Tienda P.B. de Material Escolar (MM)

[Xell Vladimir Potter Black]

La lechuza sorteó a un animal con garras que saltaba de un árbol a otro de forma muy fiera. Abajo notó a una elfina que intentaba pillarlo con una red; tuvo que forzar un planeo para esquivarla. ¿Pero dónde se había metido? ¿Desde cuándo había árboles y ardillas en una tienda? Eso no estaba en el contrato.

 

Se posó en las ramas de un árbol y jadeo, muy cansada. La pobre lechuza tenía que dejar un sobre cuyo destinatario estaba luchando con redes entre los árboles. ¿Se arriesgaba...? Tenía que hacerlo, era su deber.

 

Aleteó con fuerza y volvió a rebasar por milimetros las uñas de una ardilla. Soltó la cartita en la cabeza de la mujer de pelo violeta y se escabulló como pudo de aquel lugar. Estaba viva de milagro.

 

 

 

 

Tía Sagis: Estoy segura que has olvidado hacer el pedido de tinta y pergamino que te pedí para la librería. Dijiste que te encargarías de que alguien lo transportara al negocio de La Hermana Quisquillosa y aún no han llegado. Los tinteros están vacíos y en breve abriremos la biblioteca para los estudiantes.

 

¿Dónde te has metido? A ver si encuentras un momento para que alguien se pase a servirnos o tendrán que tomar apuntes para los exámenes con las piruletas que dejó la tía Cye.

 

Besos de tu socia y sobrina,

 

Xell Vladimir.

 

[Sagitas E. Potter Blue]

Enarqué la ceja. ¿Me daba la razón y me dejaba prender fuego a la tienda? ¿Se había vuelto loco? Si lo que necesitaba era que me frenara y no me dejara hacer tonterías...

 

Pero Matt era rápido y ya estaba dando órdenes a la elfina.

 

Bueno... Tal vez... Sí se pudiera prender fuego... Si era controlado... Si... ¡Imposible! ¿Estábamos locos? Iba a decirle a Matt que mejor nos los pensábamos cuando otra ardilla saltó, con fiereza, hacia nosotros. Justo cuando iba a caer sobre mí, una pobre lechuza se metió en medio y las tres cambiamos de posición. Yo me salvé por los pelos y la ardilla sólo encontró el aire donde hacía un instante había mi cabeza linda. La lechuza se había llevado un susto...

 

-- Vale, pegámosle fuego. ¡Se van a enterar! -- dije, enfadada.

 

El ave me dejó una carta y salió corriendo. La tomé y la guardé en un bolsillo. No iba a cometer el error de leerla ahora, seguro que otra ardilla se me tiraba encima.

 

-- ¿Listos? Pues Tres, dos, uno... ¡Incendio!

 

Y un grupo de ramas de un árbol del final de la sala empezaron a arder.

 

-- Glups...

 

Había olvidado que había que estar demasiado cerca para hacer fuego. Y que las ardillas tenían muy mala leche. Se me tiraron encima cuando aún estaba distraída controlando que el fuego no se expandiera...

[Matt Blackner]

Casi esperaba que mamá y Simyni me parasen los pies, pero qeu va, la elfina estaba dispuesta a ayudar, seguro que ya acostumbrada a las locuras en la familia.

 

Aunque al mirar a Sagis supe que me iba a parar, me mandaba castigado a casa, seguro...

 

Y entonces una ardilla le saltó encima toda furiosa, justo encima de ella, cuando una lechuza despistada pasó por dalenta y la interceptó

 

Ahora estaba decidida y enfadada. Sonreí, cogiendo con fuerza la varita.

 

Aunque Sagis se adelantó, tal vez mucho. Apuntaba a unas ramas lejanas y el fuego fue más fuerte de lo esperado. Eso encima puso rabiosas a las ardillas.

 

- Vale...a la de tres las atrapamos. Simyni, por favor, ayúdanos a controlar el fuego.

 

Me moví hacia el otro extremo y apunté al fondo.

 

- Incendio! - exclamé, pegando fuego a otro grupo de ramas.

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

Abría que quemarles, emboscarlas y eso me daba no se que, eran seres vivos, traviesos y escurridizos, pero seres vivos.

 

-¿Seguro que no hay de otra?- pregunte viendo que ya estaban decididos a hacerlo- esta bien, pero debo admitir que no me convence

 

Les vi contar al tiempo que hacía aparecer en mis dedos pequeñas llamas de fego para enviar a las ardillas a donde se requería.

