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Gomita Haughton Westrong

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Mensajes publicados por Gomita Haughton Westrong

  1. Sexta planta dejando descansar a Edmund con Belu y recibiendo a Aime

     

     

    — Ay lo siento mucho jefa, cuando menos me di cuenta pasó... — dije refiriéndome a lo que sucedía con Ed y Cornelius.

     

    Y en ese momento escuché ruidos en el pasillo que me indicaron que las cosas no estaban bien. Me disculpé de Belu y salí, fue cuando me di cuenta que en efecto, había alguien herido en la planta. Con ayuda de una enfermera, la subí a una camilla y llevé a Aime a una de las salas para resucitarla.

     

    — Se pasaron...

     

    Saqué las pociones necesarias para curar las múltiples heridas que tenía el cuerpo de la chica. utilicé también la varita para complementar con algunos hechizos de curación y esperé a que despertara.

  2. Sexta planta con Edmund

     

     

    Ishaya se había ido del hospital, no sin antes dejarme una linda muestra de afecto a la que le respondí de la misma forma. Era lindo de pronto ver el agradecimiento que le tienen a uno como sanador así que le di las gracias por aquello. Yo le había ayudado, pero él también lo había hecho conmigo sin saberlo, así que con ánimos renovados comencé a recoger la habitación y salí al pasillo.

     

    — ¿Y eso? — dije al ver a una persona llevar a alguien en una camilla a la habitación para resucitar.

     

    Como pude aceleré mi paso hasta casi alcanzarlo, me di cuenta que se trataba del sanador de la primera planta. Ante esto, entrecerré los ojos y entré a la habitación, cuando me di cuenta de algo que no me gustó.

     

    — ¿Qué? ¿Pero qué estás haciendo? ¡¿Lo amarraste?!

     

    Aquello me había sorprendido mucho, había llegado en el momento en el que una de las enfermeras que cumplían sus órdenes totalmente desconcertadas, estaban desatando a Edmund. Nunca había visto revivir a una persona de esa manera, por lo que me pregunté qué tanto haría Cornelius en su propia planta.

     

    — Creo que te ayudaré, trae acá...

     

    Y comencé con la serie de pociones y hechizos, una tras otra mientras el cuerpo del fenixiano regresaba poco a poco a la vida. Cuando miré a mi colega resoplé al darme cuenta de su sonrisa y me pregunté qué tanto estaría pasando por su cabeza. Mientras tanto, mi principal interés era pronta la recuperación de Edmund.

  3. Sexta planta curando a Ishaya

     

     

    Como siempre, la emoción me ganaba cada vez que algún fenixiano era regresado a la vida. No podía evitar sentirme de esa manera, a pesar de que había visto aquello decenas de veces. Ishaya había despertado y quería mencionar algo, pero todavía se encontraba muy débil para hablar, así que le hice una seña con mi dedo índice junto a mis labios.

     

    ― Espera un poco más ― y busqué la botellita con la poción revitalizante para dársela a beber.

     

    Era increíble la rapidez con la que se recuperaba aquél mago y eso me dio mucha alegría. La enfermera le tomaba el pulso mientras que yo preparaba la ficha de alta. Esperaba que no fuese a salir corriendo en cuanto sintiera que podía sostenerse en pie, ya que podría estar muy débil todavía, pero con la poción se sentiría como nuevo.

     

    ― Bienvenido de nuevo ― omití la segunda parte de la frase "al mundo de los vivos" creí que sería algo grosero tomando en cuenta el estado del muchacho ― esa poción nada más y estarás totalmente repuesto y listo para salir ― le dije a Ishaya con la hoja del alta en mi mano lista para entregársela.

  4. Sexta planta despidiendo a Paú y recibiendo a Ishaya

     

     

    ― Ve con cuidado, no te dejes agarrar... ― sonreí al responder el abrazo de la chica.

     

    Ya se me había pasado la molestia que había tenido con cierto comentario escuchado por ahí, tanto que en ese momento yo comencé a tararear una canción mientras que ayudaba a Belu a limpiar la habitación. Posteriormente salí y comencé a recorrer el pasillo para juntar las torundas regadas que se me habían caído cuando...

     

    ― Ay Merlín... ― y me acerqué a Ishaya.

     

    El muchacho presentaba múltiples heridas que tenía que curar lo más rápidamente posible. Mientras una de las enfermeras me ayudaba a colocarlo en una camilla utilizando un poco de magia, me di cuenta del atuendo de éste. Luego de un momento, ya me encaminaba empujando la camilla hacia una de las habitaciones.

