Familia Granger

[Joaquín Granger]

Sonreí pensando en el comentario que había hecho la joven sobre que hubiera sido lindo que Seishiro hubiera sido mi hijo, pues estaba de acuerdo con ella, siempre había soñado con cuidar del pequeño junto con Silverlyn, quien dijo que hubiera preferido que ese hijo hubiera sido mío. Sin embargo aunque no lo era había aceptado cuidarlo como si fuera mío, y fue la mejor decisión que yo haya podido tomar en todos mis años de vida, una decisión de la que no me arrepentía, yo lo sabía.

 

-Tu madre lo decía también- Fue lo que le dije momentos antes, cuando Seishiro estaba jugando.

 

Ahora el demonio se encontraba en brazos de su hermana, jugando con si nariz, sonreí, y me extrañó que no jugara con su cabello y se lo jalara, pero supongo que en este caso le causaba más impresión la nariz de su hermana, reí eso me hacía gracia. Me mecí suavemente en la mecedora, contemplando la linda escena que tenía frente a mí, la hermana mayor que el tierno hermanito menor, a pesar de la gran diferencia de edad, pero eso era lo asombroso de ser inmortal, podrías tener 301 y una hermana 274 años menor por ejemplo.

 

La joven abrazada al pequeño, clavó la mirada en mí, no me gustaba que lo hicieran de esa forma, pero solo era para decirme que me quedara con el bebé por un tiempo más, hasta que resolviera los asuntos con el padre del bebé. Eso era lo que esperaba que ella pudiera vengar a Silverlyn, y darle lo que se merece a ese cretino, yo esperaría junto con mi pequeño, el día en que me llegara la gratificante noticia de que atacaron al padre del bebé, y así yo podré ser feliz completamente.

 

-Muy bien, pero recuerda no mencionar mi nombre, ni el de Seishiro, o el de la mansión, hay que ser en extremo discretos- le dije serio.

 

La joven le besó en la mejilla a Seishiro y me dijo que en caso de que fallara, le dijera al bebé que la cautivó, y que le deseaba felicidad. Me pasó al bebé que aceptó el cambio de brazos pero quedó mirando a Mizuky, mientras yo pensaba en la posibilidad de que ella fallara, el pobre Seishiro volvería a perder otro ser querido aunque casi no la conociera, y yo otra vez tendría que contar historias de ella como lo hacía con su madre, eso no era algo nada bueno, ella debía triunfar.

[Dana Gryffindor]

Sentía tristeza mezclada con furia. Pues temía que aquella fuera la última vez que pudiera ver a mi hermano, y por alguna razón lamentaba que quizás también sea la última vez que vea a Joacoo pese a ser la primera vez que lo veía como una buena persona.

 

Cerré los ojos y contemplé la imagen de mi madre en mi cabeza. La vi con su radiante sonrisa, sus brillantes y acaramelados ojos, su largo y hermoso cabello... pero aún así sentía su tristeza entre mis recuerdos. Pues eran contados los momentos en que la vi realmente feliz. Entonces una lágrima se escapó de mis ojos y empecé a llorar. A llorar desconsoladamente, pues había quebrado. Después de sentir tanta furia a razón de su muerte, no supe más que llorar desahogando todo mi corazón frente al mago de ojos azules que me contemplaba con Seshiro en brazos.

me desplomé sobre un sillón y cubrí mis ojos con ambos brazos. Pues mis lágrimas a diferencia de otros, eran rojas... como la sangre que tan acostumbrada estaba de beber.

 

No me gustaba llorar, de hecho a los momentos más fuertes de mi vida siempre los enfrenté con la frente en alto sin derrochar lágrima alguna. Pero tanto dolor acumulado logró desatarse frente a la mirada de un extraño. Una persona que alguna vez odié y que hoy le estaba encargando el cuidado de la única parte de mi madre que se encontraba en aquél mundo repleto de perversidades.

 

Sabía que al salir de aquél lugar en mi cabeza sólo habría un nombre y una misión. Algo que no haría por mí, sino por la criatura que se encontraba en brazos de Joacoo. Porque no podía aceptar que el niño viviera en el mismo mundo que esa persona.

Sin embargo en esos momentos no paraban de aparecer en mi mente todos los recuerdos de mi larga y descontrolada vida. Momentos con mi madre, con mis hijas, con el hombre que había amado durante tanto tiempo y que por razones que superaban los límites de nuestro amor, se había alejado de mi.

