^ High Flights ^ (MM B: 87651)

[Eledhwen]

GORA, BULLDOG FRANCÉS

 

Sagaz no se decidía, así que Gora tomó la decisión, después de escuchar rugir a sus tripas. En aquel Castillo, Linnhe Castle, seguramente hubiese comida. Además, el camino de la derecha parecía más cubierto por las copas de los árboles, y eso haría que no fuesen blanco fácil para aquellas criaturas voladoras (Gora no sabía si un perro y una rana entraban dentro del menú de los caballos voladores, pero después de ver a Beltza comer carne cruda, no quería arriesgarse de ningún modo).

 

- Guau, guau - le dijo a Sagaz, poniéndose en marcha.

 

Ofreció a la rana subirse a su lomo; así irían más rápidos, y para él no suponía mucha carga, ya que su amiga la rana era peso mosca o menos. Juntos, seguro que no les sucedería nada (y así hacían algo de turismo).

[Sagitas E. Potter Blue]

Sagaz, rana de Sagitas:

La rana se sintió molesta. Gora era un gran amigo pero a la rana no le gustaba que la metieran en burejitos, sobre todo porque el perro no contaba con la altura de ella sobre su lomo y solía meterse en huecos que hacían que se cayera al suelo. Hoy, sin embargo, pareció calcular bien y entraron juntos. Siempre se olvidaba que la rana no tenía como sujetarse a él. Saltó al suelo y miró a los lados, intentando situarse, pero no conocía el lugar.

 

¿Ahora le dejaba elegir a él? Vale, está bien.

 

-- ¡Croak! -- y por si acaso no le había entendido que ella prefería que se dirigieran hacia la edificación, sacó la lengua hacia allá, hacia la casa.

 

Pero parecía que el perro no tenía ganas de esperar su respuesta, sin darse cuenta que las ranas tienen unos minutos de digestión de mosquitos sabrosones que les hacen ir más despacio en sus comentarios, y ya tiraba hacia allá. Al menos coincidían.

 

-- ¡¡Croo-croak!! -- prostestó.

 

Apenas tuvo tiempo justo para saltar a su lomo cuando él ya se iba hacia el lugar. ¿Es que pretendía que ella saltara sola hacia la casa? Se enfadó, aunque le duró poco; un mosquito se puso a su alcance y lo alcanzó al vuelo. ¡Qué rico!

[Eledhwen]

GORA, BULLDOG FRANCÉS

 

Gora estaba cansado y tenía hambre y sed; Sagaz había conseguido pillar algún que otro mosquito por el camino, pero él no había encontrado ni una triste charca en la que refrescar la boca. ¿Se habrían equivocado al tomar aquel camino?

 

- Guau - se quejó lastimero.

 

Entonces, al trazar una curva en el camino, apareció ante ellos un magnífico castillo. Los terrenos circundantes estaban perfectamente cuidados, y las paredes del castillo, de piedra labrada, le daban un aspecto imponente. ¡Habían llegado!

 

- Aaaauuuuu - el perro aulló contento, y echó a correr hacia la entrada, seguro que allí les daban de comer copiosamente.

 

De repente, bajó el ritmo. Siempre se le olvidaba que llevaba a Sagaz encima.

 

- ¿Guau? - preguntó, intentando notar el liviano peso de la rana en su lomo.

[Atria Black]

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Cye les había explicado el color y forma de las prendas que debían buscar por lo que la joven se sentía mucho mas preparada para la búsqueda pese a la poca seguridad que le proporcionaba estar sobre el aire, ella era una mujer de pies en la tierra , eso era algo que había descubierto tras probar distintos medios de transporte para ella no habia nada mejor que poder caminar de un lado a otro sintiendose dependiente solo de si misma pero sabía que pese a sus gustos personales las cosas de la vida requerian esfuerzos y sacrificios.

 

- Puede que sea facil compañera pero yo simplemente lo odio - dijo mirando a Shirley y tratando de que lo ultimo no ofendiera a la criatura que les servia como transporte y que avanzaba con elegancia a través de los terrenos del lugar , en medio de su miedo pudo ver algo azul que desentonaba con el paisaje y toco el pitito suavemente para no dañar los oídos de Cye que manejaba al Aethonan , al parecer su jefa había captado el mensaje pues el ave comenzó un suave descenso y ella desvió la vista para ver si su compañera las seguía .

 

Esperaba que aquello que habia divisado se tratara efectivamente de una de las prendas extraviadas pues estar en un sube y baja innecesario no ayudaría a que ella conservara los pocos alimentos ingeridos dentro de su estomago.

Editado 7 de Octubre del 2013 por Atria Black

[Sherlyn Stark]

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

Volar en Aethornans era bastante simple, solo bastaba que uno tuviera confianza así mismo. Recordaba la primera vez que había subido a uno, fue luego de que le asignaron la casa de Aethonans de Salem. Para ingresar a la sala común existían dos opciones, para experimentar algo nuevo ella escogió la de subir con aquella ave tan maravillosa. Aunque sabía que no era lo mismo una estatua de Aethonans que uno de verdad, de tal forma que temía un poco de como seria aquella experiencia en la hermosa criatura plateada.

