Ollivander's (MM)

[Seba Granger]

Sus palabras me enamoraban aun mas de ella, cada frase que salía de sus labios eran como una melodía que se quedaba permanente y para siempre grabada en mi mente y mejor aun en mi corazón, eran grabadas a fuego en mi alma, como tatuadas, como unas bellas pinceladas que ella misma dibujaba con su voz.

-Quiero ser tu dueño, tu esclavo, tu todo mi Darla- la veía con intensidad para luego besarla con mas amor aun, me rose a su cuerpo con la posición que habíamos adaptado, apoyando mis manos en su cadera con firmeza, empuje mi cuerpo al suyo para que sintiera como me ponía con solo la cercanía de nuestros cuerpos, busque que el fuego fuera subiendo aun mas al limite para no apagarlo mas.

Buscando que nuestros cuerpos llegaran al limite del deseo y solo habría una forma de saciarlo, ahora ya no importaba en que lugar estuvieramos, solo importabamos ella y yo.

-Quiero que seas mi esposa Darla Potter Black- sin programarlo mucho las palabras salieron de mis labios mientras me veía en sus profundos ojos.

[Darla G Dumbledore]

Se estremeció al escuchar sus palabras, ambos eran dueños el uno del otro y eran esclavos de ese amor que los consumía de una forma mágica y extraordinaria. De verdad él no se había dado cuenta y ella tampoco de cómo había ocurrido pero eran el uno para el otro, eran el todo del otro, la mitad que siempre les había faltado y nunca lo habían sabido.

 

Un ronroneo sexy escapó de los labios de la Potter Black mientras sentía la pureza de su ser estrechándose contra la fragilidad de su esencia. Mordió con delicadeza el labio de su amado y lo besó con pasión y cuando sus labios se separaron de los de él surgió una propuesta que la hizo arder por dentro y por fuera. Sus ojos se dilataron y sin poder evitarlo aceleró la innecesaria respiración, haciendo subir y bajar su pecho en un temblor descompasado.

 

--¿Si? ¿Yo? --la pregunta era est****a, pero ella estaba en shock --yo... si... --y lo besó con pasión acariciando su rostro --si --repitió una vez más antes de besarlo de nuevo --si --susurró como loca entre beso y beso que le dió mientras se aceleraba algo en su interior, sin saber si era o no su corazón.

Editado 5 de Febrero del 2016 por Darla Potter Black

[Seba Granger]

La veía con amor y a la vez un poco preocupado, era extraño ver a mi amada nerviosa, hasta un poco acelerada, siempre había visto la calma en sus ojos, siempre había creído que con nada la podía alterar de esa forma, sabía que tenía un buen método para alterarla en otro sentido pero así como estaba ahora me sorprendía.

-Claro que tu, eres a la única que amo desde que regresaste a mi vida, con la única que quiero unir mi vida para siempre- ronronee con sus caricias y con sus besos llenos de pasión, de la misma forma trate de responder, ella era todo lo que necesitaba en mi vida, mi persona era todo lo que podía ofrecerle a ese ser tan maravilloso.

Sonreí al escuchar sus si, creo que había perdido la cuenta de cuantos habían sido por lo mismo le pregunté una vez mas -Señorita Potter Black, esta segura que quiere ser mi esposa?, hablé ahora o callé para siempre- dije riendo muy coqueto, la estreché con fuerzas en mis brazos para no soltarla mas.

-Te debo el anillo mi amor, la verdad que lo tengo- dije sonrojándome un poco casi al punto de un tomate maduro, pero la propuesta había salido sin mas, cuando había salido de casa aquel día no sabia que ese seria el día para proponerselo.

[Darla G Dumbledore]

Las palabras más tiernas que salían de los labios de él la hicieron volverse aún más mimosa abrazando a su novio con amor y ternura. De verdad que lograba que dejara atrás todos sus miedos y se animara a tirarse de cabeza a la pileta del amor que significaba compartir el resto de su vida con él.

 

Sus ojos lo observaron con amor y adoración mientras él repetía la pregunta y sonrió, estaba segura que su rostro tenía la clara expresión de una pavota a la enésima potencia. Intentó adoptar la expresión más seria y adecuada para el momento, pero seguía sintiendo la necesidad de tener esa sonrisa de enamorada en sus pálidas facciones, aunque creía debía estar roja porque sus mejillas le ardían y juraría que el corazón había vuelto a cabalgar.

 

--Señor Granger, le juro que quiero ser su esposa y compartir con usted lo mejor y lo peor, las alegrías y las tristezas, que más vale que serán pocas a su lado y que estaré a su lado en la enfermedad y la salud hasta que llegue el final de los tiempos --sus ojos brillaban de emoción y ella deseaba preguntarle a él algo más, pero tenía temor de su respuesta. De verdad quería compartir su vida a su lado, hasta que el mundo dejara de existir, no quería perderlo en el camino, lo abrazó con fuerza y río al escuchar lo del anillo.

