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Gomita Haughton Westrong

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Mensajes publicados por Gomita Haughton Westrong

  1. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    En la planta seis con Darla y luego con Ishaya

     

     

    Me quedé escuchando atentamente a la joven vampira, quien al final decidía beber directamente de la botella y no servir el contenido en alguna copa o vaso. Yo la entendí, y aunque realmente como ser humana que era me parecía raro, ya había tenido la oportunidad de ver a alguien más, quien también era vampiro, beber el líquido rojo en un recipiente transparente. Luego terminé de limpiar la habitación mientras la escuchaba.

     

    ― Ya entiendo ― sonreí al escuchar que en efecto sí consumían alimentos humanos ― es que pensé que les hacía daño... ― dije susurrando.

     

    Mientras tanto, el elfo de Darla continuaba revisando el cuarto donde su ama se quedaría y no pude reprimir una risita ¿Sería que confirmaba el arreglo y la disposición de éste para la mayor comodidad de la joven? Realmente no había mucho que arreglar, pero aquél cuarto era de los mejor equipados para una estancia prolongada, así que no había demasiado problema. Fue en ese momento que me refirió una de sus inquietudes.

     

    ― Por el tiempo no te preocupes ― le respondí ― por ahora necesito arreglar algunas pociones ¿Te incomoda si te dejo un momento sola? Necesito terminar el trabajo que mi jefa me encargó ― sonreí ― a Belu Snape le agrada tener todo en orden para una mejor atención a los pacientes, una nunca sabe cuando se pueda llegar a necesitar. Si me disculpas volveré en un minuto, con tu permiso.

     

    Y salí.

     

    ― ¡Por Merlín!

     

    Corrí hacia el pasillo en el que se encontraba una persona (ISHAYA) recostada en una camilla. Pocos segundos después me encontraba al lado mirando al chico con atención, al cual no podía reconocer ya que llevaba puesta una máscara de luz. Realmente era una lástima no saber a quién estaba atendiendo, ya que a varios de los chicos los conocía como pertenecientes a la orden. Sin tardar demasiado, ya llevaba la camilla a una de las salas del hospital.

     

    ― No tardé mucho ¿Verdad? ― le pregunté preocupada.

     

    Hacía mucho que no había visto llegar a un paciente con vida para sanarlo y eso me daba mucho gusto, sin embargo, no así el avance de la herida que llevaba en el pecho. Seguramente habían tardado mucho en brindarle la atención y necesitaría, además de los hechizos de curación de rigor, una que otra poción. Así que mientras dejaba la camilla dentro de la habitación, pensé que necesitaba nuevamente ir a la sala de los remedios, pero por lo pronto saqué mi varita y le apunté.

     

    ― Episkey ― ese hechizo de curación tenía que ayudar un poco ― episkey ― mencioné de nuevo ― no te vayas, ya regreso.

     

    Y salí casi corriendo de la sala, cerré la puerta y en mi camino tropecé con una de las enfermeras del hospital.

     

    ― El mío es el de abajo ― mencionó ella refiriéndose a su pie, ya que yo la había pisado.

     

    ― Perdón, fue sin querer, con tu permiso.

     

    Y continué mi camino hacia la sala de las pociones, la abrí y entré para buscar las que necesitaba. Una vez que las tuve en mi poder, regresé con el chico herido y dispuse todo en una pequeña mesita que tenía al lado de la camilla. Nuevamente ese remedio raro haría su trabajo ese día. Se trataba de una pomada que tenía que ponerla en la piel del paciente para calmarle el dolor en lo que lo sanaba y así lo hice.

     

    ― No dolerá ― había comenzado ― ¿Qué te pasó? ― pregunté sabiendo de antemano la respuesta ― ¿Mortífagos cierto?

     

    Realmente, no tenía idea de cómo entablar una conversación interesante, la cual tenía la finalidad de distraer a Ishaya en lo que lo curaba. Ahora continuaba dándole a beber una extraña poción de color amarillo, la cual imaginé que no sería tan desagradable, ya que parecía que tenía un agradable olor a piña.

     

    ― Ya casi estás...

  2. GOMITA Y MIKAEL HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Los jóvenes gemelos miraron atentamente las cajas que se acercaban a ellos cada vez más. Gomita había abrazado a Niqqui y posteriormente, recibía en sus manos aquél presente que su amiga con mucha amabilidad le había entregado. Mikael por su parte, miraba con atención mientras escuchaba la descripción que Niqqui le hacía a su hermana sobre el collar que ésta sacaba en ese momento del interior de la caja.

     

    ― Es muy lindo ― mencionó la joven mientras se lo colocaba en el cuello ― jamás me lo quitaré.

     

    Realmente para Gomita recibir un regalo de tal naturaleza tenía un valor incalculable, sobre todo por quien se lo había entregado. La descripción y función de los corazones enlazados era muy bella, y como realmente deseaba una amistad fuerte con Niqqui jamás olvidaría aquellas palabras. Momentos después, Mikael experimentaba una enorme sorpresa al recibir cierta muestra de afecto de Niqqui.

     

    ― Eso sí fue raro... ― mencionó al sentir el fuerte abrazo, al cual después de algunos segundos, decidió corresponder ― gracias Niqqui ― mencionó el joven de ojos verdes al recibir la pulsera.

     

    El joven se separaba de la chica y la miró con un poco de confusión, era la primera vez que recibía un regalo por parte de una amiga, lo cual valoraba bastante a pesar de la sorpresa con la que lo recibía. Era extraño que, a pesar de su desesperante actitud, hubiese personas tolerantes y capaces de comprenderlo, además de seguirle la corriente.

     

    ― Es extraño... ― mencionó Mikael ― que cuando uno deja de creer en la existencia de la amistad ésta se presenta.

