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Sherlyn Stark

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Mensajes publicados por Sherlyn Stark

  1. Seguía mirando el interior de la habitación observando cada detalle de la misma. Buscarían objetos, eso estaba muy en claro, pero debía poner mucha atención de su parte para poder completar bien la misión. Antes de entrar había escuchado a Sagitas llamar a Matt; Kirara pensaba para debatir sobre el asunto de Heliké. Desconocía lo que la joven había protagonizado instantes atrás, pero suponía que tenía que ver con el estruendoso ruido que escuchó mientras estaba colgada del zapato resbaloso de su jefe.


    Fenrir sin hacerle caso a su dueño, entró detrás de ellos a la Habitación Blanca. Pasaron unos minutos hasta que se percató de la presencia del lobo. Sabía que haría un excelente trabajo estando el lobo con ella, ya que era muy bueno buscando objetos. Tenía una capacidad de olfato más eficiente que el de los humanos. Escuchó el llamado de Sagitas para reunir a todos los jefes en su despacho.


    Esperaba que la Reventora no se hubiera metido en un asunto grande, a menos que en verdad se lo mercería. La directora se notaba bastante enojada, por lo tanto podía decir que no deseaba ser Heliké en ese momento. El picaporte sugería que su jefe asistiera al llamado. Agarró la tablilla que le extendía Matt y se dedicó a leerlo con mucha atención. En ella nombraban los objetos que debía verificar que estaban en su lugar, según escuchó de su jefe.


    Yo me encargo, Matt —confirmó la castaña. Echó una mirada a Fenrir pensando que debía cuidarlo muy bien para que no se llevara algún objeto de la habitación.


    A ver, Fenrir ¡Quieto! no quiero que te quedes pegado a ninguno de estos objetos. Debemos tener mucho cuidado… —murmuró Kirara y depositó la vista en el lobo. El cachorro no podía distinguirse gracias a las paredes y el suelo del mismo color.


    …”Sombrero. Definición: Feo sombrero negro masculino, con ala y una pequeña banda marrón oscuro de unos diez centímetros, alrededor de la copa…” —leyó en voz alta para que el lobo pudiera escuchar también.


    Debemos encontrar este objeto, pero ten mucho cuidado, por favor, Fenrir —pidió después doblando el pergamino sosteneindolo en la mano, meritas que en la otra tenía preparada su varita para comenzar la búsqueda.
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  2. Cuarta Planta - Con Bodrik y Arya.

    Lo más probable era que los de aquella área no estuvieran tan locos después de todo. Su compañera no respondió a su pregunta, simplemente comentó diciendo que era un lugar agradable para muchos. Ya lo sabía, se notaba en la pinta que tenía. Era muy bonito, pero de todas formas, jamás podría dejar su trabajo para estar allí. Había formado una familia en ese departamento, con globos parlantes y todo.
    No pasó mucho tiempo, hasta que Bodrik abrió la puerta de su oficina dejando que pasaran. Según había escuchado, era prima de Arya, con respecto a la familia Lockhart, suponía. Entró siguiendo a la pelirroja, mientras ella le decía a la jefa de la cuarta planta que le explicara sobre el ala de psiquiatría. Miró a Bodrik, recordaba haberla visto en varias ocasiones en eventos de la Orden del Fénix.
    Mucho gusto, Bodrik —sólo nombró la castaña y luego se dedicó a observar su alrededor. Al parecer, la jefa estaba rellenando papeles instantes atrás, aunque no demoró mucho en atender la puerta.
    Le enseñarían la planta. Al escuchar una risita, podía suponer que Arya estaba igual de emocionada que ella. Y, quizás, había elegido el área de psiquiatría como primer lugar de la visita porque ella lo mencionó instantes atrás. Deseaba no estar interrumpiendo algo muy importante del trabajo de Bodrik. Suponía que arya sabóia lo que estaba haciendo. Por eso no debía preocuparse. Suspiró. Esperaba una respuesta pronta de la jefa.
    Me parece una buena idea, Arya, ¿Luego visitaremos las otras Alas? —preguntó curiosa para sacarse esa duda de su mente. No tenía problemas en el orden que fueran visitándolas, también esperaba que les quedara tiempo para visitar las otras plantas, si es que se lo permitían.
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  3. Antes de recibir una respuesta de parte de su compañera, le llamó la atención una lechuza que acababa de entrar. Tenían más trabajo los veterinarios, eso estaba muy bueno, suponía ella, ya que su local estaba teniendo mucho éxito. Debía contratar más personal de veterinarios, porque sólo había dos y unos asistentes, los cuales tenían al menos conocimientos básicos más que ella.
    Se acercó a la carta preguntándose quién podía ser. La caligrafía de la carta, era muy bonita y prolija. No supo de quién provenía hasta terminar de leer la carta. La bonita lechuza se quedó esperando a que respondiera la carta, tal como había indicado Xell en su carta. El personal veterinario estaba dispuesto a dirigirse al emporio lo antes posible. Sentía lastima por la pobre lechuza que había sufrido un accidente en su patita.

    Lechuza para Xell Vladimir:

     

    http://i228.photobucket.com/albums/ee150/sagitaspotter/988008f8-8de2-4336-b7e8-9541191abed5_zps36bb37e7.jpg

    Lechucería Postal
    Local - Nacional - Internacional


    REMITENTE:

    DESTINATARIO: local [ X ] - nacional [ ] - internacional [ ]

    Dirección: El Emporio de Lechuzas (http://www.harrylatino.org/index.php/topic/101854-el-emporio-de-las-lechuzas-mm-b-101853/page-1)

    CONTENIDO: Sobre [ X ]

     

    Mensaje para Xell:

    Buenos días, Xell. Espero que la lechuza se recupere pronto de su patita y que sea algo grave. Siendo un caso de suma urgencia, no es necesario sacar una cita. El personal de veterinaria se encargara de hacer una visita lo antes posible. Estoy segura que se recuperará.
    Besitos.

