Familia Granger

[Sophie Elizabeth Granger]

De repente la casa estaba llena de gente, primero llego su prima Annick y tras ella su amigo y compañero auror Seba con el que compartía apellido. Los saludo a ambos con un apretón de manos y un beso en la mejilla. Cuando se acerco a Annick se percato de que había pasado por alto su embarazo al pensar en ella como parte de la triada para la ceremonia.

 

-Muy acertado de tu parte llamar a Seba, seria un peligro para Annick ser parte de la ceremonia en si-le dijo a Arabella antes de que esta comenzara a explicarles a todos la razón por la que estaban ahí.

 

Escucho una vez mas todo sobre las razones para quitarles los sueños a las gemelas y el peligro que corría el padre de estas y por ende sus hijas si eran descubiertas.

 

-Pese a que me importa bastante poco que Zeus sea derrocado entiendo que mi prima quiera mantener totalmente resguardadas a las niñas, así que estuve buscando algo en mi legado que pudiese ayudarle, descubrí un viejo ritual que cierra totalmente el mundo de los sueños para quienes porten los amuletos creados por este ritual. El ser encargado de cuidar las puertas del mundo de los sueños requiere un pago, este pago debe ser algo que tenga que ver con el mundo de los sueños o en este caso con el mundo de los que no sueñan.

 

Una vez que obtuvo la atención de los presentes y viendo la cara de angustia de su prima decidió explicar el porque iba a recurrir a un guardián de los sueños sin poner en peligro la localización de las niñas

 

"Este guardian, por decirlo de alguna manera, no pertenece a ninguno de los panteones conocidos, es un ser elemental, por lo cual no debemos temer en que se vaya de bocazas con algún oneroi, mi antepasado lo descubrió por accidente y le explico sus razones para querer cerrar el mundo de los sueños a su hijo, un licantropo tan agresivo que si algo lo perturbaba en sueños se transformaba en un abrir y cerrar de ojos. Este le dio un cepo en forma de un par de amuletos a cambio de un sacrificio, un pago de sangre, pero no cualquier sangre, tenia que ser sangre de un vampiro, supongo que porque nosotros rara vez soñamos o no lo hacemos en absoluto, a menos que tengamos el poder suficiente para recuperar este don en particular, el cual es mi caso. Tal vez solo es un loco que le gusta esa sangre en particular, no lo se, pero sea cual sea su razón, segura estoy que pedirá el mismo sacrificio para crear nuestros amuletos.

 

Lo interesante en esto, queridos amigos es, ¿quien de ustedes va a sostenerme mientras Arabella hace un corte suficientemente grande para sacar lo suficiente de mi? Tal vez en un principio los deje hacer, pero en cuanto los instintos entren en acción muy probablemente intentare resistirme a la perdida de sangre"

[Mael Blackfyre]

Mi prima Granger me explicó como era el proceso y en parte asentí. Era increíble como la magia funcionaba en los diferentes mundos y queramos o no, afectada de manera diferente. Estaba seguro que las niñas iban a tener que apoyar los amuletos por el resto de sus vidas, pero cuando crecieran un poco y le explicaran lo sucedido, entonces no habría problema. Mi esposa aún no llegaba, y con razón Arabella invocó un patronus para llevar a mi sobrino Seba. No tenía que leer su mente para saberlo, por eso recurrió a nosotros dos y en caso de no poder, éste joven mago sería el siguiente en requerirlo.

 

Las palabras se cruzaban entre Sophie y Arabella. Pero me alegraba que no fueran más de allí. A la rubia le gustaba atacar a los padres de los pequeños, en parte estaba de acuerdo que eran cobardes y egoístas, y más que yo era padre y sabía lo que era lidiar con los hijos. Era tanto una responsabilidad como una obligación por igual. Pero Arabella tenía razón que en algo se preocupaban, o por lo menos Mith, ya que sino ni siquiera se hubiera molestado en avisar. Aunque decidí que lo mejor era no decir nada al respecto.