 

Quizás el solo hecho de que podría llegar a perder la vida, traía todas aquellas imágenes a mi cabeza. Intenté controlarme. Parar de llorar, pero era imposible.

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia tomo el pergamino que Keaton le extendia para llenar la papeleria sobre la profecia familiar que esta tardo en tomar distraida por la manera de tomar la profecia. Aquel despliegue de magia habia sido muy interesante y a pesar de saber como se guardaban aquellas en el departamento de misterio jamas habia visto la creacion de una de aquellas esferas.

 

-Claro, enseguida lo lleno y te lo devuelvo-dijo finalmente tomando aquel formulario

 

Ficha de Registro de Profecías.

http://i.imgur.com/MNw3G.jpg

 

 

Nombre de los Patriarcas de la familia: Sophie Granger, Valeskya Granger, Annick Black, Robin Dumbledore

Link al registro de la familia:Registro

Nombre(s) al (los) que hace referencia la profecía:Sophie Granger, Valeskya Granger, Annick Black, Robin Dumbledore

Lo que dices la profecía es:A mis descendientes una advertencia os dejo:

 

Jamas cuatro fundadoras juntas deben estar o terribles cosas podran pasar. El poder de las cuatro es terrible y dificil de controlar, no desoigan mi advertencia o se arrepentiran

¿En que año se hizo presente el primer indicio de esta profecía?:2011

¿Quién fue el que lo detecto?: Sophie Granger

¿Qué datos puede proporcionarnos de ese suceso?: Bajo el ataque de uno de los fantasmas de la Mansion, al bajar al sotano se encontro el diario donde viene la profecia

¿El miembro que la presencio aun vive o ha fallecido?:vive

 

-Aqui tienes, supongo que eso es todo oo necesitas algo mas?-pregunto mientras le daba el diario a el elfo domestico para que lo guardase de nuevo en la biblioteca de la mansion

Editado 20 de Enero del 2012 por Sophie L. Granger D. G.

[Joaquín Granger]

Tenía a Seishiro en brazos, que estaba mirando hacia atrás, seguro en alguno de sus juguetes, y yo a la vez lo miraba a él sonriendo, era un pequeño tan bien portado. Miré a Mizuky ahora, que estaba seria, y comprendí que estaba triste, justo cuando me había convencido de que era de esas damas que siempre se enfurecían, la veía con esa cara de tristeza, ya me parecía a mi que no podía haber sido tan simple, contarle esa noticia a alguien, y más tratándose de su hija, por eso no la podía culpar, era algo totalmente normal, y pensar que todo eso lo había provocado una sola e insignificante persona, moví la cabeza negativamente.

 

Bajé la vista al suelo, recordaba cuando yo estaba así, al igual que Mizuky, triste, muy triste, pasé encerrado en mi habitación recordando los buenos tiempos que había pasado con Rosie, y miraba fotos que había logrado tomar, mientras tenía una copa de sangre a mi lado, y mi elfo al otro, mirándome con preocupación diciendo que "El amo no debe estar triste por esa mujer, porque no era linda, ni era bueno, eso dice Kraven, Kraven sabe lo que dice" Eso acreditaba a Kraven alguno que otro golpe, muchos gritos, y generalmente alguna amenaza de muerte, Kraven no la conocía como yo, y aunque la conociera, no cedería a él no le gustaba que yo tuviera novia, no sabía por qué.

 

El sonido imperceptible para los humanos de una gota golpeando el suelo, me sacó de mi concentración, para los humanos si era imperceptible, pero no para mi como vampiro que era, oía casi cualquier sonido. Preocupado por lo que vería al levantar la cabeza, lo hice muy lentamente, para comprobar horrorizado, como Mizuky tenía su cara manchada de rojo, y extrañamente las gotas partían de sus lagrimales, completamente extraño, nunca en mi larga vida había visto a una vampiresa llorar, es más nunca había visto a ningún vampiro, hombre o mujer llorar, era algo muy impresionable.

 

Me quedé paralizado viéndola llorar de esa manera, por un lado aún no comprendía como lloraba, y por más que en mi mente una vos resonaba y decía "¡Haz algo idi***!" yo aún quedaba ahí contemplándola. Lo otro que me detenía es que por más que intentara consolarla, recién había comprendido que no quería matarme, y que parecía una buena persona, no podía arriesgarme tomándome libertades, pero algo debía hacer, y mi cerebro no ayudaba, no daba ideas, más de ofrecerle una copa de sangre, o quizás algo más fuerte, pero no había que ser muy iluminado para darse cuenta de que eso no funcionaba.

