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Hecate Engosvezhof

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Mensajes publicados por Hecate Engosvezhof

  1. Era hora de largarse de allí así que tomé el cuerpo de Binfyeid y corrí rápido hasta llegar fuera de los límites de la antiaparición que reinaban en la cárcel. Llamé a Harpo y enseguida vino a mí, le ordené que me llevase conmigo y con mi compañera en mis brazos, me agarró del brazo y nos desaparecimos del lugar, hasta que llegamos a Londres, a casa.

  2. Había recibido un fuego maldito de un día del que fue mi profesor, pero no importaba, no estaba todo perdido, así que pensé para mí y apuntando la varita hacia mis quemaduras del fuego maldito de Zack y pensé <<episkey>> mientras tanto estaba recibiendo un rayo oscuro que conocía bastante bien, así que nada más que dije:

     

    -protego- el rayo oscuro enviado por parte de Zack Black Rowle fue absorbido por el escudo mágico que había creado, estaba a salvo de momento.

  3. Había salido mojada completamente del foso. Una vez en los jardines era hora de entregarle la varita a su dueño o mejor dicho dueña, ya que era una compañera la que tenía que entregarla. Así que me fui corriendo hacia las celdas, y esperaba que ningún mortífago por lo menos me obstaculizase esa acción.

    Cuando llegué a la celda en dónde estaba mi compañera hice una floritura con la varita y la puerta se abrió con un chasquido. La abrí con la mano izquierda sujetando las dos varitas con la mano derecha, y pude observar como Paú estaba muerta, fui corriendo hacia ella apuntando mi varita hacia su pecho y dije:

     

    -ennervate –un rayo salió de mi varita en dirección al pecho de mi compañera, eso hizo que le devolviera la vida, y noté como abría los ojos yo sonriente le dije:

     

    -bienvenida compañera –apunté de nuevo a sus brazos y piernas ya que estaban atados y pensé <<evanesco>> el efecto fue instantáneo, las cadenas desaparecieron de sus articulaciones, y la ayudé a levantarse, además que le entregué la varita. Mientras tanto la batalla parecía que estaba en el exterior, la agarré por el brazo y la ayudé a salir fuera de la celda. Después de que hubo recuperado empezó a correr por el medio del jardín y mientras tanto yo la observaba como desaparecía.

  4. A la misma hora que siempre hacia el baño en el lago para relajarme parecía que me lo querían interrumpir, había visto de lejos un patronus muy brillante con forma de hurón, por supuesto un aviso. Nadé rápidamente hacia la orilla y a la misma velocidad llegó el “guardián” cuando habló lo hizo con la voz de Gomita, una compañera de bando:

     

    -rescate en Nurmengard, lugar “Los acantilados de la Playa de Barajo en el litoral cantábrico”-al terminar su particular aviso éste desapareció en una neblina, yo sin poner mi ropa acostumbrada, salí corriendo hacia la salida del castillo para llegar con Harpo a la prisión. Iría desnuda así no tendría problema de hechizos extraños.

     

    Llevaba en la mano derecha mi propia varita, y en la mano izquierda la de Paú Gryffindor. Llamé al elfo de la familia Vladimir (Harpo) y le ordené que me llevase directamente a España. Hacía por lo menos seis años que no la visitaba, y sería la última vez que lo hiciese, o por lo menos hasta no recibir otro aviso de llamado. Ya por fin estábamos en Los acantilados de la Playa de Barajo en el litoral cantábrico.

     

    Antes de entrar en las defensas de la cárcel con un movimiento de varita puse una luz en el rostro, después me hice el encantamiento casco burbuja y sólo tendría que esperar a que los compañeros las asaltasen para poder entrar sin heridas en la prisión.

     

    Después de que las compañeras sorteasen las defensas (Gomi y Andrómeda) y de pasar por todo ese horror de defensa ya estaba en los jardines con los demás compañeros.

  5. Había visto como había mi compañero Goderic había lanzado estrellatus a varios contendientes, no quise perder mi oportunidad así que dije apuntando (a Andrómeda):

     

    -morphos-apuntando la varita hacia su protección de piel de dragón que mutó en una avispa marina venenosa inyectándole su veneno letal.