    Kirara Ruak

    BULTOS: 1 [ X ] 2 [ ] Más: especificar [ ]

    Ellos necesitaban una respuesta de forma urgente, por eso no la releyó y se apresuró en dejárselo a la lechuza para que lo sostuviera con su patita y se encargara de entregárselo. Paso seguido se dio media vuelta para llamar a uno de los asistentes a que fueran al local de Sagitas. Recomendaba que si fuera algo muy grave avisaran a una de las veterinarias a que asistieran rápido.
  4. Cuarta Planta - con Arya Lockhart

    La idea de recorrer el Hospital Mágico era fantástica. Había ido un par de veces al establecimiento, pero en ninguna ocasión había recorrido las otras áreas. Había estado en la recepción la primera vez, recordaba que estaba con los globitos buscando algún rastro de la directora de su departamento. Había estado más de una vez en la sexta planta y una en la quinta, pero jamás en la cuarta.
    Comenzaría con el corazón de San Mungo, que era la cuarta planta, a la que jamás había estado. Su amiga decía que hacía tiempo que no veía a Athena, pero también, debían entender que ella estaba muy centrada en sus nuevos cargos dentro del bando y el hospital. Sabía que era una persona bastante honorable y la admiraba mucho. Arya había salido igual de trabajadora como su madre.
    La cuarta planta tenía tres alas, la de maternidad, psiquiatría y virus. Los nombres eran bastante conocidos, suponía. Quizás era frecuentado por distintas personas del mundo mágico. ¿Quién sabía? No se percató del tono de cómo su compañera los nombraba. Le daba lo mismo, sabía que no había nada extraño detrás de esas palabras. Miró a su compañera quién tocaba la puerta de la oficina de la jefa de la planta, Bodrik.
    Parece ser un lugar muy agradable. —comentó la castaña mirando a su alrededor.
    Su compañera no soltaba su brazo y comenzaba a cansarle mantenerla de esa manera. No estaba acostumbrada a que la sostuvieran de esa forma, quizás después tuviera la oportunidad de soltarse. Arya era una chica muy agradable y, no deseaba que supiera que molestaba estar en aquella posición. Desconocía por completo las intenciones de su compañera, aunque se mostraba muy interesada en conocer la planta.
    ¿La gente del ala de psiquiatría este loca? —preguntó con interés la castaña, al menos para romper hielo que se estaba formando esperando la presencia de la jefa. De seguro estaba ocupada rellenando papeles internos o tomando café con los sanadores mientras hablaban del Hospital. Quién sabía.
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  5. Esperaba que la respuesta de la venta del palo borracho fuera afirmativa ya que quería llevárselo a su casa al igual que los objetos que había comprado minutos atrás. Quería regalar flores a sus familiares cercanos y, para eso debía comprarlas en el mejor negocio de flores dentro del callejón Diagon. Sin dudas, las flores del local eran las más bonitas y llenas de vida que jamás había visto.


    La puerta se abrió por la llegada de Heliké, quien de seguro estaba por comprar objetos para las flores de su invernadero, algún polvo que las ayude a crecer en primavera o de seguro preparándose para el verano comprando remedios que las cuiden de los rayos del sol. También, podía haber ido a visitar a Sagitas y ayudar en la venta. Aún su compañera no había dado un propósito de su visita, peor no importaba, le agradaba u presencia.


    ¡Hola, Heliké! —saludó Kirara girándose hacia ella. Parecía que estaba esperando a ser atendida, así que lo mejor era apurar su elección.


    No pasaron muchos minutos hasta que se escuchó nuevamente un sonido proveniente de la puerta. Alguien entraba a la floristería y al mirar hacia allí reconoció a Sunar. Era un día precioso, no resultaba extraño que las personas ingresaran al local y más si la primavera había llegado hacia dos semanas. Ella saludó al igual que Heliké, en general.


    ¡Buenos días, Sunar! —exclamó la castaña mostrando un ánimo muy simpático ante ella. Era raro que su hijo no estuviera con ella, aunque podía tratarse de un regalo que le haría. Esperaba que Sagitas tuviera más perritos de peluche, porque no quería entregar el suyo, sí es que Sunar quería llevarse el suyo.
  6. Había dejado a Heliké a un lado creyendo que la veterinaria aparecería para atenderla, pero no fue así. Estaba segura que ella estaba ocupada ordenando asuntos interiores, quién sabía. Se encontraba mirando a Safir en ese momento, preguntándose qué parentesco tenía con la mascota de su jefe. Las características eran similares, al igual que el tamaño y sus orejas.


    Era verdad que el lobo de su compañera necesitaba un baño urgentemente. Lo llevarían al área de lavado, si es que su dueña lo permitía. Tenía la posibilidad de entrar y ayudar en el baño, sí así lo prefería. Helen había aparecido en la escena dando la bienvenida a las dos chicas y preguntando si necesitaba ayuda para atender el negocio, lo necesitaba, más que nada quería saber dónde estaba la veterinaria. Le estaba preocupando.


    Giró hacia su socia, estaba a punto de responderle hasta que Heliké habló sobre su cachorra diciendo que necesitaba una revisión. Según decía, era pequeña Tequila, aunque lo único que podía distinguir a simple vista era que era muy bonita. La tenían muy bien cuidada, así que apostaba que los resultados de la revisión saldrían de maravilla, estaba segura.


    Asintió con la cabeza. Contrataría más veterinarios, creía que era lo necesario en ese momento, igual, no descartaba la idea de que si era algo grave tendrían que ir al departamento de la cuarta planta para ser atendidos con especialistas. Deseaba que el aethonan de Heliké estuviera en buen estado y no sea nada malo lo que le estaba pasando. No sabía si los Aethonans podían bañarse, sería genial.


