☀ ｡.:* Castillo Lestrange *.:｡☀

[Mael Blackfyre]

Hijo de Odín - Hermandad del Rayo

 

El día estaba completamente gris. Las nubes habían tapado el amanecer haciendo que la luz que iba incrementando lo hiciera con mayor lentitud que de costumbre. Mi habitación se había iluminado muy despacio, haciendo que todo lo que tenía a mí alrededor se formara de a poco. Las siluetas del ropero, las cortinas y el resto de los muebles se iban dibujando y parecía como si fueran personas que me observaban desde que había abierto los ojos y me había limitado a observar el techo. Los pensamientos me habían invadido por completo visualizando lo que había sucedido aquel día.

 

Aún pensaba lo difícil que había sido aquella situación entre el pacto de Merlín y Odín. Algo que jamás podría llegado a imaginar. Y mucho más cuando no enteramos que éramos parte de ése encuentro, que todos los miembros de la Hermandad del Rayo éramos descendientes de los dioses nórdicos, lo que nos convertía en Mestizos. Y no como se solía llamar en la comunidad mágica, cuando tenías un padre mágico y el otro muggle. Sino que sea lo que fuere, uno de ellos era un Dios.

 

Tal vez por ello era que poseía mi magia. Al parecer la descendencia nórdica se había perdido en el transcurso de los años pero si había surgido en un momento así, era porque era tan fuerte como la parte mágica, por así decirlo. Y así me lo había explicado mi padre Odín, como lo llamaba ahora. Había entendido que era una manera representativa, ya que mis padres biológicos habían sido asesinados por Mortífagos pero era relajante saber que podía contar con una figura paternal, alguien con el que había charlado por unos momentos y hasta podía decir que me había conectado de una manera especial.

 

Fue raro encontrarme con Odin. Parecía que hasta había respondido a un simple pensamiento. Había pasado todo después de que nos enteráramos del pacto, de saber que todos éramos una especie de hermanos y que debíamos actuar como tal. Obviamente que no iba a quedarme con ésa orden y las dudas invadieron mi cabeza. Había estado caminando entre los jardines de la mansión Gryffindor cuando me encontré con Odin. Parecía tan pensativo como yo, con la diferencia que su sonrisa me indicaba que me estaba esperando, algo que hizo que le respondiera de la misma manera.

 

—No hay una explicación para todo, hijo. A veces las cosas ocurren por una sola razón.

 

Me había costado escuchar ésa palabra la primera vez: “Hijo”. Pero después de aquella charla, me había acostumbrado y hasta podía decir que extrañaba escucharla, ya que me había convencido de lo que realmente era. Y pudo tranquilizarme y explicarme todo lo sucedido en su reino, en Asgard. Me explicó que todo estaba destinado a que pase de ésa manera y que ése encuentro estaba escrito que iba a suceder. “Estoy seguro que cada dios se encargara de informar a sus respectivos hijos” me había explicado como respondiéndome a la cuestión de como haríamos para ponernos nuevamente al día con todo.

 

—Tienen que ser fuertes. Es algo que va a pasar. Cuanto más unidos estén como la Hermandad que son, más invencibles serán. Descubran de a poco lo que son y solos sabrán que hacer.

 

Aquellas palabras se sumaron a la charla y era lo que más recordaba. Era como si fuera otra historia, una historia paralela a lo que conocíamos de cada uno. No es que ahora éramos superhéroes con extraños poderes sino que llevábamos una carga extra. Si era verdad lo que decía Odin, y estaba seguro que si, entonces nos deberíamos enfrentar a más que un hermano. Si lo que había explicado mi padre era verdad, estaba a punto de empezar lo que se conocía como el Ragnarok, una batalla que abarcaría hasta una lucha con los Æsir y jotuns, unos gigantes.

 

“No voy a dejarte solo” fue la aclaración que me dijo antes de que lo viera partir con un destello blanco que me cegó por unos instantes. Solo quedó una pequeña explosión de energía y, algunas hojas y piedritas que se levantaron en el aire y volvieron a caer. Habían pasado unos días de ése encuentro y pensaba todo el tiempo en ello. Cuando me despertaba y cuando me volvía a acostar. Ya no tenía tantas preguntas pero no podía olvidarme de la serpiente gigante que amenazaba a todos los mundos, de lo que sucedería de Loki sin saber el momento preciso y de que pasaría de ahora en adelante. Y así fue como una vez más, las cuestiones en mi cabeza se vieron respondidas.

