Sherlyn Stark

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Se encontraba nerviosa, de tal manera que no pudo reconocer el rostro del otro chico porque no lo observó con determinación, aunque su voz la conocía mucho. Pronto un hada con su melodiosa voz preguntaba sobre el animal herido que se hallaba en el suelo, el cual trataban de moverlo. Observó a Pandora que se mantenía firme pensando para tomar decisiones adecuadas, o eso le parecía a Sherlyn.

—Oh, toma, toma —Dijo Sherlyn, luego de que la otra muchacha agarrara su varita.

Pronto el hermoso unicornio tirado comenzó a sangrar, fue una escena espantosa que prefería no volver a repetir. La compostura de Pandora dio a entender que sabía lo que hacía por esa razón no debía cubrir el pánico que poco a poco estaba surgiendo dentro de ella. En aquel momento no percibió ningún movimiento del otro chico, pero podía entender que se hallaba detrás de ella. Al poco tiempo, observó que el unicornio se recuperaba y estabilizada por la poción que le había dado Pandora.

—Espero que te halla hecho de ayuda —Dijo Sherlyn, apoyando sus manos en recibiendo la varita.

Luego personas que no conocía comenzaron a aparecer alrededor. Detuvo su vista a cada una de ella, procurando salir de allí aunque quería descubrir que era lo que estaban tramando en el bosque. Al escuchar a Pandora pidiendo nuevamente una varita supuso que sería de buena ayuda quedarse en ese mismo lugar, no entendía ni una palabra de la que se refería ella.

—Sí quieres puedo prestarte nuevamente la mía —Sugirió la castaña, observando a la muchacha que necesitaba una varita; había utilizado con mucha facilidad la suya, por esa razón no habría problemas.

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Sabía que la mejor idea era dejar que los globos se calmasen solos, si no podría causarle cierta incomodidad y molestia por su parte. Antes que pudiesen decir una palabra más, se dirigió hacia donde estaba Cye para poder ver que era lo que estaba sucediendo en la recepción y a que se debían los gritos de dolor de su jefa; dejando atrás a sus hermosos amiguitos. Sería impotencia debido a que no se animaba a entrometerse en la situación.

Cuando escuchó la exclamación de parte de los globos giró su vista para saber de qué se trataba; estaban saludando a unas chica rubia y otra morena que acaban de ingresar al departamento.

—Bienvenidas al departamento, mucho gusto —Saludó la castaña a los dos chicas y se dispuso a dirigir hacia los globos que pronunciaban algo como “bruma” « ¿Qué es bruma? » Pensó Sherlyn totalmente intrigada por saber de qué hablaban los globos. Pero Sagitas salto informando que se trataba de una bruma de Tamesis aunque ese anuncio no le cerraba por completo.

— ¿A qué se refieren con “bruma”? —Preguntó la castaña a los globos una vez que se encontraban cerca de ellos.

Pronto se dio cuenta que el color de cabello de algunos empleados del departamento cambiaron de color, al igual que el de ella. « ¿Qué estaba pasando ahí?» Se preguntó tomando un mechón de su cabello y notando que el castaño se había ido dejando una tonalidad azul que en seguida le recordaba a su hermano. Se podía ver lindo pero era algo que le traía cierta intriga.

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

La experiencia que había ganado de sus clases de la academia le sirvieron, al menos, para mantener el equilibrio y la vista en frente. El Aethonans era de un tamaño particular, cómodo, y suave; podría decirse que se hallaba tranquila en esa posición sin mirar hacia abajo. El Aethonans agitaba sus alas lejos de ella, de tal manera que no podía molestarle en la posición donde estaba la castaña. «No mires hacia abajo, por favor» Pensó Sherlyn cerrando sus ojos. Sus manos estaban ocupadas, apretando fuerte a la criatura, a la maleta donde guardarían las prendas y a su varita en la mano derecha para cualquier accidente.

El silbato estaba colgado como un collar en su cuello y, este se movía de un lado a otro, mucho más cuando el animal aumentaba su velocidad. Pretendía verse calmada aunque por dentro moría de miedo. Antes que nada, debía acostumbrarse a la altura donde se encontraba y controlar a su compañero que se limitara a subir más alto. Sin darse cuenta, su vista miraba abajo.

—Me pareció ver algo negro —Se dijo a sí misma, no quería apartarse de su jefa aunque la prenda le impedía hacer lo que quería.

El silbato de Atria dominó el sonido del lugar, puesto que este se hallaba suave, pacífico, y sin ningún ruido que rompiera la tranquilidad. Se intrigaba por saber cómo agarraría el suyo, sus manos estaban ocupadas y se arrepentía de haber puesto la maleta delante o atrás de ella para tener más agilidad sin tener que hacer una maniobra peligrosa. Rompiendo la estética, la castaña se arriesgó a soltar su mano, que tenía la varita, del cuerpo de la criatura y apoyó el silbato sobre su boca. Un sonido chillón, igual al que soltó Atria instantes atrás, salió de sus labios.

—Accio —Mencionó ella apuntando su varita hacía lo que vendría a ser la peluca de Amya.

Una vez que tenía la peluca en su mano, lo depositó cuidadosamente en la maleta. Decidió acercarse a Cye y Atria para que pudiesen guardar también los artículos que iban encontrando.

