● Ars & Vita ● (MM)

[Aleera Lux Evanik Malfoy]

Podría jurarse que tres cuartos de los hechizos habían impactado en el joven Wild. Sin mucho que el chico pueda hacer sucumbió ante ellos y su cuerpo inerte y sin vida quedó a merced de los mortífagos. Aleera dio un paso adelantándose al grupo y llegando junto al cuerpo. Lo tomó del suelo después que su hija Danna permita que el mismo caiga golpeandose de modo muy feo.

 

-Lo siento Sagitas, en unos días, con suerte, lo tendrás de regreso. Piensa que tu marido no estará muy feliz que andes en las azoteas con otros hombres, te hacemos un favor -dijo en tono burlón a la bruja que observó quieta la escena- Tu te vienes conmigo, bonito.

 

Aleera sujetó fuerte al mago y lo arrastró hasta la salida del lugar. Una estela de sangre marcó el camino que ella tomó pero al pisar las piedras del callejón todo vestigio desapareció. Aquella nigromante y Adrian Wild habían desaparecido para ir a Nurmengard.

[Anne Gaunt M.]

Todo lo que habían ido a hacer estaba ya hecho. El fenixiano había sucumbido bajo el poder de la Marca Tenebrosa y, aunque él pensara que aquel ataque era cruel y desmedido, la Haughton sabía que no era así. Sin embargo, contaba con que no haría entrar en razón a ningún fenixiano, por lo que tampoco tenía ninguna intención de intentar razonar con ellos.

 

En vista de que ya se llevaban el cuerpo de la víctima y de que todo había acabado, la Haughton meneó la cabeza a modo de despedida y salió del local, dejando al lobo y las avecillas allí, los cuales desaparecerían en poco tiempo. Una vez estuvo en la calle respiró profundamente, llenando sus pulmones de aire. Adoraba aquel bando y trabajaba tanto como podía por él, ahora se sentía completa. Y con aquel pensamiento ocupando toda su mente, desapareció con un chasquido sin dejar rastro.

[Pik Macnair]

Todos los rayos impactaron en él hombre con facilidad y rapidez, por parte de él, no pudo hacer ni el llamado a los seres de la luz. Obviamente estos no irían a ayudarlo, todos lo sabían. Barrió con la mirada el lugar y sus orbes se pasaron en Etoile Black, su hermana. Liberó al fenixiano con un movimiento de varita y este cayó al piso. Su madre Aleera lo cogió y se lo empezó a llevar del lugar directamente hacia la prisión mortífaga.

 

-Nos vamos. -Anunció con su potente voz.

 

Indicó con un movimiento de mano a Etoile que se acerca ¿Cómo era posible que no tenía licencia de aparecían? Pik la regañaría en su adecuado momento. Ambos mortífagos empezaron a caminar hacia las afueras del negocio Ars & Vitae. Cuando se encontraba fuera colocó su mano en el hombro de la mujer y una estela negra empezó a rodear el cuerpo de ambos mortífagos, ésta alzó vuelo como un cuervo y se alzó hacia el ciel, perdiendose en este sin dejar ningún rastro de sus presencia en el lugar, como si nunca hubiera estado ahí.

[Juliens]

Por apenas unos segundos los rayos que Bastian envió no dieron en el blanco. Estos impactaron en las paredes de aquella edificación causando un gran agujero producto de la pequeña explosión que el choque de los dos rayos produjo. Caminó en dirección del inerte mago -antes de que se lo llevaran- y pasó su dedo por una de las heridas, haciendo que este se empapara en sangre; hacía tanto tiempo que no se daba un festín. Pero aquel no era el momento, se limitó a pasar la lengua por el dedo y caminó fuera de aquel negocio. Se aseguró de que los hechizos antiaparición estuvieran desactivados y finalmente giró sobre sus talones. Su cuerpo se vio envuelto en una sustancia gaseosa oscura y espesa que cuando se disipó dejó observar que Bastian ya no estaba presente en aquel sitio, había desaparecido.

