Jump to content

Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM)


Xell Vladimir Potter Black
 Compartir

Publicaciones recomendadas

¿Pero por qué se enfadaba Reena si era yo la que casi me quedo sin dedito? Lo que me faltaba, encima me insultaba. Lo peor es que sí, me había sentido aludida porque por dentro, en el fondo, allá abajo donde no sabía bien, tenía cierta conciencia, tenía un yo que me decía que yo tenía maldad por dentro, algo de culpabilidad por varias cosas que había hecho en el pasado y que muchas veces me hacían arrepentirme de haberlas hecho.

 

Por eso me pilló de sorpresa que Reena se enfadara y me llevara mala y sí, me sentí mala, de lo peor, tal como me decía ella.

 

Ni gracias le di a Xell, por la curación rápida de mi dedo. Yo miraba a mi sobrina Reena mientras intentaba acallar mi conciencia, mis propios fantasmas, mis muertos que salían de la cabeza intentando acusarme de nuevo, como mil y una veces habían hecho antaño.

 

Pero después reaccioné. Me sentí cabreada. ¿Cómo se atrevía a hacerme sentir sucia.

 

-- ¡Eh, tú! ¡No te muevas! Ni se te ocurra moverte.

 

Corrí por las escaleras. Ella bajaba como una aristócrata que sabe que, aunque se muriera por ello, nunca correría delante de nadie. Pues yo corría, me daba igual lo que pensara nadie sobre las normas sociales sobre lo que ha de hacer una señorita delante de la gente. No me sentía una señorita. Me sentía mala.

 

La tomé por el brazo, procurando no rozar aquel libro.

 

-- No quise robar tu maldito libro. Sólo quise reseguir las palabras de las líneas estrambóticas que el autor escondió en él. Son curvas, se entremezclan, las líneas no son rectas, se tuercen, chocan y se tuercen. Por eso toqué el libro, sin darme cuenta, intentando leer y descifras todo eso que necesitas. Pero ¿sabes? Por mí como si te salen grillos en el pelo y te cantan una serenata nocturna. Si te creen Maria Antonieta bajando la escalera, necesitas de mi ayuda para saber lo que creas tan importante. No soy yo la que necesito tu ayuda ni la que me las doy de ser más importante que el resto.

 

Le solté el brazo, aún enfadada. Aunque es difícil seguir enfadada cuando te falta el aire. Lo había dicho de corrido.

 

-- Además, la que casi se queda sin dedo soy yo. Yo debería ser la ofendida, no tú, que te estaba ayudando.

XXBPo79.gifKRLtVZp.gif

jX4j1b2.png

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Casi me tira por las escaleras al girarme cogida del brazo, el libro se resbaló por la violencia del giro y antes de tocar el suelo comenzó a levitar, giró alrededor de mi subió hasta mi espalda quedándose como si estuviera ordenado en una estantería, mientras yo escuchaba las hirientes palabras de mi tía.

 

Pero tenía parte de razón, me lo decía mi conciencia. Yo la había atacado primero y ahora ella lo hacía, estaba en su derecho devolver el golpe.

 

Tras sus palabras, en las cuales yo debía replicar empecé a escuchar un gruñido grabe y continuo, como si en la tienda hubiera un tigre o un perro que estuviera dando un aviso de peligro antes de lanzarse contra el intruso y llamada por esa curiosidad empecé a mirar a mi alrededor. No encontré nada sospechoso hasta que me di la vuelta y vi mi libro mágico como estaba un poco abierto y hacía ondular el final de sus hojas.

 

-Sagitas... Sube, sube las escaleras, sube por favor...

 

Me estaba poniendo muy nerviosa y el libro había subido su altura de suspensión ya casi estaba como mis hombros.

 

Se lanzó sobre nosotras abriendo y cerrándose de forma brusca como si nos quisiera morder. Empujé a mi tía hacia arriba y le hice es escudo cosa que debió confundir al libro porque dejó de amenazar y se ladeó ligeramente. Extendí una mano para que viera que no era peligrosa y comenzó a amenazarme con un nuevo gruñido.

 

-Vamos ¿A mi?