     

    ― Bien... manos a la obra.

     

    Y comencé a administrarle la serie de pociones y hechizos que conocía para curar al fenixiano. Estaría bien en cuestión de minutos y lo sabía. Al igual que las veces anteriores, él no tendría ningún rastro de heridas y podría retirarse del hospital.

  5. En la planta seis dando de alta a Paú +.+

     

     

    Si alguien me hubiese dicho dos meses atrás, que me divertiría como nunca en compañía de los pacientes dentro del hospital, no le habría creído ni una sola palabra. Sin embargo ahora aquí estaba, riendo gracias a los comentarios de Paú, quien había tenido la desgracia de caer en mis manos por segunda vez.

     

    ― Créeme, te ves mucho mejor con cabello ― le dije sonriendo.

     

    Belu se encontraba organizando las cosas dentro de la sala, seguramente ella ya se sentía mejor puesto que también se estaba recuperando de una tortura. Era una suerte el que yo me estuviese salvando, pero un presentimiento me decía que no sería por mucho tiempo y de pronto me preocupé.

     

    ― Sí Paú, ya puedes salir ― le mencioné a la chica sintiéndome un poco avergonzada por mi descuido, ya que por distraerme no le había entregado su alta ― aquí tienes ― extendí mi brazo y le entregué la hoja ― y claro que me gustaría que volvieras, pero no como paciente, sino como visita... cuídate mucho allá afuera y cualquier cosa que necesites no dudes en venir.

  6. En la planta seis con Cornelius, Paú y Belu +.+

     

     

    Me encontraba al pie de la camilla con Paú, mientras una de las enfermeras revisaba sus signos vitales, yo me encargaba de organizar el expediente clínico de la chica. De repente, escuché cierto comentario de Cornelius que me hizo girarme hacia él y lo miré frente a frente.

     

    ― ¿Así que eso es lo que crees? ― comencé ― ¿Que lo hice sólo por interés?

     

    ― Tranquilízate Gomita.

     

    ― Qué tranquilízate ni qué nada ¡Yo lo mato!

     

    ― Sabes que no puedes hacerlo. Cálmate ya ― me dijo la enfermera seriamente.

     

    ― Agradece que mi trabajo es devolverte la vida y no arrebatártela Cornelius.

     

    Ahora me encontraba de mal humor cruzándome de brazos. Poco había faltado para que tomara mi varita y le lanzara una buena maldición al muchacho pero me contuve. Como sanadora no podía caer en semejante papel y mucho menos como fenixiana. Así que simplemente respiré profundo mientras retiraba un mechón de cabello de mi rostro.

     

    ― No es necesario que te molestes en serio... ― le dije después de resoplar ― ¿Por qué no te bebes esto y descansas un poco? ― le dije.

     

    En ese momento yo le estaba ofreciendo un frasco con una poción sedante, cuya concentración sería suficiente para dormir a un hipogrifo durante días. Era eso o perder el control y apuntarle con mi varita para lanzarle una maldición. Aquella supuesta tendencia mortífaga mía habría salido a la luz de no ser por la llegada de alguien.

     

    ― Belu... ― dije sonriendo y me olvidé por un momento de Cornelius, ya ajustaría cuentas con él después ― bueno por el momento ella está estable, le he suministrado todo el tratamiento y solamente falta esperar a que despierte...

     

    No pasaron muchos segundos cuando Paú lo hizo y se llevó la mano a su cabeza, a la cual todavía no había terminado de salir el cabello completamente. Yo sabía que aquello que le habían hecho era una verdadera crueldad, pero por la forma en que la joven lo tomó no me aguanté y me solté a reír por algunos segundos. Luego me cubrí la boca y miré a Belu un poco avergonzada.

     

    ― Perdón... ― le dije a mi jefa y posteriormente observé a Paú y le respondí ― bueno, te ves mucho mejor con cabello ― le mencioné ― y pronto podrás salir de aquí ― ahora ella estaba completamente repuesta.

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  7. En la planta seis dejando el alta a Cornelius y recibiendo a Paú

     

     

    Sabía que el chico al que había atendido se encontraba un poco molesto por tener que recibir indicaciones mías, lamentablemente lo necesitaba, ya que de lo contrario no se recuperaría. El mismo momento en el que le entregaba la hoja del alta y la poción revitalizante, me decidí salir de la habitación para ordenar el material de curación. Fue en ese momento cuando alcancé a ver a alguien y me acerqué.

     

    ― Por Merlín... ― mencioné en voz baja al ver a Paú ― necesito ayuda ― y en ese momento una de las enfermeras salió.

