Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM)

[Arthur K.]

¿De donde viene la A?- enarqué una ceja. Sonreí también.- Ok. Para mejor no decir que proviene del abecedario le diré que Me llamo Arthur Karkarov Triviani Ryddleturn. ¿Enserio es bonito? - Le miré- pues...- Quise decir ud igual, pero me sentiria muy lanzado asique...- pues gracias.

 

Le miré. Desvié la mirada cuando nombró la falta que habia hecho en el lugar que especificaba si trabajaba o no.

 

-Pero...Si solo dice eso - mirandole mostraba en mis ojos una leve alteracion en mis nervios. No podia ser tan...incomprendido para todo. Tomé la ficha ya que me la devolvió para que complete el resto. La tomé y completé lo que quedaba "Arthur" agregue. "Departamento de misterios".

 

¿Libro en concreto?. - Pensé. La verdad tenia muchos problemas al estar desactualizdo de todo este mundo asique seria mejor estudiar un poco de historia.

 

-Historia de la magia tal vez? Lo tiene? - volvi mi mirada. Apuntó con su varita a un ligar y voltee mi mirada rapidamente hacia los estantes. Oh si, ahi estaban.

 

-¿Como? -Alcancé a escucharle lo ultimo- ¿Estará cerrada la biblioteca? Ah, si. El fin de semana decias no?

 

Poco se notaba por lo que veia que estaba completamente despistado.

[Xell Vladimir Potter Black]

"En el Departamento de Misterios...", pensé. "Qué lugar más fascinante..."

 

El muchacho parecía algo alterado, aunque no entendí bien por qué, ya que yo encontraba que llamarse Arthur era bonito. No es que pretendiera que me dijera su nombre, si no le gustaba o le parecía feo, o algo parecido; pero Arthur era un nombre bonito.

 

El chico parecía algo descolocado, sí, como si no supiera el funcionamiento de una biblioteca. Era raro eso, al menos que realmente fuera cierto que no había vivido en territorio muggle.

 

- ¿Historia de la Magia? Mira, ¿ves el pasillo del centro, todos aquellos volúmenes? Tooooodos son sobre Historia de la Magia - le contesté, con cierto orgullo por la colección de libros que teníamos. - Aunque si eres estudiante, tal vez debas empezar por manuales más básicos, aquí, los de la segunda estantería.

 

Le dejé que contemplara toda la riqueza mágica que se abría ante sus ojos. Pareció no entender que cerrábamos.

 

- Sí, nuestro horario comercial es de lunes a viernes de 8 a 20 y los sábados de 9 a 14 horas.

[Arthur K.]

-¿Todos?- Vi su sonrisa involuntaria de orgullo y sonrei al verla asi. ¿De verdad tan orgullosa de si misma era? Algo me decia que en sus clases esta chica era la que iba por delante en todo. En sus ojos se le notó la fuerza magica que pone uno para lograr algo.

 

-Ok, entonces el segundo estante- Dije acercandome a este. Comencé a revisar los lomos de cada libro, leyendo sus titulos. Laido, leido, mh...creo que me suena. La mitad de ellos ya algo habia comprendido incluso practicado en el centro cultural mas allá, aunque hubo un par que me llamó bastante la atención: Era bastante raro... Los saqué.

 

-Ok, me llevaré estos y alguno de historia. Lo que pasa es que con los hechizos ya eh practicado. -Hago movimientos de muñecas en el aire- la varita ya se dominarla un poco, en cierta parte. En realidad lo que me preocupaba es entrar a clases y que comiencen a hablarme de cosas actuales en el mundo magico o cosas historicas, cultura en general y que yo no tenga idea.-Desvio la mirada suspirando.

 

Habia recordado algunas cosas en el mismo momento. "si no hubiera sido que mis padres me botaron en aquella iglesia, no necesitaría estar tan preocupado y con un cerro de libros sobre mi".

 

Di otro suspiro y sentí que me mareaba.Todo se me perdió y se me distorcionó el espacio. Seme cayeron los libros de la mano y un gruñido salió de mi boca como un monstruo. Me sostengo de un estante y casi lo botó, alcanzo a entrar en razon al caerme un libro en la cabeza. Mi respiracion y mis manos dejan de tiritar lentamente, mi vista vuelve y encuentro a nuevamente a Xell, la señorita rubia de la tienda frente a mi. Me ruborizó y bajo la mirada completamente apenado, deseando irme lo mas pronto posible. Mis ojos mostraban completa tristeza.