[Evarela Black Haughton]

EL mago no había tenido oportunidad de escapar, ni si quiera de defenderse. El cuerpo sin vida de Adrian hubiese caído al suelo de no ser por el levicorpus que aun lo mantenía en el aire. Evarela observó la escena. Una de las mortífagas le lanzó un liveracorpus para que otra se lo pudiera llevar a la prisión. La Black guardó la varita en una de las mangas y esperó a que todos salieran. Era mejor prevenir y asegurarse de que todos salían antes que ella.

 

- Buen trabajo - se limitó a decir antes de que todos salieran.

 

Había sido demasiado fácil, pero al menos se llevaban un nuevo preso. Una vez que todos salieron del negocio, la Black salió. Miró a su alrededor. No se veía a nadie por las calles de Diagón, ni si quiera a los mortífagos que segundos antes habían estado con ella. Sin perder tiempo, comenzó a caminar por Diagón para perderse por sus calles.

[Sagitas E. Potter Blue]

Asomé la cabeza en cuanto el elfo llamado Wilmo me soltó. Me libré de sus manos y corrí hacia el lugar asaltado.

 

-- ¡Adrian, Adrian!

 

Estaba aterrorizada, no sólo porque había sucedido un ataque delante de mis narices y se habían llevado a mi hermano, sino porque una de aquellas figuras me había llamado por mi nombre. Sabía demasiado de mí, bueno, tal vez no tanto pues de todos era sabido lo de mi boda. Pero su mención a mi marido me había dejado de piedra.

 

Todo se había torcido. Había entrado buscando a mi hermano y lo había encontrado. Pero también lo había perdido. ¿Se lo habrían llevado si yo no hubiera estado dentro de su negocio? ¿Había atraído a las fieras hacia la víctima?

 

-- ¡Por Merlín, Adrian, contesta!

 

Sabía que no era posible. Les había visto llevarse su cuerpo. ¡Si aquel elfo no me hubiera sujetado, les habría dado varapalo con mi varita! [XD] Que se escondieran tras máscaras no significaba que no fuera a denunciarles. ¡Movería el cielo y tierra para que lo encontraran! ¡Los Aurores del Ministerio se enterarían por mí. Iba a ahora mismo.

 

Intenté recordar cuantos eran, lo que llevaban, máscaras, anima.. ¡Por Merlín! Uno de ellos llevaba un unicornio. ¿Cuántos unicornios había en el pueblo? Que yo supiera uno o dos, no más, y por algo ministerial... ¡Sería fácil dar con el dueño!

 

Sí, eso haría. Había sido testigo de un secuestro y... me conocían. Pero yo conocía algún dato que tal vez dejara ver quienes eran.

 

Me dirigí al elfo.

 

-- No toques nada. Pronto vendrán del Ministerio a investigar. Después vendrán mis empleados a restaurar, así que te suplico que no toques nada.

 

Y salí del lugar rumbo al Cuartel de Aurores para denunciar lo que había vivido.

[Matt Blackner]

Investigación Auror

 

Sagitas y yo aparecimos junto a la puerta del negocio. Había usado la aparición conjunta porque quería que me acompañase mientras investigabamos el ataque.

 

Mi compañero Elvis se uniría en cuanto pudiese, pero quería entrar y echar un istazo, después marcharía hacia criaturas a sacar información acerca del unicornio usado durante el ataque.

 

- Quédate detrás de mi mamá le dije, sacando la varita.

 

Abrí la puerta con cuidado y entré con ella en alto, listo por si algo saltaba, algun hechizo o maldición dejado alli para los que llegasen después.

[Sagitas E. Potter Blue]

Había intentando no ir al negocio de mi hermano, porque estaba muy cansada y prefería no mezclarme con los temas de los Aurores. ¿Qué demonios hacía yo con ese tipo de investigaciones? No era mi responsabilidad, yo sólo debía esperar a que me dijeran que fuera a Restaurar, y después mis empleados llegarían para hacer eso.

 

Pero Matt no me dio tiempo de nada más, se desapareció de forma conjunta, arrastrándome hacia el negocio de Adrian.

