Isobelle Selwyn R.

Calles de Londres La noche húmeda empapaba las calles londinenses y el olor del smog se mezclaba con el aroma a tierra mojada de los adoquines. Isobelle, oculta entre las sombras, observaba a su víctima desde lejos mientras ésta se detenía a encender un cigarrillo. Su presa era un hombre joven, despreocupado, que jamás sospecharía que estaba siendo observado. <<Muggles...siempre tan confiados de su superioridad en la cadena alimenticia>> La llama parpadeante iluminó por un instante el rostro pálido del joven. Rondaría los 30 años, desgarbado y con ropas demasiado grandes para su cuerpo. Desde la distancia, podía escuchar el corazón de aquel humano retumbar como un tambor y sus colmillos se alargaron, anticipando el dulce néctar de vida. Dispuesta a atraer a su víctima, salió de su escondite, alertando al chico de su presencia con el suave pero intencional claqueo de sus tacones. El chico miro en su dirección y sonrió para sus adentros cuando le vio ignorar el peligro en que se encontraba. Ser mujer tenía sus ventajas, una de ellas es que, si jugaba bien sus cartas, nunca nadie sospechaba de ella. ¿Como podría una mujer como ella superar en fuerza a un hombre? — ¿Tendrás un encendedor? —preguntó la Selwyn con aquella voz profunda y melodiosa como campanillas lejanas que la caracterizaba, mientras levantaba una elegante mano para mostrar el cigarrillo que llevaba consigo —Me lo he dejado en casa y me urge uno de estos. Bastó con dedicarle una coqueta sonrisa para que el chico bajase la guardia y con una imperceptible rapidez, pronto lo tuvo entre sus manos. Al clavar sus colmillos en la yugular, Isobelle sintió un estremecimiento de placer que recorrió su cuerpo. La sangre caliente inundó su boca, un elixir que la revitalizaba. Pero la euforia fue efímera. Un dolor punzante en la espalda la obligó a interrumpir su festín. La Marca Tenebrosa, una serpiente tatuada que se extendía desde sus omóplatos hasta la parte baja de su espalda ardía como brasas. Con un gruñido gutural, se desvaneció en la noche, dejando tras de sí un rastro de sangre y un cuerpo sin vida. La mansión Riddle la llamaba, y no podía desobedecer. Mansión Riddle Isobelle se materializó en el vestíbulo, una sombra elegante que contrastaba con la opulencia decadente de la mansión Riddle. Los muros, adornados con tapices oscuros y desgastados por el tiempo, susurraban historias de oscuros rituales y ambiciones desmedidas. Era su primera vez en la guarida de los mortífagos y, a pesar de su frío exterior, un escalofrío recorrió su espina dorsal. <<Más vale que haya sangre fresca que probar>>, pensó, sus ojos violetas brillando en la penumbra. Con un gesto grácil, hizo desaparecer su abrigo, revelando un vestido de terciopelo negro que se ceñía a su figura como una segunda piel. El escote pronunciado, adornado con un delicado encaje de araña, dejaba al descubierto una clavícula elegante y una piel pálida como la leche. Un collar de lapislázuli, frío al tacto, pendía de su cuello. Guiada por el intenso aroma a sangre y miedo, se adentró en el salón de reuniones. —Espero que esto sea importante — murmuró, su voz cortante como un cuchillo. El olor de la sangre inundó sus sentidos y por mero instinto, sus colmillos afloraron amenazantes contra las sobrenaturales y hermosas facciones de su rostro. El salón de reuniones era un aquelarre de criaturas oscuras, un festín para los sentidos de la Selwyn. Cuerpos mutilados yacían esparcidos por el suelo, y el hedor