 

-Debo irme...- Es lo unico que digo.

[Xell Vladimir Potter Black]

- ¿Irte? No puedes, se te nota... algo mareado.

 

Estaba preocupada por él. Aquel muchacho parecía haber tenido una reacción a algo, no comida, porque allá se prohibía comer. Parecía más a algo que hubiera recordado y que le hubiera provocado miedo o frustración o un sentimiento negativo.

 

- ¿Te encuentras bien? - le dije, porque él parecía decidido a irse y yo no podía dejarle hacer eso, viendo que casi había perdido el equilibrio.

 

Pero su único comentario había sido firme. "Debo irme".

 

- Bueno, vete, pero procura beber algo que te suba un poco el ánimo. O comer algo salado, es bueno para subir la tensión. Lo que fuera, te ha afectado.

 

Sentí algo de pena por él, se le veía perdido. Pasé mi varita por encima de los libros que había cogido del estante y automáticamente en la mesa aparecieron los nombres de ellos, tomando nota que él se los llevaba prestados.

 

- Te daré un consejo. Que el pasado no te afecte sino para darte fuerzas para vivir el presente. Todos tenemos un pasado que nos hace daño pero el presente merece la pena vivirlo de forma intensa. Sé feliz ahora y olvida que el pasado te hizo daño.

 

¿Me habría pasado metiéndome donde no me llamaban? Aquel chico me caía muy bien.

 

- Vuelve cuando quieras. Tienes dos semanas para devolver los libros antes de que empiecen a chillarte en tu casa de que olvidas venir a traerlos a la librería.

[Arthur K.]

¿Te encuentras bien? - Preguntó al instante al verme asi. Observe sus ojos y me decidí a responderle sin titubeos.

 

- Mira, esto no creo que sea secreto por mucho... Pero...- Le miro - es que...es dificil esplicar.

 

Me compliqué. ¿Como iba a decirle que me atacaron demonios y ahora era un estilo "semizombie". Comenzó a decirme sobre que comer: cosas saladas y parecidos y luego sacó el pasado, pero nada de eso tenia que ver; nada sino solo una experiencia: La noche de huida del monasterio. Decidí contarle y me acerqué un poco a ella. Intenté tocar su mano comparada a las diosas pero no fui capaz por lo poco que le conocia, mas solo queria transmitir mi confianza y sentimiento de tristeza y preocupacion por mi mismo por lo que me habia pasado.

 

-Mira...- Le dije con cuidado mirandole. Tomé mis libros e intenté calmarme- Yo arranqué del monasterio. No se porqué estoy aqui. Supongo que desde siempre habia sido mago, pero antes yo no sabia. Huí porqué....Abusaban de nosotros. Nos...hacian trabajar y una vez toquetearon a mi amiga...- desvio la mirada. - Ok, eso: hui. Lo malo fue que... - vuelvo mi mirada a ella- esto no me lo vas a creer, pero al salir del lugar corrí como un luco arrancando de las Arpias, y me perdí en la oscuridad de la noche. Alguien me estaba mirando en el lugar, pero nunca supe quien era. Y la tierra me tragó.

 

Mi historia parecia completamente descabellada, mas bien seguí con ella:

 

-Cai al infierno, o algo asi, segun me habian enseñado en la iglesia. Tal vez era otra cosa, pero habian monstruos, y comenzaron a comer mis piernas y desmayé y desperté en el suelo, en aquel mismo lugar en donde habia caido. Pero desde ahi jamas fui diferente. Me dan ataques...pierdo la conciencia y hasta ahora aun no se que me pasa en esos momentos... - Me encojo de hombros- Por algunos dias anduve comiendo cosasque de seguro no querrás saber... - Hago una mueca.

 

Con todo esto solo esperaba no haberla asustado... Era verdad, parecia muy estupido y poco creible lo que decia. Era como un cuento, mas no lo era. Solo esperaba que ella pueda haber visto la realidad en mis ojos. Solo le sonreí un poco al terminar mi historia, esperando su respuesta. De seguro que no se estaba esperando aquella historia. Si le era de molestia me iria de inmediato. Despues de todo, siempre habia sido bastante antisocial...

[Hecate Engosvezhof]

Después de mi aparición en el callejón Diagon una suave brisa me recibió esa tarde que hizo ondear un poco mi capa. Cómo siempre iba vestida casi de negro, pantalones, botas y exceptuando una camisa blanca era lo que llevaba de atuendo. Mi varita la llevaba guardada en el bolsillo aunque no creía que fueran a atacarme la llevaba siempre a todos lados por tranquilidad.