 

El collar de la hermandad se sobrecalentó de un instante al otro, destellando una luz que iluminó todo como si estuviera tirado sobre el césped, entre los rayos del sol. Me incorporé de la cama tanteando entre las sábanas para buscar mi varita. Cuando la encontré salteé al suelo e inmediatamente me dije “Pandora”. Intuitivamente sabía que se encontraba en peligro y que todo empezaba. Mis hermanos nórdicos estaban enterándose en ése momento y algo me decía que debía dirigirme hacia la Lestrange Lupin. Giré sobre mis talones y desaparecí.

Editado 30 de Septiembre del 2013 por Elvis F. Gryffindor

[Emily Karkarov]

Hija de Skadi - Hermandad del Rayo

 

Comenzó a dar vueltas y vueltas sobre su cama intentando volver a dormir, pero era imposible aunque dos horas diarias de sueño diario le parecía enfermizo. Descansar no era algo que pudiera hacer con facilidad, sin embargo no tenía señas en su rostro, como ojeras, o en su estado de ánimo que la acusaran de cansancio. Se puso de pie y se vistió como si fuera a salir. En cuanto se acercó al espejo para peinarse lo vio. Había un antiquísimo libro que sobresalía de los otros: era mucho más grande, de un color escarlata vivo y que, a diferencia de los demás en el estante, estaba sin una mota de polvo; casi relucía.

 

Frunció el entrecejo levemente mientras daba la vuelta y tomaba aquel objeto. Emily solía leer mucho, no obstante era una práctica que había perdido en los últimos meses. Aquel ejemplar simplemente no lo había visto antes. Tenía el dibujo de un arco grabado en la pasta. Como solía hacer, siguió con el dedo el relieve del dibujo. Y aquello fue suficiente para que el libro se abra de forma violenta y comenzara a pasar las hojas de una manera impresionante, sin control, dejando a Emily en principio asustada y luego curiosa de lo que pasaba frente a sus ojos. Sostuvo el libro con la palma de su mano izquierda y con la derecha detuvo el incontrolable pasar de páginas.

 

Lo que ocurrió a continuación posteriormente Emily lo recordaría como una visión, pues se rehusaba a pensar que un libro había entrado a su mente o que alguien se había comunicado con ella usando ese medio. Cientos de imágenes le contaron la historia de la diosa Skadi, la muerte de su padre, la venganza que había planeado, su matrimonio y posterior divorcio, sus habilidades para comunicarse con los elementos de la naturaleza y el arco. Y, por supuesto, lo más importante, que de alguna manera Emily descendía de aquella diosa que pasaba de ser conocida como del invierno y la caza a diosa de las sombras, las lesiones, del dolor y las víctimas.

 

No tiene sentido se dijo a sí misma.

 

Como toda respuesta se vio en muchas situaciones que se amoldaban a lo que había descubierto. Y entonces lo supo. Todo en ella, su actitud fría y distante, sus gustos, sus antiguas decisiones, el haber pertenecido durante muchos años a Avalon, se veían respaldadas por el hecho de ser hija de Sakadi, de ser una Mestiza dijo una voz en su cabeza, que empezaba a atormentarla. ¿Sería posible? Según lo que había visto, y por ello daba crédito a sus dotes de adivinación, los demás pertenecientes a la Hermandad del Rayo también lo eran.

 

Comenzó a sentir mucho frío, sus manos se habían helado de tal manera que ni siquiera podía sostener más el libro. Súbitamente éste desapareció dejando a la muchacha con más interrogantes, con una sensación de inestabilidad emocional que nunca antes había experimentado y con la única certeza de que, según lo que Skadi le había dicho a través de las imágenes, los pocos en quien podía refugiar todo lo que había descubierto serían los miembros de la Hermandad del Rayo. El destino los había juntado para algo más grande que un torneo.

 

Como si los hubiera invocado con el pensamiento, el collar que le habían dado comenzó a arder tanto que llegó a imaginar que le quemaba la piel. Solo podía significar una cosa: Peligro. Giró sobre sus talones y desapareció de donde se encontraba camino a la Lestrange Lupin, donde sentía que debía estar en ese momento. Obviamente, al ver a uno de sus hermanos supo que se encontraba en el lugar correcto. Se acercó a él, sin decir palabra, esperando.

