El Hipogrifo Asustado (MM)

[Amya An]

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ROL MINISTERIAL ;
Atención a la Solicitud Entrante
DAMyC-ERMyCEM 100522-817/4575278 (*)


>.< Ahhhhh! No me dejes a merced de estas pirañas amazónicas!!!

 

Pareció gritarle mentalmente a Sherlyn al verla disponerse a salir del establecimiento OwO sin ella.

 

- Niños, ni ... sooooo ¬¬ quietos ...

 

Dijo procurado ser suave con los infantes. U.U xDDD, aquellos eran peor que tiburoncillos en estado de frenesí (¡?).

 

Con cara un poco asustada de sucitarse un nuevo ataque por parte de aquella "banda" de mocosillos (?), Amya_An retrocedió hacia la puerta totalmente en reversa.

 

La revertora nunca había sentido tanto pavor ... ¬¬ ni en las liquidaciones muggles (!).

 

Caminó despacito hacia atrás y recordó un interesante embrujo que mas de una vez le habría pillado a su desaparecida hermana peli-roja ; OwO el Hechizo de Burbujas ♥♥♥

 

Ni grandes ni pequeños se resistían ante la aparición de esas burbujas coloridas ... ¬¬ además, no se le ocurría nada inofensivo que mandarle de señuelo a esos nenes hiper-activos.

 

Etéreas, una vez invocadas por la Adler, parecieron hipnotizar a los pequeñuelo ... ¬¬ y por supuesto que >.< patitas pa´ qué las quiero!!!

 

Amya_An salió como cohete por la puerta sin cuidar si quiera de irse encima de la Indebida, no xDDD, en ese momento lo que quería era salvar los pellejos (!).

 

- *0* Corre Sherlyn! antes que se den cuenta y pretendan perseguirnos por todo Diagon!!!

 

^^ Seguro que si "la perdía" ¬¬ la hallaría de regreso al Departamento.

 

 

 

Salida.

[Sunar PBT]

Sethy con Argentus, y Sunar.

 

El niño con todo el ajetreo fuera, se volvió a quedar dormido. Sería que la cancioncita que tarareó el elfo ayudó? Pues solo se veía el resultado de eso, y el amito se hallaba dormido de nuevo. Mientras estuviera así, no había problemas.

 

Sethy salió de allí, sin dejar de completamente solo al niño, pero quería saber qué hacían las personas que tenían a los chiquillos tan alborotados. Y a pesar de eso, reinó el silencio. Más pronto de lo que esperaba.

 

Antes de ir a ver qué más sucedía, la vio. La ama llegaba como si nada hubiera sucedido. La pelicastaña vestía un traje blanco, como si fuera “fantasma” pero no lo era, estaba más viva que nunca.

 

– Se le extrañó mucho ama Sunar – dijo el elfo abrazándose a la bruja. La Potter Black sonrió pero no era lo que espera, quería el abrazo de otro, aunque tampoco le pareció tan malo recibir ese cariño desinteresado.

 

Le escuchó decir que quería ver al amito, y la llevó con él. El pequeño niño de cabellos azules yacía en esa cuna, y su madre lo observó complacida de que lo cuidaran. – Vamos a casa – le dijo al agarrarlo para salir. – Creo que después vuelvo – comentó a referencia de avisarle a su familia.

 

Estoy bien, me llevé a Argi a casa. Luego paso por acá. Gracias por todo.

Los quiero mucho.

 

Sunar

 

La notita la dejó sobre el mostrador de la Guardería. Y los tres salieron.

 

[Matt Blackner]

Fenrir

 

Me senté cerca del elfo, mirando al cachorrito del pelo azul. La habitación estaba alumbrada de forma muy suave. El cachorrito dormía tranquilo, a Fenrir le gustaba, le gustaban los cachorritos qeu vivían en casa. A aquel lo había conocido desde muy pequeñito, y le parecía gracioso cuando creaba nieve.

 

A Fenrir le gustaba jugar en la nieve.

 

Pero los niños fuera empezaron a hacer mucho ruido, y eso despertó al cachorrito. Gruñí ligeramente al elfo, que se acercaba para atenderle, y yo me fui para ver qeu pasaba.

