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Gomita Haughton Westrong

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Mensajes publicados por Gomita Haughton Westrong

  1. Gomita

     

     

    La plática con Cye se extendió un poco más, por suerte para mí ya que me gustaba mucho conversar con ella. Mientras mi amiga mencionaba algunas cosas sobre las familias yo recordaba a la mía, la cual parecía estarse uniendo de nuevo poco a poco. Realmente la mayoría de las veces permanecía sola o con mi gemelo, aunque anteriormente con quien convivía más era con mi hermano desaparecido al que extrañaba todavía.

     

    ― Amm... bueno la verdad es que no lo sé...

     

    Mencioné cuando la chica abordaba el tema de las lealtades a los bandos. Y era verdad, realmente yo no estaba segura de aquello. Pertenecía a dos familias, una la sanguínea y la otra era adoptiva, y tomando en cuenta quiénes eran los que iban a atacar a la primera, ya me daba una idea de a qué bando pertenecía. Sin embargo eso podría ser solamente una forma de cubrirla. La Westrong por el contrario, sabía perfectamente que era neutral.

     

    ― Muchas gracias, la verdad es que sería lindo estar en tu casa.

     

    Respondí cuando Cye me extendía la invitación a pasar tiempo en la mansión de la familia. Luego me di cuenta que además de la Lockhart, la fenixiana también tenía otro hogar al que tenía las puertas abiertas para ir cuando deseara. Mientras la escuchaba, volví a comer un poco de mi postre y me reí al ver que ella también lo probaba, eso era lo más rico que podía comer ese día.

     

    ― También eso espero ― le respondí finalmente.

  2. Sexta planta

     

     

    Era mi primer día de trabajo después de toda una semana de ausencia imprevista y sin aviso. Realmente aquellas experiencias lograban afectar bastante mi estado de ánimo aunque no lo quisiera aceptar. Los recuerdos de todo aquello y el sentir que no podía hacer mucho en mi trabajo acababan con la poca paciencia que me quedaba. Aquellos tiempos en los cuales tomaba a broma cada evento desafortunado que experimentaba se estaban agotando.

     

    ― Te enfermarás si sigues así...

     

    ― ¿Cómo?

     

    ― Pronto parecerás vampiro.

     

    ― Que la boca se te haga chicharrón...

     

    Mencioné mirando a aquél enfermero. En esta ocasión no eran las chicas que se encontraban conmigo, sino un muchacho nuevo que trabajaría en la misma planta que yo, pero que no conocía. Sin embargo, aún a pesar de eso se me había ocurrido responderle de la forma que lo hice; aunque obviamente aquello no hubiera sucedido de tener mi cabeza totalmente centrada y con las neuronas en su lugar.

     

    ― ¿Y tú eres?

     

    ― Tu peor pesadilla.

     

    ― Já. Muy gracioso.

     

    ― Oye gracias...

     

    Sonreí mientras extendía la mano para saludarlo al escuchar su agradecimiento. El muchacho alto, piel acanelada, cabello negro y ojos grises me había parecido simpático. Luego de mirarlo un momento de abajo a arriba, de arriba a abajo me di cuenta que me era un tanto familiar; pero desistí de mi observación cuando él comenzó a mirarme del mismo modo, cosa que me hizo ponerme un poco nerviosa.

     

    ― Así se siente ― mencionó con una sonrisa.

     

    ― Prometo no hacerlo más... ― le respondí. No tenía otra opción.

     

    ― Bueno me presento. Brandon Israel ― continuó mientras extendía su mano para saludarme.

     

    ― Vaya... ― respondí a su saludo de mano y lo miré ― interesante nombre ¿Apellidos? Soy Gomita Haughton Westrong

     

    Él simplemente se rió bajito. Obviamente si a mí me parecía una combinación de nombre curiosa, mi único nombre le causaba esa sensación que le estaba notando. Ya desde pequeña me había sucedido, por lo que no me preocupaba demasiado. Mientras esperaba que me dijera sus apellidos, me di cuenta de que al contrario de lo que esperé, no se rió ni dijo nada de mí.

     

    ― ¿Entonces eres la sanadora de aquí? De este piso quiero decir.

     

    ― Bueno hubo un tiempo en el que estuve sola, pero ya no. Habemos tres compañeras en total además de la jefa.

     

    ― Ah, ya entiendo. Entonces... ¿Qué haremos?

     

    ― Este... no lo sé ¿Torundas?

     

    Me reí al ver cómo el chico soltaba la risa y ambos nos alejamos al cuarto en el que preparábamos los instrumentos y demás pociones de curación.

  3. Sexta planta recibiendo el alta de Bodrik

     

     

    Yo me ponía cada vez mejor después de los hechizos de sanación de mi amiga, por lo que pronto estuve en condiciones de irme. Por el momento ella tenía mucho trabajo y yo permanecía sentada en la camilla mientras la escuchaba hablar. Ella mencionaba que nos habían presentado en su negocio y después de un minuto pude recordar, sonreí un poco tímida por mi torpeza, seguramente la tortura había afectado mi memoria.

