Familia Granger

[Héctor Weasley D.]

Notando que finalmente Sophie era desarmada y atada por completo sin que hiciera algo por resistirse, Heko se dio media vuelta y se alejó a paso lento por el mismo camino que había emprendido tras su llegada a la mansión.

- Así es como debe ser, sin oponer resistencia. Gracias a eso, te has ganado un trato digno. Ahora es tiempo de llevarla a Abaddon para interrogarla - expresó, y luego miró fijamente a Heliké, quien se encontraba pendiente de la situación y lista para entrar en acción. La señaló con su varita de nieve.

 

- Te harás cargo de escoltar a la prisionera hasta su celda - ordenó, fingiendo severidad, ya que en el fondo el chico sabía que sólo era cuestión de formalismos. - Nos vemos luego, chicos -

 

Entonces y sin más preámbulos, el Weasley continuó caminando hasta los jardines de la mansión. De reojo había visto como Mey finalmente se retiraba del lugar, incluso ocultando su presencia de los que estaban allí reunidos. Sabiendo que si intentaba hablar con ella produciría algo no agradable de ver, el chico levantó su mano izquierda en señal de despedida de sus compañeros, produjó nuevamente la flama que haría que los lazos del diablo se alejasen y la distribuyó a ambos lados del camino hacia las afueras de los jardines para permitir el paso de la comitiva fenixiana.

 

Una vez que recorrió el tramo hasta quedar fuera de cualquier encantamiento antiaparición, que no estaba seguro que hubiese pero por si las dudas se alejaba, Héctor se desapareció del lugar sin dejar rastro del mismo. Había visto por un momento a Mei antes de desmaterializarse, pero sólo fue un intercambio de miradas. No tenía intenciones ni ganas de dirigirle la palabra; habían cosas que sólo el tiempo podrían calmar.

[Hecate Engosvezhof]

Después de mi pequeño discurso no pude mirar más con desprecio a la chica que tenía delante de mí, estaba desmayada, capturada con cuerdas, y no sé qué más hechizos le habían lanzado mis compañeros, si por mi fuera lucharía a muerte o incluso chuparle (?) un poco de sangre para ver lo sucia que estaba. O por lo menos eso decían ellos de nosotros. O si acaso acabar de terminarla y matarla por desangramiento. Hacía mucho que no bebía sangre humana, sólo cazaba animales pero una supuesta mortífaga menos, sería un problema menos para la comunidad. Con estos pensamientos, me dirigí ante Mei que se encontraba por allí y con la varita en mano le dije de salir. Era más que obvio que no habría batalla, seis personas y una de ellas (la supuesta mortífaga Sophie Liz Granger) confundida y atada con las cuerdas, además de desarmada.

 

-Bestias como vosotros no deberían de existir, matar a gente inocente por no seguir vuestros credenciales –y tras esto la miré con desprecio.

 

Agarré a la supuesta mortífaga (Sophie Liz Granger) por las cuerdas, y la llevé a rastras por el suelo, ni me importó que se manchara por el suelo y que la hierba se le pusiera en la ropa, Mei parecía que me miraba mal encarada, pero no me importaba los mortífagos hacían lo mismo con los nuestros. Después de mucho caminar, a una distancia prudencial de unos diez metros de los muros de la mansión Granger, agarré a Mei de una mano y sujetando las cuerdas bien fuertes me giré sobre mis talones, llevé a Mei a la mansión Delacour, y con las cuerdas aún en mi mano le di una cabezada a modo de saludo, y volví a girarme de nuevo sobre mis talones para llevar a la joven Sophie directamente a la prisión Abbadon.

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

Sonreí al ver como los hechizos la impactaban, al ser miembros de la Orden del Fenix no debíamos matarla, no eramos como ellos así que mejor darle un trato lo mas... digno posible. Así que voltee a ver a mis lindas mascotas y con un seco asentimiento de mi cabeza vi como estos desaparecían por mi orden. Ya era tiempo de partir, más claro no podía estar, con un ágil movimiento de mi mano derecha coloque un mechón rebelde sobre mi espalda y camine rumbo a la salida.

 

Iba por el centro de la planta baja, cuidando de no tocar ni que me toque nada... esas cosas, no es que me dieran miedo sino más bien que sabía que eran más peligrosas que una cosa peluda y pequeña que a mi hermanito le gustaba transformar en los momentos de batalla, cosa peluda y pequeña que aunque no me daba miedo... sabía que era letal.

