Ollivander's (MM)

[Sunar PBT]

Lee Min Nana, Decoradora Extravagante

 

La cuarentona se fijó rápidamente en una caja que la dependienta le señaló, específicamente las fundas que tanto buscaba. Le explicó los tipos de hilos con que se bordaron.

 

- Que preciosuras - de todas la que miraba, no sabía cuál elegir al ver en cada una ese "algo" especial que le llamaba la atención.

 

Le pidió verlas más detenidamente porque los hilos en la seda parecían una obra de arte con los diseños que no envolvían por completo la funda, pero el lugar donde se presentaba, le brindaba una hermosa armonía con el color del estuche.

 

- Ese de hilo de cobre, el que tiene el pavo real bordado - le dijo señalando la funda más distal a ella. - Mire me ha fascinado tanto que aquí tiene - Mina sin reparo le dejó 185 galeones.

 

Ella ya ni le importaba cuanto dejaba, cuando era desprendida, lo era. Agradeció la atención de la joven y se despidió saliendo del local rumbo a su lugar de trabajo. Estaba feliz la coreana de cabellos verde lima.

[Joaquín Granger]

Un nuevo día en el que tocaba ir a trabajar, aunque lo hacía con gusto, pues ya me encontraba mejor, sin tanto que hacer y sin esa extraña vulnerabilidad al sol que me había atacado, es decir, desde hace años el sol me afecta, pero al menos podía resistir un poco antes de quemarme. Pero desde hacía un tiempo el más mínimo contacto con el sol podía dejarme carbonizado, y lo había descubierto de la peor manera, quemando mi mano, pero por suerte ya se habían restaurados los niveles de restauración celular, y era seguro volver a salir en el horario normal.

 

Llegué frente la puerta de local, y por primera vez desde que había salido de la mansión, me puse a pensar en todo el trabajo que tendría que hacer. Había pedido a los elfos que me llevaran trabajo a casa, me sentía mal estando sin hacer nada, y los elfos habían cumplido, mi escritorio se desbordaba y me decían que quedaba mucho más sobre el escritorio de mi oficina. ¿Sería que mí querida socia planeaba algo, o que simplemente era lo mismo de siempre que había pospuesto por demasiado tiempo? Sea como fuere yo tenía que firmar y no hacer preguntas, confiaba en Ari.

 

Para aquella mañana había elegido un simple atuendo, una camisa blanca con finas franjas horizontales de color azul oscuro, pantalón azul, similar al de las franjas de la camisa, y unos zapatos negros, para completar el atuendo, aunque llevaba un suéter de hilo, negro, por si en la noche refrescaba y no desentonar con los humanos. Observando que no tuviera ni una arruga, ni polvo en el pantalón o en la camisa entré por aquella exquisita puerta roja.

 

La campanilla de la puerta sonó, pero estaba todo silencioso, extrañamente más polvoriento que de costumbre, a pesar de que los elfos iban a diario. Pero lo que más me extrañaba era que mi socia querida no apareciera con su energía característica a recibirme, creyendo que fuera un cliente, cuando en realidad era yo, ella lo hubiera hecho, ella sabía cuando alguien iba a entrar en su negocio, era todo extraño. Me encogí de hombros, y subí las escaleras de caracol. No tenía tiempo que perder; cuando llegara algún elfo sacaría todas mis dudas, y pediría un café, pero en aquel momento solo debía pensar en firmar.

[Ada Camille Dumbledore]

La noche habia sido eterna, habia viajado en escoba porque las apariciones me estaban causando unos mareos espantosos y me causaba dolor el saber que mi amada hija debia viajar con los elfos que estaba a su cuidado. Hoy le habia dejado en el Castillo, era lo mejor para ella cuando yo no me sentia bien, ultimamente la pocion que tomaba como tonico para estar bien no me hacia el efecto deseado asi que me sentia muy debil todo el tiempo.

 

Camine por el callejon hasta llegar al negocio, acaricie como era costumbre el arbol genelogico de la puerta y sobretodo el nombre de mi hija menor, el cual se notaba mas que todos por haber sido grabado hacia un tiempo no mas, la niña ya contaba con cinco meses y estaba muy grande y hermosa.

 

Al ingresar note que algo no estaba del todo bien, pero como era mi constumbre fui al taller a mirar como estaban algunos trabajos que estaban al pendiente, los examine con detalle y despues de haber terminado ello subí directamente a mi oficina, escuche ruido en la oficina de enfrente y note que Joaquín habia arrivado allí antes que yo.

 

Sonreí de escharle de vuelta y dando dos golpeteos en la puerta, abrí para saludarle como era debido.

 

- Buen día socio, que bueno verte por aquí... justo el dia que estoy de regreso te encuentro eso es una fortuna total...