 

Había un gran revuelo fuera, con una niña y la mujer, la que olía como la oveja violeta, la de los tacones. Revolvieron todo, pero luego lo ordenaron y se fueron.

 

Ahora los niños estaban revueltos. Vi como Sunar, la mamá del cachorrito de pelo azul venía y se lo llevaba, dejando una nota. ME acerqué al mostrador y la cogí, poniéndome de pie para aopyar las patas. La cogí con el hocico y comencé a olisquear por el suelo hasta llegar a la puerta del despacho de dirección.

 

Matt y Sagitas estaban alli porque su madre quería contarle algo. Parecían no darse cuenta del jaleo, asi qeu comencé a rascar la puerta con la pata, a ver si me abrían.

[Sagitas E. Potter Blue]

Bueno, pues ya estaba todo dicho y la reunión con Matt se había acabado. Fuera lo que fuera, ya estaba solucionado todo y tocaba seguir con el día a día de la Guardería. Así que me levanté de la silla y tomé un par de carpetas.

 

-- bueno, hijo, pues ya que estás aquí, ¿me ayudas a preparar los regalos de Reyes? Los niños se merecen tener una fiesta ese día, Tendremos que hacer una reunión entre el staff y preparar algo en conjunto. Vamos a celebrar una reunión en el comedor en cuanto..

 

Un ruido me interrumpió, algo rascaba en la puerta. Fruncí el ceño. ¿Pasaba algo allá fuera? Levanté un dedo hasta la boca, para reclamar silencio a mi hijo. Después me acerque a la puerta y la abrí de golpe. El pobre Fenrir se cayó sobre sus cuatro patas y movió la cola, feliz porque nos había llamado la atención.

 

-- ¿Qué es eso?

 

Tomé una carta de su boca y la leí.

 

-- Es de Sunar, se ha llevado a Argentum a casa. Por fin... Todo a la normalidad, menos mal... Ahora ya podemos preparar la fiesta. Vamos Matt. Voy a por una galleta de carne para el lobito, se lo ha ganado por ser tan buen mensajero.

[Xell Vladimir Potter Black]

Llamé a la puerta de la guardería, con los nudillos de la mano y enseguida volví a coger la caja de cartón que llevaba en los brazos. La traía llena de papel de cadenetas, para adornar la clase de los micropuffs. Era de vivos colores y flotarían en el aire en cuanto las montara. Las había comprado en el Vulturi para ellos, no había podido resistirme.

 

- ¡Hola! ¿Hay alguien? Necesito ayuda.

 

Un elfo abrió la puerta y tomó la caja en sus brazos, lo que me hizo sentir mejor.

 

- Gracias, ¿sabes donde está la tía Sagis? Quiero preguntarle si me deja hacer una fiesta con los pequeñines.

 

- En la cocina, señorita Xell, con su hijo Matt y con el lobo. Un lobo en la guardería, con los gérmenes que tienen.

 

- Pero Fenrir está limpio - me adentré en el pasillo para verles. - Y ese lobo es una delicia de juguete para los niños.

 

Abrí la puerta de la cocina. Allá estaban, los dos, buscando algo en los armarios.

 

- ¿Hay galletitas para mi, tía?

[Nely Aradia Gaunt Lill]

Aquellas letras podían leerse de manera clara, habían sido escritas con todo el cariño del mundo, con un gran fin; tan solo quería felicitar las navidades al personal de la guardería. Esa guardería que tiempo atrás también había sido una parte de ella.

Leía la pequeña carta y recordaba como poco a poco, fueron dando forma a aquel local, convirtiéndolo en un lugar habitable para aquellos pequeños e indefensos (pero peligrosos a la vez) magos y brujas.

 

--Fueron buenos momentos--

Susurró para ella mientras doblaba el pergamino con delicadeza para darselo su pequeña lechuza, quién sabía bien dónde tenía que dejarlo. Su destinataria: Sagitas.

--Feliz Navidad, Sagitas-- Besó el pergamino y susurró para ella, conformandose con poder felicitarla mediante aquel papel.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Demonios! ¡¡Qué susto me has dado, niña!! ¿Es que no te han enseñado a llamar a las puertas antes de entrar?