     

    -silencius- al instante quedó muda (Andrómeda), impidiéndola hablar por un tiempo.

  6. Había visto como finalmente mis ataques o mis defensas mejor dicho no estaban dando buenos resultados esta vez, parecía que mi poder se estaba limitando tras estar en Nagasaki, pero no importaba continuaría de todos modos.

     

    -evanesco- dije a una de la ultima cuerda que le quedaba y que le había lanzado Leandro Stinson.

     

    Pero antes de continuar había realizado un strellatus por parte de Gitax así que necesitaba curarme pronto y apuntando la varita a los ojos pensé <<episkey>> estaba casi curada pero por lo menos podía ver.

  7. Había visto como una compañera de mi grupo estaba brutalmente atacada así que había que hacer algo al respecto, ya me había defendido pero había que defender a los demás compañeros.

     

    -evanesco- dije apuntando a las cuerdas que estaba lanzando Leandro Stinson a mi compañera Binfyeid desaparecieran.

     

    Nuevamente apunté mi varita hacia mis ojos y dije <<episkey>> ya estaba curada completamente del strellatus lanzando anteriormente

  8. Había quedado silenciada, no me quedaban muchas opciones después de eso, pero solamente duraría un turno, era hora de seguir defendiéndose del ataque de la bruja (xD) la tía sabía cómo hacer las cosas así lo demostraba.

     

    Había visto como un oso venía hacia mí y pensé para mí <<embrujo zancadilla>> haciendo que el animal se le atase un nudo mágico para así parar el ataque.

     

    Apunté mi varita hacia los ojos y pensé <<episkey>> curándome del strellatus que me había enviado Gitax

  9. Había recibido ya el primer ataque de Andrómeda, me había lanzado un floreus pero no había impedimento para eso, así que nada más que un giro de muñeca y dije:

     

    -aguamenti- el encantamiento surgió de mi varita pudiendo así que el hechizo de Andrómeda fuera contrarrestado. Pero había algo más y dije:

     

    -silencius- al instante quedó silenciada, su limitate no salió pudiendo yo así continuar lanzando rayos e invocaciones sin preocuparme.

  10. Había recibido un patronus estando en el colegio de magia y hechicería era de una forma particular de un compañero de bando de Zbigniew Fined. Nos decía que había una práctica pero esta vez no en la sala de los menesteres del cuartel. Sería en un lugar singular. Después de recibir el aviso, salgo de los jardines disfrutando del sol que había, había escuchado a los demás alumnos quejarse del tremendo sol que hacía, pero menos mal que al ser vampiro estaba resguardada de las altas temperaturas y del frío congelador. Estaba completamente desnunda y sinceramente me daba igual las quejas por los demás vecinos cuando entrase en ese lugar de prácticas particular que había preparado la orden.

     

    Cuando llegué a la entrada, salí de los límites de la desaparición y llamé a Harpo el elfo de la familia Vladimir y le dije que me llevara a las calles de Ottery.

     

    Era una mañana calurosa, hay 25 ºC a la sombra. Una bandada de aves cruza el despejado cielo. En las calles de Ottery hay un desfile celebrando la inauguración el pueblo, aprovechandose del ruido el grupo de la orden del fénix se ha juntado a entrenar en el patio del lugar. Un hechizo impide que nadie que pertenezca a la orden vea lo que sucede dentro. Cuando me dirigí hacia el lugar en dónde sería el entrenamiento ya pude observar como algo pasaba, y al cruzar la línea ya el ruido no se escuchaba. Era hora de prepararse para desenfundar la varita. El lugar estaba representado por la mansión de la familia Evans Mcgonagall. Mientras tanto observaba que nuevos compañeros se iban acercando.

  11. Cuando la profesora Pandora terminó de dar su exposición al resto de la clase, llegó el turno de la profesora mortífaga, ésta se regodeó de la charla que había dado la profesora fenixiana y también hablando de su parte el bando oscuro. Yo a cada palabra que iba dando iba frunciendo el ceño, no era del todo cierto lo que ella decía. Todas las personas guardan luz y oscuridad en su interior, solamente basta a cuál le demos potencial, y sobre nuestras propias decisiones marcaran un futuro.