—He encontrado la peluca, señorita Cye —Dijo la castaña, procuraba que su voz se haya escuchado, de tal manera que su jefa pudiese informarse de lo ocurrido.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks


Krumito muchas veces solía armar muchos alborotos con solo decir una palabra, ya que, recordando a su primer día en el departamento el pulpo apareció queriendo que huyera del departamento; Sherlyn creía que empleados anteriores renunciaron por su culpa d este. Antes que los globos contestasen su pregunta, apareció Atria y su aparición le agradó mucho.

—Buenos días, compañera —Saludó la castaña girando su vista hacia ella y sonriéndoles, le gustaba la compañía, más allá que solo conocía una proporción de la personalidad de Atria.

Giró hacia los globos que respondieron su pregunta. Ellos le informaron que el pulpo no les había hecho nada malo, solamente ellos suponían que quería quitarle el puesto de honor que conservaban en el despacho de Sagitas. La castaña se limitó a responder, puesto que después, su jefa llegó contando al departamento.

—Buenos días, señorita Cye —Dijo la castaña, aunque había probabilidades que su voz no se escuchara por ser fina y bajita.

Observó nuevamente a los globos que estallaron, no literalmente, pero si con una exclamación al ver a Cye. Ellos habían divisado un objeto puntiagudo, que para ellos era visto como una amenaza de muerto. Sentía impotencia en aquel momento, no sabía cómo tranquilizar a sus amiguitos.

—Chicos, chicos, cálmense. No se vayan, por favor… —Mencionó la castaña al ver que los globos se movían de derecha a izquierda, le desagradaba verlos de una manera tan polémica para ella. Escuchó el gritó de Cye al saludar a Atria y se preguntaba que podría haberle pasado, hace unos instantes contaba números por una razón que aún no conocía.

Dio media vuelta quedando de espaldas a los globos y se dirigió al despacho de Babila donde su jefa se encontraría. Antes que ella pudiera en caminarse hacia su destino, notó a Matt o Jack que ofrecía su ayuda. Tenía el presentimiento que era Matt, Jack traspasaba las paredes y tenía un tono verde en su aspecto.

— ¿Qué ha sucedido? —Preguntó Sherlyn para más detalles.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Observando los hermosos colores de los globos parlantes se dio cuenta que cada uno mantenía siempre una expresión distinta en su rostro, a pesar de todos, eran muy bonitos y geniales. Definitivamente, los quería para ella, pero debía esperar a que su elfa domestica estuviera de buen humor, así tendría un acompañante para dirigirse al circo. «Quiero esos » Pensó a sí misma, le molestaba no poder tener aunque sea uno y le impresionó su molestia, casi nunca solía encapricharse.

—Buenos días, Amya —Saludó la castaña su compañera departamental, pero seguía en el mismo lugar.

Sus palabras fueron interrumpidas por los gritos de los globos en respuesta a Xell, la chica rubia que en algún momento había mantenido una conversación y, además, había sido la que cooperó a reparar el techo del departamento hace unos meses. Cuando los globos se neutralizaron volvió su vista a ellos.

—Tranquilícense, chicos —Mencionó la castaña cuando dejó de oír el grito al unísono.

Luego, escuchó la respuesta de los globos que le indicaron a Sherlyn que hace tiempo se instalaron en el departamento, mucho más que Krumito y las margaritas. Le llamó la atención la manera en la que se dirigían al pulpo, sabía que era muy dramático; pero, se interrogaba en saber la razón de por qué no lo querían.

— ¿Qué les ha hecho Krumito? —Preguntó curiosa la castaña.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Las cartas provenientes del querido Cillian se hallaban sobre la mesa, una de ellas se dirigía a ella aunque tenía la sensatez que no todas decían lo mismo y aquello era bastante propio. Miró al perrito de Finnick que sacaba su lengua en señal de sed o simplemente se había cansado de tanto corretear o jugar como cualquier cachorro hacía. En algún momento su compañero había nombrado el nombre de su mascota y se sentía apenada por no haberlo escuchado.

— ¿Akamura? —Volvió a preguntar a su compañero aunque los movimientos de falta de atención del perrito le dieron una respuesta negativa.

De pronto, el ambiente de la Sala Común cambió y todos prestaron atención a su jefa Atkins que anunciaría algo nuevo. Aquel día había sido motivado de sorpresas, la primera noticia fue el comunicado de la llegada de Roxanne, su nueva jefa de casa; le sorprendió lo que recitó Leah después. Decorar la habitación, desde que llegó a la Sala común se había dedicado a ambientarla y los resultados siempre eran buenos.

Se sobresaltó al escuchar la segunda noticia, la insignia de prefecto que tenía Finnick en su pecho ahora pasaba a ser de ella y sentía una gran emoción al tener ese cargo. Un fantasma que aún no conocía atravesó el cuerpo de Roxanne y la felicitó gratamente con un saludo muy afectuoso.

—Oh… muchas gracias —Mencionó la castaña al fantasma sino que también a su jefa de casa que dio el comunicado. A partir de ese momento, debía disfrutar su estadía en la Sala Común antes que la gala de graduación, que aún no había comenzado, terminara. Debía poner el mismo desempeño que Arya, Cillian y finnick para mantener en orden la sala, o al menos era lo que ella deseaba.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

El ministerio de la magia estaba congestionado de gente, más allá de ser fin de semana y que la gente utilice los primeros del mes para realizar trámites. Sus clases en la academia acabaron y ahora lo que bastaba hacer era ocuparse de algunas cosas que le ayudarían a formarse como bruja; para eso necesitaba la aprobación para el examen de aparición y para eso fue a realizarlo en aquel momento. Ya no daría más vueltas, por esa razón se dispuso a ir al departamento de Transportes Mágicos para hacer los trámites requeridos.