     

    El joven aceptó amablemente la pulsera que Niqqui le entregaba y se la puso en la muñeca inmediatamente. Momentos después, permanecieron en silencio al ver cuando su amiga se acercaba a Aime con la intención de entregarle otro pequeño presente.

  3. GOMITA Y MIKAEL HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Acababan de pasar las palabras de Aime, Niqqui se había ido de la sala común y los gemelos la comprendían, el dejar de ver a una increíble persona como lo era Valentine no era para menos. Seguramente quería tranquilizarse a solas, mas sin embargo no comprendían el por qué había desaparecido durante tanto tiempo y sin despedirse ni decir nada acerca de su paradero. Sin embargo, en ese momento se escucharon pasos en el pasillo y alguien apareció a la entrada.

     

    ― Niqqui...

     

    Era lo único que Gomita había podido pronunciar, ella había ingresado a la sala bastante triste y con la mirada puesta en el suelo, por lo que era evidente su incomodidad. Luego la joven se acercó a la gemela, mientras ésta la miraba extrañada al momento en el que Niqqui se disculpaba. Gomita sonrió ante esto y, al mirar que no levantaba la vista del suelo le habló.

     

    ― Te entiendo siame ― mencionó ― ¿Cómo crees que te voy a juzgar por eso?

     

    ― Ahora entiendo por qué me encontraba aburrido ― continuó Mikael ― hacía falta con quién discutir.

     

    El joven finalizó mostrando su acostumbrada débil sonrisa, mientras Niqui agitaba su varita. Pronto se dieron cuenta que desde las escaleras se acercaban volando hacia ellos un par de curiosos paquetes, cuyo contenido no era visible. Gomita sonrió al escuchar las palabras de Niqqui.

     

    ― Tontita ― le dijo con dulzura ― ven acá ― y envolvió a su siame en un cálido abrazo... ― aquí habemos gente que te queremos, nunca olvides eso.

  4. GOMITA Y MIKAEL HAUGHTON M. WESTRONG

     

    ― Yo ya sé tocar guitarra hermana.

     

    ― Pero te servirá para mejorar.

     

    ― No quiero.

     

    ― Entonces acompáñame nada más...

     

    Dos jóvenes iban caminando por la calle conversando entre ellos acerca de la decisión de inscribirse o no en la escuela. A pesar de que Gomita lo había hecho ya, el anterior problema con una chica que la había molestado no la dejó tener claro lo que sucedió con su inscripción. Realmente ella deseaba tomar esas clases, por lo que ahora convenciendo a su hermano, había decidido volver.

     

    ― Anda vamos... ― mencionó Gomita mientras abría la puerta.

     

    ― Sólo diez minutos ― la siguió el chico de piel bronceada.

     

    ― De acuerdo ― sonrió al entrar seguida de su hermano.

     

    La joven estaba deseosa de ver las instalaciones de la escuela, por lo que se acercó al recepcionista y mencionó que ella se había inscrito hacía algunos días, y quería conocer la escuela en donde tomaría sus clases próximamente. Éste había aceptado con la condición de que fuesen cuidadosos y ambos jóvenes lo prometieron, para después dirigirse a la segunda planta la cual, una vez ahí, dejó a Gomita con la boca abierta.

     

    ― ¡Cuánta puerta! ¿Y ahora por cuál vamos?

     

    La chica comenzó a abrir las puertas de una en una de acuerdo a la cercanía de éstas pero las cerró inmediatamente al notar que ninguna contenía algo interesante en su interior. Momentos después, se dirigió a la naranja y la abrió. Mikael la siguió riendo un poco ante aquella expresión de la chica y se acercaron a los instrumentos musicales.

     

    ― Mira Mikael, ¿No te gustaría ser una estrella de rock?

     

    ― No.

     

    ― Pero qué ánimos traes ¿Qué te pasa eh?

     

    ― No es nada perdóname, simplemente pensaba.

     

    La joven posteriormente se acercó rápidamente a donde se encontraban las guitarras clásicas y las contempló con gran admiración. Mikael por su parte, caminó hacia las eléctricas y tomó una con sumo cuidado. El joven, a pesar de su renuencia a aceptarlo, amaba ese tipo de instrumentos y tenía cierta habilidad para manejarlos, simplemente no había hecho ningún esfuerzo para perfeccionarla.

     

    ― ¿Si tocamos algo crees que nos escuchen? ― preguntó la joven de negros cabellos.

     

    ― No sólo eso, sino que nos sacarán tan rápidamente como entramos ― respondió Mikael con su débil sonrisa de siempre.

  5. GOMITA Y MIKAEL HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Era un día un tanto extraño, lleno de alegrías y una que otra tristeza tomando en cuenta que había dos compañeras que se despedían de la casa para no regresar. La joven Gomita se encontraba sentada en una silla mirando el transparente muro de cristal, tras el cual se podían visualizar diferentes criaturas marinas. Suspiró dirigiendo luego la vista hacia Niqqui, quien acababa de despedirse de Valentine; para posteriormente posar sus ojos cafés en los verdes de su hermano y le habló.

     

    ― Podrás verla en otro lugar.

     

    ― Eso lo sé.

     

    ― ¿Entonces?

     

    ― Simplemente pensaba.

     

    Gomita sonrió ante la respuesta de Mikael, ella sabía perfectamente que cada ocasión en la cual su hermano argumentaba estar pensando, o era la nostalgia o alguna dificultad las que lo tenían así. Mientras miraba al joven gemelo, quien todavía se encontraba de pie, ahora recargado de espalda contra el muro, ella se acercó a la mesa y sonrió nuevamente al aspirar el rico aroma de la comida servida. Posteriormente tomó una fruta para comenzar y miró a Aime, su jefa de casa, quien parecía hacer lo imposible por no demostrar su tristeza y nos felicitaba.

     

    ― Gracias, el torneo fue realmente difícil para mí... pero muy divertido también ― mencionó la joven.