     

    ― Ay sí... lo siento mucho ― mencioné cuando Bodrik se presentaba ― ya recordé a tu padre, a quien por cierto hace meses que no sé de él, espero que esté bien.

     

    Bodrik recorría con la mirada toda la estancia y yo hice lo mismo. Entendí que ahora, gracias a mi torpeza ella terminaba haciendo el trabajo que me correspondía a mí. Afortunadamente ya había pasado y ahora era libre, por lo que podría trabajar regularmente. Y era realmente oportuno, ya que me había dado cuenta de que tenía muchísimo trabajo atrasado por hacer.

     

    ― Muchas gracias Bo ― le dije cuando me sentí mejor y tomé la ficha de alta ― no sé qué hubiera hecho de no ser por ti.

     

    Le di un abrazo y me despedí, pero no a mi casa, sino al lugar en el que tenía mi bata del hospital en esa misma planta, ya que era tiempo de ponerme a trabajar.

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  4. Mikael

     

     

    Me quedé escuchando atentamente lo que Paú me decía y miré su sonrisa fijamente, luego sonreí muy levemente al escuchar su pregunta. Realmente no tenía ninguna intención de ser actor, ya que estar frente a las multitudes no me gustaba. Tampoco era algo que me molestara, pero no sentía tener suficiente talento para eso a pesar de que a lo largo de mi vida hubiese vivido un doble papel.

     

    ― Tal como lo pensé, eres cliente frecuente ― le dije a la chica mientras observaba tomar asiento al igual que Madeleine, mientras escuchaba el sobrenombre que la chica me había puesto apenas hacía poco tiempo ― y yo también espero no utilizarlo ya Madie, aunque realmente a quien le incomoda no es a mí ¿Verdad?

     

    Mientras pasaba una mano por mi cabello desordenado, miré hacia el frente para escuchar las palabras de los profesores ante la inauguración que al parecer estábamos a punto de presenciar y sonreí un poco cuando me acordé de algo. Posteriormente escuché a las chicas conversar entre ellas y levanté una ceja mientras las miraba extrañado, al reparar en algo que hasta el momento no me había puesto a pensar.

     

    ― ¿Así que son hermanas ustedes? ― pregunté con un poco de ironía en mi voz ― creo que les empiezo a encontrar parecido.

  5. En la sexta planta siendo curada por Bodrik

     

     

    Mi pregunta no se había escuchado debido al tono tan bajo con el que la había pronunciado, por lo que solamente suspiré cuando sentí que mi cuerpo era sanado gracias a los hechizos que la fenixiana había realizado con su varita. Mis heridas habían cerrado y ahora no tenía ni rastro alguno de heridas. Lo único ahora eran los recuerdos, pero había un motivo por el cual no podía olvidar aquello.

     

    ― Gracias... ¿Me conoces?

     

    Mencioné cuando pude hablar con más claridad y me senté sobre la camilla. Me reí interiormente al hacerlo, ya que al igual que los pacientes que trataba, yo sentía la misma necesidad de salir de ahí lo más pronto posible. Los hospitales me causaban incomodidad, pero en aquella ocasión la sensación era tal, que necesitaba alejarme lo más rápido posible. Era algo extraño, ya que jamás me había sucedido.

     

    ― ¿Ya estoy bien?

  6. Gomita en la sexta planta con Bodrik

     

     

    No pasó mucho tiempo cuando una sanadora se había acercado a ayudarme. Hasta ese momento yo seguía todavía sin vida por lo que no me di cuenta de nada de lo que sucedía, ni siquiera de que había más pacientes en el hospital. Lamentablemente ahora yo no estaba en condiciones para ayudar a nadie, pero pronto estaría totalmente curada para retomar mis actividades como siempre.

     

    ― ¿Dónde estoy?

     

    Dije casi susurrando cuando abrí los ojos ya que volví a la vida y traté de acostumbrarme a la luz. Pero mi desconcierto no duró mucho tiempo, ya que las heridas que traía en el cuerpo me comenzaron a doler como nunca; a lo que simplemente cerré los ojos y me aferré a la camilla como pude. Esa clase de dolor lo había sentido en otras ocasiones, y siempre habían tenido que ver algunas batallas en las que se me ocurría participar.

  7. No des las gracias amiga +.+ acá estamos siempre para apoyarte hasta donde podamos +.+ y bueno, ese animalito sí es una ardilla boxeadora jajajajaja es el mejor refuerzo que pude encontrar para que muerda, patee a los que te quieran quitar lo que te mereces *O*

     

    Y bueno, acá seguimos con la porra, aunque por lo pronto ya no recuerdo ninguna pero bue...