a sangre y muerte era casi palpable. Isobelle se apoyó en una columna, observando la escena con una mezcla de curiosidad y desdén. La atmósfera era irrespirable, cargada de una energía oscura y corrompida que la excitaba. En medio del caos, Cillian, el Líder, pronunciaba un discurso, su voz resonando como un trueno en la habitación. Apoyando su cuerpo en contra de una pared, se dedicó a recorrer la estancia con la mirada, escuchando sin realmente hacerlo, las palabras de quién lideraba actualmente aquella organización. Algunos de sus compañeros iban enmascarados y otros, como ella, dejaban su rostro a la vista de los demas. Se dedicó a admirar bellezas y a tratar de adivinar pensamientos, hasta que la palabra "virus" captó su atención. Su mente entera se concentró en la información divulgada, intentando calmar la rabia que amenazaba con explotar. Se había unido a los rangos de los mortifagos poco después de la muerte de su madre con el deseo intenso de vengar tan atroz suceso. Lyra había sido su motor y su fuerza y su pérdida aún pesaba en el corazón inerte de la vampiro. Entre experimentos y antidotos inútiles, aquellos seres inferiores le habían arrebatado el ser más importante en su vida y ahora ella se encargaría de encontrar a los culpables y hacerles pagar. —Mi madre me enseñó a respetar la vida, pero también me enseñó que algunos errores deben ser castigados —Su voz era suave, casi monótona, mientras examinaba a su víctima con ojos gélidos. Con un movimiento rápido, hundió sus colmillos en el cuello de su la muggle. La sangre caliente inundó su boca, un elixir que la revitalizaba y la conectaba con la oscuridad. La sangre era su venganza, su redención. Con cada sorbo, se acercaba un poco más a la justicia que tanto anhelaba. Y aunque sabía que el camino sería largo y tortuoso, no se detendría hasta que todos los responsables pagasen por sus crímenes. —Bien, ¿quién sigue? — Exclamó con entusiasmo mientras dejaba caer el cuerpo inerte de su primera víctima. Una sola gota de rubí, nacida de la vida arrebatada, se deslizó por su barbilla, pintando un sendero de carmín sobre su piel pálida.

"Eliah" – murmuró Isobelle, su voz algo entrecortada por la emoción. Se aferró al abrazo de su hermana, sintiendo un calor que la reconfortaba profundamente. Había extrañado este contacto, esta conexión tan especial que las unía. "No puedo creer que estés aquí. Ha pasado tanto tiempo..." Se separó un poco para poder observar mejor a la castaña. Su hermana parecía más radiante que nunca, y su aura emanaba una fuerza y una seguridad que Isobelle admiraba profundamente. "Te ves... maravillosa." La vampira volvio su mirada hacia Shena, extendiendo una mano elegante, su sonrisa apenas rozando los labios. "Encantada de conocerte, Shena. Es un placer tenerte aquí, esta vieja familia necesita sangre nueva." Mientras estrechaba la mano de la recién llegada, sus ojos violetas se pasearon lentamente por su rostro. “Espero que te sientas como en casa. Selwyn es un lugar especial, y estoy segura de que te encantará.” Antes de que la aludida pudiera responder, el familiar de la ahora matriarca de la familia se acercó sigilosamente y frotó su cabeza contra la pierna de Isobelle. “Y tú, Mau,” – llamó al gato que se frotaba contra sus piernas, “eres un encanto. ¿Cómo has crecido tanto? Parece que te has convertido en el guardián oficial del castillo.” Un brillo de nostalgia apareció en los ojos de Isobelle. "Dime, Eliah, ¿qué ha sido de ti todos estos años?

