, recordado lo sucedido con Winky (era así, no??) de la familia Crouchs- pero no vamos a hacer eso. Además que son tus empleados -me rasqué la barbilla... - mi amor, nadie ha dicho que has sido tú... ¿reconoces las heridas? Puede ser que haya un licántropo suelto y no lo sepamos. Habría que mirar en los archivos del Ministerio, pero dudo mucho que ahí encontremos algo. ¿Alguien sabe si llevaban documentación? No sé, pasaporte o incluso un documento de entrada al país. Es necesario, yo tuve que registrarme en inmigración cuando llegué aquí -comenté, elevándome de hombros... - Es una ardua tarea. Tengo informadores, puedo preguntar, pero nos costará muchos galeones -comente preocupada- y también tiempo, de que no tenemos -suspiré. - Nos espera una larga noche, me temo. Yo que tú, clausuraba el parque hasta averigüar lo que ha pasado. Sobre todo, para no manchar las posibles pruebas que encontremos. ¿Qué criatura piensas que ha podido hacer semejante ataque? No he estudiado criaturas mágicas, así que desconozco muchas de las criaturas mágicas de nuestro mundo... habrá que hacer una lista e ir descartando, ¿os parece bien?
  13. *hago nueva entrada, que me perdí... raro xDDD* On: Quería un nuevo libro de ocultismo y otro de pociones. Había pocas librerías especializadas en ello y sabía dónde podía obtenerlos a buen precio. Tampoco quería que me hiciesen una rebaja por ser familiares de las dueñas, pero tampoco iba a decirles que no... Ataviada con camiseta, cazadora, tejanos y botas de piel de dragón, me aparecí a unos tres metros del negocio. Guardé la varita y até el pelo en una cola de caballo alta. Miré el interior del monedero de piel de moke y comprobé mi dinero. Saqué el anillo de habilida de animagia, y lo coloqué en el dedo corazón... Encaminé mis pasos hasta el lugar y abrí la puerta, parecía que en su interior, ya había gente... - ¡Hooola! -saludé con efusividad a los presentes.
  14. - sin problema -le dije, mientras me reía ante semejante proposición... - va, tampoco te creas que soy muy experta, simplemente practico y practico hasta que sale bien... El problema sería el que alguien las probara -alcé una ceja, divertida- tranquilo cielo, que tampoco soy tan mala como para hacértelas probar -y solté una buena carcajada. Terminamos de besarnos o casi... Básicamente algo nos estaba interrumpiendo en esos momentos y alcé las dos cejas al mismo tiempo. - Inoportuno -farfullé yo. Pero debía de agradecer que no fuese Sagitas la que entrase a tropel ahí dentro del negocio... - Entonces, ¿me las puedo llevar? -comenté, mientras me abrazaba a él por detrás, apoyando mi cabeza sobre su hombro - tú eres el dueño, pero seguro que cierta bruja violeta, echa el grito en el cielo, acusándome de maltrato animal. Cosa que no me sorprendería -le dije a @@Matt Blackner con una risilla- es un poco exagerada, la verdad.... No podía evitar negar que el tener esos ingredientes potenciarían mucho más las pociones que con los ingredientes que utilizaba. - Oye... no tendrás piel o algo de un colacuerno, húngaro, ¿verdad? por mera curiosidad simplemente. Me gustaría probar ese ingrediente pero estoy segura de que, mi hermana Annabelle me maldeciría si intentase hacer algo en contra de sus dragones... ¿Sabías que cuida de ellos? Precisamente, su Orden, se llama La Orden del Dragón. La verdad es que no puede ser más explícita -dije, riéndome ante eso.