    Oh, Heliké, no te vayas ahora. Helen irá a buscar a la veterinaria, tiene mucho trabajo hoy, rellenando papeles y cosas internas, ya sabes, ¿Quieres ir al lavado para ver si a Tequila le gusta el ambiente? —preguntó la castaña. Pensaba que sería una buena idea ver si las criaturas se sentían cómodas ahí. Aprovecharía que Pere también quería ir con Safir y, no habría problemas, ya que había distintas zonas clasificadas según el tamaño de la mascota.
  7. ¡Hey! o/ ¿Qué tal? Bueno, le comenté hace unos días a Heliké que iba a pasarme por acá xD y bueno, acá estoy :P Me gustaría formar parte de la familia, bueno, en realidad sería adoptiva xD Quizás podría entrar como prima lejana o pariente lejano de Heliké jajaj Así que ahora completo alguno de los datos de la ficha para que pueda ser aceptada dentro de poco:

    Nombre: Kirara Ruak

    Ficha de personaje: Ficha
    Bóveda personal: Bóveda N°101718
    ¿Qué parentesco quieres tener? ¿Con quien? Pariente lejano de Heliké Rambaldi Vladimir
    ¿Quieres que la Rambaldi sea tu familia sanguínea o adoptiva? Adoptiva
    Bando: Fenixiano
    Link a tu cuenta en Facebook: -
    Skype: -
    Edad: 16 años
    País: Argentina

     

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  8. Hey! ¿Qué tal? xD Tengo una idea, bueno al menos sólo interviene en mi personaje y no en algún miembro de la familia. Decidí sacar la Tonks de mi familia adoptiva, pero aún así quisiera seguir perteneciendo a ella siendo ahijada de Sunar. Sain puede seguir siendo mi hermana, si quiere después hablamos bien en skype y vemos cómo podemos formar un trama para nuestros personaje. Sería genial xD

    En fin, este mes voy a procurar ser activa en la Hacienda para divertirme junto a ustedes.

    Besitos

    @@Sunar PBT

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  9. La respuesta de su jefe había sido afirmativa, por lo tanto podía entrar a la Habitación Blanca e inspeccionarla junto a él. El pomo Pipo había dado la regla de quien tocara para llevarse alguno de los objetos que ocupaban su interior, se quedarían pegados. Debía ser sumamente cuidadosa, de eso estaba segura y no necesitaba que nadie más se lo advirtiera.


    Resultaría muy arriesgado llevar al lobo a la habitación para que los acompañaran ya que era muy curioso y solía buscar nuevos juguetes para su entretenimiento. Sería terrible que Fenrir se quedara pegado allí y que jamás pudiese salir. Entendía que era la mejor opción dejarlo allí junto a Sagitas, estaba segura que ella lo cuidaría muy bien mientras estaban ausentes trabajando en esa misión.


    Sólo podían llevar objetos Sagitas y Matt, pero debían ir juntos, aunque no era el caso aquella vez ya que solo investigarían los objetos que había dentro de la habitación. Saludó a Sagitas y siguió a su jefe cuando este con su mano estiró la nariz del picaporte —Kirara ya lo miraba más como un objeto animado que otra cosa — y abrió la puerta para ya entrar. Ahora sí, preparó su varita teniéndola en mano para estar atenta de lo que ocurriese en ese lugar.


    La Habitación Blanca, como decía su nombre, las paredes eran de ese mismo tono haciéndolo más interesante. La estudiaba con la mirada. No había ningún asesino de globos en el lugar, por suerte. Ya descartaba la posibilidad de que algún maleante se escondiera en ese lugar para que nadie lo viera ya que sólo los autorizados pueden entrar. ¿Qué tal sí Matt era el asesino de Globos parlantes? Lo miró, aunque era muy difícil de creer eso. Debía dejar de leer libros de suspenso.


    Era tiempo de realizar su labor como indebida y para eso tenía que escuchar con atención a su jefe quien decía que harían una lista para registrar los objetos que estaban dentro de la habitación. Eso lo entendía, claro, pero sería muy difícil no tocar las esculturas tan bonitas que había dentro. — Matt... ¿Ningún objeto puede ser tocado? —preguntó con interés adelantándose y sin mirarlo, estando muy concentrada en los tesoros de la Habitación.
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  10. Le hubiera gustado ayudar a a taberna participando en el karaoke que Sagitas organizaba, pero le avergonzaba estar en publico y, más sabiendo que lo más probable no cantaba bien. Jamás lo había intentado, bueno sólo a sus mascotas les cantada y componía una canción, aunque no era lo mismo. Xell decía que los elfos cantaban mal, pero Sagitas lo desmentía en realidad, Kirara no tenía ni la menor idea, pero sería muy tierno ver un grupo de esas criaturas.

    Matt decía que tampoco sabía cantar, ni bailar aunque se disponía a ayudar a su madre en lo que necesitara. Lo más probable era que vería a sus compañeros del departamento cantando, a Xell porque se lo intercambiarían por una limonada y a su jefe en el ámbito laboral, por un favor. Estaba segura que sería muy interesante, aunque seguía pensando en el grupo de elfos que cantaban en Escocia.

    Se percató de la presencia de una chica y un chico que entraban a la taberna, y más tarde entraba otra chica. Ellos estaban muy lejos como para ir a establecer una conversación, además de que no los conocía. Un elfo del personal se encargaría de ellos encargándose de sus necesidades. Recordaba la limonada que le habían preparado, ambas tenían un excelente sabor.

    El comentario de Heliké le había hecho mucha gracia, aunque pobres pájaros si en verdad le sucediera eso. Era terrible, pero no dejaba de ser una simple broma que causaba gracia a más de uno. Se imaginaba como los inefables, empleados del departamento de Misterios, intentaban descubrir sobre la desaparición repentina de las aves. Sin esa clase de criaturas ya nada sería lo mismo, pensaba ella.

    Observó con atención los carteles que Sagitas tenía en la mano. El diseño de los folletos eran estupendos, según creía y se interesaba en ayudar a pegarlos por alrededor de la taberna y el exterior. - Oh, son muy bonitos, pero el primero llama más la atención ¿Puedo ayudar a repartir? -preguntó la castaña. Si no se animaba a ayudar participando en el karaoke, al menos se sentiría mejor ayudando de otra manera.