     

    ― Fue un buen trabajo ― continuó Mikael, quien por una dificultad no había podido participar.

     

    ― Chicos felicidades ― dijo la joven nuevamente al escuchar las felicitaciones hacia Andy, Niqqui y Soa ― y Mikael ― se giró hacia él ― no fue un buen trabajo, sino uno excelente ― dijo sonriendo al ver el asentimiento de éste.

     

    Posteriormente permanecieron en silencio para escuchar las palabras que dirían sus compañeros de casa.

  6. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    En la sexta planta con Darla (todavía sorprendida) XD

     

     

    Me quedé mirando cómo Darla terminaba de llenar sus papeles, y me reí bajito al oír cuando ella mencionaba que en ocasiones no le hacía mucho caso a su elfo. Afortunadamente todo se encontraba en orden, por lo que tranquilamente la dejé que terminara mientras yo continuaba con mis labores de limpiza, bajo la mirada inquieta de Tommy, quien se balanceaba un poco. La fenixiana había decidido que descansaría un poco a pesar de que curiosamente no estaba tan grave, supongo que simplemente deseaba descansar.

     

    ― Sé lo que son las ganas de alejarnos de todo durante un tiempo ― mencioné.

     

    Yo me había preguntado también si deseaba comer algo del hospital y me sorprendí ante la respuesta que me dio. Su elfo había previsto todo aquello y le llevaba con qué alimentarse. Fue en ese momento que mis sospechas se confirmaron, al escuchar a Darla decir que ella era una vampira. Tal noticia me sorprendió un poco, ya que recordaba a aquellos seres que solían molestarme en mi época escolar, durante mis estudios en Hogwarts. Sin embargo aquí las cosas eran muy diferentes y comenzaba a acostumbrarme.

     

    ― Y eso es... ― me interrumpí ― entonces... ― continué sintiéndome un poco torpe ― ¿Ustedes no prueban alimento? ― realmente no sabía mucho de vampiros.

     

    Tommy había entregado dos botellas cuyo contenido prefería no indagar, puesto que ya me lo imaginaba a pesar de que éstas no eran translúcidas.

  7. MIKAEL HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Tercera planta con Luz, Aime, Bodrik y las enfermeras que se me olvidaron sus nombres T___T

     

     

    Todo esto era realmente confuso y comenzaba a sentirme inquieto y cansado, jamás había tenido tanto problema en acabar con una persona. Aunque nunca lo había intentado dentro de un hospital por supuesto, y ahora pagaba las consecuencias de mi mal planeación.

     

    – Tengo que irme – le dije a Luz mientras la miraba entrecerrando mis ojos verdes – ya no puedo perder el tiempo.

     

    Ahora Aime también se encontraba ahí, por lo que no tenía ni la más mínima idea de cómo iba a salir sin problemas. Pronto, debido al gran alboroto logré planear una excusa, que me daría la coartada perfecta para salir bien librado de semejante situación. Sin embargo, tal idea se vino abajo al ver que una chica (la cual ignoraba que se trataba de la jefa de planta) acababa de llegar.

     

    – Ay no puede ser... – mencioné – ahora sí no me voy nunca...

     

    Fue en ese momento que noté a Bodrik acompañada de otra chica a la que jamás había visto antes.

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  8. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    En la planta seis, sorprendida porque Darla no me abandonó o.O

     

     

    – El elfo tiene razón – mencioné – ¿Tommy verdad?

     

    Había escuchado cómo el pequeño le decía a Darla que era necesario que se quedase a descansar, obviamente yo sabiendo el estado en el que había llegado, y si no tenía prisa por correr, le permitiría quedarse todo el tiempo que necesitara. La misión de la planta seis, al igual que de todo el hospital, era la atención completa a los pacientes, hacer todo lo posible para que ellos estuviesen totalmente sanos.

     

    – Me llamo Gomita – sonreí al responderle y saqué una pluma – aquí tienes.

     

    Darla comenzó a llenar el formulario mientras que yo recogía todo el tiradero que tenía en la habitación, como las botellas vacías de pociones por ejemplo. Necesitaba dejar la habitación en buenas condiciones para que la paciente pudiera descansar lo mejor posible y, mientras me distraía en esto pensé que lo mejor era salir a llevarle algo de comer. Seguramente se sentiría hambrienta.

     

    – Eres la primera persona sin prisa, o de plano te debes sentir mal... – mencioné – siéntete cómoda, estás como en tu casa, o eso creo – le dije riéndome un poco – ¿Te gustaría algo de comer?

  9. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Sexta planta dejando ir a Darla +.+

     

     

    Las pociones habían hecho efecto en Darla rápidamente, realmente era increíble la eficacia de este tipo de medicamentos comparados con los que estaba acostumbrada a ver en mi pueblo muggle y agradecía que tuviesen tan excelentes efectos. Pronto la chica había dicho una palabra que me hizo reír bajito y después miré al pequeño elfo, quien no dejaba de contemplar a su ama.

     

    – ¿Ves cómo ya está mejor?

     

    Luego me di cuenta al darle la segunda poción, que en vez de hacer una mueca de desagrado como ocurría con los demás pacientes que la probaban, ella parecía disfrutarla lo cual me extrañó. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para darme cuenta del motivo, había tantas sorpresas en el mundo de la magia, sorpresas que no dejarían de sorprenderme nunca. Fue en ese momento que Darla me agradecía, su recuperación había sido bastante rápida.

     

    – De nada – respondí notando que ella también estaba acostumbrada a convivir entre muggles.

     

    Pronto la joven fenixiana se sentiría mejor, por lo que yo simplemente me dediqué a sacar uno de los formatos para que lo firmara y, esperando que no hiciera lo mismo que Héctor dejándome que imitara su firma, se los di a la chica esperando que se encontrara en condiciones para hacerlo.

