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Familia Granger


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Mientras pensaba en si debia salir a la sala de estar donde aun faltaban cosas por arreglar escucho una voz femenina que le era muy familiar. LA que no reconocio del todo fue la voz que le acompañaba por lo que olvido el intercambio entre Valeskya y Joacco y salio a mirar quienes habian llegado

 

-No prima, no fue fiesta mia, aunque creo saber quien tuvo la genial idea de redecorar la Granger. Y dime, quien es este chico tan galante que te acompaña y que nos ayuda a reparar lo que falta?-dijo mirando con real curiosidad al chico que habia entrado con Annick. De repente recordo al joven que habia pedido ser adoptado y se pregunto si este chico sera aquel que les habia mandado la peticion

 

-Hola, soy Sophie Granger-dijo dandole la mano al chico e invitandolos a ambos a pasar a la cocina pues Joacoo parecia haberse ocupado de nuevo pero con otra chica y no era correcto interrumpirles. El pequeño cachorro parecia contento de estar de nuevo con su dueña y de repente se pregunto como era que el pequeño tigre de Valeskya no se lo habia comido y solo se le ocurrio que tal vez los animalitos estuviesen como amigos extraños.

 

off: perdon por lo perdida pero andaba fuera tambien xD

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hermioneluna estaba decidida a ir a conocer a su familia, la familia Granger. Desde que había llegado a Londres para cursar la academia por una u otra situación el ir a conocer a las demás personas de su familia y a la mansión no se le había hecho posible, claramente no era por falta de ganas pero ahora que tenía un tiempo libre y por las fiestas que estaban pasando creyó necesario ir a conocer a su familia.

 

Llego a la puerta de la mansión Granger un poco mareada por el viaje en el autobús noctambulo que odiaba como transporte, pero al no poder aparecerse sola tenía que seguir utilizando ese transporte que nunca dejaba de fastidiarle. Rápidamente atravesó la verja de hierro que rodeaban a la mansión Granger y comenzó a caminar por los jardines de la mansión hasta que llego a la puerta principal con un atuendo lo más apropiado para esa época del año en que hacia mas frio.

 

Toco un poco débil a la puerta pero al no creer que la hubían escuchado, volvió a llamar ahora más fuerte lo que le pareció a la rubia que en esta ocación había exagerado. Los nervios la mataban pero no podía dejar de visitar a su familia así que espero que alguien fuera a abrir la puerta mientras observaba los bellos jardines de la mansión Granger.

 

Off: Disculpen por venir hasta hoy a postear pero antes no había podido o no había encontrado la posibilidad de meterme a algún rol, espero y no me corran a patadas… :blink:

 

 

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La reacción de la joven no fue triste ni devastadora, sino todo lo contrario, al ver sus ojos tiñéndose de un color rojo como la sangre comprendí que buscaba una venganza, algo que aprobaba y que no hacía porque yo reconocía lo débil que era, algo que verdaderamente odiaba de mi y siempre intenté cambiar, pero nunca tuve éxito, y además de todo eso, sabía que si intentaba la venganza fallaría, haría el ridíc***, y tenía a Seishiro, que no se merecía perder a otro ser querido.

 

Sonreí con maldad y mis ojos se tiñeron de un intenso naranja vacié mi copa de sangre también, el echo de imaginarme al culpable del suicido de Sil desmembrado, o incendiado al sol, era simplemente deliciosa, y tenía la ligera sensación de que Mizuky lo haría, o bien lo intentaría, me daba la impresión de que si lo decía la hacía, y bien yo no lo impediría, era cosa de ella, y que yo creía muy buena, y aunque no tuviéramos buena relación, le deseaba suerte.

