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Hecate Engosvezhof

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Todo lo publicado por Hecate Engosvezhof

  1. Jardines de la Potter Black. Con @@Matt Blackner - jejeej eres un solete, cielo - le di un beso en la mejilla... El calor del pequeño fuego que había hecho Matt era muy agradable a pesar del tiempo tan cambiante, cómo podía ser Ottery. Y aún así, me fastidiaba bastante. Poco a poco iba acostumbrándome a sentirme más humana, bueno, parte humana. Pero al menos, resistía algo mejor a las bajas temperaturas, pero no del todo... aún así, debía de tener mucho cuidado. Escuché atenta a la explicación que me daba. Me sorprendía todo el ritual que conllevaba todo eso... - Vaya, sorprendente. ¿Sabes a qué me recuerda todo eso? -le dije con una ceja alzada- a los vikingos... bueno, más bien a los pueblos del norte. Ellos también tenían una práctica así parecida. Creo que la abuela me había dicho de pequeña, que hacían esa especie de ayuda de viaje -comenté, elevando mis hombros. Froté mis manos y puse las palmas cerca del fuego, para calentarlas... - sí es cierto... y la verdad, me hubiese gustado mucho saber qué fue de... los demás. No sé si el resto habrá sentido lo que nosotros. Supongo que mi hermana podría dar cierta visión del asunto -elevé mis hombros- ella es muy buena en tema de las energías o las auras, o como lo quieras llamar... No sé yo si eso nos dará tanta calma. Date cuenta de que, habrá magos más peligrosos que los mortífagos -chasqueé la lengua fasidiada- que querrán aprovecharse del -hice el entrecomillado con los dedos - "vacío de poder" y aprovechar la ocasión para armar follón. No quiero ser agorera... pero yo me esperaría cualquier cosa... Fijé la vista a dónde indicaba mi marido y fruncí el ceño, sin entender lo que pasaba. A lo lejos, Sagitas parecía que estaba preparando lo del "entierro". Seguramente me hubiese hecho caso y al final, se hubiese decidido por hacer la ceremonia. Agarré la mano de Matt y lo tiré para llegar hasta la altura de mi suegra. Habíamos casi llegado a tiempo para la ceremonia. Estaba recitando unas breves palabras, mencionando a la diosa y todo lo demás. Yo aguardé silencio mientras seguía con todo el proceso. Agarré con fuerza la mano de mi marido y no pude evitar lagrimear mientras, las llamas, iban devorando poco a poco el ataúd... Por el momento, no me atrevía a romper el silencio del lugar. Sólo se escuchaba el crepitar de las llamas. Había sido una ceremonia bastante emotiva y no era para menos.
  2. - vale -asentí contenta a su propuesta- cómo dije antes, el tiempo está horroroso... incluso con lluvia, parece que hace mucho más frío que de costumbre - negué con la cabeza. Gruñí por lo bajo y asentí nuevamente... - ¡nunca me acostumbraré! -protesté otra vez- hacía siglos que no me sentía de ésta forma... y literal... -negué nuevamente- cómo coja a ese hijo de... -me callé el insulto porque aún así, su madre no tenía culpa de nada, de ese maldito bastardo. Cogí la taza de té que me había servido mi marido y tenía razón, ahí se estaba mucho más caliente que en la propia tienda. Me sentía muy agusto y me recordaba mucho a 'El Dragón Verde' uno de mis negocios cercanos a Ottery. - No importa cariño... puedo decirle a un elfo que haga una lista de la biblioteca y luego cotejarla con los libros nuevos que tengas -le sonreí y le di un beso, para después dar un sorbo a mi taza de té... - ¿alguna novedad por aquí? -pregunté... - Aunque se me ocurre algo que, quizás -me quedé un poco pensativa- si no tienes muchas cosas que hacer y a lo mejor, para que no nos interrumpan o nos busquen... -le estaba dando muchas vueltas pero quizá era mejor ir al grano - bueno, quisiera que vieras mi vida a través de mis recuerdos. Le llevo dando vueltas a eso desde hace mucho tiempo y, aunque haya cosas que quizás no te gusten de lo que vayas a ver, así sabrás más cosas de mí... espero que, por eso, no me pidas el divorcio -reí levemente- tuve una vida complicada, no lo voy a negar pero si no tienes un pensadero por aquí, yo lo he comprado hace tiempo y para no olvidar de dónde vine y todo lo demás, suelo visualizarlos a través de ese objeto... si te parece bien, claro -asentí con la cabeza, pensativa. Me recosté en su pecho mientras cogía su fuerte brazo y lo pasaba a través de mi cintura- si lo llega a ver tu madre, seguro que me recriminaría por cómo soy y a ti, por casarte conmigo -elevé mis hombros- sólo si tu quieres cariño, ¿te apetece? -pregunté, dudando. @@Matt Blackner
  3. Di un pequeño respingo al escuchar la voz de Matt en mi oído. Estaba tan atenta viendo el álbum que ni me enteré de que se había colocado a mis espaldas. Giré mi cabeza y le di un pequeño beso en la comisura de los labios y asentí sin responder a su pregunta. Yo también necesitaba salir con urgencia de allí. No me gustaba estar en medio de tanta gente. Me agobiaba y ni siquiera me había atrevido a darle el pésame a Cye. Pero estaba bien acompañada y me daba la sensación de que, si me acercaba al pequeño grupo que la rodeaba, sobraba en ese lugar aunque fuese mi tío el que estuviera ahí encerrado en un ataud. Sonreí con tristeza a lo que me dijo y lo escuché con atención el cielo parecía que "quería nevar" estaba grisáceo y de momento por Ottery apenas había caído una fría llovizna. El tiempo era tan diferente ahora que hacía siglos y eso se notaba. Sentí una ligera brisa en los brazos, a pesar de llevar una chaqueta caliente encantada con magia. A pesar de ello, Matt me dirigió hasta la zona en dónde había estado con Sagitas o eso pensaba. Porque cuando llegamos había varias cosas colocadas y con ellas una pequeña pila de madera. Me sorprendió porque cuando antes había ido hasta allí, no había nada de eso, supuse que los elfos habían tenido algo que ver. Sentí cómo me colocaba una prenda caliente encima de los brazos y yo le protesté bajito: - tranquilo cariño, tengo una chaqueta que me mantiene el calor. No quiero que por mi culpa pases frío -le susurré, haciéndole una carantoña y viendo como encendía el fuego con la varita. Escuché con atención a todo lo que me decía - vaya, ¿la varita también? -pensé durante un momento y dije- sí, bueno, tiene su lógica, la varita sólo funciona bien con aquellos a las que están destinadas. En otra persona, quizá no saque todo el potencial que posee -dije, elevando mis hombros mientras veía el chisporroteo del fuego quemando la leña. Sentí otro beso en la mejilla y le sonreí... - Sí que es cierto que era bueno -le dije con una sonrisa- cierto, no sabía cómo se enteraba de las noticias que pasaban... Pero sí, también tenía gente trabajando para él demasiado desagradable, ¿recuerdas cuando publicaron cosas feas de Sagitas o de Accidentes? No sabía si matarlo a él o a los reporteros que habían publicado semejante desfachatez - dije con genio- y hay algo que nadie sabe - giré mi cabeza a ambos lados, esperaba que estuviésemos solos - tú sabes lo que yo soy - le dije en tono confidencial -pero lo que no sabe la tía Cye ni los demás es que él era mortífago por él hice la marca en el cielo... aunque ya todo, ha acabado -bufé- no sé qué ha pasado ha desaparecido todo... no sé qué fuerza tan poderosa para barrer todo aquello en lo que creemos -negué con la cabeza, con un gesto de disgusto-pero por supuesto, mis ideales no cambiarán por mucho que se empeñe esa cosa en destrozarlo todo... @@Matt Blackner
  4. Una voz me sobresaltó y justo cuando le daba una calada. Eso hizo que tosiese y tras boquear un poco más, bufé. - ¡Hay que avisar antes de entrar! -protesté... - ¡Jeremy! -sonreí con alegría al verlo - estaba tan distraída que ni cuenta me di de que habías llegado... -aunque sí bien absorta debía estar, porque había "escuchado un cariño". - Me alegra verte... ¿ésto? - le dije al mago poniendo en vertical el cigarro - no te preocupes que no es de los normales. Es totalmente inocuo sino, no tendría sentido que yo lo fumara - y puse una mano en la tripa y alcé las cejas, suponiendo que comprendiera ese gesto. Sonreí burlonamente... - Ya, náuseas, últimamente las brujas en el pueblo estamos así, ¿no? -negué con la cabeza y casi casi, estaba segura de que mi antiguo compañero, se le escapa lo de "embarazo" - no sabía que salías con Anne... Yo he venido aquí porque mi suegra también lo regenta... Podría ir a Ollivanders pero estaba cerrado -elevé mis hombros y tras darle una última calada, lo hice desaparecer con la varita... Sólo quedaba el aroma, uno a afrutado. - ¿Cómo te va, después de lo de Accidentes? Ya sabes que si necesitas cualquier cosa, yo, como jefa, no dudes en contactar conmigo -le dije, guiñándole un ojo- y llevo esperando un buen rato aquí. Sé que mi suegra está por su aroma. Es decir, ya sabes que los aromas de cada uno son cómo la huella dactilar -lo miré a los ojos, sonriéndole - por eso supe que tú eras uno de los nuestros... y, ¿no será peligroso para ti? Lo digo, porque sé que una de las dueñas es licántropa... si algún día se transforma, avísame - elevé mis ojos - más que nada para evitar males mayores en el otro lado... @ (no sabía que habías cambiado de apellido, brrr sino llego a ir a tu ficha, ni cuenta me di de que fuiste Barton xDD ¡sorry!)