El elevador estaba pacifico, rara vez se podía encontrar así aunque la limpieza e higiene del lugar seguía de igual manera que días atrás. A los pocos instantes se encontraba detrás de la puerta del departamento y, ésta se abrió rápidamente de en par, ahora se podía exhibir el inmenso lugar tan encantador. Giró su cabeza inspeccionando, ya conocía el funcionamiento de un departamento aunque este era distinto al que ella trabajaba.

Se encaminó al Centro Examinador de Aparición, mientras observaba el hermoso ambiente que brindaba la sexta planta. Una vez allí, se acercó a la ventanilla, al parecer era la primera de su grupo que se animaba a tramitar el examen, o eso era lo que creía. Encima de la mesa de la ventanilla se encontraba el formulario, quería pensar que tal vez una persona desconocida lo había dejado abandonado allí.

Aunque era una propuesta bastante tentadora rellenar el formulario abandonado, decidió no escribirlo y esperar a que algún empleado le indicara que hacer.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Quería llevarse aunque sea uno a su casa; aunque examinándolos con la mirada se dio cuenta que entre todos eran muy unidos y le daba pena que se separen. Se frustro apenas escuchó la respuesta de los hermosos globos; era una lástima porque ella soñaba con tenerlos en su habitación y sacarlos a pasear. Aunque era muy torpe, todos los globos terminarían volándose por los cielos y se perderían y aquellos jamás se lo perdonarían.

—Oh… claro, como ustedes no hay ningún globo, chicos —Pronunció la castaña dirigiéndole una sonrisa a sus nuevos amigos.

—Es una pena que no puedan venirse conmigo, yo los iba a cuidar mucho —Mencionó la castaña, estaba algo enojada; pero pronto se le pasaría. Cuando el globo rosa habló la calma la contagió de todas maneras podría comprarse uno a pesar que no serían como ellos.

—Eso es verdad, chicos, disculpen —Se disculpó la castaña admirando los colores que estos llevaban.

—Es que son muy bonitos —Volvió a decir Sherlyn. La voz de Xell sonó en el hall, preguntando o anunciando algo lo cual no le había prestado atención estando ocupada admirando a sus amiguitos.

— ¿Ustedes han llegado al mismo tiempo que las margaritas y Krumito? —Le preguntó la castaña, curiosa por lo que ellos estaban por responder. Le encantaban aquellas maravillosas criaturas aunque debían tener cuidado que se pinchen; pero les deseaba una larga vida a los hermosos globos parlantes.

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Hace días que no pasaba una mañana en la casa de Aethonans, era un sitio sencillo pero muy particular para ella; el ambiente era agradable y le gustaba compartirlo con personas que sabían apreciar una amistad. Por otro lado, todavía no sabía cómo se llamaba la mascota de Finnick, le llamaba mucho la atención porque a pesar que le gustaban mucho los animales aún no se atrevió a preguntar acerca de él.

Le dirigió una sonrisa a la nueva jefa de la casa de Aethonans, esperaba que ella fuera amigable y poder vivir al menos un momento juntas antes que la academia terminara, y así, estar apartada de lo que era esa grandiosa Sala Común. Aunque extrañaría la presencia de Jank en el lugar, como también la de Cillian que según escuchó, había dejado cartas para cada uno de los miembros encima de la mesa; era un acto muy bueno de su parte.

Al informarse de la novedad giró hacia la mesa donde se encontraban algunas cartas que había dejado su compañero antes de retirarse temprano ese día, se encaminó a ellas y buscó la suya. Sabía que no tendría nada en especial, no tuvo una relación tan amplia como él la tenía con su sobrino Finnick. En ella anunciaba su retiro del lugar y a partir de ese momento debían aprovechar al máximo su estadía en el lugar.

—Gracias por informarnos —Pronunció Sherlyn al tener en su mano la suya. El interior de la carta estaba escrito con sus manos y eso lo hacía más especial, aunque le hubiese gustado despedirle personalmente como le había hecho a Arya.

—Disculpa el momento, Finnick. ¿Cómo se llama tu perrito? —Le preguntó a su compañero , aprovechó para interrogarle en aquel momento, de otra manera, terminaría olvidándose.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Mantenía su mirada en frente mientras caminaba despacio por el departamento; trataba de descansar su cabeza de tanto mirar hacia los globos. Al estar desde el otro extremo, dirigió su vista a los bonitos colores que al parecer la seguían, esperaba la respuesta de la interrogación que les hizo Sherlyn instantes atrás.

Luego los globos pasaron a contar la historia de su pasado. Algunos no lo recordaban, quizás eran muy pequeñas o su color lo impedía porque no bastaron ni dos segundos en descubrir que cada uno tenía una su propia su propia personalidad. Los examinó con la mirada, deseando poder llevarse a penas uno o al menos descubrir el secreto de la magia que llevaban. Sostuvo hacia ellos, imaginándose como se vería el globo rosa en su habitación en la hacienda Tonks, eran globos totalmente encantadores; y mucho más el rosa.

–-Muy cierto –-Le indicó al globo color rosa que mencionaba una bonita reflexión diciendo que le gustaba mantenerse en el departamento. Tal vez ellos eran felices allí, pero los quería, y sin querer su voz sonó por el ambiente del departamento:

–-Los quiero para mí –-Soltó la castaña perdida ante esos hipnotizadores colores.

–- ¿Quién es su dueño? –-Preguntó la castaña, tal vez le indicaría como conseguir alguno o simplemente le obsequiaría aquel rosa tan encantador.