     

    La profesora mortífaga hablaba de la muerte como si no fuera algo trivial, pero yo sabía que la muerte era un proceso más sencillo, por lo menos en la parte que yo había sufrido. Por un momento mi cuerpo no estaba ni vivo ni muerto, un espacio intermedio en donde poder vagar por los mundos pero que en esa cuestión fueron segundos. Pero la educadora parecía que disfrutaba matando. Podía sentir algo maquiavélico por parte de ella, no tenía ningún poder de ese tipo, pero sólo bastaba mirarla a los ojos para saberlo.

     

    Después de escuchar a medias lo que ella decía de su discurso de lo que pensaba la instructora, y antes de lo que pudiera planteármelo nos había ordenado buscar algún vestigio de lo que había pasado allí tanto tiempo atrás. Hablaba del miedo y de la duda, en ese momento no sentía ninguna de tales cosas, mi cara era más neutral que nunca no mostraba ninguna emoción. Pero algo de lo que descubrí después, me hizo reflexionar bastante las cosas.

     

    La maldad humana no tenía límites en cuanto a destrucción de otros seres humanos o en este caso unos muggles contra otros, usando cada vez armas más poderosas para destruir más en menos tiempo. Y así había sido culminada en esa guerra tan destructiva como las hubo en la historia. Después de pensar en esto unos segundos, me di cuenta de que tenía que ponerme en camino. Cogí mi varita de la capa dónde la tenía guardada y la tomé con la mano derecha. Dejé que mis pasos vagasen lentamente pero para cuando me di cuenta ya había hecho más de un quilómetro y medio del camino en línea recta, hasta que finalmente lo vi, o mejor dicho lo sentí. Un dolor agudo en mi pecho, como si un cuchillo me estuviese clavando delante del tórax hasta detrás de la espalda, hasta que murmuré:

     

    -radioactividad- la zona en donde estaba era una de las más cercanas en dónde cayó la bomba nuclear que deshizo a tantas familias japonesas. El dolor era tan insoportable como si me hubiesen cortado todas las articulaciones cuánto más me acercaba al impacto más podía sentirlo, hasta que finalmente caí de rodillas, si la profesora mortífaga quería pruebas de la guerra esa era una de ellas. Estaba protegida por la magia y por la inmortalidad, pero no era suficiente, el dolor que sentía era más allá de lo que podía soportar. <<El átomo de uranio>> pensé en ese instante, los muggles que lo habían hecho habían conseguido un arma tan letal como invisible. Había leído algo de eso, pero no mucho, me gustaba más otro tipo de armas.

     

    Poco a poco me fui acercando de rodillas caminando hasta las profesoras, y boqueé seguido, y sintiendo como el dolor me estaba pasando después con la ayuda de las manos conseguí levantarme y me dirigí hacia las profesoras:

     

    -¿queríais conseguir pruebas? –refunfuñé pensando en vengarme de la profesora mortífaga en cuanto tuviese ocasión. Y seguí diciendo:

     

    -Pues una de las pruebas más significativas es que estamos rodeados de radiactividad, partículas muy pequeñas de uranio descompuesto que penetran en nuestra piel y que nos deshacen los órganos. Yo he sentido ese dolor, he salido gracias a mi inmortalidad y gracias a que la magia me protegía, quizá las demás razas no tengan tanta suerte o quizá sí, pero lo que sí sé, es que los muggles si están unos segundos mueren al cabo de días más tarde con un dolor insoportable. Así murieron días más tarde muchos japoneses después de ser lanzada la bomba, y aún hoy en día no se sabe cuántas personas fallecieron a causa de ese mal. Y por ese mal seguiré luchando por mis ideales, hasta conseguir vencerlo o por lo menos mermar su poder. Esta bomba sólo hizo que acabase pronto la guerra, pero hay peores males que este mismo. De eso estoy segura.