     

    *Agito mis motas de porrista y salto* *O*

  8. Gomita en la planta seis

     

     

    Hacía mucho que no se me veía trabajando en el hospital, alrededor de una semana. En el sexto día de mi desaparición, aparecí misteriosamente gracias a un hechizo que me sacara de la prisión y terminé en San Mungo. Lamentablemente en aquella ocasión no iba a trabajar, ni tampoco de visita, sino que había terminado herida debido a multitud de hechizos y luego torturada en la cárcel después de que me resucitaran.

     

    En ese momento simplemente esperé sin sentir el paso del tiempo, mientras mi cuerpo permanecía en una camilla del pasillo. Si tenía suerte, pronto alguno de los sanadores del lugar podría ayudarme, de lo contrario tendría que esperar mucho tiempo por atención. Afortunadamente yo no era consciente de todo aquello ya que me encontraba sin vida.

     

    En ese momento la única visión que se tenía de mí era el de una chica de cabellos largos y negros que lucían totalmente desordenados; cuyas ropas se encontraban totalmente desgarradas y ensangrentadas por el efecto de las maldiciones.

     

     

    OFF:

     

    Ayuda XD

  9. Mikael

     

     

    No había pasado ni un minuto de girarme, cuando vi entrar por la puerta a una chica que en ese momento no reconocí, yo continuaba con mi ronda por todo el lugar y recordé aquella puerta naranja, tras la cual se encontraban los instrumentos musicales. En ese momento escuché los pasos de la chica y ya más de cerca, me di cuenta que se trataba de más ni menos que de Paú que me había saludado.

     

    — Hola — le respondí sintiendo el contacto de su mano en mi brazo — no te preocupes, yo tampoco te reconocí.

     

    Respondí entrecerrando los ojos al sentir su saludo de beso. Definitivamente tendría que acostumbrarme a todo aquello si quería adaptarme a vivir en ese lugar. Ahora me quedaba muy claro el hecho de que, por mucho, la gente del pueblo de Ottery era más cálida que las personas con las que acostumbraba a relacionarme. Obviamente era distinto, tomando en cuenta la profesión que desempeñaba, pero en fin.

     

    — Bueno de pronto me llegó el deseo de estudiar un poco algo diferente... — mencioné a Paú — ahh... ¿Mi hermana? No la he visto... tomando en cuenta que realiza varios trabajos "secretos".

     

    Comencé a inquietarme un poco, sabía un poco la existencia de la orden del Fénix, pero no me quedaba claro si ella ahora pertenecía a ese grupo o no. Sin embargo, había también otras dificultades que yo tenía con otro grupo que me preocupaba también. Por lo tanto, no podría saber si ella estaba con unos, con los otros, o tal vez simplemente mi gemela necesitaba un poco de paz...

     

    Para ese momento mi intención era dirigirme a la apertura del lugar e invité a la chica a venir conmigo, me senté en una de las sillas y luego suspiré preguntándome el paradero de Gomita. Afortunadamente hubo alguien que me había sacado de mi ensimismamiento, así que levanté la mirada y alcancé a notar la presencia de Madeleine, quien saludaba a su amiga y posteriormente a mí.

     

    — Vaya... — sonreí débilmente — ¿Acosador de cabezas? Suena interesante el nombrecito — le dije burlonamente — mi hermana no está, pero seguro pronto aparecerá — finalicé sin dar el menor signo de preocupación.

  10. Mikael

     

     

    La última vez que había venido a la escuela de arte lo había hecho acompañando a mi hermana. Ella amaba la música por lo que se quería inscribir, pero a mí no me agradaba la idea de hacerlo también. Curiosamente, la última vez que había entrado a la sala de música, nos habíamos llevado una interesante llamada de atención de uno de los elfos que trabajaban allí. Recordando todo aquello mientras me quedaba en el marco de la puerta, miré a mi alrededor como buscando algo.

     

    — "Sería más interesante si estuvieras aquí"

     

    Pensé mientras recorría la sala principal del lugar y suspiré al ver que todo se encontraba totalmente vacío. Si alguna ocasión alguien me hubiese dicho en el pasado que al final terminaría cediendo a los deseos de mi hermana, y no solo eso, sino que tomaría agrado por la música, lo habría tomado por loco. Sin embargo, hoy me dirigía a la recepción con una ficha idéntica a la de mi hermana pero con mis datos, y se lo entregué al encargado.

     

    — Espero no arrepentirme...

     

    Mencioné después de entregar mi ficha y caminar por la estancia, donde permanecí en silencio hasta que un presentimiento me hizo darme la vuelta para mirar a la entrada.

  11. Gomita

     

     

    — Déjame en paz... — le respondí a Akyza — no quiero hablar contigo y si los quieres pintar ahí tienes una crayola...

     

    Mencioné apuntando a un lápiz de color que estaba tirado en el suelo de la mazmorra. Estaba consciente de que pronto comenzaría la tortura y era algo que no quería, como nadie dentro de ese lugar pero posiblemente era inevitable. Aunque trataría de alargar el tiempo lo más posible para darme tiempo a salir, lo que esperaba que ocurriera pronto, ya fuese un rescate o un descuido de los guardias.