  5. Hacía tiempo que no me pasaba por ese negocio y además de necesitar unos guantes nuevos para duelos, quería revisar la varita... Ya tenía varios años de uso pero tampoco estaba mal una revisión y hacer una compra pendiente, que tenía en ese negocio (?). Llevaba una de las varitas en una mano mientras la otra, la llevaba en el monedero de piel de moke que tenía guardado en el bolsillo, con galeones y demás cachivaches. No sabía qué hora era en cuánto llegué al callejón Diagón. Miré a ambos lados y subí por la calle adoquinada. Todavía estaba enlutada, con mi traje pantalón chaqueta, camiseta y botas de piel de dragón. Revisé con la mirada, antes de volver a mirar al frente. Aunque esperaba encontrarme a mi suegra Sagitas, no tenía ni idea de, si realmente estaría en la tienda, ella o alguna de las dueñas. En cuánto llegué al local entré en el interior adentrándome al lugar cómo si fuese una vieja biblioteca. Sentía los aromas de Sagitas y de Anne. El aroma era persistente con lo cuál, estaban dentro del local aunque, previsiblemente en otra estancia. El sol aún iluminaba dentro del sitio en dónde me encontraba y aún sin clientes... o eso me parecía... - ¿Hola? ¿Hay alguien? -pregunté en voz alta. ¿Me escucharían si estaban atentas? Y mientras esperaba saqué un cigarrillo inocuo. Lo encendí con la varita y mientras esperaba revisaba con mi mirada el interior del local... @ @
  6. Necesitaba volver a salir y no lo aguantaba. Había mucha gente en el salón. Era lo normal, todos poco a poco los que se iban enterando, querían despedirse. Vi que mi tía/suegra se había sentado. Ni cuenta me di que llevaba encima un álbum de fotos. La vi sentarse, yo fui hasta la zona de la comida. Me había entrado un hambre increíble. Parecía que la pequeña que crecía en mi interior tenía ganas de alimentarse, o quizás era yo, que llevaba horas sin provar bocado. Cogí un vaso y lo rellené de chocolate, además de un sandwich mientras los elfos, iban reponiendo la comida, que, poco a poco, parecía acabarse... Iba entrando más gente. Y si no fuese porque la mansión era lo suficientemente grande, diría que me asfixiaba ahí dentro. Sería por todo lo que callaba y no dejaba asomar. Vi que alguien picaba la puerta. Me acerqué y me sorprendió @ que estaba allí... Con los brazos descubiertos y por el rabillo del ojo enseñaba la Marca Tenebrosa, alcé una ceja y sonreí burlonamente... - Bienvenida a casa... -le susurré- hay que tener valor... Y si Sagitas te lo ve... te armará una buena, pasa - le indiqué con la mano que entrara al interior- estamos todos - volví a susurrar- si quieres ponerte cómoda, hay comida y chocolate caliente... Le indiqué con la cabeza que entrara y fui hasta dónde estaba Sagitas que aún repasaba el álbum con las fotos de su hermano sentada en una de las sillas. Me produjo curiosidad y por detrás de su hombro me agaché y le dije mientras observaba las fotografías. - @ está aquí Fee, por si quieres recibirla y acabo de ver a otra Warlock a Anne - le aclaré- si necesitas algo... dímelo - le dije con voz suave...
  7. Habíamos llegado adentro del salón, después de estar en los jardines. A mí me había sentado bien. Pero aún así, no quitaba que el dolor en el pecho remitiese, o quizás fuese que, la intensidad de las emociones que había en el salón, aumentase. Poco a poco la gente iba llegando, si hasta ¡me sorprendió ver un patronus! Aunque no entendía de quién podría ser. No los conocía a todos, sabía del de mi marido y el mío propio, pero ese era completamente diferente, parecido a Fenrir y diferente a él... Cabeceé de medio lado. Había escuchado a Matt y asentí con la cabeza... - Tienes razón cielo, menuda manera de empezar el año - susurré en su oreja- si me disculpas, creo que voy a ir al baño... tanto dolor... no estoy acostumbrada- sentía que las lágrimas se me agolpaban en mis ojos, pugnando por salir. Debía mantener el temple. La Marca que tenía en el brazo aún escocía un poco. Pero, a pesar de que Darla se había personificado en el lugar, ¿qué pasaba con los otros mortífagos? Cabeceé de lado a lado. Seguro que ni la mitad del pueblo se había enterado. - perdóname cariño, ya vengo - le di un beso en la mejilla a @@Matt Blackner y esperaba que entendiera. Era cierto que la soledad no era buena en éstos casos, pero a mí me hacía sentirme bien. Había visto muchas muertes a lo largo de mi vida, pero jamás me acostumbraría y mucho menos, cuando se trataba de no sólo de un tío, sino un hermano y compañero de la Marca Tenebrosa. ¿Qué diría mi tía, si veía aparecer por allá a la líder @ por allá? Seguro que ni se lo imaginaba ni por asomo. Pero bueno, eso era lo menos importante. Pero por supuesto, no teníamos tan mala cabeza como los del otro lado, de hacernos visibles al resto de la comunidad. Precisamente, el anonimato era lo que nos ayudaba a ganar las batallas entre los dos bandos. Con éstos pensamientos y sin casi darme cuenta, había llegado al baño. Me refresqué la cara y me la sequé con la toalla. Lo haría, era algo necesario y seguro que a mi tío le hubiese gustado que un alto rango tan importante apareciese por allá. Así que, suspirando nuevamente e intentando aguantar las lágrimas, saqué la chaqueta y descubrí mediante un peqeño encantamiento la marca que tenía invisible para los demás. Me aseguré de que la puerta estuviese echadas con cerrojo. Bajé la cortina que tenía en ese cuarto y con la varita, apreté el tatuaje con forma de calavera y que asomaba una serpiente. Todos notarían un ardor de llamado. Uno en el que invocaba a todos los compañeros oscuros a aparecerse por allá. Sabía que mi compañera Darla lo notaría y esperaba que no hiciera preguntas. Aunque también era cierto que no conocía al resto de colegas, esperaba que fuesen llegando poco a poco. Después de tocar la insignia en el brazo, volví a repetir el encantamiento de ocultación de mi brazo izquierdo, cogí la chaqueta y me la puse de nuevo. Levanté la persiana y deshice el cierre de la puerta. Volví de nuevo al salón y otra vez tuve que suspirar... Me acerqué a mi marido y lo agarré por detrás de la cintura.
  8. Mantenía el silencio mientras ella hablaba. No pude evitar esbozar una sonrisa un tanto siniestra... - sí, es cosa mía. Matt también me medio regañó por ello. Hoy es sólo la excepción una especie de duelo, para él... seguro que le gustaría -comenté en un susurro con voz triste- tranquila, no habrá problemas. Así me descargo la rabia que aún tengo dentro de mí. Aún no asimilo que está... -suspiré - ahí metido... Quizá mi subsconciente me diga que, voy a despertar de un momento a otro y... -negué con la cabeza, a sabiendas de que eso era imposible, era real, muy real- a todos nos ha cogido de improviso... era un buen mago -y volví a susurrar esperando que no me escuchase - y un buen compañero... - suponía que lo relacionaría con el trabajo ministerial pero tampoco le iba a decir mucho más. - bueno, dudo mucho que la arcana te dijera algo y si tu hermano era ilegal, fue porque no le dio tiempo a registrarse. Lo sabría inmediatamente -sonreí de medio lado- o quizás nadie le haya comentado lo del protocolo y todo eso... Muchos magos no saben que hay que hacer ese tipo de papeleo cuando se adquiere una habilidad tan importante de lo de animagia -elevé mis hombros desconcertada. - Tranquila -le pedí al ver que parecía que se alteraba- si eso, le pediré a Xell que te ayude, no sé si alguien habrá avisado a Reena. Seguro que algo habrá sentido, cómo todos nosotros... Y de nada por la pluma. A pesar de ser tan inquietante el sueño, no sé. Aún no me lo quito de la cabeza. Y en ese momento, llegó Matt dándonos aviso de la llegada de Cye, uno de los elfos, había traído algo. Tragué saliva, eran fotos de su hermano envueltos en papel... Pensé en mis hermanos mortífagos, esperaba que también les gustara despedir a un compañero ejemplar como Ishaya. Sí, para mí siempre llevaría ese nombre. Me volvía loca cuando en los registros aparecía con otro nombre, y sonreí de medio lado... Agarré a mi marido @@Matt Blackner y a Sagitas por ambos brazos y me los llevé directamente al comedor. Sí, había salido muchas veces pero a pesar de estar acostumbrada a la muerte, me producía tal agobio que debía salir más para aplacar los nervios y la angustia de aunque fuese, que cayeran un par de lagrimas. De momento, aguantaban a pesar de mis ojos llorosos. En el salón había un montón de gente desconocida para mí y también conocidos compañeros funcionarios. Muchos habían regresado al pueblo al enterarse de la noticia, otros por el boca a boca. Por desgracia, cosas como éstas era las que nos unían. Era algo que nunca me acostumbraría... Y a pesar de ello, aún sentía cierta quemazón en el brazo izquierdo, en dónde tenía la marca grabada. ¿Lo notarían los demás? En cuánto se terminara esa parte, me ocuparía de darle una despedida más íntima. Sonreí con tristeza, seguro que le hubiera gustado.
