El Hipogrifo Asustado (MM)

[Reena Vladimir]

Sonreí con cariño y le acaricié el pelo con mimo para poder acercar su frente a mis labios, yo también la había echado de menos, tanto que al principio cuando hacía poco que había desaparecido yo solo dormía cuando el sueño y el cansancio se imponían sobre la fuerza de voluntad y el dolor. Lo había pasado mal pensando y especulando con que yo había hecho algo que la lastimase, que por eso se había ido sin despedirse de nadie.

 

-Si hermanita, me encargo de la parte burocrática, de hablar con los padres, de hacer las compras... La parte sencilla, vamos.

 

Ahora sabía que ella necesitaba esa separación, saber si había vida mas allá de la burbuja infantil en la que ambas estábamos felizmente encerradas. Esperaba que el que yo trabajase en el local no supusiera para ella una perdida de escondites, pues a fin de cuentas yo iba por allí una o dos veces por semana siempre en horario escolar, para que los niños nunca me vieran.

 

-Si cambian, pero ¿tan malo es el cambio? o es que prefieres eso de ¿mejor malo conocido que bueno por conocer?

 

Tiré un poco mas de ella sin borrar mi sonrisa cariñosa, si prefería el refrán yo me encargaría de ir introduciendo los cambios de modo que ni cuenta se diera, le enseñaría los pros y contras de esos cambios hasta que solo fuera capad de ver las ventajas que traían.

 

La conduje con delicadeza hasta la cocina y la senté en un taburete cercano a la barra en la que se preparaban los platos calientes listos para servir, fui a por el helado a la nevera. Cogí una tarrina mediada, no le faltaba demasiado para terminarse pero aseguraba un buen atracón para las gemelas D. Lancé deslizando la tarrina sobre la barra, en dirección a mi hermana y comencé a abrir cajones en busca de unas cucharas, al final terminé por irme al fregadero y lavar dos de las que encontré allí.

 

-Al ataque gemelosa! -le dije al ver que tenía ante ella la tarrina destapada y que me esperaba con ansias.

[Sagitas E. Potter Blue]

Tras levantar la caja de los juguetes y las mochilas de los niños, me di cuenta que no, que allá no había ni rastro de la niña perdida.

 

Me pasé la mano por el pelo, confundida. Era imposible que una niña tan pequeña pudiera esconderse de nosotras. Sólo quedaba una explicación lógica, y no me gustaba. Alguien la había cogido.

 

-- Calma, Sagitas -- me dije.

 

Tenía que pensar con claridad. O era alguien de fuera o alguien de dentro. De fuera era algo improbable, ya que no habían saltado las alarmas. De dentro... ¿Por qué alguien sacaría a la niña de su cuna sin motivo?

 

Otra vez debía de pensar en varias posibilidades. Tenía que ser algo de lo más normal. Estaba segura que nadie haría daño a la niña. Era tan bonita...

 

-- ¿Sabes algo? -- pregunté a una de las elfinas que pasaban por delante de mí.

 

Jesse apareció antes de que me contestara. Llevaba a la niña en brazos. Suspiré, aliviada.

 

-- Lo sabía, era imposible que nadie hubiera entrado a llevársela.

 

Me acerqué a ella y le hice una caricia. Después me giré a la elfina, enfadada.

 

-- Eh, tú, hay un protocolo. La próxima vez no la saques de la habitación sin el permiso de su profesora.

[Jessie Black Lestrange]

Bipa

 

-Lo siento mucho señora Sagitas, es que estaba llorando y... ¿se imagina a la amita Jessie con Bebes?- pregunte emocionada viendo a mi amita como cargaba a la pequeña niña en brazos con ternura.

 

Yo si me la imaginaba, desde hacía tiempo, pero ella siempre me decía lo mismo, aun era muy chica y no iba a tener un niño por obra y gracia del espíritu santo.

 

-Es que mirela, se ve tan tierna cargando a la nena... y el joven amo Matt... tambien sería un buen padre con lo bien que cuida de mi amita y de su hermanito- solo pensar la imagen me hacía querer ponerme a trabajar armando los cuartos de los bebes, pero luego recordaba que ellos aun no llegarían.