–-No es por nada… Así les pregunto si puedo llevarlos a mi casa –-Soltó la castaña, esperando que ellos dieran una buena respuesta y aceptaran a irse con ella.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Alzó su vista hacia los hermosos globos que le daban una cálida bienvenida. Eran verdaderamente amigables y tranquilos aunque algo curiosos, observó sus colores, uno era rojo, otro violeta, naranja, amarillos, y así de casi todos los colores; pero ninguno blanco ni negro. Dirigió su vista hacia el globo fucsia, él mantenía una hermosa sonrisa.

–Muchas gracias por esta bienvenida –Nombró la castaña, siguiendo su vista hacia los globos parlantes. –Pues… Yo me encuentro muy bien ¿ustedes? –Preguntó la castaña, el amarillo que parecía el más dramático y ligero pronunció que Sherlyn los quería secuestrar, aquello no era verdad; pero ahora sabía que escogería el rosa.

–Me ha ido muy bien, chicos. Gracias por preguntar, he montado de Aethonans y me he sentido como uno de ustedes –Mencionó la castaña con su vista en la misma posición, era lamentable que ellos creyeran que los secuestraria; pero antes que nada tomaría confianza para así llevarlos a su casa. Sintió el paso de Babila caminar por allí aunque no logró verlo. Su cabeza ya estaba cansada así que miró así al frente caminando esperando que los globos la siguieran.

–Ustedes son muy curiosos –Dijo de repente Sherlyn, observando que cada uno la escuchaban con atención. –-Cuéntenme a mí. ¿Cómo llegaron al departamento? –Interrogó curiosa la castaña.

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Los movimientos de los árboles camuflaban las acciones de la otra persona o era que ella no se hallaba por aquel lugar. Para verificar el paradero de la voz que sonaba tan conocida dio media vuelta; estaba Pandora. Recordaba a la joven señorita tan amigable le recibió en aquel hermoso cine, además de un entretenido taller de teatro. El frio viento recorría sobre su cabello, moviéndolo de un lugar a otro sin tener piedad alguna. No le agradaba el viento que no tenía piedad, le hacía perder la razón; al igual que la especie de terremoto que azotó la tierra.

—O, lo siento mucho, señorita Pandora. No le había visto —Indicó la joven, al notar que apoyada en un árbol estaba ella.

De pronto un unicornio blanco apareció cerca de Pandora. Era un animal blanco, hermoso; pero mantenía una fría mirada que atemorizada a cualquier persona; sabía que era un animal peligroso. Mantuvo su mirada puesta en él, era extraño que Pandora no utilizara su varita para defender al animal; pero suponía que la había perdido u olvidado en algún lugar. En aquel momento el miedo invadió su cuerpo por completo, más bien era una especie de desesperación.

—Wingardum Leviosa —Quiso decir la castaña; pero en el momento algo le había distraído; era un chico de cabello negro rizado que aparecía en la escena ofreciendo su ayuda para evitar librarse de aquella situación rápidamente. Por otro lado, un hada con un aspecto particular apareció preguntando qué era lo que le había sucedido a su unicornio.

—Podrías ayudarnos ¿tienes varita? —Preguntó la castaña mirando hacia Pandora, esperando a que diera nuevas instrucciones de la acción que podrían utilizar. Tal vez junto a la varita de Cillian podrían realizar a la vez un hechizo, así este era más potente en el momento.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Le agradaba realizar misiones en el departamento, por eso, se sentía satisfecha por el trabajo que estaban realizando con su compañera y la jefa de Indebidos. Luego de días sin ingresar al departamento, decidió tomar rumbo hacia allí. Extrañaba a los empleados, a los hermosos globos con sus espectaculares colores; ella definitivamente quería uno y lo tendría sin más vueltas. El Ministerio de la Magia estaba congestionado aquel día, al ser un día de semana. Halloween se acercaba y no le impresionaba si algún departamento estuviera haciendo una conmemoración ante la fecha.

Su elfina había quedado tranquila en la hacienda Tonks, no debía dejarla salir sola; ni menos en esos días donde el terror invadía por completo las calles del mundo mágico. Tratando de esquivar a varios magos y brujas que se interceptaban en el camino, abrió una pequeña carta. En esta detallaba las notas que había obtenido en la academia, de las cuales estaba muy orgullosa. Ahora tendría más tiempo para pasar los días dentro del departamento y no estaría desaparecida por semanas.

Luego de llegar al elevador, espero tranquilamente que este hiciera el trabajo de dirigirse hacia la tercera planta en Accidentes; la cual, estaba ansiosa de dirigirse. Observó el elevador mantenía un aspecto totalmente limpio y ordenado, como si ninguna persona hubiera pasado por él. Al llegar al departamento, divisó su entorno, un elfo se hallaba en la recepción esperando a que el secretario llegara. Lo miró de arriba abajo, parecía atemorizado; pero, de igual manera no se atrevía a acercarse a criaturas extrañas y desconocidas cuando aquella determinada fecha se acercaba.

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Volar en Aethornans era bastante simple, solo bastaba que uno tuviera confianza así mismo. Recordaba la primera vez que había subido a uno, fue luego de que le asignaron la casa de Aethonans de Salem. Para ingresar a la sala común existían dos opciones, para experimentar algo nuevo ella escogió la de subir con aquella ave tan maravillosa. Aunque sabía que no era lo mismo una estatua de Aethonans que uno de verdad, de tal forma que temía un poco de como seria aquella experiencia en la hermosa criatura plateada.