 

-No se trata de quienes, sino de quien- Le dije mirándola a los ojos -Coyo-t- dije con un tono de profundo desprecio -después de dejarme a mi comenzó a salir con él, siempre lo creí despreciable claro, pero nunca me hizo caso, en fin te cuento todo, ella era lycan, tu ya lo sabías supongo, se sometió a un tratamiento con una poción que no era la conocida matalobos, bueno, resulta que ella tenía que ponerse esos inyectables todas las noches, o se convertía permanentemente en una loba- le conté y me serví más sangre -a ella se le terminaron los inyectables y no consiguió mas, Coyo-t le dijo que podría convertirla en vampiresa y la salvaría- cerré los ojos antes de continuar -ella enamorada aceptó y se convirtió en vampiro, verdaderamente tu madre odiaba ser vampiresa, y a los vampiros en general, pero ella decía que si estaba con él no le importaba- Bebí un sorbo, cada vez más enojado -Coyo-t la engañó y se fue, dejándola sola, y destruida, fue por él que ella decidió quitarse la vida. Él tiene toda la culpa.

 

La vi mirando por la ventana ¿acaso pensaba en suicidarse ella también? porque si era así, y lo hacía tendría que vigilar a Seishiro, no fuera a ser algún gen de la familia. Sin embargo bebí otro sorbo de sangre, no me parecía que fuera a hacerlo así como así, ella tendría que darse cuenta que ella no tenía la culpa, y si pensaba que ella hubiera podido evitarlo estando aquí, yo podría asegurarle que se equivocaba, de eso no tenía dudas.

 

Pronto salí de mi ensimismamiento, cuando Mizuky me dijo que no interferirá en que yo tenga a Seishiro, y lo críe como mi hijo, eso era un verdadero alivio pues era un temor que tenía, aunque cuando agregó que se lo llevará de vez en cuando a su casa me dieron escalofríos. Desde que quedé a cargo de Seishiro estaba siempre pendiente de él y las pocas veces que no podía cancelar un viaje lo dejaba con mi hermana, no era que creyera que estaba mal que el pequeño pasara un tiempo con su hermana y sus sobrinas pero si me daba algo de angustia.

 

-Bien Mizuky- le dije vaciando mi copa de sangre para darme la fuerza necesaria para decirlo- Supongo que convivir con su propia sangre no le hará daño, puedes llevarlo, y venir a visitarlo cuando quieras- le dije -pero te sería de utilidad saber algunas cosas más sobre él...-

Editado por Joacoo Lestrange

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Al escuchar toda la verdad no me sorprendí en lo más mínimo. Coyo-t jamás me había caído bien mientras estaba con mi madre, y menos aún en el momento en que amenazó a mi padre, Alexander. Desde entonces había perdido mi total confianza.

Pero nada podía hacer con mi madre y su amor por aquel detestable lider de la Orden del Fénix.

Pero lo sabía, sabía a la perfección con quien estaba Coyo-t ahora, pues mi hermana, Alika, había caído en sus temerarias redes. Y no, no permitiría que hiciera con ella lo que hizo con mi madre. Coyo-t pagaría con su propia sangre todo el dolor que le causó a Silverlyn.

 

-Puedes estar seguro de que ese cretino pagará caro lo que ha hecho- dije con furia. Pues era un vampiro al igual que yo, y conocía muy bien nuestras propias debilidades.

 

Miré con compasión a Joacoo, apenada por haberle hecho la vida imposible mientras estaba con mi madre. Después de todo, él la amaba y ella lo sabía bien, pues a él le confió la criatura que tanto amaba y que yo despreciaba por llevar la sangre de su padre.

 

-Lo siento- dije -Me equivoqué contigo. Creí que la harías sufrir, pero no fue así. Siempre quise que Sil y mi padre se amaran como antes. Pero ello nunca sucedió, no supe entender que había personas que la podían hacer feliz... Personas como tú. Pero ella es testaruda y decidió buscar al pez gordo del gallinero. Aquel que más la lastimo.

 

Luego me habló de mi hermano. Aquella criatura que, en cuya sangre, corría el veneno del vampiro y la brutalidad de una lycan.

Tal combinación podría causar una explosión en su delicado organismo. Tenía la gran curiosidad respecto a la raza del niño ¿Sería aquella una especie nunca antes vista por mis ojos?

¿O habría desarrollado más su licantropia siendo la sangre de lobo la más fuerte?

 

-Quiero verlo- dije poniéndome de pié -Luego me dirás lo que necesito saber.