 

Sonreí ampliamente, estaba contenta de verle allí

[Joaquín Granger]

Una taza de café humeaba justo frente a mí, un poco de crema y 3 generosas cucharadas de azúcar para darle el sabor optimo. Pero apenas lo había probado, los papeles me estaban consumiendo, avisos de pagos, notificaciones del banco, recibos, confirmaciones de que las materias primas llegaron a su destino, otro cargamento de terciopelo, y de los estuches de varitas para las nuevas creaciones, todo aquello que requería de mi firma, y era bastante aburrido.

 

El sonido del plumín escribiendo en la hoja, era bastante brusco, y no pasaba desapercibido, me estaba volviendo loco, y el tarro de tinta disminuía considerablemente, esperaba tener otro en el segundo cajón del escritorio, o tendría que mandar a los elfos de compras; tenía que haber hecho caso y comprar de esas plumas mágicas que no necesitaban recargarse, pero me costaba deshacerme de aquella, tenía un valor sentimental para mí.

 

Bajé la pluma un momento y tomé la taza; revolví unos momentos con la cuchara, y la quité luego de golpearla dos veces contra el borde de la taza, era costumbre de años. Cerré los ojos y capté el aroma del café para luego darle un pequeño sorbo, delicioso como siempre; tomé otro sorbo y me quedé mirando al vacío un momento, tomándome un pequeño descanso, aunque no hacía mucho que había empezado a firmar, era la falta de costumbre que llevaba.

 

Sentí que alguien golpeaba la perta y antes de que pudiera decir algo la puerta se abrió mostrando a una hermosa mujer que tenía una sonrisa en los labios. A pesar de lo que había pasado podía volver a alegrarme de ver a mi socia querida, eso había sido todo gracias a Helena que es la bebé más perfecta que había visto en toda mi vida, y parte de esa perfección era de su madre, pero en aquel momento Ariane no se veía bien como siempre, parecía que estuviera enferma, o agotada, eso me preocupó.

 

-¡Ari querida! -exclamé poniéndome de pie, para luego acercarme a ella y abrazarla- llevo tiempo sin verte, pero tengo mis excusas, pasa que te lo explico todo ¿gustas acompañarme con un café? -le ofrecí, al tiempo que la llevaba al sofá, tendría todo el día para terminar con los papeles.

[Ada Camille Dumbledore]

El ver a mi socio me alegraba, sobretodo porque mi hija necesitaba a su padre y porque negarlo, yo tambien lo necesitaba.

 

Cuando me saludo tan amablemente sonreí ampliamente, esperaba que no fuera tan molesta mi visita, pues solo pasaba a saludarle.

 

- talvez solo un té...

 

Me vi arrastrada hacia el sillon y me deje caer sobre el mullido sillon, aquel extraño sentimiento que ultimamente me tenia exaltada parecia haber salido de mi al entrar en aquella oficina, podria ser que me sentia apoyada por el y no me sentia sola.

 

Suspire viendolo a los ojos y recorde a mi Helena, esa expresion era la que ella solia hacer al verme.

 

- Helena se ve como tu, cada dia le encuantro mas parecido a tí...

 

Estaba muy hermosa y cada dia crecía mas, me encantaba verla y tenerla a mi lado.

[Joaquín Granger]

Sabía que tipo de tés le gustaba a mi querida socia, exóticos, difíciles de conseguir, aromáticos y exquisitos, cómo los prefería yo también. Llamé a Kraven y le pedí una taza para ella, que la sorprendiera con alguna de mis mezclas especiales, a mi parecer todas eran exquisitas, por algo me tomaba todo ese tiempo en buscar la mezcla perfecta, pasando por otras realmente asquerosas, pero al final valían la pena, y con esas bebidas quería agasajar a mi socia.

 

Después de que se fuera el elfo, escuché lo que decía Ari, y sonreí abiertamente. Nunca había sido conocido por mi modestia, sabía que yo era bastante apuesto, es decir ¡Un vampiro! uno no conoce vampiros que no sean guapos, así como no hay hombres lobos sin pulgas, o hadas pequeñas que no sean confundidas con moscas. Pero dejando de lado mi casi narcisismo, me moría de ganas de ver a mi pequeñita, quería comprobar su evidente belleza.

 

-Debe ser hermosa entonces -dije dejando de lado toda modestia, tenía demasiada confianza con ella cómo para fingirla- pero seguro tiene que tener también de tu belleza, por ejemplo que se combinaran tus ojos con los míos, o que sacara tu suave y hermoso cabello, o quizás tus habilidades además de mis colmillos, ya sabes, con los híbridos todo puede ser... -dije y bebí otro sorbo de mi taza.