 

Fui caminando lentamente hasta que encontré un local nuevo y lo raro que me parecía es que no recordaba haberlo visto antes de las veces que visité ese lugar para mis compras habituales.

Un gran ventanal de cristal contenía nuevos libros publicados de varios autores del mundo mágico.

 

Aunque no los conocía me entró la curiosidad de investigar un poco quién sería los nuevos dueños de ese negocio, y recordando que me faltaba algún libro aproveché la ocasión.

 

Abrí la puerta y accedí a dentro del lugar y me recordó a otra librería bastante famosa, todos los libros apilados y que mágicamente se sostenían firmes sin caerse y también por lo que parecía tenían muchos libros de temáticas diferentes.

 

Me situé en el mostrador esperando a que alguien me viniese a atender, consulté el monedero que llevaba encima y constaté que llevaba bastantes galeones para hacer una buena compra, esperaba que no fuesen demasiado caros.

[Xell Vladimir Potter Black]

Me había dado la sensación que el chico estaba incómodo y se iba a ir de un momento a otro. Al fin y al cabo, ya le había firmado el libro y guardado su ficha. Para mi asombro, él se quedó allá, callado durante unos instantes y después me contó una historia que me hizo temblar.

 

- ¿Cómo? ¿Abusaban de ti?

 

Siempre me extrañaba del mal del mundo. Era una chica con suerte. Bueno, mis padres habían sido asesinados por mortífagos, en su calidad de Aurores, pero mi infancia y adolescencia había sido feliz. En cierta manera, podía decir que había sido cuidada y mimada por todos. Había tenido mucha suerte. Y la historia de Arthur me recordaba que no todos habían tenido la misma suerte que yo.

 

- Ven, siéntate - le dije, animándole a que continuara, no por ser chismosa, sino porque le iba a venir bien poder contarle lo que le dolía a una extraña. Después el alma se le aliviaría y se sentiría mejor.

 

Todo lo que decía era tan... horrible... Creo que si no hubiera tenido la experiencia de sacerdotisa, me hubiera horrorizado. Pero estaba en mi naturaleza animar y cuidar de los heridos. Y él era un ser herido, en el alma, no le iba a dejar caer en el abismo. Esperaba que se diera cuenta que todo lo que le había pasado era horrible, pero que no tenía que dejarse caer en el Mal por eso.

 

- No, seguramente no quiero saber de qué te alimentaste. Oye, Arthur... Perdona que sea tan decidida...

 

Le tomé la mano y se la apreté, para que viera que allá tenía a una amiga con la que contar cuando tuviera problemas. Procuraría estar siempre a su lado.

 

- Quiero ofrecerte mi amistad y, si me lo permites, mis servicios de sacerdotisa. Has vivido lo peor, la oscuridad, la maldad, lo oculto... Pero eres fuerte, se te nota, no has de caer en seguir eso sólo porque lo has vivido. Si tienes decisión de salir de esta maldad que te domina - miré hacia fuera, donde mi tía Sagitas y mi madre Reena hablaban con Eledhwen. - Mi familia es una saga de sacerdotisas, los Vladimir podemos darte una base para curar tus... alimentaciones raras... y para que lo superes. En la superación está la fuerza del alma.

 

¿Me estaba pasando? ¿Me estaba interfiriendo en sus propias decisiones?

 

- Piensa ésto. Somos nuestras propias decisiones, somos lo que elegimos ser. Sí, te... han dado una perspectiva horrible, parece que has de seguir siendo... eso que te devoraba. No sé qué pueden ser, arpías, zombies o lo que fueran... Mira, conozco a vampiros que luchan contra la maldad que les convirtió en eso. Y mi tía dice que conoce al licántropo más amable y dulce del mundo. Y tengo un primo que no se transforma en lobo en la luna llena porque tiene una mascota que... no sé como funciona, pero asume esa parte y así no ataca a la fammilia.

 

Me iba por las ramas, ¿por qué siempre hablaba más de la cuenta? Seguro que le estaba asustando.

 

- Lo que quiero decir es que el camino fácil es tirarte al mal, seguirlo, dejarte dominar por él. Pero tengo confianza en ti, pareces muy buena persona con experiencias malas, pero estoy segura que podrás escoger el camino correcto y demostrar a todos que no tienen que tenerte miedo por lo que eres sino respeto por como lo dominas.

 

Yo y mis consejos. ¿De qué servía explicarle todo eso si mi vida había sido fácil? Apreté más su mano.

