Familia Granger

[Cillian Haughton]

Cuando sintió el llamado de Mael, era ya tarde por lo noche. No estaba de acuerdo con todo aquello, pero era uno más de La Marca Tenebrosa y debía aceptar aquel tipo de situaciones. El lugar al que lo habían citado era el hogar de la familia Granger, el cual no había tenido nunca el gusto de conocer, pero apareció ahí solo un par de minutos después de ser llamado, justo enfrente a la verja de entrada. Para la ocasión, Cillian vestía unos jeans y camiseta bastante simples y cubría su rostro con una máscara negra que ocultaba su rostro por completo. 

Cillian fue  casi el último en ingresar a la Mansión, a su alrededor poco a poco el caos comenzaba a darse paso dentro de los límites de la mansión. Sus compañeros habían comenzado a destruir las diversas defensas que la familia había dispuesto, quemando las diversas plantas venenosas que estaban en los jardines, iluminando su varita para detener el ataque de los lazos del diablo del lado izquierdo.

La razón por la que el grupo se había reunido en aquel lugar para hacer un llamado de atención a aquella mujer a la que habían secuestrado en el Ministerio de Magia pero que había terminado por lograr escapar, La Marca Tenebrosa quería dejarle claro que no se olvidaban de ella y que seguían detrás de ella y cualquier otro miembro de la Orden del Fénix.

Cillian avanzó lo suficiente hasta para situarse frente a la fuente situada frente a la entrada a la Mansión y apuntó con su varita hacia ella para acto seguido murmurar - Confringo - generando así un efecto de explosión que destruyo la fuente frente a él.

[Idylla Macnair T.]

Malachai aparecio en una nube de humo negro, fuera de la mansión, hacia unos minutos había recibido el llamado para llegar y atacar la mansión de alguien que se sospecha es miembro de la orden. Iba de parte de Goldor por lo que se puso su máscara y despareció en ese instante, solo para aparecer unos segundos después frente a la mansión, su sentido del llamado era muy grande, después de tantos años aún le gustaba hacer estás cosas.

 

Caminó por la calle mientras veía como sus compañeros iban llegando a su lado, no eran muchos pero eran los suficientes para poder causar un mayor daño y dejar claro su punto. Su atuendo era unos pantalones de cuero pegaditos y un corsé rojo también de cuero a juego, sus botas de combate negras hasta la rodilla resonaban mientras avanzaba por los adoquines.

 

La bruja esperaba indicaciones para avanzar o destruir cosas con sus demás compañeros, pero la emoción de estar afuera con todos ellos una vez más era muy electrizante, sus sentidos estaban muy agudizados y su piel estaba erizada con la varita en su mano , solo esperaba la señal para atacar. En los alrededores había algunas plantas venenosas y unas estatuas que suponía vigilaban la mansión, se veía que las plantas eran venenosas por lo que con su varita en mano grito -lumos maxima- directamente hacia las plantas que estaban alrededor.

Esperaba que fuera suficiente para deshacerse de aquel lazo del diablo, éramos varios por lo que con todos nuestros hechizos si se podría hacer que la planta retrocediera.

 

[Kamra Ashryver D.]

 

El cuerpo de la bruja estaba convertido en una nube de arremolinante humo negro. Como tinta nadando en agua. Se acercaba a la Mansión Ganger velozmente, tras recibir el llamado de uno de los suyos, siendo invocada por él para guardar sus espaldas al entrar a la guarida del enemigo. Ese enemigo era la Orden del Fénix...entrarían a la casa de aquella que había sido su prisionera hace poco. 

La noche era su aliada. Todo en ella la llamaba y una vez oculta bajo el velo de las horas más tardías, su cuerpo oculto por capa tras capa de niebla, se convertiría en la perdición de aquel que se atreviera a interponerse en su camino. Descendió del cielo hasta tomar su forma original, sus botas no hicieron ningún ruido al aterrizar y jamás lo haría. Estaba cómoda en su cuerpo, y este era una uno entrenado para el sigilo. Sus ropas eran ligeras y de color negro, permitiendole libertad de movimiento. 

Comenzó a caminar a zancadas hasta posicionarse a un lado de Goldor. Asintió hacia el, reconociendo su máscara mientras lo miraba desde detrás de la suya propia. Con ese movimiento, se alejó hacia el lado hizquiero de la propiedad. Viendo por el rabillo del ojo como Goldor se haca cargo de bajar la varda que rodeaba la propiedad. Manon se posicionó esperando que las protecciones bajaran, con la varita de ébano negro en su mano derecha sujeta firmemente, y a la señal de su camarada, comenzó a trabajar derramando luz de sol en lo que solo podía ser Lazo del Diablo. 

Trabajaron juntos para deshacerse de las ultimas defenzas, porque si, más de un perteneciente del bando oscuro estaba allí. Ella era Lugarteniente del nuevo Líder Tenebroso, si los había visto no se habría esforzado por retener el nombre de ninguno, así que no les prestaría atención a no ser que se metieran en problemas. Goldor había utilizado el hechizo necro hands para desmantelar los portones.  