     

    — Yo no los conozco, nunca los he visto... seguramente por la máscara de luz que siempre tienen en el rostro, son anónimos — le dije burlonamente.

     

    Estaba segura de que aquello me acarrearía problemas, pero no me importaba demasiado ya que solamente deseaba estar sola para descansar. Aún me encontraba sentada sobre el suelo de la celda, encadenada y desarmada. Mi cabello un tanto despeinado por la batalla agitada que había tenido, caía cubriendo una parte de mi rostro. Era extraño que, a pesar de verme como neutral, continuaran afirmando que pertenecía a la orden.

     

    — Y esa máscara no la tengo yo... o tal vez sí pero no me había dado cuenta...

  12. Gomita

     

     

    El profesor continuó su explicación al ver que todos terminábamos la tarea anterior. Había dejado firmado el pergamino con las respuestas, pero todavía no sabía si estaban bien o mal respondidas. Mientras mi pequeño jarvey continuaba bajo mi silla comiendo papas en silencio, yo suspiré y retiré un mechón de mi cabello suelto que se me había ido al rostro y me impedía ver.

     

    ― "Los boggart..." ― comencé a pasar en mi pergamino las descripciones que nos hacía el profesor ― ¿Otra esfera? ― pregunté temerosa ― sobre mi cabeza no, por favor... ― pero afortunadamente las esferas que creara el profesor, se fueron al techo iluminando un poco más la estancia.

     

    Había apuntes, eso lo sabía, pero algo en mí siempre me había alentado a tomar notas a mi manera, de esa forma podría aprender un poco mejor lo que escuchaba en la clase. Así que mientras el profesor hablaba, yo describía las criaturas dejando un pequeño dibujo de ellas a un lado de cada definición. Yo seguí escribiendo mientras tarareaba en voz casi inaudible, mientras se escuchaban las masticadas de mi pequeño.

     

    ― ¿Bajar? ― dije al escuchar las palabras del profesor, tomé aire imaginando a lo que nos enfrentaríamos ― un... ¿Un boggart?

     

    Pregunté para mí mientras seguía a la chica rubia y a los demás, teníamos que bajar al piso inferior y recordé la cortina. Ahora mi pregunta sobre qué podría encontrar tras ésta se había disipado. Seguramente se trataba de una de esas horribles criaturas con las que ya me había enfrentado una vez, pero con la ayuda de un amigo. Era el momento de enfrentarlo sola, después de todo era la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras...

     

    ― ¡Edy! ― dije sorprendida al ver que mi animalito del tamaño de un hurón se me adelantaba ― si te descubren me castigarán...

     

    Pero mis palabras no surtieron efecto, pues el jarvey blanco siguió corriendo hasta posarse tras un baúl, muy cercano al que el profesor abriría más tarde. La primera en participar para alejar a su pero miedo era Sttefannie, así que saqué mi varita y esperé. Nada más abrió la caja el profesor Only, cuando inmediatamente salió la criatura y se transformó en una horrible serpiente, a la cual recordaba haber visto en alguna clase de Hogwarts.

     

    Afortunadamente la chica había logrado alejarlo y sonreí al ver la forma en que lo había hecho. Ahora sabía una utilidad más de los frascos. Mientras tanto, era turno de Cornelius, ya que cuando el profesor preguntó quién sería el siguiente, yo miré hacia donde Edyan estaba escondido y me asusté al verlo encogido y temblando. Me había dado pena por él, así que en lo que el joven Haughton se preparaba, yo abracé a mi animalito y lo escondí en la mochila.

     

    ― Por favor, no salgas de aquí o me sacarán de la clase.

     

    Le dije a mi animalito, y en ese preciso momento me sorprendí mucho al ver el boggart de Cornelius, el cual parecía ser una imagen de sí mismo reflejada en un espejo. Pero lo peor no terminaba ahí, sino que éste le decía varias cosas que a mí me habían asustado un poco. Todavía estaba perpleja cuando fue mi turno, el profesor volvió a abrir la caja para mí cuando me coloqué en posición y...

     

    ― Por las... ― me cubrí mi rostro inmediatamente sin soltar mi varita.

     

    Frente a mí, mis padres muggles yacían sin vida, a un lado de un mago que traía un arma de fuego. Las lágrimas de mis ojos no se hicieron esperar y mi mano tembló cuando levanté mi varita para deshacerme de la horrible criatura. Sabía que se trataba de una simple ilusión, ya que esto había sucedido hacía muchos años, pero todavía me seguía afectando demasiado. Aún así levanté mi varita y le apunté.

     

    ― Ri... ¡Riddíkulus! ― grité con convicción.

     

    De inmediato aquella horrible escena de mis padres se encogió, se transformó en más ni menos que en Edyan, mi pequeño jarvey blanco, el cual salía deslizándose sobre un pequeño cochecito de baterías propiedad de mi hermano Mikael. Aquello me hizo soltar tal carcajada, que el miedo se me quitó de inmediato, y el boggart se desintegró y regresó al baúl que el profesor Only cerró inmediatamente.