 

Dejó de hacerlo y luego se apoyó en mis dedos permitiendo que lo cogiera y lo abrazara cosa que hizo que siseara.

 

-Por la luz...

 

Suspiré un poco molesta, con el libro y con mi tía. Las cosas eran lo mas raro del mundo y no salían como yo quería hacerlas.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


http://oi63.tinypic.com/9qy628.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Me sentía enfadada, cuando estaba así me daban ganas de chillar y chillar y sacar todo lo que llevaba dentro. Pero la experiencia me había enseñado que no era adecuado, que era mejor escuchar y entender lo que sucedía. Seguro que Reena tenía una explicación para su actitud y lo que menos necesitaba era que yo perdiera los estribos.

 

Además...

 

Es difícil desahogarte cuando el objeto de discusión, en este caso el libro, levitaba en el aire en medio de una lucecita y un... sí... estaba segura, un cierto sonidito musical que se extendía a su alrededor. ¿Musical? Más parecía un gruñido. Y un gruñido de animal enrabiado. Lo había oído más de una vez en el Circo.

 

-- ¿Que suba qué...? -- le contesté, aturdida.

 

¿Qué sucedía? El libro de Reena se había vuelto de repente amenazador.

 

-- Pero si sólo es un libro... ¡Demonios engarfiados! Ya corro.

 

Así respondí su empujón, no me hizo falta más. Ella y yo corrimos escaleras arriba, tropecé y caí de bruces contra el último escalón. Pensé que aquel dolor me lo merecía por haber atacado a Reena, que no se me ocurriera nunca más meterme con ella o en vez de un coscorrón acabaría colgada de un árbol, boca abajo, siendo engullida por...

 

-- ¡Pero bueno! -- protesté. ¿Qué había sido eso? Era como si algo me hubiera amenazado.

 

Me giré, asustada, con el pompis sentado en el primer escalón y con la mirada en Reena, quien acariciaba el libro con mimos, como si fuera un perro.

 

-- Leñe con el libro. Yo no me acerco a eso -- y noté que ahora me sangraba una ceja.

 

Me iba de allá, no compartía espacio con el libro maldito o acabaría muerta, estaba segura.

 

-- Ya puedes sujetarlo bien. Aquí arriba está tu hija, sólo faltaba que también la atacara a ella -- le dije, sin amenazarla por si acaso las hojas del libro volvían a gruñirme.

 

Me levanté y busqué a mi sobrina. Estaba segura que aquello no atacaría a la hija de la dueña. Me iba a refugiar tras ella y pedirle otro Episkey.

XXBPo79.gifKRLtVZp.gif

jX4j1b2.png

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¿Pero qué demonios había pasado en un instante? Pasé de curar la herida de mi tía a gritarle a mi madre para que no se fuera. ¿Es que aquel libro era tan importante como para irse sin decir nada?

 

Bueno, sí que lo había dicho, que mi tía era lo peor. Eso me dejó patidifusa, pues no, la tía Sagis no era así. Supuse que Reena lo había dicho en un ataque de nervios por lo sucedido.

 

- Mami, si te explicaras mejor... Sagitas puede ayudarte, ya que sabe leer eso del...

 

¿Sánscrito, hindú, lengua rara y antigua? Y se lió más. Porque Sagis no es mala, pero sí impulsiva, y se levantó de golpe y me dejó allá, persiguiendola. Se comportaban como niñas.

 

- Ay, madre, que se van a enzarzar en una pelea en las escaleras. - Sagis la retenía por el brazo y hasta allá llegaba los gritos que le daba, ofendida por el trato. - Tía, tía, deja a mami. Todo es un error. Se os va a escapar de las manos...

 

No me refería al libro, sino a la situacion. Pero fue lo que sucedió. El libro se escapó de las manos de mi madre y... ¡gruñó! Las tres nos quedamos desconcertadas y de golpe las dos subieron las escaleras, huyendo del ataque de aquella mole de páginas. Hasta yo me asusté, y eso que estaba allá arriba, más o menos a salvo.

 

- ¡Tía! ¡Estás herida! Basta, basta. Mami, has de recuperar la calma y controlar a eso. Ya es la segunda herida que le hace a la tía. ¿No ves que esto es peligroso? Os vais a comportar y vamos a solucionar esto, en familia, como lo que somos.

