Familia Granger

[toji]

 

En el interior de la mansión la oscuridad se hacía presente delante de ellos. Los ojos del nipón tardaron en acostumbrarse a dicha oscuridad. La solución que se le ocurrió, que quizás no era la más adecuada, era prenderle fuego a todo aquello que prenda. Aun con varita en mano, caminó por el pasillo principal hasta encontrar algo que le llame la atención. — ¿Hay alguien en casa? — susurró casi en silencio. No le interesaba en sí la respuesta, más bien era como un rezo. Deseaba que la fenixiana que se les escapó hiciera acto de presencia para continuar la conversación pendiente.  

— Expulso— chilló el tempestad mientras apuntaba a la lampara que se alzaba en el techo del salón de baile.   

Miles de trozos de la lámpara cayeron al suelo, el sonido del cristal roto resultó ser un poco satisfactorio. Al parecer el salón estaba ambientado para celebrar eventos o celebraciones. ¿Podía celebrar que estaban destruyendo aquel sitio?. Zenin volvió a apuntar con la varita para prender las cortinas. — Incendio— las llamas salieron despedidas de la punta de la varita hacia las cortinas.  

Toji salió de la sala dejando que el fuego haga de las suyas. Poco a poco las llamas se fueron expandiendo sobre todo en la parte alta del salón, a la altura del techo. —El fuego es el mejor complemento para toda esta chorrada de casa— se quejó el mortifago a su compañera que también había entrado a causar destrozos en aquella habitación. — No te olvides del alcohol— gritó desde la puerta del salón. Las llamas continuaban crepitando y extendiéndose por todo el salón, aun sin peligro de hacer daño a los que estaban dentro.  

[Hades Ragnarok]

-Incendio -invoco el cainita provocando que aquellas llamas comenzarán a consumir las plantas del invernadero.  Una vez que todo quedo consumido por el fuego salió prácticamente bailando mientras el aire nocturno golpeaba su nívea piel. Observo el cielo, las estrellas y siguió divertido destrozando todo lo que había a su paso. -Confringo -dijo para que el rayo hiciera lo suyo y causara mucha mas caos. Alguno de aquellos arboles explotaron.

 

Sin mas se apuro, simplemente para estar pendiente por si los traidores a la sangre, sangre sucias o pseudo defensores de la luz, aunque seguramente no aparecerían. Se rio divertido tras la mascara reuniéndose con Goldor  colocándose a unos 4 metros aproximadamente para que así cada uno vigilara una parte de la entrada de la mansión mientras sus otros compañeros se divertían causando el caos adentro

 

-Seguro se deben estar divirtiendo de lo lindo -dijo para si mismo mientras observaba un par de ratas blancas salir huyendo por la puerta.

 

 

[Yadiz Vashtí]

-¡Casa abierta!- vaciló la bruja por lo alto tras la explosión de Toji a la puerta principal de la mansión. La primera planta conformaba una rígida opulencia detonada por la nueva intrusión. Yadiz observó las figuras africanas que adornaban las estancias y un pequeño muñeco extraño que le pareció realmente grotesco.

-Confringo- de malas pronunció apuntando para verlas repartirse en mil pedazos.

Bajo su capucha decidió subir a través de las imponentes escaleras a la segunda planta para ver que encontraba. Soltaba hechizos de esquina a esquina reventando las luminarias que iluminaban los corredores. Ahora solo llamas iluminaría la mansión entera.

Abriéndose paso destruyendo puerta a puerta examinó las estancias. Era la zona de las habitaciones. Se trataba de cuartos sencillos que tras el paso de la bruja quedaban en llamas y sin una sola ventana útil.

-Incendio – susurró por 5ta ocasión tras lo cual una rata de color blanco, salió escabullida de uno de los cuartos. Sorprendida de que tal animal pudiera estar en una casa tan opulenta la mortífago , a modo de juego se dedicó a cazarle.