  9. El dolor era palpable y era completamente normal, pero sentía que me asfixiaba ahí dentro. Veía a tod@s alrededor, iban viniendo gente a la mansión, a muchos los conocía otras brujas, como la madre de Sagitas, o incluso sus hermanas esas de las que yo desconocía. Pero a pesar de que no quería interrumpirlas sentí un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Matt en mi cabeza. Fruncí el ceño y cerré los ojos para responderle mediante esa telepatía especial que teníamos los dos "es en honor a él, hoy fue la excepción". No sé cómo @@Matt Blackner lo sabía pero intuí que era por cierta información que le había confesado en su momento. Si hasta incluso Sagitas no me había regañado por ello. Pero debía acostumbrarse y tampoco le iba a decir que era porque Ishaya era mortífago. Mi cabeza me volvió a ese momento en que mi tía me hablaba y carraspeé... - sí, perdona... - seguí sus pasos y nos fuimos hasta el lugar que me había dicho ella. Suspiré. - Te pido disculpas por entrometerme... ¿recuerdas el sueño que te había dicho? Quizá no fuese tan sueño... Puede que no hubiese ahora, pétalos negros, pero encontré ésto - le dije con una sonrisa triste y me llevé la mano al bolsillo. Saqué una de las plumas que había recogido del suelo, cerca del lago... - Encontré dos, una la guardaré para mí, ésta es para ti... Al principio no lo entendía y no entendía como un patronus pudiese ser tan físico -le comenté, mirándola a los ojos - ahora con ésto, puedo decir que era un animago. Seguro que le hubiese gustado que tú tuvieras algo de él aunque sea de ésta forma, para que lo recuerdes - dije susurrando con tristeza- me extraña que hubiese contactado conmigo pero... de esa manera - le aclaré - ¿Oficiarás la ceremonia del entierro y del funeral? -inquirí, mirándola a los ojos - si no puedes, no sé, puede encargarse Xell, lo haría yo, pero no tengo ni la menor idea de cómo se hacen esas cosas, si quieres, claro, puedo encargarme de que no falte nada. No quiero que te lo tomes como que quiero robar tu puesto -negué con la cabeza- nada que ver, sólo que, con el día de hoy... te será difícil encargarte de todo tú sola. Y, quisiera comentarte algo de Lázarus, pero será en otro momento, cuando termine todo - volví a murmurar - quizá tú puedas ayudarme, cuando estés mejor... @
  10. Aún estaba apostada cerca de la entrada. Terminé de fumar el cigarro y lo apagué con una de mis botas. Suspiré nuevamente. Lo último que necesitábamos era tener a más gente llorando. Sí que era lo normal, pero tendría que ser fuerte, hasta que terminara todo. Entré por una de las esquinas del acceso a la mansión. Ya se estaba llenando de gente. Vi que mi tía/suegra estaba al lado de dos mujeres que no conocía. ¿Quiénes serían? A una la reconocí, porque había visto su retrato encima de la chimenea pero no recordaba su nombre. Gruñí por lo bajo. Hasta en los momentos más tristes, mi mente me fallaba... Negué con la cabeza... Así que, antes de irme al exterior recordé las palabras de la matriarca, en silencio, moví alguna mesa para ir colocando tentempiés fríos y bebida caliente. Quizás chocolate fuese lo mejor, por el tiempo tan frío que estaba haciendo. Lo hacía todo de manera mecánica. Al menos eso, me iba distrayendo. Los elfos traían las bandejas con comida, eran sandwiches fríos y, el chocolate caliente en unas jarras de porcelana. No iba a ser camarera de nadie, si alguien querría que lo cogiese por sí misma. Vi a Darla, la reconocía como compañera mortífaga... No sabía si decirle que había sido yo... No quería mirar al féretro. Pero me era imposible, los ojos me iban a él, directamente. Sentía que se me aguaban los ojos y me acerqué a @@Darla Potter Black y le di una pequeña palmada detrás de la espalda. Esperaba que no se asustara. - No te asustes -le dije con una triste sonrisa. Bajé la voz en un susurro esperando a que me escuchara - fui yo quién invoqué la Marca. Espero que no te moleste, yo, lo hice en honor a él, seguro que le gustaría - dije con tristeza- si quieres un poco de chocolate, está caliente... ¿sabes si vendrán más... compañeros? -enarqué una ceja, expectante - estaría bien hacer algo en su memoria... -incliné mi cabeza hacia el ataúd. Pasé mi mano por encima del féretro. Y recordé las plumas de cisne blanco que había encontrado cerca del lago... - Discúlpame, voy a hablar un segundo con Sagitas - esbocé una media sonrisa y me acerqué poco a poco a mi tía que ya lloraba en compañía de las otras dos mujeres que desconocía- perdónenme mis señoras, pero querría hablar de una cosa con la matriarca -levanté una ceja y esperaba que Sagitas comprendiese - es un asunto privado... @
  11. Y tras lanzar aquél conjuro sentí que ésta vez en la soledad sí pude derramar las lágrimas que me faltaron al principio. No me extrañaría nada que, a éstas alturas la mansión se llenara de desconocidos y amigos de la familia. No conocía a muchos de ellos y por suerte, estaba en un sitio resguardado fuera de las miradas ajenas. ¿Qué diría mi tía cuando viese esa marca? No me extrañaría nada, que me cayera una buena bronca, y más aún, en un momento tan delicado como ese... Sabía que debía entrar y no demorarme mucho en el exterior. No era bueno ni para mí ni para... Negué con la cabeza. Debía calmar ese nerviosismo. Crucé las piernas y dejé la mente en blanco. Más que nada, para intentar relajarme. A pesar de tener los ojos cerrados sentía el verdor de ese conjuro sobre mi cabeza y me daba fuerzas para seguir hacia adelante. No entendía cómo el ángel de la muerte se llevaba a los mejores. Sí, él era un gran mago y gran persona. Y entendía que, debía disfrutar más de la familia y tener menos broncas, nunca se sabía lo que podía pasar al otro lado de la curva. En cuánto abrí los ojos recordé el sueño y fui caminando despacio hasta esa zona de la mansión. Necesitaba la soledad, apenas me daba cuenta de que, lágrimas gordas recorrían mis mejillas sonrojadas por el ligero frío que hacía... En cuánto llegué al extremo, bajé la vista y algo me sorprendió. Había un par de plumas blancas, sonreí de medio lado. Quizá el sueño no fuese un sueño. Pero tampoco es que le diese mucha importancia a esas cosas, en el mundo de la magia no era bueno dar muchas vueltas a la cabeza o se volvería uno loco. Las recogí con mis frías manos y las guardé en el bolsillo del pantalón. Quizás mi tía, sabría qué significaban. Me guardaría una para mí y otra para ella... Esperaba no encontrarme a demasiada gente en el interior, si precisamente salí fue para encontrar paz a tanto agobio que me había entrado de repente. No quería entrar, no quería ver lo que me encontraría. A mí me gustaba recordar a la gente viva, no en una caja... Pero sabía que, en algún lugar, estaría batiéndose en duelo, o incluso escribiendo cartas para el Profeta. Sonreí de medio lado, al escuchar las palabras de tía Hayame. Sí, era un poco el humor negro que le hicieran una entrevista en el otro lado. Sentí cierto escalofrío. Odiaba el dolor de la pérdida, odiaba la tristeza, pero sabía que era lo más ¿natural? ¡Y una mi**.da! Sabía que era un proceso en el que, todos tarde o temprano, iniciaríamos ese recorrido... Tras levantar la vista, vi que poco a poco la gente iba llegando... Permanecí en un lado de la esquina, sin atreverme a entrar de nuevo. Guardé la varita, con disimulo. No sabía si la gente se escandalizaría por ver una marca tenebrosa en el cielo, pero me daba igual. Me limpié las lágrimas que aún caían en mis mejillas y suspiré nuevamente para tranquilizarme. Hoy debíamos estar todos unidos y no era momento de broncas. Recordé las plumas que había recogido en el otro lado y me tranquilicé. Al terminar el sepelio, le daría una a mi suegra, seguro que le alegraría y de un modo impulsivo, saqué un cigarro y lo empecé a fumar, ¿tendría regañina? Seguro, pero hoy lo necesitaba más que nunca.