 

Le di la mano a Sagitas, quien parecía huir de mi madre, como si le tuviera miedo. Aquella se había salido de cauce.

 

- Nos vamos las tres a la salita, a tomar un café y a curar la ceja. Necesitarás desinfectarte, tía, por aquí pasa mucha gente, sólo faltaba que se te infectara la herida.

 

Y les obligué a seguirme a la salita donde sentaría a las dos, una frente a otra, con el libro sobre la mesa. Aunque yo no lo tocaría, que fuera Reena quien lo domara. Ese libro daba miedo.

image.png

 NiqQIUZ.gifidFgtQA.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Comprendía el miedo que sentía mi tía, el libro era un poco bestia, como el que usaban en Hogwarts para aprender cuidado de criaturas mágicas, pero el mio era mucho mas peligroso, tenía mayores secretos. Bajé la cabeza y huí la mirada cuando mi hija nos regañó pasando por nuestro lado. Tenía toda la razón de mundo.

 

-De acuerdo.

 

Aquella niña me iba a llevar por el mal camino, la había enseñado demasiado bien y ahora me daba lecciones morales. Iba a empezar a odiarla si continuaba haciéndome sentir como la niña mala que lograba hacerme parecer mi hermana gemela. Pero no por eso dejé de hacerle caso y la seguí hasta la salita sin atreverme mirar al sillón si quiera, no me sentaría si no me daba permiso por si le daba por convertirse en una especie de libro diabólico como el mio.

 

-Lo siento tía Sagitas.

 

Mi voz fue apenas un susurro, aunque esperaba que viera que era dolido, arrepentido y sincero. Tampoco me atrevía a mirarla.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


http://oi63.tinypic.com/9qy628.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Con el cabello recogido en una coleta escondida bajo la capucha de mi capa negra, recorrí lentamente el callejón que se dedicaba meramente al comercio. Tenía por seguro que había más de un fenixiano en aquel lugar, escondido en el mar de gente que se movía desde temprano. La noche se alzaba sobre mí, llenándonos con su oscuridad y dando paso al terror o un intento de ello, pues yo estaba ahí tratando de imponerlo.

 

Los pasos que daba eran seguros, pero no del todo recomendables, apenas era un bajo rango. Y, ostentando el rango que actualmente poseía, sabía perfectamente que podrían llegar los odefos a arruinarme mi estadía, mucho más siendo yo quien comenzó todo el drama. Si no fuera por mi deseo incontrolable de hacer algo, por más que dicha acción sea un suicidio o parecido a aquello, si no fuera por eso... estaría comiendo galletitas en mi casa.

 

Uhm… podría ser —dije al encontrarme con la librería que antes pisé varias veces.

 

Entré sin preguntar, abriendo la puerta con un hechizo y entrando firmemente, con la frente en alto y la soberbia a tal punto que era imposible detenerla. Miré a los costados, mucho no había cambiado aunque veía cosas nuevas, quizá libros que se hubieron recibido recién. Sin importarme demasiado moví con la varita abriéndome lugar, esperando a que alguien pase a recibirme. Portaba la máscara, por lo tanto creía que no sería fácil recibirme como una persona normal.

http://i.imgur.com/4Eo2UjZ.png



http://i.imgur.com/8wjGA.gifhttp://i.imgur.com/LhVyO.gifhttp://i.imgur.com/UrIhZ3S.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Xell es la chica maravillosa que no quiere peleas y que sólo desea paz y amor entre todos, sobre todo entre sus familiares. Pero Paz, Amor y todo eso contra un libro ladrador y mordedor y maldito es muy difícil. Y eso es lo que tenía Reena en sus manos.

 

Xell nos obligó a ir juntas a la sala del café. No le llevé la contraria. Mi sobrina Reena es peligrosa pero cuando la rubia se pone tozuda, es peor que su madre. Aún así, me fui a su lado, poniéndola en medio, entre Reena y el libro y mi figura violeta. No quería problemas y parecía que Reena se calmaba delante de su hija.