     

    – No tendrías que esperar mucho, pero creo que sí es necesario que te quedes al menos media hora para descansar – le acerqué el papel – lo que sí quisiera pedirte es que me llenes esta forma para darte de alta.

  10. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    En la planta seis despidiendo a Héctor y curando a Darla

     

     

    Héctor comenzaba a curarse rápidamente por lo que pronto podría salir del hospital, y dicho y hecho, tal como lo había imaginado; apenas estuvo bien cuando ya quería huir de la planta. Ante eso yo simplemente me reí bajito, sobre todo al ver la expresión de su rostro cuando me vio con la bata blanca y atendiéndolo.

     

    – Este... bueno yo – sonreí al escuchar lo que me decía – todavía no soy sanadora, pero estoy preparándome para eso.

     

    No había tenido oportunidad de responder, cuando de pronto un ave extraña atravesó la pared de su habitaión y yo retrocedí un paso con la varita en mi mano. Luego la volví a guardar y me reí con un poco de pena, al darme cuenta que se trataba del patronus de mi padrino Gitax, quien ya llamaba a otra misión.

     

    – Suerte – le mencioné cuando vi cómo reparaba la ropa que llevaba puesta, sabía que correría peligro y posiblemente lo volvería a ver por aquí, pero eso era a lo que se dedicaba mi amigo – no me des las gracias – luego me reí de nuevo al escuchar que me daba permiso de plagiar su firma – perfecto – sonreí al recibir su beso de despedida y el contacto de su mano antes de desaparecer – qué rapidez...

     

    En ese momento decidí salir para acomodar algunos de los frascos que había utilizado para curar al muchacho, los tomé todos y los distribuí en cada una de las bolsas de mi bata para no salir cargando. Luego salí al pasillo y cuando me di cuenta, había algo que me sorprendió. En una de las habitaciones se escuchó un extraño sonido y me sentí un poco inquieta ¿Acaso había apariciones también en este hospital?

     

    – Nada lo dudo... – y me dirigí hacia la habitación, luego abrí la puerta y me sorprendí al ver a Darla recostada en una de las camillas – ¿Qué pasó?

     

    Me sorprendí al ver a un elfo que aguardaba, seguramente la chica sería su ama por lo que estaba al pendiente de ella. En ese momento me acerqué al elfo y le dije que no se preocupara y, antes de que pudiese responderme, salí corriendo por el pasillo hacia el lugar en el que estaban las pociones. En esta ocasión necesitaría lo mismo que había usado con Héctor: una poción para regresarla a la vida, una más para darle energía y posiblemente otra para descansar.

     

    – Parece que el pueblo cada vez es más peligroso – pensé mientras regresaba a la habitación junto a Darla, ya con las pociones en mi poder.

     

    Segundos después, levanté la cabeza de la chica con mucho cuidado para hacerla beber la poción que la reviviría, mientras que los demás frascos descansaban en una mesilla al lado de su cama. Realmente pertenecer al bando de la orden implicaba bastante compromiso y valor, y claro, también traía sus respectivas consecuencias. Tal era el caso de algunos fenixianos a los que me había tocado atender.

     

    – Esto sabe mal – mencioné luego de que le hice beber la siguiente poción, la reabastecedora de sangre. Seguramente con ella pronto se repondría.

  11. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    E chico comenzaba a curar sus heridas y pronto estaría totalmente repuesto. Sin embargo había algo más que necesitaba hacer por lo que salió rápidamente de la sala y tomó un frasco de poción reabastecedora de sangre y se lo dio a beber también. A paso que iba terminaría el estómago totalmente lleno.

     

    – Episkey – se me ocurrió sanarlo con magia – episkey.

     

    Había tomado la decisión de sacar mi varita y le apunté al chico. Ahora su curación estaba completa y pronto se recuperaría. Me quedé un momento mirando aquello, sabía que si despertaba estaría deseoso de salir huyendo por lo que tenía que preparar todo para hacerme firmar la carta de su alta médica.

    – Bienvenido a la vida – susurré.

  12. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    En la planta seis con Héctor

     

     

    Habían pasado los minutos desde que saliera del cuarto de las pociones, al ver el inventario noté que ya casi estarían recuperadas casi todas así que decidí salir a caminar al pasillo un rato. Sin quitarme la bata, dejé todo en su lugar y abrí la puerta; fue en ese momento que alcancé a ver algo.

     

    – ¿Qué pasaría? – pregunté acercándome y alcancé a ver a una chica con un par de personas recostadas.

     

    Corrí hacia allá y me di cuenta que se trataba de dos chicos miembros de la orden (Mey y Héctor), uno de ellos aparecía con su cuerpo totalmente quemado y me dio escalofríos. Una vez que llegué al lado de ambos me presenté ante Mei, a quien conocía de tiempo antes.

     

    – Hola, no te preocupes, todo estará bien – le dije con tranquilidad – yo me encargo – y pensé llevarlo a la sala de resurrección con permiso de Belu.

     

    Luego empujé la camilla hasta allá y preparé todo para comenzar el tratamiento. Lo primero que hice fue darle una poción que serviría para resucitarlo, ya que si intentaba sanar sus heridas sería imposible si el chico seguía muerto. Sabía que esta poción daría los resultados que esperaba, así que era solamente cuestión de paciencia.

     

    – Sabe mal, pero sirve, así que bébelo todo... – mencioné bajito mientras le daba la poción.

     

    Momentos después le di una poción tranquilizadora, ésta le sedaría y no sentiría dolor por las quemaduras. Posteriormente seguía ponerle una extraña pomada en el cuerpo para curar su piel de las quemaduras y esperé los resultados.