 

Estuve unos momentos meditando, mientras con Seishiro en brazos la mirábamos llorar desconsoladamente, fruncí el sueño intentaría consolarla, tomaría los riesgos, de ganarme una bofetada o un mordisco. Caminé con cautela hacia su lado, y me senté junto a ella, y fui a pasar mi mano por su hombro, me detuve en el aire, y reconsideré, pero al final acepté que eso era lo mejor, la estreché levemente, mientras Seishiro jalaba su cabello, como de costumbre, tal vez intentando consolarla también.

 

-Te comprendo, te comprendo Mizuky- dije soltando un suspiro -Ella no se merecía ser dañada eso está claro, pero ella sufrió mucho, y estoy seguro de que tu no preferías que ella sufriera, de la manera que lo hacía ¿O sí?- Pregunté sin esperar respuesta -Además tu madre había intentando suicidarse muchas veces, si no era por él, hubiera buscado otra excusa, yo estoy convencido de eso- dije suspirando -ahora tu sigue desahogándote, te hará bien, suéltalo todo-. Dije mientras la contemplaba aún estrechándola levemente mientras Seishiro jugaba con sus cabellos por más de que yo se lo evitara, el volvía a hacerlo.

[Keaton Ravenclaw]

Keaton Andrew. Visita del parte del Departamento de Misterios

 

Mientras el vampiro esperaba a que la señorita Sophie le entregase el pergamino, se dedicó a ver a la señorita Valeskya, la cual parecía haberse perdido en el hilo de la conversación. El vampiro caviló un poco del por qué las familias mágicas se estaban volviendo tan reacias al entregar las profecías al Ministerio, pues no había lugar más seguro. Pero esos eran temas que se pondría a pensar en otro momentos, pues la señorita Sophie había terminado ya de llenar el formulario.

 

-Bueno, pues muchísimas gracias. Si desean en algún momento ir a verificar que su profecía esté segura, no tienen más que ir al Departamento de Misterios, y pedir hablar con el Jefe de la Oficina Coordinadora de Investigaciones Alternas- Informó el Ravenclaw a la par que se ponía en píe -Por mi parte sería todo, en las próximas semanas, pasaremos por el registro de su familia a añadir un informe acerca de este evento- Dijo a modo de despido y guardó el pergamino dentro del portafolios negro.

 

Después de ésto, el chico se dirigió a la puerta de salida de la Mansión Granger, s encaminó por el sendero que daba a las verjas de separación entre los terrenos y las calles de Ottery, la traspasó, al llegar a ella, y dando un último vistazo a la edificación, giró sobre sus talones y desapareció rumbo al Ministerio de Magia, a depositar la profecía de aquella familia dentro de sus muros.

[Dana Gryffindor]

Los pensamientos salieron despedidos de mi cabeza. No podía pensar, siquiera podía emitir palabra alguna, pues éstas eran ahogadas por las lágrimas que no paraban de caer.

Mi corazón petrificado se oprimía aún más ante el dolor y la desesperación de haber perdido a mi confidente, mi mejor amiga, mi madre.

 

Miré con los ojos cegados en lágrimas al joven mago que me contemplaba sin saber que hacer y le esbocé una sonrisa para tranquilizarlo.

-Los vampiros también lloran a veces. Al menos los que aún conservamos esos sentimientos humanos- le dije, pues la expresión de sorpresa iluminaba su rostro.

 

Al sentir su mano en mi hombro, la sonrisa se borró y mi rostro fue oscurecido nuevamente por la tristeza. Intenté limpiar con mis mangas las manchas rojas que tenía en mis mejillas y apoyé mi cabeza sobre su gélido pecho. Seshiro se encontraba sentado a su lado y sus ojitos se habían tornado rojos mientras me contemplaba. Entonces cubrí mi rostro con mis manos para que no me mirara en ese estado y entonces giré y abracé a Joacoo colocando mi cabeza sobre su hombro.

Por un minuto había olvidado que no teníamos ningún tipo de confianza, pero aún así, necesitaba un abrazo.