 

-Pero ni mi amita no el joven amo tendran hijos pronto- murmure bajando la cabeza triste- sabes ama Sagitas... debería decirle a esos dos que ya quiere ser abuela y tener la casa llena de crios traviesos y juguetones

 

Que no me escuchara mi amita Jessie o pegaría el grito al cielo por tratar de confabular con su madre.

[Xell Vladimir Potter Black]

Mi paseo por Diagon se hacía eterno, buscando negocios a los que entregar la documentación del evento de Accidentes. El trabajo era divertido y agradecido, pero a la vez notaba que nos faltaba algo. Mi cabeza pensante sabía que había algo que tenía que decirle a mi tía, algo que había oído, o leído o algo... Y no lo recordaba.

 

Iba hacia el negocio de la tía Cye para entregarle los documentos cuando vi al final de la calle aquel negocio tan llamativo, de colorines e imágenes infantiles.

 

Era la guardería donde iba mi hermano y mi primo ithilion.

 

- Se lo deben pasar requetebién en ella - me dije.

 

Y entonces saltó la idea que me había rondado por la cabeza todo este tiempo.

 

- Claro...

 

Y desvié mi camino para dirigirme a la guardería y hablar con la tía Sagitas. Era la directora del Departamento y estaba tan acostumbrada a la magia que no se había dado cuenta de ello, pero tenía objetos mágicos con uso indebido, no peligrosos, seguro, pero sí que hechizados para que hicieran algo que no debían. Se lo iba a preguntar.

 

Accedí al local y pregunté en voz alta por ella.

 

- Buenos días, soy Xell del Departamento de Accidentes mágicos y Catástrofes. Quisiera hablar con mi tía Sagitas.

 

Pero me pareció demasiado imperioso y añadí:

 

- Si está disponible, claro...

[Sagitas E. Potter Blue]

No me gusta reñir a nadie de la familia ni a mis trabajadores. Pero Bipa había hecho algo mal y nos había obligado a activar la alarma naranja en la Guardería. Por eso la miraba enfadada, para que se diera cuenta de que aquello estaba mal hecho.

 

Pero ni caso. La elfina me miraba con ojitos tiernos y era tan astuta como yo. Cambió de tema con un aire tan magistral que se me olvidó lo que le estaba diciendo.

 

-- ¿Tierna? ¿Tierna cómo?

 

Observé a Jesse con la niña en brazos y le sonreí. Era una estampa preciosa, verla allá, meciendo al bebito con una cara de concentración y maternal que hacían saltar las lágrimas.

 

Pero después la siguiente frase me hizo reaccionar.

 

-- ¿Matt? De eso nada. Matt… Mi hijo es muy joven para ser padre.

 

Era mentira. Matt era mucho más grande que Jesse. Pero pensándolo bien, Jesse también era jovencita para acunar a un hijo propio.

 

-- Eso espero. Nada de hijos a una edad tan temprana. Si quieren hijos, que vengan a la guardería y estén un día entero con ellos. Ya verás como se les pasan las ganas.

 

El momento dulzón había pasado y ya no quería saber nada más del tema.

 

-- No, Bipa, no… Nada de hacerme abuela porque… Porque no me veo sentada en una mecedora contando cuentos y haciendo trapitos con agujas para que luzcan bonitos.

 

Y suspiré y me fui a mi despacho, huyendo de la idea de tener nietos. ¡Un momento! ¿Yo no estaba riñendo a la elfina?

 

Me dio rabia y me iba a levantar para decirle que no se valía usar truquitos conmigo cuando me llegó la voz de mi sobrina Xell, preguntando por mí.

 

-- A ver qué quiere ésta ahora.

 

Salí y abrí la puerta. La vi allá quieta.

 

-- ¿Vienes como empleada del Departamento? -- le pregunté, divertida. Yo sabía que no le había mandado nada. ¿O habría sido Amya y yo no lo sabía?

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

Escuchaba las palabras de Bipa mientras cargaba a la bebe y la dormía, dándole una mamila con leche tibia. Esa elfina me metería en problemas serios con mi madre.

 

-Mamá apenas si tengo diecisiete años, no pienso tener hijos de momento- murmure dejando a la pequeña en la cuna.