     

    ― Lo logré... ― dije mientras limpiaba las lágrimas de mis ojos, pero de inmediato escuché las cosas que dijo mi compañero de clase y lo miré desafiante ― ¿Qué fue lo que dijiste? ― él acababa de llamar sangre sucia a otra de nuestras compañeras (Steffannie), y eso me había provocado ― eres un... ― tomé aire para no insultarle ― ¿Sabías que tienes a una de ellas aún en tu propia familia? ― le dije con furia en la mirada mientras le apuntaba con la varita.

  13. Gomita

     

     

    — Ay Merlín...

     

    Mencioné al darme cuenta de que no estaba vigilada por una mortífaga, sino por dos. Akiza y Blackimse estaban ahí. O eso era lo que mi mente confundida me estaba mostrando, Akyza se reía de mí y de mi bando al mencionar el sobrenombre que siempre nos ponían. Afortunadamente no podían comprobarme nada, y mi nombre no les sería útil, dado que yo había caído a la prisión como civil, ni la máscara de luz tenía.

     

    — Me duele todo... — pensé dando un largo suspiro y me estiré un poco para darme cuenta de que me volvía a doler — no me puedes comprobar nada porque, tenga la cara que tenga, eso no da pie a las especulaciones que tienes — le respondí a Akyza y luego miré a la otra mortífaga — ya no tengo nada que decir — finalicé, ya que sabía que "todo lo que dijera sería utilizado en mi contra" — ¿O acaso ya encontraste la credencial que me identifica como fenixiana?

     

    Me atreví a burlarme mientras miraba fijamente a la mortífaga, en el mismo momento en que ésta me apuntaba con su varita. De pronto las ganas de dibujar, rayar y hacer actos de bandalismo se me habían quitado tan rápido como llegaran. Era extraño que luego de haber creído ver a algunas de mis compañeras (Arianne y Roxanne), me encontrara sola tan pronto.

  14. Gomita

     

     

    Me quedé recargada contra la pared fría, cerré los ojos ya que me sentía muy cansada y suspiré hondo. Aquello que estaba sucediendo no era posible ¿Cómo fue que me dejé atrapar? Ya me había estado salvando en varias ocasiones, pero al final terminé muerta y encerrada por los mortífagos, quienes se empeñaban en decir que era una fenixiana. Afortunadamente no podían confirmarlo ya que no traía la credencial que me acreditaba como tal.

     

    ― Dango, dango, dango, dango...

     

    Y detuve mi canción. Abrí los ojos y me quise poner de pie al sentir una extraña presencia en el interior de mi celda. No tenía la menor duda de que posiblemente los fantasmas no se harían esperar, ya que ese lugar había sido testigo de innumerables y terribles actos homicidas. Sin embargo, lo que me ponía nerviosa era no saber si estos espectros eran amigables o no.

     

    ― ¡Por Merlín! ― grité de repente y me puse de pie.

     

    Miré a mi alrededor y no podía ver a nadie, pero había sentido la presencia y escuché cuando me hablaba. Luego alcancé a ver el fantasma de Ariane y quise correr. Lamentablemente mi deseo se vio frustrado gracias a la presencia de las cadenas que me tenían atada. Mi terror fue mayúsculo cuando me di cuenta de que mi amiga me atravesaba.

  15. Gomita

     

     

    No me di cuenta en qué momento me había quedado dormida, mientras los gritos de hechizos y gemidos resonaban entre esos muros. El primer día de mi captura había llegado con ciertas sensaciones extrañas, muy parecidas a la euforia, pero hoy las cosas eran muy diferentes. Había caído en cuenta que me encontraba encerrada y no sabía para cuándo podría salir, recordé las torturas de las reclusiones anteriores y me dio un escalofrío.

     

    ― Pensé que estaba soñando...

     

    Mencioné mientras observaba a mi alrededor sin tener la mínima idea del por qué me encontraba encerrada. Era obvio que se sospechaba mi apoyo a la orden del fénix, pero jamás creerían que yo misma formaba parte de ese grupo. En ese momento me encontraba como una simple neutral, sin máscara y totalmente indefensa, rodeada de dibujos, carteles y una bolsita vacía de papas fritas.

     

    ― ¿Hay alguien más ahí?

     

    Era divertido fingir demencia, pero ahora que me encontraba un poco más consciente de lo que podría pasarme, tomé aire y me recargué en el muro frío.

  16. Gomita

     

     

    ― Y dale con que somos fenixianos... ni que tuviésemos tatuado en alguna parte...