  11. Se encontraba atenta, esperando la nueva contraseña que diría Matt. Fenrir seguía cerca del picaporte pensando que era un nuevo juguete con el cual jugar, después de eso pensó que su jefe tendría que regalarle un juguete de las mismas características que Pipo, aunque no sería lo mismo ya que quizás le llamaba la atención el tono de voz —no era nada que una pisca de magia pudiera solucionar.
    Estaban todos muy atentos de la cual sería la nueva contraseña. Debía prestar atención por si no se acordaban, tal vez lo mejor era anotarlo en alguna agenda para no olvidarse, aunque, el problema sería si no se acordaban que lo anotaron. La cerradura hizo un “click” abriendo la puerta. Ella no entendía por qué abrió sus puertas tan rápido. Suponía que no era esa la reacción de debía hacer.
    Paso seguido el picaporte parlante comenzó a contar que fue la contraseña establecida por la directora meses atrás. Nadie se esperaría que este tomara esas palabras como clave. Al picaporte le sorprendió que Matt haya adivinado la contraseña mientras en ese entonces él no trabajaba todavía en el Departamento. Sólo lo había dicho al azar, nada que nadie pudiese descifrar.
    Creía que después de aquella escena su deber como indebidos era adentrarse a la Habitación Blanca. Seguía siendo un misterio para ella descubrir que era lo que estaba dentro del lugar, aun así preparó su varita dedicándose a esperar la afirmación de su jefe para entrar. El picaporte hablaba de normas ¿Cuáles eran ellas? Quizás no fueran tan relevantes como se imaginaba.
    ¿Sólo podrá pasar el señor Jefe Indebidoso? —preguntó con interés ante las últimas palabras del picaporte.

    Sentiría mucha lastima si tampoco dejaran pasar a Fenrir, quizás el lobo estaba muy interesado en sumergirse al interior de la habitación y conocer un sitio nuevo. — ¿Fenrir también irá? —prosiguió la interrogación para librarse de todas las dudas que tenía siendo el momento indicado.
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  12. La veterinaria se encargaría de revisar a Tequila y, esperaba que los resultados salieran bien. Se giró en el momento en que escuchó que entraba alguien en e lugar, era Perenela con su lobo Safir. Era muy parecido a Fenrir, sólo que tenía otro aura. Este parecía que iba a comerse a las personas en cualquier momento, en cambio la mascota de su jefe era muy amigable y movía la cola cada vez que alguien nuevo se acercaba.

    Se acercó a su compañera mientras admiraba la belleza de Safir. Se había olvidad por completo de la visita a domicilio y sabía que debía disculparse con Nela. Podía notar que había intentado bañar al lobo por su cuenta ya que llevaba un par de marcas en sus brazos, aunque no parecía ser tan grave.

    Safir es precioso, Nela ¿No quiere bañarse? —preguntó sabiendo que era algo obvio. Sabía que bañar a un animal de esa características no era igual que bañar a siete globos que no tenían dientes, ni garras. No sería para nada fácil. Miró a Safir con preocupación, tratando de creer que se dejaría bañar.

    ¿Lo bañaremos aquí o en tu casa? Siento no ir a tiempo, surgieron inconvenientes —se disculpó recordando que en el local había un centro de baño y con el aroma y la tranquilidad, las criaturas lograban calmarse. — En el negocio existe un centro de lavado donde se puede bañar a las mascotas sin inconvenientes, es algo mágico —comentó ella, procurando que esa técnica sirviera para Safir.

    Se parece mucho a Fenrir ¿Qué es de él? —indagó la castaña mientras se dirigía al cuarto de lavado esperando que su compañera la siguiera.

  13. Sexta Planta - Área libre - dirigiéndose a la recepción (Con Arya)

    Recordaba que la ultima vez que había visto a Arya fue en el negocio Flower de Leya. Era un bonito lugar para tomar café aunque claramente, no era el único. Había visitado varios lugares donde se podía merendar o desayunar en paz, o al menos siguió las recomendaciones de su elfina domestica. La pelirroja se percató de su presencia y se acercó para después abrazarla.

    Sentía como la tomó del brazo llevandola para afuera —De seguro no podía adentrarse en la zona, ya que era sólo para sanadores. Era verdad que tenía mucho interés por conocer el sitio donde trabajaba su compañera por eso asintió. Suponía que ella debía aburrirse un poco cuando no tenía trabajo para hacer, pero como sea debía cumplir con sus horarios obligatorios.

    No comprendía la elección de Arya al elegir a ella para que le acompañara, había mostrado interés la vez anterior, pero aun así seguía resultando muy extraño. Hubiera sonado más corriente que invitara a Groter, su mejor amigo, siempre la veía con él. Suponía que sólo quería contarle un par de cosas de su vida privada, o algo que fuera sólo de chicas.

    Embarazada no parecía ¿Tendría algún pretendiente? Era una bonita chica, así que no le sorprendería que fuera eso. Antes de retirarse por completo del área libre de la sexta planta, se fijó en el interior en busca de Athena. Aunque ya pasó más de un mes de su nombramiento, aún no tuvo la posibilidad de felicitarla, además que hacia tiempo que no la veía.

    Estoy muy bien, Arya. Gracias por preguntar ¿Y tu? —preguntó la castaña. — Me encantaría recorrer el hospital —respondió, aunque seguía interesada por la madre de su amiga. — ¿Cómo ha estado tu madre, Arya? Yo hace tiempo que no veo a la mía —preguntó desviando la vista hacia al frente.
    Tenía razón al decir que hacia tiempo que no veía a su mamá y, supuso que se había ido de vacaciones.