 

Sentí la disculpa de Reena y murmuré un "jum", intentando parecer más enfadada que asustada. Porque así me sentía; Reena podía decir lo siento y todo lo que quisiera pero seguía teniendo aquella arma mortífera en las manos.

 

-- Bueno, siéntate -- le dije, sin especificar si la perdonaba o no. Saqué mi varita y me sané yo misma con un Episkey. No quería encima parecer que necesitaba la ayuda de mi otra sobrina. Yo era autosuficiente.

 

¿Cuándo se había hecho de noche? Por la ventana del local se veía oscuro. Suspiré.

 

-- Vale, vale, te perdono. Pero necesitas ayuda con eso -- no señalé el libro, por si me mordía. -- Es peligroso, para ti, para él, para todos. Hay que librarse de él, quiero decir, primero entiendes que significa y después lo escondes, lo pierdes o lo entierras. Tienes un niño pequeño en la mansión, no puedes arriesgarte a perder el control de nuevo.

 

Esperaba que con ese miedo, ella reaccionara y tomara la decisión correcta. La puerta se abrió de golpe y una ráfaga de frío se metió hasta los huesos.

 

-- Leñe, alguien entra, justo cuando deberíamos haber cerrado yo. Bajo yo. Hablar entre vosotras y llegar a un acuerdo. Yo voy a vender un libro y a poner ya el "CERRADO".

 

Bajé, pasándome la manga del jersey por la cara, para eliminar la sangre seca que había resbalado por mi ceja. Fue por eso que no vi a la recién llegada hasta que estuve cerca de ella, a menos de cinco metros, distancia que no sirve ni para alejarse ni para acercarme. Con semejante figura enmascarada lo mejor es desaparecer y aparecerte bien lejos.

 

Pero estaba furiosa y no huiría, ni se me pasó por la cabeza. Sólo levanté la varita, la que traía aún desde que me había lanzado el Episkey para curarme la herida.

 

-- Espero por su bien que dé media vuelta. No quiero enmascarados en mi tienda. Si no le temo a un libro enmascarado no le temo a nadie que necesita ocultar su cara para envalontenarse y atacar negocios. Así que fuera...

XXBPo79.gifKRLtVZp.gif

jX4j1b2.png

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Me alegró escuchar que mi tía me perdonaba aunque sabía que estaría de morros un rato y que no podría provocarla con nada o empeoraría las cosas. Por eso ni me quejé cuando se curó a si misma y se fue a atender a alguien que maleducadamente a ultima pretendía hacer una compra, solo suspiré y dejé el libro sobre la pequeña mesa de té.

 

Yo que tenía la mano sobre su tapa, lo sentía respirar, todavía un poco alterado y lo acaricié sintiendo un suave cosquilleo en los dedos que me impedía apartarlos. Aunque lo cierto era que no me desagradaba, salí de mi ensoñación e cuanto escuché a Sagitas hablando con la clienta, parecía poco amiga esa visita...

 

-Libro, protégete, vengo en un segundo.

 

Hablar con un libro, en cualquier otra circunstancia me hubiera resultado extraño, pero hacía tiempo que aquel en particular era parte de mi. Lo dejé sobre el asiento de la silla y salí de la pequeña sala privada.

 

-¿ocultar su cara para envalentonarse? ¿atacar negocios?

 

En mi cabeza resonaban las palabras de mi tía y las preguntas me hacían daño, saqué la varita con precaución y apunté a la figura antes de hacerme visible en la zona en la que mi tía y el enmascarado estaban haciendo un duelo de miradas.

 

-Expeliarmus.

 

Mi voz clara hizo que de mi varita saliera un rayo que haría salir despedida la varita del cliente, deseando que la recogiera y se marchase sin decir mas o nos comprase un libro tras quitarse la careta y se disculpase.

 

-Carnaval ya ha pasado y debería saber que ir disfrazado de mortífago por ahí te podría llevar a la cárcel. Lárgate si no quieres mas problemas.

 

Seguí un poco parapetada en las escaleras por si aquella figura quería presentar batalla y podía servirme de protección la balaustrada.