Sentía como mi cabello era jalado con fuerza por el niño y me agradaba sentirlo, pues sabía que quien lo hacía era mi hermanito, hijo de la persona por la cual derramaba mis lágrimas.

 

-Debería haber hecho algo para que ella apreciara más la vida. Debí hacerla feliz, como hija era mi deber darle alegrías a mi madre y no lo hice. Debí alentarla más en su relación contigo y no encerrarme a pensar que el único que la podía hacer feliz era Alexander. No, porque ya por él quiso quitarse la vida una vez- Empecé a llorar con más fuerza aferrándome aún más al muchacho- Lo siento, siento que tengas que verme así... pero necesito hacerlo. Lo necesito por que sé que al cruzar por esa puerta lo único que veré será la muerte.

 

-.-.-

Off: disculpa la demora.. me fui de vacaciones xD

[Joaquín Granger]

Todo ocurrió de una forma tan extraña hasta el momento, pensar que hoy a las 10 de la mañana, nunca hubiera esperado que Mizuky me buscara a mí, luego que tuviéramos una charla tan tranquila, y que se mostrara de acuerdo conmigo en todo lo que habíamos hablado hasta el momento, y ahora la veía llorando, una vampiresa llorando, me tranquilizó saber que era normal, si seguías manteniendo sentimientos, y me dio a pensar que luego de 200 y tantos años siendo vampiro, yo ya habría perdido la capacidad de llorar.

 

Y ahora yo me hallaba al lado de la vampiresa, con quien nos odiábamos hasta hace horas antes, y descubrimos que ambos sufríamos por la partida de alguien en común: Silverlyn, su madre, que a su vez fue mi novia, que ocasión tan extraña. La joven tenía toda la cara manchada de roja, y si no hubiera sabido que estaba llorando, hubiera pensado que volvía de una sangrienta caza, pero no, desgraciadamente no era así, estaba con su cabeza en mi pecho, hasta que vio que Seishiro había imitado los ojos de ella, ahora de color rojo, cubrió su rostro, giró y me abrazó, para luego apoyar la cabeza en mi hombro.

 

La abracé también, intentando tranquilizarla, susurrándole palabras de consuelo, mientras mi pequeño ahijado "ayudaba" jalándole el pelo a su hermana, quien parecía cada vez llorara más fuerte, pero la comprendía, claro que si. Sabía, o al menos percibía que ella se sentía culpable, yo también había pasado con eso, hasta que me hicieron reaccionar, y darme cuenta de que por más empeño que hubiera puesto, no habría evitado la muerte de Sil.

 

-Mizuky, por favor, reacciona, tienes que darte cuenta de que por más empeño, lagrimas, voluntad que hubieras podido poner en evitar que tu madre se suicidara- Dije con voz suave, casi dulce -No debes echarte la culpa, sabes que tu no la tienes, y sabes quien fue el culpable, tampoco olvides, que ella siempre quiso eso, siempre quiso acabar de su vida- La joven se había aferrado a mi, y se disculpo por llorara sobre mi, sonreí abrazándola más fuerte. -Tranquila, te entiendo y está bien, desahógate-.

[Idylla Macnair T.]

Odín, elfo del negocio “Il gusto del palato”

 

Como era de esperarse después de un mes, de estar abierto el negocio, la esperada noche de inauguración de el, estaba a punto de hacerse realidad para su ama, La señorita De lincourt, que como era de esperarse no mucha gente, en el mundo mágico conocía y quería darse a conocer con este inesperado banquete. El elfo Odín, se dirigía con total normalidad hacia la puerta de la entrada de la gran mansión, donde amigos de su ama residían o eso pensaba el y le tocaba entregar la invitación para el evento próximo.

 

Toco la puerta y espero a que alguien le abriera. Después de unos segundos alguien le abrió y el hablo sin titubeos hacia la persona que estaba parada frente a el -Buenas tardes, quisiera dejar una invitación- le comento mientras se la entregaba.

 

http://i.imgur.com/joGBt.jpg

 

Después de dejarla quiso decirles algunas palabras mas –esperamos que todos los miembros de la familia asistan, nada nos complacería más que su asistencia en este evento, me despido y muchas gracias por su atención- Y diciendo dichas palabras, se retiro dejando la invitación y partiendo hacia otra residencia más, que aun le quedaban por entregar, invitaciones.

