Tienda P.B. de Material Escolar (MM)

[Sunar PBT]

Raizor con Perenela subiendo a la Primera Planta.

 

– ¿Quién me mana a abrir la boca? – La señorita no se quedó tranquila cuando el elfo metió la pata.

Raizor lamentó mucho haber dicho eso. La ama Perenela no se quedó quieta y enseguida, fue hacia las escaleras porque querías saber dónde estaban los demás.

– ¡La Sal! – pensó preocupado.

Corrió a buscar una bolsa para colocar cuando pisara la línea que se hizo a modo de barrera contra espíritus o entidades malignas. Y sería peligroso que si algo aún quedaba abajo, no fuese a subir, o se escapara cuando la bruja borrara la barrera.

– Ama, por favor. No pise la sal – le decía – Los amos están verdaderamente ocupados, por favor – le rogaba que se tranquilizara para que le pudiera explicar. Debió hacerlo desde el principio.

 

Solo esperaba que los amos no se enojaran mucho al verla llegar con ellos.

[Sagitas E. Potter Blue]

Estaba cansada. Cuando estoy cansada, mis reacciones son fuera de lo normal. Así me notaba, a punto de estallar, así que permanecí unos momentos en silencio, intentando buscar un equilibrio interior que me ayudara a afrontar lo que sucedía de la mejor manera para mí y para los míos. Ayudar a ese fantasma estaba bien, quería hacerlo, pero no a costa de la vida de mi familia. Matt dijo que habláramos con él.

 

-- El mayor problema es convencerle de que ha de avanzar a la luz. Tiene algo pendiente aquí y mientras no lo cumpla, no querrá irse. Así que creo que tenemos que ayudarle a que cumpla lo que tiene que hacer y después irse. Pero es peligroso.

 

Eso ya lo sabíamos todos, que era peligroso, y sin embargo estábamos allá.

 

-- Habrá que decirle que está muerto y que sólo es un reflejo de algo que pasó y después enseñarle el camino. No es bueno que se quede encerrado en el mundo de los vivos.

 

No quise explicar nada más. En aquel momento sentí gritar a Perenela, asustada.

 

-- ¡Hija, hija! ¿Te atacaron? -- pregunté, angustiada porque ahora tenía que preocuparme por una más.

[Sunar PBT]

Raizor, elfo doméstico de Sunar

 

El pequeño elfo trató de alcanzar a la bruja, hija de la matriarca pero la mujer era más rápida que él. Con esas piernas largas, y el pobre de unas que de casualidad le ayudaban a caminar, no pudo. Vio como irrumpía ante los amos que seguramente pensaban en la forma de deshacerse de las sombras que tomaron el local.

 

- Lo siento - dijo avergonzado.

 

Sabía que era importante que encontraran a forma de lidiar con esos entes, de que salieran del establecimiento. Desde que llegó al negocio iba de un problema a otro. A ese paso nunca haría una presentación a los clientes del callejón. Los objetos se colocaban y las cajas seguían casi sin desempacar, por eso no terminaban nunca.

 

Miró a los amos y esperó a que le indicaran si debía quedarse o bajar de nuevo. Aunque podría ser mejor que los dejará actuar a sus anchas y él se dedicara a no dejar que otro cliente entrara y provocara algo más de lo que ya tenían.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Irrumpí. No me importaba las palabras del elfo que estaba a mi espalda, aunque si vi la sal regada en el suelo, lo atravesé y sentí mas que vi a mi madre, su voz, su cabello, su cariño, su preocupación por mi... Al parecer hoy estaba necesitada de ese cariño especial que ella poseía, era como si mi pozo interno estuviera vacio, fruncí el ceño al escuchar a mi madre:

 

--- ¡Hija, hija! ¿Te atacaron? -- arrugué el entrecejo y la miré fijamente al igual que todos los que estaban con ella, negué con la cabeza:

 

-¿Atacaron? ¿Quien? ¿Que esta sucediendo mami? - apreté fuerte sobre mi pecho el libro de demonología que había tomado del mostrador mirando de hito en hito a cada uno de los que estaban esperando que me respondieran.