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Una conocida voz hizo que la pelirroja volteara y esbozara una pequeña y pícara sonrisa. Alguien más en su lugar hubiera acortado la distancia que la separaba de su prima para fundirse en un abrazo, e incluso las lágrimas del reencuentro no hubieran faltado, pero ése no era el estilo de las Grangers; (?) así que simplemente continuó la conversación con total naturalidad, como si nunca hubiera estado ausente.

 

En su rostro pudo apreciarse una expresión de extrañeza ante la pregunta de la rubia referente a James, pero esta se desvaneció lentamente luego de que Sophie pareciera caer en la cuenta de quién se trataba. Se encaminaron a la cocina pero antes de entrar la pelirroja alcanzó a escuchar que alguien tocaba la puerta.

 

Yo voy –les dijo a sus acompañantes quienes ya estaban adentrándose a la cocina, además creía que madre e hijo tendrían cosas de las cuáles hablar–. Polito –dijo asomando la cabeza al interior dirigiéndose al elfo doméstico–, ¿podrías preparar algo de comer, por favor? ¡Muero de hambre! –expresó con exageración.

 

De inmediato volvió sobre sus pasos dirigiéndose hacia la entrada y en el camino tuvo que hacer uso de la varita para reparar un par de cuadros que estaban rotos. Estaba girando el pomo de la puerta para abrirla cuando Kiara, su Golden Retriever, la alcanzó creyendo que saldrían al jardín a jugar.

 

Hola –saludó a la chica rubia que había tocado–, ¿en qué puedo ayudarte? –la ojiverde esbozó la sonrisa tímida que la caracterizaba mientras trataba de reconocer a la persona que se encontraba fuera, pero su rostro mudó rápidamente a una mueca de sorpresa cuando su querida mascota intentó lamer la mano de la chica– ¡Kiara! –dijo intentando que la cachorra no molestara a la recién llegada– Lo siento, disculpa, mi cachorra es un poco… efusiva –completó mirando de soslayo a la perrita, que movía la cola alegremente.

 

 

-----------------------

Off: no te preocupes hermioneluna, si no me han echado a patadas a mí te aseguro que no te echarán a ti xDDDD Bueno, puse como que mi personaje no te reconoce, es que es un poco despistada xD

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-Excelente, nada me alegraría más la vida que ver como sufre ese idi***- Le dije sonriendo con malicia.

 

Bebí un sorbo más de sangre, estaba verdaderamente deliciosa, y miré la hora, y automáticamente hacia la escalera, me extrañaba que Seishiro no se hubiera despertado aún, si bien era de buen dormir no acostumbraba tampoco a levantarse cerca de las 11 de la mañana. Pero tal vez se había dormido tarde, era muy silencioso también, y había que reconocer que yo era alguien de sueño pesado, hice una mueca y me encogí de hombros, Kraven estaba vigilándolo si se despertaba, sucedía algo el me avisaría, por lo que no tenía motivos para preocuparme.

 

Salí de mis pensamientos cuando la joven se disculpó por haberme tratado mal, y me explicó que pensó que la lastimaría, y que ella siempre quiso que su madre y su padre volvieran. Eso ya me lo había explicado Rosie, yo sabía que ella la protegería, y también me había dicho los deseos de Mizuky, y por eso estuve bien preparado para cuando la conocí. Sin embargo no fue un encuentro casual y fue más que memorable, sonreí al recordarlo, y como hasta ese momento la creía loca de remate.

 

-Estas disculpada- le dije sonriendo -Tu madre me lo dijo todo cuando comenzamos a salir, desde que la protegerías, hasta tu deseo de que ellos se reconciliaran, me alegra que reconocieras que yo no la lastimaría, lástima que no fui lo suficientemente bueno para ella- me encogí de hombros -Yo también te debo una disculpa, por mucho tiempo te creí una desquiciada pero veo que me equivocaba-.

 

La joven pidió ver al pequeño Seishiro, y no iba a negarme el bebé no podía seguir durmiendo, algo estaba pasando, seguro que otra vez Seishiro estaba mordisqueándole la oreja, un asqueroso hábito que esperaba pudiera quitarle algún día, y vaya que lo intentaba, tenía una innumerable cantidad de mordillos de todos los tipos, formas y colores, pero aún así el pequeñín prefería la oreja del elfo, era tan testarudo como su madre, algo que me hacía recordar a ella.