    Para cuando terminé mi exposición volví a sentarme, porque me había mareado, sentía que me iba a estallar la cabeza, sólo necesitaba unos minutos para serenarme y continuar con la clase debidamente. Mientras tanto esperaba que los demás compañeros no sintiesen lo que yo sentí ni que por supuesto se topasen con esa ponzoña difícil de sacar, por lo menos lo que trajesen que fuera más sencillo de explicar en una clase de ese tipo.

     

    OFF:

     

    lamento llegar tarde, la próxima vez entregaré el trabajo a tiempo.

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  12. Había caído al suelo por culpa del conjuro zancadilla hecho por la mortífaga carol, pero no importaba, además estaba completamente desnuda, pero igualmente levanté la varita hacia la mortífaga Carol Ryddleturn y dije:

     

    -silencius- al instante estaba muda su hechizo morphos no salió, pero yo estaba en el suelo así que apunté mi varita hacia mis pies y pensé

     

    <<finite incantatem>> al instante se deshizo el enlace mágico y ya pude levantarme de pie para seguir batallando

  13. Una de las mortífagas acababa de entrar, pero como no quería que ayudase a los mortífagos simplemente apunté mi varita hacia ella, era hora de hacer las cosas rápido y bien, apunté mi varita hacia la boca de Carol Ryddleturn y dije:

     

    -silencius- el efecto fue instantáneo, no abriría la boca por un momento y aproveché mi ocasión.

     

    -sectusempra- un rayo oscuro brotó de mi varita hacia Carol Ryddleturn que de impactarle le abriría grandes y profundes cortes hasta desangrarse por completo si no se curaba pronto.

  14. Estaba en el colegio dándome mi particular baño en el lago, completamente desnuda, hasta que vi aparecer un hermoso patronus en forma de lobo, nadé rápidamente hasta la orilla y cuando se puso a mi altura me pidió urgentemente que fuera a defender Abbadon, después de esto se disolvió y cogí la varita con la mano derecha.

     

    Me dirigí rápidamente hacia la salida del colegio y llamé a Harpo el elfo, le pedí que me llevara a Islandia, el lugar dónde estaba la torre de prisión fenixiana.

     

    Antes de entrar a los jardines me puse una luz en el rostro para que nadie me reconociese. Ni siquiera me había puesto ropa, iba completamente desnuda, en cambio por el lugar parecía que estaba todo helado, menos mal que era vampira y las condiciones meteorológicas no me afectaban. Estaba dispuesta para la batalla, no se iban a llevar a los prisioneros así como así.

  15. Por fin podíamos salir del lugar, mi prima me ayudó a montarme en un rinoceronte blanco, que nos llevaría hacia el foso de la prisión. Antes de entrar nos pusimos el casco burbuja, fuimos nadando hasta que salimos de alcanzamos la otra orilla. Llegamos a los límites de la prisión mortífaga hasta que llegamos a la plaza italiana, después mi prima me agarró de la mano giró sobre sus talones y yo con ella, odiando siempre esa sensación de asfixia. Ya estábamos en casa, ya estábamos en Londres.

  16. Era hora de entregar la varita a su dueño, así que me dirigí rápidamente a unas de las celdas en las que estaba presa Gomita una compañera estimada, mientras tanto comprobaba como los demás compañeros hacía lo mismo. Y por supuesto con mis aves defendiéndome de cualquier ataque.

     

    Me dirigí hacia la entrada de la celda y con sus barrotes infranqueables, apunté mi varita hacia la cerradura y dije:

     

    -alohomora –ésta se abrió en un chasquido y abrí la puerta con una mano saqué a Gomita de su celda y le puse la varita en la mano nada más que le dije:

     

    -estarás libre pronto compañera –sonreí a mi colega de bando.

  17. Para evitar sorpresas, y que ningún rayo me afectase a la hora de empezar la batalla, quería asegurarme de que todo estuviera en orden a la hora de salir de la prisión así que nada más que tenía que hacer un par de encantamientos:

     

    -avis- al instante se crearon doce pájaros que estarían ahí para defenderme a una distancia de un metro y medio.

    Otro movimiento más y dije:

     

    -avis- otros doce pajarillos salieron invocados de mi varita a la misma distancia que el otro grupo para evitar que cualquier rayo me cayese encima.