 

- Quiero que me consideres una amiga y que si sufres, vengas a contármelo. Y si decides recibir ayuda espiritual, me encontrarás en el Confesionario de las Lamentaciones, donde mi familia y yo hacemos ceremonias de purificación del alma. Somos hermanas de la luz y te ayudaremos. No estás sólo. Si quieres ayuda, podemos dártela.

 

Sentí la puerta y la entrada de un cliente. Le solté la mano, por si le daba apuro que alguien nos viera cogidos de ella. Me asomé un poco y noté que era Heliké.

 

- Eh, Heliké, pasa aquí, a la biblioteca. Te presentaré a un amigo. Hablaba de la Vladimir con él.

 

Y bajé la voz para decirle a él:

 

- Esta es la vampiro que te decía. Es muy buena persona, luchadora nata, es de mi familia. Aunque ella no es sacerdotisa, pero te puede decir lo bien que trabajamos. Con ella, mi tía y mi madre hicieron una ceremonia para librarle de un espíritu maligno. Es una chica encantadora. Y es mi prima.

[Hecate Engosvezhof]

No había esperado mucho tiempo que alguien vino a recibirme, era mi prima Xell quien regentaba el negocio. Eso me sorprendió bastante porque no conocía esa faceta de empresaria, siempre la veía luchando con nosotros o incluso de guardiana en la torre Abbadon cuidando de los prisioneros. Solamente la veía en los otros negocios de mis familiares en calidad de cliente o simplemente de visita.

 

En esa ocasión además de conocer el local había venido a comprar, pero parecía que eso tenía que esperar. Me había invitado a pasar a la biblioteca.

 

Me había dicho de conocer a alguien la miré sorprendida y hablaba de la familia Vladimir con mucha confianza con el joven. A pesar de que habló en voz baja con el chico que estaba con ella la escuché perfectamente y arqué una ceja, le envié un mensaje mental a mi prima <<cómo digas más te corto la lengua>> sabía que lo recibiría perfectamente.

 

Pero para no ser grosera, afirmé con la cabeza:

 

-es verdad, fue un trabajo bastante complicado pero todo salió bien –le dije con voz seca. Y para no ser tan arisca me presenté:

 

-Soy Heliké, ella es mi prima –le dije señalándola con la mano - ¿y tú quién eres? No te he visto por el pueblo –esperaba que no lo incomodase con mis preguntas, y por la edad parecía que aún estaba cursando en la academia.

Editado 26 de Mayo del 2013 por Heliké Rambaldi Vladimir

[Arthur K.]

A. Karkarov T. Ryddeturn

 

Tomé asiento luego de que me lo propuso. Su mano sobre la mia era bastante revitalizador; hacia tiempo que no sentia una preocupacion como tal; pero mis caracteristicas de "no-vivo" me mantenían al tanto con mis sentimientos. Escuché la palabra "amistad" salir de sus labios y una leve sonrisa de agradecimiento brotó al instante en mi faz, mas no le interrumpí en ningun momento, solo hasta cuendo terminó de decirme todo.

 

Todo aquello que me decia: sacerdotes, librarme de lo oculto, lobos cariñosos y parecidos era bastante extraño...; mas no le interrumpí por respeto y por agradecimiento a estar ofreciendome su amistad con tal cariño.

 

Sus manos, suaves sobre la mia rapidamente comenzaron a activar un sentir especial, un afecto hacia ella. ¿De verdad se preocupaba tanto por mi solo con recien haberme conocido? No lo sabia, mas aquello me hacia sentir apoyado. Al mirarle a los ojos era algo extraño en mi. Todo el tiempo habia estado admirandole, pero en esos momentos sentia que no era algo apropiado, asi que a todo momento preferia mirar hacia otros lados, sin responder a su mirada lucera cautivadora.

 

Al terminar su discurso solo decidi a responderle un "ok, gracias", unido a una leve sonrisa. LE observé y con cuidado apreté un poco mi mano, levantandome junto a ella. Habia llegado alguien. Al instante Xell soltó mi mano. Volví a sentirme vacio. Todo lo anterior habia sido como un sueño, mas ahora parecia como si el demonio en mi cuerpo hubiera vuelto a surgir.

 

Parecia y me sentia yo el propio demonio, no el demonio en mi; y aquello era algo muy creible a decir verdad, ya que ya habia asesinado muggles a mi corta edad solo con el deseo y necesidad de la carne y sangre humana; hace muy poco en mi primera clase en Generales habia sido poseido por una especie de demonio y, habia adquirido una serie de habilidades extranaturales que me llamaban bastante la atencion. De seguro que no queria dejar de utilizarlas a mi favor, y este era el motivo por el cual me estaba adentrando mas a la magia oscura y lo oculto, nada mas que por eso.

