Familia Granger

[Caroline Ryddleturn]

No pasó mucho y las jóvenes fueron recibidas por uno de los elfos de la familia, que al igual que otros, denotaba su temor ante la presencia de ellas. La Malfoy rápidamente y algo disgustada, le explicó por qué estaban ahí y que necesitaban a alguna matriarca o perteneciente de la familia. Caroline se mantuvo en silencio y recorrió con su vista el jardín y la parte frontal de la blanca edificación; no podía negar que le daban ganas de entrar al exótico vestíbulo que poseía aquella mansión.

 

Inmediatamente, la Mortífaga volvió a tomar la palabra y comenzó a explicarle a la aprendiz como funcionaba más o menos lo de la protección. En ese instante, una elfina, con una extraña actitud, apareció para entregarle una nota a quien parecía ser su ama. May se apartó para leer el pergamino y tras terminar, lo quemó. Regresó a la entrada más incómoda de lo que estaba antes y con la clara idea de que acabaran pronto la visita.

 

Carol sabía que se pasaba de entrometida; notaba que May era reservada, pero aun así, se empeñaba en hacerle preguntas molestas. Forzosamente se había obligado a callar cuando había notado que la banshee no estaba muy bien y que algo la atormentaba. Sin embargo, esta oportunidad ya no podía seguir conteniéndose y sin más, se dirigió a la muchacha.

 

— ¿Se puede saber qué sucede? —preguntó la muchacha, con una falsa indiferencia, para esconder sus ganas por saber.

 

Esperaba que ella no se molestara por su constante intromisión, pero ya no era solo por curiosidad; si era sincera, extrañamente y de forma muy poco usual, se estaba preocupando por su acompañante. Mas ambas, fueron distraídas por una mujer que se adentró a la mansión y que las ignoró olímpicamente. El disgusto fue espontáneo y May desahogó su enojo con la joven castaña, al tiempo que golpeaba fuertemente la puerta; si seguía así, seguro la echaba abajo.

 

— Ya era hora —inquirió Caroline, con total calma y con su usual semblante de arrogancia, cuando pasó al lado de la elfina que había salido y que las había invitado a pasar—. Parece que hay que montar un escándalo para que tengan algo de cortesía —sus palabras eran duras y frías, ya que aunque estuviera tranquila, su enojo era inminente.

 

En el vestíbulo se encontró ante Oliver Granger, un antiguo compañero de la Academia. Recordaba muy bien al mago, sobre todo de aquella vez que se había metido a defenderla, cuando ella no lo necesitaba, pues era quien llevaba la ventaja ante los ladrones que buscaban secuestrarla. A pesar de que el Granger había dañado su ego, le tenía estima.

 

— Buen día —saludó la bruja de baja estatura—. Es una lastima que aun no acabes la Academia, ni te imaginas los grandes beneficios que eso trae —esbozó una sonrisa torcida y examinó con la vista al muchacho—. Veo que todo está tranquilo, así que nuestra visita no durará mucho —murmuró volviendo su vista hacía la bruja—. ¿Cierto? —esperaba que así fuera, ya estaba aburrida y ostigada de tanta presentación y nada de acción.

[Valeskya Granger]

Se encontraba en el balcón que mostraba una hermosa vista del extenso jardín que se extendía frente a ella; ”no hay rigor en este lugar…creo que harán falta unos cuantos arreglos aquí”, decía la ojivioleta para sus adentros, pensando en que la mansión lucía un poco más descuidada que la última vez que había estado allí. ”Cortar césped, sembrar un poco de plantas y quizás pintar el lugar…”, eran las ideas que comenzaban a rondar en su mente. Su habitación se encontraba igual de impecable que la última vez que había estado allí; en su rostro se dibujó una sonrisa amarga al notar la esfera de cristal que reposaba sobre uno de los muebles.

 

- ¿Dónde rayos estará Sophie? Ahora que necesito hablar con ella se desaparece.- Exclamó un poco malhumorada después de haber transcurrido algunos minutos. - ¿Acaso no hay nadie más en esta casa? – Iba alzando la voz a medida que daba media vuelta y entraba a la habitación; se disponía a aventar un pequeño florero que descansaba sobre una mesita, cuando escuchó que alguien tocaba la puerta. - ¿Quién es? – Preguntó con brusquedad, aunque de sobra sabía que solo podía tratarse de uno de los elfos.