     

    Pronto la llevamos a una de las salas del hospital en donde la devolveríamos a la vida. Primeramente curaría aquellas heridas que mostraba su cuerpo y así lo hice usando diferentes pociones y hechizos que había aprendido durante mi estancia en el hospital como aprendiz. Posteriormente miré su cabellera, la cual había sido cortada y pedí una poción crecepelo a la enfermera, la cual no tardó en conseguirla y llevarla a la habitación.

     

    ― Es lo único que falta para que quedes sin rastro de daño...

     

    Se me escapó un suspiro mientras miraba cómo la joven volvía a lucir como si ninguna maldición o tortura la hubiera lastimado.

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  8. Sexta planta dando de alta a Cornelius

     

     

    ― Tranquilo, estás a salvo.

     

    Lo había escuchado gritar y di un paso hacia atrás para luego responderle tranquilamente. Sabía muy bien lo que había tenido que pasar, por lo que no lo juzgaba. Yo misma había pasado por una situación parecida varias veces, al grado de que temía que me reconocieran como una inquilina frecuente. Afortunadamente siempre pasaba desapercibida.

     

    ― Y pronto estarás bien.

     

    Le di la poción revitalizante para terminar su curación. Ahora ya estaba totalmente curado y podría seguir con sus actividades regulares. Así que lo dejé descansar mientras terminaba de arreglar la habitación y recoger los frascos y botellas vacías. También dejé la ficha del alta junto a él para que la firmara cuando se sintiera mejor.

     

    ― Ahora regreso... ― le dije mirándolo un rato ― con esta poción terminarás por reponerte.

     

    Y salí de la habitación.

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  9. Sexta planta despidiendo a Maddeleine y atendiendo a Cornelius

     

     

    ― Vaya, entonces también lo conociste... ― le dije a la chica ― es una pena...

     

    Posteriormente me di cuenta que se ponía de pie preparándose para salir. Había descansado casi nada por lo que me preocupaba un poco, pero sabía que mi amiga ya se encontraba mejor. Ella deseaba llegar a su casa pronto y la entendía, ya había pasado mucho tiempo ausente y las dudas acerca de su paradero no se harían esperar.

     

    ― Que tengas suerte y cuídate... ― mencioné mientras me dirigía a la habitación de Cornelius.

     

    El cuerpo del fenixiano cobraba cada vez mejor todo de piel, las pociones que le había suministrado habían hecho efecto y ahora el muchacho se encontraba con vida. Pronto despertaría para continuar con sus actividades como siempre, sin ningún signo de magia, heridas de tortura ni nada semejante en todo su cuerpo. Al notar esto, tomé la varita y le apunté.

     

    ― Ennervate.

     

    Ahora nada más faltaba esperar para darle la poción revitalizante y el alta del hospital.

  10. Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica. Oficina de Zeth

     

     

    GOMITA Y MIKAEL

     

     

    ― Aquí seguro que no nos pasa nada.

     

    ― El peligro está en todas partes, eso te lo aseguro.

     

    ― Bueno, mínimo podrán ver cuando nos maten.

     

    ― Muy graciosa.

     

    Mi hermano y yo recorrimos el pasillo del ministerio sin saber exactamente a dónde teníamos que ir. Solamente habíamos averiguado un nombre y con éste nos lanzábamos a la búsqueda del lugar. Realmente no estaba muy segura de si contábamos con el permiso para entrar, pero al ver la seguridad que mostraba mi hermano me tranquilicé un poco más. Por lo regular a mí me costaba un poco más de trabajo.

     

    ― ¿Será...

     

    ― Veo el cartel en la oficina.

     

    ― ¡Sí! ¡Yo también!

     

    Y ambos nos dirigimos a la puerta donde se encontraba la oficina del Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica. Sonreí un poco desilusionada al ver que una elfina había llegado antes con algo para mi amigo, pero luego me alegré pensando que fuese lo que fuese, se podría complementar con lo que le llevara yo. Mikael simplemente continuó caminando y de pronto me pregunté cómo podía hacer para sentirse siempre tan tranquilo.

     

    ― ¿Tocamos?

     

    ― Hazlo tú, yo te espero aquí.

     

    ― Pero Mikael...

     

    ― Te espero aquí.

     

    Fue la respuesta de mi hermano, a lo que simplemente me encogí de hombros y me paré justo detrás de la elfina al momento en el que mi amigo salía a recibirla. Era obvio que notaría mi presencia, por lo que simplemente permanecí ahí, abrazando una mochila pero sin decir una sola palabra.