  15. *hago una entrada nueva, que me perdí bastante de rol jajjajaja espero que no os importe * Necesitaba con urgencia ingredientes comunes para pociones y sabía dónde podía encontrarlo. Estaba echando las últimas hierbas cuando me había dado cuenta de ese detalle. Dejé que el brebaje se cociese a fuego lento, mientras recogía todo lo que había encima de la mesa. Le pedí a Galadriel que la vigilara y en cuánto empezase a hervir, apagar el fuego y embotellarla en las pequeñas ampollas de cristal, dispuestas para ello. Me vi en el espejo y comprobé que tenía mucho potingue encima de la chaqueta del chandal que usaba para esos menesteres y de andar por casa, así que, me di un baño rápido para sacarme de encima esos vapores y tras secarme y ponerme mis ropas interiores me puse una camiseta, cazadora de cuero, tejanos y botas de piel de dragón. Até el pelo en una cola de caballo alta y recogí la varita de álamo que tenía encima de la mesa. Además, guardé el monedero de piel de moke en el bolsillo y puse en el dedo corazón el anillo de animagia. Usando el 'fulgura nox' abrí un portal y éste me dirigió al callejón Diagón. Aparecí unos dos metros calle abajo del negocio y fui caminando despacio hasta que divisé la puerta y accedí a su interior. Noté diferentes aromas y parecía que Sagitas, Matt y Antoni estuviesen en su interior. - ¡Hola! -saludé con alegría a los presentes, pero me callé, porque parecía que no había nadie- ¿hay alguien? -pregunté, esperando respuesta.
  16. Desde el año pasado que no visitaba mi casa en Galicia. Había llegado con Matt y estaba todo echo un desastre, pero al menos, pudimos sanearla con ayuda de los elfos y ahora, esperaba que estuviese perfecamente. Usaría la aparición o algún hechizo para trasladarme, al menos, llamar la menos atención posible. Por lo menos no tendría que bajar al pueblo o incluso podría llevarme un buen surtido de cosas alimenticias sin tener que bajar ahí. Básicamente echarían un grito pelado si fuese mandar a un elfo al pueblo a por comida... Pensaba en todo eso mientras me cambiaba en el castillo Rambaldi. Me puse mi camisa, cazadora, tejanos y botas de piel de dragón. Recogí el monedero de piel de moke y lo guardé en el bolsillo, puse el anillo de la animagia en mi dedo corazón y até el pelo en una cola de caballo alta. Tomé la varita de álamo que estaba encima de la mesita de noche y usando el conjuro "fulgura nox" se abrió un portal negro que me llevaría justo enfrente de la puerta del local de tía Sagitas. No sabía si tendría gente ahí dentro pero tampoco es que me importara mucho. Quería organizar ese viaje y al menos estar tranquila unos días, un descanso nunca viene mal después de tanto ajetreo en el Ministerio de Magia y ahí sabía que podría disfrutal del campo. Podía hacerlo en la Rambaldi, claro que sí pero no era lo mismo. Podría investigar los viejos libros de mi padre Evan y mirar si ese lugar tiene aún recovecos por descubrir. Sólo esperaba no tener ninguna sorpresa. Abría la puerta y ya me olió el aroma de Sagitas y Matt indicándome que estaban dentro... Parecía que Tama también hubo rondado por ahí pero tampoco podía asegurarlo. - ¡Hola! ¿Estás ocupada Sagis? Vengo a organizar algo -dije con una sonrisa conciliadora, esperando que no me lanzara una de las múltiples puyas que estaba empezando a recibir últimamente.
  17. - cariño, nadie te ha acusado de nada -le dije con una sonrisa, para tranquilizarlo, parecía nervioso cuando había llegado a nuestra altura. - bien, antes de que, Sagitas te alteres mucho más, se suponen que eran clientes del parque... imagino que tendrás sus nombres en el registro de las habitaciones, ¿no? Porque será importante. Además averiguar la hora del deceso o al menos si alguien más entró aparte de Ithilion hasta la habitación. Supongo que los elfos no entrarían, con lo cuál, ya estaban en la habitación toda la noche. Habrá que investigar quién fue el último en verles e interrogarle... ¿Crees que pudo haber sido un elfo, Matt? -pregunté, mirando al chico, aunque dudase que esos seres pequeños hiciesen algo por el estilo, generalmente eran más serviciales- estaría bien acordonar la zona y que nadie entre. Pensé durante un segundo y les dije: - Como desmemorizadora puedo sacar los recuerdos a todos los elfos y echarlos en el pensadero. Seguro que alguien vio algo... Aunque nos llevaría horas -chasqueé la lengua, fastidiada. Me rasqué la nuca con la punta de la varita... Lo hacía cuando no estaba segura de cómo proceder, como en esos momentos. Vale, sé que protesté en que Sagitas denunciase... - Irá contra la ley pero mejor no avisar a los aurores. Tardarían en venir o quizás incluso ni llegarían. No hay Marca Tenebrosa en el cielo así que, no tiene nada que ver con la guerra abierta de bandos -debía sobre todo, disimular. Llegó alguien más y eso frustró un poco mis planes sobre la investigación, pero creía recordar que, siendo del departamento, podía sernos de ayuda. - ¡Hola Lillian! ¿Qué tal? -le dije con una sonrisa y miré de reojo a Matt. Antes de seguir con la charla y por suerte antes de que llegara la chica a nuestra altura el pelirrojo me respondió y pude suspirar tranquila. Por lo menos podía estar segura de que, quizás no hubiese sido un ataque de ciertas razas mágicas. - ¿Atenderás a la chica, Matt? Pregunto porque quizás haya venido a darse un garbeo por aquí hay que impedir en darle esas habitaciones -nos dirigía a una de las mejores suites que tenía el lugar-también no estaría demás observar sus heridas. Si son de armas blancas, hechizos, o de extrañas criaturas... Hay que descartarlo todo... - Normal, yo tampoco los querría -dije con una sonrisa mientras servía una copa de mi licor preferido de la botella que estaba encima de la mesa y me echaba un par de dedos en el vaso. Di un sorbo y me relamí de gusto, sin poder evitarlo susurré- exquisito...