 

-Bien vamos, ya debe de haber despertado, me extraña que no haya venido mi elfo y avisarme que el pequeño despertó- le dije y me puse de pie.

 

Salimos de la habitación y subimos por las escaleras, la guié por el pasillo, hacia el fondo hasta llegar frente a la estatua de un hipogrifo que custodiaba la entrada a mi habitación. Busqué en mi bolsillo el medallón que yo usaba para entrar en la habitación, ya que solía usar santos y señas que hacían inferiores a los demás, y por supuesto yo no las diría, por lo que saqué el medallón que tenía inscripto una J y una L en letra cursiva, mayúscula, y lo puse frente a los ojos de la criatura de piedra.

 

-Pasa rápido- le dije mirándola por detrás de mi hombro.

 

Las cortinas se cerraron y las lámparas se encendieron mágicamente, pasé a la sección de dormitorio, donde el piso ya no era mármol sino que era de moqueta, para sorprenderme con la escena que veía. Kraven mi elfo profundamente dormido sobre mi cama, mientras se sentían las risas de Seishiro en su cuna, en su habitación separada por un arco en la pared, jugando sobre su dragón de peluche gigante, y con un sonajero en la mano, sonreí al verlo tan contento, y me puse serio al ver al elfo.

 

-¡Kraven!- exclamé viendo al elfo dormido -Levántate de mi cama en este mismo instante de mi cama, y desaparece antes de que se me vaya la piedad y la próxima botella de sangre que tenga, sea de la tuya- Le dije apretando los dientes, con los ojos tiñéndose de naranja -¡Fuera de aquí, elfo asqueroso!- le grité.

 

El elfo temeroso nos hizo una reverencia a mi y a Mizuky, aunque más forzada la de ella, no la quería en lo absoluto, igual que a su madre, y desapareció de la habitación. Le hice señas a la joven de que se acercara a la habitación de Seishiro, despacio, ya que estaba pasando por la angustia de los ocho meses, y se largaba a llorar con cualquier contacto nuevo, sin embargo dudaba que lo hiciera ahora, estaba muy distraído con sus juguetes como para prestar atención a nadie más.

 

Entramos en la habitación del bebé, decorada con colores pasteles, el piso de moqueta verde, y las paredes naranja, el techo estaba pintado como un cielo celeste intento, algunas nubes y un sol tan intenso y brillante, que parecía que me quemaba, mientras pajaritos y dragones volaban por el techo, mágicamente. Tenía una mecedora, y una biblioteca llena de libros para niños. Cofres repletos de juguetes, y peluches de todos los tamaños dispersados por doquier, y claro estaba su inmensa cuna de madera finamente tallada y pintada de blanco, en donde podía arrastrarse libremente.

 

-Ven Mizuky, espera unos momentos antes de tomarlo o tocarlo, a que él te sonría, está en la angustia de los ocho meses y la timidez le pegó fuerte- le indiqué a la joven y desvié la mirada hacia el pequeño rubio que ya había cambiado el color de sus ojos al mismo azul que el de los míos, y cambiaría nuevamente cuando mirara a Mizuky.

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hermioneluna esperaba un poco impaciente a que abrieran la puerta de la mansión Granger mientras pensaba que sería mejor idea regresar en otra ocasión. La rubia sabía que seguramente alguien estaría ahí para abrir la puerta así que prefirió esperar un poco más. Una chica pelirroja abrió la puerta acompañada de una cachorra muy curiosa. Hermione no la conocía pero se le hiso una cara familiar, casi no conocía a nadie de la familia Granger así que prefirió presentarse primero.

 

-Hola, soy hermioneluna Granger Diggory- Le dijo la rubia mientras le estrechaba la mano a la chica.

 

-Busco a mi prima Annick ya que no la conozco y vine a visitarla al igual que a toda la familia- Le dijo un poco tímida Hermione.

 

Off:

 

Anick yo también hago como que no te conozco porque de verdad nunca hemos roleado juntas y así podemos comenzar con presentar a nuestros personajes ;).

 

 

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Quizás había estado equivocada durante mucho tiempo respecto a la persona de ojos azules que tenía ante mi. Sin embargo jamás habría logrado aceptar su relación con Joacoo, sinceramente sentía que juntos jamás podrían haber sido felices siendo tan diferentes.