-Avada Kedavra – susurró apuntando a la rata y un rayo de luz verde corrió directo a ella dejándola sin vida en un instante. Medusa continuó su paso por las habitaciones para unirse a sus secuaces en la primera planta, una vez destruidas por completo. 

[Eliah Selwyn R.]

Toji reventó la puerta que daba acceso a la mansión para que ella y el resto de sus compañeros entraran en el interior de la mansión . Así una vez destruida la puerta los mortifagos entraron en el interior de la mansión Granger para seguir causando el caos. Aunque la verdad quería saber como era aquella familia, si le gustaba la diversión o por el contrario eran aburridos como se pensaban que eran aquellos con pensamientos cercanos a la orden.

Además si era verdad que querían mostrar que se acordaban de lo sucedido con Sophie, aquella bruja que había causado tantos problemas a la marca y que además parecía ser de la orden del fenix, o esas ideas tenían todos ellos. Se acercó hasta un tipo del salón de baile para ver si encontraba el minibar donde se encontró a Zenin destruyendo la lampara, pero mientras tanto Hékate la molestaba los cristales, quería que entrara un poco de brisa en el interior.

-Confringo- pronunció con su voz distorsionada apuntando  a aquellos ventanales de aquel salón que estallaron en mil pedacitos. La verdad que les estaba quedando muy bien esa zona.-Podemos tomar un trago o llevarnos la bebida o mejor, dejarles sin bebida-comentó con esa voz diferente a la suya por culpa de la mascara mientras se acercaba  al lugar donde tenían las bebidas en aquella sala.

En cuanto las encontró  las tiró algunas contra el suelo reventando las botellas y dejando que el alcohol se desparramara, aunque dejó algunas libres para su compañeros.  Tomó una de las botellas con la mano derecha y se la dio a Zenin para luego coger  para llevarla bajo el brazo derecho y otra en su mano derecha. Con su  mano izquierda, donde tenía la varita, y tras alejarse del contenido de alcohol desparramado, apuntó a la bebida desparramada-Incendio-pronunció y empezó a arder el alcohol del suelo.

-Vayámonos de aquí-le dijo a Zenin con su voz distorsionada mientras salí de la sala de fiestas tras haber reventado los cristales, incendiar la sala con el alcohol  y se llevaba las bebidas para compartir con sus compañeros mortifagos. Así salió de la sala del baile para llegar al pasillo de la mansión Granger.

 

@ Mael Blackfyre  @ Kamra Ashryver D.  @ Yadiz Vashtí @ Idylla Macnair T.  @ Cillian Haughton  @ toji  @ León Crowley  @ Hades Ragnarok

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia estaba descansando tranquilamente al final del jardin trasero, ahi tenia siempre listo algo para beber y una casa de campaña que estaba muy bien camuflada con el ambiente de alrededor, tenia años que no dormia dentro de la Granger, la cual solo tenia algunos cuartos aun en funcionamiento, el resto había sucumbido al tiempo y a la mala suerte de la familia. Se preguntaba algunas veces si aquella planta extraña que había salido del sotano de la última vez aun vivía. Su familia hacía años que no pasaba por Ottery y sus hijos vivían con su padre en el inframundo, así que ahi solo quedaban ella y sus elfos que tenían instrucciones de salir huyendo si la casa era atacada.

 

- De verdad que no tienen nada que hacer que estarme molestando y robandose mi vino - gruño cuando su elfo Polo le aviso de las visitas indeseables. La rubia por un momento penso en enfrentarlos pero en su lugar lanzo un patronus, con esperanza de que alguien llegase a ayudarla o por lo menos a reconstruir. Mientras tanto se tomo otra copa de vino y espero

[Kamra Ashryver D.]