     

     

    OFF:

     

    Jaja, repetí, acá está ^^

  13. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Sexta planta. Resurrección de aurores con MEY y HÉCTOR

     

     

    Estaba a punto de cumplir con las órdenes de Belu, quien mencionaba que era necesario volver a surtir el anaquel de las pociones, cuando de pronto escuché ruidos en el pasillo. Hacía un momento que estaba vacío por lo que se escuchaba claramente los pasos de alguien dentro y decidí asomarme para ver de quién se trataba.

     

    – Creo que hay alguien afuera – mencioné a mi jefa – ¿Puedo ir a ver?

     

    Y caminé hacia el lugar donde se habían escuchado los sonidos y ahí, a varios metros más allá, pude ver a una chica se se sentaba junto a dos personas que yacían recostadas en un par de camillas del hospital. Sin pensarlo mucho corrí hacia ellos y pude reconocer a Mei.

     

    – ¿Qué ha pasado? – luego volteé a mirar los cuerpos, una chica (Mey) y un chico (Héctor) a quienes no podía reconocer puesto que llevaban una máscara de luz.

     

    Era realmente terrible la situación en la que se encontraban, ya que de todas las ocasiones en las que se habían podido encontrar, tenía que ser en ésta. Sin esperar un momento más, me disculpé con Mei y le pedí que me esperara un momento mientras le pedía a una enfermera que pasaba por el pasillo. Ella me ayudó con una camilla.

     

    – Oye, no te preocupes, estarán bien – mencioné para intentar tranquilizarla – tengo que llevarlos un momento, luego puedes pasar a verlos – continué y después me despedí amablemente.

     

    Luego cada uno de los chicos terminaron en la sala de la resurrección y, una vez dentro, salí rápidamente por las pociones que necesitaba y comencé con mi trabajo. Primeramente me acerqué al cuerpo inerte de Mey y le hice beber una poción que sabía horrible, pero la ayudaría a volver a la vida.

     

    – Por favor bébela – mencioné preocupada, pronto podría ver sus primeros signos vitales, posteriormente me acerqué a Heko – no sabe nada bien, pero te ayudará – le dije a éste.

     

    Una vez hecho esto, esperé un momento y cuando pude notar cambios notorios en el semblante de ambos, continué con la poción reabastecedora de sangre. Bebieron primero uno, luego el otro... con ésta poción esperaba tener resultados rápidos.

     

     

    OFF:

     

    Trataré de ir lo más rápidamente posible... según las reglas no puedo atender a más de dos... por fi paciencia t__t

  14. Hola de nuevo +.+

     

    Vuelvo para pedir otro cambio en donde se refiere a las familias y quedaría así:

     

    Familia(s):

    * Familia 1: Haughton.

    * Familia 2: Westrong (matriarca).

     

     

    Eso sería todo, y aunque los cambios son en un mes, quise venir a pedirlos de una vez porque después se me olvida y ya no lo hago... había otra cosa que quería cambiar pero ahorita no me acuerdo muy bien... cuando lo recuerde lo incluyo también +.+

     

    Hasta luegooo :3

  15. GOMITA Y MIKAEL HAUGHTON M. WESTRONG

     

    El tiempo que había pasado con todos los chicos de la casa de los tritones nunca los olvidaría, Gomita recordaba riendo un poco aquellos desplantes de la antigua prefecta de la casa con su hermano, y otras imágenes que llevaba en su corazón. Se celebraban varias cosas entonces dentro de la casa como decía Aime, y una de ellas era el festejar la graduación de dos de las mejores compañeras, como lo eran Joa y Valentine. El otro motivo era el haber ganado el segundo lugar en el torneo de las cuatro casas.

     

    ̶ Nosotros también te queremos Val... ̶ dijo Gomita manteniendo la tranquilidad, no podía ponerse triste o contagiaría más a su amiga, al igual que a su hermano.

     

    ̶ Ya nos veremos ̶ mencionó Mikael con expresión seria mientras caminaba hacia nosotras.

     

    En ese momento miré cómo llamaba a sus maletas, las cuales llevaba ya totalmente empacadas, lista para irse. El pensar que pronto sería su turno ponía un poco triste a la chica, ya que posiblemente sentiría algo muy similar a lo que sentía la joven graduada en ese momento. Posteriormente el pensamiento de la chica se interrumpió cuando Val se acercaba a ella y le daba un fuerte abrazo, al cual Gomita correspondió con mucho cariño.

     

    ̶ Este es el tercero ̶ dijo Mikael formando una débil sonrisa en su rostro y correspondió al abrazo cuando fue su turno.

     

    La despedida fue un tanto triste, obviamente no era fácil pero sí inevitable, por lo que Val, luego de titubear un poco, terminó por salir de la sala. Había pedido comida a los elfos para el camino y eso causó gracia a ambos gemelos. Segundos después ya no estaba y Mikael permaneció de pie mirando a la puerta, de pronto al joven le pareció que la sala se sentía inmensamente grande.

     

    Sin embargo, aquello tenía que continuar...

     

     

    OFF:

     

    Jjjajajaja Sofii te mataré ^^

  16. GOMITA Y MIKAEL HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Habían pasado los días y un nuevo ciclo se cerraba, finalizaba el torneo de las cuatro casas y la casa de los tritones ostentaba ni más ni menos que el segundo lugar. Todo gracias al gran esfuerzo dado por los compañeros de la casa, por lo que ahora se festejaba en honor a ello. La sala común estaba arreglada de forma bellísima, en el centro se podía ver una gran mesa donde había distintas comidas que, al verlas daban ganas de acercarse a comerlas sin titubear.

     

    ̶ Mira qué bonito... ̶ mencionó Gomita con orgullo.

     

    ̶ Sí lo sé... ̶ mencionó el joven sin mayor interés.

     

    ̶ ¿Qué te pasa?

     

    ̶ Nada.