Un manto de hojas doradas y cobrizas cubría el suelo del bosque circundante al castillo Selwyn, crujiendo bajo el peso de cada paso. Los rayos del sol, filtrados a través de las copas de los árboles, bañaban el paisaje en tonos cálidos y otoñales. Isobelle emergió de entre las sombras, su figura envuelta en una bruma tenue. Un ligero temblor recorrió su cuerpo, vestigio de la agitación que siempre acompañaba a sus apariciones. Los colores del mundo se intensificaron, los sonidos se agudizaron, y por un instante, sintió un vértigo que la hizo cerrar los ojos. Al abrirlos nuevamente, se encontró frente a la imponente fachada del castillo, su hogar ancestral. Tras años de ausencia, el castillo Selwyn se erguía imponente ante ella, una sombra familiar que se dibujaba contra el cielo crepuscular. El aire fresco de la tarde chocó contra su rostro, y la emoción la invadió. Por fin estaba de vuelta en casa. Había pasado años lejos de su hogar ancestral, pero el vínculo que la unía a Selwyn seguía siendo tan fuerte como siempre. Al cerrar los ojos, pudo sentir la magia que impregnaba cada rincón del castillo, la misma magia que había heredado de sus antepasados. Con un suspiro, se adentro en los terrenos, siguiendo el tan conocido sendero hasta detenerse en la entrada principal, su mirada recorriendo la fachada de piedra que había sido testigo de tantos años de su vida. Al cruzar el umbral, el calor del hogar la envolvió en un abrazo reconfortante. Los aromas familiares de la chimenea, de la madera pulida y de las antiguas bibliotecas la transportaron a su infancia. Sin embargo, bajo esa sensación de familiaridad, latía un profundo sentimiento de extrañeza. Todo parecía igual, y al mismo tiempo, infinitamente diferente. Sus pasos resonaron en el gran hall, cada eco despertando recuerdos dormidos. Se detuvo frente al retrato de su madre, Lyra Katara. La mujer de ojos oscuros y sonrisa enigmática la miraba fijamente desde la pintura. Isobelle sintió un nudo en la garganta. Había cambiado tanto desde la última vez que se habían visto pero la añoranza por su madre era un dolor sordo que aun la acompañaba a pesar de los años transcurridos. Con un suspiro, se dirigió hacia la escalera principal. Cada escalón recorrido era un paso más cerca de su pasado, de los secretos que había dejado enterrados en las profundidades del castillo. Al llegar a su antiguo dormitorio, abrió la puerta y entró. La habitación estaba impecable, como si Ayden, su diminuta y servicial elfina, hubiera estado allí solo unos momentos antes. La cama estaba perfectamente hecha, el polvo inexistente y los libros ordenados en las estanterías. Se dejó caer sobre la cama, cerrando los ojos. Imágenes de su infancia desfilaron por su mente: juegos en el jardín, lecturas junto a la chimenea, las risas de su madre. Un anhelo intenso por ver a su hermana la invadió. Con un destello de emoción en sus ojos y un arrebato que luego le parecio maleducado, se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta. —¡ @Eliah Selwyn R. !— llamó con voz suave, pero firme desde el tope de la escalera. Su voz, profunda y melodiosa, era inconfundible. Cada sílaba, pronunciada con una claridad cristalina, era como una campana que anunciaba su llegada, una señal inequívoca de que las aventuras estaban por comenzar en los terrenos de la familia.

Buenas! @ Eliah Selwyn R. Hermanosa paso para saludar como prometí jajaja disculpa la tardanza. Si alguien está buscando adopción en la familia, estoy disponible para justificar el parentesco. Estoy muy emocionada por estar de vuelta jajaja

Buenas, paso a dejar mi peticion. Nick: Isobelle Ryddleturn S. (Debo avisar que he pedido cambio de Nick a Isobelle Selwyn R., por si acaso) Bando al que quieres entrar: La Marca Tenebrosa

Nick Actual: Isobelle Ryddleturn S. Nuevo Nick: Isobelle Selwyn R. Link a la ficha o al post de petición de actualización de personaje en ficha: Link

Hola, buenas noches. Paso a informar que deje la actualizacion de mi ficha para su revision. Gracias!😁 Ficha de Isobelle Selwyn R.