  18. - tranquilo cariño, soy una tumba -dije alzando la palma de mi mano como haciendo un juramento y le sonreí - no diré nada, es más me interesa mucho mucho... - pues, menos mal que lo has contenido, porque madre mía -hice un amago de un escalofrío- mira que respeto a los dragones, pero ese casi me come -reí por lo bajo... Sentí sus manos por la cintura y le robé un beso. Alcé una ceja ante su pregunta, sabía que me estaba retando y negué con la cabeza. - Vamos cariño, mi especialidad no sólamente son las Artes Oscuras, te recuerdo -le di otro beso- que también fui profesora de pociones. ¡Claro que puedo hacerlo! -medio protesté, manteniendo una sonrisa. - Además, si necesitas pociones bien puedes mandarme una lechuza o a alguno de tus elfos, claro que requiere tiempo, pero no te cobraré por ello -le guiñé el ojo.
  19. - Bah, la echarías de todas formas. Pues que sepas, que, cuando sacas tu carácter endemoniado, das miedo, te lo prometo -y llevé la palma de mi mano a la zona en dónde estaba mi corazón, para dar más fiabilidad a mis palabras - tú no lo recuerdas, pero te he visto transformate en dragón, creo, y bueno, no me gustaría que se repitiese - el recordarlo había hecho que tiritase un poco. Y no era precisamente del frío que había en la sala, no, para nada... - Además, para mí es un placer ayudar, ya lo sabes -le dije, guiñándole un ojo. Con un toque de mi varita, transformé mis ropajes. Aún recordaba el hechizo que nos habían enseñado y la capa que portaba, mutó en unos tejanos y camiseta, además de una cazadora de cuero, al menos mis botas de piel de dragón, se mantenían. Quizá fuese demasiada magia avanzada pero lo último que me apetecía, era ir hasta a mi habitación a cambiarme... Palmeé los bolsillos y al menos aún conservaba el monedero de piel de moke, con todos sus cachivaches. Lo saqué, miré en su interior y encontré mi anillo de la habilidad, ese que tanto me había costado (no por los galeones, sino por todo lo demás) y lo coloqué en el dedo corazón de mi mano derecha. Con él, me sentía más fuerte. Al menos si alguien más entraba, podría transformarme en un buitre, y espantarlo a base de rasguños gracias a mis patas... No pude evitar sonreír malévolamente... - eh... ¿Qué? -respondí a su pregunta, con otra... No pude evitar ponerme colorada y asentí con la cabeza. La cuchara había quedado a mitad de camino y probé la sopa que, Taga, su elfina, se había encargado de preparar para nosotros... - Pues, sí, la verdad... Sabes de sobra que había encargado eso, pero -me encogí de hombros - supongo que, con nuestros trabajos y demás no hemos podido llevarlo a cabo. Espero que éste verano así sea... ésto... - dudé un segundo, antes de continuar- además de ser representante del Ministerio, ¿me dejarías oficiar aquí la ceremonia? Por supuesto, estás más que invitada... Aunque claro, tendríamos que tener una sacerdotisa y dudo mucho que Sagitas se ofreciese a eso -comenté, apenada. Di otro sorbo a la sopa- muy rica... Y luego bebí un poco de agua. - He contactado -me corregí- bueno, Matt ha contactado con unos elfos es de un lugar bastante especial. Creo que aún no hemos tenido respuesta, al menos él, no me ha dicho nada... Quizá por seguridad, bien podremos celebrar allí la ceremonia. Para lo que pudiese ocurrir... Ya sabes que la seguridad es lo primero. Y tú que eres la matriarca, puedes disponer de los hechizos y protecciones que quieras por si a alguien se le ocurre atacarnos en medio de la ceremonia -no quise mencionar a los de la Orden del Fénix, pero parecía que habían desparecido y aún así, no podía estar del todo tranquila. @@Reena Vladimir off: gracias por las firmas Reena *-* ya las he subido a mi photobucket jejeje
