☀ ｡.:* Castillo Lestrange *.:｡☀

[shanna Collingwood]

escuche atentamente a sus preguntas mientras me sentaba a su lado con total delicadeza, vi a lo lejos, bueno no tan lejos como un gato color negro azabache de grandes ojos verdes esmeraldas me miraban fijamente con reproche, era kai que vigilaba mi frialdad, no quise mirar a mi hermana, pues tenía miedo, pero por algún motivo tenía que hacerlo, solamente murmure.

 

- De donde provengo no es mucho interés, mi pasado es algo que a mi parecer no me gusta recordar. - dije secamente, pero me retracte por algún motivo - pero puedo decir que vengo de los hermosos Bosques, de una antigua aldea...quede.. - baje la cabeza, esta vez mintiendo un poco - quede huérfana.... - dicho esto se corto mi voz un poco, pero lo logre ocultar ya que la lluvia comenzó a sonar mas fuerte, el gato bajo la cabeza, supo que teníamos que encontrarnos, por siglos el me vigilaba y me decía que algo bueno estaba predestinado para mi, pero nunca me dijo que tenía una hermana.

Editado 30 de Mayo del 2013 por shanna Collingwood

[Linnette Collingwood]

Mire a la chica atenta mientras hablaba, habia notado la presencia de un gato, era un gato sombra, lo supe pues no emanaba calor alguno, como un ser viviente lo haria, y al yo tener activo un campo a mi alrededor, alejaba todo cuerpo extraño y frio, pero aunque sabia bien que shanna era hielo, mi campo no la repelia, mas bien se habia incrementado con su cercania eso era algo raro.

 

- vengo de los hermosos Bosques, de una antigua aldea...quede.. huerfana- la mire concuriosidad.

" Huerfana.. ¿ella? pero como, si segun loq ue investigue luego de convertirnme en lo que soy ahora, vi a mi padre morir viejo y sin heredero" pense par amis adentros, la mire y baje con delicadeza mi capucha, mostrandole mi rostro, rostro que solo mostraba tristeza y algo de añoranza.

 

- Tambien provengo de los bosques, y de una antigua aldea medieval en los bosques ingleses, fui la hija primogénita d eun señor mago feudal, pero mi suerte no fue tan buena, acabe 10 años encerrada en las cuevas de los dragones de mi padre, la ultima persona que vi me dijo que el me detestaba y por eso me encerraba en esas cuevas pues era un constante recuerdo de mi mmadre, donde pase mi vida en tinieblas y frio, hasta que mori..pero me habian dejado una maldicion y ahora soy como soy- me mordi el labio, habia hablado de mas y eso no era bueno, pero nada podia hacer no sbaia por que le contaba eso a ella pero se sentia bien por alguna razon sabria que algo me esperaba.

 

pude ver como los ojos verdes del gato mmiraban a mi hermana y le hablaban, mientras ella le regresaba la mirada, por alguna razon ella habia salido, y era bueno hablar con ella, le segui mirando sin vovler a ocultar mi rostro, un rostro que era similar al de ella, salvo por los ojos el pelo y algunas facciones .. ya que eramos hermanas x la línea paterna , segui ahi esperando su respiesta mientras el clima se volvia mas frio y mi cuerpo aumentaba el calor para mantenerme bien.

[shanna Collingwood]

escuche atentamente lo que ella me dijo, que su padre era un mago feudal? el mio también lo era y que la había encerrado por que la odiaba...no se es no me cuadraba, de verdad era mi hermana? oh! Kai donde estas mi fiel amigo...deja de mirarme...

 

- Esa es..una historia muy penosa Linnette, aunque dudo mucho....te han mentido...- murmure con suavidad, mi voz era sedosa y a lo oídos de cualquier criatura era como un veneno venenoso pero al mismo tiempo hermoso, baje mi capucha dejando ver mis grandes ojos calipsos, por alguna razón su historia me era familiar.