 

-S..s..señorita Valeskya, ha pedido que le informáramos cuando alguien de la familia se encontrara en la mansión.- La pelinegra solo pudo suspirar y en sus labios se pudo leer claramente que decía ”por fin”, sin embargo, solo se limitó a cruzar de brazos y escuchar si Polo tenía algo más que decir.- En la sala, se encuentran dos señoritas, el amo Joaco y el joven Oliver.- Arqueó una ceja un tanto desconcertada, pero continuó escuchando un tanto impaciente. - Y.. y… hay más gente por la cocina.- Finalizó el elfo, un tanto temeroso por lo que había dicho.

 

- ¿Más gente? ¿En la cocina? – La Granger miró fijamente los ojos marrones de aquella criatura, hasta que finalmente lo comprendió y soltó una risita. - Sophie ¿verdad? Me preguntó qué sería capaz de hacerte si se entera que acabas de revelar su ubicación. Vio con satisfacción que el rostro del elfo palidecía. - Gracias por la información… supongo.- Susurró con desgana mientras se quitaba la túnica de color carmesí que aún llevaba puesta. Bajo ésta, portaba un vestido color negro de tirantes, algo entallado y con un escote no tan pronunciado como los que su prima solía usar (?).

 

Salió de su habitación, dejando a Polo en el interior y comenzó a bajar rápidamente las escaleras; mientras tanto iba pensando en quiénes podrían ser las visitas, aunque había olvidado preguntar cuánto tiempo llevaban en la sala. Por un momento pensó en ir a ver qué se les ofrecía, pero recordó que Joaco estaba allí y supuso que no sería necesaria su presencia, aparte que últimamente no le apetecía hablar con la gente; se dirigió directamente hacia la cocina, pensando en el sótano y los usos que había tenido últimamente. ”¿Con qué sorpresa saldrás ahora primita?”, dijo para sus adentros la Granger.

 

Al llegar a la cocina se encontró con un par de elfos: Breena y Fredy, ambos con una cara de susto, como si hubieran visto algún fantasma. La ojivioleta no pudo evitar preguntarse si era por ella o por el extraño ruido que provenía de aquel improvisado sótano; ”mucha gente aquí”, pensó mientras que con una señal de su mano, hizo que los elfos se retiraran. Sintió un deja vú, al encontrarse nuevamente frente a la entrada del sótano; bajó cuidadosamente, mientras escuchaba voces, aunque todas eran conocidas para ella. ”Esto se encuentra de cabeza”, decía la Granger para sus adentros, mientras se imaginaba mil y una posibilidades de lo que pudiera estar ocurriendo en la parte más oscura de aquella mansión (?) .

 

- ¡Pero qué…! – Exclamó en voz alta la joven pelinegra mientras trataba de comprender la escena que se mostraba ante sus ojos. - ¿Qué rayos se supone que estás haciendo Sophie? – Fue lo único que alcanzó a decir.

 

Off:

 

Me dio flojera leer, así que espero no haberme saltado nada

[Mael Blackfyre]

Estaba claro que en aquella habitación no iba a suceder nada pero la tensión, inevitablemente iba subiendo cada vez más. Notaba el rostro de la bruja algo cambiado, como algo que había reemplazado pero la inseguridad y el cansancio eran rasgos que su cara me mostraba. ¿Qué era lo que le sucedía? ¿Donde había quedado la Sophie que conocía? No había pasado mucho tiempo desde mi partida pero al parecer no era lo único que había cambiado.

 

- Se ve que es algo que tendrás que superar, prima- la miré fijamente. Pude ver que aflojaba el tono con el que me hablaba de la misma manera con el que me refería ante ella. Intentaba hacerle entender la razón por la que no volvería ¿Pero cómo podía ser tan directo contra ella? Nunca lo había sido, ni en los peores momentos, y no era algo que haría después. Bajé la vista y me rasqué la sien, despeinando más mi cabello. - ¿Usar todo tu poder? ¿A tus anchas? ¿Cuando has hecho lo contrario?

 

La miré nuevamente mientras avanzaba hacia ella. La varita que sacó de unos de los bolsillos era lo que estaba buscando desde que había despertado. No sabía si los demás magos y brujas tenían los mismos sentimientos, pero cuando me distanciaba de mi varita, podía sentir su poder con más frecuencia a medida que se acercaba. Me volví sin dudarlo hacia la ventana, donde tenía un tramo más espaciado de Sophie. Algo me hizo mirarla fijamente a los ojos mientras jugueteaba con mi varita entre mis dedos.