  11. Sexta planta con Madeleine

     

     

    ― Tranquila, no te levantes todavía...

     

    Mencioné a la chica que en el momento que se sintió mejor y despertó, hizo por incorporarse un poco y sonreí al escuchar cómo me llamaba. Era curioso escuchar de nuevo que se dirigieran hacia mí de esa manera. Creo que después de todo había extrañado a mi amiga durante todo el tiempo en que estuvo encerrada. Días en los cuales ella había estado tan confundida que había perdido la cuenta.

     

    ― Yo te dejé de ver una semana entera...

     

    Suspiré al decirle aquello y luego me sorprendí al escucharla contarme todo lo que habían hecho con ella. Pronto, mi mirada pasó de la sorpresa a la molestia hasta llegar a la rabia. Definitivamente sus métodos seguían siendo los mismos de siempre. Sin embargo, hubo algo que me pareció un poco fuera de tono, pero aún así me molesté ya que se trataba de una marca que le habían hecho en el brazo con un hierro candente.

     

    ― Hijos de su... ― me interrumpí, tomé su brazo y le apunté con la varita para borrar la marca con un hechizo ― listo, todo bien... ― le dije tratando de estar tranquila y luego la dejé descansar ― trataré de no ir pronto, de ser posible nunca aunque dudo conseguirlo ¿Sabes? ― pregunté cuando me acordé de algo ― el día que yo caí presa, creí que el mortífago que había entrado a torturarme, era uno de los strippers de la fiesta de despedida de soltera de Sol.

     

    Luego me reí sin poder evitarlo al recordar a aquél enmascarado molesto.

     

    ― Estás como nueva ― le dije cuando logré controlarme ― puedes tener el alta en cuanto descanses un poco.

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  12. Sexta planta recibiendo a Madeleine

     

     

    ― De acuerdo... lo dejaré descansar un momento mientras voy por la poción revitalizante.

     

    ― Adelante, yo me encargo.

     

    Y salí de la habitación de Cornelius dejando a la enfermera con él. Ella hacía muy bien su trabajo y sabía que las cosas estarían bien si se quedaba a cargo. Mientras cerraba la puerta de la habitación y me dirigía al almacén de las pociones, alcancé a ver a una chica recostada sobre una camilla y me acerqué a ella. Los fenixianos capturados estaban libres y comenzaban a llegar.

     

    ― Ay Merlín... ― mencioné mientras empujaba la camilla hacia otra de las habitaciones.

     

    Una vez dentro de ésta, tomé mi varita y apunté a su cuerpo para transformar su ropa en una bata de hospital. Posteriormente tomé todo el arsenal de pociones y le fui administrando una por una, al tiempo que mi varita hacía lo suyo con los hechizos. Sabía que dentro de algunos minutos estaría bien, ya que las pociones tenían un efecto asombrosamente rápido.

     

    ― Por favor despierta...

     

    Había dado todas las pociones que necesitaba y su piel lucía lisa, el color de su semblante comenzaba a tornarse normal y sonreí al darme cuenta.

  13. SEXTA PLANTA COMENZANDO LAS RESURRECCIONES O.O

     

    Despidiendo a Soa

     

     

    ― De verdad espero no volver a verte en ese estado...

     

    Suspiré al escuchar el agradecimiento de la chica, cuando ésta me devolvía la forma firmada para retirarse del hospital. Yo sabía que aquello no era el final y pronto regresarían, como siempre lo hacían y eso era lo que más me preocupaba...

     

    ― ¿Cuídate quieres?

     

     

     

    Recibiendo a Cornelius

     

     

    Había pasado un tiempo desde que regresara a ver esas extrañas visiones con personas y un mundo del pasado. Realmente eso era lo que quería creer, sin embargo yo estaba segura de que no la situación no era tan simple. Ahora, mientras salía de la cafetería, alcancé a ver un elfo que sostenía el cuerpo desfallecido de un hombre en el pasillo y me dirigí a él rápidamente.

     

    ― Yo me encargo.

     

    Inmediatamente llamé a una de las enfermeras y con ayuda de ésta, subí al muchacho sobre la camilla y lo llevé a la sala de resurrección. Minutos después, una serie de pociones se encontraban sobre una mesita al lado del fenixiano y me dispuse a hacer uso de cada una de ellas al igual que de los hechizos de curación. Los minutos pasaban y pronto Cornelius estaría totalmente recuperado.

     

    ― ¿Y eso?