 

- Has dicho algo sobre una maldición...que maldición se te ha dado a ti... - el gato desapareció pero un ave apareció frente a mi con los mismos ojos verdes esmeraldas y sus plumas negras azabache, era kai que escuchaba mas de cerca, lo mire fijamente con un odio pero baje la cabeza.

 

- yo...también sufrí una maldición.... - suspiro tragando saliva.

[Sol Lestrange Black]

Era momento de depurar un poco mi habitación, tenía tantas cosas en el armario, vestidor y cajones que no podía seguir comprando y eso para mi era un gran problema. tenía dos posibilidades: 1. Comenzar a acumular ropa en otro de los armarios de alguna habitación cercana o 2. Sacar todo aquello que tenia tiempo sin usar.

 

La primer idea era bastante mas llamativa, sin embargo tenia igualmente que vaciar el armario para poder llevar la ropa a otro lugar, por lo que en un arrebato Haydie estaba a mi lado lista para ayudarme en aquella afanosa tarea.

 

- Cuando usted me indiqué Akra...- dijo la elfina con ojos chispeantes, adoraba complacerme , fuera cual fuera mi locura.

 

- Listo Haydie ha llegado la hora de llevar todo esto a la otra habitación...- indiqué temiendo un poco a todo aquello que podía estar dentro del armario, quizás algún Boggart habitaba cómodamente entre las blusas de seda.

 

Abrí el primer cajón, prendas que apenas recordaba comenzaron a aparecer, en verdad estaba asustándome ¿Tenia acaso un grave problema de adicción a las compras? muchas de ellas estaban aun con las etiquetas puestas y sin usar, otras tantas recordaba apenas haberlas usado en una ocasión. Texturas y colores desfilaban ante mis ojos. Uno, dos, tres y muchos cajones fueron vaciándose. Hasta que en el fondo de uno una pequeña nota llamo mi atención.

 

Apenas tocarlo recordé lo que era y el momento justo en que lo había visto por primera vez. lo levante y lo lleve hasta la altura de mi nariz aspirando profundamente. Aun olía a el. mis manos temblaban y mis ojos de ámbar se nublaron. Era suya...La abrí casi con miedo, su pulcra y elegante letra apareció para mi, estrujándome el corazón.

 

Se que lo que hice no tiene explicación

que aun si llenara el castillo completo de rosas

lo mas lógico y probable es que no consiga tu perdón,

así también espero comprendas,

mantener el control en todo momento no es sencillo.

 

Nunca quise ser el causante de tus lágrimas

Con pesar me doy cuenta que

tal vez no podré mantenerte a salvo de mi.

 

Espero el detalle te agrade y mas allá de pedir disculpas

Quisiera que tomaras esto como un sencillo gesto

De alguien que te ama a pesar de su oscuridad

Porque eres mi luz.

 

Farkas

 

Suspiré mientras una cristalina y solitaria lagrima resbalo por mi pálida mejilla. ¿Cuanto tiempo hacia ya de su partida? ¿Cuanto tiempo había logrado sobrevivir sin su presencia? Deseaba tanto estar con el, volver a verlo, escuchar su voz. Sin pensarlo mucho como una autómata salí del vestidos y caminé hacia la puerta aun con aquel trozo de preciado pergamino entre mis dedos.

 

- ¿Akra esta bien? - escuché la voz de mi elfina tras mis talones, pero no me detuve a responder, sali al pasillo y avance un par de puertas. Me detuve justo frente a la que buscaba. Con manos temblorosas, tomé el pomo, no giro, estaba cerrada con llave.

 

- No creo que sea buena idea que entre ahí...- escuché de nuevo a mis espaldas. Sin girar la cabeza tome una bocanada de aire, después de lo ocurrido no había vuelto a entrar ahí, sabia que todo había vuelto a su sitio tras el accidente por obra y gracia de Haydie, pero no había tenido el valor de enfrentarme a los recuerdos que dentro se guardaban.