[Dana Gryffindor]

Me aparté un poco de él y me dispuse a mirar sus azulados ojos mientras hablaba. Tenía la misma mirada azul que yo, y que mi padre. Definitivamente Sil tenía cierta debilidad por los ojiazules.

Tenía agradables facciones en el rostro, y unos labios que pedían ser besados.

-Eres lindo- dije haciendo caso omiso a sus palabras, perecía delirar -ya veo que vio en ti mamá... y el porqué te ha dejado.

Era lamentable meterse en la cabeza de mi madre, pero estaba entendiendo porqué prefirió a Coyo-t... aunque jamás podría confirmar aquella teoría. Dejé de llorar, pues ya había dejado caer todas las lágrimas que necesitaba derrochar. Limpié mis mejillas con las mangas de mi vestido y mi piel volvió a estar pálida y limpia aunque con una que otra manchita rojiza.

 

Suspiré y volteé a mirar a Seshiro con una sonrisa.

-Serás un gran mago- dije con ternura y seriedad -Seras un gran mago y una gran persona. Pues la persona que tienes a tu lado -volví a contemplar la mirada de Joacoo- es el mejor ejemplo a seguir que puedes tener. Él logrará quemar todo rastro de maldad que pueda haber en la sangre de tu padre y te hará feliz. Muy feliz. Lo sé.

Le esbocé una sonrisa al mago mientras lo miraba.

-Seshiro también te dará felicidad a tí.

Editado 29 de Enero del 2012 por Shelle Dumbledore B.L

[Joaquín Granger]

Al apartarse de mi la joven me miró como examinándome, a lo que sonreí divertido, no estaba acostumbrado a eso, así que yo también lo hice, mientras le sostenía la mirada, su cabello largo y rojo era simplemente encantador, y tenía lindas facciones además claro de sus ojos azules. Lo cierto era que no me había fijado en ella hasta ahora, y a pesar de no ser parecida físicamente a su madre, algo en ella me hacía acordar a ella, pero no sabía que era, y no creía que ese fuera el momento de averiguarlo, no después de lo que acababa de ocurrir.

 

Sonreí en cuanto ella dejó de examinarme, y no estaba preparado en lo absoluto para el diagnóstico que me iba a dar, pues ella había dicho que era lindo, lo que, de ser humano, me hubiera sonrojado fuertemente, pero ahora solo me limité a mirarla impresionado, y sin disimulos por haber escuchado eso de ella. Y también dijo que creía saber lo que su madre vio en mi, nunca lo supe a eso, pero ahora que ya no estaba no creía que eso fuera importante, y al parecer también sabía porque me había dejado, eso tampoco lo sabía pero había muchas posibles teorías para eso, y tendría que estar varias horas enumerándolas, por lo que nunca pensaba sobre eso.

 

-No sé lo que vio en mí, pero si sé que hay muchas teorías sobre el porque me ha dejado, pero prefiero no pensar en eso- Le dije, haciendo caso omiso a lo otro, pues por más de que yo pensara que ella también era linda no podría decírselo, prefería no arriesgarme.

 

La joven se dirigió a su hermano con una sonrisa, y le dijo que sería un gran mago y una gran persona, y todo gracias a mi, sonreí, no acostumbraba a que me alagaran de esa forma, por lo que cuando se dio vuelta a contemplar mi mirada le sonreí. Ella siguió hablando con su hermano pero yo ya no prestaba atención a lo que decía solo me concentraba en un mechón de pelo que se le había escapado, y en su rostro, me ocuparía de él, aunque yo supiera que solo buscaba una escusa para acariciar su rostro, pero volví a la realidad cuando ella me habló.

 

-Lo sé- dije sonriéndoles a la joven y al bebé -Seishiro me ha dado felicidad desde el primer día, es el que ha puesto un sentido a mi vida, con las responsabilidades que el representa, y yo necesitaba- dije y sonreí al pensar en los momentos con Seishiro.

 

Volví la vista hacia Mizuky que aún tenía ese mechón de cabello sobre su cara, y yo sin poder resistirme, y olvidando mi timidez, o el riesgo que corría al hacer eso, tomé el mechón en mis manos y con delicadeza lo quité de su cara, rozando su mejilla levemente dándome cuenta que tenía una piel muy suave. Y de un momento para otro, y siendo completamente instintivo, me acerqué rápidamente a su rostro, y le besé los labios fugazmente, para quedarme viéndola luego, y esperando su reacción.