Buenas, paso a dejar mi pedido de actualizacion de Ficha. Tengo dudas sobre si coloque bien los objetos y aunque tengo numero asignado de Perfil del comprador del MM, el link original se muestra caido asi que no lo agregue. Tambien queria preguntar si en esta nueva version se colocan las bovedas familiares aunque no seamos patriarcas/matriarcas? De igual forma, lo coloque pero bueno me avisan. Les dejo codigo para que se les sea mas facil: ------ Nombre del Personaje: Isobelle Selwyn R. Sexo: Femenino Edad: 27 años Estado Civil: Soltera Nacionalidad: Britanica Familia(s): * Familia 1: Selwyn * Familia 2: -- Padre(s) Sanguíneo: Lyra Katara Ryddleturn y Elijah Mikaelson** Padre(s) Adoptivos: -- Trabajo: -- Habilidades Mágicas: -- Conocimientos Mágicos: Artes Oscuras Defensa Contra las Artes Oscuras Medallas: -- Raza: Vampiro Condición: Bruja Aspecto Físico: Isobelle es una figura de elegancia oscura y sobrenatural, envuelta en un halo de misterio que la precede. Su estatura de 1.70 m y su peso de 58 kg se distribuyen en una silueta estilizada y ágil que le permite moverse con una gracia y rapidez sobrehumanas. Su piel, de una palidez casi translúcida, revela una delicada red de venas azuladas que se hacen más evidentes en las noches frías. Entre su cabello negro azabache, que cae en cascada sobre su espalda, destaca un mechón plateado que brilla como la luna. Este mechón, un vestigio de una antigua transformación, es su marca distintiva. Su rostro, de facciones delicadas y angulosas, está enmarcado por pestañas espesas y oscuras que acentúan sus ojos violetas, profundos y enigmáticos. Una casi imperceptible cicatriz en forma de media luna adorna su cuello, recordatorio de un pasado violento. Como todos los vampiros, Isobelle posee una voz seductora y melodiosa. En el caso de Isobelle, su voz sonaba pura y profunda, como campanillas distantes. A pesar de su apariencia frágil, Isobelle posee una agilidad sobrehumana y sus sentidos están agudizados hasta límites insospechados. Sus colmillos, ligeramente alargados y afilados, se ocultan tras sus labios, revelándose solo cuando se siente amenazada o cuando cede a sus instintos más primitivos. Su vestimenta, siempre elegante y oscura, oculta parte de su cuerpo, añadiendo un aura de misterio. Un largo abrigo negro, casi siempre presente, cubre su figura esbelta, realzando su palidez. Bajo el abrigo, suele llevar vestidos de seda o terciopelo, de colores oscuros y cortes sencillos. Un collar de lapislázuli, ahora engastado en plata, cuelga de su cuello, protegiéndola de la luz solar directa y sirviendo como un ancla a su humanidad. Sus facciones, inalterables por el paso del tiempo, son a la vez una bendición y una maldición. A pesar de su belleza atemporal, la inmutabilidad de su apariencia le provoca una sensación de vacío, un anhelo por la evolución que la naturaleza humana experimenta. Cualidades Psicológicas: Isobelle, una amalgama de contradicciones. Su existencia como vampira y bruja es un constante recordatorio de la fragilidad de la vida y la cruelidad de la inmortalidad. La pérdida traumática de su madre, Lyra Katara, la marcó profundamente, convirtiendo la venganza en un motor que la impulsa a través de los ultimos años. Sin embargo, bajo su exterior frío y calculador, late un corazón que anhela la conexión humana. La inmutabilidad de su condición la ha llevado a desarrollar una profunda curiosidad por el mundo y sus habitantes. Observa a los humanos con una mezcla de fascinación y desdén, considerándolos inferiores en muchos aspectos, especialmente en cuanto a conocimiento y control sobre sus vidas. Envidia su capacidad para evolucionar, amar y perder, mientras ella permanece estancada en el tiempo. A pesar de su superioridad, siente una punzada de soledad al ver cómo los humanos construyen relaciones significativas y encuentran un propósito en la vida. Su única igual, a su juicio, es su hermana Eliah. Con otros