 

- Abre la puerta Haydie...- ordené, no tuve que volver a repetirlo, un suave "clik" me dio carta libre para entrar. Empujé la puerta y cerré los ojos llena de miedo. Volví a respirar profundamente y su aroma entro de golpe en mi interior, suave y fresco. Me tome un segundo para disfrutarlo antes de abrir los ojos. Cuando me animé a hacerlo todo era tal como lo recordaba. La alfombra, las cortinas el cubre cama.

 

Su mesa de noche, la lampara apagada, las almohadas... todo en su lugar como si estuviera esperando su regreso. Caminé vacilante hacia el placar, y acaricié la cubierta cubierta por una fina capa de polvo que no podía ser de mas de un par de días. Abrí uno de los cajones, su ropa perfectamente doblada en el interior, mi mano tembló cuando me anime a tocarla. ¿Por que si tenia tanta ropa prefería andar semi desnudo por la casa? Aquel cuestionamiento me hizo sonreír...

 

- ¿Que haces semi desnudo en mi cocina?- pregunté haciendo que casi se atragantara con el trozo de fruta que se había llevado a la boca, me crucé de brazos esperando respuesta, me miraba en silencio sin saber que decir, aquello me parecía muy cómico su gesto de niño regañado solo hacia que la verdad lo que mas me apetecía en ese momento era darle un fuere abrazo y un gran beso.

 

Como mucha dificultad pudo tragar el trozo de manzana que paso casi entero a través de su garganta cuando escucho la vos de Sol, giro su cuerpo sobre la silla y quedo de frente a la bruja que se encontraba de brazos cruzados.

 

-Tenía mucha hambre, no pude esperar, necesitaba comer algo- se excuso como si tuviera 6 años, luego se puso de pie y dio dos pasos hacia mi que seguía de brazos cruzado, estiro el brazo hasta alcanzarme y de un jalón brusco me acercó hasta el y me rodeo con un brazo, logrando casi desarmarme.

 

-Eres la primera mujer que se queja por verme así- fruncí un poco el ceño y eso hizo que Farkas no pudiera contener la risa, beso mi frente y luego me miró a los ojos

 

Suspiré dejándome envolver por aquellos gratos recuerdos, que en aquellos días me mantenían aun con vida y fuerzas para continuar. Necesitaba enfrentarlos y quedarme con ellos, alimentarme de ellos, para no sentirme tan vacía.

 

- Haydie necesito que mudes mis cosas a esta habitación...- dije convencida de querer pasar un tiempo con su recuerdo. La elfina abrió los ojos sorprendida, pero no tuvo argumentos para debatir.

 

- Sus deseos son ordenes Akra...- dijo mientras salía de la habitación.

 

Caminé hacia la cama, y mire la puerta del baño, mas recuerdos, tantos juntos que apenas pude mantenerme en pie, me deje caer en la cama y abracé una de las almohadas, que conservaba su aroma después de tanto tiempo. Así como yo lo conservaba también...

[Farkas]

Habían pasado meses desde la última vez que estuvo por Ottery, como siempre se había marchado dejando muchos, demasiados asuntos pendientes, pero como evitarlo cuando su presencia era requerida en aquel lugar el solo podía acudir al llamado sin oponer resistencia ese fue el trato.

 

Un bufido escapo de sus labios mientras sus pies lo guiaban a un lugar del cual solo había escuchado hablar y en donde esperaba encontrar a cierta persona a la que deseaba ver a pesar de saber de ante mano que verla era sinónimo de una discusión absurda y por lo general ambos terminarían enojados y frustrados, pero eso también era algo que no podía evitar… buscarla.

 

Y allí estaba el demonio con apariencia de hombre erguido desplegando toda su altura, con el cabello rubio algo alborotado que le daba un aire más jovial a su sobria vestimenta que contaba de un traje gris oscuro, camisa blanca, una corbata que combinaba con el traje, zapatos oscuros y elegantes.

