† Mansion Ragnaventus †

[Darla G Dumbledore]

Darla se sobresaltó al escuchar la voz de alguien más en el cuarto, aunque había sentido la presencia de Anne la había ignorado, esperando la reacción de Hades, pero ahora se enderezó con gesto rápido y violento apuntando hacia la voz. Sus labios se abrieron en un gesto de sorpresa al ver al etéreo ser que tras su compañera la veía con gesto reprobador. Sin poder evitarlo levantó una ceja y le mostró los colmillos, ¿quién se creía el etéreo para juzgar lo que ella hacía?

 

El gesto de Anne sin embargo estaba a punto de arrancarle una sonrisa, le recordaba los dibujitos animados que había visto en su infancia entre los muggles. Como pudo trató de esconder aquella reacción que le hacía relajar el gesto y le daban ganas de lanzar una risita, mezcla nervios con diversión. Escuchó atenta a su compañera y ante su pregunta no pudo contener más la risa.

 

--Por supuesto.

 

Lo que siguió la desorientó un poco, el sacerdote, como lo había llamado Anne, la reprochó y ella lo llamó papá. Asintió una vez más a las palabras de su compañera.

 

--¿Papá? ¿Es tu padre? --dijo dirigiéndose hacia Anne y luego volviéndose hacia Hades agregó con tono irónico --¿tu papá tiene que salir a defenderte?

 

Se encogió de hombros y se alejó de Hades sentándose en uno de los sillones junto a él, no se sentía segura de estar más cerca suyo. Mientras tanto Anne le reclamaba por algo que beber, lo cual era lógico considerando que el mago se había hecho servir por su elfo para él solo.

[Anne Gaunt M.]

Darla se sorprendió ante la presencia de Shiro aunque, en realidad, era lo más lógico ya que ninguno de los presentes sabía nada de la presencia del fantasma en la sala. Anne ni siquiera se movió: tan solo esperó en silencio mientras su compañera le hablaba a ella y luego a Hades con cierto desdén.

 

— Es, más bien, mi padre adoptivo. Por eso no tiene nada que ver con Hades —aclaró, al escuchar a la Potter Black—. Y no es que defienda a nadie... es que él es así de pacífico, ya sabes... —añadió, aunque sin saber bien cómo seguir. Shiro había arrugado el gesto y la miraba por encima de sus gafas de montura redonda, visiblemente molesto por la situación. Abrió la boca para hablar y la Mago Oscuro se le adelantó, alzando una mano para acentuar sus palabras—. Creo que ya has aportado lo suficiente a la conversación, así que mejor estate en silencio, anda.

 

El fantasma la miró visiblemente sorprendido y luego se cruzó de brazos, aún más molesto que antes. Anne tenía claro que en cuanto estuviesen a solas tendría que pedirle disculpas, pero no lo haría mientras estuviese frente a sus compañeros de bando. Se puso en pie de repente y estiró la espalda: iba siendo hora de marcharse de allí.

 

— Me vais a disculpar, pero creo que me daré una vuelta por el castillo Gaunt para ver a mis hijos pequeños y luego iré a... a... ya sabéis dónde —comentó, sabiendo que ellos comprenderían que se refería a la Fortaleza Oscura, donde se reunían los mortífagos—. Espero que volvamos a vernos pronto... y en mejores circunstancias. Hermanito, te visitaré pronto de nuevo —se despidió de él, dándole un beso en la mejilla— y tú, Darla, querida... tómatelo con humor. No merece la pena enfadarse por algo así... digo yo. No obstante, si vais a llevar a cabo el duelo avisadme. Sigo interesada en estar presente —le dijo, a modo de despedida, y guiñándole un ojo.

 

Acto seguido caminó hacia la puerta para salir, aunque miró de reojo para ver si Shiro la seguía. El fantasma, aún con gesto ofendido, flotaba tras de sí y la mujer sonrió suavemente, mirando de nuevo hacia adelante.

 

— Quita esa cara, pareces un trol. Vamos.

 

Ambos salieron de la mansión y se alejaron por los terrenos que había en la parte trasera de la casa. Y, cuando alcanzaron las afueras, la mortífaga desapareció con un chasquido y el fantasma también, siguiendo a su protegida.