 

En realidad me había asustado porque pensé que era uno de los niños que se había metido en la cocina y eso estaba terminantemente prohibido por motivos de seguridad. También los empleados lo tenían prohibido y seguro que si me pillaba uno de los elfos cocineros allá dentro me iba a dar rapapolvo. Sólo me faltaba que siendo la Directora tuviera que pedir permiso para entrar en el recinto de mi negocio.

 

Pues sí, tenía, por eso me había asustado

 

-- Pues las galletitas que busco son para el lobo. Si quieres alguna...

 

¡Qué mala era! Pues si las galletas eran las que usábamos para los niños. Pero tiré una al aire para que Fenrir la cogiera, de una forma que siente encantaba a los pequeñuelos.

 

-- Bueno, si quieres, te doy una.

 

Y se la tiré al aire, como al lobito.

[Nely Aradia Gaunt Lill]

El frío aire hacía que sus alas volasen más despacio, con más delicadeza. Tenía una misión, encontrar a Sagitas. Sus ojos se centraron en aquella guardería en la que tantas chucherias había comido, y es que le encantaba tener que enviar mensajitos a Sagitas, siempre recibía alguna chuche a cambio.

Al fin el vuelo se acababa, tenía justo en frente aquel colorido lugar que tanto visitaba, entró por una de las ventanas abiertas y visualizó a Sagitas, con cuidado, voló hasta su hombro sorprendiendola, ya que estaba tirando galletas al aire, soltó su carta sobre ella y rapidamente picoteó al vuelo una de esas galletas que Sagitas había lanzado.

Ululó de felicidad por aquel premio inesperado y voló por dónde había entrado.

[Sagitas E. Potter Blue]

Me puse a reír ante la expresión de Xell cuando sentí un ulular y algo se posó en mi hombro. Chillé del susto, pero no porque le tuviera miedo, yo no tengo miedo a nada... Fue porque me había asustado, sin más. Aquella ave me era reconocida y eso me pareció muy curioso. Volví a reír al ver que la lechuza se había tragado la galletita que iba dirigida a Xell y que el lobo protestaba.

 

-- Es Xell quien tiene que aullar, Fenrir, que se quedó sin dulce, jajajaja...

 

Tomé la carta que me había dejado y mientras el lobo perseguía al pobre animalito, la leí. Me enternecí. Aquella chica me había robado el corazón, hacía tiempo. La echaba de menos. Me hubiera gustado verla más a menudo pero ella sabía que yo tenía un amor nuevo, un marido, una familia... Nely no lo asumía del todo y por eso no la veíamos tantas veces como yo quisiera... En fin, que no me iba a poner romanticona a estas alturas...

 

-- Feliz Navidad, Nely... digo... Xell, que vamos a montar una fiesta para los niños en Reyes. ¿Te apuntas?

[Reena Vladimir]

Sura: Halcón peregrino Hembra de Reena:

 

Las rachas de viento eran mortles, y por eso tenía que volar muy al ras de los tejados, tenía miedo de que en una de esos brusco cambios de dirección, me arrancase el aire una de mis preciadas alas, si eso ocurría, mi vida no sería nada, porque ni cazar podría...

 

Por ello seguí la ruta mas directa hacia la guardería a donde mi mamá Reena me había mandando con un sobre que no facilitaba mi vuelo en lo mas mínimo. Era demasiado grande, demasiado pesado, pero me habían dicho quera muy importante y yo me tomo las cosas muy en serio cuando son ya infimamente importantes.

 

 

Querida Tía,

 

Me he enterando de que los reyes magos pasarán por la guardería un día de estos ¿No te parece una tradición muy española como para inculcarsela a los niños? Aunque al ser regalos a ellos les dará igual...

 

Bueno te escribo para que cuentes con mi ayuda, puede que me aburra estos días y necesite ocupar mi tiempo en algo, por ello me ofrezco tanto a ayudar con la decoración como para disfrazarme de viejo rey, a mi tanto me da mientras no me hagas tomar multijugos del que siempre va a saltar y se cae, ese no me gusta.

 

Termino en el departamento y quedo a tu disposición.

 

Un abrazo Reena.

 

Con esta misiva fue que llegué al arremanso de la guardería y dejé caer la carta sobre el primer elfo que encontré, el agotamiento ya no me permitía pararme a encontrar a la pelivioleta de ojos color tierra.