 

Todo se volvió oscuro. Era algo que había hecho muchísimas veces antes. Sabía que no sentiría ni la menor seña de lo que sucedía. Para ella solo sería un segundo, como si solo la estuviera mirando fijamente sin pestañar. Para mí, era como si me hubiera trasladado dentro de su cabeza. Pocas veces había usado la Legeremancia contra mis familiares pero para aquella situación era necesaria. Sus pensamientos recorrían su cabeza como si se trataran de pájaros revoloteando en un hermoso lago. Solo tenía que tomar uno de ellos y analizarlos. Así me di cuenta de uno de sus deseos, algo que pensaba hacer o por lo menos, de prepararse.

 

Salí de su mente y tomé aire. Fruncí el ceño mientras nuestro alrededor se sumía de nuevo ante aquel murmullo constante que hacían los miembros de la familia. Negué con la cabeza mientras volvía a fijar la vista en el suelo. Mi cabeza también empezó a revolotear pero ninguna idea clara se posó en ella. ¿Acaso sería capaz de hacerlo? ¿Qué era lo que la incentivaba? Se me pasó una suposición y solo esperaba que no fuera cierta, pero si ella quería mantener un margen, yo también lo haría.

 

- Creo que te están faltando tus modales de duelos, prima. ¿Acaso los has olvidado?- si ella quería realizar un encantamiento contra mi memoria, lo mejor era que lo evitara y la neutralizara. Si hubiéramos estado en otro momento, seguramente hubiera pensando que se encontraba bajo el maleficio Imperio, pero lo reconocía a varias leguas de distancia. Apunté con mi varita, en modo de defensa mientras la puerta se abría. No pude distinguir de quien se trataba por el reflejo que ocasionaba el pasillo.

 

 

OFF.- traté de rolear para enganchar a Valeskya a nuestro rol, ya que se fue para otro lado xD

[Annick McKinnon]

Luego de la pregunta de la pelirroja el elfo doméstico abrió los ojos de tal manera que parecía que estaban a punto de salírsele de las órbitas. Era obvio que la petición de Annick lo ponía entre la espada y la pared, pero antes de que pudiera articular algún sonido lo siguiente que ocurrió pasó demasiado rápido como para que alguien hubiera podido reaccionar. Sophie había salido del sótano, tan velozmente que la ojiverde apenas tuvo tiempo de percatarse de ello.

 

Por una parte había tomado a la pelirroja por sorpresa pero por otra era como si ésta hubiera estado esperando alguna acción similar, así que se olvidó por completo del elfo y salió disparada tras su prima, no obstante al llegar hasta la puerta e intentar abrirla supo que la rubia había querido evitar que saliera. Dio un golpe en seco con la varita pero no ocurrió nada, parecía que la Granger se había encargado de encerrarla muy bien.

 

Annick estaba a punto de utilizar un recurso desesperado que implicaría abrir un enorme boquete en la pared, pero repentinamente la puerta del sótano se abrió. Aquello había sido tan inesperado que estuvo a punto de resbalar escaleras abajo. Por fortuna sus reflejos la ayudaron a recuperar el equilibrio, aunque notó una leve punzada en el tobillo izquierdo. No obstante dejó de prestarle atención cuando reconoció la voz de la persona que sin querer llegaba en su ayuda.

 

—¿Sophie?, ¿dónde está?, ¿la viste?, ¿qué le pasa? –planteó tan rápido aquellas preguntas que posiblemente estaba abrumando a la recién llegada. Tratando de ignorar el pequeño dolor del tobillo se acercó hacia Valeskya y casi de inmediato comprendió las palabras de la ojivioleta, dándose cuenta de que en realidad la había confundido con la rubia–. ¡¿Hacia dónde fue?!

En otra situación la Poulain se hubiera detenido antes de utilizar aquel tono, pero las sospechas que tenía sobre Sophie no podían esperar. No tenía tiempo de detenerse a dar explicaciones por lo que apenas estuvo fuera del sótano comenzó a correr sin tener idea de hacia dónde dirigirse. Cuando se percató de eso paró en seco e hizo uso del único encantamiento que podía ayudarle a develar si había alguien más en la mansión. Su esperanza era que la rubia siguiera en la casa, de lo contrario no tenía idea de dónde podía ir a buscarla.