     

    La joven miraba extrañada a su hermano, quien nunca había mostrado una expresión como aquella, era un día para celebrar; pero a él se le notaba su rostro ensombrecido, y su hermana no comprendía el por qué. Mikael por su parte, caminó hacia una de las paredes transparentes de la sala; y aspiró profundo con la mirada perdida a través del agua que podía ver a través del cristal. Todo era realmente lindo y seguramente pronto llegarían los demás; sin embargo, antes de que reaccionaran llegaba su jefa de casa y les dirigía unas palabras.

     

    ̶ No sabía que celebraríamos, qué genial ̶ mencionó Gomita.

     

    Mientras tanto continuó escuchando las palabras de Aime, quien vestía de forma muy linda ese día. La joven gemela como siempre, llevaba como vestuario una falda larga y amplia, una blusa de cuello amplio que se sostenía a los hombros; calzaba un par de zapatillas de piso. Su cabello largo y negro, caía suelto a su espalda, el cual se sostenía solamente con una cinta de color. Ella se encontraba sentada en uno de los sillones cuando de pronto escuchó a Aime sobre la despedida de dos de las chicas de la casa.

     

    ̶ Ay Mikael... ̶ entonces comprendió. Además de Joa, Valentine también se había graduado y el chico ya no la vería más por la academia ̶ así que eso es lo que tienes...

     

    La joven había mencionado aquello casi en un susurro, no quería que su hermano se diese cuenta y se pusiera mal, ya que a ella le partiría el corazón.

     

    ̶ Val ̶ dijo Mikael al escuchar que la chica se disculpaba con Gomita y con él ̶ no tienes que disculparte, fue un momento para disfrutar, me gustó mucho.

     

    Fue en ese momento en el que Valentine se acercó a éste y sin pensarlo demasiado le dio un abrazo. Era el segundo que recibía de ella, el primero también lo recordaría muy bien. Posteriormente Mikael se giró y observó perfectamente cuando Aime despedía a las dos chicas y entregaba un regalo a Valentine. El joven sonrió débilmente como era su costumbre. Parecía que a partir de ese momento ya no creería que la academia había sido una pérdida de tiempo.

     

    Felicidad y tristeza combinadas en una sola emoción era lo que Gomita experimentaba en ese momento, sin embargo nadie pudo quitarle la sonrisa del rostro al ver a todos sus compañeros de los tritones. Ella jamás había imaginado llegar a compartir tantos momentos con todos sus compañeros, realmente se le había colocado en la mejor casa de todas.

     

    ̶ Felicidades Joa, Valentine ̶ Gomita les sonrió ̶ fue un gusto tenerlas de compañeras, espero que nos veamos en otro lugar pronto. Yo también te quiero Val.

     

    Luego de mencionar lo anterior, la chica desvió la mirada hacia el joven bronceado que miraba un punto fijo sin moverse de su lugar, quien no era nadie más que su hermano gemelo.

     

     

    OFF:

     

    Yo también ando feliz, pero también con nostalgia... u.u

  17. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Las bibliotecas y librerías siempre hacían que me tranquilizara por más inquieta o insegura que me sintiera, por lo que había decidido venir. Lo primero que vi al entrar, fue a la dependienta de ésta, quien les pedía silencio a algunos chicos que alborotaban el lugar y, al lograr su cometido, se iba tras el mostrador a continuar con su trabajo. En ese momento, mientras entraba y me buscaba una mesa alejada del resto de los lectores, agradecí ser lo suficientemente callada como para no ganarme un regaño o llamada de atención parecida.

     

    En ese momento no tenía ganas de mirar a nadie, y mucho menos de dirigir la palabra a ninguna persona que se me topase. La sensación que tenía era de una profunda tristeza y por ese motivo me iba a un lugar donde sabía que nadie podría verme, y si lo hacían sería gente que no tendría idea de quién era yo. Una vez sentada en la silla junto a la mesa que había elegido, miré un libro que había sido olvidado sobre la superficie de ésta y lo tomé para hojearlo con cuidado. Sabía que no podía leer una sola línea, pero al menos lo intentaría.

     

    ̶ Qué suerte que a nadie le importa un comino ̶ mencioné mirando la primera página del libro.

     

    Habían sido demasiados cambios bruscos en mi vida, a los cuales todavía no había terminado por acostumbrarme y el alejamiento de las personas a quienes quería por diferentes motivos ya fuese trabajo, dificultades o simple ganas de soledad, no me hacían mi vida más sencilla. Sin embargo, aquellas promesas que habían hecho en su tiempo las guardaba en el interior de mi alma y nadie podría sacarlas de ahí. Promesas que en algunas ocasiones habían sido simples palabras que se había llevado el viento, mientras por otro lado, algunas estaban a punto de ser cumplidas.

  18. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Belu mencionó cómo quería su café, a lo que yo me dispuse a prepararlo como a ella le gustaba. Mientras salía de la cafetera, yo me quedé mirando atentamente cómo caía hacia la jarra y pensé que sería buena idea tomarme una taza, sin embargo hacía mucho tiempo que no bebía una por algunas incomodidades que me causaba, que decidí desistir. Posteriormente tomé un sobre con té de manzanilla y comencé a prepararlo tranquilamente, tarareando una canción y minutos después le llevé la taza a mi jefa.

     

    ̶ Aquí tienes ̶ le extendí la taza y sonreí.

     

    Yo me encontraba bebiendo mi té cuando Belu mencionó que las pociones de la planta se estaban terminando, por lo que era necesario reponerlas a la brevedad. Era cierto que ya se habían utilizado algunas y no hice caso de fijarme en el inventario para ver qué era lo que faltaba y enrojecí un poco. Luego le di un sorbo a mi té nuevamente y miré a mi jefa.

     

    ̶ Sí claro ̶ mencioné ̶ ¿En dónde las pedimos?