     

    Miré con extrañeza las iniciales marcadas en su pecho y con una poción más que le coloqué encima, a los segundos no había ningún rastro de las mismas. Ahora era cuestión de esperar, pronto despertaría pero estaría totalmente recuperado. En ese momento pensé que me habría gustado hacerle olvidar todo lo vivido dentro de la prisión, pero lamentablemente eso no era posible.

  14. En la sexta planta despidiendo a Belu, y luego varios siglos antes o.O

     

     

    ― Cuídate mucho, espero volver a verte... pero no así ― luego la vi marcharse a la oficina.

     

    Me refería a las heridas que había curado a Belu cuando llegó como paciente dentro del hospital. Aunque sabía bien que aquello no terminaría pronto ya que, tal como lo había dicho uno de los fenixianos, era una guerra sin fin. Los días oscuros dominaban a Ottery y nada podía hacer para impedirlo, pero no por eso me rendiría. Era una guerra que de una u otra forma estaba dispuesta a pelear.

     

    ― Ay no... ― dije de pronto cuando recordé los expedientes.

     

    Ahora que había dejado todo en su lugar, era momento de llevar las carpetas con los datos que necesitaba dentro del cuarto de archivo. Tomé aire al sentir un escalofrío recorrerme ante la sola idea, pero sabía que tarde o temprano tenía que regresar así que, para no perder más tiempo, tomé la carpeta con las hojas llenas y me encaminé hacia esa habitación extraña. En eso estaba cuando de repente me topé con alguien.

     

    ― Deberías dormir un rato, mira nada más ese rostro de muerto fresco que te cargas.

     

    ― Gracias qué linda, pero esto es cosa del maquillaje nada más.

     

    ― Tú no usas maquillaje Gomita, engaños a otra parte porque conmigo no funcionan.

     

    ― Sí uso... a veces... muy pocas veces... casi nunca...

     

    Realmente no había tenido tiempo ni siquiera para delinearme los ojos y la enfermera tenía razón. Necesitaba un descanso urgente o quien necesitaría atención urgente sería yo. Me encogí de hombros y suspiré al ver que ella sonreía y me entregaba un paquete de galletas, las cuales tomé sin negarme. Realmente tenía un poco de hambre y me preguntaba cómo haría para comer lo que había llevado ese día.

     

    ― Muchas gracias ¿Dónde están las demás? ¿Qué hacen?

     

    ― Nada, sólo platicamos. Anda, ve a descansar.

     

    ― Llevo estas cosas y voy con ustedes.

     

    ― Anda pues.

     

    Y corrí. Bueno, realmente apresuré mi paso ya que estaba prohibido correr en el hospital si no se trataba de una emergencia. No tardé mucho en llegar a la puerta de la sala de archivo y cuando lo hice me detuve en seco frente a la puerta, con mi mano temblando al extenderla para abrirla. Tenía que tranquilizarme pero no sabía cómo, así que respiré profundo, di la vuelta a la perilla y la abrí. Como no pasó nada caminé hacia el lugar donde dejaría las carpetas y las coloqué donde correspondían. Posteriormente me di la vuelta y corrí para salir.

     

    ― Por Merlín...

     

    Me encontré de nuevo en ese pasillo iluminado por candelabros, sin luz eléctrica y pacientes por doquier. El piso de piedra resonaba con los pasos de los sanadores que habían venido de las plantas inferiores a darnos una mano con las personas que se ingresaban aquí y yo suspiré. De nuevo atrapada en aquél tiempo por razones desconocidas. Solamente me faltaba cruzarme con...

     

    ― Vaya, pero qué cara.

     

    ― No digas nada o te patearé Ares.

     

    ― Oye tranquila, eres peligrosa ya vi ― respondió el chico riéndose con ganas.

     

    ― Resignación Merlín... ― me dije a mí misma y luego miré al chico de antaño ― ¿Quieres? ― le ofrecí de mis galletas.

     

     

     

    OFF:

     

    XD

  15. GOMITA Y MIKAEL

     

     

    ― ¡Ja! Eso ya lo veremos.

     

    Y corrí hacia el interior de la tienda para ver qué era lo que podía encontrar en ella. Luego de un momento de mirar a mi alrededor me sorprendí un poco, ya que me recordó la primera vez que había ido a una tienda a comprar mi varita para Hogwarts. Había pasado mucho tiempo desde entonces y las cosas habían cambiado muchísimo al igual que yo. Ante ese recuerdo, suspiré y sonreí con un poco de nostalgia.

     

    ― Buenos días... tardes... noches...