  20. - No te rías -le dije a Matt porque claro, a pesar de que su madre y yo estábamos a la gresca, casi siempre, lo último que querría era enfrentarme a ella. Malditas ganas tenía, sólo ir a comprar y charlar un rato sin cosas extrañas. Aunque lo extraño siempre parecía perseguirnos a la familia. Fuimos hasta la parte trasera. Me dejé guiar por mi pareja hasta la zona de atrás y vi muchos de los ingredientes que se usaban generalmente en pociones, pero, antes de que él dijera algo más, vi dos botellitas. Supuse lo que quería enseñarme, alcé una ceja, y esperé sus explicaciones. - sangre de dragón -murmuré asombrada- y lágrimas de fénix -me bailaban los ojos, contenta, ¡lo que podía hacer con esos ingredientes! - vaya... ¿reserva? Bueno, creo recordar que cierto dragón casi me come en una de mis visitas a la Potter Black, ¿recuerdas? -sonreí burlonamente. La verdad es que si no fuese por la intervención del pelirrojo, no sabría qué es lo que pudiese pasar. Puse mis manos en sus hombros y burlonamente, le dije... - Bueno, creo que... encontraremos el método de pago correcto, ¿te parece? -alcé una ceja, graciosa, mientras le daba un tierno beso- tengo oro para poder pagar esos ingredientes, ¿alguien más, sabe de ésto, aparte de tu madre? -pregunté, curiosa- lo digo, porque hay muchos rateros y compradores dispuestos a pagar una fortuna por éstos ingredientes -le comenté, dándole otro beso.
  21. - ¿desde cuando soy yo curiosa? -miré con una sonrisa burlona a mi prima Xell - sabes de sobra que no soy de meterme en la vida de la gente - le dije, medio refunfuñando, medio con una sonrisa burlona en mi cara... Si es que. - Déjate de chorradas prima, ¿relación bonita? -la miré asqueada- fuese bonita si estuviese ella más pendiente de ti y... - me callé de repente. No quería hablar mal de nadie, pero era bien cierto que no aprobaba ciertas "relaciones" por mucho que tuviese una hermana que le gustasen, otro tipo de cosas (? xD). - claro que sí Gabs, todos se asustan al principio, pero va, la sangre no suele llegar al río - le dije con una sonrisa a la chica, para que no se preocupase. - por supuesto, allá nos vemos. El papeleo burocrático es un asco, pero es lo que toca -le dije, encogiéndome de hombros. - Bueno Matt -le dije a mi chico - Sagitas no necesita ayuda, ya la tiene con el enano, así que, descuida - hice un gesto gracioso y me despedí de los demás- bueno chicos, nos vemos entonces en el Ministerio - hice un ademán de despedida mientras me salía del lugar para hacer uso del hechizo antiaparición.
  22. - ¡Hola @@Matt Blackner -le dije con una sonrisa. - Pues verás, desde que tu madre por aquí, no quiero que nadie me reciba con hechizos -le dije, riéndome haciendo una mueca graciosa. - No sé, aunque tenga confianza - me encogí de hombros - más vale prevenir que curar... - ¿Ah sí? -miraba curiosa lo que quería decirme mi pareja - ¿y qué ingredientes son esos? - pregunté, intentando saber qué ingredientes eran esos - pues, ya sabes que lo que quiero yo, es ingredientes comunes para pociones. Ya sabes -dije con una sonrisa - de momento, no necesito nada más... Pero oye, si me lo dejas a buen precio no hay problema -comenté, guiñándole un ojo, chistosa. - sí, sí vamos -le dije al pelirrojo tocándole el brazo, para que me guiase a ver qué era lo que tenía que enseñarme.