Mis ojos habían tomado su natural azul intenso. Y una cínica sonrisa se figuró en mis labios.

-Desquiciada?- dije entre risas -Pues no te equivocabas. Es hora de sacar toda mi locura afuera y desatarla en ese h*********p****.

Mordí mis labios con mis colmillos y accidentalmente lastimé mi labio inferior dejando caer un hilo de sangre por mi rostro.

Quién diría que tantos años dedicados en un cien por ciento a la caza sin control alguno en Sudamérica servirían ahora para darle caza a Coyo-t. Pues estaba más fuerte, más hábil y más enojada que nunca.

 

Luego me alivió saber que Joacoo aceptaba enseñarme a mi hermano. Aquella criatura que en cuya sangre corría el veneno de su padre y la locura de la madre. Pero aún así deseaba verlo y amarlo como mi madre ya no podría.

Pues quería darle una familia decente.

 

Fuimos hasta su habitación en la cual la estatua hipogrifo descansaba frente a la entrada, le enseñó un medallón que llevaba consigo e ingresamos rápidamente a su alcoba.

 

Y allí vi a la hermosa criaturita a unos metros de distancia, pues al parecer debía de lograr que se acostumbrara a mi.

Estaba rodeado de juguetes. Y en una cuna que parecía estar hecha de Oro. Realmente Joacoo estaba haciendo bien al cuidarlo, y esperaba que su paternidad valla más allá de lo material también.

A mi hermano le agradó mi aroma. Pues quizás encontraba en mi sangre, rastros de la suya. Aún así el aroma del niño era entre placentero y nauseabundo a la vez. Era como si un plástico quemado tuviese impregnado el perfume de las rosas.

 

-¿Qué es?- pregunté con los ojos fijos en Seshiro, me acerqué unos centímetros y el niño posó sus azulados ojos en los mios.

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-Es un demonio- Le dije, serio -No se de que clase, Sil no me lo aclaró- me encogí de hombros -por ahora su crianza es normal, y la única habilidad que ha mostrado, es cambiar el color de ojos, al de la persona, o juguete que esté mirando- le acerqué un osito de peluche, con los ojos de plástico de color marrón, y al verlo, los ojos del bebé también adquirieron ese color -Mi otra hermana es una demonio, ella me dirá lo que necesito saber- Sonreí tranquilamente viendo al bebé.

 

Recordé entonces a Tau, hacía mucho tiempo que no sabía nada de ella, tendría que ir hacerle una visita, y presentarle al pequeño Seishiro, al fin y al cabo, ahora podría decirse que es su tía. Y ahora que lo pensaba necesitaba presentárselo a muchas más personas, sin embargo ya no tenía tratos con ellas, no sabía de ellos ni ellos de mi, mejor dejaba las cosas como estaban, antes de someterme a un interrogatorio de lo más incomodo.

 

Vi como el pequeño observaba a su hermana con gesto curioso, sentado en su cunita, y me hubiera gustado saber que estaba pensando el bebé al verla, ¿Habría tal vez encontrado algo que se le hacía familiar? lo dudaba, el pequeño comenzaba a reconocer rostros a los 8 meses y era la primera vez que veía a su hermana, no pasó mucho tiempo con su madre, y ciertamente no encontraba a Mizuky parecida a Rosie, seguro solo le daba curiosidad, y era bueno que no haya llorado.

 

El pequeño se desconcentró y sentado estiró los brazos para que lo levantaran, le encantaba estar en brazos todo el día, hasta que se durmiera, quisiera jugar con sus juguetes, o arrastrarse por el suelo, casi para gatear. Reí y fui hacia el pequeñín que reía pícaramente, le besé la frente dándole los buenos días, y comprobé lo que ya sospechaba, se había ensuciado, algo completamente normal, y había aprendido que cuando él reía de esa manera, hora de darle su baño.

 

-Debo bañar a Seishiro, espera aquí si quieres, pero si quieres mojarte puedes venir- Me di la vuelta y me dirigí al baño.