 

“Hola, cariño” la figura de mi querida esposa apareció desde el umbral. Ya había llegado y me tranquilizaba que estuviera conmigo. Sabía que las cosas en aquel mundo griego aún no habían explotado pero podría tener cierto cuidado con ello, sabía que los magos eran afectados de diferente modo porque era otro tipo de magia, pero desde que Annick se había enterado que estaba embarazada me había puesto más sensible. Y mis primas tenían razón en resguardarla. Luego llegó Seba tan rápido que me había sorprendido. “Que bueno verte aquí” le comenté saludándolo con un abrazo.

 

—Estoy seguro que Annick puede ayudar un poco más. Podría encantar los amuletos para que sirvan como los nuestros, que brillan y se calientan. Si le regalamos uno así a las niñas les llamará mucho la atención. Y no nos olvidemos de los niños. Ellos sino se pondrán celosos. No estarán bajo el efecto del cepo pero podrán usarlos cuando necesiten llamarnos—me gustaba que cuidaran de ella estando embarazada pero tampoco era justo que la llamaran para que solamente mirara. Confiaba plenamente en mi esposa y sabía lo fuerte que era. Incluso se me ocurría una idea, allí mismo—. Y también no me equivoco al pensar, prima, que Annick estará más que encantada de neutralizarte si así lo necesitamos. No te olvides lo que una mujer embarazada puede hacer con su varita—sonriendo, intentando aflojar un poco la tensión del lugar.

Editado 26 de Octubre del 2014 por Elvis F. Gryffindor

[Arabella Gryffindor]

- Por supuesto que puede intervenir, no solo va a mirar- le dije a mi primo mientras me acercaba a donde él estaba- solo que no quiero que corra peligro de ninguna manera- agregué mirando a Annick- Seria genial que pudiera ayudar a encantar los amuletos de los chicos y que ayude con su varita cuando las cosas con Sophie se pongan difíciles. Si pensé en ella, es porque es el gran poder que tiene, no por nada es Auror.

 

Esperaba que quedara en claro, que no dudaba de el poder de mi prima política, solo quería cuidarla a ella y al bebe que llevaba en su vientre. La magia que íbamos a invocar era poderosa y oscura, y no hay nada que atraiga más a la oscuridad, que un alma no nata, la cual es tan pura y poderosa y tan fácil de corromper.

 

- Sophie, por favor donde podemos llevar a cabo esto- dije no sabiendo como llamarlo- será mejor que primero preparemos todo y luego llamemos a los chicos.

 

Me acerque donde se encontraba Seba y me senté a su lado, estaba callado desde que había llegado. Él era el que menos sabia de mi historia con Mith, nunca había querido contarle mucho sobre aquello, y ahora se había enterado de esta forma. Esperaba no juzgara mi proceder con las niñas.

 

- Seba- lo llame- ¿Te encuentras bien? Estas muy callado- dije apoyando mi mano en su brazo.

[Seba Granger]

Tras saludar a todos como correspondía me senté donde me señalaba Arabella, esperando saber realmente para que me habían llamado ya que seguía sin ver a las pequeñas, ni siquiera los hijos de Sophie estaba en el cuarto.

En silencio comencé a escuchar la historia del padre de las pequeñas, la verdad no sabía nada de él solo que no estaba para ellas, creo que no terminaría nunca de sorprenderme de las cosas que podían pasar en el mundo mágico, era ahí cuando mas extrañaba el mundo muggle, o lo poco que había conocido de el.

Aun me estaba costando un poco entender para que me necesitaban pero creo que con las palabras de Sophie comenzaba a entender mas, ¿Que clase de ritual querían hacer?, ¿Como podía realmente ayudar a las niñas?.

Trataba de no perderme entre tanta nueva historia, sabía que mi jefa era vampira, pero no sabía nada de lo que acababa de decir, ¿rituales de sangre?, creía que eso solo se veía en los libros.

Confiaba en lo que los chicos querían hacer, solo esperaba las cosas no se fueran de control, respiré profundo mientras observaba a Arabella que me hablaba de nuevo.

-Si lo estoy, disculpen que este tan callado, solo intento procesar toda la información que me han entregado, ¿Cuando harán esto?, Aun no entiendo mi papel en esto- dije mirando a todos.