vampiros, mantiene una relación distante y condescendiente, viéndolos como criaturas primitivas que no comparten su sed de conocimiento. A los muggles los considera inferiores y manipulables, utilizando su encanto y su inteligencia para obtener lo que desea. Con otros seres mágicos, como otros brujos o criaturas sobrenaturales, tiende a ser más abierta y a buscar alianzas estratégicas. Su relación con la sangre es compleja. Aunque la necesita para sobrevivir como vampira, su práctica de la brujería la conecta con la vida y la energía de la naturaleza. No asesina por placer, sino por necesidad o venganza. La vida, tanto humana como vampírica, es algo precioso para ella. Sin embargo, su condición la obliga a caminar por una línea delgada entre la supervivencia y la moralidad. A pesar de su naturaleza vampírica, Isobelle ha desarrollado un código de honor personal. No mata indiscriminadamente y evita causar sufrimiento innecesario. Aun asi, no siente culpa por sus acciones como vampira. La sangre es su sustento, una necesidad biológica que no cuestiona. La violencia, para ella, es un medio para sobrevivir, una parte inherente de su nueva existencia. Sin embargo, lo que la atormenta es la profunda soledad que la acompaña. La incapacidad de conectar verdaderamente con los humanos, a pesar de anhelarlo profundamente, la consume. Es importante mencionar, que Isobelle esconde una serie de vulnerabilidades. Además de su miedo a las alturas, sufre de pesadillas recurrentes sobre su pasado y siente un profundo miedo a perder a sus seres queridos. Su orgullo desmedido a menudo la ciega a sus propios errores y la lleva a tomar decisiones impulsivas. Su conflicto radica en la aceptación de su identidad como vampira. Por un lado, se siente poderosa y libre de las limitaciones humanas. Por otro, añora la calidez de las relaciones humanas, la simpleza de una vida normal. La soledad es un abismo insondable que la acecha constantemente, a pesar de tener a su familia a su lado. Historia: Nació en un otoñal día de 1989, en el corazón de Londres, dentro de una familia mágica arraigada en tradiciones ancestrales. Isobelle creció en un castillo antiguo, rodeada de libros polvorientos y hechizos susurrados. Sus primeros recuerdos son de largos días explorando las vastas bibliotecas de su castillo ancestral, de noches estrelladas bajo las cuales su madre le contaba antiguas leyendas. Hogwarts fue su siguiente hogar, un lugar donde floreció su intelecto y su pasión por el conocimiento. Slytherin, su casa, la moldeó en una mujer ambiciosa y determinada, con un fuerte sentido de lealtad hacia los suyos. Pero su vida cambió drásticamente cuando se enamoró. Un joven vampiro, seductor y enigmático, se cruzó en su camino y la envolvió en una red de promesas y pasión. Cegada por el amor, no sospechó de sus verdaderas intenciones. En una noche fatídica, bajo la luz de la luna llena, la transformó sin su consentimiento, condenándola a una existencia eterna como criatura de la noche. La transformación fue dolorosa y solitaria. Isobelle se encontró atrapada en un cuerpo que no reconocía, con deseos que la aterrorizaban. Su alma, antes llena de luz, se oscureció, tiñéndose de la misma oscuridad que la consumía. La sangre, antes un símbolo de vida, se convirtió en su única fuente de sustento. Sus primeros años como vampira fueron un torbellino de emociones confusas. La ira, la tristeza y la soledad la consumían. Cometió errores, mató sin razón, dejando a su paso un rastro de destrucción. Con cada vida que se apagaba, una parte de su humanidad se desvanecía. Con el tiempo, aprendió a controlar sus impulsos y a vivir con su nueva condición. Regresó a Ottery, su hogar ancestral, buscando un refugio y un sentido de pertenencia. Su familia, a pesar de la sorpresa inicial, la aceptó tal como era. Su amor incondicional le brindó un refugio seguro en medio de un mundo oscuro y peligroso. Objeto Mágico Legendario: -- Objetos