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  14. Vi el topic hace un par de días y me gustaría apuntarme jaja la verdad que hace tiempo que quiero aprender a hacer blinkies o al menos perfeccionarlos, sé lo básico, no más con jasc animation aunque no es lo mismo aprenderlo por medio de una tutoria (además con la bella Adri o/), así que veremos cómo sale el asunto jaja Dejo por acá mi ficha de inscripción y voy a estar atenta para cuando empiezan:

    Nick : Kirara Ruak

    Experiencia con blinkies : Baja

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  15. Sexta Planta ~ Heridos & Resurrección de Aurores (Con Arya)
    @

    Había sido muy extraño recibir una invitación de su amiga Arya, quien trabajaba como sanadora en la sexta planta de hospital mágico. Ya le había resucitado tres veces en el mismo lugar y en ninguna de aquellas ocasiones fue Arya quien la atendió. La conocía muy poco y, gracias a su compañerismo del bando tuvieron la oportunidad de conocerse mejor, pero no mucho.
    Miró su reloj para calcular los minutos de su retraso. Llegaba tarde, a pesar que aquel día madrugó. Apresuró su paso para no quedar mal con su compañera que estaba esperándola aun no sabía dónde. Iba vestida de manera casual, un vestido de una tonalidad turquesa y zapatos negros. Creía que de esa manera estaba bien, aunque no tuvo tiempo para prepararse como quisiera, ya que tuvo que sacar a pasear a su gusamoco.
    Faltaban pocos metros para llegar a la entrada del hospital. No le gustaba el establecimientos porque le daba mucho pánico la alteración que formaban los casos de urgencia, aun así siempre había sido su segunda opción de trabajo—aunque no cambiaría el suyo por nada. Quizás, ayudar a personas podía resultar divertido. Abrió la puerta mirando a su alrededor en busca de Arya, pero no estaba.
    Se introdujo más observando a las demás personas quienes estaban en el lugar, aunque ninguna se parecía a la pelirroja. Pensaba que lo más probable era que su compañera se encontraba en su área laboral mientras era su tiempo libre. Sintió una sensación extraña al llegar a la sexta planta, le había resucitado más de una vez en el lugar y, de seguro fuera por esa razón.
    ¡Arya! Es un gusto verte —saludó la castaña acercándose a su amiga que estaba en el área libre del lugar.
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  16. Por una parte sabía que no morirían por caer de aquellas alturas ¿o sí? Se alegró al ver a Fenrir y a Sagitas entrar a la oficina, aunque a primera impresión se veía muy extraño. Ojalá sólo había sido una práctica para el circo, ya que suponía que al menos sabrían como bajar vivos. Una vez que los escritorios se transformasen en un colchón se dejó caer y pudo ver como el lobo se acercaba a ella y, se le fue inevitable acariciarlo.


    De pronto, se separó del colchón con ayuda de Sagitas, mientras Matt se negaba a soltarse por no querer que el picaporte volviese a desaparecer. Miró hacia arriba percibiendo que el objeto seguía con la misma expresión divertida en sus gestos, aunque ahora hablaba pidiendo a su jefe que lo soltara. Quería un picaporte como ese en su casa, aunque, sabía que no era buen momento para preguntar dónde lo consiguieron.


    Cuando Matt se soltó el picaporte no desapareció, sino que se ubicó sobre la pared, como suponía que debía ser. Sabía que a Fenrir le llamaba mucho la atención los artícu.los que se movían, más que nada porque creía que pensaría que era un juguete para él. No hizo falta presentarse ya que Sagitas lo hizo por ella, y lo agradecía ya que gracias a eso los dejarían pasar a la habitación, pero no, pedía contraseña.


    El picaporte, Pipo, le molestaba mucho los lengüetazos de Fenrir y lo llamaba bestia peluda pensando que se lo comería. No creía que él tuviera los dientes tan afilados para hacerle daño. Seguía en la misma postura mientras la directora intentaba adivinar la contraseña que no recordaba. Era muy común olvidarse de pequeños detalles, así que no sería capaz de culparle, menos a ella.


    A Pipo le molestaba mucho que Fenrir lo lamiera y aquello lo demostraba en sus palabras. Matt había tenido la idea de amenazar al picaporte diciendo que si no hablaba sobre la contraseña el lobo lo seguiría lamiendo y molestándolo. Fenrir no era capaz de lastimar al pobre objeto ¿o sí? No quería imaginarse como reaccionaria el objeto parlante. En ese momento pensó en los globitos esperando que estuvieran bien.


    Al fin de cuentas, el picaporte se dignó a establecer una nueva contraseña, la cual escogería Matt según Sagitas. Esperaba que escogiese una fácil para poder recordarla. — Matt, recuerda que las más fáciles pueden ser al mismo tiempo las más difíciles… a veces —comentó a su jefe que estaba un paso más adelante. decidió que era mejor no decir otra palabra ya que el picaporte revelaría si en verdad existía una contraseña anterior.

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  17. Se acercó a Heliké sin dejar de observar a la pequeña mascota que estaba frente a sus ojos. Era un perro de raza cocker, y muy bonito según creía ella. Jamás se le había ocurrido secuestrar a los animales mientras ellos estaban en la habitación ambiental, sería buena idea. Tequila, la perra de Heliké era preciosa, calculaba que no llegaba ni a los dos años.


    Escuchó con atención a su compañera, que decía que la perra necesitaba un chequeo con la veterinaria. Todos los veterinarios estaban al tanto de los animales, hasta por ellos podían tener una conexión con una clínica para que trajeran más enfermeros a atenderlos. No se notaba mal la mascota, en realidad estaba más bien de lo que imaginaba pero, agradecía que Heliké la haya llevado.


    Tiene un buen estado —comentó la castaña atreviéndose a tocar una oreja de la perrita. Pensaba que Heliké al parecer tenía una gran variedad de animales en su casa, ya que mencionaba a una lechuza que no haya podido llevar ya que se le hacía difícil con dos mascotas en los brazos. — Ojalá no sea nada grave lo de tu lechuza —dijo al final mientras la seguía escuchando.


    Existía el servicio a domicilio, por supuesto que sí. Atendían animales muggles y mágicos, por eso los veterinarios estaban dispuestos a revisar cada tipo de criaturas. Miró hacia la recepción donde se reunían los veterinarios, en aquel turno sólo se encontraba una de las doctoras, aunque era muy buena, suponía. Le agradaba que Heliké dijera que el local superaba las expectativas.


    Gracias, Heliké, tus negocios también, son muy bonitos ¿Cena de empresas? —preguntó. Era la primera vez que escuchaba acerca de una cena de ese tipo y le asustaba un poco al pensar que era un tema serio. Vio como Arya y Groter se retiraban y siguió para hablar con Heliké con más tranquilidad.