  18. Estaba tranquilamente bañándome en el lago, dando unas cuantas brazadas cuando a lo lejos divisé una forma de un patronus, nadé rápidamente hacia la orilla y para cuando llegué vi que era un fénix, me pedían urgentemente ir a la cárcel mortífaga para liberar a unos compañeros que estaban ahí presos. Cogí mi varita que estaba en la orilla y ni siquiera me puse la ropa, iba totalmente desnuda.

     

    Salí directamente de los jardines hasta llegar a la gran verja de hierro que tenía la entada del castillo, abrí la puerta y me salí de los límites de la aparición para asegurarme con un movimiento de varita me puse una luz en la cara para que no me reconocieran. Como aún no me había llegado la notificación del registro de mi elfina, llamé a Harpo y le dije que me llevara directamente a Roma a Italia.

     

    Me acordé de llevar la varita de Gomita y la llevaba en la mano izquierda, mientras que en mi mano derecha llevaba la mía propia dispuesta para la batalla.

     

    Para cuando llegué allí varios compañeros ya estaban sorteando las defensas y antes de entrar di un giro de mi muñeca e hice el encantamiento casco burbuja para poder respirar debajo del agua. Iba detrás de mis compañeros y me salí a los jardines de la prisión esperando a tener buena fiesta.

  19. Por ahora parecía que no había heridos graves, sabía que la bruja (xD) de Andrómeda no se iba a parar quieta, así que tampoco yo lo haría tampoco le iba a permitir muchas cosas:

     

    -silencius- el efecto fue instantáneo Andrómeda quedaría muda durante un tiempo.

     

    Para no evitarme sorpresas hice otro conjuro dije:

     

    -sectusempra- al instante mi varita brotó un rayo oscuro, que de impactarle en el pecho a Andrómeda le abriría grandes heridas y sangrantes de no curarse pronto podría morir desangrada.

  20. Había recibido el impacto de las doce flechas, pero la curación estaba mal realizada, así que me saqué las flechas de mi cuerpo, apunté mi varita hacia él y pensé <<episkey>> al instante estaba curada pero había visto como mi rayo fue alcanzado por unas doce aves, también había visto como la bruja intentaba atacarme otra vez le hacía mucha más falta de la que estaba demostrando, había intentado enviarme una manguera por serpiente, con un movimiento rápido de mi varita dije:

     

    -sectusempra- el rayo fue en dirección hacia la serpiente mutada gracias al hechizo que había realizado Laimi Evans, que al dar mi conjuro en su cuerpo se le abrieron grandes heridas y sangrantes, al poco rato ya estaba muerta.

     

    No le sería tan fácil deshacerse de mí.

  21. Parecía que uno de los jóvenes quería hacerme el máximo daño posible, pero no el chico aún tenía mucho que aprender de los que ya tenían un poco más de práctica. Así que no me dejé intimidar y dije:

     

    -sectusempra- un rayo oscuro salió de mi varita en dirección a Laimi Evans mientras recibía el impacto de las doce flechas.

     

    Apunté mi varita hacia mi cuerpo y pensé <<episkey>> al instante estaba casi curada, pero no importaba aún seguía “viva” para continuar con la batalla.

  22. Era hora de las tortas, me había dicho, así que no iba a esperar más tiempo a que mis contrincantes me ganasen la batalla tan fácilmente y por lo menos que mi equipo hiciese bien su trabajo.

    Apunté la varita hacia la capa de Jessie Potter Blue y dije:

     

    -silencius- el efecto fue instantáneo, quedó muda sin poder decir más palabra más y su hechizo piertotum no salió, ahora otros podrían encargarse de ella.

     

    -protego- un escudo mágico se formó delante de mí para detener el rayo de Laimi Evans que lo absorbió inmediatamente y así protegiéndome del ataque.

  23. Era hora de armar las defensas ya que por lo general siempre se esperaban sorpresas de última hora al inicio de todos los ataques.

     

    -avis- al instante unas doce aves fueron invocadas de mi varita que se pusieron a una distancia de un metro y medio, para defenderme de cualquier rayo malicioso. Al parecer fue así porque las aves interceptaron un hechizo desarmador que me había enviado Laimi Evans, aunque las aves desaparecieron y seguí con mi varita intacta.