Mágicos: Objeto 1: Varita - Mide 31 (cm.) de longitud, madera de sauco, flexible y poderosa a la vez. Especial para Transfiguración y librar duelos. Su núcleo es de una sola pluma de Fénix. La madera es de color negro. Isobelle le ha dado el nombre de Selene. Clasificación: X untos de Poder: 20 Objeto 2: Vuelapluma (Azul Noche) lasificación: A Puntos de Poder: 10 Objeto 3: Monedero de piel de moke (Negro) Clasificación: A Puntos de Poder: 10 Objeto 4: Anillo Clasificación: A Puntos de Poder: 10 Pociones Mágicas: -- Criaturas Mágicas: Criatura 1: Lechuza Categoría: X y no magica Puntos de Poder: 10 Poder en asaltos: Criatura 2: Gato Categoría: X y no magica Puntos de Poder: 10 Poder en asaltos: Criatura 3: Leona Categoría: X y no mágica Puntos de Poder: 10 Poder en asaltos: Criaturas en la Reserva: -- Elfos: Ayden: Es una elfina adulta de grandes ojos azules. Es quien esta al mandato del resto de los elfos personales de Isobelle. Siempre lleva un vestido negro, limpio y pulcro. Polaris: Es una elfina dulce y servicial, se encarga del cuidado de la habitación y las pertenencias de Isobelle en el Castillo Selwyn. Su uniforme es un sencillo vestido azul noche. Avalon: Es un elfo adulto, esposo de Ayden. Es de origen escoces, con un acento muy marcado en su grave voz. Habla gaelico escoces, sindarin e ingles fluidamente. Se encarga del cuidado de las mascotas de Isobelle. Su uniforme es algo semejante a una falda escocesa de color gris y azul. Elenya: Es una elfina casi adulta, muy callada y responsable. Sus ojos son de un extraño color oro y se encarga del cuidado de la habitación y pertenencias de Isobelle en el Castillo Selwyn. Su uniforme es un sencillo vestido verde. Licencia de Aparición: Aprobada Licencia de Vuelo de Escoba: -- Registro de Elfos Domésticos: Registro de Ayden - Registro de Polaris, Avalon y Elenya Registro de Criaturas No Mágicas: Nyx (Buho) y Kirara (Gato), Nala (Leona) Registro de Raza: Vampireza Personajes Secundarios: -- Su color preferido es el azul marino Su boggart es el cuerpo de sus seres queridos muertos. Su patronus es un cuervo. Le gusta el bourbon y el vino tinto. Link al Perfil de Comprador MM: 106 Link a Bóveda Personal: Bóveda Nº 95248 Link a Bóveda Selwyn: Bóveda N° 111891 Link a Bóveda Trastero: -- Link a Bóveda de Negocio: --

Ayden Elfina de Isobelle Selwyn — ¡Naika no debió deshacer el trabajo de Ayden! ¡Ayden tenía órdenes que cumplir! —Explotó la elfina con fuerza, irritada por el atrevimiento de la otra criatura. Todo su trabajo arruinado. Las lágrimas comenzaron a inundar sus enormes ojos pero no se atrevió a derramarlas. Todo era culpa de aquella elfina insolente — ¡Naika lo ha arruinado todo! ¡Naika es una elfina insolente e insoportable! —Ayden —Exclamo Isobelle con advertencia y la pequeña elfina de enormes ojos azules volteo a encarar y aceptar su castigo —. Discúlpate con Naika. —Pero Naika... —Naika solo ha seguido ordenes —Expreso Isobelle con algo de fuerza maternal en su voz. La elfina dedico una última mirada a su ama, implorándole en silencio que le evitara la humillación de aceptar la derrota. ¡Ayden también estaba siguiendo órdenes! ¿Por qué tendría ella que disculparse si sabía que no estaba equivocada? — ¿Y bien? —Ayden soltó un suspiro derrotada, nunca entendería a los magos. —Ayden pide disculpas a Naika por los gritos y los insultos —Dijo la elfina después de dedicarle una profunda reverencia a su compañera— Ayden lo siente mucho, Naika. Ayden promete no volver a hacerlo y espera que Naika acepte sus más sinceras disculpas. —Ve a preparar mi baño, Ayden —Ordeno la vampiro una vez que se habían intercambiado los lamentos entre ambas elfinas. Isobelle la vio desaparecer con aquellos ojos enormes llenos de lagrimas, amaba a la pequeña criatura y sabia lo leal que era pero tenía ciertos arranques de terquedad que solo podían atribuirse al tiempo que ambas pasaban juntas —Elenya, Polaris. — ¿Nos llamó, Señorita? —Exclamo