     

    Sabía por mis frecuentes paseos, la gran cantidad de cosas que poseía el hospital, pero no tenía idea de dónde se guardaban aquellas. Estaba a punto de preguntar otra cosa cuando de pronto Belu mencionó que había un paciente en la sala de emergencias y ella rápidamente se fue a atenderlo preguntando si quería acompañarla. Obviamente quería aprender un poco de cómo hacía su trabajo un sanador con experiencia, por lo que la seguí sin pensarlo dos veces y observé muy atentamente cómo sanaba a Héctor. Permanecí de pie esperando indicaciones, sin embargo su conocimiento le llevó a hacer todo el trabajo a la perfección.

     

    ̶ Me gusta trabajar aquí... ̶ mencioné en voz baja.

  19. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Esa chica continuaba diciéndome pequeña emplumada a lo que me parecía realmente bastante raro, sin embargo trataría de no dejarme intimidar por ella y por su actitud desafiante. Era muy extraño ver a alguien comportándose de esa forma cuando yo ni siquiera la conocía, sin embargo eso no me hacía menos vulnerable a sus ataques por lo que tenía que tener cuidado. Le quité mi varita.

     

    – Pues creo que sí te has lastimado – me interrumpí y luego me reí – de la cabeza y mucho...

     

    Luego me puse de pie, me sacudí y la miré. Ella no tardó en apuntarme con su varita y lanzó un desmaius hacia mí y al instante lo esquivé. Todo esto me parecía realmente raro en verdad y cualquiera que haya sido su intención no me quedaba muy clara a mí, con la excepción de que tenía interés en molestar claro está. Al instante de haberme alejado los suficientes metros de ella para que no me diera y llegué a recepción para dejar mi ficha totalmente llena.

     

    FICHA DE INCRIPCIÓN PARA LA ACADEMIA "Ars & Vita"

     

    Nombre (Nick): Gomita Haughton M. Westrong.

    Edad (la del personaje): Joven °°

    ¿Por qué quieres entrar en nuestra academia?: Porque tengo un gran interés en las artes y me gustaría desarrollar algunas habilidades.

    Clases que quieras recibir (elegir entre: interpretación, música y danza. Todas las que se quiera): Por lo pronto música.

     

    – Espero no tenerte de compañera aquí – le dije – sería una tortura rubia loca.

     

    Me acerqué a recepción mientras guardaba mi varita, entregué el papel y luego me salí corriendo. Cuando ya iba a media cuadra alejada de la escuela, pensé que pronto volvería a clases; y seguramente sería un día mucho más tranquilo que éste.

  20. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Realmente había algo realmente malo en esa chica ya que ella continuaba riendo y burlándose de mí. Yo me había arrojado sobre ella y ésta se había intentado hacer a un lado pero al final forcejeamos y ambas nos fuimos directo a una mesa que estaba tras de ella.

     

    – Yo no me he lastimado – tomé aire y me aparté – ¿Y tú?

     

    Luego me apuntó, sin embargo con semejante golpe sería muy poco probable que me diera, ya que al menos que tuviese una increíble resistencia (lo cual yo dudaba) seguramente estaba adolorida por la caída.

     

    – Y si te atreves a lastimarme... – mencioné echándome un mechón de cabello hacia atrás – no dudes que lo mismo te pasará a ti

     

    En ese momento me pregunté si se trataría de una paciente escapada de alguna clínica de salud mental y me preocupé en serio. En ese momento esperaba que no...

  21. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Me quedé totalmente paralizada cuando la chica que tenía enfrente me llamó pequeña niña. Definitivamente era la primera vez que me trataban así, aunque ahora que lo pensaba, era mejor saber que existía la gente que decía las cosas de frente y no a espaldas, como había sucedido cuando apenas me atreví a regresar a Ottery el año antepasado. Pronto mi sorpresa se intensificó al escuchar sus siguientes palabras.

     

    – ¿Pequeña con qué? – pregunté con asombro.

     

    Mi cabeza dio vueltas y vueltas a un sinnúmero de ideas hasta que comprendí la esencia de su comentario. Seguramente se refería a mi preferencia por un bando, sin embargo no sabía que esto fuera del conocimiento público así que, o era alguien del mismo bando ya sea neutral o aspirante tratando de jugarme una broma nada divertida, o efectivamente la profesión del espionaje no era una simple leyenda.

     

    – No sé de qué estás hablando... – en ese momento miré que traía mi varita – dame eso.

     

    Durante algunos segundos miré cómo jugueteaba con mi varita, lanzándola de un lado a otro. Mis nervios comenzaban a traicionarme y me comencé a enojar de verdad. Si esto se trataba de una broma no era para nada divertida, así que sin pensar en las consecuencias me lancé sobre ella y la empujé para quitarle lo que me pertenecía. Una de mis cualidades era que, a pesar de mi complexión, poseía una gran fuerza física y gracias a ella la había derribado.

     

    – ¡Dámela! – forcejeé.

  22. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Miré fijamente a la chica que tenía enfrente y me di cuenta de una cosa, aunque sus palabras decían querer ayudarme, era obvio que su actitud demostraba totalmente lo contrario. Sobretodo con ese aire de suficiencia demasiado notorio en ella. Ella había notado mi preocupación y le miré con extrañeza, tratando de recordar si se trataba de alguna persona a la que conocía.

     

    – No puedes ayudarme, pero gracias.

     

    Intenté responderle lo más tranquilamente posible pero no me salía, su expresión irónica me estaba incomodando mucho por lo que traté de tranquilizarme. Yo me encontraba nerviosa y odiaba que la gente se riera de mí ante este tipo de situaciones, si de verdad quería ayudarme podría hacerlo sin demostrar esa actitud que ahora presentaba. Al ver que ella me miraba, volví a voltear a mi alrededor y mi rostro se encendió al escucharla decir algo.

     

    – ¿Qué fue lo que me dijiste? – le pregunté entre sorprendida y molesta – a mí no me ha comido la lengua nadie, y si no vas a ayudarme entonces apártate – me paré erguida frente a ella en actitud desafiante.