 

- Lo siento- la vergüenza teñía la voz del elfo, fruncí el ceño y no lo miré pero esperé a que todos o cualquiera me explicara lo que sucedía

[Matt Blackner]

Sagitas estaba cansada, y no podía negárselo. Aquella situación era agotadora, enfrentarse a aquellos dos seres oscuros e intentar ayudar al hombre del espejo...no sabía como iba a terminar, era cierto qeu nuestro principal problema sería convencer al fantasma del espejo para que avanzara, y para eso iba a tener qeu ayudarle a cumplir lo qeu le quedara por hacer.

 

LE puse la mano en el hombro, dándole un ligero apretón. Entendía la situación de sobra. No era un fantasma común, ni siquiera uno como Jack. Aquel tenía algo pendiente que atraía seres oscuros y nos afectaba a nosotros de especial forma.

 

No hice más. Perenela llegó asustada, preguntando qeu pasaba, mientras Raizor aparecía detrás, con la bolsa de sal en las manos y pidiendo disculpas, avergonzado.

 

- No te preocupes Raizor, a mi hermana no hay quien la frene. Vuelve abajo y ponte a salvo

 

Luego me volví hacia mi hermana.

- Ten cuidado y no pises la sal. Tu también deberías bajar y ponerte a salvo - le dije. Empezaba a dolerme la cabeza de nuevo. - Hay un fantasma en el espejo del baño. No sabe que está muerto, y hay un par de...de seres oscuros qeu quieren que se lo entreguemos. EL hombre del espejo murió en un incendio que provocaron esos seres. Debemos ayudarle a cruzar y librarnos de lo qeu sea.

[Xell Vladimir Potter Black]

¿Cuánto tiempo había pasado allá, en silencio, escuchando hablar a todos? Todo era tan confuso... Sagitas pareció entender todo a la primera y yo no entendía nada de nada, excepto que teníamos que ir a la segunda planta, donde los uniformes pero que nos habíamos quedado varados en la primera.

 

Alguien, algo, los entes, decían que le diéramos al hombre. ¿Se refería a Matt o se refería al señor encerrado en el espejo? Por fin nos juntamos con el primo. El elfo decía que al Amo Matt le afectaban mucho las sombras.

 

¿Por qué le pasaría eso?

 

Sagitas me mandó quedarme fuera y, por supuesto, no le obedecí. No soy rebelde, pero mi puesto es estar con la familia, aunque no entendiera nada.

 

Al fin, hablé:

 

- ¿Pero quién es el hombre del espejo? ¿Por qué es tan importante? Matt tiene razón, que él nos cuente que tiene que ver él con las sombras y con el cementerio.

 

Porque yo no había entendido nada.

 

- Somos sacerdotisas, tía - recalqué. Siempre me dejaban de lado, como si yo no valiera nada. - No tengo tu rango, pero aprenderé, tía. Y entre las dos le ayudaremos a cruzar a la luz.

 

La prima Perenela se nos unió. Qué buen grupo formábamos: dos sacerdotisas, un cazador de demonios, una semidemonio, un elfo... Todos para ayudar a un fantasma contra unas sombras grises.

 

Me hizo gracia y me puse a reír.

[Sagitas E. Potter Blue]

La preocupación me pudo al ver aparecer a Perenela. El elfo estaba allá en medio, mirando de un lado a otro. Estaba segura que no se encontraba muy a gusto con nosotros en aquel momento. Pero ahora no tenía tiempo de preguntarle nada, pues mi hija se alteró cuando le hice esa pregunta. LLevaba un libro en la mano y se aferró a él contra el pecho.

 

-- Los seres grises. Nos están acosando -- le contesté, al fin.

 

Matt despidió al elfo y le dijo que se fuera. También le dijo lo mismo a Perenela y eso me hizo reír.

 

-- Vosotros dos siempre igual. Tú que quieres protegerla y me temo que ella, como demonia, es más fuerte que tú. Xell tiene razón, somos un grupo muy curioso y las dos somos sacerdotisas, nos podéis servir de apoyo.

 

Miré hacia arriba y fruncí el ceño.