-Espero no se me mal entienda, ayudaría en lo que fuera para proteger a las niñas, pero no se si tenga tanto poder para eso, creo que mi tío es mas fuerte que yo-

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia pensó unos momentos, que parte de la casa seria la ideal, no podía ser dentro de la mansión si no mas bien al aire libre, después de todo tendrían que hablar con un elemental. Miro el patio y cerca de donde los niños aun jugaban. Su mirada brillo con la luz del entendimiento. Como no lo había pensado antes...

 

-El lago, es el lugar ideal, esta rodeada de arboles y nadie nos molestara ahí. Necesitamos los amuletos para el ritual y los otros que daremos a los chicos, en total serán 6, tres para mi y los gemelos y tres para Arabella y las niñas. Así no sospecharan nada.-comenzó a explicar la rubia dando las indicaciones para llevar el ritual a cabo finalmente-Annick, creo que tu eres la indicada para eso, Seba, si estas aquí es porque te consideramos lo suficientemente poderoso para esto, no te preocupes, lo harás bien, Polo nos llevara un puñal y un recipiente lo suficientemente hondo para sumergir los amuletos.

 

Les mostró de nuevo el libro donde venia aquel ritual y les enseño el dibujo que estaba en el, les explico que no solo usarían su sangre si no la de ellos también aunque en menor medida. Aunque la entidad que iban a llamar era un ser elemental, este podría sentir la tentación de caminar un poco por el mundo de los mortales, por lo que tenían que contenerlo dentro de un circulo, un circulo de sangre, tendrían que dibujarlo con la sangre de Elvis, Seba y Arabella, una vez que la entidad estuviese con ellos, Arabella tendrían que hacer su pedido y hacer el corte en Desiree, llenar el recipiente con la sangre de la vampira como pago por los servicios de el elemental, con los amuletos dentro de este pago, el elemental tomaría la sangre para si y lanzaría el hechizo de protección sobre los amuletos. el circulo no solo retendría al ser que llamarían si no que le impedirían a la Granger salir del circulo hasta que el ritual se completara.

 

-como ya se habrán dado cuenta, esto es magia oscura, pero no conozco otra manera de hacer esto, busque por todos lados, tratando de hacerlo por el lado "bueno" pero no hay nada, asi que el que no este de acuerdo digalo ahora y buscaremos a alguien mas, si nadie esta en contra, haremos esto cuando el reloj den las doce-le dijo a todos y espero la respuesta

[Mael Blackfyre]

De a poco iba entendiendo como se iba a llevar a cabo todo. Aunque las chicas debían entender en parte que la situación no era fácil. Tanto para Seba como para mí, inclusive para Annick, era magia desconocida. Podíamos decir que era otro tipo de magia, ya que se requerían otros medios. Apenas se usarían las varitas o hechizos protectores, sino que era más la fuerza, las habilidades y la predisposición que tenía cada uno. Por eso estábamos allí.

 

—No te subestimes, Seba. Aunque fuera otro tipo de magia, el amor es nuestra fuente más poderosa. Si quieres a las chicas, entonces va a funcionar. No sé si lo que digo son tonterías, pero estoy seguro que cuanto más creamos y más fuerza y energías pongamos, más fácil se va a ser —miré a Arabella y a Sophie esperando que asintieran a mis palabras, porque estaba realmente decidido a poder ayudar. Las chicas habían terminado de elegir un lugar, el lago. Era cierto, era un lugar perfecto, pero no dejaría pasar por alto que pondría hechizos protectores para que nada de nuestro mundo, se acercara a ése ritual—. ¿Y qué clases de amuleto necesitamos? ¿Cualquier objeto sirve?

 

Lo pregunté después de que la Matriarca Granger dijera que necesitaríamos seis amuletos. Eso me había indicado que la idea de repartir amuletos a ambos pares de mellizos, era buena idea. Y más si por ejemplo, se los regalaba alguien como Annick a los seis. Me puse a pensar cuál sería el mejor amuleto. Si le daríamos una historia como base, como pretexto para que lo usen, entonces sería más fácil. Algún símbolo que no conocieran o algo así. Cuando las chicas dieran dijeran, nos iríamos hacia el escenario.

