Había logrado salvar a Ariadna de las flechas y había llamado la atención de la otra mortífaga (Shelle) al lanzarle las cuerdas, pero eso no haría que Elvis siguiera arremetiendo contras ellas hasta que se fueran o estuvieran muertas. Lo único que podía hacer era cubrir a Alessa con mi cuerpo, evitando que recibiera algún rebote de hechizos e intentar parecer inocente, pero no era algo que me saliera muy bien.
Sagitas se dirigió a mí y, en un acto de actuación increíble, me encogí un poco cuando ella se envaró con el aire de Ministra que nunca le había visto utilizar... bueno, quizá sólo cuando yo salía con Matt y ella era mi suegra, que era bastante intimidante.
-¿Aaron Yaxley? ¿Estás segura? ¿Viste su rostro o llevaba máscara?- el miedo subió por mi garganta hasta originar un nudo que me iba a impedir a hablar. ¿Era posible que Aaron hubiera sido tan descuidado de mostrarse mientras atacaba a la actual Ministra? ¿Se habría identificado también como nuestro líder o sólo por su nombre? ¿O es que se había presentado? Su ego no podría haberlo llevado a tanto-. Por-por supuesto que voy a hacer mi trabajo- aclaré mi garganta mientras hablaba, no podía dejar que se notara el temor creciente en mi interior... aunque ella podría identificarlo porque se trataba de enjuiciar al ex Primer Ministro.
De inmediato la atención volvió a la tercer mortífaga (Shelle) y sentí que mi cerebro estaba flotando dentro de mi cráneo. Tenía que salir de allí, a como diera lugar, con Sagitas o sin ella, pero salir de una maldita vez. Para mi sorpresa, desarmada y todo, Ariadna logró escabullirse de las garras de Elvis y desaparecer, no sabía rumbo a donde pero esperaba que estuviera a salvo. Podría haber suspirado si eso no hubiera levantado sospechas, así que sólo me giré hacia Alessa cuando alguien más irrumpió en escena, detrás de la desaparición repentina también de la tercer mortífaga (Shelle). Para mi sorpresa, había cruzado al mago en contadas ocasiones dentro del Ministerio, así que le conocía de nombre y vista, Anthony Ryvak.
-Esto se está poniendo raro- susurré, al tiempo que Elvis se agachaba delante de mí y me encaraba, prácticamente respirando mi aire y acusándome-. Primero, señor Gryffindor, no se olvide que está hablando con la Jefa Suprema del Wizengamot- aunque el título era inútil en aquellas circunstancias, ya que sólo con el visto bueno de Sagitas o una buena treta de ley podría detenerlo si elegía amenazarme, algo que hasta ahora no había hecho, sino todo lo contrario-. Con respecto al paradero de Sagitas, pues no lo sé. Yo tampoco estaba en mi negocio cuando se activó la alarma de que alguien había ingresado con aparición y no hice más que llegar que vi la escena... que por cierto, espero que pagues los desastres que hiciste- apunté con un dedo a su pecho, mientras le sostenía la mirada-. Como respuesta a tu segunda pregunta, no lo sé- me encogí de hombros-. Quizá Sagitas tenga un rastreador... ¿no lo pensaste como Ex Auror?- implanté la duda de la forma más inteligente que se me ocurrió-. Y con respecto a la tercera...- mis ojos volaron fugazmente lejos de su mirada justo cuando Alessa saltó enojada y se quitó la máscara.
Maldije para mis adentros, pero procuré mostrarme un poco consternada con la visión. Anthony nos ignoró a todos mientras atendía a Alessandra, así que me corrí para cederle lugar y me puse de pie, dejando a Elvis consternado y en cuclillas observando a la mujer. Pero el shock le duró poco al mago, que ya estaba colocando su varita a la altura de los ojos de Memi para lanzarle algún imperdonable.
-¡No nos aloquemos!- grité, apuntando con mi propia varita a Elvis-. Bájala, Gryffindor... Por favor- mis ojos iban de Sagitas a la nuca de Elvis con una velocidad alarmante que ya hacía que me doliera la cabeza-. Ya la escuchaste... Ella no recuerda nada. No sería la primera vez que los mortífagos usan la maldición Imperius para engañar a familias, colocándole la máscara a personas que no llevan la Marca Tenebrosa- mis ojos se clavaron en Alessa esperando que dejara, por todos los dioses, de hablar de una maldita vez-. Está en shock. Ha sido atacada y no recuerda dónde ni cómo o por qué... Déjala descansar- exigí, pidiendo ayuda a Sagitas con la mirada, pues estaban emparentadas-. ¡Por Merlín, Elvis, está embarazada!- grité.
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@@Sagitas Potter Blue
(Perdón el retraso y si hay alguna incoherencia, intenté seguir todos los roles).