 

- Quiero que me consideres una amiga y que si sufres, vengas a contármelo. Y si decides recibir ayuda espiritual, me encontrarás en el Confesionario de las Lamentaciones, donde mi familia y yo hacemos ceremonias de purificación del alma. Somos hermanas de la luz y te ayudaremos. No estás sólo. Si quieres ayuda, podemos dártela. - Dijo Xell apretando aun mas mi mano, y al separarla se decidio a presentarme a quien habia llegado, que por lo visto para ella ya era alguien conocido: su prima.

 

Xell habia bajado su voz procurando que la recien llegada no escuche su ultimo comentario, pero al parecer ella lo habia escuchado todo perfectamente, y eso me dio bastante gracia, la que no hice notar, ya que ya me habia dado cuenta yo de que tipo de raza era aquella persona que habia entrado: era una vampiro. Si, gracias a mis capacidades olfativas pude reconocer la diferencia.

 

Se presentó:

 

-Soy Helike, ella es mi prima - mencionó y decidio a preguntar por mi.

 

-Arthur Karkarov, semizombie - autoetiqueté con algun nombre barato a lo que me estaba sucediendo- o semiinferi. Algo parecido -rodee los ojos sin tomarle importancia- Un placer - sonreí a medias.

 

Habia mencionado el que no me habia visto antes, pero decidi no responder a aquello. A cambio de eso solo volvi la mirada a Xell y le devolvi una sonrisa cariñosa.

 

-Amiga...- terminé mi basica presentacion, susurrandole con cariño aquella palabra que me habia llegado hasta lo mas intimo. Continué: -aun no lo se, pero dudo que todo de mi te agrade com...

 

corté la frase al instante y decidí callarme. Iba a decir "como para ser amigos", pero al recordar que habia separado su mano de la mia al llegar helike decidí callarme y cambiar la frase para algo mas natural, para hacer creer otra cosa.

 

-pero dudo que todo de mi...esté dispuesto a dejar esto que es lo oculto y las sombras.

[Xell Vladimir Potter Black]

Mi prima contestó muy seca, pensé que tal vez no quería que se supiera su "problemilla", pero yo me sentía orgullosa de las tías Cye y Sagitas y de mi madre Reena, ya que las tres habían conseguido devolverle a la vida y sin ese aspecto demoníaco que la poseía. Escondí una sonrisa porque Heliké me había mandado un mensaje mental sobre mi lengua. Y como la quería mucho, ¿qué iba a ser de mí sin lengua?, cambié de tema.

 

- Semi zombie o semi-inferi... Es el primero que conozco así - dije, con cierta alegría de la que después me arrepentí. - Ay, no quiero decir que me guste que seas eso, es... la novedad.

 

La escusa me sonó tan débil que sentí que enrojecía. ¿Y si Arthur pensaba mal de mí, creyendo que me burlaba de su mal? Y no era así. Noté que vacilaba un poco, tal vez a él no le gustara ser lo que era.

 

- Bueno, serás mi amigo "especial". No quiero que pienses que me voy a echar hacia atrás porque seas... semi zombie o semi inferi. Eres... especial, algo diferente, pero entre amigos, esas cosas no se tienen en cuenta. Yo también tengo mis particularidades, ¿sabes? A ver si te crees que yo no hago cosas raras según mis amigos.

 

¿Pero qué decía? Seguro que yo no podía compararme con lo que él sufría, pero quería darle cierto aire divertido para que no se pusiera triste. Sabía que sufría y sentía empatía por él.

 

- Soy sacerdotisa, hago aquelarres a la luz de la luna en zonas del bosque prohibido, hablo con animales y vuelo con dragones. Bueno, esto último cuando me deja mi tía Sagitas que saque de paseo a las criaturas del Circo y mi madre no está cerca.

 

Sonreí un poco, seguro que pensaba que era una boba. Le volví a tomar de la mano para que notara que era cierto lo que decía, que era mi amigo.

 

- Y si prometes no comerme, te dejo que me acompañes en alguna ceremonia para que veas que el Mal no siempre gana, si tienes apoyo de amigos que te den fuerzas para combatirlo; siempre que así lo desees, claro.

 

 

OFF: cortito, que tengo que cerrar el notebook.