Los Aethonans tenían la particularidad de ser amables si uno tenía fe en sí mismo, o eso era lo que sabía por medio de rumores. Observó a su compañera, próximamente debía realizar una búsqueda que se trataba de encontrar prendas por el local, era lo que se había enterado. Al realizar un vistazo al lugar se dio cuenta que era muy calmo, le agradaba los sitios como aquel. También reluciente, era un hotel que quizás pocos tenía la oportunidad de pagarlos.

Estaba entusiasmada por realizar aquella misión y subirse por primera vez a un Aethonans de verdad. Echó un vistazo a la elegante criatura que se encontraba enfrente; era hermoso y exhibía un sedoso pelaje color plateado. El color de la criatura la hipnotizó, porque cuando se dio cuenta Atria y su jefa estaban encima de un Aethonans.

El otro Aethonans era para ella, se subiría a él y buscaría las prendas indicadas por su jefa. Una vez arriba se acomodó buscando la posición indicada para acomodar la maleta y, así estar cómoda. La criatura agito sus alas y emprendió vuelo, lejos se encontraban su compañera y Cye, la última tenía ventaja al llevar lentes que la protegerían del viento. Su experiencia le ayudaría para comprar lo indicado por su jefa, aparte de los guantes de piel de dragón que los tenía.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks ●

Suspiró abatida; sin embargo, el cansancio invadía su cuerpo por completo. Las actividades del ministerio y la tarea de la academia la habían dejado sin ganas de realizar otra actividad; aunque tenía ansias de participar en el evento que el día anterior fue comunicada. Curvó una sonrisa y recogió nuevamente la carta de invitación; ésta era de un negro intenso con textura suave como el terciopelo. Delicadamente olió su exterior, tenía un aroma a frescura que dejaba una gran intriga por saber su tema principal. Al abrirla no pudo evitar leer aquellas doradas letras detalladas con el fondo negro.

El pergamino no tenía firma, estaba la posibilidad de que fuera anónima o simplemente, se olvidaron de colocar la firma. Aquello no importaba mucho en ese momento, debía prepararse para asistir al lugar; tenía el presentimiento que hay se encontraban personas conocidas. De pronto, agarró un espejo y observó su aspecto, estaba fatal; no iría de aquella manera al evento. Se arregló lo más que pudo, poniéndose un vestido negro y una túnica del mismo color. Su cabello estaba recogido con un broche oscuro que se perdía en su cabello.

Era una muchacha sencilla, de tal manera que no necesitaba maquillaje para lucir bien. La palidez de su rostro resaltaba por la vestimenta que llevaba esa ocasión. Observó una vez más su rostro, no quería que nada estuviera fuera de lugar; necesitaba que ningún detalle se le escapara para evitar sufrir llamados de atención de parte de las personas. Se arrepentía de no llevar a su elfa domestica con ella; ya era tarde, quizás por su parte, le hubiera agradado mucho asistir a la misteriosa celebración.

—Vamos que llegamos tarde, Sherlyn —Se dijo a si misma dirigiéndose al exterior.

Desde el ventanal del pasillo, pudo notar la pálida luna que alumbraba la superficie terrestre. Era un paisaje realimente hermoso presenciar aquella exhibición tan natural; algunas nubes la tapaban parcialmente. El pasillo estaba decorado con calabazas, la noche de Halloween al parecer se había adelantado, esto traía una gran emoción de su parte. Si el evento se trataba sobre aquella fecha, estaría encantada de participar en él.

Su presencia en el lugar sin querer fue tardía, aunque tenía la esperanza que no fuese un obstác.ulo para ubicarse en el gran comedor. Su entrada fue después que una persona con capucha entrara a la escena, su identificación era desconocida hasta ahora. De lejos, observó a Mariel, la hija de Athena; ella se hallaba sentada a unos pocos metros de una elfina. Era la única persona que conocía, de tal manera que se aproximó hacia ella, ubicándose en un asiento próximo.

—Hola —Saludó con una sonrisa a Mariel y la elfina que estaban cerca.

Tenía curiosidad por saber las razones que el profesor tenía al ser miembro de su respectivo bando. La respuesta a cada una de las preguntas que se le hacía, no tardó en llegar. Sintió una gran satisfacción al escuchar la respuesta que le dedicó, ya que la respondía con cierta gratitud en sus palabras y con detalles que aclaraban sus dudas. Si bien, había escuchado muchas razones por la cual una persona decidía pertenecer al bando, pero hasta ahora la razón de Elvis no daba más que cuestionar.

Escuchó como sus compañeros preguntaban cosas a cada uno de los profesores; también a la profesora Mónica. En ese momento se dio cuenta que se había salteado esa porción en su pregunta. Sus ojos se dirigieron a su profesora que como Elvis, respondería con mucho orgullo acerca de sus bandos pertenecientes, o era lo que ella creía. Una frecuente brisa movió su cabello desarreglándolo, ahora debía acomodarlo para mantenerse arreglada. Se arrepentía de no haber llevado el cabello recogido; pero no era lo que importaba en aquel momento.

Siguiendo con el tema de los rangos se preguntaba cuáles eran los trabajos que ellos debían realizar; pero no le preguntaría. Suspiró y le dedicó una tímida sonrisa a la profesora Mónica. Debía aprovechar aquella oportunidad para sacarse todas las dudas que tenía respecto a los bandos; « ¿Cuál era la perspectiva que cada bando tenia hacia otro?» La interrogación no tendría sentido, puesto que sabía que todos tenían distintos puntos de vista. En su mente contenía una gran cantidad de preguntas que podría llegar a transmitir; pero no se animaba a sacarla a la luz.

