Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM)

[Xell Vladimir Potter Black]

Me había alegrado mucho estar con la tía Cye, ella parecía triste así que la abracé todo lo que pude para que ella mejorara el ánimo, pero también porque yo necesitaba estar con ella.

 

- Tía, parece que algo va mal en la librería. Ya conoces a la tía Sagitas, siempre con problemas. Ahora se mete con la prima Heliké porque está saliendo con el primo Matt. ¿Lo sabías? Pues está malhumorada por eso. Voy a ver lo que sucede. Enseguida vuelvo, tíita.

 

No me dio tiempo de más pues un montón de libros me cayeron encima. No sé como había sucedido, ¿habría empujando una de las estanterías por el camino? No, no lo recordaba, pero los libros me taparon sin saber como habia pasado. ¡Pesaban mucho!-

 

- ¡Socorroooo! ¡Mamiiiiii!

 

Sentçía la voz de la prima Heliké, de Matt, de la tía Sagitas y de mi madre. Pero en este momento sólo confiaba en Reena para que me salvara.

[Hecate Engosvezhof]

Y lo que menos me esperaba era que...

 

- ¡Se puede saber qué haces! - le grité a Reena al ver cómo me había lanzado semejante puñetazo. Me había dado en la nariz, la toqué, sentí que ésta bailaba peligrosamente...

 

- ¡ay! ¡Me la has rotooo! - moví la varita hacia mis fosas nasales y pensé en un par de 'episkeis' de urgencia. Al menos ahora, no se me inflamaría por lo menos, esperaba que estuviese como antaño. Sólo necesitaría un espejo...

 

- Quiero un espejo, ¿quién me da un espejoooo? - pedí, pero también escuchaba voces...

 

- ¿Xell? - Cuestioné, preguntando por mi prima, ¿dónde se habría metido? Seguro que debajo de una maraña de libros, tal y cómo me había pasado antes...

 

Pero por mucho que aprobase mi relación con Matt no iba a consentirle a mi prima Reena que me arrease...

 

- ¡¡Que sea la última vez que me levantas la mano!! ¡Te juro que por lo más sagrado, que te quemo en una pira! - le chillé ahora.

 

- ¡Te sugiero Reena, que en la próxima ocasión, no pongas magia oscura en los libros! - ahora estaba enfadada. Tenía la varita en la mano, bien podía amenazarla con magia, pero lo último que quería era dañar los valiosos tomos de la librería, que seguro costarían una fortuna en su reparación.

 

Y ahora llamé a la rubia...

 

- Xell, ¿Dónde estás? - me moví al lado derecho de uno de los estantes para ver si podía localizar el pelo rubio de mi prima.

[Reena Vladimir]

Los gritos de Heliké me resvalaron si ni siquiera afectarme en el momento en el que escuché a Xell.

 

Miré a mi alrededor y con la varita en la mano empecé a lanzar libros contra mi prima, de modo que los apartaba de mi camino y le daban a ella mientras buscaba a mi princesa y mascullaba que aquella ingrata destroza librerías no debería haberme hechado en cara la magia que guardaban mis libros.

 

-Cielo ¿Dónde estás? ¿Te duele algo?

 

Encontré un mechón de su pelo y lo seguí, mientras seguía apartando libros y escalaba la montaña que había hecho la Vampiro. Al final logré liberarle la cara y me asusté. Tenía varios cortes y moratones.

 

-Estás contenta? No sólo has destrozado el local, sino que has agredido a mi hija. Ahy cieloooo!!

 

Poco a poco fui desenterrándola mientras vigilaba de reojo a la castaña.

[Matt Blackner]

Me había encantado asustarlas. Sagitas había dado un salto, aunqeu Heliké no reaccionó tanto, una lástima.

 

- Un libro qeu te habla? maldito? a ver...

 

Me agaché a mirar. Reena también había llegado, pero de buenas a primas, los libros se nos vinieron encima. Me cogieron de espaldas, y hasta que no pararon de caer, no pude quitármelos de encima.

 

- Pero ahora por qué os peleáis? - exclamé sobresaltado, al ver como Reena golpeaba a Heliké.

 

Demonios...no tenía bastante con las peleas entre Sagitas y Heli....ahora también estaba Reena en ellas. AUnqeu al menos se desvió un poco la atención con Xell. A la pobre le había pillado de lleno y tenía algunos moratones y cortes. Saqué la varita y murmuré varios episkeys.

 

- Ha sido el libro ese....o los estantes están revelándose contra el orden. Todo tiene arreglo.

[Hecate Engosvezhof]

- ¿Pero qué? - farfullé furiosa, ahora Reena lanzaba libros pero hacia a mí.

 

- ¡ay! - uno de ellos me había dado en toda la cabeza...

 

- pero mujer ¡no fue aposta! - le grité, mientras Reena buscaba a su hija y yo intentaba hacer lo mismo. Al menos, los libros parecían que habían parado de tirarse de las estanterías.

 

- Ese maldito libro, como lo encuentre ¡lo quemo! - grité otra vez, enfadada.

 

Y ahora sólo quedaba buscar el dichoso tomo que estaba enterrado por la marañana de volúmenes caídos de los estantes, pero ésta vez, sin magia, no fuera a ser que por usar la varita, se nos cayese la librería encima.

[Reena Vladimir]

Le hice sitio a la niña hasta que estuvo liberada de los libros y la pude ayudar a salir del agujero, aunque me preocupara que se hubiera lastimado seriamente algo porque muchos de los volúmenes que había apartado eran de peso contundente y si te daban de lleno bien podían dejar a alguien sin sentido durante un rato.

 

-Si Matt todo tiene solución, pero si no se crea un problema, no hay por qué ponerse a buscarla.

