El Hipogrifo Asustado (MM)

[Sagitas E. Potter Blue]

Y mira que le dije que no iba a hacer de modelo, pues ella no, cabezona, que me dibujaba. Supongo que se puso roja por el esfuerzo, pues Xell parecía ruborizada y allá no se había dicho nada en especial. Bueno, si alguien tenía que estar enfadada tenía que ser yo, por las burlas por mi dibujito tan majo. Aunque, para ser justa, tampoco podía desdeñar el dibujo de Xell, era buena. Pero no me gusta reconocer nada.

 

-- ¿Eso es un traje fácil de hacer? ¿Ponerme una enredadera en... salva sean las partes? Esto es una guardería, no un local de pil...onas depiladas.

 

Y encima me llamaba gruñona... Estaba bajando puntos en mi listado.

 

-- Hum... Si los niños pequeñitos se agarran de la hiedra que me rodea las te... la delantera, se van a llevar un susto bien grande -- dije, pasando las manos por mi jersey. -- Así que ya puedes hacer un dibujo menos bonito pero más realista.

 

Espera, eso sonó feo.

 

-- No quiero decir que no sea realista. Esa hada es tan guapa como yo.

[Xell Vladimir Potter Black]

Me ruboricé tanto que creí que la cara me ardía. Había hecho el dibujo de buena fe y ella volvía a portarse como una gruñona. Le quité el dibujo, algo enfadada.

 

- Es como un maillot color verde o marrón con hojas pegadas así, para que parezcas una plantita. Pensé que te gustaría ya que eres sacerdotisa vegetal - casi sonó a insulto, pero estaba irritada por su tono. Ni que fuera la única que tenía una buena... delantera. Bueno, yo era casi plana, pero no tenía que restregarme su volumen contra mi ausencia.

 

No rompí el dibujo porque me pareció algo indigno, pero me puse detrás de mi madre, esperando que ella me defendiera.

 

- Bueno, puedes ponerte el disfraz que tú dibujaste. Seguro que parecerás un fantoche.

 

La miré fijamente, para que se diera cuenta que me había dolido su comentario.

[Reena Vladimir]

Miré alternativamente a mi hija y a mi tía, que como siguieran así iba a haber una escabechina guapa guapa antes de que terminase de salir el sol.

 

-A ver, a ver... Sagitas, si quieres participar y no te gusta lo que Xell te dibuja pues te buscas tu misma el disfraz.

 

A ver si se creía ella que podía meterse con mi hija y a su vez ponerse a exigir un traje y lo del confeti. La miré y luego abracé a mi niña. Si yo pudiera ser un hada seria así, otra opción...

 

-Quieres ser tu la cuentancuentos y yo el hada?

 

Era la única solución que se me ocurría, en la que no echarla con cajas destempladas y hundirle la vida sacándola del negocio. Y eso no iba a ocurrir, ella debía sonreír y ser feliz junto a la familia.

[Sagitas E. Potter Blue]

Jo, leñes... Ya salió el genio Vladimir y por poco me veo fuera del negocio con una patada en el trasero. Miré confundida a Reena pero después me di cuenta de dos cosas:

1) ella mandaba y yo era una trabajadora más del lugar

2) nadie se mete con su hija estando ella delante, como yo no dejaba que se metieran con mis hijos en mi presencia.

 

-- Hem...

 

Me rasqué la cabeza. ¡Demonios! El dibujo era buenísimo, ¿por qué le ponía pegas?

 

-- Pido disculpas, no quise enfrentarme a ti, Xell. Tu diseño está bien y, ahora que lo has explicado, veo que tienes razón, es bastante acertado con mi personalidad.

 

Era un paso, mejor disculparme que enfadarme con ellas por una tontería de disfraz.

 

-- Es una buena idea, Reena. Creo que se me dará mejor ser cuentacuentos que llevar alas. Creo que no sabría moverlas.

 

Sonreí, dando por zanjada la disputa. Debería vigilar más mi genio, últimamente ni los demonios me aguantaban.