 

Editado 1 de Octubre del 2013 por Emily Cartwright

[Rose V.Walker]

Hija de Frigg~ Hermandad del Rayo.

 

Mientras trabajaba en su adorado jardín, la voz de la diosa de la predicción se escucho proviniendo de una pequeña planta de flores amarillas, que se contoneaba como si el viento la meciese, iluminada con una luz proveniente de la misma.

<<¡Hija mía!>> las flores de la planta se dirigieron hacia la nívea tal cual girasol al sol. La semi-dios, sorprendida, la observo sin sentir temor de ello. <<¡Hija mía!>>

La voz era dulce y melodiosa, con una increíble delicadeza y un efecto tranquilizador. La nívea se acerco hacia la "Hierba de Frigg" y al instante reconoció la voz.

Ya antes la había escuchado, cuando despertó en un claro junto con otras personas, la marca mágica que llevaba en su pecho comenzó a brillar.

 

<< Amada hija, Amada hija. Fuerza deberás tener. He visto el futuro y una vez mas he visto mis hijos caer.>>

La hija de Frigg, a pesar del dialecto de su madre, entendía a la perfección; como si cada palabra que escuchara le revelara lo que iba a suceder.

<<Tus hermanos te necesitan, reúnete con ellos y enséñales los que has descubierto. Tenga confianza, solos no los dejaremos. Luchen, confíen y venzan>>

 

Y de esta manera la voz se disipo en el aire haciendo que la marca en su pecho comenzara a arder, revelándole la imagen de la temible serpiente siendo liberada, enemigo de los dioses y ahora de la hermandad, por mano de uno de los "mestizos".

La nívea no pudo evitar sentir un terrible dolor en su interior viendo como la propia Pandora colocaba en libertad al hijo mald*** de Loki.

 

La descendiente de Frigg partió del jardín, dejando todo lo que estaba haciendo, hacia el lugar que sus revelaciones le habían mostrado: el claro donde el cuerpo de Pandora yacería inconsciente. Esperaba que lo que su madre le había mostrado aun no hubiese ocurrido aun y que aun quedara tiempo para contener al dios rebelde y de rescatar a su apreciada amiga.

 

Giro sobre sus pies dejando atrás su casa, mientras su cuerpo se esfumaba llevándola hacia otro lugar. La protección de la casa no le permitió llegar a su interior, sin embargo la dejo en toda la entrada. Como de costumbre, la aparición había sido un éxito; su cuerpo y ropaje estaban intactos: el vestido rosado que llevaba con un lazo en su cintura, sus zapatos de tacón del mismo color y su cabello en rizos blancos todo estaba justo como ella lo había colocado, sin embargo su interior estaba perturbado.

En su mente las imágenes que había visto la atormentaban y la debilitaban, quería encontrar a los demás hijos, encontrarlos y asegurarse de que estuvieran bien.

 

Abrió la enorme reja negra y traspaso la entrada del castillo Lestrange Lupin, camino por todo el corredor que llevaba hacia la entrada del lugar y una vez ahí se adentro al interior del bosque que acolitado la enorme mansión.

 

[Catherine Moody]

Hija de Loki - Hermandad del Rayo

 

Las sombras se cernían a mi alrededor cada vez con más fuerza. En medio de mi ensueño, pude ver como mi hermano azotaba con su cola una barrera imaginaria, como si esta le apresara tal cual habían hecho las ataduras divinas, antes que mi padre Loki le liberara con mi propia varita. Traté de mover la mano y descubrí que no podía. Grité, y nada. Finalmente, volví a sumirme en el olvido.

 

Cuando desperté, me di cuenta de que no estaba en el mismo claro que antes. El agua había desaparecido y sólo podía oír el eco de un lugar tranquilo y aun intacto ante el caos acechante. Cerca, pude sentir la presencia de mis hermanos. Aquello asignados de una manera más fuerte incluso que mis camaradas de la Orden.

 

Rose, Elvis, Emily e incluso Vrael. Suspiré a la par que me sentaba sobre la tierra. ¿Cuánto tiempo había perdido la consciencia? Con un movimiento reflejo, llevé mi mano hacia el bolsillo de mi vestido, sólo para descubrir que no había nada. Mi sueño ¿era cierto? ¿había robado mi varita mi padre y me había dejado en aquella isla a mi suerte?