 

--Así que lo tenías todo fríamente calculado ¿eh? --lo llenó de más besos tiernos mientras reía --pues por mí está bien, me lo puedes volver a proponer en casa, la respuesta no cambiará mi amor.

[Seba Granger]

La sonrisa no se borraba de mis labios, la verdad que la emoción por las palabras de mi novia se estaba haciendo presente al menos en mi, así lo sentía en mi pecho en mis ojos que sin querer comenzaban a aguarse, jamás había pasado por mi cabeza que encontraría a una persona tan especial como ella, con el fracaso de la última relación había decidido no intentarlo mas, pero justo había llegado ella como caída del cielo.

Sin dudas debía ser un hombre afortunado para merecer tal mujer junto a mi, intenté tragarme las ganas de llorar, de dejar caer aquellas lágrimas de emoción, acaricie su rostro con mucho cariño mientras la estrechaba aun mas en mis brazos.

Me sonroje aun mas con sus palabras, mientras que sus besos se apoderaban de mi, aproveche a responderle con todo mi amor mientras buscaba las palabras, -Pues la verdad que si lo había pensado hace ya un tiempo, solo que no encontraba el lugar o el momento adecuado, bueno la verdad creo que si los tenía pero siempre aparecía alguien y no lo hacía- apreté su labio inferior entre mis labios.

-Se lo propondré todas las veces que quieras, en el lugar que quieras mientras la respuesta siga siendo la misma no tengo miedo, eres el amor de mi vida- dije al final mientras la veía a los ojos.

[Darla G Dumbledore]

Sus ojos brillaban y los de ella estaban a punto también, los besos más tiernos del mundo llenaron sus labios y las caricias de su amado la hicieron vibrar de emoción. Una sonrisa tierna se dibujó en los labios de la Potter Black cuando él le confesó que hacía rato había planeado proponerle matrimonio.

 

Ella aún se asombraba, había tenido parejas, había fracasado en su relación, había terminado como amiga de su primer ex y su segundo había simplemente desaparecido. Cuando nada buscaba había encontrado todo: un hombre íntegro, que la hacía feliz, que la amaba, al que ella amaba como jamás había podido imaginar que podía amar y que era exactamente su media naranja. Podía sonar cursi para los demás, pero era la realidad, eran el uno para el otro, y ella lo sabía, aunque nunca había esperado que ocurriera allí estaban y eso la hacía más que feliz y era lo que más quería para él: hacerlo feliz.

 

--Siempre será si, hasta la eternidad --susurró Darla viéndolo a los ojos con muchísimo amor luego de ronronear por la apretadita de su labio --¿quieres vivir la eternidad conmigo? --preguntó temerosa la vampiresa, por todo lo que aquella propuesta significaba para él.

[Ada Camille Dumbledore]

El callejón me parecia mas atribuldo que de costumbre, creia que era la primera vez que veía tanta gente junta en una sola calle. Le recordo un mercado persa que habia recorrido durante su viaje hacia un tiempo atras.

 

Una bruja estuvo a punto de tocar su hombro y lo evitó con brusquedad, para ella no era muy comun el contacto con mortales y en dias que estaba tan sensible como hoy era mejor mantener su instinto lejos de los humanos.

 

Llego hasta su destino, esa hermosa puerta, ese olor tan puro en medio de tantos otro olores que llenaban la calle. De pie a unoa centímetros de la puerta toco la inscripción con el árbol genealógico dela familia que la habia llenado de tanto amor.

 

Sabia que ni quedaban muchos descendientes Ollivander vivos, pero algun dia que su corazón estuviera dispuesto los encontraría. Empujo suavemente la puerta y la campanilla sonó. dirigió suals pasos hacia las vitrinas y paso el dedo por el polvo acumulado. Levantó levenmente su falda y saco a Bast, su varita. Con una floritura empezo todo a tomar vida: se encendieron los candelabros, el polvoncomenzo a ser limpiado por escobas y agua. Todo estaria como nuevo dentro de poco.

 

Fue hasta el taller a ver sus elementos de trabajo, cubiertos por hechizos protectores parecían brillar a la vista. No estaba lista para hacer una varita, tal vez mas adelante.

 

Suspiro y desde detras de la vitrina observó el callejón.

[Kira~]

Caminó por aquel Callejón habitado de gente... demasiada gente. Aunque un poco le recordaba a las calles de su tierra natal, con la diferencia de que la calle no era tan estrecha y la gente no chocaba constantemente con otra para poder llegar a su destino. Sin duda le estaba costando habituarse a aquel lugar tan distinto al suyo.

