Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM)

[Sagitas E. Potter Blue]

¡Eh, vale, vale! Una cosa es querer hacer las paces y otra diferente que mi sobrina me abrazara. Me quedé tiesa como un palo y con las manos extendidas, sin reaccionar, hasta que algo me hizo "plaf, reacciona" en la cabeza y cerré los brazos, susurrando un "ea, ea, no es para tanto".

 

-- Yo también quiero llevarme bien con la familia -- le dije, por fin, cuando estábamos arriba. -- No sé como empezó todo, creo que... Ejem... Creo que me puse un poquito celosa.

 

Y le hice el gesto entre los dedos pulgar e índice de la mano derecha, para enseñarle que era muy pero que muy poquito, casi nada. Había dejado el libro que había tomado para entender el tema de los juicios cuando pensé en lo que había dicho sobre el libro de astronomía.

 

-- Oye, Heliké. ¿Y desde cuándo sientes voces con un libro? A ver, en el mundo mágico se oyen y se ven muchas cosas, pero... Un libro de astronomía encantado que hable... Sólo se me ocurre que esté encantado y... ¡Oye! ¿Se lo has dicho a Matt? Siempre es bueno que él le eche un vistazo. La Magia Indebida es lo suyo porque... No, yo no oí nada de nada, excepto tus murmullos y tus patadas.

 

Me puse algo roja, no quería que pensara que le estaba llamando loca, ahora que íbamos a hacer las paces.

 

-- En serio, que te quiero mucho, Heliké, que quiero que me disculpes por las peleas y por intentar matarte con esa serpiente con patas que puse en tu cama y... La has encontrado, ¿verdad? O te aconsejaría que miraras bajo la cama antes de meterte en ella esta noche...

[Hecate Engosvezhof]

Sonreí al escuchar su comentario. Sí, si solamente fueran celos... Pensé para mí. Continué con mi gesto en mi cara al ver como alzaba sus manos al hacer ese gesto entrecomillado.

 

- Pues, hace al menos unos quince minutos. Cuando bajé de ésta sala a digamos, hum descansar - Sí, había bajado furiosa y me decidí entretenerme con un libro de astronomía...

 

- Y no lo entiendo, la verdad... Se supone que todos los libros cuando llegan, pasan una revisión antes ¿no? - Pregunté un poco asustada.

 

- No, no se lo comenté - negué con la cabeza.

 

- Ya, y de veras, no acostumbro a maltratar los libros. Son nuestra fuente de poder y sabiduría, es lo último que haría pero me produjo mucha confusión - comenté. Pero parecía que estaba preocupada por nuestras constantes peleas, hice un gesto con la mano, indicando que no me importaba.

 

- Ya está, no pasa nada - le sonreí de nuevo.

 

- Sólo quiero saber, porqué demonios me afecta tanto ese libro -dije, un poco enfadada y dando un golpe encima de la mesa.

[Sagitas E. Potter Blue]

Heliké parecía muy cansada con el tema del libro. Eso hizo que girara la cabeza e intentara otear el libro de astronomía que tanto susto había producido a mi sobrina.

 

-- Claro que los libros pasan una revisión antes de entrar en la librería, sobrina. Somos muy exigentes con nuestros proveedores, te lo puedo asegurar.

 

Ella hizo un gesto de olvidar el tema de nuestras peleas, en su mente sólo estaba la idea de aquel maldito libro que le molestaba tanto.

 

-- Vale, Heliké, vamos a buscar ese libro y lo analizamos, ¿te parece?

 

Avancé el camino hacia los pasillos, segura de que me estaría siguiendo cuando vi una carta en el suelo de la librería. Algún elfo mensajero lo debería haber dejado. Llevaba el sello del MM en la portada e iba a mi nombre.

 

-- Hem... Bueno, pues... -- Me agaché a cogerlo y lo miré, pensativa. Pero antes, Heliké. -- ¿Cuál libro es? Porque hay varios libros en el suelo.

[Matt Blackner]

Se hizo un silencio algo incómodo después de qeu me sentara a la mesa con Sagitas. Tardó un poco en hablar, pero cuando reaccionó me dejó con al boca abierta...y literalmente, porque casi salió corriendo para huir de mi.

 

Heliké se había marchado enfadada poco antes, evitando tal vez otra discursión. Pero yo seguía dando vueltas a lo último que me había dicho Sagitas. Por eso tardé en reaccionar, y cuando lo hice, bajé a buscarlas....

 

Para encontrármelas agachadas, mirando el suelo con atención. Fruncí el ceño y me acerqué extrañado.

- Buscáis algo? - pregunté. Había varios libros en el suelo, pero no estaba del todo seguro que se suponía qeu buscaban . A lo mejor era un juego en el que perdía la qeu parpadease primero.

 

- No les van a salir patas si esperáis eso.... - bromeé.

[Sagitas E. Potter Blue]

Di un pequeño grito al sentir que alguien hablaba a mis espaldas. Para cuando me di cuenta que era Matt, ya me había dado un golpe con el estante superior de la librería.

 

-- ¡Por Merlín! Últimamente no paro de asustarme por todo -- exclamé, frotándome la coronilla. -- Como siga así voy a tener más bultos que un jugador de Quidditch.

 

Matt no tenía la culpa, por supuesto. En el pueblo se respiraba ese aire de preocupación desde que habían aparecido los edictos con las reformas. No era para menos, pero ahora no estaba para esas trivialidades, sino para ayudar a Heliké.

 

-- Buscamos un libro de Astronomía que habla y, me parece, sí que tiene patas porque lo tiró al suelo y lo pateó y ahora no lo encontramos. Deberías encontrarte una novia menos efusiva. Algún día te pateará el trasero a ti -- dije, volviendo a ponerme de rodillas y buscando por el suelo ese maldito libro.