Una vez todo abajo, Manon ingresó a paso seguro a los jardines de la Mansión Grenger. 

- Morphos - dijo con un movimiento de su varita. A la orden, cuatro arbustos cercanos de metro y medio de alto se transformaron en lobos con dientes afilados del mismo tamaño - Destruyanlo todo. 

[Yadiz Vashtí]

En un pequeño chalé de Aberdeen

Caía el ocaso. En el piso arenoso del chalé Yadiz se hallaba desplegando sus pistas hasta casi cubrirlo por completo. Como siempre, obsesionada por su investigación, añadía recortando imágenes del profeta sobre el último ataque mortífago y los hallazgos en él. La Marca había atacado a una posible fenixiana, y aunque apenas lograron conseguir pruebas, habían concluido que en efecto se trataba de una traidora de la magia.

Fue entonces cuando lo sintió… el inequívoco escuece de la Marca Tenebrosa en su antebrazo, seguido del movimiento de una serpiente extendiéndose hacia su palma. Era momento de actuar… la estaban invocando. A diferencia de la última movida de la Marca, esta vez sabía perfectamente a donde debía llegar y lo que allí pasaría.

Con una floritura de su varita la mortífaga se vistió como siempre acudía a estas misiones: botas oscuras, su pantalón de cuero negro y una especie de corsé ajustado de mangas largas, que exponía ligeramente su escote. Del diván tomó su capa borgoña y la colocó por encima de todo su atuendo. Se presentó ante su reflejo con la máscara mortífaga y con un ligero movimiento desapareció.

 

Las afueras de la Mansión Granger

Medusa apareció encapuchada y se unía a sus secuaces en silencio, respondiendo al llamado de Goldor. Ante ellos, una intacta Mansión con cuatro pilares frente a un jardín recién mantenido presagiaba la destrucción que se vendría. Tras las enormes manos invocadas por el comandante de esta encomienda, los portones principales claudicaron y la banda podía avanzar.

-Incendio- susurró la mortífaga apuntando a la izquierda y un halo de fuego encendía en hilera el lazo del diablo que rodeaban los predios. Abriéndose paso hacia la entrada principal. 

[Hades Ragnarok]

El vampiro apareció junto a sus compañeros en la verja de la mansión Granger. había sentido como la marca tenebrosa le había quemado en su brazo. Goldor los habia llamado. llevada su  túnica negra de seda. llevaba su clásica mascara blanca con dibujos negros. había pasado demasiado tiempo desde que Cerberus había derramado sangre y sembrado el Caos. paso la lengua por sus filosos y ponzoñosos colmillos tras la mascara. El hijo de la noche mantenía su varita sedienta de sangre en la mano derecha. Podía sentir la expectación, la tensión en el aire. 

 

Suspiro dejando que por sus pulmones inertes pasara el vital liquido para los humanos y mayoría de criaturas. Dibujo una mueca una vez que la verja cayo gracias a las Necrohands de Goldor. Sus compañeros harían el resto, tanto con las plantas como con la puerta de la mansion. El vampiro corrió para destrozar todo lo que encontrara a su paso, principalmente aquel invernadero en la parte oeste...

 

-Confringo -dijo el vampiro. El rayo impacto provocando una gran explosión en el invernadero. Una vez que la puerta fue derribada solo tenia que empezxar un pequeño incendio, o quizas uno mucho mas grande

[Cillian Haughton]

Después de que Toji explotara la puerta de entrada, el grupo tenía vía libre para destruir todo lo que se interpusiera a su paso. Al momento en que Cillian entró a la Mansión, en la cual predominaba el el color blando, exceptuando los detalles de la decoración. Lo primero que hizo Cillian al ingresar a la Mansión fue apuntar hacia aquellos adornos aparentemente inofensivos que les daban la bienvenida.

- Incendio -murmuró logrando que de su varita salieran unas llamas que impactaron directamente sobre ellas, quemándolas casi por completo en un instante pero aún así algunas lograron sobrevivir.

¿Estaría alguien en casa? Seguramente sí, sería divertido para el resto del grupo si encontraban a alguien y podían tener un poco de acción pero si no por lo menos podían divertirse un poco destruyendo lo que se encontraran a su paso.

- Entonces, ¿estamos aquí para dejar un mensaje, no? -inquirió, sabía que quizá ninguno de los que se habían dado lugar para realizar aquel asalto le respondería porque todos estaban enfrascados en lo suyo.

- Confringo -murmuró una vez más apuntando a la mesa del comedor, creando así una explosión destruyendo esta y todo lo que estaba a su alrededor.

[Mael Blackfyre]

 

El grupo de mortífagos automáticamente se adentraron en los terrenos de la mansión. Me daban ganas de gritar de alegría y disfrutar aquella leve visita a la mansión Granger. Pero tenía que comportarme, que mantener la postura por si alguien se quería meter en nuestros caminos. Pude ver como los mortífagos hacían cada uno de los planes que habíamos pactado. La verja de entrada estaba a medio destruir, las chicas habían logrado tirar las defensas de aquellas plantas, tanto las venenosas como los lazos del diablo.