  12. Tragué saliva al escuchar lo que decía mi suegra. Su patronus... Y entendí de quién se trataba. Su hermano Ishaya. No me salían las lágrimas. No era porque fuera una insensible o alguien ajena al dolor, pero lo que había presentido en el sueño me había dejado en un estadado de shock que no me permitía reaccionar de la manera más normal. Veía que a pesar de dejar el cogín y contestarme había empezado a organizar todo. ¿Los del bando, sabrían de su fallecimiento? No me sorprendería que, de enterarse la gente se pasara por la Potter Black. Agradecí mentalmente que mi suegra dijera lo de las puertas abiertas, se lo escuché antes de hacer acto de presencia (?) Había alguien más a quién no conocía. No pretendía ser descortés pero alguien más entró. Era mi otra tía, Hayame. - Mujer, no digas eso - negué con la cabeza con una triste sonrisa - yo os daría patadas en el trasero a todos -reí por lo bajo. Pero para consolar a la pelivioleta me acerqué a ella y le di un abrazo por detrás -lo siento mucho - le susurré en la oreja - ¿quieres que te ayude con algo? - me sorprendió no ver a Harpo por ahí y supuse que Sagitas querría hacerlo ella. Y en parte, lo comprendía. - No tienes porqué cargar todo tú sola, deja que los demás te ayudemos - susurré suavemente para que al menos, no me regañara por indicarle eso. La conocía lo suficiente y supuse que si se encargaba era para mantener la cabeza ocupada. Aunque fuese en algo tan triste, cómo un velatorio- pero si es tu decisión, lo respeto - puse una sonrisa triste. Aún tenía el corazón encogido al escuchar la palabra patronus. Pero aún así, era mi compañero de la Marca, y familia, por supuesto. Alguien a quién quería y que admiraba por el simple hecho de llegar hasta dónde había llegado. Y que en alguna ocasión habíamos charlado con una buena taza de café... Y, se me ocurrió una idea. Una en la que quizás o mi tía me regañaba por hacer algo así, o por ser una inconsciente. Pero era un símbolo de muerte y no porque la Potter Black fuese atacada, no. Simplemente quería hacer honor a un compañero mortífago y seguro que le hubiese gustado verla nuevamente, pero no en casa de un familiar... mentalmente me había dicho, "es por ti, tío Ishaya, espero que te guste, allá dónde estés" sonreí con tristeza y separándome un poco del grupo, les dije a los presentes... - salgo un momento, necesito respirar aire fresco -seguro que los demás lo comprendían. Cogí mi varita mágica y salí por las puertas abiertas de la mansión. No sabía si saldría ese conjuro porque la tristeza embargaba mi corazón en esos momentos, pero si venían compañeros mortífagos, entenderían el porqué de ese gesto, o eso esperaba. Fui caminando despacio, oliendo todos los aromas que me embargaban y al mismo tiempo, me relajaban. Estaba en una zona de la mansión en dónde no había ventana y que quedaba oculta a la vista. Levanté la varita al cielo y pensando en todo lo que significaba esa invocación, no pude evitar exclamar: - ¡Morsmordre! - al terminar de decir el conjuro una enorme marca tenebrosa tiñó el cielo de un color oscuro. Una calavera verdosa y una serpiente salía de su interior, revolviéndose y tiñéndose todo de color verde. Seguro que la pelivioleta me reñía por ponerla, sólo ella y Matt sabían que pertenecía a la orden oscura. Pero tampoco imaginaban que mi tío hubiese pertenecido a ella. off: no sé porqué narices, hoy el foro la toma conmigo xD me gustaría que algún moder me añadiera ésta imagen y que esté centrada... debajo del último párrafo. ¡Os lo agradezco! https://imgur.com/ZZbo7oU
  13. Esa noche, me sentía nerviosa, agitada. Cómo si no pudiese dejarme llevar por Morfeo. Tenía unas pesadillas o sueños bastante raros. Pero no entendía el significado. Era un mal presentimiento. Hacía años que no lo tenía. Me veía en la Potter Black observando todo, varios cuervos graznaban encima de la mansión y los miré, con el rostro ceñudo. Nunca me habían gustado. Mal presagio. Sentía los pies descalzos y la hierba mullida y cortada, que tan bien cuidaban los elfos... Me dirigí hasta el pequeño lago que poseía la familia. Un cisne hermoso iba de un lado para otro, "navegando" con sus delicadas patas. Fruncí el ceño otra vez. Su cabeza se dirigió a mi y con un gesto extraño, abrió sus enormes alas y emprendió el camino hacia el cielo. Ese gesto me dejó confusa. Cuando dirigí la vista hacia arriba, ya no estaba. Pero al mismo tiempo una lluvia de pétalos negros caían sobre mí. Lo recogí con la mano, sentí un escalofrío particular que subía por mi espina dorsal... Desperté completamente sudada aún sin entender ese sueño o pesadilla. Había tenido muchas, pero nunca como esa. Sentía nervios en la boca del estómago. Me dirigí al baño para refrescarme un poco y para vestirme. NO sé porqué pero escogí prendas negras. Un traje pantalón chaqueta, a juego con la camisa, botas planas y me até el pelo en una cola de caballo alta. Me sentía triste y aún no lo relacionaba con nadie... Pero tenía cierta intuición que tenía que ser de la familia para que algo así me llegara a mi subsconciente. Aún rememoraba el sueño que llegaba a mi cabeza. Vi el desayuno encima de la mesita, pero no le hice caso. Fenrir el lobo, también estaba conmigo en la habitación cuando Matt se ausentaba. Estaba despierto, alzó las orejas cómo pendiente de que todo estuviese, ¿bien? Pero agitó la cola y sus pelos se pusieron rectos, parecía nervioso. Empezó a aullar, con un sonido lastimero. Abrí los ojos. No entendía nada de lo que pasaba, pero volví a sentir la extraña sensación de que alguien más estaba en la habitación. Un frío helador referente a un fantasma pero que yo no veía. Me froté los brazos, nerviosa. Sabía cuando Jack se aparecía pero en ésta ocasión, no era él. No sé porqué pero me dirigí al lobo y le acaricié el morro. - Calla, no debes despertar a nadie -le dije a Fenrir con ternura, pero el lobo seguía a lo suyo y se rascaba detrás de las orejas. No comprendía nada- ¿Vienes conmigo? -susurré otra vez. Pareció hacerme caso y ambos salimos de la habitación que compartía con mi marido. Y fue cuando al llegar hasta el pasillo, sabía que había pasado algo, susurros, susurros lastimeros en voz baja. Pero que dejaban entrever la tristeza. En cuánto llegué al salón, mi marido y mi suegra estaban ahí cómo organizando algo... Y hasta me pareció sentir que había un fantasma pero que no era mi suegro... Dije con voz trémula: - qué, ¿qué ha pasado? - temí la respuesta y al ver la cara de mis dos familiares deduje que había sido alguien de la familia - vi a un cisne blanco en mis sueños, pero no sé... - me callé porque lo último que necesitaba era una reprimenda por decir esas tonterías... Y además parecía llegar gente. Eso me sorprendió más que otras cosas pero que sólo expresé en mi mente... @ @@Matt Blackner
  14. Galicia - Sierra dos Ancares, con @@Matt Blackner Zona de Aguas Termales - Hum, estaría bien tener un poco de agua para hacer un poco de té, ¿no te parece? -le pregunté a Matt viendo cómo iba apilando poco a poco la leña, para hacer las brasas y luego más tarde, apilar leños grandes para que la tienda tuviese suficiente temperatura. Al menos, no me preocuparía porque fuera cayese una nevada o frío intensos ya que, en esa zona de montaña, era lo más habitual. El olor a azufre impregnaba el ambiente por la cascada que se escuchaba al lado. Salía tan caliente que no le daba tiempo ni siquiera a congelarse. Y por lo menos estábamos al abrigo de la cueva. Por lo menos ahí, la sensación térmica no sería tan acusada que en el exterior. - Nunca me has contado eso - susurré con pena- pero bueno, tú tampoco es que sepas mucho más de mi vida -dije pensativa, haciendo que, sin querer mi mente regresara al pasado en esos momentos... Estaba de pie y cruzada de brazos, pero sentí el mentón de Matt en mi hombro. Sonreí contenta. Me di la vuelta y con las dos manos, le di un suave beso y al terminar- sí, mejor mañana. Ahora al ser invierno hasta que no vengan los días más largos no es muy oportuno adentrarse en esas cuevas. Date cuenta que apenas se conocen. Yo sé que hay runas escritas porque están cerca de la entrada. Tampoco me adentré mucho más - volví a susurrar nuevamente... - Pero mira, sé lo que podemos hacer - di una palmada, fui hasta la mochila, cogí un pequeño bloc apergaminado, tinta y una pluma de águila y con una mano nos fuimos hasta la pequeña mesa que tenía la tienda- yo puedo escribírtelo, si las has estudiado, quizás sepas algo. Aunque haya estudiado las runas, no quiere decir que lo hiciera muy bien -chasqueé la lengua y me acordé - espera, creo que los elfos nos han preparado un termo con algo...