    Sí, los veterinarios pueden encargarse de tu Aethonan, sólo que la veterinaria en estos momentos está en horas de servicio, revisara a Tequila —dijo volviendo a mirar a la recepción haciendo seña para que se aproximara. Era una mujer con aspecto muy amigable. Se acercó a un pergamino y a una pluma para anotar los datos de la mansión. — Me gustaría que dijeras el nombre de la mansión, en qué dirección se encuentra, el día y la hora de la cita, veré si algún veterinario se encuentra disponible —agregó Kirara teniendo la pluma en su mano preparándose a escribir.
  18. Se preguntaba por qué Matt tenía que tener los zapatos tan resbaladizos o lo era su mano. Había creído que saltando su jefe se desprendería, pero había sido una muy mala decisión por su parte. La cerradura parecía soltar una risita traviesa disfrutando de la situación. Nunca había visto un objeto tan cruel. No tenía intenciones de dejarlos en paz. Era joven para morir, y sabía que moriría primero si se soltaba.


    Lo siento, Matt —murmuraba la castaña dándose cuenta que Fenrir apareció en la entrada con agua en sus patas. Sólo eso podía ver desde aquella perspectiva ya que mirar abajo era muy complicado para ella. El suelo según Matt estaba mojado, y pidió a Fenrir que llamara a Sagitas.


    No era la única tarea difícil no mirar hacia abajo, sino que también no soltarse del zapato resbaloso de Matt. Agarraría el tobillo si no fuera porque en ese momento estaba hundida de terror. Cerró sus ojos tratando de pensar en otra cosa que no fuera lo que pasaría si se caían al suelo. ¿Qué pasaría si ambos se rompían el cuello? No necesariamente el cuello, si no que podía ser la mano, el brazo, una pierna o el dedo chiquito del pie. Qué terrible.


    ¿Crees que sobreviviremos, Matt? Tu zapato es resbaloso. Espero que Fenrir vuelva pronto con Sagitas —indagó Kirara. Pensaba que mientras ella estaba colgada alguien muy extraño podía entrar al departamento y secuestrar a los globitos. Apretó el zapato de su jefe sin darse cuenta, aunque esperaba que no le hubiera ocasionado daño.


    ¿Cómo nos salvaran? Podríamos utilizar magia, pero no se me ocurre, Matt. Sujetas bien el picaporte ¿Verdad? Sí nos caemos morimos y, ¿Quién cuidará a nuestras mascotas? Fenrir, oh pobre lobo, se quedará solo, aunque si terminas en el hospital y yo no… ¿podría quedármelo, Matt? Al menos hasta que te recuperes —hablaba sin pensar ella sintiendo mucho pánico.


    Oh, perdóname, Matt, de verás. Tengo mucho miedo y no sé lo que estoy diciendo —volvió a decir esperando que Fenrir no se demorara.

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  19. Agarró el osito de peluche de Xell, era muy suave y suponía que sería calentito en invierno. Pensaba en devolvérselo o no, ya que sus ojitos le hipnotizaban muchísimo con lo que sólo pudo apretarlo más fuerte. La rubia se enojaría mucho por robárselo, además que quitar las cosas ajenas por más hermosas que fueran no era apropiado. Luego de que Sagitas le diera un poquito de agua a su cuchi-cuchi y mirar de reojo al osito de Xell se dedicó a mostrarle el perrito.


    Oh, toma, Xell, te lo devuelvo


    Le entregó el oso de peluche a Xell mientras seguía mirando fascinada el perrito de peluche que estaba ante sus ojos. Era precioso, además Sagitas decía que se movía como perritos de verdad, lamía y ladraba. Claramente quería ese peluche sólo para ella y si había de más animales se los llevaría todos. El catálogo de jarrones le hizo apartar la vista del peluche.


    Son muy bonitos todos — Dijo mirándolos con determinación, sí por ella fuera se llevaría todos sin pensarlo antes. — Me gustaría el verde alto del catálogo cuatro — Pidió la castaña, aunque si iba a llevar una variedad de flores necesitaba más jarrones. — No, mejor quiero todos los del catálogo cuatro y el perrito, estoy segura que no me arrepentiré


    Después, miró los cactus que estaban en venta. Ninguno, por más que quisieran, era igual que cuchi-cuchi, pero eran preciosos de todas formas. Estudió cada uno de ellos pudiendo ver que llevaban una flor encima de distintos colores. Eligiría el que tenía pinches pequeños y un corazón rosa encima, aquel le llamaba la atención.


    Aquel, con corazón rosa grande y cuerpo de botella — Comentó señalando su preferido ante la multitud, pensando en que todos tenía cuerpo de botella.


    Esperaba que con todo lo que pedía le alcanzasen sus galeones. También pensaba en llevarse el palo borracho al cual Xell le rascaría para que la plantita se pusiera feliz.


    Y, ¿El palo borracho se encuentra en venta?
  20. La fiesta de la academia patrocinada por su bando se prolongaría a la noche, aunque debía estar más antes Detrás de la ventana podía observar como el sol caía oscureciendo de poco el cielo. Se había informado que el evento se realizaría al límite del bosque prohibido cercano a la academia. Por más que la academia tenía todo asegurado, ella no llevaría a sus mascotas por miedo a que las lastimen.


    En el ambiente se notaba que los primeros días de primavera estaban comenzando. No hacía frío, por lo tanto decidió llevar un vestido turquesa de sus preferidos, con detalles blancos y sin ningún bolado. Sólo iba vestida casual. En sus pies llevaba zapatos negros con un boche plateado que reflejaban los últimos rayos de sol provenientes de la ventana. Su cabello como de costumbre estaba suelto. Estaba lista para salir.


    Salió a los terrenos de la hacienda Tonks percatándose de la soledad de la tarde. No había personas sobre la calle, parecía todo desierto, aunque le era muy difícil creer que todas las personas fueran al lugar de encuentro. Sería muy extraño. Antes de desaparecer dio la última vista al establecimiento tratando de pensar que sus animalitos iban a estar bien, al igual que su hogar.