 

Y ahora si me solté a reír, mi madre no querría mas niños pronto en casa, con nuestros dos pequeños diablillos teníamos para rato, mas que nada por las trastadas que hacían esos dos.

 

La vi irse a su oficina, de seguro confundida por lo dicho por mi elfina, pero algo tendría que admirarle, había sabido como salirse por la tangente, algo que yo aun no comprendía del todo.

 

-Bipa, tendras que enseñarme como hiciste eso, yo no se como hacerlo- susurre bajando al nivel de Bipa para verla a los ojos.

[Reena Vladimir]

Antes del ataque en Suiza.

 

El helado me ayudaba y esperaba que ha mi hermana también lo hiciera, el problema radicaba en aquellos momentos, en que ahora era yo la que debía marcharse un par de semanas. No sabía como decirselo, aunque debía hacerlo. No podía dejar que pasase mas tiempo, no deseaba que la pillase por sorpresa. Me dí unos golpecitos con la cuchara en los labios, me sentía tremendamente nerviosa y no sabía cómo reaccionaría mi gemela.

 

-Copiada... Hay algo que debo decirte...

 

No sabía como lanzarme sobre la cuestión, ahora que ella había regresado no quería irme pero debía hacerlo, era cuestión de causa mayor. Me mordí unos instantes el labio inferior, las ideas se habían esfumado de mi cabeza y para no quedar como una boba me metí una enorme cucharada de helado de chocolate en la boca. De esa forma permanecería un rato ocupada y podría escoger las palabras que le diría.

[Xell Vladimir Potter Black]

Tía Sagis estaba disponible y salió enseguida a recibirme. Su sonrisa era divertida, siempre me gustaba cuando estaba contenta.

 

- Hola, tía Sagis. Ya sabes que no vengo de parte del departamento, aunque debería. ¿Has visto cuanta magia indebida hay por aquí?

 

Sabía que la había pillado y que ahora me zapearía. Pero se me había ocurrido al pensar en qué objetos de uso indebido podríamos llevar al evento.

 

- Pensé que podía comentarlo contigo y así tener algo para que papi Kevin lo pudiera mostrar en la fiesta.

 

Seguro que le picaba la curiosidad sobre lo que me refería.

 

- Si me dejas que te lo explique en tu despacho... No querrás que los niños se asusten con lo que te voy a explicar, tía.

[Sagitas E. Potter Blue]

¿Pero de qué hablaba esta chiquilla? Le dirigí una mirada de advertencia, entre divertida y preocupada. Estaba dirigiendo una acusación que en cierta manera era de risa, pero a la vez, afectaba a una Directora del Ministerio, y encima del mismo departamento de lo que ella me acusaba.

 

-- Explícate -- le dije, al fin.

 

Estaba segura que en la guardería no había magia indebida. Al menos que se refiriera a los niños, y éstos no hacían magia indebida, sino magia accidental, ya que eran demasiado pequeños para controlarla.

 

-- Sí, mejor pasa a mi despacho. No quiero que digas cosas en voz alta que me provoquen una risotada y despierte a los más pequeños.

 

Pasó un elfo y le dije que comunicara a Jesse que se hiciera cargo de los pequeños, que yo estaba ocupada con Xell. Y le dije que buscara a Reena, que le dijera que su hija estaba allá acusándonos de algo de magia indebida.

 

Entramos en el despacho y cerré la puerta. Me senté en el sillón de dirección y le indiqué que tomara asiento. Después junté mis dos manos, en una postura de paciencia.

 

-- Bueno, tú dirás...

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

Sonreí a Bipa cuando me dio su secreto y asentí pensando el momento en que lo pondría en practica. Un elfo llego, lo mandaba mi madre diciendo que me hiciera cargo de los chicos, cosa que ya iba a hacer de todos modos.

 

Salí al jardín llevando a los pequeños conmigo, era extraño, había escuchado al voz de mi prima Xell, esperaba y no le hubiera pasado nada por que me preocupaba por ella. Me acerque a la ventana del despacho de mi madre y las vi platicar.

 

Xell no se veía tan feliz como de costumbre, siempre la caracterizaba una linda sonrisa pero ahora se veía algo triste. Me preocupaba, mas que nada por que no sabía que le pasaba y no me gustaba verle triste.