- lo saqué y aproveché para sacar un tupper con varios sandwiches, fruta y algo de dulces. Además, de dos tazas para servirnos a mí y a Matt - espero que tengas azúcar, pero no veo que los malditos elfos nos lo hayan puesto - dije, medio enfadada- o lo hacen muy bien, o la cagan - protesté. - Pero creo que tengo por aquí algún libro de esos... de cuándo las estudié en la Academia -aclaré. Revisé el interior del morral de cuero y saqué un tomo pesado. En él estaba reflejada toda la historia vikinga, contada como si fuese en versos, además del signicado de esas piedras- con ellas, también se puede saber el futuro, ya lo tengo complicado con los posos del té cómo con esas piedras talladas.... hum, no, mejor prefiero descubrir el significado de las que hay en la cueva. Y sinceramente, debió ser un mago porque no es habitual que, entre los muggles, dejen ese tipo de inscripciones, ellos usan otro tipo de cosas para leer el futuro, como la cartomancia - le aclaré con una sonrisa... - Y por si acaso voy a invocar un objeto para que nos ayude -le dije, elocuente- no quiero tener desagradables sorpresas por la noche. Puede absorver la magia y devolverla al enemigo. Da igual los poderes que tenga y los traga, uno por uno para volver a ser lanzados por órden -le dije con una sonrisa misteriosa. kasho - pensé en esos instantes. Al instante una daga con varios tipos de joyas apareció en mi mano izquierda y la coloqué al lado de la varita - ya verás que, cuando llegues a ese nivel de magia, también podrás hacerlo cariño - dije con una sonrisa y asintiendo con la cabeza- supongo que lo sabrás, pero tengo prohibido por contrato enseñarte el poder de esa magia - levanté los hombros esperando que lo entendiera (la descripción de ese hechizo, está en el manual de rol =) )- y eso sí, la llevaré mañana con nosotros por si acaso... puede romper con un ligero roce, hasta un diamante -levanté las cejas, graciosamente- ahora espero que por accidente, no se nos caiga media montaña encima - dije entre carcajadas- al menos, podremos desaparecernos... p.d.: ¡te espero en el dragón! no sé si me pasé por ahí pero igualmente voy a revisar )
  15. Habitación Blackner Sentí cierto peso en la cama. ¿Quién sería? La infusión de valeriana me había dejado medio adormilada. Pero aún con esfuerzo abrí los ojos y vi una pata característica... Sonreí al verlo. Era Fenrir el lobo de @@Matt Blackner. A pesar de estar en la cama me volví a destapar pero sólo un poco y me acerqué a él. Negué con la cabeza, parecía que sabía leer lo que me pasaba. - Estoy bien -le acaricié debajo del morro y le rasqué las orejas. Me sorprendió que me comprendiera porque cerró los ojos, contento- una mala pesadilla, eso es todo - le dije en un susurro, para no preocupar al animal. No sabía qué tipo de conexión tenía con Matt pero debía ser bastante peculiar. Seguía rascándole las orejas al animal cuando me acordé de algo. Al poner los pies otra vez en el suelo, sentí el escalofrío del cambio de temperatura, recorrió toda mi espalda y bufé. No pude evitarlo. Rebusqué en la mesita de noche que tenía al lado de la cama (?) y encontré lo que buscaba. - Mira, un hueso - tenía la forma típica y esperaba que al lobo le gustara- aunque no sé qué te dará de comer Matt habitualmente, espero que no me riña -le dije con una sonrisa- forma parte de un ciervo -volví a susurrar. Miré por la ventana y a lo lejos pude distinguir el amanecer. Debía ser bastante temprano, pero me pareció escuchar algunas voces, algo distorsionadas por estar la puerta cerrada. Pero a pesar de ser de noche, se respiraba una paz que agradecía. Lázarus Sonrió al ver a su prisionero tan débil. Le gustaba, a pesar del hedor que desprendía ese lugar. El olor a sangre y heces. Era sumamente desagradable para una persona como Lázarus, acostumbrado al lujo y al poder y más aún, manejarlo detrás de las sombras, sin que nadie se enterara. Pero ahora era todo completamente diferente. Había ordenado traer veritaserum, se lo había inyectado pero parecía que ese vampiro no tenía fuerza suficiente para hablar. Chasqueó la lengua, furioso. Debió de mantenerlo mejor, pero por supuesto no en una habitación de las de arriba del castillo. Tampoco le iba a dar ese gusto. - ¿Saber? Quiero saber muchas cosas hijo - susurró y se acercó al joven (?) vampiro maniatado. A pesar de que le habían echado agua putrefacta se acercó a él con pasos lentos, sonriendo maquiavélicamente. Se acercó a su cuello y le mordió un poco pero sin hacerle sangre. Sentía su aroma y no pudo evitarlo, se excitó tan sólo con pensar en lo que podría hacer con ese cuerpo tan débil- a pesar de lo asqueroso que estás, aún podemos divertirnos - lanzó una carcajada fría y sin vida. Una en la que le erizaban los pelos a cualquiera. Pidió a uno de los careceleros que le trajera una banqueta, en cuánto la tuvo en su poder, se sentó y cruzó las piernas. Los zapatos de charol brillaban a la luz de la antorcha de la celda. Se le ocurrió una idea. Podía probar uno de los hechizos con los que había practicado. Quería hacerle sufrir o al menos, su cuerpo y esperaba que no se durmiera. No le iba a dar ese gusto. Se levantó de nuevo y se escuchó el crujir de la podredumbre con las pisadas. - En mi casa las cosas funcionan así. Si quieres seguir viviendo, tendrás que colaborar más de lo que haces. Si quieres seguir vivo, deberías poner más de tu parte y que no te mate con un puñal, si quieres vivir más años de los que tienes, tendrás que darme toda la información que posees, a no ser claro que la tenga que sacar yo a la fuerza - frunció el ceño, molesto. Si no conseguía lo que quería, tendría que ser radical - si no quieres sufrir parte de las descargas será mejor que seas buen chico. Información por información, así de simple. - Si fueras otra persona cualquiera te mataría al llegar aquí pero aquí sigues. ¿Ves cómo tú familia ni siquiera te busca? No eres más que inmundicia vampírica. No eres digno de llevar la sangre que llevas. No eres más que barro en mis zapatos -agarró uno de los brazos y mirando a los ojos del chico susurró un hechizo - electro -sintió correr su propia magia a través de su cuerpo, su brazo hasta el desdichado vampiro. Sentiría correr la electricidad convertida en magia, como si de calambres se tratara pero mucho más fuerte- es un hechizo propio nada importante. Puedo repetirlo tantas veces como desee si no eres buen muchacho conmigo -le susurró - puedo ser bueno o malo contigo. Tú decides @@Adrian Wild off: hechizo inventado (?) tener en cuenta que el personaje de Lázarus es inventor de todo tipo de cosas y magia, está puesto en la ficha así que no me tiréis piedras! jajaja y otra cosa, si cometo errores, Adri, tú corrígeme y sin problema, edito ^-^
  16. Galicia - Sierra dos Ancares, con @@Matt Blackner Aguas Termales - pues lo vas a flipar en primavera - le dije con una gran sonrisa, al ver que le había gustado- ahora no es que sea la mejor época, por el frío - aclaré- pero se está bastante bien - asentí- en esa estación está todo lleno de flores, salvo en las zonas en dónde la roca está limpia- pero por lo demás... y ten cuidado con el musgo, éstas cuevas al lado de las cascadas siempre tienen... No era la primera vez, que me llevaba una buena leche cuando me solía caer por aquí... - sí claro, tú mismo cariño, con toda confianza - intenté ver con mis ojos si había algún rastro más de magia, o simplemente, murciélagos. No es que me gustasen, pero tampoco sería agradable que pasaran volando con la tienda de campaña en medio. Me sorprendió al ver con la facilidad que la desplegaba. - ¡vaya! Nunca tuve una de éstas, ¿sabías? -le dije yo - huala - me sorprendió al ver lo grande que era- pues sí, está bien equipada pero, ¿la chimenea no llama mucho la atención? -pregunté - supongo que tendrá evacuación de humos, por si acaso -aclaré con una risilla. - vale - asentí con la cabeza y tomé su mochila. Con varios encantamientos para no desordenar el interior, fui sacando los sacos y las mantas- sí, necesitaremos unos buenos nórdicos, en ésta zona es bastante común pasar de los cero grados - bufé con sólo de pensar la tiritera - pero bueno, mientras esté caliente aquí dentro... Y además, tenemos agua aunque bueno, es agua sulfurosa. La pena es que no haya traído nada para potabilizarla - negué con la cabeza.