 

Casi al instante supo que había gente en la sala pero en definitiva quien buscaba no estaba abajo sino arriba, junto con alguien más. La ojiverde comenzó a subir hacia uno de las habitaciones de huéspedes que casi nunca eran utilizadas. Notaba que alguien iba cerca de ella y supuso que se trataba de Valeskya. Cuando estaba a unos metros del lugar indicado, levantó su varita e hizo un movimiento como si se tratara de un látigo, logrando abrir la puerta de un golpe.

 

—¿Pero qué…? –la escena que se dibujaba en la habitación logró dejar en silencio a la pelirroja. No le hubiera sorprendido encontrarse a Elvis ahí de no haber sido por la manera en que la rubia había procedido. Las circunstancias sólo lograban confundirla.

 

 

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Off:

Al fin estoy de vacaciones *-----* sorry por el largo tiempo que me perdí T____T Sorry por el rol, traté de unir todo, espero que no resulte muy incoherete

[Pik Macnair]

La capa oscura de Pik ondeaba con cada paso que daba, su andar era rápido y elegante, con cierta rareza poco común en la personas. Aquella tarde de verano el cielo se encontraba teñido de naranja, con cierto toque de rosa entre las nubes dando un un curioso atardecer, los arboles frondoso y verdes se alzaban entre las calles y los jardines de las mansión de todo Ottery, haciendo notar el verano más vivo que nunca.

 

El Malfoy se acercó a los terrenos de la Mansión de la familia Granger, era la primera vez que le tocaba visitar aquel lugar. El jardín de la edificación se encontraba repleto de diversas plantas y un gran planicie con césped recién cortando, dando un toque bastante veraniego al hogar. El Tempestad en aquella ocasión iba vestido con un pantalón negro y un par de zapatos del mismo color; en la parte superior cargaba una camisa blanca algo ajustada por su torso fornido, alrededor de su cuello llevaba una corbata negra; encima de todo esto llevaba una capa negra sujeta por un broche en forma de lobo de planta.

 

Cruzó el jardín hasta llegar a la entrada de esta, quedando entre los cuatro pilares que se encontraba en la entrada principal de la mansión, alzó su mano y dio tres leves toques a la puerta. Dio un paso para atrás en espera que le abrieran, Pik giró su rostro y se quedo observando la entrada de los terrenos Granger, esperaba con ansias que llegara su acompañante en aquella ocasión, su antigua compañera nunca había asistido y esperaba que no sucediera lo mismo.

[Roxanne Rambaldi]

Colocación de los traladores a la boda de Coyo y Alyka

Departamento de Transportes Magicos

Oficina de Red Flú y Trasladores

 

Flashback

 

Ahora estaba en la familia Granger, en esta al menos era menos que en la Westrong, solo debía instalar un traslador que resultaba ser la sortija restante de las dos que me habían entregado en la oficina. Mi apariencia lucia correcta y a la vez femenina, un vestido floreado y la capa de viaje constituían la parte superior y unos tacones color beige daban el toque final a mi apariencia.

 

Un elfo de la los Granger me abrió la puerta y me invito a entrar, le sonreí agradecida mientras sacaba mi varita de la capa, y seguido a esto ponía la sortija sobre una pequeña mesa, con mi varita sobre ella realice unos hechizos que convertirían aquel símbolo de unión en un traslador hasta los Montes Carpatos, en Rumania. Muy cerca del Castillo de Bran (o mejor conocido como el "castillo de Drácula").

 

Mi trabajo estuvo terminado en unos pocos minutos por lo que me despedí del elfo, no sin antes hacerle entender que debía avisarle a sus amos, y luego salí hacia el jardín, donde llame a mi elfo y juntos desaparecimos de vuelta a mi oficina.

[León Crowley]

—De nuevo solo Malfoy! Al parecer tu compañía no es muy grata. —decía León al tiempo que se aparecía en las afueras de los jardines de la Mansión de la Familia Granger.

 

Una vez más había cruzado su camino con el mortífago conocido como Pik, en los recorridos que gustosos hacían por las residencias y negocios fieles a los planes de la marca tenebrosa. Aquella tarde, el destino los había vuelto a reunir en dicha mansión. El largo camino cubierto de césped había atravesado después de aparecer en las afueras de dicha edificación sosteniendo un puro cubano entre sus dedos de la mano derecha. El habitual hilo de humo se desaparecía en volutas de humo arriba de su cabeza.