 

Desde que llegó todo había sido muy extraño, desde el registro hasta las casas. Pero todavía no comprendía porque le habían dado aquel palo de un árbol. Según le habían explicado, o lo que él había logrado entender más bien, ya que el poco inglés que sabía era gracias a las frases que decía su madre, es que era un arma. Creyó escuchar mal... ¿como un palo tan frágil puede considerarse un arma? Fue cuando vió a unos chicos en la calle usar magia para presumir de sus habilidades que entendió.

 

Por un momento se preguntó si él podría hacer eso. Nunca lo había intentado. Su madre era lo que aquí al parecer llamaban "muggle" pero su padre era todo un misterio para él y con un poco de suerte pudo heredar ese poder además de la raza.

 

Sus pies se detuvieron cuando sus ojos grises detectaron un lugar que le resultó llamativo por lo que estaba pensando en ese momento. Era una tienda donde mostraban en el escaparete varias varitas como la suyas, todas muy decoradas con piedras y de distintos colores. Tal vez ahí podría buscar información sobre la suya.

 

Abrió la puerta y entró a aquel lugar vacío de gente y disfrutó aquella sensación de vacío y soledad, cosa de la que estaba mejor acostumbrado. Sus ojos casi sin vida miraron aquel lugar y dio unos pasos hacia delante esperando que le atendieran. Si es que alguien se dignaba a venir.

[justo]

Siempre habia querido entrar en ese local, desde aquel lejano dia en que tome posesion de mi varita me parecio una visita obligada, asi que, con paso decidido, entre.

 

- Buenos dias señor, ¿desea algo?

 

- Esta varita ¿que puede decirme de ella?

 

El dependiente paso los dedos por la madera, noto la vibracion y vio enseguida lo que era.

 

- Vaya, no habia visto muchas asi. Alerce y pelo de unicornio, flexible.

 

- Eso es.

 

- Bien, es una madera poco corriente, es solo para magos excepcionales con poderes increibles, por otra parte...

 

- ¿Por otra parte...?

 

- El pelo de unicornio, es muy dificil que sea compatible con una madera, a veces falla y hay que reemplazarlo, pero con esta madera es una excepcion. ¿hace mucho que la tiene?

 

- Toda mi vida.

 

- Ya, pero me referia...

 

- Se a lo que se referia, quizas si ve esto lo entienda.

 

Saque mi anillo y se lo mostre al dependiente que palidecio al verlo.

 

- Entendido señor, no necesito ninguna aclaracion mas. Esta varita no necesita mantenimiento, pero si me permite una sugerencia le recomiendo que la frote con Aceite del Rey Salomon, su composicion es...

 

- Conozco la composicion.

 

- Por supuesto, señor, solo era una sugerencia.

 

- Le agradezco su informacion. Espero que esta conversacion no sea divulgada, lamentaria tener que borrar sus recuerdos.

 

- Esta Casa mantiene la discreccion de sus clientes, pierda cuidado.

 

Me marche de la tienda, el empleado seguia con su cara de estupefaccion, creo que no olvidaria mi visita.

Editado 8 de Octubre del 2016 por justo

[Shena Cindy de Ryvak M.]

@

 

La tarde estaba agradable pero lo que a ella le tenía feliz era haber dado con aquel establecimiento. Seguramente que sería bastante interesante.

 

Poco o nada le sorprendio ver salir a un mago de ahí, por la forma en que le miraban, no era cliente solo otro mago que tenía la misma idea que otros antes que él: consultar a un experto creador de varitas.

 

Ella miro de reojo aquel mago y se hizo a un lado para dejarle pasar, no emitio ni un adios por aquella actitud del tipo.

 

Más al interior vio a otro joven que aguardaba, avanzo mientras respiro con profundidad para continuar con su investigación.

 

Porque ya tenía claro que la marca de la varita que poseía, era de una de las brujas de esta familia que elaboraban varitas, tal vez y hasta familiar era de esta joven dueña del local. Esperaba que si, lo cual le sería mucho más ilustrativo.

 

Al quedar al lado de aquel joven de cabello diferente (@Kira~) no era su costumbre juzgar solo inclino su cabeza hacia él en forma de saludo. Y espero a que la joven frente a ellos atendierá a quien correspondiera.

 

La castaña a pesar de contar solo con 16 años, por tener que acudir casi mensualmente al hospital San Mungo a visitar a Eirilian en el área de siquiatria, hubo de acostumbrarse a actuar con suma paciencia. La pobre bruja desvariaba tanto...pero de vez en cuando una chispa de lucidez le hacía pronunciar datos muy valiosos, como el que las tres primas hermanas: Eirilian, Alexandra y Danielleld, habían comprado sus varitas con esta familia de expertos magos.

 

Estaba convencida que podría hallar un indicio en este local, no habría sido común hacer varitas de madera de carpe y mucho menos los centros tan peculiares: pelo de thestral(Eirilian), astilla de cuerno de serpiente cornuda(Alexandra) y cabello de veela(Danielleld).

 

Espero...tenía una pequeña sensación de que sería muy interesante lo que ocurrierá en este momento.