  23. - ¿Matar? -miré confundida a ambos. No entendía nada de lo que está pasando- pero, ¿te has transformado? -pregunté, mirando al pelirrojo. Sería la única explicación posible. Una transformación ahí sería imposible de que se conteniese. Pero del tiempo que lo conocía, jamás había puesto en peligro a nadie y gracias a Fenrir, nunca se había transformado en un hombre lobo. No entendía esa conexión, pero la verdad es que era bastante útil. - ¿Obligación? -miré a Sagitas. Yo, es que la verdad parecía un poco lerda con tanta pregunta. Yo, que sólo había ido a darme un chapuzón y parecía que hubo una especie de asesinato. - Entonces habrá que llamar a los aurores. Pero, ¿sabéis si fue un ataque? ¿o realmente fue una pelea entre magos? -volví a inquirir- ¡queréis explicarme qué c*** pasa aquí! -sabía que no debía de decir tacos y menos aún delante del pequeño Ithilion, pero estaba de los nervios y me daba la sensación de que el día aún no estaba por terminar, no del todo. - No sé Sagis, tendrás que preguntarle a Matt, que es dueño de todo ésto y el te podrá indicar dónde poder cambiarlo -le dije a mi tía.
  24. Yo me callé mientras veía cómo Sagitas aparecía en el salón ¡a buenas horas! Se había perdido lo que había pasado así que, dejé a mi prima que le explicara lo sucedido. Yo acompañaba a su relato, negando con la cabeza. - ¡Hay que tener bien poca vergüenza! - exclamé yo ahora. Moví mi anillo de amistad de las bestias para que el animal se marchara porque sino, seguro que atacaba la mesa con toda la comida que, le mandara traer Reena a su elfina. Fuimos hasta la mesa que por suerte ya había aparecido, con todas las sillas y demás cachivaches, yo me senté. Vi como la pelirroja pedía comida así que, yo me apresuré también a hacerlo. - Oye, con tu permiso -le dije con una sonrisa -espero que no me muerdas... también puedo hacer llamar a mi elfina para que ayude a Taga en la cocina, si te parece bien - le comenté mientras me servía un poco de vino y le daba un sorbo a la bebida. - Taga, por favor, traéme lo que sea que haya en la cocina y que sea contundente... Esa desvergonzada a causa de la rabia me dio más hambre que nunca -y farfullé varios juramentos por lo bajo. - Si es que no sé cómo demonios se ha atrevido... - vi como el animal se desplazaba hasta el exterior y con un movimiento de mi varita, hice que la puerta se cerrara con delicadeza. - Ahora mejor, así nadie se pillará un catarro - guardé el anillo en el bolsillo y esperaba no tener que volver a usarlo.
  25. Después del trabajo terminado, guardé mi insignia dentro del bolsillo. Ya no me hacía falta así que, escuché atentamente las palabras de mi compañera de trabajo. Sonreí amablemente al ver cómo se aturullaba al intentar explicar la relación que tenía con su pareja. - Tranquila Gabs -le dije con una sonrisa- a mí me da igual lo que hagas, yo no me meto en la vida de la gente -sólo que se me hace raro, sinceramente -me encogí de hombros- he visto una boda de ese estilo, bastante interesante. La boda de Tauro y su mujer -le aclaré- y bueno, no sé cómo me invitaron -solté una risilla, nerviosa -yo ya la conocía de antes... Es decir, fue directora del departamento de Criaturas. - Oh, no pienses que soy una chismosa ni nada de eso, sólo fue curiosidad -asentí con la cabeza. - Bueno qué, ¿vamos a por ese algodón de azúcar? -pregunté, mirando a las chicas, que parecían pelearse con ese trasto. No pude evitarlo y empecé a reírme ante el comentario de mi compañera. Me calmé y le contesté. - Pues, la mayor parte del tiempo, ella -le susurré yo- pero otras veces no puedo evitar picarla un poco. Es divertido -hice un movimiento con mi mano- va, no te preocupes mujer, puedes preguntar. Es lógico. Cuando lleves tiempo aquí, ya te acostumbrarás a nuestras "broncas" -hice el gesto entrecomillado divertida.

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