 

Caminaba con completa soltura surcando el gran jardín principal del imponente y llamativo castillo un poco parecido al lugar donde creció pensó mientras se acercaba a la puerta pero este pareceia ser mucho menos lúgubre, sonrió de lado mientras se proponía a llamar a la puerta, pero esta se abrió incluso antes que sus nudillos las tocaran.

 

Entrar a una casa sin ser anunciado podría ser considerado una ofensa o tal vez un ataque, pero imprudente como solía ser entro, el lugar parecía desierto, el recibidor, la sala en completo silencio.

 

Subió lentamente las escaleras, y mientras lo hacia una duda surgió en su cabeza, ¿Dónde estaban todos? Eran de público conocimiento los continuos ataques entre bandos en esta ciudad y la crueldad con la que cada pelea de poder se llevaba a cabo.

 

Mientras seguía merodeando como si esa fuera su casa y sin toparse siquiera con un sucio elfo escucho algo parecido a un sollozo, sus músculos se tensaron y en el bolsillo de su saco busco su varita, camino lento acercándose a la habitación de la cual provenían los lamentos que parecían ser sofocados.

 

Un millar de imágenes cruzaron por su mente, ninguna de ellas era agradable y por alguna extraña razón sintió miedo que algo le estuviera pasando a ella. A aquella molesta mujer con la que siempre peleaba pero a la que siempre iba a buscar ni bien llegaba a Ottery.

 

No lo medito e irrumpió de golpe en la habitación, empuñando la varita, con cada musculo de su cuerpo listo para reaccionar a lo que fuera que encontrara dentro, bueno a casi lo que fuera porque lo que encontró lo dejo descolocado, esperaba encontrar…. Cualquier cosa menos a aquella mujer tendida en la cama abrasada a una almohada llorando completamente indefensa y él se sentía completamente inútil, tanto que apenas y articulo su nombre –Sol???- mientras bajaba impotente la varita.

[Sol Lestrange Black]

Lo menos que quería hacer era seguir llorando, pero por alguna extraña razón sentía que necesitaba drenar muchas cosas que tenia en mi interior, cerrar aquel ciclo tal vez era lo único que quedaba por hacer, y necesitaba enfrentarse a ello. Los sollozos se convirtieron en llanto descontrolado que poco a poco se fue apagando, agotada. Cerré los ojos un momento. Hasta que el ruido de la puerta me hizo dar un respingo ahogando los últimos sollozos en la almohada.

 

Pero lo que paso después hizo que un escalofrío me recorriera por completo, no era la voz de Haydie la que me llamaba. No quise levantar la cabeza, seguramente era producto de mi imaginación, no era posible que estuviese el ahí y justo ahora. Después de tanta ausencia y tantos malos intentos. Aquella voz insistió llamándome por mi nombre, ¿Acaso era real? . El tenía el don de desaparecer y justo ahora aparecía cuando lo necesitaba.

 

Me aventuré a tener una decepción y darme cuenta que era un sueño, pero grande y muy grata fue mi sorpresa cuando finalmente levante la cabeza y lo descubrí ahí parado frente a la cama, a unos pocos pasos de la puerta, mirándome con gesto preocupado. Dejándome llevar por el primer impulso me puse de pie y corrí los pocos pasos que nos separaban lanzándome en sus brazos, queriendo cerciorarme que era corpóreo y no solo fantasía.

 

- Estas aquí...- dije mientras apretaba el abrazo y los sollozos melancólicos se mezclaban con alegría de volver a verlo, había caído del cielo. No entendía muy bien el por que o la razón, pero sabía que en sus brazos encontraría consuelo. Una enorme necesidad comenzó a extenderse en mi pecho y era justo por y para el.

 

Levanté la cabeza de su regazo, el mago seguía en silencio, y fue entonces cuando mi vanidad volvió, seguramente estaba hecha un desastre, ningún hombre disfrutaba de ver una mujer histérica. Algo apenada intenté salir de sus brazos, me había dejado llevar por la emoción de verle y la necesidad de consuelo, sin darme cuenta de que estaba haciendo un completo ridíc***.