Elenya la elfina adulta de enormes ojos color del oro y voz grave, después de una profunda reverencia. Iba acompañada de una elfina diminuta y de obscuros ojos color café. —Polaris, recoge toda la decoración de Ayden y encárgate de sus quehaceres de hoy —La elfina de ojos color café asintió y desapareció tras un chasquido —. Elenya, ve a las cocinas por favor. Esta noche habrá una cena familiar de cuatro platos. Asegúrate que todo este perfecto y trata que los postres preferidos de mis familiares estén presentes. —Así será, mi señora —Dijo la adulta y elegante elfina antes de marcharse. —Después de mi baño, enviare a Ayden a ayudarte con tus quehaceres pues ese será su castigo —Isobelle volteo a mirar a la elfina de su amada sobrina. Si bien entendía las razones tras los actos de Naika, ella también había dejado órdenes muy claras a su elfina. Quería reunirse con su familia y así se haría. Tal vez no de la manera que esperaba pero al final lograría su cometido. Con su voz profunda y su rostro impávido, se dirigió a la elfina con firmeza —. Sin embargo, de repetirse este conflicto quiero que vengas directamente a mí. No quiero otra interferencia en las órdenes que le doy a mis elfos. La cena es para pasar tiempo en familia, si mi sobrina y su pareja desean ausentarse es completamente aceptable, sin embargo quisiera que estén presentes. Quiero conocer a la chica. Ve a informarle a Kyttara y a su invitada de mi invitación. @

Ayden Elfina de Isobelle —Ama Nala debe tomar un baño —Ayden exclamó por tercera vez a la enorme leona albina que no hacía más que gruñir cuando mencionaba la idea. Nunca entendería porque los padres de la ama Isobelle habían regalado semejante animal a la bruja, un gato o un perro definitivamente serían más fáciles de controlar.—Ayden no tiene tiempo para juegos, la Ama Nala ir a tomarse un baño con Avalon, por las buenas o por las malas. Los ojos amarillentos de la leona viajaron directamente a los dedos doblados de la mano izquierda de la elfina, cautelosos de un posible chasquido. No era secreto para ninguno de los cuatro elfos de la ama Isobelle que la iracunda y solitaria leona no era muy amante de la magia y sus posibles efectos. La leona solto un gruñido en derrota y -con una última mirada amenazadora- salió de la habitación en busca del elfo y esposo de la elfina. Ayden, con una sonrisa triunfante, regreso a sus labores. Había una fiesta que planear y Ayden estaba al mando, así que con aires de grandeza, regreso a la primera planta, anotando en su libreta, cada uno de los preparativos. La ama Isobelle quería una fiesta y Ayden no desobedecería a su señora. —¿Pero...? — Ayden dejó caer sus instrumentos con fuerza. La fiesta sería en el comedor y el salón principal. Ayden se había encargado de limpiar, ordenar y decorar el salón al gusto de su señora y ahora todo su trabajo había desaparecido a solo minutos de la llegada de Isobelle. —¿Por qué Naika ha arruinado el trabajo de Ayden? ¡La ama Isobelle ordenó a Ayden una fiesta y Naika lo ha arruinado todo! La ama Isobelle no había encargado algo muy grande, una cena de tres platos con los residentes del castillo quienes terminada la comida se unirían a un grupo pequeño de invitados en el salón principal para un brindis y una noche de música en vivo, canapés y algún alcohol elegante. Ayden se había encargado de cada detalle, había ordenado un menú especial acorde con los gustos de cada uno de los invitados, las botellas de vino y champagne se habían elegido con sumo cuidado, los canapés estaban deliciosamente decorados y hasta había conseguido una banda de música de salón perfecta para ocasión. Pero su trabajo, todo su trabajo había sido arruinado, las decoraciones estaban en una caja, la banda había desaparecido junto a la pequeña tarima y estaba segura que de ir a la cocina encontraría las estufas apagadas, los elfos en otros quehaceres, las botellas devuelta a la cava y los canapés en la basura. —¡Ayden