Suspiró hondo, debía tomar aire fresco para relajarse. Decidió esperar atenta a que terminaran de responder a cada pregunta, la última la había formulado su compañero Vladimir; ésta se trataba acerca de la Orden del Fenix. De pronto, observó a su profesora, se encontraba preparada para interrogar.

— Profesora Mónica ¿Con qué propósito decidió unirse a su bando? —Preguntó Sherlyn de manera cordial. Era la misma pregunta que le había hecho a Elvis, salvo que estaba formulada con otras palabras.

● Sherlyn "Kirara" Gryffindor Tonks

Despertó cuando algunos rayos de sol alumbraban parcialmente la habitación. Durmió mal y, no era poco, luego de la noche terrorífica que había vivido con sus compañeros de casa. No había logrado llegar hasta el final del evento, puesto que se acobardó y decidió subir arriba a reponer energías. Otra de las razones era porque odiaba revivir su pasado. Haber contado aquella historia no fue una buena idea.

Estas eran sus últimas clases en la academia, por lo tanto debía poner lo mejor de sí misma. Cada actividad requería de un cierto tiempo, pero valía la pena completarlas con cierta satisfacción dentro de sí. Su mirada se dirigió al interior de la habitación, todo estaba muy limpio como de costumbre; por suerte, Helen resultó ser una compañera bastante ordenada. Los detalles plateados decoraban la habitación, haciendo que ésta resaltase.

Era hora de ir a desayunar, no sin antes escoger la ropa que usaría aquel día. Por la tarde tenía planeado visitar a su elfa, ya que era su día libre; podrían recorrer negocios del Callejón Diagon. Abrió su ropero y escogió un fabuloso vestido color turquesa que combinaba con algunos accesorios que llevaba puesto. Una pulsera con detalles negro y un collar del mismo color, cada uno provenían de un regalo que se había hecho a sí misma.

Una vez lista, decidió subir a desayunar. No se había detenido para observar si su compañera Helen todavía estaba en su cama. Si fuera así, no lo cuestionaría, las camas de la Sala Común eran fantásticas. Al bajar se encontró con el nombre de otra persona en lugar de Jank. Pudo deducir que tal vez se tratase de una simple broma; aunque el acontecimiento era Halloween.

Al acercarse más, afirmó que sus sospechas eran ciertas y no era una broma.

—Bienvenida. —Mencionó Sherlyn a su nueva jefa, al acercarse más a la entrada, donde estaban sus compañeros y la otra jefa Leah.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Cuando la fría situación desapareció, Sherlyn se sintió completamente aliviada. Ya no quería tener más recuerdos, recordar su pasado era como volver a vivirlo, ahora simplemente quería vivir su presente. Sus ojos se habían cerrados, tiñendo su alrededor con un intenso fondo oscuro. La oscuridad ayudaba a que ella refleje todos los sentimientos que tenía profundizados en su alma y reflexionar bien cada una de las interrogaciones que se hacía a sí misma. Profundizarse, era aquello lo que necesitaba y esta clase le había ayudado mucho para encontrarse a sí misma y ahora ver con claridad su pasado.

Un aire fresco sopló sobre su rostro e, inmediatamente se dio cuenta que se hallaba nuevamente dentro de la clase. De a poco sus compañeros volvían de sus pensamiento y prestaban atención a lo que queda uno de sus profesores estaban por decir. Se detuvo, ahora era momento de que sus profesores anunciaran sus próximas tareas para finalizar con la clase que se había vuelto interesante desde que comenzó. Por primera vez en el transcurso del día giró su vista a sus compañeros, algunos de ellos se mostraban más que nada fuertes, por la escena vivida anteriormente.

Escuchó y estudió cada una de las palabras que ellos recitaban; debía estar preparada para las aclaraciones que sus profesores dirían. Su atención se captó rápidamente al escuchar «Orden del Fénix», le llamaba mucho la atención aquel bando del cual era aspirante; pero todavía quedaban ciertas dudas. Observó a Elvis, él fue el primero en revelar aquel secreto sobre el bando el cual era parte. Más allá del propósito del grupo o sus procedencias se intrigo más en la parte persona. « ¿Qué razones tenía el profesor Gryffindor para ser parte del el respectivo bando?».

Sus compañeros habían formulado ya, algunas palabras acerca de ciertas relaciones bastante interesantes. Esta vez sus preguntas solamente se dirigirían al señor Gryffindor, ya que el bando le llamaba mucho la atención. « ¿Cómo elegían su mago superior?» «¿Cuándo podría ser miembro fenixiano?» Se preguntaba la castaña en su mente, aunque parte de sus preguntas ya se imaginaba la respuesta. Su vista se dirigía solamente a Elvis, se detuvo a escuchar las respuestas que sus compañeros le hacían. Era turno que ella le preguntase algo y, así, sacarse un poco sus dudas. Debía empezar haciendo una pregunta por turno.

—Disculpe, profesor Gryffindor ¿Qué fue lo que lo motivo a ser parte del bando? —Preguntó firmemente la castaña, interesada en que Elvis respondiese su pregunta.

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Vestía de un hermoso vestido escarlata, que se detallaba por algunos detalles negros. Sus zapatos eran negros, los cuales hacían una buena combinación con el resto de su vestimenta. Llevaba su cabello recogido con una coleta, la cual dejaba caer varios mechones sobre su rostro.