 

Kraven llegó con una taza de porcelana, sobre una bandeja de plata finamente ornamentada, recuerdo de Francia; tenía también, en la bandeja, un azucarero, y un par de cucharillas, una para el azúcar y otra para revolver, además de unos bocaditos dulces, para llevar una mejor charla. Pero lo importante era el contenido de la taza, un liquido que parecía muy espeso, a pesar de ser simplemente agua con un exquisito sabor, y su líquido de un color azul suave pero opaco, causaba curiosidad nada más al captar su aroma indescriptible.

 

-Ahora con el té podré contarte todo con lujo de detalle, pero primero quiero saber qué es lo que tienes tú, no te veo muy bien, ¿acaso estás enferma?- pregunté sinceramente preocupado.

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad si me sentia algo mal, no estaba muy conciente de que me sucedia, pero si me sentia muy cansada y algo agotada.

 

El delicioso aroma de las hojas del té, que se percibia saliendo de la humeante taza, era reconfortante el olor. Recibí la taza del elfo y no repare en mirarlo, de hecho sabia que me odiaba por lo mismo trataba de nno incomodarme.

 

Ante la pregunta me di cuenta que me conocia demasiado para saber que no estaba muy bien, pero ni yo misma lo sabia.

 

- No tengo idea... me he sentido muy cansada, duermo poco y despues del viaje a Grecia me he sentido bastante extraña, como si algo pasara en mi y no pudiera manejarlo... pero no se que pasa, la verdad no tengo idea.

 

Tome un sorbo del té, el sabor era exquisito y conciendo a mi socio el debía haber hecho la mezcla de las hojas.

 

- Creo que consultare a un sanador para saber que sucede, es lo unico q se me ocurre

 

Conteste volviendo a probar el té

[Radamantys]

-Vaya Vaya- Susurro Radamantys ante su aparicion en los limites del callejon Diagon, sus ojos negros relucian detras de la mascara negra que cubria su rostro, detalles verde jade resaltaban la imagen, los pasos de Rada apenas hacian ruido la mirada de Slytherin se poso en un negocio llamado Ollivander's, habia sido enterado que alguien que se vinculaba a la orden estaba en el lugar.

 

La varita de Rada aparecio en su mano derecha al tiempo que se movia con rapidcez y hacia saltar la puerta en pedazos, El demonio ingreso con pársimonia mientras sus ojos buscaban una victima al final la encontro se trataba de Ariane Dumbledore presumiblemente de la orden y nada mas y nada menos que su jefa en el ministerio de magis, -Buenas - Saludo el el demonio mientras su varita se elevaba hasta el pecho de la joven.

 

-Esta vez tu has sido elegida para ser muerta a manos de la sombra de la muerte- susurro el demonio mientras una sonrisa se marcaba en sus labios, aunque claro esta no se veia por la mascara que cubria el rostro.

[Ada Camille Dumbledore]

Hacia ya varios dias que habia encargado a mis elfos de la tienda y yo me habia dedicado de lleno al Ministerio de Magia, el proyecto que estaba tomandome demasiado tiempo, pero queria tenerlo apunto para el momento en que los jefes y empleados nuevos estuvieran listos para ayudarme a regular la actividad.

 

Respire tan profundamente al entrar al local, que aspire todo el olor a maderas que llenaban el aire del lugar.

 

Subi directamente a mi oficina, necesitaba descanzar, deje mi portafolio sobre el escritorio y me deje caer sobre el divan. El vestido verde dejo ver parte de mi muslo y lo arregle rapidamente, pero sentia sueño.

 

Atraje con un movimiento de varita una manta y me arrope, deje entonces caer mi cabeza sobre la almohada y cerre los ojos

[Laimi Evans]

Salí de mi nueva tienda con un pequeño paquete de galletas en mi mano mientras en la otra sujetaba mi varita con la cual hacia cierre del local, la noche acababa de caer por lo que ya era hora de ir a casa a pasar un tiempo con la familia; me asegure de que todo estuviese en perfecto orden y guarde mi varita en mi bolsillo pero al hacerlo me lleve una desagradable sorpresa cuando algo se enterro en mi dedo, era una astilla proveniente de mi varita, la saque y la observe por un momento estaba ya bastante gastada y astillosa puesto que desde que mis padres me la dieron no la había cambiado jamas y había estaba en varias batallas en las cuales paso por muchas manos eso genero que mi rumbo cambiara y me dirigiera no a la mansión de mi familia sino que a la tienda de una persona muy especial para mi , aquella que ella como mi madre aunque la sangre no dijiera nada la amaba como tal .

 

Al poco caminar me encontré frente a la puerta de aquella tienda que me recibia con un gran cartel que anunciaba el nombre del lugar, lo observe y sonreí no solo mi tia iba a poder ayudarme con mi problema sino que también podrias compartir un agradable te. Con un leve empujon abri la puerta de la tienda y entre , todo estaba tal como siempre lo cual no era de extrañar ya que no solian cambiar las cosas, di unos pasos y me detuve para esperar que mi tia vieniera a mi encuentro.