 

—Es broma Malfoy, curioso verlo de nuevo —saludaba mientras extendía su mano derecha y con la izquierda ofrecía un puro—. ¿Que no le han asignado acompañante?

 

Había alcanzado a notar como el tempestad había llamado a la puerta hacía contados segundos y le parecía que no era necesario volverlo a hacer. Se quedó contemplando un momento la entrada de la residencia, recordando que si mal no estaba uno de los patriarcas de dicha familia, era compañero suyo a pesar de que el solo apellido hiciera pensar en maíz. Al notar que no habrían ni se molestaban en asomarse a la puerta, caminó por la pared aledaña a la puerta tratando de mirar en su interior.

[Sophie Elizabeth Granger]

Se suponía que estaba sola para hacer de las suyas así que cuando sus primas abrieron la puerta de la habitación apunto a los intrusos en automático. Un rayo verde salio de su varita y fue a dar directo a la puerta de entrada haciéndole un enorme hoyo.

 

-Oh, lo siento, yo no-dijo la rubia dudando y algo apenada por atacar a las chicas-pero el tiene la culpa, por dejarme sola con esa banda de locos y todo por ir a rescatar a esa maldita bruja-dijo apretando los puños y haciendo una mueca de disgusto.

 

Algunas chispas brotaron de la varita, señal inequívoca del estado nervioso de la Granger. Sabia que no lograría convencer al mago desde un principio pero aun así lo había secuestrado. Una voz sonó en su cabeza..rubia tonta, estas teniendo un ataque de nervios

 

-No es verdad, regresate al infierno pelirroja maldita-le dijo a su alter ego mientras se apretaba la cabeza con las manos

 

La fantasma de la Longbottom disfrutaba mortificándola cuando se sentía inestable y en aquel momento lo estaba. Tal vez la otra vampira tenia razon y estaba teniendo un ataque. Miro a su familia que parecía comenzar a creer que estaba loca muy seguramente.

 

-Tu...Gryffindor, prefieres a esa tonta bruja descerebrada sobre nosotros, ¿O acaso me vas a negar que la pones de pretexto para no contraer nupcias aun-dijo buscando herir a su primo mientras en su mente la pelirroja le tatareaba burlona...loca, loca, loca....

 

Otro rayo salio disparado de su varita rompiendo la ventana de la habitación. La joven Granger miro el hoyo que alguna vez fue la ventana como si no supiera que ella lo había hecho.

 

-Callate....-susurro para si misma

 

off: no se me ocurrio otra cosa que volverme loca xDDDDD

[Mael Blackfyre]

Aquella explosión fue de verdad sorprendente. No tenía idea si era porque lo había hecho mi prima, por que el ruido fue ensordecedor o por todo lo que estaba sucediendo. Había empezado la situación tranquila, aunque estuviera amarrado sobre la cama de Sophie. Me había sorprendido de ella, si, pero después de verla como estaba tanto física como mentalmente era como si los cabos se fueran atando de par en par. Retrocedí unos pasos, pegándome la espalda contra la pared por la sorpresa de su hechizo. Solo había alcanzado a divisar dos sobras que se interponían en el umbral de la puerta.

 

Pero me quedé petrificado sin entender lo que sucedía. Se había abierto un boquete donde había estado la puerta. El suelo estaba cubierto de pedazos de paredes y madera astillada. El polvo flotaba por todos lados, extendiéndose por la habitación y imposibilitando poder ver entre los escombros. La cama de mi prima, como las estaban totalmente cubiertas de polvo. Pero unos movimientos me hicieron fijar la vista en la vampiro y sin enterarme aún de quienes habían sufrido los golpes de aquel derrumbe, me tiré hacia un costado. El golpe que me di en el hombro con la pared me hizo desorientarme un poco.

 

Inmediatamente mi prima apuntó con su varita hacia donde estaba, la ventana, y un segundo rayo destrozó completamente la pared contraria a la puerta. El segundo boquete que hizo, ensució más la pieza pero la brisa logro adentrarse, jugar entre el espacio y esparcir toda aquella densa niebla. Ella estaba anonadada si, pero estaba cien por ciento seguro que no se trataba de un efecto del Malefio Imperius. Lo reconocía de inmediato y aún me cuestionaba que le pasaba cuando pude ver que las dos personas que se habían encontrado ante el ataque de Sophie, se movían ligeramente.