  17. - Hola cariño -le dije yo, respondiendo a su beso y no pude evitarlo lancé una carcajada- para para, respira -negué con la cabeza, divertida. - ¿tienes los libros? genial - dije, contenta- y sí a lo de tomar un té. Aunque hay que decir que el frío se ha vuelto horroroso -protesté entrando al interior- siento llegar tan temprano, pensé que estaría ya abierto. Pero mientras no vengan clientes podemos ir a conversar un poco y así recogo los libros que te he encargado. Ya sabes, pociones, herbología y astronomía -dije con una sonrisa. - Siempre me gusta tener las últimas novedades y quien sabe, puede que si quedan vacantes en la Universidad al menos, me gustaría volver a la docencia, pero claro es difícil... Ya en el interior... - mi amor, ya - volví otra vez a renegar- no es tanto peso. Los llevo en el morral de cuero y créeme es tan ligero como una pluma -bufé- no hace falta que me protegas tanto -le di un beso en la mejilla- venga vamos, antes de que me congele del todo... maldita la hora... antes podía aguantar muy bien el frío - maldije por lo bajo.
  18. Galicia - Sierra Dos Ancares con @@Matt Blackner hacia las aguas termales (?) El agua de la ducha me estaba sentando genial porque aparte, conseguía relajarme. Para cuándo terminé, me puse un viejo chandal negro, con una camiseta blanca y zapatillas de deporte. Esperaba que los elfos, nos hubiesen dejado buenas provisiones para la pequeña excursión que habíamos planeado el día anterior. Salí y suspiré intentando relajarme. Y eso que sabía que no podían atacarnos porque, básicamente sólo conocíamos el lugar, Matt y yo y no aparecían en registros oficiales o eso esperaba. Tomé la mochila y la puse al hombro, revisé que estuviese todo y guardé el morral de cuero en el bolsillo. Cogí la varita de álamo y sin darle más tiempo a reaccionar cogí la mano de mi marido y con una sonrisa, nos desaparecimos de la vieja casa de mis padres, hasta aparecernos en un lugar de cuentos de hada. Generalmente y gracias a la magia se mantenía perenne, pero al no renovarse los encantamientos y, después de tantos siglos el lugar iba cambiando con el paso del tiempo y las estaciones. Tras pensar el lugar de la aparición nos aparecimos en la entrada de una cueva en dónde aparecían las famosas runas al lado, una cascada de agua echaba vapor hacia el cielo por su temperatura y que desprendía un tufillo a azufre... - bej, qué asco, ni en invierno se aplaca el mal olor que produce... - a su lado izquierdo había zarzas con muchas moras, tanto rojas como negras. En frente una pequeña explanada en dónde había una especie de altar antiguo. A su derecha algunos árboles que aún mantenían sus hojas todo el año y otras desprovista de ellas, adaptándose al clima de la zona. - Bueno, no está mal... éste lugar mantenía su verdor durante todo el año, pero salvo los árboles caducifolios el resto parece que se mantienen... También había un gran rosal, pero creo que murio, porque no lo veo por ningún lado - dije, con un poco de pena... - Y aquí la cueva - al decirlo en voz alta, mi voz resonó en la cueva- colocaremos aquí la tienda de campaña, si te parece bien. Más tarde, revisaremos esas runas, si te parece. Yo las he estudiado pero la verdad, es que se me complicaron bastante -negué con la cabeza.
  19. Galicia ~Serra dos Ancares ~Vieja casa de los Black con @@Matt Blackner Gruñí por lo bajo. Sentí algo que, quizá fuese por el sueño que no me dejaba despertar del todo, apreté las sábanas. Noté ciertos labios en la base del cuello y sería por esa pesadilla que desperté airada. - ¡Quítame las manos de encima! -y fue cuando abrí los ojos- huy, Matt, cariño, perdona, yo... -bufé- no sé cómo puedo tener tan mal despertar, y te juro que no fue por ti, sino una pesadilla de última hora. Sería por la mala postura -volví a rebufar por lo bajo y suspiré al apoyar la cabeza en la almohada- porque te prometí que iríamos a ese lugar, que sino, no me movía de la cama en todo el día - le dije con una sonrisa pícara... - Vamos a ver esa herida -hice que se girara y se pusiera boca arriba. Intentando controlar instintos bajos, ahora tendría que ser más "profesional" y revisar la herida- si te duele, dímelo cariño, no tienes porqué hacerte el héroe conmigo -dije con cariño- estoy acostumbrada a ver heridas de todo tipo y ésta no será excepción -le di un beso en los labios. Me puse a horcajadas en su cintura y con cuidado le quité la venda que le había puesto el día anterior- no te muevas -le advertí- más que nada, porque si no está curada del todo, pueden soltarse los puntos -avisé. Revisé el tajo producido por las supuestas medias lunas que me había dicho él y comprobé cómo la poción había hecho su efecto - pues sí, ésto está muy bien - dije, asintiendo con la cabeza- podemos ir allá... voy a proceder a sacarte los puntos... si te duele, avísame, ¿sí? tendría que usar anestesia local, pero no creo que haga falta -le dije con una sonrisa -saliendo de la cama, con cuidado, fui hasta la mochila en dónde tenía todo lo necesario, saqué los guantes, unas pequeñas tijeras y empecé a quitarle los hilos con mucho cuidado- ahora, cuando te duches pasa la zona con suaves masajes, para que no se habra la cicatriz -le indiqué- que la poción haya hecho su trabajo no quiere decir nada... En teoría debería estar un día más pero, puede valer y ¿sabes? -ayer mientras cosía esa zona abierta me pareció ver algo y se lo hice saber- no me parecen de medias lunas, he visto muchas heridas por esa invocación ésta no se parece en nada, está en línea recta y las medias lunas suelen hacer tajos no tan profundos. A mí me parece más bien de una daga... Quizás no te hayas dado cuenta por la adrenalina, es un buen anestésico -le dije con una sonrisa- además, porque me indicaste que habías perdido bastante sangre y esas cosas aunque estean afiladas...no, un cuchillo ceremonial en algunas partes del cuerpo puede producir sangre escandalosa... y las medias lunas, cuando se invocan suelen dar no en zonas vitales, pero sí en ambas partes y cerca de la barriga, tendría que tener más heridas y yo sólo te veo esa -le comenté, enarcando una ceja- y sé todo ésto por mi experiencia profesional. No por lo otro -indiqué, pensando que así sabía a lo que me refería- yo también he invocado esas medias lunas en alguna otra ocasión y dejan heridas muy diferentes... Quizás no actúen tanto como un sectusempra pero... -venga, vete al baño y yo iré avisando a los elfos que preparen algo... si vamos a pasar la noche allá mejor tener algunas reservas. Espero que, cuando estemos arreglados ya podamos ir hacia allá... El lugar en invierno es precioso -le dije, mientras salía de la habitación y me dirigía a las cocinas. En cuánto iba llegando, notaba el aroma de las tostadas, el café, el zumo de naranja y todo lo necesario para un buen desayuno - si podéis hacer algo, aunque sea unos sandwiches, me gustaría que nos los preparárais, vamos ir hasta la zona del lago -les indiqué a los elfos- si puede ser, tener preparado todo para la cena -avisé- no creo que tardemos... Volví de nuevo sobre mis pasos, había procurado bajar a esa zona de la casa con una bata de algodón. Ahora debía cuidarme al ser medio humana, lo último que me apetecía era coger otro resfriado. Recordé lo que me había dicho... - ¿Lobo gigante? -pregunté- ¿no crees que exageras, cariño? -dije entre risas- mejor un oso grizzlie, los vi cuando pasé por Alaska, ya hace mucho tiempo, son unas bestias impresionantes, de dos metros. Con una zarpa pueden matarte -y me metí en el baño para darme una ducha rápida para partir - cuando bajes, espero que hayan preparado lo que les dije a los elfos. Algo para comer y poco más, tampoco podemos ir demasiado cargados -dije, mientras estaba en la ducha- y sobre las protecciones con un hechizo antimuggles creo que es más que suficiente. Nadie sabe que estamos aquí, así que, no hay problema... La casa ya tiene mala reputación y en sí, no vendrán - el vaho del agua caliente, salía por la puerta abierta y esperaba que Matt, ya arreglado fuera preparando la mochila para esa pequeña excursión- ¡ya salgo! -exclamé mientras terminaba de aclararme.
