Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM)

[Hecate Engosvezhof]

Asentí con la cabeza y con una sonrisa ante lo dicho por mi tía...

 

- ¡Claro! ¿Porqué no iba a volver? - pregunté curiosa. Mientras seguíamos recogiendo, pero ya faltaba poco para terminar.

 

- Me gustaría tomar algo, pero me temo que la sala de descanso estará ocupada durante un buen rato - gruñí por lo bajo. A mí, que me apetecía algo fresquito.

 

- Pues...

 

Me quedé pensando ante la pregunta que me estaba haciendo. Aunque la última y me la quedé mirando.

 

- ¿En serio quieres aprender magia oscura? - Pregunté curiosa. Si no fuese que no me gustaban las mujeres podría darle un beso. Pero claro enseñar a alguien más ese conocimiento sin prejuicios de por medio, para mí era motivo de orgullo.

 

- Verás -tomé unos libros y los coloqué en sus respectivos estantes- en la Academia enseñaba los magos tenebrosos que hemos tenido en la historia de la magia oscura, además de hechizos, y sobre todo la magia de los horrocruxes. No cómo se realizan, sino el poder que contenían. Además tratábamos la magia de la maldiciones imperdonables - me encogí de hombros- era un tema bastante variado a decir verdad - dije con una sonrisa.

 

- En la magia oscura hay un montón de variedad, no sé lo que querrás saber en exactitud. Pasa lo mismo con los hechizos. Te podría enseñar, sí... Pero tendrás que aprender todos los riesgos que conlleva el realizar magia oscura -comenté con severidad.

 

- Los hay muy útiles, sobre todo para averiguar maldiciones en objetos. Eso sí podría serte útil y añadirlo a tus conocimientos de sacerdotisa. Sería más bien, complementario -le sonreí ahora. Seguro que ahora se lo pensaría mejor a la hora de aprender.

[Anthony R. Dracony M.]

La elfina seguía tomando me de la mano después de que habíamos aparecido enfrente de aquel lugar. Me desice de su mano y arregle mi ropa con algo de molestia.

 

Su intención era buena, tenia que reconocer que eran buenas ideas las que tenia H. Verde, pero que no me permitiera ir solo me hacia sentir como un pobre inválido. Cosa que no era cierto XD

 

Esperaba que mi conducta pronto fuera más normal o lo suficientemente aceptable para poderme librar de ir a todos lados acompañado de aquella solicita elfina.

 

Trate de no preocuparme por su compañía, mire con detenimiento el local pero nada de lo que observaba me parecía ni remotamente conocido, entonces supuse que lo que quería la elfina era que me encontrará con alguien...podía preguntárselo a la elfina directamente pero no me venia en gana pedirle ayuda para todo, le demostraría que podía valerme por mi mismo, no necesitaba de su contante cuidado.

 

Entre al local y salude en general: ---Buenas tardes.

[Hecate Engosvezhof]

Parecía que Sagitas estaba procesando la información que le había dado sobre mis propias enseñanzas en la antigua Academia. La verdad, no entendía el hecho de mostrar tanto interés en dónde la mayoría de magos y brujas, despreciaban ese arte por considerarlo malvado. Bueno, a decir verdad, las maldiciones imperdonables eran eso, imperdonables y castigadas con severidad por el Ministerio. Así que, era una parte de la magia que sólo daba muy por encima. Yo sí sabía realizarlas, pero lo había hecho en contadas ocasiones.

 

En esos momentos, nuestro silencio había sido interrumpido por un joven que había entrado a la tienda. Levanté la vista y me fijé que era Antoni, que había venido y al parecer a comprar.

 

- ¡Hola Antoni! - saludé con efusividad. Guardé los pergaminos en la capa y comprobé que el suelo ya apenas, tenía libros tirados. Tomé un par de ellos y los devolví a sus estantes originales.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Tenia que liberar mi mente de todo pensamiento o definitivamente iba a explotar como una mala caricatura, así que decidí que lo mejor que podía hacer por mi y tal vez por mi mal genio era concentrarme en un libro, solo que ninguno de los libros que tenia en casa me estaban ayudando a controlarme y definitivamente si tenia que dar una vuelta mas en mi cuarto me volvería loca y mataría a alguien de muy mal modo.

 

Por eso lo mas sano que podía hacer para evitar se condenada por asesinato premeditado en una corte mágica, era dirigirme a la librería y conseguir algo en que ocupar mi mente y que definitivamente me alejara de toda tentación de asesinar. Y tal vez conseguir algo productivo o buscar entre tantos libros que le llegaban a mi madre a la librería a ver si lograba encontrar algo nuevo sobre el demonio o la infección que me afectaba, abrí la puerta y me concentré solamente en respirar el olor a libros y papel, traté de relajarme.