 

Al llegar a los jardines comencé a saltar y brincar mientras tarareaba una tonadita en mi cabeza, era mejor decir que de aquí salío a que de aquí quedo. Llegue a la salia de la casa Gryffindor y al recorrer una distancia considerable me desaparecí sin más. Dejando tras de mi una boluta de humo blanco y un sonoro plop

[Mei Black Delacour]

OFF:

 

Bueno, hoy me toca dejar saldos xDDD Es la primera vez que no hago un rol para dejar saldos, si me suben adver, bueno u_u (?) Pero no tengo ganas de rolear, sorry xD En fin, ahora trato de llenar las líneas y agrego los saldos. Por razones de que nunca hubo respuesta por parte de Sophie Liz Granger ante los ataques que se le fueron enviados, la misma queda sin varita, atada, aturdida, silenciada y demás; y para finalizar, queda capturada luego de pasada una hora exacta en la cual impactan todos los hechizos.

 

Ya llené líneas y no queda nada más por decir xD

 

 

Saludos

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

Sonreí al ver como los hechizos la impactaban, al ser miembros de la Orden del Fenix no debíamos matarla, no eramos como ellos así que mejor darle un trato lo mas... digno posible. Así que voltee a ver a mis lindas mascotas y con un seco asentimiento de mi cabeza vi como estos desaparecían por mi orden. Ya era tiempo de partir, más claro no podía estar, con un ágil movimiento de mi mano derecha coloque un mechón rebelde sobre mi espalda y camine rumbo a la salida.

 

Iba por el centro de la planta baja, cuidando de no tocar ni que me toque nada... esas cosas, no es que me dieran miedo sino más bien que sabía que eran más peligrosas que una cosa peluda y pequeña que a mi hermanito le gustaba transformar en los momentos de batalla, cosa peluda y pequeña que aunque no me daba miedo... sabía que era letal.

 

Al llegar a los jardines comencé a saltar y brincar mientras tarareaba una tonadita en mi cabeza, era mejor decir que de aquí salío a que de aquí quedo. Llegue a la salia de la casa Granger y al recorrer una distancia considerable me desaparecí sin más. Dejando tras de mi una boluta de humo blanco y un sonoro plop

[Valent]

Guardias

 

Recordaba que días antes había recorrido la misma mansión con afán de servir de guardias a los miembros de la familia que la habitaba. Ese día fue un poco malo pues no pude defender como se debería a una de las matriarcas –creo que es matriarca—, Sophie, mi compañera de bando. Por una parte me decepcionaba de mí misma, por otra tenía un poco de preocupación ya que era bastante acertada la visita de los odefos. ¿Cómo se daban cuenta de las inclinaciones de cada persona?

 

—Quizá nosotros acertamos varias veces también —murmuré para mí misma.

 

Entré como si nada empujando la reja, sin detenerme en los árboles que me rodeaban. Anteriormente quedé vigilando aquellos más pequeños detalles, hasta tener cuidado de mandar un pie por las plantas Lazo del Diablo que estaban regadas por ahí, sin embargo esta vez ya no tenía ganas de fallar, así que presté atención solamente a las personas presentes. El jardín delantero se veía un poco solitario, esperaba esta vez conocer lo que había entre aquellas paredes, siempre era interesante conocer.

 

Toc, toc. Toqué la puerta con el puño derecho, esperé a alguien mirando el portón. Tenía las manos guardadas en los bolsillos de sendos lados, mi vestido era algo particular, pues no solo llevaba cierres sin sentido y varios detalles, sino que no era normalmente mi estilo. Fuera del diseño era de mi color favorito, el rosa, aquel que siempre prefería entre todo. El cielo estaba algo nublado, no quería esperar tanto tiempo fuera... temía por la lluvia o algo más.

[Antara Black]

Se dice que entre el amor y el odio existe un solo paso. Es por eso que Antara estaba convencida de que era manera de intentar algo así de extremo.

 

La mansión de la familia Granger era una imponente contrsucción, pero la semidiosa tenía planeado algo muy especial.

 

varios estallidos se sucitaron en la habitación de sophie, de inmediato aparecieron ahí Wacko, Jaime y Antara.

 

- Chicos ya saben que hacer

 

Se escucho a la Potter Black decir, cuando comenzó una cascada de papel, globos, fuego, hielo.

Tras un largo rato el resultado era el siguiente:

 

Una hermosa escultura de hielo se levantaba en el centro de la habitación:

Hielo

 

Pétalos rojos y blancos cubrían cada centímetro del piso, antorchas iluminaban las esquinas, dando un toque romántico.

 

La cama también estaba decorada:

Cama

 

Sobre la cama había una pequeña cajita que contenía...

Regalo

 

Suspendidas en el aire, flotan letras de fuego

Z

 

Que escriben claramente

 

Zahil, ¿Te casarías conmigo? Antara

 

Miles de pequeñas campanillas de plata suenan tocando una sinfonía de Bethoveen de fondo.

