Familia Granger

[Eliah Selwyn R.]

La cazadora coneja se estaba cansado de que no fuera nadie a jugar así que  bastante molesta movió el látigo que había invocado para destrozar algunas cosas que había por la casa, algunos jarrones, arañazos en las paredes y así darle un gusto mas tétrico a lo que era la casa de los granger. Así que tras acabar de hacer la decoración con el látigo hizo caer el fuego negro hacia las escaleras que tenía delante para quemar todo lo que había por allí y destrozar y quemando todo a su paso. 

Por suerte lanzó el fuego negro a cuatro metros hacia delante de ella, así que tras despedirse de sus compañeros salió del interior de la mansión granger para dirigirse hacia el exterior de los terrenos, no sin antes volver a darse la mano de su querida amiga @ Leslie Ann Linmer PB  que era el asesino de Jason Voorhees, para salir al exterior de los limites de la granger y acabar desapareciendo en una voluta de humo negro ambas brujas para dirigirse a otro objetivo llevándose a su amiga a pesar de la lluvia no las importaba. 

Cual sería su próxima aventura, no lo sabían pero seguro que se lo pasarían genial colocando caramelos y ambientando las mansiones totalmente de halloween. Era la mejor época del año para ella y lo explotaría todo lo que pudiera y mucho más de lo que pudiera, además aquel disfraz la encantaba.

[Saori Ashryver Ragnarok]

El lord Sid había hecho su cometido al dejar su huella  como por parte de los Sid, viendo aquella escena  de decoración pensando dentro de si, que la humilde casa Ganger ya no lo era tan humilde, pues  ahora pintaba de colores los cuales podían ser mas acorde a su suciedad,  asi que viendo hacia el cielo  votando el resto de tarros vacíos,  respira hondo - Patéticos .- menciona en tono de burla,  viendo a lo lejos que era el momento, de dejar esta sorpresa y continuar  su camino  y dejar su huella por lo que  se da la vuelta, .-Hasta pronto.-  Dice el lord dejando todo en aquella mansión donde pudo contemplar   que tenia talento para decorar, pensaba en si que era algo magnifico y esperaba que sus compañeros también se pudieran divertir, pensaba en como reaccionarían cuando vieran aquella sorpresa dentro de la sorpresa de seas calabazas, el olor que dejo como marca tal como un perro que dejo su orina como marca de territorio, en aquellos arbusto y arboles  que eran  perfectos para poder hacer mas pero era el momento de irse, mira como sus compañeros también se desvanecen ya hacia los limites de la mansión se marcha el lord sid sin mas.

[Cillian Haughton]

Los minutos pasaban, el dragón de Cillian se mantenía imponente sobrevolando el jardín de la Mansión Granger esperando para defender a cualquiera que lo necesitara pero al parecer no sería necesario. Nadie se había preocupado en pasarse a defender aquel hogar, aquel grupo de locos disfrazados había logrado su cometido. Mientras el rubio esperaba que sus súbditos terminaran con sus tareas y se retiraran, el se dedicó a observar el cuadro que tenía frente a él. ¿Quién iba a decirlo? En la mansión se había llenado de personajes clásicos y de diferentes criaturas que estaban listas para atacar y/o defender a cualquier enemigo. 

Si bien a Cillian no le encantaba del todo entrar en batalla, había algunas ocasiones en las que no podía simplemente negarse a acompañar a los suyos y aquella noche era una de ellas. A cada segundo que pasaba, la tormenta no hacía más que arreciar y eso le daba un toque por demás tenebroso a la noche, sumando a todo lo que los chicos se habían encargado de llevar para amenizar el lugar. Ahora no había más que dejar un mensaje tanto para la familia Granger así como para toda la comunidad mágica. 

Después de dejar ese mensaje, el rubio rebuscó a Jeremy Triviani y lo obligo a seguirlo alejándose de los limites de la mansión donde primero creo un portal con ayuda del Haz de la Noche del tamaño de su compañero y lo envió a través de él a un lugar seguro y acto seguido desapareció, junto a su dragón y su Katana. Pero la noche era joven, si bien se estaban retirando de la mansión Granger pero quizá no sería el único lugar que visitarían esa noche. 

[Zack Ivashkov]

Los Mortífagos se animaron a invocar criaturas, más esferas de fuego negro y hasta auras cuyo poder mágico solo dominaban los más experimentados magos. El cielo se iluminó con un blanco resplandor tan brillante que hasta parecía haber detenido la lluvia. O eso hubiese creído de no ser porque las gotas de agua aún recorrían el cuerpo del Ivashkov de pie a cabeza estropeando el maquillaje característico de su disfraz y haciéndolo sentir pesado con su traje mojado.

Miró hacia los límites de la mansión mientras los jardines ardían en llamas y se llenaban de criaturas que más tarde fueron opacadas por un enorme dragón cuya presencia bastó para dejar atónitos a todos los presentes. Qué nostalgia recordar asaltos antiguos con hasta dos dragones luchando en el campo de batalla mientras sus invocadores hacían lo propio intercambiando hechizos hasta que uno de los dos finalmente cayera.

—No se atreven. Siguen siendo tan cobardes como antes — murmuró en referencia a la Orden del Fénix, casi en forma de lamento mirando su esfera de fuego negro que salió expedida a estrellarse contra la vaya que delimitaba el jardín de la mansión. Quedó un nuevo agujero esta vez para marcar presencia, su marca de agua eran los muros destruidos… y un par de cadáveres, pero ya que ningún emplumado osó enfrentarlo tendría que seguir cazándolos por todo el pueblo.

Zack observó cómo sus colegas se aburrían de no tener contrincantes reales y comenzaban a desaparecer en dirección a nuevos destinos. La jornada no había acabado, la noche era larga y quedaban más mansiones y negocios por visitar. Elevó su varita apuntando al cielo y sin mucho esfuerzo hizo aparecer la marca tenebrosa, aquella característica calavera con una serpiente inquieta como un espectro que merodeaba la mansión.

Miró hacia su costado para asegurarse que ya todos estuvieran fuera y al percatarse de la presencia de un colega, avanzó hacia él, específicamente la conejita de playboy que aún estaba acompañada por un demiguise dispuesto a matar a quien quiera que se acercara. Con un rápido movimiento Zack se las arregló para llegar hasta Lukyan disfrazado, lo tomó del brazo y casi de inmediato invocó un haz de la noche, un portal oscuro que se los tragó desapareciendo sus cuerpos. Reaparecerían en alguna otra mansión, dispuestos a seguir promoviendo el terror por todo Ottery.