 

-- Bueno, primera prueba. ¿Cómo subimos a la segunda planta? ¿Nos dejarán usar las escaleras automáticas o probamos una aparición conjunta? Aviso que seremos vulnerables en ese instante. Para ellos, la magia es visible, así que nos pueden pillar en cuanto la usemos.

 

Difícil elección, nosotros, sin magia, no éramos nada.

[Sunar PBT]

Raizor, elfo doméstico de Sunar

 

Aguardó pacientemente, así como ya había aprendido cuando el amito Argentus hacía de sus travesuras, antes de explotar con cada nueva forma de hacerlo enojar. Así el elfo mirab a los amos en busca de una respuesta, o una simple orden. Y no es que quisiera entrometerse pero tampoco le gustaría que mientras él estuviera allí, ellos pasaran trabajo, si él podía brindar una ayuda.

 

Sin embargo, no fue hasta escuchar las palabras del amo Matt que se dio cuenta que no era necesario, según su opinión que se quedara allí, más tiempo.

 

Hizo una reverencia hacia los amos. Se dio media vuelta para bajar atender la entrada del local. Si una persona pasó, pero era familiar. ¿Cuántos más llegarían, diciendo que también eran familia de los amos?

 

- Que me ponga a salvo - repetñia entre dientes.

 

Antes de bajar, escuchó la voz de la matriarca de la familia Potter Black, comentando lo qué harían para subir. Y como si algo le diera valor, se detuvo. Giró y caminó hasta ellos.

 

- Si me permiten... - los ojos de cada uno se posaron en él - si desean, puedo llevarlos a la segunda planta. - no iba a decirles algo que debería saber. Aunque ganas no le faltaron. Al menos entendía que si no podía socorrerlos de otra forma, esa que solo ellos los elfos podía, si.

[Sagitas E. Potter Blue]

No, sin magia no éramos nada.

 

Pero me había olvidado de los elfos. Su magia es tan arraigada y sin varita que casi siempre se nos olvidaba a los magos orgullosos y altivos que estas criaturas tenían magia intrínseca y que nos podían ayudar, más de lo que ya lo hacían. el elfo de Sunar estaba allá, tan callado, que me había olvidado de su presencia entre nosotros.

 

-- ¿Cómo?

 

Posé mis ojos en él, a la vez que la de los otros presentes. Estoy segura que todos nos habíamos preguntado de donde había salido. Pero estaba muy contenta de que nos hubiera interrumpido.

 

-- ¡Pues claro! El elfo... Raizor... ¿Tú puedes subirnos a la segunda planta?

 

Mientras se lo preguntando, sabiendo que la respuesta era sí, pensaba si sería prudente movernos a todos o sólo subir yo, dejarlos a ellos abajo, a salvo.

 

-- ¿Puedes llevarme a la planta segunda? Si os quedáis abajo, las sombras tendrán que dividirse.

 

En realidad no quería que ellos se arriesgaran. Prefería subir yo sola e intentar ayudar a la sombra.

[Sunar PBT]

Raizor, elfo doméstico de Sunar

 

Si no hablaba el viejo elfo, ni por enterados que él no se había ido de su lado. Tenían mucho que aprender aún de esa raza servicial. Muchos de ellos se encontraban orgullosos de prestar sus servicios a los humanos, claro, que otro no tanto. Estuvieron desde hace muchos siglos con ellos, desde que fue descubierta su "utilidad" y desde entonces, y a pesar de muchos malos tratos, ellos continuaban fieles.

 

- Si ama Sagitas - en tono solemne y con una reverencia, aunque ganas no le faltaron responderle de otra forma. - ¿Cuántos van? - indagó a la matriarca de la familia.

 

Como vio que se halla el amo Matt, la ama Perenela y la ama Xell, asumió que iría todos. No tenía inconvenientes de pasarlos a todos, pero igual aguardaría la orden de la pelivioleta.

 

- Si ama, con gusto - se acercó a la bruja y extendió su brazo para que lo tomara y desaparecieran. No dijo nada acerca de los demás, ya que ella misma había pedido ir. Asumió que no era importante que se llevara a todos. Y cuando estuvieron listo, un ¡Crack! sonó, la figura de Raizor y Sagitas aparecerían en la segunda planta.