     

    Mikael había entrado después que yo y se detuvo en seco al mirar que había otras personas dentro del lugar. En ese momento me di la vuelta, lo miré y sonreí al ver cómo miraba las estanterías con las varitas. Seguramente él había pensado lo mismo que yo o tal vez no tenía idea de lo que se vendía en la tienda antes de entrar. Ahora nos encontrábamos mirando las varitas luego de haber saludado a las personas del lugar.

     

    ― ¿Cambiarás tu varita?

     

    ― No tengo intención.

     

    ― Yo tampoco ¿Y si les hacemos algunas mejoras?

     

    ― Podría ser.

  16. GOMITA Y MIKAEL

     

     

    ― Eso lo sé, y si te metes a la boca del lobo será peor.

     

    ― No me la puedo pasar todo el tiempo escondida... además, la mayoría de los chicos están lejos...

     

    ― Creo que te entiendo, pero cuídate.

     

    ― Seguro que sí.

     

    Mi hermano se me quedó mirando fijamente. Yo ya sabía lo que pensaba, puesto que me lo decía con mucha frecuencia, así que decidí ya no preguntarle nada. Hacía algunos días me había hecho reír mucho con un comentario, mencionaba que no comprendía cómo era posible que haya sobrevivido tanto tiempo yo sola en un pueblo como éste. Yo le había respondido que con un poco de suerte tal vez.

     

    ― No me gusta el giro que están tomando las cosas...

     

    ― Ni a mí, me recuerda cierta época de la historia mágica.

     

    ― A mí también... ¡Mira Mikael, una lechuza!

     

    ― Qué interesante.

     

    En ese momento había pasado sobrevolando los locales Air, que era la lechuza de mi amiga Jessie así que miré hacia arriba y la señalé. Mi hermano no se veía muy entusiasmado al escucharme y realmente me hacía gracia, ese hombre se emocionaba y asombraba con demasiada dificultad. Y una de las pocas veces que lo hacía era con cierta personita a la cual se me ocurrió mencionar como broma.

     

    ― ¡Hola Val! ― dije haciendo una seña con mi mano mirando por encima del hombro de Mikael.

     

    ― ¿Quién? ― dijo éste girándose y dándose cuenta que no se encontraba ahí.

     

    ― La venganza del charro negro.

     

    ― Esta me la pagas.

     

    No me pude aguantar la risa al ver su rostro enrojecido.

  17. GOMITA Y MIKAEL

     

     

    Ese día decidí dar un largo paseo para quitarme de encima todas las ideas que rondaban por mi cabeza, las cuales no eran muy positivas. Había pensado que una caminata hacia los negocios que no conocía podría ser una buena idea, así que me adentré al callejón después de terminar mi turno en la librería y miré aparador tras aparador. Pronto detuve mis pasos al ver algo que me llamó la atención.

     

    ― ¡Oye! espera, espera, espera... ― dije acercándome.

     

    Mi gemelo todavía tenía sosteniendo aquél pequeño jarvey de forma que no me agradaba en lo más mínimo, ya que temía que éste lo soltara. El joven dirigió su mirada hacia mí y entrecerró los ojos. Sonreí al ver su actitud y extendí los brazos para que me entregara a mi pequeño animalito. Por obvias razones sabía que no lo estaba maltratando, pero hacerlo enojar era algo que me gustaba y mucho.

     

    ― No le estoy haciendo nada.

     

    ― Antes de que lo hagas...

     

    ― Como sea.

     

    ― Trae acá.

     

    Y me devolvió al pequeño, quien agitaba sus bigotes y al llegar conmigo lamió un poco mi mejilla. Aquello me hizo reír mucho y lo abracé con cariño mientras le acariciaba la cabecita. Luego miré a mi alrededor esperando no contar con visitas inesperadas y posteriormente desvié mi vista hacia el interior de la tienda. Definitivamente necesitaba hacer una visita pero dudaba si aquello era lo más recomendable.

     

    ― No deberías salir así sabiendo todo lo que ocurre en el pueblo.

     

    ― No me da miedo...

     

    ― Pero te expones y lo sabes. Eso no está bien.

     

    ― No te preocupes. Igual tarde o temprano pasará...

     

    Luego suspiré y sonreí ante la mirada reprobatoria de Mikael.

     

     

    OFF:

     

    No hay problema, se hace lo que se puede mientras no me agarren >.<

  18. MIKAEL HAUGHTON WESTRONG

     

     

    Hacía varios días que me había propuesto seguir a aquella chica y hoy no era la excepción. Era una suerte contar con el tiempo necesario durante esas semanas para cumplir mi trabajo como debía. Afortunadamente la fecha se estaba acercando, por lo que no tendría que preocuparme más hasta un nuevo aviso de misión. Mientras tanto tenía que enfocarme en ésta, por lo que decidí que no me distraería más.