  20. Eyra Weasley La sacerdotisa se calló al ver el estado en el que estaba una de las chicas. Su cara se había puesto roja como la sangre. Comprendió enseguida que era la ira la que alimentaba el cuerpo de esa mujer que, en un momento de rabia, se desprendió de lo que esa cosa que estaba dentro de Sagitas le había puesto. Y tan cabreada que estaba que le pareció que no le importaba que, otra bruja que no fuera de su familia, le importara verla cómo los dioses la habían traído al mundo. La bruja suspiró. Tendría que hacer algún tipo de magia, para calmar el ambiente. Bueno, precisamente ella no es que colaborase a ese clima reparador, en cierto modo. Suponía que, provocaría a la cosa que poseía al cuerpo de Sagitas. ¡Lástima de no saber legeremancia! La ayudaría un montón en retomar los recuerdos ocultos que, seguramente, suprimiría ese demonio o cosa que estaba en su interior. Pero aún así, estaba preocupada. Se acercó a la muchacha que le recordaba mucho a la Suma Sacerdotisa de pelo violeta. Le puso una mano en el hombro, para intentar calmarla pero, recibió una especie de calambrazo en la yemas de sus dedos "un demonio" pensó para sí y retiró la mano. No tenía nada en contra de aquella raza pero... esa chiquilla, le inquietaba. Y más aún, sino aplacaba ese temperamento que mostraba en su cara... La sacerdotisa suspiró. Debía intentar tranquilizarse y no llevarse por los prejuícios así que, esperaba intentar al menos, crear una especie de calma en todos los presentes. Sabía que, muchos demonios y entes, podían alterar el orden natural de las cosas. Lo había visto en muchas ocasiones, y las primeras alteraciones ya las había visto en el cuerpo de Sagitas, esbozando una sonrisa lasciva, mirando a su hija. Aunque bien sabía que no era la pelivioleta en sí... Si no esa cosa oscura de su interior. Se acercó a @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue y le susurró: - Calma niña - dijo con una sonrisa tranquilizadora - con ese mal genio no conseguirás mucho. Si queremos recuperar a tu madre tendrás que usar más la cabeza que el corazón - le susurró- y supongo que aquí, ésta niña tan guapa y angelical - miró a @ que tenía la cara de susto y era lógico, al estar apresada por el brazo, agarrándola por el cuello- nos ayudará en cierta forma... ¿verdad? - intentaba crear un halo de calma alrededor de las tres. Y ella con orgullo, siempre afirmaba que la tranquilidad en momentos extremos era en dónde mejor sacaba su poder. Y ese no sería menos. Y ahora, mirando a los ojos de @ intentaba mantener una frialdad al hablarle a la cosa que aprisionaba al alma de la sacerdotisa. - Y ahora -dijo con voz fuere- le hablo al ente que ocupa el cuerpo de Sagitas. ¿Estás dispuesto a aceptar el trato que te he ofrecido, antes de volver al mundo infernal? -le dijo con firmeza. Lo último que necesitaban era que se complicara más las cosas, pero sentía tanto poder maligno que, hasta le daba cierto miedo y ella que se jactaba de controlar las situaciones difíciles, esperaba que no se torcieran más la situación de lo que ya estaba.
  21. Hacía tiempo que no pasaba por ahí, en realidad, desde que había abierto. No sabía si ese negocio continuaba con su función o había cerrado, cómo muchos otros al cabo de un tiempo y por falta de clientes. Yo tenía muy claro lo que quería, no eran varitas, precisamente. Recordaba la conversación de mi suegra en la que también tenían complementos para usarlas, y a pesar de que había hecho un encargo, al final, no había tenido noticias de ello... y ahí volvía otra vez. Y a pesar de que, Ollivanders era el mejor fabricante de varitas no dudaba en que esas brujas (en las que se incluía a mi suegra) también cosecharían un buen éxito en la fabricación y en la propia venta de ese tipo de mercancía... Vestida con un traje pantalón chaqueta, camiseta blanca y botas de caña alta y con el pelo recogido con una cola de caballo alta, me aparecí a unos metros calle abajo del local. Guardé la varita tras la aparición y comprobé que tenía el monedero de piel de moke, en dónde, además de mis objetos mágicos, también tenía un monedero de cuero más sencillo, para guardar los galeones que había conseguido sacar ese día (con amenazas sobre todo) del banco Gringotts. Suspiré, y a pesar de que el día era soleado, había sentido un poco de frío... A través del escaparate vi a mi tía y luego a mi cuñada. Enarqué una ceja. ¿Qué demonios hacía Perenela comprándose una varita? Me sorprendió porque tenía conocimiento de que ya poseía una. Negué con la cabeza y sin más preocupación abrí la puerta del establecimiento... - Em, hola, espero no interrumpir -les dije a ambas mujeres, a la hermana de mi marido @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue y también a mi suegra @ - Yo venía a hacer un encargo, pero puedo volver más tarde... - miré a Sagitas que tenía varias cajas, aunque Perenela todavía no se había movido del sitio. No sabía si me había escuchado o estaba pendiente de otras cosas- y no quiero molestar tampoco, si estáis hablando de algo más privado -les dije a las dos y esperaba, sencillamente que no me hicieran volar fuera con algún potente hechizo.
  22. Días antes: - demasiado excitante, diría yo -le dije a mi suegra, alzando las cejas, divertida y no pude evitarlo, lancé una carcajada- y sobre todo, tapar tus huellas para que no te pillen. Alguien con tu cargo, le sacaría mucho jugo al asunto - le dije con una sonrisa ladeada - yo si pudiese, me aprovecharía... puedo echarte una mano con eso jijiji - dije con una risilla maligna. - mujer, yo con esos bichos, mejor tenerlos lejos. ¡Ya de por sí, son explosivos! -exclamé, un poco asustada al oírlo- ni siquiera usaría un basilisco... el riesgo de quedar petrificado es muy alto y más si eres un sangre sucia- ésto lo dije por lo bajo, más que nada, para no cabrear a Sagitas, sabía y ambas lo sabíamos que en ese aspecto, éramos muy diferentes, aunque en esa conversación, estábamos descubriendo cosas en las que nos sorprendíamos de la una y de la otra. Y he de decir que, muy gratamente. ¿Tendría que ver que fuese pariente algo lejano de Deiwan, mi padre? Seguramente... - Y yo de pociones -le dije con una sonrisa al escucharla hablar sobre herbología- te aseguro que, si vuelo la Potter Black o la habitación, corro con los gastos de la reparación. Yo me volví experta con el hechizo 'reparo' a causa de las explosiones en la mansión Rambaldi jajajaja -dije tras una carcajada- sólo a mí se me ocurría usar hierbas, que, bueno, no eran del todo inocuas -dije, negando con la cabeza. - Marca Teneeebrosa - susurré, alargando las 'es' - tampoco es tan malo. Serían de chocolate y la verdad no sé. YO hace siglos que no veo una marca tenebrosa en el cielo. Sin contar con la de la Potter Black. Bien podría ser una falsificación -elevé mis hombros, restándole importancia al sunto, aunque claro ese día, recordaba que casi nos habíamos peleado. Ella tenía unas ideas diferentes a las mías... Y, por supuesto no había participado en el ataque aunque ambas sabíamos que yo era mortífaga no dejaba de caer sus sospechas sobre mí y más, con la muerte de una elfina, algo de lo que, por supuesto me era indiferente... *** Después de esa conversación con mi suegra en la que después de terminar, nos habíamos ido y yo sin comprar nada. Pero tampoco era demasiado importante. Y aún así, había vuelto de nuevo al lugar a comprar lo que se me había olvidado con tanta charla. Me había parecido incluso reconocer el aroma demoníaco de Perenela, pero no le di importancia. Seguramente si estaba allí sería para comprar sus cosas y eso era lo que hacíamos la mayoría de familiares. Con un traje de pantalón y chaqueta negros, botas de aguja y camiseta blanca y con mi pelo atado en una cola de caballo alta, me aparecí a unos tres metros calle abajo de la tienda Potter Black. Era uno de mis lugares favoritos en dónde realizar mis compras. Ahora iba con el monedero bien cargado, a por unos libros de pociones, herbología y astronomía y esperaba que ese local tuviese algunas ediciones nuevas. Y pensándolo mejor, algunos útiles para tener protecciones extras en la mansión o al menos en el cuarto en dónde estaría la cuna de nuestro pequeño. Sonreí al imaginarlo... Me encontré con la tienda cerrada y puse un gesto de fastidio... Piqué en la puerta para ver si me escuchaba Matt... ¿Que estaría tramando ahí dentro? Pero claro, tampoco era aún hora y había llegado demasiado temprano. Hasta dudaba de si ir a tomar un té ante de la apertura oficial. @@Matt Blackner off: no sé, creo que la primera del mes Sagis, era en "dibujo" tendría que entrar a tu photobuquet o como se escriba, para encontrarla jajaja