 

-Buenas.... ¿Alguien que atienda?

[Sagitas E. Potter Blue]

Mi pregunta había sido inocente, lo juro. No quería sonsacar a mi sobrina sobre lo que sabía o no sabía de hechizos, para conocer algo más su forma de ser. En realidad, intentaba buscar un puente en el que estuviéramos unidas, ya que el tema de Matt siempre nos alejaba y acabábamos tirándonos de los pelos. No entendí eso de que la sala de descanso estaría ocupada hasta que recordé a mi sobrina y a su novia en el interior.

 

-- Huuum -- gruñí. Cierto, se me había olvidado. Y mira por donde ya teníamos algo en común que odiábamos, que nos podía unir en vea de alejar: nos molestaba la presencia de Lisa. -- Huuuum -- repetí.

 

La reacción de Helike ante mi interés por la Magia Oscura me sorprendió. Intenté no retroceder aunque me dio la sensación de que iba a ser abrazada y puesta a dar botes de alegría como no me cuidara.

 

-- Bueno, aprender, lo que se dice aprender... Digamos que es algo que me gusta conocer y que sé algunas cositas más de las que reconozco pero... Sí, me gustaría saber más.

 

La dejé hablar mientras ponía libros en las estanterías. Yo llevaba dos en la mano que sólo sostenía, sin guardar, mientras ella hacía el trabajo. Soy lista...

 

-- Oh, qué tostón -- exclamé. -- Lista de magos tenebrosos. Naaaa, yo prefiero la magia activa. La historia de la magia me parece de lo más aburrida. Pero eso de hechizos, imperdonables, horrocruxes... Me encanta este tema. Podríamos hablarlo en la...

 

Miré hacia arriba. Maldición, ocupada... La parte de los niños. Hay taburetes para que se sientan y lean un poquito, aunque como no hay ninguno ahora, pues..

 

Sonreí. Buen lugar, el de los niños, para hablar de maldiciones imperdonables.

 

-- Me puedes enseñar lo que quieras, Heliké.

 

Por fin un tema con el que no acabaríamos peleándonos. Pero entonces, sentí la voz de mi sobrino Antoni, así que tendríamos que apartar la enseñanza para más tarde. Coloqué los dos libros que llevaba en la mano mientras Heliké le atendía. Esperaríamos a que acabara de atenderle para que me enseñara, y si era posible de forma práctica, un par de hechizos oscurillos. Entonces sentí la voz de mi hija.

 

-- Demonios... Está visto que vamos a tener que aparcar el estudio de las Artes Oscuras -- murmuré. Después elevé la voz. -- Ya la atiendo yo, Heliké.

 

Me acerqué a ella y le saludé.

 

-- Hola, hija, ¿qué necesitas de la librería que ya no es mi librería pero que sigo atendiendo como si fuera mi librería?

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

-¿Ya no es tu librería? ¿Porque? ¿Desde cuando? - le pregunté a mi madre mientras le daba un abrazo a modo de saludo y trataba de relajar mis hombros y mi cuello, estaba estresada y de mal humor pero eso no quería decir que lo fuera a pagar con mi madre o a tratarla mal, primero porque no era de las que me desquitaba con otros y segundo porque mi madre aun podía darme una tunda solo por contestarle de mal modo.

 

-Estoy buscando información, nuevos libros o antiguos libros sobre demonología, ya sabes necesito buscar mas información sobre los parasitarios a ver si logro encontrar algo nuevo - le dije mientras miraba la librería y los estantes, no me cabía en la cabeza de que el negocio ya no fuera de mi madre sabia que había estado tiempo fuera pero no lo suficiente para que todo hubiera cambiado tanto y no podía quedarme con la duda,- ¿Porque ya no es tu librería?

[Sagitas E. Potter Blue]

Arqueé una ceja. ¿Es que no lo sabía? Una mirada triste cruzó mi rostro pero enseguida me repuse. Le señalé un par de sillas al lado de una mesa con ejemplares de revistas, para que el público pudiera leerlas sin necesidad de comprarlas, también había ejemplares de El Profeta, y me senté yo en una de ellas.

 

-- Ya sabes, las reformas, hija, las malditas reformas. De mis 18 negocios he tenido que quedarme con cuatro y el resto debía cerrarlos. Pero entonces, yo los he cedido a familiares y siguen abiertos. Oficialmente, son de otros, pero yo sigo por aquí, dando la lata y atendiendo a clientes.