 

Mandaba las pequeñas flamitas a distintos lugares, mientras sorprendida veía como mi madre se veía aturdida por las ardillas. Lance llamas en su dirección y las ardillas se dispersaron un poco. Ahora solo me preguntaba donde las pondríamos.

[Sunar PBT]

Simyni, arSunar y Argentus con sus tíos.

 

Los amos hablaban de siempre encender fuego a los arboles para asustar a las ardillas. La elfina abrió sus grandes ojos. Los amos se les ocurría muchos disparates pero ese era más peligroso que anteriores. Simyni los miraba alerta, ya que eran capaces de todo.

 

Y como lo sospechaba, la bruja de cabello violeta gritó y ellos provocaron un incendio. Las llamas comenzaron a quemar, poco a poco el sitio hacia donde fueron lanzadas, pero las ardillas se encontraban muy furiosas y también saltaron sobre ellos.

 

– Esos tres están locos – pensó la elfina.

 

No solo la madre, los dos hijos de la Potter Blue también lanzaron llamas en otras direcciones. Los animales chillaban, se le agotaba sitio donde ir. Pero Simyni, trataba d controlar que esa llamas no fueran más allá. Con el movimiento de sus dedos y moviendo las manos las dirigía un poco, pero la dispersión que ellos provocaron no era fácil para la pequeña elfina. Sagitas, Matt y Jessie lanzaron diferentes direcciones y eso avivó más el fuego.

 

Simyni quería llorar, le era muy difícil evitar que se fuera hacia la madera con la cual se hallaba hecha la edificación. Solo atinó a atrapar un grupo de ardillas para verlas caer sobre el piso. Sin embargo, y sin darse cuenta como, las llamaradas del fondo fueron desapareciendo. Allá no había animales. Los otros lugares también iban bajando de intensidad, pero poco a poco.

 

– ¡Ustedes quieren quedar sin negocio! – exclamó Sunar con Argentus en brazos. La Potter Black dirigía su varita hacia las otras llamas.

[Matt Blackner]

Jesse no estaba convencida para nada

 

Jesse, fuego a las llamas, no a las ardilas, no estamos tan locos. Los atraparemos cuando huyan

 

La misma elfina estaba asustada, pero controlaba las llamas, aunque cuanto más aparecían, mas le costaba.

 

Entonces escuché a Sunar y me volví asustado. Estaba alli con Argentus y eso no me gustó.

 

Y tuve una idea.

 

- Ya se donde meterlas.

 

Señalé a Sunar.

 

- Sunar, baja con Argentus, no estas bien aqui. Simyni, por favor, baja a bscar alguna caja vacía y algunos restos de queso de la comida, que aun queda algo. - vi como me miraba, alarmada. Ella estaba controlado que las llamas no se desperdigaran definitivamente.

 

Pero yo sonreí.

 

- Jesse controlará las llamas. Ella puede controlar al fuego. - miré a mi hermana - Vamos Jesse, sabes que puedes, tómatelo como un entrenamiento, ya sabes, un juego

 

Y miré a Sagis, esperando que aprobara la idea.

[Sunar PBT]

Simyni, Sunar y Argentus con sus tíos.

 

– Ama Sunar, gracias – dijo la elfina. Pero no se distraía mucho, las ardillas no podía escaparse y mucho menos dejar que los que quedaban lo hicieran.

 

La Potter Black seguía apuntando hacía las llamas del fondo para evitar que volvieran a encenderse. El niño se quedó tranquilo mirando la escena. Pero la expresión de Matt le hizo entender que no debió subir.

 

– Está bien tío, no dejas que uno se divierta. Hasta Argi quería ver esas famosas ardillas – guardó su varita y procedió a bajar.

 

La elfina acató la orden de conseguir las cajas y el resto de comida. La joven madre le señaló los restos que ella dejó para que lo usaran en la captura de esos animalejos.

 

– Amo, aquí están las cajas y la comida que pidió – dijo Simyni mirando a los tres tíos de la ama Sunar.

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

Respire aliviada al ver que Matt solo quería que controlara las llamas, menos mal. Alce las manos a la altura de las llamas haciéndolas mas pequeñas para que no se salieran de control y luego las lanzaba un poco contra las ardillas solo para asustarles como mi hermano quería.

 

-Así Matt o mas arriba- pregunte rodeando los arboles con las flamas-o las alejo un poco

 

Me sorprendía que mi hermano supiera sobre estas cosas ¿cuanto sabía? Había tantas cosas que debía saber aun de él que me sorprendía que fueramos hermanos.