     

    Recordé cuando miré el momento en que Patrick había descubierto su antebrazo dejando visible la maca tenebrosa. Resoplé cansada, continué sentada en el suelo, realmente ya no sabía qué hacer, así que me busqué en las bolsas de mi falda y sonreí al escuchar algo que crujió. Luego levanté la mirada en dirección a la reja de la celda y, mientras sacaba mi bolsita de papas fritas, me reí bajito y comí una.

     

    ― ¿Alguien quiere? ¡Que role!

     

    Y lancé la bolsita bien cerrada por entre los barrotes de la reja, ésta se fue y entró directo a la celda de Maddie. Cuando ella tomara las papas podría pasarlas a Paú. Luego suspiré y cerré los ojos mientras me recargaba al muro de espaldas. La verdad era toda una locura, apenas llevaba un día y ya estaba desesperada. Definitivamente necesitaba algo en qué entretenerme...

     

    http://media.tumblr.com/tumblr_l8en49DXnS1qb52l0.jpg

     

    ― Dango, dango, dango, dango...

     

    Canté en voz baja mientras dibujaba a esos populares frijolitos en el piso de piedra de la prisión. Si de plano creían que me estaba volviendo loca, pues entonces que lo pensaran así, mejor para mí... mientras tanto yo sonreí al recordar a la amiga que me había recomendado el anime muggle, sin saber que era la misma chica que ahora se escondía tras de aquella máscara mortífaga y se encontraba de pie enfrente de mí.

  17. Gomita

     

     

    No sabía si era de nervios o porque de verdad eso me hacía gracia, pero comencé a reírme como una histérica. El eco de mi risa se alcanzaba a escuchar en todas las celdas cercanas y me di cuenta que me estaba pasando de la raya. Mientras escuchaba murmullos, risas maquiavélicas y demás, me quedé en silencio para verificar que mi deducción era cierta.

     

    ― ¿Están?

     

    Y en ese momento escuché un nuevo sonido y volví a gritar con todas mis fuerzas.

     

    ― ¡¿Quién vive?!

     

    No sabía qué hacer, hasta ese momento ignoraba quiénes estaban encerrados dentro de Nurmengard junto conmigo, ya que había tenido la suerte de terminar dentro de una celda para mí sola. Perfecto, lo que jamás conseguí viviendo dentro de mi pueblo no mágico en casa, lo venía a "disfrutar acá". Y hasta con cuidador profesional y toda la cosa...

     

    ― Si mi mamá supiera que mi tendencia bandálica aumenta cuando me aburro... ― mencioné cuando me llegó a la mente una imagen.

     

    http://img11.imageshack.us/img11/8185/fnixrulz.jpg

     

    ― Encerar, pulir, encerar, pulir, encerar, pulir...

     

    Mientras estuviese acá, al menos las paredes de Nurmengard lucirían menos tétricas... aunque me gustaría saber cómo es que los mortífagos limpiaban los recuerdos que muchos de nosotros dejábamos en los muros. Pero en ese momento recordé que estaba acompañada.

     

    ― ¡Ay! ― me quejé cuando Akiza me pegó con su varita ― bueno, al menos ya sé cuál es mi suerte... ― continué ― ¿Mis ideales? Creo que éstos... no sé de dónde sacas que apoyo a los fenixianos... ¿Se me nota?

     

    Sabía que esto me provocaría más problemas...

  18. Gomita

     

     

    Mis horas muerta en la prisión se habían terminado. No supe en qué momento una de las mortífagas se había acercado a revivirme, pero seguramente ni aún así me sentiría más tranquila ahí dentro. Cuando me hizo despertar, abrí los ojos con mucha dificultad, ya que la luz me lastimaba un poco; pero cuando logré acostumbrarme levanté la vista y alcancé a reconocer una figura enmascarada.

     

    ― ¿Y tú quién eres?

     

    Y miré hacia un lado, alcancé a ver las paredes y me reí bajito. Traté de contenerme pero no podía, los recuerdos de aquél día cuando me capturaran por vez primera me llegaron a la mente. Aquella noche fría cuando me abandonaran dentro de la celda sin comida, bebida o ningún tipo de diversión. Alcancé a ver mis antiguos grafittis en los que me había entretenido mientras lograba escapar o que me rescatasen.

     

    ― ¡Ese es Edy! ¡Debí ponerle fecha!

     

    Y entonces mis rodillas se doblaron, me sentía tan débil que no podía más, así que me quedé sentada y atada contra el muro, mis manos aprisionadas por grilletes unidas a cadenas que me mantenían sujeta. En ese momento recordé mis crayolas, con las cuales me entretenía dibujando en las piedras del jardín de mi casa. Ya me sentía toda una artista dejando pinturas para la posteridad. Rápidamente dejé un recuerdo casi imposible de borrar.

     

    http://i.imgur.com/AULI5.jpg

     

    ― ¿Te gusta? ― pregunté a Akiza cuando terminé ― este... apoyar am... ¿A quién? ¿Por qué me acusas? ¿Me sabes algo? ― luego recordé algo y me puse a gritar ― ¡Enana, cachetona, superpoderosa!