 

La tomé de la mano, cuando me abrazó había notado algo. No es que Pere me hubiera dicho nada pero sí era cierto que soy muy intuitiva y conozco a mi hija a la perfección, para algo la había parido.

 

-- Supongo que sabes que me puedes contar lo que sea... Hasta de tu novio... Contigo a solas no reaccionaré mal, aunque si se pasa contigo, puedo volver a sacar mi ballesta...

 

Sonreí un poquito para contagiarle el buen humor.

 

-- ¿Demonios parasitarios? Leñe, eso parece más una consulta bíblica... Creo que había algo en la Sección Prohibida. Pero... ¿Por qué quieres saber de eso? ¿Buscas a alguien que haga un exorcismo?

[Xell Vladimir Potter Black]

¿Cómo sobrevivir a ese fuego que arde por dentro cuando estás junto a la persona amada? Los segundos me parecieron horas, las horas me parecían momentos demasiado rápidos para saborearlos en todo sus extremos. El placer inusitado por la caricia o por unas palabras musitadas al oído…

 

Hablar, no hablamos mucho, nuestros cuerpos querían otro tipo de diálogo, a saciar ese deseo nos dedicamos la una junto a la otra, dejando pasar el tiempo, saciándonos de nuestro tiempo alejadas. No sé cuando acabó todo, pero recuerdo la sonrisa satisfecha en mi cara cuando noté que hacía fresco en la Sala de Descanso.

 

- ¿Qué tal estás, Lisa? – pregunté, aunque era obvio que ambas estábamos bien. - ¿Quieres un café? A mí me apetece una tila de Romero, ayuda a recuperar fuerzas.

 

La sonreí y me fijé en sus ojos. Eran bellísimos. Pero tal vez era de volver abajo, a la librería. Seguro que alguien nos echaría de menos.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Frunci el ceño, que mi madre por las reformas perdiera catorce negocios era demasiado, si que le había afectado, al menos esperaba que las cosas no representarán una gran pérdida monetaria para ella:

 

-Al menos espero que sigas siendo socia de los negocios, aunque los hayas cedido, y que no sean una gran pérdida para ti.

 

Me frote la frente y las sienes, sentía palpitar mi cabeza, no sabía si de la rabia que tenía dentro o de la infección aún así nunca toleraba las jaquecas, trate de sonreirle a mi madre por lo de la ballesta, suspire. No se porque me molestaba en ocultarle algo a mi madre, me cruce de brazos.

 

-No, con Sean las cosas están bien, es solo que me fastidia las atribuciones que la gente del pueblo a veces se toma - dije sacando un papel del bolsillo de mis pantalones y teniéndoselo a mi Madre:

 

-Me llego este anónimo a la casa, solo me saco el mal genio. - Mire alrededor de la libreria y le conteste a lo referente de mi consulta.

 

-No necesito un exorcismo, necesito mas información de ellos, a parte de lo que escribió mi padre no he encontrado otra mención y debo saber como encontrarles para matarlos.

Editado 24 de Mayo del 2015 por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

[Fydha Guilty]

Hoy hace bastante calor por aquí, al menos a esta hora tan temprana el callejón no se llena tanto de gente pero los edificios evitan la entrada al viento cosa que me desagrada un poco. A pesar de haberme puesto un vestido corto no fue suficiente para soportar el calor, y eso que la tela es bastante fina, debí haber elegido otro vestido que no tuviera mangas.

 

Ninguno de estos puestos me llaman mucho la atención realmente, muchos son cosas que te esperas encontrar y que son útiles pero ahora mismo solo me apetecía alejarme un rato de la gente. Mis ojos grises parece que encontraron la solución a mi problema cuando hayaron un mar de libros saliendo por la ventana de uno de los locales, por un momento me pareció que eran libros de verdad pero luego llegué a la lógica de que solo era una escultura, bastante ingeniosa sin duda.

 

Con curiosidad me decido a entrar, no parecía haber mucha gente en ese lugar y el fresco del local me invadió, sin duda era una sensación muy distinta y agradable a la de afuera. Cuando recorrí la vista por aquel lugar me fijé en aquellos libros apiñados en el suelo, eso me recuerda a la biblioteca de mi casa, mi madre siempre andaba cogiendo libros y nunca tenía tiempo de recogerlos, por un momento me invadió una sensación familiar y acogedora.

 

Hace poco que dejé mi casa atrás y ya la extraño, pero comparando también el lugar en donde estaba prefiero este sitio sin dudar. No es momento ahora de volver al pasado, hecharé un vistazo a ver que encuentro, igual veo algún libro interesante, quien sabe.