Editado 30 de Abril del 2015 por Sagitas E. Potter Blue

[Hecate Engosvezhof]

Lechuza Apolo

 

El ave sobrevolaba el cielo inglés con gran prisa. Necesitaba urgentemente enviar la carta que su ama le había encomendado. El lugar de destino era "El Hipogrifo Asustado".

 

Encontró una corriente ascendente y se dejó llevar por ella con las alas extendidas. La lechuza (macho) era de color blanca cómo la nieve con motas amarillas y los ojos color ámbar.

 

Pronto encontró el destino. Bajó de nuevo y se fijó en que había varias brujas en la entrada. Todas ellas con tonos diferentes en los pelos, amarillo, violeta y un rojo llameante. Lo que no sabía era a quién de ellas debería de entregar la carta. En tal caso, la dejaría en el suelo y luego ya se preocuparían ellas. El problema es que tendría que esperar a que respondieran para enviarla de nuevo ante su dueña Ianthe.

 

En la carta su contenido era el siguiente:

 

 

 

De: Ianthe Kurnikova

Para: los dueñ@s del negocio "El Hipogrifo Asustado"

 

Muy buenas tengan ustedes:

Me comunico con los dueños de éste negocio para saber si hay plazas vacantes, los horarios y los precios. Mi hijo tiene una edad aproximada de un año y tres meses y cómo no tengo tiempo para cuidarlo necesito saber todos los datos que he pedido. He tenido muy buenas referencias de éste negocio y estoy interesada en contratarlos para la custodia de mi hijo. Me gustaría que respondiesen a la mayor brevedad en ésta misma carta...

 

atentamente,

 

Ianthe Kurnikova

 

p.d.: mi ave sabrá encontrar el camino a casa.

 

 

 

 

Apolo dejó el pergamino en el suelo y esperó a que respondiesen... Esperaba que no tardaran ya que, tenía hambre por el largo viaje. Esperó en las verjas de madera de la guardería.

[Matt Blackner]

Me habái quedado aparte, mientras las chicas discutían (si, Sagitas siempre encontraba la forma de reñir un poco. Era buena gente, estsba claro, pero aquellas pequeñas disputas animaban un poco los días) acerca de loq eu se pondría Sagitas, yo estaba fuera intentando terminar la decoración, de apañar un poco más el lugar, sobre todo para cuando los pequeños llegaran.

 

De repente una lechuza llegó. Tomé la carta qeu traía para leer una solicitud para traer a otro niño a la guardería. Eso era tarea de Reena o Sagitas (que ya no fuera su negocio no significaba qeu no siguiera mandando como antes) asi qeu me fui hasta el despacho y la dejé sobre su mesa.

 

- Chicas? - pregunté en voz alta, acercándome hasta donde estaban pero sin entrar a mirar, no fuera qeu las pillara de forma qeu bueno....no estuvieran muy visibles. - Ha llegado una carta de solicitud. os la he dejado sobre la mesa del despacho. Por cierto, como llevais el disfraz? - me atreví a preguntar.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Demonios! Esa lechuza me ha asustado -- dije, cuando Matt informó que estaba allá. No la había visto llegar pero su aleteo me había hecho dar un salto hacia atrás.

 

La lechuza seguía allá, como si esperara que alguien contestara para irse. Tal vez era eso, que era algo que había que contestar cuanto antes. Así que la tomé y leí el contenido.

 

-- Vaya pues... Un nuevo alumno... Y es chiquito... Unn año y tres meses... Sería de la clase de los micropuffs...

 

Me fijé en el nombre y fruncí el ceño. Ni idea de quien era aquel hombre. Era raro, pues casi conocía a todo el mundo del pueblo. ¿O sería de otro lugar y traería al niño por Aparición cada día?

 

-- Ianthe Kurnikova, Ianthe Kurnikova... No me suena... ¿Ianthe es nombre de hombre o de mujer? Oye, un momento...

 

Me acerqué a Reena; al fin y al cabo, ella era la dueña ahora...