 

Incluso Sol no parecía estar muy lejos. Y de seguro los compañeros de la hermandad llegarían en cualquier momento. Antes de ser capaz de hilvanar algo coherente, empecé a balbucear.

 

-Jormundandr él, atacará, la tierra se llenará de agua y todos perecerán. Y entonces, cuando se alcen, la tropa de muertos regresara de las tierras a la que fueron expulsados. Serán enviados desde detrás del velo uno a uno y las nornas cantarán nuestro futuro... y... y...

 

Luego de aquello las líneas se perdieron en mi garganta. Reaccioné.

 

-Yo... yo... -miré a mis compañeros con horror- soy una completa inútil en esta batalla. Perdí mi varita. "Lord" esta en poder de Loki, mi padre. Sé que es difícil de creer pero... es cierto, lo juro.

[Vrael Myrddin]

http://i.imgur.com/nQjjHmN.jpg

 

 

una capa ondeaba el la lejanía, la capucha de la misma, ocultaban la identidad de quien se acercaba al inconsciente cuerpo de Pandora escogiéndola entre sus brazos, cuando la tuvo consigo, el encapuchado paseo su mirada alrededor de todo lo que rodeaba a la bruja para determinar alguna causa, del porqué el joven había terminado en aquel lugar por arte del destino, y porque Pandora estaba maltrecha en aquel lugar <<Ahí estas>>, Justo cuando se largaba en un árbol que movió su raíz lo vio el destello plateado de un cuerno en miniatura <<como este>> con hermosas runas, como pudo con Pandora en sus brazos utilizó el hechizo convocador y trapó el cuerno y en el acto tuvo la visión de unas imágenes de un lugar, siguiendo esas imágenes el intrigado encapuchado desapareció.

 

Otterý, Castillo Lestrange Lupin.

 

El Muchacho apareció con Pandora en Brazos llego a la verja que estaba abierta, lo cual facilitaba mucho su entrada al castillo, recorrió el sendero, mientras la luna bañaba de plateada luz las aguas de las piletas del castillo, alegres flores danzaban al interior de sus jardines una balada que solo ellas escuchaban, de pronto múltiples ruidos comenzaron a invadir la cabeza del encapuchado que lo hicieron tambalearse, algo andaba mal, no había ninguna razón para que su oído se agudizara tanto, podía sentir el ruido del césped al crecer, era maravilloso y tétrico a la vez,

 

el viento soplo algo agitado, de pronto, y la capucha voló desde la cabeza descubriendo al muchacho Vrael, quien llevaba a su tía en brazos, se apresuro a correr con Pandora en Brazos mientras que sus oídos sufrían producto de aquellos infernales sonidos que lo torturaban, sus huelas quedaron marcadas en el sendero, al llegar al castillo se encontró con Rose, pero pasó de largo para buscar un lugar cómodo donde poner a la mujer. Aun el muchacho no entendía porque no la había llevado a San Mungo, creo que la curiosidad por saber que significaban las imágenes y porque cuando tomó a Pandora del suelo supo que esta estaba viva y que su respiración era normal.

 

De un momento a otro un grupo de personas estaba congregado alrededor de ellos dos, le consultaban al joven que era lo que estaba aconteciendo, pero este nada pudo decir, cuando quería responder algo, nada salia de su boca. <<Que cosa mas extraña>> pensó <<¡El cuerno! quizás eso sea lo que produce estas anomalías>> dejó a su tía en un sofá muy cómodo, y sacó del lugar donde había guardado el cuerno, y de un movimiento de varita lo hizo desaparecer enviándolo a un lugar seguro. y de pronto se alivio de los ruidos infernales que invadían su cabeza y del mutismo repentino que lo había afectado, no hizo caso a quienes le hablaban, con la varita mano dijo - Ennervate - y el rayo impacto en la demon hunter - Ahora pregúntenle a ella, yo solo la encontré....porque no estaran desconfiando de mi verdad - los profundos ojos del joven destellaron amenazadores barriendo a los presentes - ya esta ahí la tienen ha despertado.