     

    — Tu culpa es interesante.

     

    Mencioné en voz baja mientras seguía mi camino. Al igual que siempre, mi ropa se componía de un pantalón de mezclilla color negro, una camisa de manga corta y una gabardina larga del mismo color. Mientras recorría el callejón, el viento agitaba los faldones de la gabardina que llevaba abierta y el sonido de mis botas resonaban a cada paso. Afortunadamente no pasó mucho tiempo hasta que alcancé a ver a Niqqui pero me detuve al ver que ésta había detenido su marcha a la entrada del local.

     

    — ¿No hay lugar a donde vaya que no me sigas?

     

    Pregunté al pequeño jarvey de mi hermana al ver que se acercaba rápidamente hacia mí. No pasaron ni cinco segundos, cuando el pequeño ya había saltado a mis brazos y lo tomé con mis manos, alejado de mí, mientras lo miraba fijamente. Es interesante la forma en la cual, a pesar de que se les hace a un lado en algunas ocasiones, los animalitos siempre demuestran su fidelidad.

  19. GOMITA HAUGHTON WESTRONG

     

    En la planta seis con Belu

     

     

    — Sí, ya me imaginaba...

     

    En ese momento recordé cuando ayer me habían ido a seguir a la escuela de arte de Alex, por suerte había logrado escaparme o habría terminado encerrada en la prisión junto con el resto de mis compañeros. A los cuales realmente extrañaba mucho y cuando salieran tendría bastante trabajo por hacer.

     

    — Quemar a la gente y poner ciertas manos gigantes es el trauma de la mayoría...

     

    Se me salió decir. Realmente no entendía por qué el afán de perseguir a las personas que no traían máscaras de luz y llamarlos cobardes a pesar de que no era así. Ahora mi mala suerte era el hecho de que necesitaba aprender a defenderme mejor para no salir herida, no quería volver a la cárcel de nuevo.

     

    — Bueno gracias, aunque ahora es mejor que descanses, sólo veo a Soa por aquí... aunque tal vez después lleguen los demás... algo pasó con ellos y seguro están capturados, no los he visto por ninguna parte...

  20. GOMITA HAUGHTON WESTRONG

     

    En la sexta planta con Soa y Belu mi jefita +.+

     

     

    — Creo que alguien me llama... ya vuelvo Soa.

     

    Y caminé hacia la puerta, en mi camino tropecé con la pata de la silla que había dejado junto a la salida y por poco caigo. Me levanté y arreglé mi cabello haciendo como si nada hubiera pasado y seguí. Cuando abrí y me asomé al pasillo descubrí a mi jefa.

     

    — ¿Qué te pasó? — la ayudé a llegar a una camilla.

     

    Una vez ahí la recosté y comencé con toda mi serie de pociones y episkeys, seguramente con esto bastaría. Qué suerte que la medicina mágica fuese de efectos tan rápidos, por lo que seguramente Belu estaría bien en un dos por tres. Mientras miraba como se recuperaba, yo tenía lista la hoja con el alta.

     

    — Ay qué mala suerte... mortífagos... ¿No?

  21. GOMITA HAUGHTON WESTRONG

     

    En la planta seis despidiendo a Aime y luego a Mei. Regreso con Soa.

     

     

    Luego de un abrazo por parte de Aime, sonreí al verla totalmente curada y lista para algunos días más de acción. Realmente aquella guerra sería interminable y me lamenté por aquello. Me gustaba mucho pasar un rato en compañía de las personas, ya que realmente era el único lugar en el que al menos podría ser de utilidad para alguien. Lo único desagradable era la situación en la que estaban las personas que acudían conmigo.

     

    — Solo cuídate...

     

    Suspiré al ver que se retiraba y caminé hacia la habitación de Mei. Ella realmente estaba totalmente bien y no me dio razón de si aquella era una revisión de rutina, pero por lo que dijo me di cuenta de que Sally decía que necesitaba curarse. Seguramente se encontraría algo preocupada y en su lugar seguramente también lo estaría. Tomé aire al escuchar la palabra de ese horrible lugar y miré a la chica.

     

    — Bueno no te preocupes, lo importante es que estás bien y por el trabajo no hay problema, no es tan complicado. A veces... — dije sonriendo al tiempo que ella se despedía de mí dándome un abrazo.