 

- ¿Que? ¿Cuando? ¿Como? - las preguntas incompletas brotaban de mis labios, sin que pudiera formular una entera- Lo siento...de verdad, debes pensar que soy una loca abusiva...- dije mientras sentía arder mis mejillas bajo su neutral mirada, aun entre sus brazos.

Editado 11 de Junio del 2013 por Sol Lestrange Black R

[Farkas]

Cuando la sintió pegada a su pecho no pudo reaccionar en un primer momento, sus brazos simplemente cayeron a los costados de su cuerpo, como único movimiento tubo el mover la mano para guardar su varita.

 

La respiración de Sol estaba un poco agitada y ella lo abrazaba con tanto fuerza, que aunque no fuera un gesto natural en el su cuerpo reacciono por sí solo, sus brazos rodearon el frágil cuerpo femenino que se aferraba a él como un náufrago a una tabla.

 

Cuando ella levanto la vista y por fin se atrevió a mirarlo, los ojos le brillaban por culpa de las lágrimas que lo habían humedecido al extremo, su mejillas se teñían de rosa con mayor intensidad a medida que los segundos pasaban y sus labios… el demonio detuvo su mirada en ellos, estaban un poco hinchados, el color carmesí los hacia resaltar, lucían terriblemente suaves y tentadores.

 

Ella balbuceaba frases incompletas, mientras intentaba sutilmente liberarse del amarre que el demonio había formado alrededor de su cuerpo. El demonio mantuvo a Sol pegada a su cuerpo apoyando toda su mano en su cintura ejerciendo un poco de presión para que no pudiera alejarse, mientras su otra mano se elevó hasta el rostro de la bruja, acariciando su mejilla con la yema de sus dedos secando la última lagrima que resbalada por su mejilla, para luego posar su dedo índice sobre los labios de la bruja callándola.

 

-Paso a paso- susurro- Llegue hoy, no me preguntes como llegue hasta aquí creo que fue instinto o algo así- decía mientras sus dedos recorrían lentos los labios de la bruja para luego acariciar despacio el contorno de su mandíbula.

 

-Que fue lo que paso? Que te hicieron para que lloraras de esta manera?- pregunto con un poco de furia en la vos, si bien él había peleado un millar de veces con ella, Sol jamás se había mostrado débil y si bien él había hecho llorar a mucha mucha gente, por alguna razón las lágrimas de aquella mujer le sabían amargas.

[Sol Lestrange Black]

Deje de luchar por liberarme, mientras me explicaba como había llegado hasta mi casa y mas aun hasta mi cuarto. La verdad no me importaba el como ni el por que solamente estaba feliz de que hubiera llegado, justo a tiempo. Sus dedos eran cálidos recorriendo mi rostro, inconscientemente cerré los ojos disfrutando su dulce caricia, hasta que comenzó a preguntar el por que de mi estado. Suspiré intentando encontrarle una explicación mas allá de un arranque de pánico y melancolía, pero todas me parecían bastante difíciles de explicar...

 

- No me gusta que me mires así, debo parecerte patética...- dije bajando la mirada realmente avergonzada.- Recuerdos, demasiados, ausencias- comencé a lanzar palabras que explicaban un poco mi situación- Creo que no me entenderías...aunque de verdad desearía tanto que pudieras hacerlo- Mi mirada se perdió en la suya, en aquel momento tal vez no deseaba tanto su entendimiento... en realidad algunas otras cosas comenzaron a tener mas fuerza mientras sentía tan cerca su respiración.

 

De pronto no había nada mas importante, nada que doliera, todo parecía confuso y lejano, me concentre en sus labios, en sus ojos de mar, en el ritmo de su respiración, me sentía tan vulnerable y a la vez tan fuerte entre sus brazos, como si aquel fuera mi lugar, mi puerto seguro.