 

El Vrael estaba con una jaqueca como secuela de escuchar tantos ruidos en su mente, su cerebro se defendía aunque era estúpi** porque se infringía dolor a si mismo, luego de escuchar lo que su tía comenzó a decir, el muchacho quedo atónito, y simplemente dijo - Seguro tiene fiebre y desvaría - pero enseguida todos comenzaron a mirarle extrañados - ¿Qué? - dijo a la defensiva Vrael - Bueno, si como sea, necesito algo para el dolor de cabeza, se me parte en ¡dos!, ¡Por Asgard!....- ¿Por Asgard? que clase de expresión era esa, jamas la había ocupado... estaban ocurriendo cosas raras, quizás algún encantamiento extraño y poderoso del departamento de misterios estaba siendo probado en la zona pensó Vrael, quien decidió callar y esperar a que el resto se pronunciara.

Editado 2 de Octubre del 2013 por Vrael Myrddin

[Sol Lestrange Black]

Hermandad del Rayo

Hija de Freyia

 

Una suave brisa hacia que mis rizos tomaran vida, mientras mis pasos se dirigían al lago, ondeando bajo mi larga y vaporosa falda. Siempre aquel lugar me había atraído, como si en el un gran secreto se encontrara y en algún momento seria revelado para mí. Con el paso de los años había dejado de lado la afición de sentarme durante horas a mirar como aquellas tranquilas aguas reflejaban el cielo, y por las noches la luna y las estrellas. El murmullo del viento parecía llamarme, como si una voz lejana y conocida dijera mi nombre.

 

Mis pies descalzos parecían haber olvidado lo frío que el suelo podía llegar a ser, el roce de la hierba fresca bajo mis pies y las hojas secas cosquilleaban suavemente, haciendo un suave sonido conforme me acercaba más a las orillas del lago. Apenas estuve cerca la brisa soplo con mayor fuerza, mis cabellos y mi falda volaron, haciéndome estremecer.

 

Del centro del algo una figura emergió, erguida e impávida, completamente seca, como si el agua se reusara a tocarle. Tuve que parpadear un par de veces antes de poder reconocer una figura femenina, alta y de perfecta figura, sus cabellos rubios y ondulados caían en una dorada cascada sobre sus hombros. Su piel era blanca y perfecta, como fina porcelana, sus ojos grandes y de color ámbar, me parecían extrañamente familiares.

Flotando sin tocar la superficie de aquel espejo de agua, avanzo hacia mi, el primer impulso fue alejarme, pero no podía una fuerza invisible me mantenía quieta. Los ojos de aquella hermosa mujer se cruzaron con los míos provocándome un suave escalofrío, era extraño, sentía que la conocía, de algún lugar, como si fuera parte de mí y yo de ella.

 

- Hija mía…- aquellas palabras fueron el detonante que me despertó de aquel cálido ensueño, como si una cubetada de agua fría cayera sobre mi cabeza haciéndome reaccionar y no de la mejor manera. Mi cuerpo se tenso incomodo.

 

- ¿Quién eres y que es lo que quieres?- lejos de enfadarse por mi actitud hostil la mujer sonrió dulcemente, con un halo de tristeza reflejada en sus ojos.

 

 

- Acaso no lo sabes…- dijo en tono dócil, apenas en un murmullo. Acercando su mano nívea a mi mejilla, no me moví mientras la deslizaba suavemente hasta mi mentón- Te pareces tanto a mi… apenas tienes los labios de tu padre…- continuó con aire melancólico.

 

- ¿Mamá? - Pregunté sintiendo que de pronto el aire se esfumaba de mis pulmones, no podía ser, después de tantos y tantos años se presentaba ante mi. No, no podía ser ella, me había abandonado con mi padre, que caso tenia volver ahora.

 

- Así es pequeña, estoy aquí- continuó sonriendo sin percatarse de mi malestar

 

- ¿ Que haces aquí, que quieres, después de toda una vida?…- comencé a protestar dando un par de vacilantes pasos hacia atrás apartándome.

 

- Sé que debes reprochármelo, pero te juro por los dioses que no tuve otra alternativa…- su mirada se volvió triste y apagada, apartándose de mi .- No podía tenerte a mi lado, te matarían de saberlo. – continuo con voz quebrada.- Siempre estuve ahí, mirándote, gozando con tus triunfos, viviendo tus tristezas Sol…pero no podía acercarme.