     

    Una vez terminado aquello, tomé una hoja del expediente que sería para Soa y regresé a su habitación. Hasta ese momento ella se encontraría descansando y cuando regresé ella comenzaba a sentirse mucho mejor. Realmente ésto de ir de arriba a abajo y dejar a los pacientes solos durante un largo tiempo no me gustaba. Al menos lo de dejarlos solos, el ir y venir por el hospital sí era divertido.

     

    — Claro que no me canso de eso amiga — me reí al escuchar que seguramente me cansaría de verla — y como dices tú, si ellos no se cansan y tú tampoco ¿Por qué tendría que hacerlo yo? Vamos una a una a ver quién se cansa primero — luego la miré detenidamente y al ver que ya no tenía nada de qué preocuparme, le di la forma para firmarla — solamente llenar esto con tu firma y serás libre — le dije. Seguramente sentiría deseos de irse ya.

  22. GOMITA HAUGHTON WESTRONG

     

    En la sexta planta con Soamily y Aime

     

     

    Afortunadamente la poción había hecho un buen efecto a las dos chicas, aunque aún así no me sentía muy tranquila con el resultado. Por esa ocurrencia saqué mi varita y apunté al fémur de Soa.

     

    ― Episkey ― pronuncié, así curaría lo que le quedara por sanar ― episkey ― dije también apuntando a Aime.

     

    Seguramente ahora estarían totalmente bien, solamente restaba darles una poción revitalizante, ya que por la herida se veían realmente cansadas y adoloridas. Sin fuerzas casi totalmente.

     

    ― No hay de qué agradecer ―le dije a Aime, contenta de ver que se sentía mejor. Luego les di un frasco a cada una de ellas ― cortesía de la casa ― ahora esperaría a que reposaran un poco... aunque sabiendo la prisa que tenían por lo general, saldrían corriendo apenas si sintieran mejor.

  23. GOMITA HAUGHTON WESTRONG

     

    En la sexta planta con Soamily y Aime

     

     

    ― Oye ¿Me esperas un poco? ― me disculpé con Soa ― creo que alguien pide ayuda.

     

    Y salí rápidamente hacia el pasillo, en el que me encontré a Aime, quien estaba en el suelo por el dolor de su pierna. Ese ataque estaba siendo muy común...

     

    ― ¡Espera, no te muevas!

     

    En ese momento la enfermera también había escuchado e inmediatamente fuimos por otra silla de ruedas, en la que sentamos a Aime con cuidado y la llevamos a la misma sala donde se encontraba Soa para curarla de una vez. Tomé otra de las pociones para ayudar a curar el hueso de la chica y se lo di.

     

    ― Ya van dos con la misma herida... ― dije preocupada, al parecer las fracturas de fémur comenzaban a ser especialidad de los enmascarados ― bébela, te curará de inmediato.

  24. GOMITA HAUGHTON WESTRONG

     

    Definitivamente aquella no era mi semana. Horas y horas de trabajo y de falta de sueño, mi extraña sensación que no me dejaba en paz ni un minuto y ahora esto. Era momento de hacer algo y no sería quedarme a que me despedazaran, por lo que decidí que era momento de buscar alguna alternativa viable en lo que terminaban de salir el resto de mis compañeros de prisión. O al menos se curaran los heridos.

     

    Necesitaba hacer demasiadas cosas y estando presa no podría. Así me llamaran cobarde tenía que salir de ahí, realmente no podía acusarme de nada ni culpar a los de la orden, ya que felizmente no tenía la máscara puesta. Todos los auditorios tienen siempre una salida alterna, así que me decidí. La tomaría y así lo hice. Corrí en sentido contrario dejando al oso cubriendo la primer entrada y yo me desaparecí por la otra salida, llegué al pasillo del otro lado y corrí hasta llegar a la calle.

     

    ― Vaya suerte…

  25. GOMITA HAUGHTON WESTRONG

     

     

    Escuché claramente cuando alguien tocaba a la puerta, no podía creer que también aquella celebración nos la iban a echar a perder. Tomé aire y justo en ese momento saqué mi varita para comenzar con mi defensa. No podía permitir que me llevaran otra vez.

     

    ― Morphos.

     

    Apunté a una de las sillas del estrado e inmediatamente la transformé en un enorme puma negro.

     

    ― Defiende la entrada del auditorio.

     

    Inmediatamente el animal me hizo caso y yo volví a decir.

     

    ― Avis.

     

    Doce pajarillos se materializaron y esperaron volando a mi frente a mi indicación.

     

    ― Ojalá que los muerda.

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