Podía sentir como una corriente de aire azotaba su cara y con ella, una pequeña proporción de tierra se metía en su ojo izquierdo. Su mano se dirigió hacia el orificio ocular tratando de calmar la molestia con movimientos pausados. « ¿Dónde se habrá metido compañera? »Se preguntó la castaña en ese mismo momento. Esperaba que aquellos asesinos no la agarrasen, sentiría culpa de su parte si esto llegaba a ser de esta manera. Recorrió su vista hacia las ramas que se exhibían, éstas daban un aspecto agradable al bosque; pero, era lamentable que hayan sido culpables de su incomodidad del ojo.

De pronto escuchó una voz bastante conocida, aunque pudo deducir que no se trataba de su compañera. Era de un tono muy particular, fin y tranquila, además que la llamaba por el apellido. Por más que hiciera memoria debía girar para enterarse acerca de su verdadera identidad; ella no tenía la habilidad de adivinar, era solamente una simple bruja. Recorrió su vista por el bosque en busca del autor de la voz. Tardó unos segundos para descifrarlo ya que era tan escaso el sonido. Escuchó la exclamación más de tres veces hasta que la última conoció su procedencia.

— ¿Quién eres? —Pregunto interrogativa mirando hacia el lado contrario del que la chica estaba.

¿Y si se trataba sobre los supuestos asesinos de su compañera? Temía la joven al pronunciar sus palabras. Agarró la manito de su elfina apartando la mirada del lugar. En aquel momento temía por su vida y sentía que fue totalmente innecesario haber ido al bosque para iniciar la investigación sobre el hombre muerto. El asesino podría haber tomado una poción multijugos transformándose una chica y querer matarle.

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Los Aethonans eran criaturas hermosas, lucían hermosas alas color plateado. Había sabido a aquella criatura bastantes veces porque su casa era Aethonans de Salem. Sabía que no era lo mismo la criatura que la dirigía hacia la sala común que aquella que iba a subir ahora; por eso mismo debía tener un control y prevención total de lo que podía llegar a suceder en los aires. Miró a Atria, ella parecía interesada por subir a la criatura, o al menos eso creía. Más allá de la sensación de terror que en primera estancia podía llegar a tener, luego le parecería una sensación hermosa.

—Claro, Cye. Yo puedo llevarla sin problemas — Dijo la castaña intrigada llevándose consigo la maleta. Su jefa le entregó un silbato color plateado, también otro a su compañera, si tenía problemas aquello ayudaría. Era una buena manera de prepararse por si había una interrupción en el vuelo. Volar no era nada fácil, ya que, en el aire se podía encontrar una variedad de obstácu.los. Agarró la maleta, aquello sería bastante simple por su experiencia ya en uno.

—Tranquila, Atria. Volar es bastante simple — Dijo Sherlyn guiñándole el ojo, mientras pasaba la mirada sobre la maleta que ahora llevaba en sus manos. Luego su compañera le hizo una pregunta bastante interesante a Cye, quizás para calmar sus nervios. Su primera reacción al montar la criatura no fue para nada buena, ya que sintió miedo. Sherlyn creía que con el tiempo la gente se acostumbraba, había entrado tantas veces a la Sala Común que le parecía totalmente normal volar con él.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

En el armonioso bosque había mucha densidad de árboles, los cuales ayudaban a dejar limpio y puro el aire. Era hermoso recorrer por aquella reserva mágica, siempre y cuando con suma precaución. Su acompañante era “Blondie”, su elfa doméstica, además que esperaba la compañía de su compañera Fengari; un paseo no vendría nada mal.

Aquel lugar le causaba escalofríos porque el día anterior se había informado de un hombre hallado muerto allí. Pero la curiosidad mató su miedo y se fue a investigar para saber de qué se trataba el imprevisto suceso. Caminó unos pasos, las rocas impedían que la joven siguiera su rumbo. Suspiró, aun su elfa seguía allí; no podía decirle que fuera a buscar a Fen porque se quedaría sola. Retrocedió unos pasos tropezándose con una de las ramas, no fue por falta de equilibrio; si no por un terremoto.

Jamás había imaginado que en el medio del bosque hubiera terremotos, o sí; pero no en aquel lugar. De todas maneras, debía informarle aquello a su compañera, quizás se hallaba perdida en medio de bosque. Se levantó del lugar con ayuda de su elfa y le agradeció. Luego, se dirigió en busca de Fengari. “Debe estar por acá cerca”, se dijo mientras trataba de no caer de nuevo por aquellos fuertes terremotos que había en la zona.

–Fengari –La castaña pegó un grito para saber si su compañera se hallaba en el lugar. Esperaba que los asesinos no la hubieran agarrado, sería su culpa por haberla llevado con ella al bosque.

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Había llegado justo a tiempo, si no se hubiera quedado insistiendo a Blondie para que pasearan por los negocios del Callejón Diagon, hubieran llegado más temprano. Observó a Atria dándole una pequeña sonrisa, esa maleta era el centro de cuestión en su cabeza. “¿Qué podría llevar ahí?, se preguntaba, lo más probable era que llevase un equipo especialmente del departamento. Su elfina era una criatura bastante sensible, se molestaba con cualquier insinuación que la castaña hacía.

–Siento mucho mi tardanza. - Se disculpó nuevamente la castaña, mientras escuchaba con atención lo que informaba la rubia. Ya se había subido anteriormente encima de un Aethornans, fue una experiencia fantástica; jamás se olvidaría de aquello. Su casa es la de Aethonans de Salem, así que también era bastante común que los conociera. En su primera clase de generales también los había conocido, pero ellos tiraban de los carruajes donde se trasladaban.