[Darla G Dumbledore]

Los ojos de la pelirroja despidieron un destello divertido al notar el enfado del monje mientras su amiga Anne aclaraba la verdadera relación entre ambos y la inexistente con Hades. Lo miró de reojo y asintió con un jum, que más parecía un bufido que otra cosa. En el fondo lamentaba haber ofendido al fantasma, le agradaban en realidad y pocas veces tenía oportunidad de hablar con alguno, pensó que quizás eso se lo perdía por no estar más en la Potter Black y no compartir con su tío Jack.

 

Asintió a las palabras de Anne que en ese momento comenzaba a despedirse y les decía que iría a la Fortaleza Oscura, lugar que había elegido ella para el desafío a Hades. No pudo evitar una sonrisa mientras asentía a las últimas palabras de la bruja que, o ella o su padre fantasma, lograban transmitirle una verdadera calma.

 

--Despreocúpate Anne, te haré caso, me relajaré y si tu hermanito se digna a aceptarme, prometo que allí estarás.

 

La pelirroja siguió con la mirada la "procesión" de la bruja y el fantasma, era extraño, por algún motivo la presencia de ese fantasma, con una mortífago, se le hacía tan peculiar. Respiró profundo, miró a Hades.

 

--Muy ricos tus tragos --dijo con tono cínico --si te decides sabes dónde encontrarme --levantó una ceja viéndolo con gesto serio.

 

--Nos vemos pronto Hades o al menos eso espero --agregó con gesto adusto dirigiéndose hacia la puerta, siguiendo el camino que había realizado Anne para abandonar la Mansión.

 

Esperaba que el mago se decidiera a aceptar su desafío y que finalmente le hiciera la logística del enfrentamiento que había tenido con Allen, ya que ella realmente consideraba que le había ido mejor de lo que él había juzgado tan livianamente. Aunque la intervención del sacerdote que acompañaba a su compañera mortífaga había logrado hacerle bajar los decibelios.

Editado 3 de Julio del 2014 por Darla Potter Black

[Boss Elessar]

-- Aguarda, no tan rápido... -- la imagen imponente del sujeto a las afueras de la mansión detenía la marcha de Darla. Estaba cubierto por una cegadora luz blanca que tapaba su rostro. Había aparecido a las afueras del lugar, lejos de los límites, logrando cruzar los muros con algo de magia, y recorriendo los jardines con gran velocidad -muchísima de hecho, prácticamente había corrido-. Miraba fijamente a Darla, conociéndola mucho más de lo que ella creía. Había sido su compañera, su amiga, y ahora, una traicionera más. Era imposible que ella le reconociera, pues había modificado incluso su voz mediante un encantamiento.

 

-- Te conozco, y muy bien, Darla... mortífaga -- varita en ristre, Elessar se dispuso a esperar el primer movimiento de Darla. Por otra parte, sus compañeros debían aparecer dentro de poco, tras el llamado realizado. Las estatuas estaban cercanas a su posición, algo que quizás utilizaría en su favor. Miró nuevamente a Darla, mientras que por sus venas recorría un sentimiento de enojo por su traición.

 

La noche que se cernía sobre Ottery Saint Catchpole estaría cubierta de sangre. Un amanecer rojo les aguardaba, pues aquel enfrentamiento de mortífagos contra miembros de la Orden del Fénix siempre terminaba en eso: muerte y destrucción. Unos por cumplir con una utopía de "sangre pura" y los otros por defender a los inocentes que no debían tomar partido en esa loca doctrina impuesta por un demente.

[Adryanie]

Adryanie

 

Un sueño profundo la consumía desde la noche del día anterior. No había estado haciendo demasiado pero por alguna razón aquellos días eran aún más agotadores. Luego de unas cuantas horas apenas la luz del amanecer se comenzaba a escurrir por algunas rendijas que dejaban ver las cortinas. Una luz aún más fuerte pareció quererse meter por sus párpados; por un momento pensó que era la misma luz del amanecer, hasta podía ser su elfo que hubiese abierto unos segundos la ventana por alguna razón, peor no.