  19. Sí!!!

     

    Ero tímida a veces, pero con la gente que agarro confianza no tanto, de hecho ya no me cuesta tanto trabajo. No sé si sea timidez o "antisocialidad" XDDD pero el caso es que muchas veces prefiero estar sola para no sentirme incómoda. Últimamente yo me obligo a salir, a convivir y demás, así que bueno... a echarle ganas XDDD

     

    Y claro que golpearé y dejaré lleno de moretones a quien se meta contigo, nada más deja que se atreva y lo lamentará ¬¬

     

    *Llega mi refuerzo*

     

    http://spc.fotolog.com/photo/28/33/109/rare_world/1193712406_f.jpg

     

    Ahora sí no podrán con nosotros!!!!

     

    ÁNIMO PAÚ, NO TE DEJES VENCER!!! MUÉRDELOS SI ES NECESARIO PERO NO DEJES QUE TE QUITEN LO QUE ES TUYO

  20. Caminé decidida hacia la sala de las apuestas, nunca antes había hecho esto, ni siquiera en el mi pueblo no mágico donde viví buena parte de mi vida. Sin embargo me había dado cuenta de la forma en que se hacía y después de tener los requisitos escritos en un trozo de pergamino, me animé mientras miraba al resto de las personas que también hacían sus apuestas.

     

    - ¿Qué es eso?

     

    Claramente alcancé a notar una especie de cabina, muy parecidas a las de los teléfonos muggles y me acerqué a la multitud de personas que se encontraban en torno a ella esperando su turno. Hasta ese momento comencé a sentirme un poco nerviosa, pero esperaba no estar haciendo nada mal. Tomé aire mientras miraba cómo era la mecánica y cuando me tocó mi turno entré.

     

    - ¿Hola? - mencioné al marcar los números - soy Gomita Haughton Westrong y vengo a hacer una apuesta... sí... a Paú Gryffindor y Madeleine Rambaldi - mencioné cuando me respondieron al otro lado de la línea - gracias.

     

     

    Nick con enlace a la Ficha de Personaje: Gomita Haughton Westrong

    Número de bóveda personal con Enlace a la misma: No. 89251 Bóveda Gomita

    Nick del jugador por el que van a apostar:

     

    1. Paú Gryffindor ---> 250 galeones

    2. Madeleine Rambaldi ---> 250 galeones

     

    Galeones que van a apostar: 500 en total.

     

    Una vez que confirmaron mi transacción, salí del lugar un poco incómoda. Odiaba las apuestas pero en esta ocasión era sumamente importante que mis amigas tuviesen mi apoyo, así que lo hice sin pensarlo dos veces. Solamente esperaba que aquello no hubiera tenido ningún error, y que las cosas se concretaran como quería.

     

    - ¿Qué fue lo que pasó para que ahora las cosas sean de esta manera?

     

    Me pregunté con tristeza. El Ministerio y el pueblo mágico en general eran un total caos, nada de lo que había conocido era como entonces... como cuando decidí regresar al lugar de donde soy. Era verdaderamente deprimente ver el giro que daban las cosas gracias a ciertas decisiones, las cuales no siempre habían sido las más acertadas...

     

    - Por Merlín... que esto termine pronto...

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  21. Gomita

     

     

    Otra vez encerrada entre esas cuatro paredes. La humedad se hacía patente pero mi cuerpo sin vida no podía sentirla, ya que simplemente se habían dignado a venir a dejarme, pero no de resucitarme. Mientras tanto el tiempo transcurría y yo seguía atada de manos y pies en una de las celdas de Nurmengard, sin saber lo que me esperaba. No al menos hasta que alguien fuese a despertarme.

     

    En esta ocasión había tenido bastante mala suerte, aunque obviamente igual que la anterior, ya que me había quedado sola. Sabía que había sido una locura pero aún así no pensé en nada más que en defenderme a lo loco, lanzando hechizos a diestra y siniestra sin importar lo que los enmascarados dijeran de mí. Ahora pagaría mi burrada durante cinco largos días prisionera dentro de la cárcel.

  22. Sexta planta dando de alta a Pandora ^^

     

     

    Pronto el semblante de la fenixiana había recuperado color, podía ver su respiración acompasada y suspiré más tranquila. Mientras tanto miré hacia un lado, en la cual estaba la carretilla en la que alguien había llevado a la chica. Jamás había visto algo así, pero seguramente era una situación de vida o muerte, lo cual estaba comprobado, y la persona que se le ocurrió no encontró taxi ni el autobús noctámbulo.

     

    ― Jamás imaginaré cómo se veía llevando un cadáver por las calles de Londres...

     

    Negué con mi cabeza para sacarme la idea, era muy grotesca pero al mismo tiempo cargada de tanta gracia, que estuve a punto de reírme. Y sabía que no podía hacerlo, puesto que esto era un caso serio, ya que Pandora había sido atacada de nuevo y tenía una clara idea de quién podría haber sido el o los culpables. Ahora que la fenixiana se recuperaba, me senté en una silla al lado de la cama a verla cuando despertó.