    Antes de acercarse estudió las características dela atmosfera, el sitio estaba animado y de seguro pasarían un buen momento estando de aquella forma. En el encuentro distinguió a muchos de sus compañeros del bando, entre ellos Madeliene, Sunar, Sain, entre muchos otros. Había una mesa llena de comida larga sobre el césped recién cortado que suponía que lucía tan hidratado gracias a un hechizo.


    Al acercarse más pudo escuchar como Madeliene proponía un partido de Quidditch, pensó que había llegado en un momento inoportuno, ya que no sabía volar. De inmediato supo que ella sólo quería presentar su Saeta de Fuego, así que apoyaría a su decisión. Se acercó más para poder incluirse en la fiesta porque de todas formas, eran todos conocidos y no podía sentirse cohibida ante sus presencias.


    ¡Sería una idea estupenda, Madie! — exclamó la castaña una vez cerca. Quizás su voz había sonado más alta de lo normal, además que no había saludado a la multitud. — Por cierto, hola — Saludó después de sentirse como si su comentario hubiera sido fuera de lugar. Sabía que se le pasaría, después de minutos de reflexión, por no utilizar las palabras adecuadas, aunque tampoco había sido grave.
  21. Se sorprendió. No había visto con mucha precisión a Matt. El pobre sólo tenía la alternativa de sujetar fuerte el picaporte para no caerse. No se había percatado de la situación con antelación sino hubiera llamado a alguien para que fuera a recurrir. Podría decirse que mantenía la mente en blanco en ese momento, no podía pensar con claridad por lo tanto, no sabía cómo actuar.


    ¡Matt! Llamaré a tu madre —Informó la castaña dando media vuelta para salir por la puerta. No era una buena idea llamar a la directora ya que tardaría muchos minutos y su jefe no aguantaría tanto. —Mejor no… —Observó los objetos del lugar en busca de alguna manta o algo que soporte la caída por si se caía. Frunció el ceño mirando el mantel del escritorio. Sería una pena desordenar la oficina, pero no se le ocurría otra cosa y comenzaba a desesperarse.


    Agarró el mantel y lo puso rápidamente debajo de donde estaba su jefe. Al picaporte parecía divertirle que Matt estuviese sufriendo de esa forma, por eso se movía para todos lados sin cesar. El mantel no servía a menos que lo moviera con el pie, además que no impedía que se golpeara la cabeza al caer. ¿Y si perdía la memoria? Se sentiría culpable por el resto de su vida.


    ¿Qué hago, Matt? ¿Qué hago? —Comenzó a preguntar mirando hacia su alrededor para ver si Fenrir estaba para ayudarle. Su jefe se sostenía muy bien por eso no se caía, y eso era lo que le causaba desesperación. El techo estaba muy alto y el picaporte no quería detenerse. Saltó con la intensión de agarrar el pie de Matt, sí tenía suerte él caería sobre el mantel y, sí caía.


    Por más que saltara no lograba alcanzar los zapatos. Así que decidió subirse a una de las sillas cercanas y saltar desde esas alturas. Y así lo hizo.


    Hubiera sido una mejor manera decirle que cayera por su propia cuenta ya que de esa forma no estaría trepada de los zapatos de su jefe. Cerró sus ojos fuerte procurando no mirar hacia abajo. Quizás, estaban en una altura considerable, o era como podía sentir estando en aquella perspectiva. Los zapatos de Matt eran resbaladizos, no soportaría mucho rato estando ahí.
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  22. Estaba segura que los globitos estaban felices en el Halla, por la simple razón de que la directora estaba presente, además del resto de sus compañeros. antes de cerrar la puerta de la oficina de indebidos por completo escuchó de lejos la voz de Xell que acababa de llegar y Sagitas preguntaba a su hija acerca de novios. No necesitaba escuchar más así que se dedicó a prestarle atención a su jefe.

    Debía centrarse en realizar su misión de la habitación blanca que estaba pendiente a ser completada. Al adentrarse más a la oficina pudo ver como Matt sujetaba una cerradura de madera. Quizás, no había sido tarea fácil encontrarla ya que al verlo pudo deducir que él estaba un poco molesto y ¿dolorido? Quién sabía. Algunos muebles estaban fuera de lugar y no creía que Fenrir fuera capaz de subirse a los escritorios.

    El picaporte se movía, pero suponía que no desaparecía. Cualquier cosa se esperaría de un objeto como aquel, ya fuera porque lucía con unos ojos muy grandes que ansiaba las travesuras y le gustaba jugar con las demás personas. Se quedó mirando a Matt sin saber en qué podía ayudarle, la puerta ya estaba cerrada y, pensaba que sólo faltaba introducirse al sitio.

    Tenía miedo de lo que podía encontrar en ese lugar, ¿Qué tal si Jack el Destripador estaba allí oculto sediento por matar a muchas personas o, pero un asesino de globos que mataba criaturas inocentes sólo por el placer de sentir el mal? Sería completamente terrible cruzarse con alguien de aquellas características. Lo primero podía ser verdad, aunque lo segundo sólo producto de su cabeza.

    - ¿Abrirás la puerta, Matt? -

    Preguntó la castaña acercándose más a su jefe preparándose para entrar a la puerta. Lo que esperaba era recomendaciones de qué tocar y lo que no, ya que no quería meter la pata. De seguro había una máquina del tiempo donde cualquiera podía retroceder el tiempo y cambiar muchas acciones. No lo creía, para nada. Aunque todo podía ser posible. Cerró sus ojos -pero los abrió en el instante-, ya no quería seguir asustándose haciendo hipótesis de los monstruos que posiblemente hubiera en la habitación.

    Desconocía el propósito concreto de la visita en la habitación más que el limpiarlo de los objetos que contenían magia maligna e indebida. Sacó su varita mientras esperaba una acción de Matt, debía estar atenta de lo que podían encontrar allí.
    Había escuchado a los globitos decir que alguien había robado un objeto del sitio.