no puede permitir que Naika arruine la fiesta de su señora! — Exclamo la elfina con fiereza. La señorita Isobelle no era una persona de fiesta o de personalidad muy sociable y le había sorprendido enormemente el pedido de aquella mañana pero, alegre por distraer la sombria mente de su ama, se había tomado la tarea de organizar una velada perfecta y ahora todo se veía arruinado por aquella elfina. ¿Es que no conocía a su ama? ¿Es que no sabia de lo que la ama Isobelle era capaz de hacer cuando sus ordenes y estándares no eran cumplidos? Sumergida en sus pensamientos, Ayden no escucho la puerta principal y mucho menos llego a reconocer al suave tacleo de los botines de la Selwyn sobre el piso de mármol pulido del Castillo. Su cabeza atolondrada solo estaba concentrada en una cosa, como solucionar aquel desastre. —Creí haber dado unas ordenes muy claras —La voz profunda y melodiosa como campanillas distantes de la vampiro la saco de sus pensamientos. Sus enormes ojos devolvieron a su ama una mirada nerviosa y sus manos comenzaron a tirar del vestido negro que utilizaba como uniforme. Isobelle levanto una de sus perfectas cejas en señal de impaciencia. Ayden estaba en problemas ­—¿Y bien? ¿Alguna tiene algo que decir al respecto? @

<<Hogar dulce infierno>> Nala gruño a su lado, irritada por el viaje. Isobelle le dedico una breve sonrisa, recordando la primera vez que ambas habían visitado el castillo de su familia. Aquella vez, la leona tampoco había disfrutado de la aparición. Estaba segura que esta vez, el viaje había sido igual de incomodo para el animal. Su mirada regreso a la edificación de piedra que se erguía imponente ante ella, su rostro serio e impávido. Su corazón latió una única vez, el único indicio de lo emotivo del momento. Estar de nuevo dentro de aquellos terrenos era algo agridulce para la Selwyn. Se había prometido no volver y sin embargo aquí estaba, frente al castillo que la vio crecer. El hogar que añoraba y odiaba con todo lo que le permitía su corazón. Era un lugar de alegrías y tristezas, pero era su hogar. El único lugar en el que podría sentirse medianamente completa. Nala volvió a gruir con impaciencia, sacándola de sus oscuros pensamientos. Isobelle suspiro y decidida subió los escalones a la puerta de entrada. No se detuvo a tocar, no creía que fuese necesario. El calor del interior la envolvió con dulzura y con algo de esfuerzo, se obligo a inhalar profundo. Los aromas de su infancia envolvieron sus sentidos, incienso, clavo y canela, flor de jazmín y lavanda. Otros nuevos como el de la madera recién pulida y calabazas hacían acto de presencia. Sus ojos del color del zafiro recorrieron el Hall, tomando todo a su alrededor y archivándolo en su memoria. —Eliah —Exclamó con aquella voz profunda y melodiosa como campanillas distantes que la caracterizaba; su fuerte acento inglés ahora influenciado por su estadía en Oxford. Su hermana se encontraba en una profunda conversación con una chica a quien no reconocía. Isobelle hizo ademan de acercarse (algo más emocionada por el rostro familiar) cuando un movimiento a su derecha llamo su atención. Su respiración se detuvo por completo y de su garganta se escapo una pequeña y casi inaudible exclamación. Su madre la observaba desde el oleo viviente que guindaba en la pared. Lyra le sonreía discretamente, uno de los pocos rasgos que Isobelle había heredado de la demonio. Una lagrima de sangre escapo de su ojo izquierdo y su corazón volvió a latir una única vez en su pecho. —Mamá...

Yei!! Ya estoy escribiendo el rol del castillo jaja ¡Tengo una hermana! Jajaja tenía que ser sanguínea, no aceptaría menos

Creo que aun se como postear jaja. Hola chicos, vengo a pedir que se me permita formar parte de la familia Selwyn. Me encantaría formar parte de la Selwyn una vez mas. Espero me dejen. Eliah, me encanta que quisieras revivir el legado de katara, espero ser parte de el por mucho tiempo. Besos de chocolate!