[Joaquín Granger]

El silencio reinaba como siempre en la mansión de los Granger. Aprovechando la tranquilidad aquella noche había llevado trabajo a casa, ya casi acababa de estampar la firma y hacer la pila para archivar y la que debía entregar. Ese método de acabar en casa lo había implementado hacía poco, Seishiro ya estaba más grande, más independiente y por tanto se entretenía tanto, y yo estaba seguro que terminaría en tiempo y forma, para que Kraven llevara los papeles.

 

Unos pocos minutos más bastaron para que el trabajo acabara. Bajé la pluma, puse las hojas en sus carpetas, las etiqueté, y llamé a Kraven, que al momento apareció, tomó todo, y dejó mi escritorio limpio. Aquel trabajo realizado de forma tan muggle ea relajante para mí. Al menos en aquellas ocasiones en las cuales al no atrasarme, terminaba pronto y sabía que no se me había traspapelado nada. Dejé escapar aire y me recosté en mi sillón esperando a que el elfo volviera para confirmar que había hecho el trabajo.

 

Dirigí la vista hacia la habitación donde se suponía que debía estar durmiendo el pequeño Granger. Al menos el silencio apuntaba a que era así, despierto, el rubio era bastante ruidoso. Me puse de pie y me acerqué hacia donde acababa de mirar, abrí la puerta con sumo cuidado para que no entrara la luz, y como si fuera un campo minado esquivé toda clase de juguetes hasta llegar a la cama. El pequeño estaba profundamente dormido, ya despeinado, y medio destapado. Acomodé su acolchado, besé su cabecita y salí sin hacer el menor ruido, como si nunca hubiera estado, y él no se hubiera destapado.

 

De nuevo en mi habitación sonreí con nostalgia. Hacía poco tiempo el pequeño había cumplido sus cuatro años, sus poderes y su naturaleza se iban desarrollando cada vez más rápido, casi tanto como su curiosidad. Veía su expresión cuando veía a los hijos de Sophie con ella, y veía luego en sus ojos como cavilaba una pregunta que yo aún no quería responder, no sabía como, no creería soportarla; menos aún en esa época en la que yo estaba más sensible.

 

Me paré frente a mi ventanal un segundo, murmuré una pregunta sin respuesta a la noche y seguí me camino hacia las escaleras. Era hora de mi cena, no estaba de ánimos para cazar, mi destino era la cocina. No pude evitar sentir pena por lo triste que se veía aquel lugar, todo inmaculado, eso no se negaba, pero tan grande para llenar con tantos pocos y visitas ocasionales. Cuatro años atrás yo tenía un montón de familia, con la que hablaba poco, eso había que reconocerlo, pero familia al fin. ¿Qué sería de ellos ahora? Otra pregunta a la que no sabía responder.

 

Ya en la cocina busqué las botellas de sangre en su refrigerador especial. No quedaba ni una gota, y no recordaba haberla bebido, hasta ese punto aumentaba mi distracción aquellos días. Suspiré me encogí de hombros, y fui al sótano. Las antorchas, usadas para darle un aire más folclórico a la mansión, se encendieron a mi paso y sus llamas oscilaban cuando pasaba junto a ellas. Al final a la derecha, tras unas pesadas puertas de roble, estaba mi reserva.

 

Tomé una botella al azar, y salí de allí con la cabeza nublada por mil cosas. Cerré las puertas con estrépito al llegar a la cocina y puse a calentar la sangre un par de segundos hasta que quedara a la exquisita temperatura de 36 grados. Lo serví en una copa y me dirigí a la sala de estar, me acomodé en el sofá y con un movimiento de varitas, música clásica empezó a sonar. Bebí un trago de mi copa sin saborear nada y clavé la vista al frente sin ver nada. Esperaba que la música entrara en mi y me calmara, que me transportara a otras épocas.  

  

[Sophie Elizabeth Granger]

La noche había caído ya sobre las calles de Inglaterra, el viento movía las copas de los arboles que cuidaban la vista de la vieja mansión de los Granger. El ambiente estaba tan callado que se podían oír los susurros de la naturaleza. La casa parecía solitaria pero si observabas bien podías ver una figura oscura escondida entre las sombras del techo. Cubierta de pies a cabeza con un traje oscuro que se pegaba a su piel y la ayudaban a pasar casi desapercibida. A Sofia le gustaba pasar tiempo en aquel lugar, donde nadie la molestaba y podía pensar sobre que camino seguir.