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  23. Kirara pensaba que los elfos que había visto en la entrada quizás se trataban de otro grupo y, no había visto a Galadriel ya que la mirada de aquella elfina llegaba a ser muy reconocible además que la habría saludado al instante si así fuera. Heliké preparaba la limonada de una forma que no podía descubrir ya que, una vez había intentado realizar jugo de naranja de una forma tradicional muggle y, también de manera mágica aunque se le olvidó en el instante.


    Agradecía la sugerencia de Sagitas quien le decía que en el negocio de Mega Ayudas vendían una receta casera realizada por un elfo experto en dermatología. Debía ser una criatura encantadora al tener tanto conocimiento en su cabeza. Los elfos en sí, sabían más de lo que debía por eso y muchas cosas más, debían tratarlos a todos con mucho honor. El vaso ofrecido era precioso y de un tono cristalino.


    Heliké también ofrecía su limonada así que en ese momento se dedicaría a probar las dos bebidas y distinguir quién lo había realizado el más delicioso. Ambos lucían un color estupendo, le encantaba la limonada aunque también los limones naturales recién cortados del árbol. Había escuchado que cuando cortaban los frutos de los árboles a ellos no le molestaban para nada, sino que eran una bendición para ellos.


    Agarró el vaso preparado por Heliké, estaba a punt0o de acercarlo para probarlo, pero al instante Matt entró a la taberna. Sin darse cuenta había estado varias horas en el sitio por lo que era muy de noche. No fue la única de preocuparse por el reloj, sino que Sagitas se puso de pie de repente para informar sobre un karaoke en el sitio. La cantante asesinada el otro día no podía asistir, así que no había función.


    Oh, no, cantar no es lo mío ¿Los elfinos suelen cantar también? — Preguntó la castaña al imaginarse una docena de elfos cantantes, sin dudas sería una gran ternura para ella. Sin pensarlo dejó el vaso sobre la barra para probar el otro, y así comprobar cual tenía mejor sabor, aunque no expresaría su respuesta en alto.
  24. Agarró la carta de su amiga que estaba sobre la mesa de la veterinaria mientras escuchaba voces provenientes de la recepción. Una de ellas era su compañero Groter quién decía que el negocio le había quedado muy lindo y, eso lo sabía ya que suponía que los animalitos merecían la mejor atención. En ningún momento había visto a su elfina por el lugar, por lo que le preocupaba mucho su paradero.


    En un momento, sintió la voz de una recién llegada que reconoció al instantes, se trataba de Helen, la otra propietaria del negocio. No pudo evitar sonreír ya que la joven llegaba en el momento oportuno pensando que ella atendería el negocio mientras se dirigía a completar la primera misión de la veterinaria. Jamás había lavado mal a un animal ya que la táctica muggle era más que efectiva para eliminar la suciedad de sus patas.


    Próximamente, apareció Arya, quién felicitaba por el hermoso local que había construido hace muy poco. Esperaba que Nela no se molestara si Kirara tardara un poco más en dirigirse a su casa para lavar a Safir. Guardó el sobre en el bolsillo de su túnica pero antes de encaminarse a la entrada escuchó a Heliké quién al rato pudo saber que no venía sola sino que con su cachorra llamada Tequila.


    Parecía que muchas personas necesitaban de su presencia, así que era mejor ocuparse de cada una con su dedicado tiempo. La perrita era lo más importante en el momento ya que podía estar sufriendo heridas y por algo la había llevado Heliké. Antes de llegar se encontró con la elfina de Helen que, de seguro, quería comenzar con su trabajo en la veterinaria.


    Gracias, Groter, es verdad, el lugar es muy bonito. Gracias a ti también, Arya, por las felicitaciones —Comenzó a agradecer la castaña sin saber si la pelirroja se retiró. Quizás ella tenía otras cosas en las cuales ocuparse.


    — ¡Helen! Qué gusto verte. Vi a Irri hace un rato. Espero que seas bienvenida a nuestro negocio — Comentó Kirara feliz al ver a su compañera.


    ¡Heliké! ¿Qué le ha pasado a Tequila? ¿Se encuentra bien? — Interrogó curiosa la muchacha mientras veía con mucho interés a la cachorra cocker que le acompañaba. Las veterinarias se encargarían de la perrita de manera satisfactoria y, de eso estaba muy segura.
  25. La puerta tardó unos instantes en abrirse, dejando lucir detrás de ella a una muchacha de rostro que Kirara la pudo reconocer muy bien a Adryanne, a pesar que las pocas veces que la había visto intercambiaron sólo unas pocas palabras. Se avergonzó por el comentario de la joven ya que tenía razón al decir que la residencia era su casa y de todos los miembros y aspirantes de la Orden del Fénix.


    No pudo conjurar ninguna palabra ya que se quedó muda hasta escuchar voces del exterior. No fue necesario ver por la ventana para distinguir que se trataba de Jank, el profesor de duelo y Lisa, la novia de Xell, aunque también, entre ellos escuchaba la voz de otra joven (Bodrik), con la cual aún no había mantenido una conversación. No pasó ni dos minutos que la puerta se abrió otra vez, dando llegada a su tía Madeleine.


    Estando de aquella perspectiva podía examinar cada detalle de la guarida lujosa que estaba frente a ella. El silencio se adueñaba del ambiente por lo que podía percatarse del mínimo ruido que sonaba a varios metros. Maddie llevaba una escoba con ella y su cabello estaba bastante revoltoso por lo que podía deducir que había llegado utilizando una escoba, justo lo que llevaba en la mano en aquel instante.


    Buenas noches, Maddie. Es realmente encantadora, Maddie ¿Llagaste en ella?


    Preguntó la castaña fascinada por lo que tenía delante de sus ojos. No era muy buena utilizando una escoba, de hecho, todavía no había podido conseguir su licencia para ese transporte, pero deseaba que alguien día consiguiera alguna como su la de su tía. Era una Saeta de fuego, nueva y preciosa, todo lo que una buena trabajadora podía conseguir y, tal vez si seguía poniéndole dedicación a su trabajo en el ministerio podría conseguir una parecida. Sabía que ante cualquier decisión, primero tenía que aprender a utilizarla.

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