 

Un patronus, un perro estaba frente a ella correteando de un lado a otro en su cama, lo reconoció al instante era de su líder ¿Qué diablos podía querer Elessar a esas horas de la madrugada? No le quedó de más que levantarse un poco somnolienta y vestirse rápidamente. No sabía ni lo que se había puesto solo comprobó que no sentía frío en ninguna parte de su cuerpo que le hiciera pensar que se había puesto demasiado reveladoras, pero no un abrigo un pantalón con unas tennis. Tomó su varita lo único que le importaba y salió hacía donde había dicho el patronus.

 

Al llegar a penas se comenzaba a llenar el cielo de un rojo tiñendo una parte del horizonte. Vio a su líder entrar a la mansión así que ella lo siguió de momento no había nadie más que ellos.

[Lisa Weasley Delacour]

El llamado era inevitable, era hora de actuar, pase una mano por el rostro, haciendo así que una luz blanquecina lo tapase con rapidez, impidiendo así que nadie me reconociese, a no ser claro que fuesen miembro de la orden del fénix. Mi vestimenta era sencilla; un vestido blanco de seda que prácticamente cubría solo lo esencial. Me quite los zapatos y con la varita en ristre, gire para desaparecer de la mansión Delacour, que era donde estaba y hacer acto de presencia como dos segundos después delante de la mansión Ragnaventus, a cien metros de la verja. Estaba preparada para todo lo que surgiese, no por ello llevaba el nombre de la Delacour como estandarte.

Cambiando tranquilamente por los jardines de dicha edificación llegue al punto de encuentro para aquel encuentro entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad. La noche se presentaba llena de decisiones, tanto para los de un bando como para los de otro. Salude con una inclinación de cabeza a Boss y situándome a diez metros de Darla y a cinco de todo objeto mutable, me prepare para lo que vendría a continuación. Las afueras de la casona eran el escenario indicado para demostrar una vez más que la orden mandaba en Ottery y en el mundo entero, pues la luz siempre prevale por encima de la oscuridad.

[Adryanie]

Adryanie

 

Cuando llegó al lado de Boss vio que se estaba dirigiendo a una mujer, le parecía conocerla al menos haberla visto en algún lado aunque no podía recordar con exactitud donde, de cualquier forma se notaba que el si la conocía y si los había llamado tal vez era porque era mortífaga seguramente. Echó una rápida mirada a su líder y entendió lo que había que hacer, evidentemente no iban a venir por ella ninguno de sus amigos mortífagos y no la podía capturar; por más que odiara hacer daño a los demás había que hacerlo para evitar que estos siguieran por Ottery.

 

—Morphos— Dijo a puntando a la parte de arriba de su atuendo convirtiendo el mismo en una vispa marina que se pegó de una vez a su cuerpo a su piel del tronco inyectando su poderoso veneno en ella. Pronto moriría por este mortal veneno que recorría sus venas.

 

—Corpus Patronus — Aunque sabía que no iba a llegar nadie, siempre era bueno tener alguna defensa y ella como siempre hacía llamado a su toro adulto bastante grande como de su tamaño que la protegería de cualquier ataque.

[Lisa Weasley Delacour]

Estaba claro que no me iban a dejar tranquila, si no eran mis amigos, que al menos a aquellos los soportaba por la lealtad y confianza que nos unía, eran los llamados mortifagos, los cuales aún no entendían que no me iban a vencer a no ser que fuesen cinco altos rangos y durante cinco horas de duro combate. Cada vez que sentía su aura, recuerdos que no sabía de donde salían, luchaban por hacer sucumbir mis barreras mentales. Los ignore, aquella mujer no parecía dispuesta a luchar, pero me daba lo mismo. Alcé la varita y ataque. La hora de desarmar había terminado.

- Silencius – Dije con rapidez tras comprobar como aquellos personajes no venían en son de paz. El primer conjuro de Darla quedo anulado, pues mi efecto le dio de lleno, imposibilitándole el habla. No era muy ofensivo, pero si letal cuando se tenía una estrategia como yo lo hacía.