Los Aethonans tenían la particularidad de ser amables si uno tenía fe en sí mismo, o eso era lo que sabía por medio de rumores. Observó a su compañera, próximamente debía realizar una búsqueda que se trataba de encontrar prendas por el local, era lo que se había enterado. Al realizar un vistazo al lugar se dio cuenta que era muy calmo, le agradaba los sitios como aquel. También reluciente, era un hotel que quizás pocos tenía la oportunidad de pagarlos.

Estaba entusiasmada por realizar aquella misión y subirse por primera vez a un Aethonans de verdad. Echó un vistazo a la elegante criatura que se encontraba enfrente; era hermoso y exhibía un sedoso pelaje color plateado. El color de la criatura la hipnotizó, porque cuando se dio cuenta Atria y su jefa estaban encima de un Aethonans.

El otro Aethonans era para ella, se subiría a él y buscaría las prendas indicadas por su jefa. Una vez arriba se acomodó buscando la posición indicada para acomodar la maleta y, así estar cómoda. La criatura agito sus alas y emprendió vuelo, lejos se encontraban su compañera y Cye, la última tenía ventaja al llevar lentes que la protegerían del viento. Su experiencia le ayudaría para comprar lo indicado por su jefa, aparte de los guantes de piel de dragón que los tenía.

[Ela Karoline]

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Las chicas estaban dispuestas, los animales alquilados y listos para emprender el vuelo, la maleta en manos de Sherlyn, así que solo restaba poner manos a la obra. Estaba emocionada no todos los días una bruja tenía acceso a un ejemplar como Alcyone, con aquellos colores tan particulares. De pronto la bruja frunció el entrecejo, no había volado desde hacía un par de meses, justo antes de que comenzaran sus molestias mañaneras y aquella subida de peso, cruzo los dedos para no marearse, eso sería una catástrofe ya que no iba sola sino con Atria. Suspiro y más bien se concentro en responder a la pregunta de la aprendiz.

—Ummm, pues es ropa de… de, de accidentosos, es decir, imagino que abra algo morado por Sagitas, algo azul por Xell, quizás una bufanda roja de Matt o una peluca negra de Amya y así sucesivamente, cualquier montoncito que parezcan prendas inspeccionémoslo, no creo que mucha gente ande dejando sus pertenencias aunque sea un paraíso natural— sonrió al pensar en lo peculiar que eran todos y cada uno de los accidentosos.

—Bien, andando, ¡a volar!— le acaricio el costado del animal indicándole a la pelinegra que iba delante de ella, que hiciera lo mismo con suavidad en el lomo del animal. Pronto el Aethonans elevo el vuelo tan suave como una mota de algodón movida por el viento, a medida que se elevaban sintió la sensación de libertad se apoderaba de la bruja, la brisa, comenzó a mover su cabellera, así como el distintivo ministerial que colgaba en el pecho, a la altura del corazón.

—No hay nada que temer Atria, disfrútalo— sugirió elevando un poco la voz porque para que está pidiera oírle. Pronto el animal alcanzo la altura deseada, a nivel de copa de árbol haciendo más pequeño el castillo, el establo, los elfos y cualquier criatura que quedara en tierra, pero aún se podían distinguir.

—Yo vigilare el lado izquierdo, tu fíjate en el derecho— de esa manera sería más fácil no pasarse nada por alto, al lado entre la hilera contigua de arboles, volaba Sherlyn, se le veía diestra, complacida y cómoda, algún día la Black se sentiría igual, de eso estaba segura.

[Atria Black]

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Sentía que su estomago se revolvía y que el vértigo hacía presa de su cuerpo a gran velocidad tanto que le era casi imposible concentrarse en le lugar que estaba bajo ellas pues la sola idea de mirar lograba hacerla sentir muy mareada e indispuesta, desde el primer momento sabía que esa era una mala idea sin embargo nunca era capaz de negarse a nada de lo que le pedían , cuando se trataba de situaciones formales, y por lo mismo se encontraba sumergida en uno de los peores días de su vida pero ciertamente no le diría eso a sus compañeras que parecían dichosas en medio de aquella misión.

 

Avisto una prenda de color morado y toco el silbato para llamar la atención de sus compañeras , agudizaría todo lo posible su vista para encontrar las prendas y así evitar seguir volando por toda la zona de momento era lo único que podía hacer sin quedar como una total cobarde.- Es algo morado no se que pueda ser pero tal vez sea algo de Sagitas como mencionaste antes - dijo mientras miraba a Cye para explicarle el porque había utilizado el silbato

 

- Chicas y un accio no seria mas efectivo - preguntó con la esperanza de que aquel hechizo acabara con sus pesares después de todo situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas y para la pelinegra aquello aplicaba a la perfección.