 

Los gemelos estaban seguramente ya dormidos o bajo los cuidados de su nana, la elfina Ariana, los cuidaba como joyas preciosas y por eso la Granger confiaba tanto en ella. Sus ojos azules se fijaron en un objeto a la lejanía, al parecer no tendría que ir muy lejos para comer aquel día. No era igual que matar a un humano pero la ciudad mas próxima donde podía cazar estaba a 4 horas de Ottery y aquella noche ya no tenia tiempo, se tendría que conformar. El pobre animal no tenia oportunidad, la rubia salto de árbol en árbol de manera tan sigilosa que para cuando la rubia le cayo encima era demasiado tarde para correr.

 

Se limpio la ropa y comenzó a caminar de regreso a la Mansión dejando el cadáver tirado para que los demás animales pudiesen tomar su bocado mientras ella se lanzaba al lago artificial que hacia tantos años habían creado para una fiesta. Tenia una vista primorosa del cielo estrellado y estaba cercado de grandes arboles que le daban intimidad. La inquisidora se despojo de la ropa mojada y dejo que el agua refrescara y limpiara toda la suciedad que se le hubiese podido escapar al limpiarse. Aquello si que era vida, penso.

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja se detuvo enfrente de la barda levantada alrededor de aquella mansión, no había podido encontrar una solución mejor que buscarla allí. No recordaba si alguna vez había puesto el pie en aquel lugar, seguramente esa era la primera vez, al menos en doscientos años. Acomodó sus rizos y apretó la capa sobre los hombros, observando con curiosidad la gran variedad de descuidadas plantas.

 

--¿De verdad te encontraré acá? --se preguntó la Potter Black mientras se adentraba en el jardín lleno de plantas y árboles.

 

A lo lejos se levantaba la edificación, blanca en un principio pero era obvio que estaba tan descuidada como el resto del lugar. Darla se preguntó cómo podía ser que la bruja se mantuviera aquel lugar, empezaba a sospechar que los dichos estaban equivocados y ella no estaba allá. Suspiró y se arrepintió de venir sola, podría haber ido con Kimberly o con Tommy o con el mismo Seba. Aquello le hizo pensar si su novio sería pariente por el apellido de la rubia jefa del Cuartel. Se encogió de hombros, debería preguntarle, no recordaba que su sobrina y suegra tuviera relación con nadie de allí.

 

Sus botas se hundían entre los pastos mientras avanzaba y agradeció llegaran hasta la rodilla o la humedad del terreno mojaría sus jeans negros. Que pena le daba todo aquello, era como si la nostalgia la invadiera hasta el mismo tuétano.

[Rory Despard]

"Expecto Patronum"

 

Las vizcachas plateadas salieron en todas direcciones con el sencillo mensaje de "cateo a sospechosa en Familia Granger". Las vi partir unos instantes y perderse para llegar hasta mis compañeros. Luego suspiré cansada, tratando de mentalizarme en la acción que tomaríamos esa noche. Era parte de mis responsabilidades ahora participar más activamente en lo que menos me gustaba del bando: las batallas.

 

Eché una última mirada al callejón aledaño al Diagon al que me había metido para hacer el llamado y cubrir con luz mi rostro, de modo que la sospechosa de actividad mortífaga no fuera capaz de reconocerme. Como siempre que salía llevaba solo un vestido ligero de algodón encima, ningún adorno más que mi collar con dije de fénix, el cabello suelto y enmarañado y unas botas negras de piel hasta la altura de la rodilla que se ocultaban bajo el vestido.

 

Reaparecí a la entrada de los terrenos de la residencia de la Familia Granger. Era curioso aquel cerco compuesto de plantas y no me tardó mucho reconocer a las peligrosas lazos del diablo entre ellas. Por suerte, la luz que emanaba mi ser por entero (?) resultaba un excelente repelente para aquellas plantas. Sonreí, y entonces avancé por los jardines hasta distinguir la figura de la persona por la que veníamos ese día. Y dirigiendo la varita hacia pronuncié fuerte y claro.

 

- ¡Darla Potter Black! Acompáñanos, dependiendo de tu cooperación esta noche podrá ser corta o decididamente larga.