 

- No te creo nada ¿ cómo pudiste?- pregunté en un ahogado grito que me quebró la voz mientras las lagrimas comenzaban a derramarse en mis mejilla pálidas.- ¿Y ahora por que si?

 

- Estas en peligro, todos lo están, necesitabas mi intervención, el mundo, la magia y todo lo que de ella depende están en riesgo…- hablaba apresuradamente – Debes unirte con tus hermanos, solo ustedes pueden detener lo que se ha desatado. – continuó- tienes mi valor, mi fuerza, úsalos bien…- su mano fue hacia el dorado cinturón que sostenía su túnica, me entrego un lazo plateado, que se enrosco en mi brazo derecho. – Esta es un arma muy poderosa, un látigo capaz de detener al enemigo, de destrozar un cuerpo, útil en la guerra y suave e inquebrantable con el amor.

 

De manera inmediata mi mano izquierda fue al dije que pendía en mi cuello, lo sentí vibrar y tomar calor, eso lo explicaba todo, mi madre era parte de aquello. La miré a los ojos y me sonrió, comprendiendo mis pensamientos.

 

- Ya tendremos tiempo para esas dudas…- dijo sin apartar la mirada- Ahora ve y ayúdalos…- su mano fue a la mía apretando con fuerza, una fuerte descarga de algo parecido a la electricidad me recorrió por entero llenándome de fuerza y valor.- Volveré Sol…lo juro…buena suerte hija mia- su cuerpo desapareció diluyéndose en el aire.

 

Sin detenerme a pensar corrí de vuelta al castillo, sentía la presencia de mis hermanos tan cerca que era casi palpable. Casi escuchaba sus voces y sentía su preocupación. Llegue a las puertas de roble y las empuje encontrando al grupo reunido en torno a una Pandora semi inconsciente. Aquello no era una buena señal.

 

- ¿Que paso?- pregunté al grupo ahí reunido arrodillándome junto a pando acariciando su pálida mejilla.- No van a creer lo que acaba de pasarme...

[Sunar PBT]

Hija de Nerta (Nerthus)

Hermandad del Rayo

 

Estuvo un buen rato admirando las hermosas flores del jardín. La casa vibraba de alegría con la variedad de plantas herbáceas que se fueron cultivando desde su llegada. Cada una con un bello color, mágica o no, eran parte del atractivo. Además, unos frondosos arboles que repartían sombra, y aves que moraban en sus copas.

 

La Potter Black siempre tuvo una afinidad especial con ciertas características del entorno natural. Era su belleza lo que más le llamaba la atención; cada factor jugaba un papel en el desarrollo de la vida, y por eso le intrigaba los designios de la misma.

 

La joven cayó en un profundo sueño. Se encontró rodeada de la más increíble estela de vida. Por donde mirara se hallaba rodeada de cada ser, tanto vivo como inanimado que conformaba el conjunto de la naturaleza. No solo se asombró de la magnificencia, sintió que no estaba sola, nunca lo estuvo.

 

– ¿Quién eres? – indagó algo aprehensiva. Sospecha algo, desde que supo parte de su procedencia, muy dentro de ella, lo sospechaba.

 

Usando todo lo que se conoce sobre la faz del planeta, y qué también era parte de los dominios de sus hijos, los cuales producto de una unión incestuosa ya le había alertado a su descendencia más próxima, Nerta le habló.

 

– Sabes quién soy – el susurró ayudado por la quietud, lo que provocó que la joven centrara su mente en la respuesta que rondó segundos después.

 

– ¿Por qué me visitas ahora? – no quería sonar incordiada por la abrupta reunión con la progenitora.

 

Después de enterarse de la relación y la mágica unión que los asociaba a sus demás hermanos, gracias a un pacto entre los más grandes seres de luz y magia, fue el inicio para una historia paralela a sus vidas como humanos o no dentro de un mundo donde nadie los conocería como semidioses. Era un lazo inquebrantable, sin ser necesariamente mágico, que los uniría hasta el día de su muerte.

 

– La tierra entera se encuentra en peligro. Un ser malvado, por pura diversión, ha desatado un acontecimiento que marcó en tiempos antiguos nuestra presencia en Midgard y ahora ha vuelto para consumar y ejecutar el destino que nos merecíamos. – el silencio apagó cualquier sonido de animales.

 

– Debes buscar a tus hermanos, ayudarlos y proteger el legado que te he concedido desde que estuve en la tierra. – culminó antes de dejarla libre del sortilegio.