 

Llené su pequeña bañera, con agua tibia, mientras quitaba su mameluco celeste, con ovejitas por toda la ropa, y tiré su pañal en el basurero, puse a Seishiro en su bañera, donde enseguida comenzó a chapotear riendo. Mojé su cabecita y le puse de su shampoo que no ardía en los ojos, un gran invento, en mi opinión, refregué hasta que hizo espuma mientras el protestaba, no le gustaba que le pusieran shampoo. Ya con su cabeza limpia era hora de limpiar su cuerpo, tomé su esponja con forma de pescado ahora empapada de jabón con olor a manzana, y con toda la paciencia del mundo froté su cuerpo, la parte más difícil el se movía mucho, y tiraba agua hacia arriba con sus manitas, pero luego de varios minutos, ya estaba enjabonado, enjuagado y listo para salir.

 

-Ya estás listo mi bebé preciosos- Le di un besito, y lo envolví con su toalla con capucha.

 

Volvimos a la habitación del bebé, y lo dejé en su cambiador, mientras iba a su armario, y sacaba un pañal, de los cuales tenía que comprar más, y su atuendo, un enterito de jean, sobre una camiseta azul a rayas, y unos adorables tenis deportivos que siempre encontraba la manera de quitarse, con eso ya estaba listo. Terminé de secar al bebé, le puse el pañal dificultosamente, se movía mucho, y por último, la camiseta, el enterito y los tenis, solo faltaba peinarlo y ponerle su colonia de bebé. Y así lo hice tomando su suave peine y su colonia especial, ahora estaba completamente listo.

 

-Bien adorado mío- lo miré y le sonreí -Ya puedes jugar-.

 

Lo dejé en su alfombrado suelo donde se arrastró feliz por todo el piso, parecía que no podía esperar más para gatear, yo lo percibía, faltaba muy poco. Me senté en la mecedora y contemplé como Seishiro exploraba todo su entorno, en busca de algo para entretenerse, por lo que fue tras uno de sus peluches del montón, pero fijó sus ojos, ahora dorados, al no mirar a nadie, en Mizu, y fue directo hacia sus pies, de los cuales se sujetó, para ponerse de pié.

 

-Tómalo si quieres, ya te aceptó- Le dije a Mizuky.

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Keaton Andrew. Visita de parte del Departamento de Misterios.

 

La tarde era tranquila en los jardines de la Mansión Granger, el sol de invierno poco calentaba, pero iluminaba cada aspecto del lugar, parecía que nada interrumpiría la calma, pero d pronto, un sonido de estampido y una voluta de humo se hicieron presentes en el lugar, y en el lugar donde se había producido la nube, la nieve se hundió, para que, al disparse aquella niebla, se de dejó ver la alta figura de Keaton Andrew Ravenclaw.

 

El chico giró su cabeza para ambos lados, tratándose de ubicar, y cuando lo hizo, no le quedó más que alzar la vista y contemplar aquel maravilloso edificio. Era lo que le agradaba de su trabajo, el hecho de poder salir a visitar los hogares de los magos y brujas, pues podía admirar la genial arquitectura, que se hallaba desde las muy medievales, hasta las más modernas.

 

-Bueno, pues a darle, que me quedan varias mansiones más por visitar- Dijo el vampiro encaminándose por el sendero que conducía a la puerta principal, la cual era de una madera tallada muy hermosa. Al llegar a, dio unos leves golpes en ella y tras pasados unos segundos, un elfo le abrió.

 

-Buenas tardes, bienvenido al hogar de la familia Granger, ¿en qué puedo servirle?- Inquirió la criatura.

 

-¿Qué hay? Buenas Tardes. Mi nombre es Keaton Andrew Ravenclaw, y vengo de parte del Departamento de Misterios a ver al patriarca o matriarca de la familia, sino es mucha molestia, me gustaría que le avisaras de mi presencia- Explicó y pidió el mortífago.

 

-Claro, si es tan amable de esperar en el vestíbulo, iré a avisar a alguno de los amos- Invitó el elfo y desapareció tras un estampido.

 

El Ravenclaw obedeció ala elfo y se adentró al vestíbulo de los Granger, el lugar era muy bonito, y, como en el caso de la familia Hufflepuff, no recordaba haber estado allí.

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