[Hecate Engosvezhof]

- ¿Entonces, cómo demonios pasa eso? Si pasan los controles de calidad -enmudecí, porque entonces, o era alguien que había hechado una maldición o entonces, no lo entendía.

 

- Sí, sí - asentí con la cabeza, mecánicamente.

 

- ¿Analizar? ¿Cómo? - pregunté confudida.

 

- Merde, soy profesora, eso es de mi competencia - gruñí por lo bajo... O eso esperaba que fuese aún profesora después de las reformas.

 

No había sentido a Matt porque también estaba buscando el dichoso libro, había estado concentrada...

 

Me giré y lo vi:

 

- ¡cariño! Hola - le dije con una sonrisa de oreja a oreja.

 

- No no, es que hay un maldito libro que no me deja en paz - murmuré por lo bajo, enfadada. Entonces, lo escuché, un murmullo parecía que procedía de la zona baja de la estantería...

 

- ¡accio libro! - invoqué con mi varita mientras la apuntaba hacia la zona en dónde escuchaba los susurros. El tomo vino volando hacia a mí y lo cogí en el aire, omití el comentario echo por mi tía.

 

- Éste es - les señalé la portada, tenía un dibujo de lo que parecía un portal con varios planetas y que juntos, formaban una circunferencia casi perfecta.

[Reena Vladimir]

Tenía cosas que hacer, pero no quería esconderme en lo profundo de la librería, me apetecía mas quedarme en la puerta a disfrutar del poco calorcito que emitía el sol.

 

Me apoyé al lado de la puerta y cerré los ojos dejándome llevar por el momento.

 

Otros tiempos, otras épocas, rostros conocidos y desconocidos; era díficil saber en qué momento dejé de recordar para pasar a soñar con mi vida, pasada, presente y futura.

 

Fue desconcertante y cuando abrí los ojos no sabía muy bien donde me encontraba, aunque cuando caí en la cuenta de que estaba donde la librería, sacudí la cabeza y decidí que mi tiempo de ocio había terminado realmente mal y por disfrutar había acabado turbada. Ahora si tenía ganas de organizar libros o simplemente leer, necesitaba sacar de mi cabeza todos aquellos recuerdos vividos.

[Sagitas E. Potter Blue]

Seguía a gatas, buscando el dichoso libro que estaba atormentando a Heliké. ¿Para qué lo buscaba? Si tenía que darle un premio por volver más loca a mi sobrina de lo que ya estaba. Además, si convencía a Matt de que su novia era una descerebrada...

 

-- ¡¡Loca!! -- le grité.

 

Sí, loca. Acababa de hacer un Accio libro en una librería. Sentí el temblor. A sus manos acudió el volumen que quería pero... De repente, una tonelada de libros se movió desde los estantes. Gateé hacia atrás, como los cangrejos.

 

-- ¿Pero te has dado cuenta de lo que has hecho?

 

El temblor se hizo más agudo y yo me acordé de los ancestros vampíricos de mi sobrina.

 

-- ¡Protegeros! -- grité.

 

Me levanté y me fui hacia la puerta, tropezando con alguien que estaba parada allá. Me agarré a ella para no caerme; después me di cuenta que era mi sobrina Reena. La empujé.

 

-- ¡¡Huye!! -- dije, cerrando la puerta justo en el momento en que miles de libros salieron como balas de sus estantes.

[Hecate Engosvezhof]

- Pero, ¿Qué? - No había entendido nada de lo que había pasado en la librería. Todo se había vuelto bastante loco. Escuché los gritos de mi tía que me llamaban descerebrada...

 

Hasta que de repente.

 

Un montón de libros, mejor dicho, las dos estanterías que estaban repletos de ellos se me cayeron encima.

 

- ¡Maldita sea! ¡Ayudadme! - pedí.

 

El peso de los tomos era increíble, intentaba levantarme como podía pero parecía que iban cayendo uno tras otros. Maldita sea, ¿¡para qué harái nada!?

 

Los diferentes ejemplares aún iban cayendo poco a poco haciendo bastante ruido...

 

Conseguí levantarme, con fuerza, sacando todos los libros que tenía por encima de mi cabeza.

 

- pero, ¿qué demonios ha pasado aquí? - pregunté confundida, y veía que Sagitas estaba con Reena. Así que, como pude, fui avanzando hasta a ellas.

 

Moví la varita y grité un finite incantatem. Al poco, los libros pararon de salirse de sus estantes.

[Reena Vladimir]

Sagitas gritando que huyera, aquello era nuevo y me puso en guardia, pero no me esperaba la avalancha de libros que cayó sobre Heliké, a la que apenas vi antes del suceso.

 

Salí por la puerta empujada por mi tía y desde allí vimos como se producía el mayor desastre de una librería. Todos los libros fueron a parar sobre mi prima, unos antes otros después, porque el peso y el poder de los tomos era algo a considerar, pero a fin de cuentas, nada había en su sitio y los volumenes estaba de cualquier manera unos encima de otros.

 

-La mato, yo a esta la mato. Te juro por el tejo que yo a esta la hago irse al mas allá.

 

Con los puños apretados empecé a andar por la librería hasta que la encontré de frente y le solté un puñetazo antes de ponerme a buscar mi varita.

 

-¿Sabes lo que has hecho, desgraciada? ¿Sabes el tiempo y el dinero invertido aquí? Muchos de esos libros no se podrán vender!!!

 

Ni uno, ni varios "reparo" pueden restaurar la magia que guardaban esos libros y como muchos eran piezas únicas, considerable sabiduría se había perdido en tan sólo unos instantes de cáos.