 

La angustia despertó a la mujer que también percibió un ardor, al llevarse la mano opuesta al colgante que transformó en pulsera, supo que el sueño, fue más una advertencia. Se levantó de la banca en el jardín de la mansión y desapareció hacia donde la intuición le dictaba. Con los demás miembros de la Hermandad del Rayo.

[Rose V.Walker]

Hija de Frigg~ Hermandad del Rayo.

 

Mientras se dirigía al bosque, la sombra de una persona que cargaba algo atrajo su atención. El cuerpo paso rápidamente de la entrada hacia el interior de la mansión, la nívea no la identifico pero algo le decía que debía ir tras las dos formas.

Siguió al encapuchado mientras veía como este caminaba algo dificultoso por la carga en sus manos, y no fue cuando lo tubo mas de cerca que se dio cuenta que el cuerpo era de Pandora.

 

La nívea sintió desfallecer, justo como se lo habían mostrado la mujer estaba inconsciente, comprendiendo que la profecía se había cumplido y era demasiado tarde para hacer algo: la criatura había sido liberada con la propia varita de su amada hermana.

 

-¡Usted, deténgase!-exclamó la chica antes del que el viento soplara descubriendo el cabello azul del personaje, sin embargo la fuerza con que soplaba no dejo que su voz lo alcanzara y el joven se adentro en la mansión Lestrange Lupin.

 

<<¡¿Vrael?!>> Como había encontrado el muchacho a Pandora, en sus visiones no había alcanzado a ver su presencia; Vrael no hacia parte de ninguna de ellas, sin embargo el chico estaba allí.

La semi-dios lo alcanzó al tiempo que el resto de la hermandad se avecinaba en el castillo. La nívea se acerco hacia el cuerpo de Pandora para verificar la estabilidad de la mujer, sin embargo todo estaba bien en ella, aparentemente.

 

Rose se sentó en el suelo al lado del sillón algo atormentada por la visión de la bestia; sí la hija de Loki se encontraba allí, en esas condiciones lo mas probable es que la serpiente ya estuviera suelta. Ahora también le inquietaba la presencia de Vrael en aquel lugar, que hubiese sido justo el quien encontrara a Pandora y que trajera consigo el cuerno del guardián.

 

Pronto los hijos de los dioses empezaron a llegar y Pandora recupero la consciencia, sin embargo parecía ida y empezó a hablar sin concordancia alguna. Vrael que había permanecido en silencio se altero colocándose a la defensiva con los presentes.

 

-No debes temer, muchacho.- habló la nívea con la voz muy parecida a la su madre, que la sorprendió e hizo que se quedara cayada pensando si lo que había escuchado era su voz o la de Frigg.

 

[Mael Blackfyre]

Hijo de Odín - Hermandad del Rayo

 

 

Giraba sobre mi mismo mientras sentía aquella conocida opresión. Cuando abrí los ojos me encontré frente a la verja que marcaba el comienzo del terreno de los Lestrange Lupin, el lugar donde todos los miembros de la Hermandad del Rayo se reunirían para un fin en común. Sin dudarlo empecé a correr, abriendo la verja de un empujón y dando zancadas sobre aquellos senderos que se perdían entre los árboles, que se dirigían hacia diferentes zonas del Castillo y el principal hacia la entrada. Podía admitir que hasta tenía miedo de que hubiera pasado algo más.

 

La piedra aún se calentaba más, señal que me indicaba que estaba haciendo lo correcto. Si todas las advertencias de Odin habían sido ciertas, entonces ya era muy tarde. ¿Por qué no me había quedado junto a Pandora todo el tiempo? ¿Por qué no había intentado protegerla para que no sintiera aquella gran culpa? Por que nuestra relación se había estrechado en el último tiempo, pero por lo poco que la conocía, sabía que sentiría un gran peso sobre sus hombros. Y no era su culpa, no había cumplido más que su papel obligado de peón. En mi cabeza aparecían unas palabras “Si te hubieras quedado con Pandora, hubieras salido herido”. Y era verdad.