  23. Off: vuestro rol es tan bueno que hasta me da, no se qué... leerlo jajajaja espero llegar a vuestra altura! (?) xDD On: Eyra Weasley Y todo se desmadró... La vieja sacerdotisa no pudo actuar, ni siquiera le dio tiempo. La información confirmada por el ente que estaba en Sagitas había confirmado lo que sospechó en un principio. Para más, había agarrado a la niña rubia que era como un sol en medio de aquella tenebrosa oscuridad, por la noche, por el ente y por el peligro que las dos mujeres corrían al lado de ese ser maligno. Y podía decir que no era un diablo. ¿O tal vez, sí? Un gesto lascivo fue percibido por la mujer al ver el rostro de su compañera de oficio. No pudo evitarlo y en su cara se formó un gesto de asco... Pero cómo Suma Sacerdotisa de su Orden, debía mantener el temple. Aguantar los nervios y empezar a usar su varita de serbal. No, no era el momento adecuado para ello. Necesitaría reunir todas las energías posibles para un posible enfrentamiento. Seguro que esa cosa que retenía a la otra Sagitas, despreciaría la vejez de una mujer como ella, dedicada toda su vida al sacerdocio. Algo debió aprender mientras estaba en los países nórdicos, aprendiendo su magia, luego, en Escocia, cuando dragones... bufó... bien podía llamar a su nieta, pero sabía que más personas, harían la "cosa" más difícil... ¿Cómo desterrar algo que ni siquiera una sabía lo que era realmente? No tenía el poder de la legeremancia todavía... o al menos, no la usaba con asiuidad... Podía emplear las imágenes de su mente, para hacer volver a la Sagitas retenida, conjuntamente, con la chiquilla rubia, que tenía apresada. Pero suponía que no haría falta usar tanto poder para eso... Decidió que, finalmente, seguiría su juego. Algo bueno tendría el estar tantos años en tribus guerreras, en dónde las mujeres tenían alto poder en sus tribus... ya se le ocurriría algo. Intentó hacer un gesto a la rubia para que entendiera... como diciendo... "síguele el juego"... Seguro que, entre las tres, algo podrían hacer... - Vamos chiquilla, no será tan malo, ¿verdad? - dijo, para desconcertar al ente poseedor que llevaba Sagitas- sí, juguemos allá, ¿qué tal una partida de cartas? Sintió vibrar su varita pensó "no es el momento... no es el momento..." la sacerdotisa era conocida por mantener el temple en las situaciones más complicadas. Y así, su arma mágica la había escogido precisamente por esos motivos... Esperaba que las dos mujeres captaran por su tono de voz, lo que pretendía hacer. Pero las cosas no se podrían desmadrar mucho más de lo que estaba, era todo demasiado complicado y varias vidas en juego. Si todas colaboraban como pensaba la sacerdotisa, podían liberar a Sagitas y desterrar el ente que estaba asfixiando su alma... - Dudo mucho que un ente como tú no se sacie sólo con Sagitas, ¿verdad? -preguntó, risueña... Si quería sacarle información tendría que ser suave o ¿sutil? Aunque seguro que esa cosa no estaría dispuesta- es más, tengo un lugar muy apropiado para ti, que te lo pasarías de perlas... no lo conoce casi nadie y podrías hacer todas las maldades que se te ocurrieran... si aceptas mi trato... intentaré que no te pase nada malo - decía con una sonrisa en su cara- mientras, vayamos al muelle, sí... supongo que además de jugar a las cartas, echar una canita al lago para pescar peces, no estaría demás... - y seguro que, con esas palabras, las otras dos acompañantes, pensaría que la abuela de su suegra, estaría como una cabra... Algo lógico en esa situación...
  24. Galicia ~Serra dos Ancares ~Viaje casa de los Black - jajaja cuánta razón tienes - dije, riéndome con ganas- no, no se puede negar que eres su hijo, cierto... La jarra de porcelana llevaba el símbolo de los Black, llena de chocolate humeante, enseguida empecé a servirlo en ambas tazas. Los churros recién hechos a mí al menos me abrían el apetito y suponía que, a Matt, también. - Desde luego, mi padre y su manía del simbolismo - refunfuñé - bueno, era mi padre adoptivo, un Black, por supuesto -asentí con la cabeza- aunque supongo que todas las familias están emparentadas entre sí. La familia Malfoy - dije con cierto desprecio en mi voz - además de creerse de la realeza, no me sorprendería que hubiese un sangre sucia entre ellos... Por desgracia no se cuidan esos detalles - susurré- sé que quizá no soy la mejor persona para decir ésto... Pero Voldemort tampoco era una reliquia familiar de sangre limpia -dije entre risas... - Bueno, cambiando de tema - tomé una taza y me la llevé a los labios - mmm ¡qué rico! La verdad es que, éstos elfos, cuando quieren, se esmeran muy bien a la hora de hacer las cosas - asentí con la cabeza- sí bueno, en teoría el lugar no está protegido con magia. Al menos, sé que mi padre no realizó ningún encantamiento por allá... Está dentro de la pertenencia de los terrenos de ésta casa... Recuerdo que, mi hermana y yo, usábamos mucho esas aguas termales... los muggles decían que era bueno para todo tipo de enfermedades, pero al considerarnos raros, jamás se atrevieron, que yo sepa, a visitar ese lugar. Además que, sabían que pertenecían a nuestra familia - dije, elevando los hombros... La radio sonaba con una suave música clásica, si mal no recordaba era Mozzart, aunque tampoco era un tipo de música que me gustase especialmente... - Sé que hay runas, ahora lo sé, porque las he estudiado... Están cerca de una cueva. Yo nunca me atreví a entrar y a pesar de que nuestros padres nos lo prohibieron, sólo accedí hasta la entrada. Nunca me adentré en ella... Podríamos hacer una pequeña investigación, ¿te parece? - le dije, llevando la taza encima de la mesa y cogiendo un churro. El sonido crujiente, sonó en la tranquilidad de la sala- en mi monedero llevo todo tipo de cosas, por si acaso - dije - pero nunca se puede esperar lo que nos podemos encontrar ahí dentro... Pero si prefieres estar metido dentro del agua caliente, sabes que por mí, no hay problema... estar calentitos dentro de ella, con la nieve alrededor... Podremos resguardarnos con los sacos y con la tienda de campaña en la entrada de la cueva. Si mal no recuedo, creo que hay zarzas y por ésta época, deberían de haber moras... están deliciosas... podríamos hacer una pequeña tarta con ellas - propuse con una sonrisa- pero lo que tú veas cariño, que yo, planeo y planeo y al final, nunca se hace lo que se quiere - solté, después de una carcajada... @@Matt Blackner
  25. Galicia ~Serra dos Ancares ~Viaje casa de los Black - mira que eres terco - refunfuñé, aunque tampoco aparté sus manos de mi cintura. Me gustaba tenerlo así, a pesar de estar preocupada por su herida. No es que hubiese un magnífico trabajo pero al menos no estaría desangrándose- ¿golpes? Ya te enseñaré yo a no recibirlos -sonreí de medio lado, mientras nos mecíamos con suavidad. Fuera, parecía que empezaba a nevar... Llevábamos algún tiempo en la pequeña casita de mi familia y estábamos bastante agusto. Más aún, cuando se trataba de hacer la excursión a las aguas termales. Tenía ganas, pero si no cicatrizaba pronto su herida, no podríamos ir... - soy enfermera -repliqué con una sonrisa - no sanadora. Ni siquiera tengo el conocimiento de primeros auxilios. Supongo que, en cuánto pueda lo haré... Aunque tenga prácticas en la clínica, no es lo mismo que teniendo un título oficial - dije, elevando mis hombros... - y sí, iremos a la pequeña laguna con la condición de que te tumbes -le dije, medio regañándole con cariño. No debes hacer esfuerzos, al menos, durante una hora -comenté, pensativa- supongo que será suficiente. Aunque cuando hice el preparado tenía en mente que actuara rápido. Ese tipo de ungüento es bueno, pero hay que dejarle su tiempo... Venga, va - me solté de sus manos y girándome, lo llevé nuevamente al sofá - y por tu madre, ponte una camisa -le dije con una sonrisa maliciosa. Llamé a uno de los elfos, le ordené que llevara la camisa manchada y que trajeran otra, a los pocos minutos le estaba ayudando a ponerse una limpia- más que nada, no debes hacer esfuerzos - susurré... El fuego chisporreataba alegremente dentro de la sala. Fuera, lo que primero fue un poquito de tormenta parecía que se había cambiado a unas buenas pelotas frágiles de nieve. - hum, tendremos que usar la desaparición para llegar... dudo mucho que si mañana sigue así nevando -ladeé la cabeza- consigamos llegar a patas a ese lugar... Indiqué a uno de los elfos que rondaba por la sala que nos preparase un buen chocolate caliente con churros... El día prestaba a ello y la verdad, con el ambiente caldeado, estábamos bastante agusto. @@Matt Blackner

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