     

    ― Hola... ¿Cómo te sientes? Si la respuesta es buena podrás irte. No te creas, toma.

     

    Le hice la broma, seguramente diría que sí aunque no fuese verdad, por lo que ya tenía lista la hoja de alta y se la entregué. Mientras yo terminaba con el expediente clínico para llevarlo al archivo. Qué difícil era la vida de un fenixiano, qué complicado era no salir de las batallas, las heridas y las largas estancias dentro de un hospital. Mientras pensaba eso, mi mirada se desvió nuevamente a la carretilla.

     

    ― Eso fue una idea estupenda... ― me reí bajito ― pero ahora... ¿Qué podré hacer con ella?

  23. Sexta planta despidiendo a Harry y recibiendo a Pandora

     

     

    ― No des las gracias, para mí es más que suficiente saber que pude ayudarte.

     

    Mencioné a Harry, quien estaba dispuesto a retirarse del hospital. Realmente me emocionaba mucho saber que podía ser útil dentro de mi bando salvando personas. Aunque a veces mi estado de ánimo lo ponía en duda, cada vez que un fenixiano salía curado de la planta me lo confirmaba de nuevo.

     

    ― Y ten cuidado...

     

    Mientras lo veía irse, yo terminé de arreglar la habitación, salí al pasillo y me dirigí a la pequeña cocina de la planta. Moría de hambre así que me preparé unos ricos tacos para comer mientras tuve oportunidad, pronto estaba comiendo tranquilamente frente a una pequeña mesita. Cuando terminé, salí al pasillo con los expedientes.

     

    ― Otra vez entrar ahí...

     

    Mencioné mirando al área de archivo sin mucho ánimo de entrar. Cada vez que se me ocurría, un extraño portal me llevaba al pasado y era imposible para mí regresar pronto y, aunque sabía que siempre podría volver, esos viajes cada vez me daban miedo, pero aún así entré para dejar los expedientes. Estaba a punto de entrar cuando me sobresaltó un ruido.

     

    ― ¿Fantasmas? ― me pregunté sin asomarme al pasillo cuando escuché las rodadas de algo que no lograba reconocer como una silla o una camilla con ruedas ― ay Merlín... dime que no estoy en el Hospital de la Muerte o me dará un infarto...

     

    En ese momento escuché un grito de alguien y suspiré aliviada cuando reconocí mi nombre. En ese momento salí corriendo al pasillo pero cuando llegué ahí ya no había nadie, así que me puse a revisar habitación por habitación hasta que di con Pandora, pero lo que me sorprendió no fue su presencia, sino en lo que estaba recostada la chica.

     

    ― ¿Pero qué rayos pasó?

     

    Inmediatamente hice un hechizo de levitación para ponerla en una camilla y comencé con el tratamiento cuando logré colocarle una bata de hospital. Ahora necesitaría las diferentes pociones que utilizaba, más una mezcla de hechizos de curación para que poco a poco pudiera volver a la vida.

     

    ― Ay menos mal... ― mencioné cuando me di cuenta de que Pandora ya estaba recuperando su color.

     

     

    OFF:

     

    JAJAJAJAJA

  24. Hola *O*

     

    Mí querer tutoría de rol, acá traigo mis antecedentes penales deja ver *esculco en mi mochila, saco bolsas de papas, de palomitas, unas bolsitas de salsa picante* estaban por aquí... *sigo rebuscando en mis cosas, saco un abrigo, mi varita, un bezoar, un frasco de poción* acá!!!

     

    Tutoría que solicita: Rol.

    Nivel de conocimiento que posee: Básico.

     

    Listo, gracias *O*

  25. Sexta planta dando de alta a Harry

     

     

    Después de haber atendido a Lainë y despedirla del hospital, regresé a la habitación con Harry, quien se encontraba descansando después de la serie de tratamientos que le di para regresarle la salud. Cuando caminé por el pasillo en dirección a a habitación del fenixiano, me di cuenta que éste se hallaba totalmente vacío. Hacía mucho tiempo que no me había aventurado en ese viaje al pasado para ver a mi colega ancestral.

     

    ― Espero que ya haya despertado...

     

    Mencioné cuando abrí la puerta y entré. Sonreí y al ver que todavía dormía, me puse a arreglar la habitación, retirar los frascos y botellitas de las pociones que había usado, y también coloqué mi varita en el bolsillo de mi bata. Ya no tenía pacientes en problemas, por lo que pude esperar tranquilamente en la habitación del fenixiano hasta que despertó y al verlo sonreí.

     

    ― Qué bueno que ya estés mejor ― me reí bajito ― sí, ya puedes irte... cuídate mucho ¿Quieres?

     

    Le dije mientras le entregaba su ficha de alta. Yo sabía que como miembro de un grupo tan importante, tenía muchas obligaciones que debía cumplir.

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