 

Salteé de dos en dos los escalones y me adentré por el vestíbulo sin siquiera llamar para que me atendiera alguien. Sabía que estaban allí, podía sentirlos y escucharlos. Algunos hermanos más habían llegado y estaban rodeando a una Pandora algo mareada y tal culposa como pensaba. Me acerqué mientras pude ver en el rostro de todos que había cierto temor, pero tomando la fuerza de aquella unión, del grupo que éramos. Me arrodillé al lado de la hija de Loki.

 

—Escúchame. Tienes que calmarte porque no tienes la culpa. Estabas destinada a ayudar a tu padre y éste, a liberar el Jormundgander. De la misma manera que nosotros estábamos destinado a formar la Hermandad del Rayo —le dirigí una sonrisa y le apreté el hombro. Me levanté y miré a mí alrededor. De a poco todos empezaban a entender—. Hasta estoy seguro que ustedes también se encontraron con sus padres. Porque así tenía que pasar.

 

Miré a Sol que era la más emocionada por aquello. Mi habilidad con la Legeremancia me permitía ver a través de ellos como si hubiera sido yo el que había vivido aquellos recuerdos. Pude reconocer a Freya. Y en los ojos de mis hermanos me mostraban todos los encuentros. Cada uno en diferentes situaciones pero a todos alertandolos de la misma manera, explicándoles todo lo que iba a suceder e implicándonos en aquella situación sin que tuviéramos opción alguna. Emily, Rose y Sunar también habían tenido su charla con aquellos dioses. Inclusive pude ver hasta los ojos de Loki, quien había pasado de estar completamente entregado a desarmar a su hija y escapar de allí.

 

El único que al parecer no parecía demasiado sometido a los pensamientos respecto a su padre era Vrael, pero estaba seguro que también había sido alertado como todos nosotros. Debíamos hacer algo cuanto antes. No era justo que nuestros padres ni siquiera nos hubieran dado tiempo a prepararnos. Éramos simples novatos ante tales noticias. ¿Cómo frenaríamos a Loki? ¿Cómo enfrentaríamos a una bestia con aquel poder? ¿Había alguna manera de detener lo que los dioses conocían como el Ragnarok? Nuestras vidas corrían peligro.

 

—Debemos pensar con claridad. Debemos buscarle una varita a Pandora. Si la magia pudo liberar a Loki y a su monstruoso hijo, entonces vamos a poder usarlo contra ellos. ¿No creen? —los miré son saber lo que estaban pensando o sin siquiera saber lo que querían hacer. Sabía que no había tiempo, pero debíamos unir todo lo que nos habían dicho nuestros padres—. ¿Qué les dijeron sus padres? ¿Acaso tienen idea de lo que es el Ragnarok? Podemos empezar a decir que es un fin apocalíptico y que todo esta absolutamente escrito. Cada detalle de éste acontecimiento. —los continuaba mirando. “Hasta sobre nuestra participación” murmuré.

[Sunar PBT]

Hija de Nerta (Nerthus)

Hermandad del Rayo

La joven apareció en los terrenos del castillo. Puesto que lago muy especial la ayudaba, ni se percató si había hechizos antiaparición. Corrió buscando a sus hermanos, la intuición y la ayuda del colgante era el mejor localizador.

Se vio aproximarse ala entrada, la fuerza dentro de ella le guiaba. Pasó al interior de la casa. La voz de su madre Nerta, volvió a retumbar en sus oídos, dirigiéndola hacia los demás hijos de los dioses nórdicos. Y los vio. En su cabeza se presentaron imágenes horrendas de la destrucción del planeta. Iba tan en serio la advertencia, no fue un sueño como Sunar lo pensó, aunque lo temía.

Por fin se encontró con ellos, cómo aquella vez que se enteraron de todo en el bosque. Sus hermanos se hallaban alrededor de la hija de Loki. Pero también había un chico más, uno que no estuvo y a pesar de todo, emanaba la misma energía mítica que ellos.

– No te aflijas más, hermana. Juntos, debemos prevenir el fin del mundo. El destino de nuestros padres, era ese, morir. – hizo una pausa – Pero el destino de nosotros, lo manejamos a nuestro antojo. No permitiremos que el Ragnarök, termine como debe acabar. – agregó confiada.

 

Casi fue una respuesta a la interrogante que el hijo de Odín, les lanzó. Más que todo una respuesta de la hija de Nerta. La cual no conocía a conciencia la profecía en su totalidad, pero que entendía que unidos y solo así, lograrían desafiar y vencer al mismo dios Loki.