 

Le aparté el pelo a Xell de la cara y me aseguré de que no sangraba, debía de haberse protegido con los brazos y me alegré, aunque tuve el tiento de no apretarle el codo por donde la sujetaba para ayudarla a avanzar.

 

-¿Puedo saber qué libro es el que buscas prima?

 

"Si hombre, iba ella a quemar un libro, por encima de mi cadáver"- pensé para mi misma mientras quitaba unos libros de encima del sillón menos enterrado que encontré y acomodaba allí a Xell.

 

-Qué te duele cielo?

 

De verdad que estaba preocupada y hasta que no me hablase no iba a separarme de ella, aunque probablemente quisiera un poco de agua para pasar el susto que nos habíamos llevado todos.

[Matt Blackner]

- Reena...sabes qeu familia somos. No buscamos los problemas...ellos nos encuentra. Deberíamos hacerlo nuestro lema, - dije, riendo.

 

Dejé que se preocupara por Xell. La prima parecía bien, al menos fisicamente, aunqeu tampoco hablaba no parecía tener heridas. Sin embargo Heliké gruñía enfurruñada. Me acerqué hasta ella por detrás, sujetándola.

 

- Cuando te pones gruñona me encanta, pero si le pegas fuego a ese libro aqui acabarás por montar una pira, y entonces creo qeu no solo te matara Reena, creo qeu hasta Sagitas y Xell se les unirían....puede qu incluso yo. - reí.

 

- Si supieras donde coceas las cosas... - murmuré mirando alrededor.

 

de pronto sentí algo. Aparté algunos libros con las manos y me uedé mirando uno que permanecía en un rincón.

- No será ese el libro que buscabas?

[Xell Vladimir Potter Black]

El papel pesa mucho y tienen razón. Todos aquellos libros encima de mi me chafaban y no me dejaban respirar. Pero desde allá dentro me sentí protegida pues llegaban todas las palabras. Me asusté cuando sentí la amenaza de la prima Heliké a mi madre.

 

- ¡¡Heliké!! - grité, para que me oyera. Nadie amenaza a mami, seguro que ella le contestaba bien feo. ¿Por qué no me sacaban en vez de pelearse?

 

Sentí ruidos y poco a poco el peso se fue haciendo más ligero. Alguien quitaba los libros de encima de mí.

 

- ¡Me duele todo, mami! - le dije. Quería hacerme la valiente pero no podía; sentía muchas ganas de llorar.

 

Reena me ayudó a salir y el primo Matt lanzó unos cuantos Episkeys que me hixieron sentirme mejor del dolor, pero no en mi espíritu anímico. Mamá me sentó en un sillón. Permanecí en silencio. Hablaban de un libro. Después, me preguntó qué me dolía. Me puse a llorar.

 

- Aquí, mami - y le señalé una costilla. Aunque lo que más me dolía era el corazón. No me gustaba las peleas entre la famiia.

[Reena Vladimir]

Me mordí la lengua en cuanto vi a mi hija echarse a llorar, sabía que era un poco aprensiva en cuanto a lo agresivo, pero había ocasiones en las que no podía evitar reaccionar de esa forma.

 

-Y Matt siempre tan diplomático...

 

Resoplé molesta mientras abrazaba a mi hija con mimo para no lastimarla mas. Le sonreí con cariño y le hice un encantamiento que ni siquiera notó. La cogí en brazos y la miré antes de tomar una dirección, esperando a que me dijera a donde quería ir.

 

-Quieres descansar o prefieres que te lleve a los santos mangos para que te miren por si acaso?

 

Yo por mi la llevaba pero tampoco quería imponerle nada, no fuese que me dijera que la trataba como una cría mimada, como si eso fuera algo malo. Ya suficientes veces me había demostrado que era una mujer hecha y derecha.

 

luego me giré hacia mi primo que parecía haber encontrado el libro del cáos (XD)

[Hecate Engosvezhof]

- Un libro de astronomía - le respondí a mi prima Reena. La verdad es que ahora no sabía dónde estaba ese coso, así que, no podía al menos lanzar otro accio, no fuese a ser que la cosa se pusiese otra vez más peligrosa. Tendría que buscar el libro a mano.

 

Parecía raro, ahora no escuchaba sus susurros, ¿sería que estaba fuera de mi alcance, y por eso no me afectaba? No entendía nada. Me fijé en que Reena fue a buscar a Xell de la maraña de libro en que se había convertido... Aunque no pude evitar sentirme colorada por el comentario de Matt, fruncí el ceño ante su amenaza, pero relajé el rostro al ver que sólo se estaba riendo...

 

- Ya, pero es que ¡no puedo con él! - agaché los hombros y la cabeza, desde que había empezado esa tortura... No podía sacármelo de la cabeza.

 

Necesitaba fumarme un cigarrillo y sobre todo pensar, hasta que volví a escuchar a mi pareja.

 

- ¿Eh? - Pregunté confundida. Dirigí la vista hasta dónde el me indicaba. Asentí con la cabeza y apreté los labios.

 

- ¡Ni se te ocurra tocarlo! - le advertí- ponte unos guantes protectores antes, por si acaso - sugerí. Aunque siendo jefe de magia indebida, estaba segura de que lo haría igualmente.

 

Mi prima la rubia me regañaba pero bueno, así éramos.

 

- Por favor, tened cuidado. Si a mí casi me vuelve loca... - me quedé callada un momento- y creo que desestabiliza la magia. No entiendo porqué no me funcionó ese accio de antes. Podría intentar algo, pero, seguro que no funciona, pero mejor que lo pruebe alguien que... Su magia no sea tan fuerte - seguro que me mandaban un par de libros a la cabeza. Todos los que estábamos ahí, teníamos el suficiente poder, pero bueno con un tomo como ese a saber lo que podría pasar.