- Sectusempra – El rayo color escaleta impacto en el tórax de Darla provocándole incisiones grandes, profundas y letales, pues si no lograba curarse perdería tanto líquido vital que moriría en mis manos. Con las mismas, me puse en posición de defensa

[Darla G Dumbledore]

La voz del hombre la había tomado por sorpresa, de verdad no podía creer que los de la Orden fueran tras ella, su perfil se había mantenido bajo desde que había abandonado aquel que durante tanto tiempo fuera su hogar, tras ser abandonada por todos. Suspiró, no tenía ganas de aguantar que la llamaran así, lo que seguía lo conocía, su prima había sido tan tonta de tratarla de traidora ¿con qué derecho la llamaban de la forma que la habían tratado? La habían traicionado y se atrevían a juzgarla por irse. Nadie se había acercado a ella a preguntar el por qué o a decirle que no se fuera, ni siquiera se habían dado cuenta de que ella ya no estaba. ¿Quién se creían con derecho a juzgar?

 

--Estás loco, no sabes de qué hablas? --dijo mientras aparecían otros en aquel lugar, otras más bien, se sorprendió al reconocer el descubierto rostro de Adryane, la chica había sido muy buscada por la gente del Cuartel Auror, incluso los carteles de su rostro y el de Hank aún adornaban una de las paredes de su lugar de trabajo.

 

Como si aquello no fuera suficiente, mostrarle su rostro, la descarada castaña le lanzó un hechizo que hizo desaparecer su prenda superior... la camisa blanca de Darla, ésta frunció el ceño cuando la avispa marina sobre su torso resbaló sobre la tela de su musculosa sin hacer contacto con su piel, tras unos minutos yacía muerta y de nuevo tenía su camisa, que manía la gente de dejarla medio desnuda.

 

La otra mujer fue igual de rápida, aunque podía sentir su aura errática a pesar de no estar segura, sabía que en algún lado había visto aquella varita y estaba segura que también la fina figura bajo el translúcido vestido. Demonios ¿por qué tenían que estar casi en bolas? Aunque aquella figura le resultaba tan familiar como la voz que lanzó los hechizos. Suspiró, no, no sentía deseos de resistirse, y el maldito de Hades no venía en su ayuda, al menos Anne y su fantasma se había salvado.

 

Soportó estícamente que la silenciaran y mientras se agachaba a recoger su camisa el siguiente hechizo hizo impacto en ella, un gemido silencioso abrió sus labios mientras caía de rodillas. Maldición, pensó mientras cerraba los ojos, no supo cuanto tiempo estuvo inconsciente en aquel jardín, pero cuando despertó ya no estaba más ninguno de sus atacantes. A duras penas se incorporó y susurró un nombre por lo bajo

 

--Tommy --inmediatamente su elfo apareció a su lado.

 

--Darla --gimió el pequeño elfo mientras la abrazaba intentando ayudarla a levantar.

 

--A San Mungo, neutrales Tommy y luego busca a Seba, no le digas dónde, solo qué --susurró antes de desmayarse y desaparecer en brazos de su elfo hacia San Mungo.

Editado 4 de Julio del 2014 por Darla Potter Black

[Hades Ragnarok]

Mucho tiempo había pasado pero la mansión seguía igual de hermosa como siempre, los elfos domésticos de la mansión Ragnaventus se encargaban de que todo estuviera así esperando la llegada del patriarca. Cuando el vampiro apareció en aquel segundo hall recorrió el sitio con la mirada. Sabía que de un momento a otro aparecería su elfo y le haría una reverencia, contándole a su vez las cosas que hubieran pasado en su ausencia, ya que, generalmente el cainita se la pasaba trabajando en San Mungo o metido en su negocio… “en otro Mundo”

 

Cuando aquello sucedió el vampiro escucho atentamente el informe, después de despedir al elfo y que fuera a atender algunos asuntos que el vampiro le había encomendado se dirigió al lugar donde estaba el tapiz del árbol familiar de la familia, hizo algunos movimientos con la varita tachando muchos nombres y agregando otros.

 

Ladeo la cabeza, ahora aquel tapiz estaba actualizado, por lo que no habría muchos problemas después. Sin más observo aquel Nombre… Natasha Nestle Red, quien había entrado a la familia, este se había enterado no hace mucho que la chica era su prima, por lo que al ver que ella no tenia casa ni donde quedarse, el Ragnarok la invito a ir a la mansión, y allí vivir.