Pude ver como Hades iba directamente para la parte de atrás. Y el resto se metía dentro de la mansión, luego de que Zenin explotara la puerta en mil pedazos y entraran a hacer de las suyas. Teníamos que dejar un claro mensaje: se habían logrado escapar pero jamás iban a vivir tranquilamente. Si lográbamos un poco más de información, entonces toda la familia estaba en peligro, y todo aquel que fuera amigo.

— Corpus Patronus —un hipogrifo, tan negro como la noche, adulto, de ojos amarillo como el sol, se materializo para sobrevolar el cielo de la parte delantera del jardín para vigilar la llegada de cualquier persona que se animara a arrimar dos pelos a la mansión. Serian los últimos pelos que tendría—. Vamos, muchachos… hagan las cosas bien o se las verán luego —amenacé para mis adentros.

[Idylla Macnair T.]

Mientras que Zenin destrozaba la puerta de entrada, malachai seguía vigilando las plantas del exterior, mientras esperaba que le dieran la orden para que pudiera entrar -muy bien ahora sí vamos a hacer destrozos en este lugar- camino de frente, y paso por la puerta, el lugar aún estaba impecable y como era de noche parecía que la calma reinaba por todas partes; aunque no debían de confiarse demasiado porque podría haber alguien que nos pudiera atacar.

 

Se adentro más en la mansión y subió por las escaleras mientras que con su varita en mano, decía - incendio - y veía como el fuego reinaba en dirección a los cuadros que estaban colgados, al llegar al segundo piso miro por las hilera de puertas y fue abriendo la primera solo para seguir diciendo -incendio- y las cortinas y la cama comenzaron a incendiarse, dirigió una vez más la varita hacia las ventanas y grito -confringo- mientras explotaba las ventanas de ese cuarto. 

Se dirigió a las demás habitaciones haciendo exactamente lo mismo, mientras avanzaba sus botas seguían resonando por el pasillo y en una habitación abrio los armarios sacando ropa y dejándola en un montón -incendio- volvió a mencionar y su fuego hizo grandes las llamas en la habitación mientras que con un -confringo- explotaba las ventanas de esa habitación. La licantropa estaba extasiada mientras veía los destrozos que estaba causando a su paso, sabía que todos los demás estarían haciendo exactamente lo mismo.

-Esperemos esto les sirva de lección para los que pertenecen a ese bando- 

[Cillian Haughton]

Cillian negó, no se sentía cómodo haciendo nada de aquello, no al nivel que sus compañeros parecían estarlo. Algunos de ellos hasta se había tomado el tiempo de visitar el minibar de la mansión. El por su parte, sentía que su trabajo ahí estaba hecho, había destruido algunos objetos del vestíbulo y otros tantos del comedor así lo que único que le quedaba por hacer era retirarse.

Era hora de retirarse así que volvió sobre sus pasos y se dirigió hasta donde Mael se encontraba situado, era él quien se estaba encargado de todo aquello, el rubio solo se había presentado cumplir de alguna forma con su papel de líder.

- Asegúrate de que todo salga bien... -no se detuvo en ningún momento en su camino hacia la calle, simplemente dijo aquellas palabras mientras cruzaba junto al mortífago.

Una vez que estuvo fuera, desapareció del lugar. Quizá en esta ocasión no se había sentido del todo preparado para estar más tiempo presente durante aquella visita pero la próxima vez pondría mucho más de su parte.

[León Crowley]

Madera blanca, piedra caliza, cuadros y partes de muebles volaron en todas direcciones. Algunas chocaron contra la máscara de León, como si una ráfaga de memorias lo hubiera atravesado de golpe.

— Vamos a matar pollos, amor— las palabras de la rubia retumbaban de un lado a otro, haciendo eco. Giró la cabeza hacia atrás buscando el origen de las palabras, aún sabiendo que solo estaban en su cabeza. 

—No estás acá —susurró para si mismo antes León antes de ingresar al edificio.

Las entusiastas acompañantes iniciaron los desastres antes de que él mismo pudiera empezar. Le recordó por un momento las largas jornadas en las diferentes mansiones, negocios. Numengard, San Mungo, Azkaban. Todos los lugares de los que siempre renegó desfilaban por si memoria una y otra vez. Gringots. Las oficinas de Gringots. Sacudió la cabeza buscando alejar los fantasmas del pasado.

—Cofringo —espetó furioso contra los muebles de la biblioteca a la cual llegó casi sin darse cuenta.

—Tanto años mofándose de ser la familia más culta y solo tienen p0rno para abuelitas —se mufó mientras veía la portada de uno de los libros de E. L. James volar por la sala.

A sus pies, uno de los tomos de la historia de la familia Granger caía de golpe se abría como si de una señal se tratara. Con la punta del pie desnudo abrió el libro y lo escupió. —Morphos —murmuró apuntando al ejemplar.

El libro en cuya portada estaba el ostentoso sello de los Granger, se fue convirtiendo en una rata blanca temerosa que salió despavorida del la biblioteca. 

—Corre Granger, corre.