 

-- Mira lo que pone aquí... "estoy interesada en contratarlos para la custodia de mi hijo"... Supongo que se refiere solo al horario escolar, ¿no? Nada de hacernos cargo de él para siempre...

 

Como Matt había preguntado por el disfraz, le sonreí.

 

-- Ni idea, eso es cosa de estas dos -- contesté, señalando a Xell y a Reena.

[Xell Vladimir Potter Black]

Sí, le había llamado fantoche a la tía Sagitas. Tal vez me había pasado, pero mami me defendió y me abrazó, para que se me pasara el enfado. Después me sentí mal, porque la tía pareció darse cuenta de que había actuado mal y se volvió más sumisa.

 

- ¡Ella es una gran cuenta cuentos, mami! Di que sí, tía, di que sí…

 

Me sentía emocionada con la idea. Sagitas se disculpó por el comentario que me había dolido y alabó por fin el dibujo que yo había hecho. Con eso, me hizo feliz y se me olvidaron todas las sensaciones negativas hacia ella.

 

- Pues serás la cuenta cuentos mejor del mundo, tía.

 

Iba a abrazarla porque me sentía feliz cuando el primo Matt se acercó con una nota. Iba dirigida a mi madre, la actual directora de la Guardería, pero la tía la leyó antes, acostumbrada como estaba a llevar ella todos los asuntos del Hipogrifo. Carraspeé y me puse la mano en los labios, soltando una sonrisita.

 

- ¿Kurnikova? Suena a tenista eslava. ¿Va a traer al niñito a la Guardería? ¡Qué lindo! ¡Oh! ¿Sabrá hablar en inglés. Como nos hable en ruso, no habrá quien lo entienda.

[Sagitas E. Potter Blue]

Hum.... Esa forma de usar la palabra "cuenta cuentos" parecía un poco... como sí... ¿insulto, peyorativo?

 

-- Sí, soy una buena cuenta cuentos, ¿qué pasa? Si no lo fuera, no hubiera tenido tanta fama en el Circo... Soy la mejor cuenta-cuentos del condado y me atrevería a decir que de toda Inglaterra.

 

Es que me tomo muy en serio mi trabajo. PEro ahora, Xell ya estaba pendiente de la carta de aquella madre (o padre) que quería traernos a su hijo. Fruncí el ceño.

 

-- ¿Ruso? Oh, no, odio el cirílico, es bastante complicado y gutural, parece que riñen en vez de hablar. Es un lenguaje muy duro. -- Me acerqué a leer de nuevo aquel papelucho por encima del hombro de mi sobrina Reena, quien lo tenía en estos momentos en las manos. -- ¿Tenista? Pues lo que nos faltaba, tener el hijo de un famoso en la guardería. Eso implicaría tener que aumentar la vigilancia y controlar a los periodistas. Pufff... Pues no me apetece nada. Eh, un momento...

 

Sonreí y me crucé de brazos. A veces era mala.

 

-- Ya no es mi negocio. Te toca a ti, Reena, contratar los servicios necesarios para lo que sea, lalalala...

[Xell Vladimir Potter Black]

Levanté las manos en son de paz. La tía se tomaba en serio su trabajo de cuenta cuentos en el Circo. Yo la había visto una vez, al principio de llegar al pueblo, pero hacía tiempo que no la veía contar nada. Era una pena, aquella vez estuvo majestuosa y le aplaudieron mucho.

 

- Claro, tía, a eso me refería. Eres la mejor cuenta cuentos que conozco, debieras hacer mucho más ese trabajo y disfrutarlo. A veces consigues que los libros parezcan vivos.

 

Esperaba que con eso se calmara. Ahora puso cara de mala. Peligro... La conocía para saber que algo malo cruzaba por su cabeza. Me hizo sonreír cuando dijo, con una sonrisa de oreja a oreja, que ya no era su negocio.

 

- ¡Serás mala...! Pero si estás deseando conocer a esa mami con su chiquito y descubrir de quien se trata. Yo digo que una tenista o la mujer de un mafioso ruso.

 

Me reí junto a ella y me crucé de brazos, como ella, imitándola.