 

-Un entrenamiento- murmure sonrojandome un poco, esas cosas siempre se salian de control- un juego suena mas fácil

 

Y poco a poco bajaba las llamas, sabiendo que debía hacerlo bien esta vez.

[Cariluna]

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Despues de vagar hasta encontrar el Chorrero Caldeando, digo el Caldero Chorreante, me encontraba en el Callejón Diagón. Pese a que llevaba puestos los audífonos en el volumen máximo todavía podía escuchar a la gente conversando sobre el grosor de los calderos (gracias al cielo que el Ministerio se ocupaba de eso y no del exterminio de vampiros), el inico de clases, lo mucho que tenían que gastar o de lo rico que estaban los helados.

 

-Luego de esto voy a conseguir agua- susurré mientras bajaba la mirada y sonreía de oreja a oreja al observar los girasoles, si tenía suerte podía plantarlos en la Mansión y tener lo que soñaba desde niña, metros y metros de tierra en donde solo esas flores estuvieran sembtadas.

 

-Y ahora... ¿a donde?-pregunté mientras miraba de un lugar a otro. -Deberías comprarnos un mapa... y no lo digo de mala gente- comentó mi vocecilla interna, y me sorprendió que no hubiese sarcasmo en su tono, más bien parecía un tanto intimidada, al parecer tanta gente le asustaba, igual que a mí.

 

-Ahí está-chillé mientras señalaba un edifico de no menos de cinco pisos, vaya que era grande, y sin querer al señalar golpeé en pleno estómago a un hombre que me miró amenazantemente. Parecía que tenía prisa y además que no estaba en uno de sus buenos días.

 

-¿¡Acaso necesita gafas!?- alsó la voz colérico, pero según yo no lo había golpeado muy fuerte, de otra manera no hubiese gritado por la falta de aire. -Lo...lo siento. Estaba perdida, no fue mi intención, lo prometo...Fue sin querer queriendo- dije mientras retrocedía y guardaba mis audífonos, el señor por lo menos me pasaba por tres cabezas, pero de por sí todo las personas eran más altas que yo.

 

-Disculpe otra vez. Tome- dije apurada mientras sentía como se me estrujaba el corazón al entregarle uno de los girasoles, sabía que todavía tenía una buena cantidad, pero uno era uno.El hombre cambió su expresión de furia por la de sorpresa y de media vuelta, sin darle tiempo a hablar.

 

-De la que me libré...Debo ser más cuidadosa, pobre florcilla- murmuré mientras casi corría. Ser pequeñita me permitía pasar por los espacios entre persona y persona, esquivando brazos y piernas. -Bueno, no pienses en ello... es tu segunda misión- trató de reconfortarme mi vocecilla antes de entrar en la Tienda de Material escolar.

 

-Buenos días...Soy Cariluna, del Departamento de Acidentes Mágicos y Catátrofes...¿Puedo hablar con el o la propietaria del lugar?- dije en voz lo suficientemente alta para que me escucharan y mientras esperaba miré mis zapatos, según mi percepción cada vez estaban más curvos en las puntas.

[Matt Blackner]

Sunar utilizó su varita para ayudar a Symini a controlar las llamas. la elfina corrió diligentemente a por los restos de comida y la caja vacía. Era suficientemente grande para mi plan, asi que se lo agradecí y le dije que bajara.

 

Mi sobrina, por otra parte, parecía algo disgustada por mandarla abajo. Pero...me preocupaba que le pasara algo. Si por mi hubiera sido, todas se habrían marchado.

 

Jesse parecía aliviada, como si hubiese eperado algo más intenso que controlar las llamas. Sonreí levemente, aun no se fiaba de si misma, menuda chica.

 

Pero alzó las manos y las hizo más pequeñas, las controló, y comenzó a lanzarlas contra los animalitos, qeu iban dejando de saltar a por nosotros.

 

- De momento está bien Jesse

 

La miré y reí

- Pues entonces, será un juego. - alguien había entrado en la tienda, buscándonos. La sentía abajo, y la podía oir. - Juguemos. Tienes que conseguir cercarlas a todas, rodearlas con el fuego en algún lugar ahi enmedio, que no puedas salir una vez entren, y retenlas hasta que suba. Si lo haces, te invito a helados - le dije, antes de salir disparado para abajo.

 

Bajé las escaleras de un salto, casi sin hacer ruido al aterrizar. Alli, frente a la entrada, había una muchacha que se miraba los zapatos, parecía algo tímida. Sonreí, acercándome.

 

- Hola Cariluna, soy Matt Blackner, uno de los dueños del negocio. Perdona el desorden, pero aun estamso preparando el local. Que deseas?