Editado por Reena

Sacerdotisa·Madre·Compañera


http://oi63.tinypic.com/9qy628.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Vaya dos. ¡Vaya dos! Se querían y se mataban. Parecían el perro y el gato en vez de tía y sobrina. Era cierto que el culpable era el libro, pero eso no quitaba que no debieran mostrarse orgullosas entre ellas y poco receptivas, sino colaboradoras como un eje común contra el problema.

 

Suspiré ante esas dos bobas a las que quería mucho. Mami parecía avergonzada y acabó diciendo que lo sentía. La miré orgullosa, sabia que le había costado un poquito porque era orgullosa.

 

Sagis también lo era, mucho más. Pero en el fondo era buena persona. Aún así, se sanó ella, para demostrar que no nos necesitaba, que aún sabía hacer algún hechizo sanador.

 

- Boba - dije, entre dientes.

 

Pero estaba feliz porque la paz parecía volver a la reunión familiar, aunque aún estuviera el libro mordedor por medio. Reena y ella deberían ponerse de acuerdo para estudiar lo que decía pero sin que les atacase a ninguna de ellas. Ni a mí, que les ayudaría en lo que pudiera aunque no entendiera ni papa de lo que decían.

 

- Mamá hará lo correcto - le dije a tía Sagis antes de que bajara a atender a un cliente tardío.

 

Miré a mami y le guiñé un ojo.

 

- Sagis tiene razón. Es un libro peligroso para dejarlo al alcance de Akira o de Ithilion. Aunque el primito seguro que le prende fuego. Pero no creo que se quemara, es un libro mágico.

 

No me respondió. Las palabras airadas de la tía contra alguien sonaban muy fuertes y mami salió corriendo hacia la entrada. Le perseguí pero cuando llegué ya lanzaba un Expelliarmus a alguien.

 

- ¿Qué sucede?

 

Oí que hablaba sobre carnaval y máscaras y lo entendí, aún antes de ver la visita que teníamos.

 

- ¿Nos atacan?

 

Pero sólo era una, no hacía falta llamar a mis compañeros de bando. ¿O sí? Sólo si se desmadraba.

 

- Dejármela a mí, tía, madre...

 

Bajé las escaleras y me encaré con ella.

 

- Ya has oído. Vete y no vuelvas. No necesitamos gente de tu calaña en la tienda.

 

 

 

OFF: Valent me dijo que vendría, no la peguéis.

image.png

 NiqQIUZ.gifidFgtQA.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tal vez si hubiera estado sola me hubiera acobardado. Sólo en pensar en La Marca los pelos se me ponían de punta. Pero éramos tres, tres para defendernos de aquella mujer que había entrado con su máscara. O era una ilusa o tal vez pensaba que sólo había una persona en el local. Pero no, éramos tres y al menos una, yo, estaba cansada del acoso y derribo de los mortífagos en los locales ajenos.

 

-- Ya has oído a mi sobrina. Fuera. No tenemos libros para carnavales, no queremos visitas de gente enmascarada. Así que te doy dos segundos para recoger la varita que te ha quitado ella y desaparece.

 

Mi tono era claro y mi ademán decidido. Le dejarían irse, pero si pretendía hacer algo más que recoger la varita e irse, tendría problemas. No era bueno que me subestimaran en mis conocimientos duelísticos sólo porque me gustaba pasar el tiempo entre criaturas peligrosas.

 

-- ¿A dónde te crees que vas?

 

Esta vez mi tono iba dirigido hacia Xell, quien también bajaba e intentaba hacerse la heroína.

 

-- Muchacha, en este local no te vas a batir con nadie. Si queréis peleas de gallitos, o mejor dicho, de gallinas, a la calle. Este local va a permanecer intacto. Hay demasiados libros que podrían salir dañados.

 

Entendía a Xell, era miembro de la Orden y aquella mortífaga era miembro del bando contrario. Incluso puede que ella tuviera ganas de vengarse por lo mal que lo había pasado en la cárcel cuando mi boda. Pero no, no hoy ni ahora.

 

-- Además, esta mujer ya se iba. ¿Verdad?

 

Y moví mi varita en un ademán indicándole la puerta de la calle.

XXBPo79.gifKRLtVZp.gif

jX4j1b2.png

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.