[Derek Lúcien]

Se colocó el caso que se encontraba en el perchero de la sala y lo acomodó sobre sus hombros. Era de noche, alrededor de las siete de la noche y el sol ya se había puesto en el horizonte, y la luna empezaba a brillar levemente en el firmamento. Era la hora que no tenía nada que hacer, ya que había decidido ir a su local en la noche para cerrarlo, y aún quedaba mucho para eso, por lo que tenía tiempo de sobra para pasar por una de sus guardias.

 

Salió del castillo Haughton y se encaminó por la calle empedrada para llegar a la vivienda de la familia Granger. Era la primera vez que iría a aquel lugar, y no sabía muy bien con quién se toparía, ya que no conocía miembros de aquella familia. Aunque el apellido había sido muy sonado hacía un tiempo, hoy en día ya no lo era tanto y creía que no había muchos magos que lo tuvieran, pero eso lo averiguaría en las guardias.

 

Cuando llegó a los exteriores del lugar, abrió la pequeña reja metálica que separaba los jardines del lugar y empezó a entrar por el caminillo que llevaba hasta la entrada del lugar. No era nada extravagante, y tampoco tenía demasiadas cosas adornando el jardín, lo que hacía notar que aquel lugar era mucho más sobria que algunos de los hogares de otras miembros de la comunidad mágica.

 

Estiró la mano y golpeó con los nudillos la puerta de entrada cuando llegó al pequeño descanzo que tenía el lugar y escuchó como el eco de los golpes retumbaba dentro. Si algún miembro de la familia pasaba cerca de la puerta, escucharía el llamado del Haughton y seguramente iría a saludar y atenderlo, ya que eso era lo que él más quería. No le gustaba esperar mucho.

 

—Espero que estén en casa —dijo luego de unos segundos, ya que ningún sonido provenía del interior.

[Vane Black Sullivan]

Mientras avanzaba por las calles vecinas a la mansión en donde haría una de sus guardias, la inglesa pudo ver como el sol se iba ocultando en el horizonte. Siempre le había fascinado el crepúsculo, ya que según lo que ella creía, representaba la vida nacida de la muerte. Se subió el cuello de la gabardina negra ya que no le gustaba sentir el aire helado sobre la piel desnuda de su nuca, y continuó andando metiendo las manos a los bolsillo.

 

Al llegar a la reja de la mansión, la empujó levemente con la punta de su bota e ingreso a los terrenos de la Granger. Su larga melena negra se hallaba sujetada en una cola de caballo alta que se movía de un lado a otro conforme la Black avanzaba. No conocía a las personas con quien haría su guardia aquella noche, pero reconoció a lo lejos la figura de un joven y supuso que él sería su acompañante en aquella guardia.

 

—Buenas noches—, saludó la vampira mientras subía los escalones de piedra que la separaba del chico— ¿Eres parte de la guardia?—, preguntó con aire casual mientras rodeaba con los dedos su fina varita en el interior del bolsillo derecho de la gabardina. La chica no confiaba en nadie.

[Derek Lúcien]

—Soy el guardián —respondió mirando a la mujer que acababa de llegar al lugar.

 

Nunca la había visto antes, pero por el modo de desenvolverse en el lugar y la abierta pregunta que le había dado, indicaba que ella era Vane Black, si aspirante a la Marca Tenebrosa que lo acompañaría en algunas de sus guardias. Se limitó a estirar su brazo para estrechar la mano de la muchacha; prefería limitarse a ese contacto físico, ya que ninguno de los dos se conocía.

 

—Derek Haughton —se presentó, soltando la mano de la mujer y dejandola caer libre sobre su costado—. Tu debes de ser Vane... un gusto —se giró luego para contemplar la puerta del lugar.

 

Aún no había aparecido nadie que sea de la familia, y el muchacho llegó a pensar que el lugar estaba abandonado, ya que una fina capa de polvo cubría toda la entrada, y los jardines no estaban muy arreglados, algo inusual en una familia que apoye a su bando. Tocó nuevamente con los nudillos la puerta y al no obtener ninguna respuesta, regresó la mirada a la Black.

 

—Llevo unos minutos aquí y no aparece nadie. ¿Te parece si nos vamos a caminar un rato por los jardines? —Sin esperar respuesta, dejó la pequeña entrada del lugar y empezó a descender las gradas.

 

Avanzó lentamente por el caminillo de piedra, observando a su alrededor en busca de algún signo que llame su atención. Al parecer lo único que se encontraba en el lugar era esa capa de cesped un poco más crecido de lo normal, y unas cuantas estatuas pequeñas que daban un toque colorido al lugar. Dejó el caminillo y se dirigió a una de las bancas que se encontraban allí, y sin más, se sentó en ella y cruzo las piernas.

 

—Parece que nadie ha pasado por este lugar en bastantes días, ¿no crees? —murmuró, observando a la aspirante.