Comenzó a trotar. Sus lobos iban a la par con ella antes de que se dividieran buscando cualquier forma de vida a su paso, de manera que cumplieran las órdenes de su ama. Manon se deslizó, patinando bajo por el césped cuando vislumbró una forma intentando escabullirse. Cuando llegó por detrás del hombre, este no llegó a atravesar las puertas de entrada a la blanca Mansión antes de que la bruja oscura lo degollara con el cuchillo que desenfundó con su mano hizquiera. La derecha aún sostenía su varita.

Sonrió detrás de la máscara luego de descartar al agonizante Elfo hacia un lado, dando luego los primeros pasos dentro de la Casa del enemigo. De mal gusto, fue lo primero que pensó - Esto necesita menos iluminación - la voz de Manon salió ronca por la extinción que generaba tomar una vida y alzó su mano derecha apuntando con la varita a los candelabros en lo alto - Bombarda - llamó al hechizo que salió e impactó con un poderoso estruendo, desprendiendo la conección eléctrica y trozos de concreto del techo, regandolo por todo el piso. No se quedó a admirar su obra. Sabía que había varios de los suyos en las plantas principal y segunda, así que fue descendiendo a las mazmorras. Su capa se arremolinaba detrás de ella mientras bajaba más y más. Pronto escuchó murmullos, de lo que tendrían que ser la servidumbre de elfos. Sonrió una vez más y una risita se le escapó antes de irrumpir a la luz para que la vieran.

- Seccionatus - hizo la invocación de 12 flechas que salieron disparadas hacia las elfos allí - Silencius - los silenció rápidamente, de modo que se veían en agonía por el impacto de las flechas, sus rostros en gritos mudos mientras pasaba entre ellos, golpeando con sus uñas y cuchilla, pateando y asestando golpes a diestra y siniestra. Los dejó allí, desangrándose mientras corría para unirse a sus subordinados unos pisos más arriba.

Siguiendo las voces, los encontró en la planta baja, en el salón de fiestas. El caos era absoluto, había estructuras dañadas y botellas en el suelo. Kamra dió un giro teatral, y al detenerse una subordinada le estaba tendiendo una botella. La tomó, destapando y alzandola hacia el cielo - ¡Por más noches de diversión sana! - no se sacó la máscara para tomar el líquido, solamente lo vertió por sobre la rendija de la máscara y bebió lo que pudo. Riendo, lo tiró al centro de la habitación antes de agotar su varita una vez más hacia ella - ¡Incendio!

Pronto la habitación quedó bañada por el dorado de las llamas, haciendo reflejo de sus propios ojos.

[Idylla Macnair T.]

Estaba tan entretenida en lo que estaba haciendo que no vio que sus compañeros estaban empezando a retirarse, por lo que miro hacia los destrozos que había hecho y no parecía aún algo tan grande, pero la cuestión era que vieran un infierno en la casa, no que mataran a gente en aquel momento. 

-creo que será mejor hacer más destrozos en este lugar para que no puedan escapar- susurro para si misma y volvió a gritar -confringo- mientras hacia explotar una mesita que estaba en el pasillo y todo lo de alrededor también explotó. Llegando al empiezo de la escalera con su varita aún en alto -fortificum- menciono lentamente y la muralla de tres metros de alto tapo el pasillo que llegaba a las escaleras, estaba hecha de ladrillos por lo que se les dificultaría el entrar o salir del segundo piso.

Así que bajo de las escaleras a un paso no tan rápido, pero se dirigió directo al bar donde estaban sus compañeros justo en el momento en que lo incendiaban sus compañeros, por lo que ya no alcanzo a ir por una botella. Pero su compañera había pensado lo mismo y saco varias en los brazos, ya le darían afuera del lugar.

Camino hacia la salida de la mansión, y ya que estaba afuera de la verja de entrada, -bueno creo que todo a quedado reducido a cenizas, lo hicimos bien chicos- comenté mientras iba desapareciendo en una nube de humo negro. No había estado suficiente preparada en esta ocasión para poder atacar a alguien sin salir lastimada en el proceso, por lo que fue una suerte que nadie se encontrará con ellos.