-Suena fantástico, con gusto quisiera unirme a la excursión en Aethornans – Mencionó ella, interesada con el trabajo que realizarían en aquel momento. Paso seguido escuchó lo que su jefa Cie había informado; al parecer los animales habían esparcido la ropa que debían recoger. Al menos, con aquel comentario se había informado de la misión que estaban haciendo en aquel lugar tan elegante.

- Me gustaría ir en Aethornans –Afirmó Sherlyn nuevamente, mientras observaba la llamativa maleta que contenían en su mano. Las preguntas que se formulaba acerca de ella había desvanecido, pero aun quedaban un par de cuestiones; pero instantes después las resolvería rápidamente.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

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Una vez peinada y lista, abrió en par la ventana, pudo divisar el paisaje de la hacienda de Tonks, este era realmente espectacular. Los árboles provocaban una leve brisa, la cual desarreglaba descontroladamente su cabello castaño; le resultaba desagradable. Curvó una sonrisa y giró su vista hacia una mesita que se encontraba al lado y, encima se hallaba depositada la insignia la cual identificaría rápidamente que estaba realizando trabajos del ministerio.

Lucía una chaqueta roja escarlata y pantalones ajustados, la insignia hacía una buena combinación con el resto de su vestimenta. Se la colocó delicadamente y, de esa manera, procurar no dañar el diseño. El día anterior le había pedido cordialmente a su elfa “Blondie”, que la trasladara hacia el Callejón Diagon, donde estaba el negocio. Aun no podía utilizar la aparición como forma de translado; tampoco sabía, ni la escoba, ya que había dejado el examen por la mitad. Tenía la esperanza que muy pronto pudiesen aprobar ambos exámenes, pondría todo de sí.

Una vez afuera, agarró la manito de Blon y, a los pocos minutos se encontraban en el Callejón, justo en la puerta de entrada del hotel. Le hizo una seña a su pequeña elfina, ella ya podía retirarse; no era bueno llevar acompañante para una misión del departamento. —Muchas gracias, Blondie —Agradeció la castaña a su elfina. Le lastimaba mucho tener que despedirse de ella, pero pronto la vería de nuevo; además no quería que ella corriera riesgos en aquella misión que desconocía.

—Espérenme, chicas. —Exclamó la muchacha a su jefa y Atria que estaban tomando rumbo hacia otro lugar. Su paso era apresurado, pero no llegaba a correr, en ese momento se dio cuenta de su pésima educación por no dar los buenos días en el tiempo indicado; aunque si lo decía ahora no tendría el mismo efecto. —Disculpen la tardanza. Buenos días. —Saludó la castaña y sus ojos automáticamente se dirigieron a la maleta que llevaba Atrya minutos atrás.

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La joven Black había dispuesto una respuesta más rápido de lo que había imaginado. Sin embargo, le agradaba que ella estuviera viviendo una buena estadía; esto le informaba que tendría a su nueva compañera por un largo tiempo. Hace horas que no había tenido noticias de Jazmín, era una pena; pero quizás más tarde volvía a aparecer la peliplateada. —Me alegro mucho. —Respondió, curvando una sonrisa a Atria, esperaba que en el transcurso del tiempo pudiesen llegar a tener una buena amistad.

Era un tema de cuestión como llegar al negocio, si bien, Sherlyn aún no contenía la licencia de vuelo, ni mucho menos la de aparición. Siguió a Cye a un paso apresurado, la rubia caminaba rápido o ella era lenta; no le impresionaba si la segunda era correcta. —Oh, yo quiero un globo. —Dijo la castaña torpemente, al oír que su jefa saludaba a los globos que tenía la lagartija y recorría por todo el departamento, o al menos así lo pudo notar.

Era totalmente peligroso que Zanca anduviera con los globos, puesto que podía entrar a la oficina de Indebidos y comerse a las margaritas; era totalmente desagradable. Una vez que Cye diera orden de entrar al ascensor, se sumergió en el interior y esperó a que este tome rumbo hasta el atrio. —Allá vamos. —Respondió la castaña, informándole a Cye que ya estaba preparada para el viaje.

● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks ●

Sentía como el viento movía su cabello, despeinándolo y corren su coleta de un lado hacia otro. Era divertido presenciar un simulacro de esa características, estaba aprendiendo mucho; además de tener un buen equipo con el cual participar. Figuró una leve sonrisa, su vista se mantenía atenta a la escena, jamás perdía la concentración de lo que vivía en aquel enfrentamiento.

Miró a Fengari, ella había creado una muralla de piedras en la anterior acción, por lo tanto aquella pared no desaparecería hasta que tres hechizos chocaran contra él. Pronto Fengari tratando de atacar, lanzó hechizos que impactaron solamente sobre su muralla creada por ella misma. Miró de reojo a su compañera, poniéndose suma atención a todo su alrededor. -- Seneca -- Exclamó la castaña, apuntando hacia su rival, Fengari. El efecto dejaría mudo a la muchacha por un largo tiempo, así la gente dejaría de oír la voz de Fen por un largo rato.

- -Corpus patronus – Mencionó la castaña, apuntando su varita hacia el aire, en esa invocación un oso adultos con garras afiladas y colmillos, el oso pesaba más de 100 kilogramos, y era de suma compresión. Este salió de su varita y la ayudaría a posibles ataques futuros de parte de sus enemigos.