     

    Era la primera vez que me hablaban así...

  23. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Todavía no tenía mucha idea de lo que iba a poner en ese papel, yo no era muy experta en dar discursos larguísimos acerca de un tema cualquiera y mucho menos si se trataba de mí, por lo que ahora tenía ese espacio totalmente en blanco. Posiblemente podría regresar otro día y rellenarlo después, claro que si el encargado de recepción me lo permitía. Sin embargo, antes de hacer cualquier cosa sentí que algo se movía en el cinturón de mi falda y llevé mi mano hacia ahí.

     

    – ¿Y mi varita? – busqué en el piso.

     

    No se encontraba en ningún lugar cercano a mis pies, me asomé bajo la mesa de recepción y tampoco estaba ahí, por lo que me toqué las bolsas de mi falda. Una ola de nerviosismo me invadió cuando me di cuenta que no la llevaba conmigo. Posteriormente sentí algo extraño y una voz que saludó me hizo sobresaltarme, luego me giré hacia donde provenía y retrocedí un paso al ver que se encontraba muy cerca. Se trataba de una chica.

     

    – Buenas tardes... – simplemente atiné a decir.

     

    Una vez estando frente a frente a la desconocida, miré a mi alrededor con la esperanza de ver mi varita, pero no obtuve ningún éxito. Momentos después guardé la ficha en la pequeña mochila que llevaba y volví a mirar a la chica rubia que permanecía de pie muy cerca de mí.

  24. GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

    Hacía mucho tiempo que no me paseaba por las calles del pueblo, mucho menos por el callejón Diagon, donde por lo reglar mataba mis horas libres. Realmente había sido difícil para mí el tiempo que había pasado fuera, sin embargo aquí me encontraba de nuevo recorriendo local por local hasta que me topé con un letrero que me pareció interesante y, después de mirarlo bien me acerqué.

     

    – ¿Una escuela de arte? – me pregunté extrañada – Pensé que no había estas cosas aquí...

     

    Y me dirigí animada hacia la puerta. Siempre había deseado tomar clases de música y en especial el de guitarra, el tocar instrumentos había sido mi sueño desde hacía mucho tiempo y aunque antes ya había pasado por algunas clases, las había tenido que dejar por problemas personales. Hoy era el momento de reanudar aquello que tanto me gustaba, por lo que abrí la puerta y entré.

     

    – ¿Y si estudio arte dramático? – me pregunté – podría hacer competencia a algunos expertos por ahí – me reí bajito.

     

    Luego de unos minutos, me acerqué a recepción y allí me di cuenta que debía llenar una ficha para inscribirme, por lo que luego de unos segundos de pensarlo, tomé una de ellas y saqué mi pluma para comenzar. Tomé aire y comencé a llenar mi ficha tranquilamente con mi nombre, pero como siempre, la pregunta que se refería al motivo por el que quería estudiar aquí no supe cómo contestarla...

     

    – Tal vez... – sspiré – superación personal... no, no... mejor...

     

    Y me quedé distraída mirando un punto fijo, intentando que las ideas llegaran a mi mente.

  25. TRITONES DEL RÍO WYE

     

    GOMITA HAUGHTON M. WESTRONG

     

     

    Ya habíamos revisado todos los lugares donde podría ser probable que encontráramos semejante cosa, pero no habíamos tenido éxito. Solamente había un trozo de uno que quién sabe qué cosa estaría impregnado, por lo que ninguna de las dos se atrevería a tocar. Yo al menos no estaría dispuesta a hacerlo sin ayuda de un buen par de guantes.

     

    - Me muero... - tomé aire - definitivamente necesito un respiro... - miré el entusiasmo de mi hermana y sonreí.

     

    Me sorprendía ver a Val quien nunca estaba dispuesta a rendirse, aún estuviésemos en un baño abandonado con quién sabe qué tantas cosas a nuestro alrededor que no prometían nada bueno. Ninguna de esas cosas con excepción del pedazo de papel que teníamos que encontrar. Ojalá tuviera uno en la bolsa de la falda... lamentablemente no era así.

     

    - Oye Val ya me dio hambre - mencioné esperando que mi hermana no me matara. No era el momento ni el lugar para pensar en comida y eso lo sabía.

     

    Sabía también que mi hermanita encontraría un pedazo de papel amarillento pero digno de que lo pudiésemos mostrar en el gran salón, sin embargo yo continuaba buscando también mientras me alejaba del baño que se había desbordado. Val de pronto dijo algo que me pareció tan gracioso que me puse a reír con ganas.

     

    - Nunca imaginé que nos tocaría realizar una prueba tan extraña - le dije a Val - ¿Homosexuales?

     

    Yo sabía que esto no sería así, simplemente sabrían que el baño de las chicas era mejor que el de ellos, ¿qué podían hacer? En ese momento tuve que parar de reír de golpe cuando la chica me dijo que había encontrado un papel y m,e acerqué para ver.

     

    - Genial... - dije incrédula - espero que no tenga nada oculto a simple vista - en ese momento le ayudé con la varita cuando me lo pidiò - lumos - se iluminó el lugar.

     

    Luego miré cómo lo levantaba con un sencillo hechizo de primer curso en la escuela de Hogwarts, el cual me traía divertidos recuerdos. Todo iba bien y me había logrado tranquilizar, y habría seguido así de no ser que Valentine revolvió algo de su bolsa.

     

    - ¿Perfume? - y solté a reír. Realmente esta era una aventura muy graciosa que valía la pena disfrutar. Luego decidí que le haría caso, saldría de ahí y me iría a buscar lo que sigue - Hermanita tengo que irme... no me siento bien... - seguramente algo de la comida me había hecho daño - me habría gustado ir a donde el helado... - y salí con ella.

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