[Kraven Von Alexandros]

La noche había caído sobre Ottery St. Chatpole. Kraven habia regresado de un largo viaje de las tierras congeladas de la estepa Siberiana. Su pasado aún no le dejaba tranquilo. Debía encontrar las respuestas sobre su padre y lo que había pasado con su familia, y más por aquel mago tenebroso que los había asesinado. De pronto en las colinas a lo lejos del bosque de Ottery se alzaba un estela de humo negro y un brillo anaranjado y amarillo. Señalado un incendio. Pero en la zona sólo había mansiones y castillo y en esa dirección se veía a lo lejos la silueta de un castillo, <<probablemente el fuego vendría de alli>> Pensó Kraven.

 

Con rapidez se acerco a la zona, por alguna extraña razón pensó que necesitaría su varita. Un sentimiento extraño de que algo andaba mal, un presentimiento de que debía acercarse más rápido. La luz de laz llamas y el humo se incrementaban a medida qie se acercaba. Llegó Kraven a las inmediaciones de un castillo por la información que tenia pertenencia a la familia Granger. Unas siluetas estaban destrozando todo a su paso, y sin haberlas visto con claridad supo quienes eran... Mortifagos. 

 

Una ira recorrió su cuerpo y sin que nadie lo viera alzó su varita de Roble, y con un movimiento veloz un haz de luz recorrió su rostro para cubrir su identidad. De pronto ante apareció un patronus, su figura no era reconocida pero apareció ante el rápidamente cuando se había colocado el haz de luz en su rostro. Entonces con velocidad entró en los terrenos del castillo observando una fuente destrozada y ya las llamas del incendio en el castillo eran altas. Pero Kraven por un sentimiento de justicia, de heroísmo, de hacer lo correcto se adentro en el castillo listo para defender a quien nescesitara ayuda...

[Sophie Elizabeth Granger]

La Granger se preguntaba porque a aquellos magos les gustaba tanto incendiar, por lo menos estaban acabando con las plagas que ahora pululaban en en interior de la Mansión. Aun así no quería que ningún vecino sufriera las consecuencias de aquel berrinche de los magos que la habían secuestrado. Saco de su saco de piel de dragon un pequeño frasco que contenía una potente sustancia, si bien no lo iba a lanzar para herir a nadie, si alguien se resbalaba se daba por bien servida. Saco la tapa y apenas estaba por soltar su contenido cuando alguien llego y se acerco al castillo. La rubia cubrió el frasco de nuevo y se coloco a lado de su compañero, coloco el haz de luz en su cara y le hizo señas para que se hiciese a un lado. Calculo el campo que ocupaba congelar y soplo una semilla de hielo por dentro de una de las ventanas rotas, eso debía ser suficiente para apagar parte del incendio

[León Crowley]

—Sin más —susurró saliendo de la biblioteca, llevando en su mano un tomo de corazón de bruja.

Las demás personas que habían ingresado parecían haberse rendido ya y se disponían a salir. Al ver las botellas que llevaban en la mano, maldijo un poco no haber tomado la misma ruta. Apenas si había notado que había dejado la botella de vodka a las afuera de Londres y ahora tendría que volver por ella.

—Ehmm, disculpa, ¿no tienes una de esas que te sobre? —preguntó a la mujer de máscara blanca y negro cenizo que acababa de entregar una botella al primer mortífago que destruyó las puertas de la mansión—. Dejé la mía en algún lado y no sé donde.

El holandés salió de la casa en dirección contraria a donde se encontraba Goldor en cuyos ojos se alcanzaba a dibujar un poco de reproche.

—¿Recuerdas cuando eras joven? —se preguntó a si mismo justo antes de salir de los terrenos de la mansión y desaparecer en dirección al lugar donde había dejado la botella. Por alguna razón, apareció en los terrenos del destruido castillo Crowley.

—WTF!