 

El hombro me dolía bastante como la pierna, ya que no me había percatado con que me había golpeado. Me levanté son la necesidad de sacarme el polvo que tenía encima pero si viendo que aún conservaba mi varita. La brisa volvió a revolotearse por allí, escurriéndose por los bordes de mi ropa y mi flequillo que lo movía. Aferré mi varita por si volvía a hacer alguna locura más. Seguramente el resto de los habitantes de la mansión habían sentido los ruidos y la explosión. “Te volviste loca, prima” logre murmurar. Entre mis pensamientos estaba la idea de hacer algo pero no sabía qué.

 

En un segundo, lo que tardaba en cerrar y abrir los ojos me vi blandiendo mi varita, lanzándole un hechizo para neutralizarla y que todo se calmara como si no hubiera pasado nada. Pero algo me hizo que aquello no fuera posible. Primero que no contaba con la magia que necesitaba. Estaba claro que solo con un hechizo paralizador alcanzaba pero no me anime. Solo me quedé al margen de la bruja, con la brisa que me acariciaba la espalda y dándome cuenta de quien se trataba era de Annick, envuelta entre los escombros y el polvo. Aún así estaba hermosa. Pero se interponía Sophie y no quería hacer nada bruzo. También había una bruja que reconocí como Valeskya. No era la prima que conocía pero la situación no estaba para las presentaciones.

[Annick McKinnon]

Annick apenas tuvo tiempo para intentar asimilar aquella extraña situación cuando un rayo esmeralda salió disparado hacia donde se encontraba de pie junto a Valeskya. Bastó un segundo para que parte de la pared estallara, al igual que una pequeña mesilla de patas largas y finas sobre la que se encontraba un gran florero de cristal que estaba vacío. Piedras, astillas y otros materiales volaron en diferentes direcciones de la habitación, dejando un enorme boquete cerca de la puerta.

 

La ojiverde se había agachado y tirado hacia un lado para intentar protegerse, a pesar de ello un pedazo de vidrio le provocó una cortadura en el brazo izquierdo originando un hilillo de sangre que resaltaba en su piel; pero la chica no se percató de eso. Las palabras que decía Sophie eran hasta cierto punto desconcertantes; en otra situación la pelirroja hubiera soltado una carcajada ante el reproche que la rubia le hacía al Gryffindor, pero parecía que lo que sucedía no era ninguna de las bromas que le gustaba gastar a su prima (?).

 

Annick estaba a punto de decir algo pero la Granger lanzó un segundo hechizo hacia la ventana. La pelirroja palideció temiendo que hubiera dañado a Elvis pero mientras intentaba reincorporarse no apartó la mirada de Sophie, aunque sólo podía apreciar la silueta de la rubia debido a que el polvo aún no se disipaba por completo. La Poulain aferraba con fuerza su varita. No sabía o más bien no quería hacer uso de ella, pero su prima se estaba comportando de una manera muy extraña y tendría que defenderse si era necesario. No entendía qué sucedía.

 

—S-Sophie… –murmuró trémulamente, imaginando que la auror podría lanzarles otro maleficio. Deseaba correr hacia Elvis y asegurarse de que se encontraba completamente bien, pero temía que cualquier acción alterara a la rubia–, Sophie, ¿por qué no nos sentamos a hablar? Ambos, me refiero Elvis y a ti, podrían exponer sus argumentos y tratar de entenderse uno al otro, ¿no lo crees?

 

La Poulain miró al Gryffindor como pidiéndole ayuda. No sabía qué hacer. Por una parte deseaba quitarle la varita a la rubia para que ya no continuara lanzando hechizos, pero por otra le preocupaba que Sophie tuviera una reacción más violenta. ¿Era una crisis de estrés o algo similar?, ¿o acaso su prima estaba…? El solo pensamiento de que la auror estuviera perdiendo la cordura le parecía inconcebible por lo que la apartó de su mente. En tanto, quiso dar un paso para acercarse a su prima pero notó la fuerte dolencia en el tobillo que se había lastimado al intentar salir del sótano. No tuvo otro remedio que contener un gemido de dolor y mantenerse en el mismo lugar, expectante ante la siguiente acción de la auror.

 

 

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Off: Ya, pongámosle una camisa de fuerza y llevémosla a San Munguis su locura es obvia