     

    Así que apunté a un arbusto que estaba seco, tenía el tamaño aproximado de un metro y bastante gordo y dije:

     

    -morphos- éste se convirtió en un hermoso tigre albino, de rayas negras y el resto del cuerpo blanco, y le di una orden mentalmente <<protégeme de cualquier rayo que venga en mí dirección>>

  24. Era la hora de ajustar cuentas con nuestros enemigos, un aviso de un patronus en forma de león vino en busca mío y habló con la voz de Jessie Potter Blue. Me necesitaban urgentemente, salí de los jardines del castillo y llamé a mi elfina Galadriel, que por fin ya estaba aprobada por el Ministerio.

     

    Le ordené que me llevase directamente a la Mansión Weasley, hacia una noche, despejada, con pocas estrellas y luna menguante, lo perfecto para llegar hasta allí así nuestros enemigos no tendrían la posibilidad de vernos.

     

    No había llevado ropa, iba desnuda después de darme un baño por el lago, nada más que con mi varita con la mano derecha, y antes de entrar a los jardines y después de despedir a mi elfina puse una luz en mi rostro para que nadie pudiese verme. Así que accedí al interior de los jardines esperando a tener buena batalla.

  25. Había recibido la invitación a una fiesta particular de Halloween, lo que no sabía era el lugar, pero algo ponía de Escocia. No me sorprendía en absoluto, el país era una reliquia en cuanto a temas de fantasmas y cosas paranormales que se sucedían en cada casa. Por supuesto las había que no se libraban de los efectos paranormales. Desde dónde yo vine de España y en una zona muy particular las había escuchado desde niña, y aún ahora que era vampira siempre me daban en vez de miedo, gracia.

     

    Después de estar en la Vladimir me dirigí con el elfo Harpo a la entrada del Colegio de Magia y Hechicería, ya que la aparición con este tipo de criaturas estaba prohibida en el lugar. Me despedí del elfo y fui caminando hacia los jardines tranquilamente. Llevaba mi varita guardada en la bota de piel de dragón y esperaba no tener que usarla, aunque viniendo de mi hermana me podría esperar cualquier cosa, y más en una casa abandonada según decía la invitación se celebraría la fiesta allí.

     

    Mientras llegué al grupo en donde estaban las dos brujas con el resto de los alumnos, yo tomé mi traslador conjuntamente con el grupo, y nos aparecimos en el jardín de la casa dónde había sucedido algo extraño hace dos cientos años. Una de las brujas con la varita tuvo que hacerse paso entre la maleza que había cubierto el lugar por falta de cuidado, hasta que traspasamos la puerta y ésta rechinó como si de un quejido se tratase.

     

    Después de acceder al interior, y por unos instantes nadie dijo nada, hasta que una espesa nube negra cubrió el lugar en dónde estábamos, al instante, cuando me di cuenta no medíamos más de veinte centímetros, miré a mi alrededor y comprobé que todos habíamos encogido. Ciertamente la magia pululaba por cada rincón de ese hogar abandonado, tendríamos que tener cuidado y usar nuestros poderes para deshacer cualquier encantamiento o peligro que se nos pusiese por el camino.

     

    Mi hermana habló de algo que tenía hambre y me dirigí con ella hasta la cocina, y mientras yo risueña hablaba en un tono alto y cómico:

     

    -fantasmaaas venid veniiid, aquí estamooos –esperaba que no se enfadara conmigo por atraerlos o cualquier otro bichejo, pero la situación más que de miedo me parecía cómica.

     

    Y me dirigí a Lisa:

     

    -¿Qué piensas encontrar en la cocina? ¿A frankestein? Pienso que deberíamos de encontrar la manera de volver a nuestro estado natural para defendernos mejor, porque si te das cuenta por mucho poder que tengamos, nuestros poderes estarán mermados, y no serán tan grandes y tendríamos que usar todas las varitas que podamos para deshacernos de cualquier cosa que quisiese atacarnos.- la miré con preocupación, eso era algo que debía de proveer antes de adentrarse en ese lugar oscuro.

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