 

Tenía mucho miedo de sentir aquel cumulo de emociones que gritaban en mi mente y se agolpaban en mi pecho, mi respiración comenzó a volverse irregular mientras mi acelerado corazón bombardeaba mas vivo que nunca y solo por que el estaba mirándome y sosteniéndome en sus brazos.

 

Absurdo, irreal,imposible...repetía una lejana vocesita en cabeza ¿A caso importaba que apenas le conociera? Lo que me hacia sentir era algo que pensaba había perdido, me hacia sentir mujer, viva, solo quería quedarme ahí en sus brazos, escuchando su respiración, deleitándome con su mirada, me sentía capaz de cualquier locura, me provocaba, sin pronunciar palabra, con aquel silencio me llenaba el alma.

 

- Hagas lo que hagas...no me sueltes...no me dejes ahora...- le pedí inmersa en un remolino de emociones que solo el avivaba y solo el podia detener

Editado 11 de Junio del 2013 por Sol Lestrange Black R

[Farkas]

-Todo lo contrario te vez muy bonita- No puedo reprimir una sonrisa al escucharla preocupada por como se veía en ese momento,callo mientras ella soltaba palabras tratando de explicar lo que ocurría y la sonrisa de Farkas se volvió amarga y de pronto un ola de recuerdos invadió su cabeza, su cuerpo se tenso un poco -Aun que no lo creas te entiendo todos tenemos a alguien a quien deseamos volver a ver-

 

Sujeto el mentón de la bruja y lo elevo un poco para poder mirarla con detalle y mientras el se disponía a memorizar sus facciones delicadas y femeninas, Sol le hacia una petición que no esperaba. Enarco una ceja y se inclino sobre ella depositando un beso en su frente -Tranquila- le susurro con los labios aun pegados a su frente.

 

-No tengo intenciones de soltarte, de hecho.... -hizo una pausa en la cual se alejo para volver a mirarla a los ojos y con una sonrisa lasciva siguió hablando - se siente muy bien tenerla tan cerca Sol Lestrange - estaba casi seguro que ese comentario iniciaría una posible discusión pero prefería escucharla gritar que llorar.

[Sol Lestrange Black]

Bajé la mirada mientras sentía arder mis mejillas, al escuchar cómo me adulaba, pese a que yo me sentía horrible con los ojos hinchados y la nariz roja. Aquel hombre tenía el don de encender mis mejillas… y una que otra cosa. Mientras intentaba explicarle que sucedía, pude sentir como sus brazos aun en torno mío se tensaban mientras me explicaba que el también añoraba a alguien.

 

Una punzada de celos me hizo querer apartarme, al darme cuenta que existía alguien en su vida al que echaba de menos. Tras los celos un sentimiento de tristeza me recorrió, mi mente y cuerpo seguía pasando de una emoción a otra. Aparte la mirada de la suya con miedo. No quería ver el dolor de la ausencia en ellos.

 

Justo cuando empezaba a recuperar la compostura tras pedirle que no se apartara, sus labios se posaron en mi frente en un dulce gesto que tranquilizo por un momento mis celos y miedos.

 

- Se siente muy bien tenerla tan cerca Sol Lestrange – dijo buscando mi mirada, por un segundo me sentí aturdida, me gustaba su manera de ser, la forma en que me hacia sentir, y la mujer que era yo cuando el estaba cerca.

 

Levanté la mirada y sonreí mientras de forma inconsciente me mordía los labios intentando callar la pregunta que pasaba por mi mente en aquellos momentos.

 

- ¿Vas a besarme en algún momento? ¿O tendré que hacerlo yo? – pregunté en un arranque de deseo mezclado con exceso de sinceridad…- Me gusta este juego Farkas, pero creo que ya no puedo soportar más….- mi dedo índice fue hasta sus labios, acariciándoles, imaginando como se sentirían sobre los míos.- Dime que tu no quieres besarme...dímelo...- nuestros cuerpos seguían juntos, podía sentir su respiración agitarse y me gustaba creer que eso lo provocaba yo...

Editado 19 de Junio del 2013 por Sol Lestrange Black R