 

-- Puyff, bruto. Podrías avisar antes de Desaparecer -- protesté, boqueando.

 

No me gustaba aparecerme, pero al menos, si lo tenía que hacer, me gustaba llevar yo las riendas, no que me pillaran desprevenida. Aunque, si me hubiera avisado, seguramente me habría separado de él para escabullirme.

 

-- Detrás de ti, hijo -- acepté su sugerencia. Seguía siendo una civil tras un miembro del Cuartel de Aurores. Aunque a mí me gustaba más el papel de madre, ahora debía respetar la jerarquía.

 

Abrió la puerta y entré detrás de él. Fruncí el ceño, enfadada. Con el paso del tiempo, los destrozos parecían peores.

 

-- ¡Demonios! Hay que encontrar esa plaga que está azotando el pueblo. Ya no podemos estar seguros ni en nuestra propia casa o negocios.

 

Suspiré. ¿Dónde estaría Adrian? No quería imaginármelo.

[Ela Karoline]

Cye tenía mucho sin ir al local en el que colaboraba con su cuñado Adrian, aunque la verdad estaba hecha una vaga allí, pero apenas un rumor llego a sus oídos, cuando compraba un zumo antes de volver al Ministerio, no pudo contener una expresión de preocupación, por los elfos, por los civiles que seguramente estarían en las instalaciones y por Adrian, que sabía había vuelto para meterle corazón al local.

 

Camino tan rápido como pudo para llegar a Ars & Vita, pero los pasos parecían cuadras y las cuadras avenidas, si eso sucedía cuando el corazón le latía fuerte a causa de la angustia. Pero ya, ya veía la puerta de entrada y alguien más se había introducido en ella.

 

Apretó fuerte su abrigo, sabiendo que a la mano yacía su compañera fiel, por cualquier cosa, abrió la puerta y casi golpea con ella a dos personas, una la pelivioleta y la otra Matt, no era común ver a su cuñada en un lugar después de una situación de destrucción… a claro irían a renovar, entonces todo se le hizo claro, al menos dentro de sus propias conclusiones que podían o no estar equivocadas, porque lo otro era que Adrian le hubiera sucedido algo, y esa le gustaba menos.

 

—Hola, ¿saben algo de Adrian? Sé que estaba aquí— pregunto con un hilillo de voz por la carrera que había hecho para llegar allí. Entonces sus celestes pupilas se clavaron en Matt

 

—Sabes ¿quien hizo esto?— para la Lockhart no era desconocido el hecho de que el era uno de los pocos aurores que según su propio juicio no pertenecían a los mortífagos, que hacia su trabajo bien y que no se camuflaba en el desviando cualquier indicio de los responsables.

[Sagitas E. Potter Blue]

Yo no soy valiente, afronto las situaciones como mejor sé, pero no soy de las que se lanzan al ataque y le gustan los altercados. No. No me gustan a pesar de la fama que pueda tener. Pero eso no quita que sepa dar la cara si alguien me ataca, a mí o a los míos. Y eso es lo que había pasado allá. Habían atacado y se habían llevado a Adrian. Yo daba la cara y había ido a denunciar a los atacantes al Cuartel de Aurores.

 

Pero no soy valiente. Por eso, cuando sentí que la puerta se abría y los pasos que se acercaban, boté a la espalda de Matt.

 

-- ¡Por Merlín, Cye! No, no sé nada de...

 

Mi primera reacción era no decir nada, pero estábamos entre familiares, ya que el compañero de Matt aún no había llegado. Podía hablar con total libertad.

 

-- Sí y no. Quiero decir que sé donde está Adrian, secuestrado por esa panda de atacantes enmascarados. Y no, no sé donde se los llevan cuando hacen eso. Los rumores dicen que hay un lugar secreto, alguno que usan como cárcel para los que se llevan.

 

Suspiré, ¿cómo estaría pasándolo Adrian?, ¿conseguiría salir algún día?

 

-- Por eso estoy aquí, como denunciante, para que investiguen y me devuelvan a mi hermano sano y salvo.