[Sherlyn Stark]

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● Sherlyn “Kirara” Gryffindor Tonks

La experiencia que había ganado de sus clases de la academia le sirvieron, al menos, para mantener el equilibrio y la vista en frente. El Aethonans era de un tamaño particular, cómodo, y suave; podría decirse que se hallaba tranquila en esa posición sin mirar hacia abajo. El Aethonans agitaba sus alas lejos de ella, de tal manera que no podía molestarle en la posición donde estaba la castaña. «No mires hacia abajo, por favor» Pensó Sherlyn cerrando sus ojos. Sus manos estaban ocupadas, apretando fuerte a la criatura, a la maleta donde guardarían las prendas y a su varita en la mano derecha para cualquier accidente.

El silbato estaba colgado como un collar en su cuello y, este se movía de un lado a otro, mucho más cuando el animal aumentaba su velocidad. Pretendía verse calmada aunque por dentro moría de miedo. Antes que nada, debía acostumbrarse a la altura donde se encontraba y controlar a su compañero que se limitara a subir más alto. Sin darse cuenta, su vista miraba abajo.

—Me pareció ver algo negro —Se dijo a sí misma, no quería apartarse de su jefa aunque la prenda le impedía hacer lo que quería.

El silbato de Atria dominó el sonido del lugar, puesto que este se hallaba suave, pacífico, y sin ningún ruido que rompiera la tranquilidad. Se intrigaba por saber cómo agarraría el suyo, sus manos estaban ocupadas y se arrepentía de haber puesto la maleta delante o atrás de ella para tener más agilidad sin tener que hacer una maniobra peligrosa. Rompiendo la estética, la castaña se arriesgó a soltar su mano, que tenía la varita, del cuerpo de la criatura y apoyó el silbato sobre su boca. Un sonido chillón, igual al que soltó Atria instantes atrás, salió de sus labios.

—Accio —Mencionó ella apuntando su varita hacía lo que vendría a ser la peluca de Amya.

Una vez que tenía la peluca en su mano, lo depositó cuidadosamente en la maleta. Decidió acercarse a Cye y Atria para que pudiesen guardar también los artículos que iban encontrando.

—He encontrado la peluca, señorita Cye —Dijo la castaña, procuraba que su voz se haya escuchado, de tal manera que su jefa pudiese informarse de lo ocurrido.

[Ela Karoline]

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Estaba entretenida mirando hacia el lado seleccionado cuando de pronto algo chillo y la asusto, un “Maldición” se le escapo, para luego volver a recobrar la compostura, el sonido del artefacto no altero al animal, pero si la tensión de Cye quien lo guiaba por lo que de inmediato se fue en picada hacia el suelo, la Lockhart había olvidado por un momento que estaba conectada a la animal y que lo que sintiera se transmitía, eran criaturas altamente sensibles.

—¡Rayos! No te sueltes Atria— sugirió a la chica, tratando de estabilizar al animal, cosa que logro en un par de segundos, volviendo a la altura que llevaban, pero cuando el segundo silbatazo sonó, otra vez el animal comenzó el descenso como si se fuera a clavar en el suelo. Y ella que pensaba que iba a ser un vuelo pacifico, seguro que con esto a la aprendiza no le quedaban ganas.

—Détente Alcyone , vamos bonita— le dijo al animal palmeándolo con suavidad, dos segundos antes de estrellarse, la criatura se elevo unos centímetros volando a ras de piso. Afortunadamente llegaron al lugar donde estaba la prenda que la chica había señalado. Cye que estaba mareada no por la travesura del animal, sino por su estado (aún no enterado) de embarazo, decidió que hicieran una parada, poco a poco el animal toco con sus patas el suelo y comenzó a cabalgar para finalmente detenerse a orillas de un hermoso lago. Entonces sus ojos divisaron un montoncito que parecía ropa, más allá la prenda morada.

—Anda preciosa, bebe agua y descansa mientras nosotras inspeccionamos— sugirió al animal como si este le entendiera, y bajo del aethonans, pidiéndole a su compañera de vuelo que hiciera lo mismos y haciéndole señas a Sherlyn para que las imitara.

[Sagitas E. Potter Blue]

http://i711.photobucket.com/albums/ww117/Periodicomortis/SAGITAS/Rana.jpg'>Sagaz, rana de Sagitas:

 

¡Eh!¡Oh!¡Ufff!¡Ay!

 

Pobre Sagaz . La carrera le había sorprendido sin darle tiempo de agarrarse y con la lengua fuera pillando a un mosquito que se le escapó en el último momento. A cada movimiento la rana iba botando sobre el perro y sufriendo porque iba retrocediendo unos centímetros en el lomo. Como no parara pronto tendría que hacer equilibrio sobre la cola. Y no podía ni soltar un croack porque para eso necesitaba estar quieto para tomar el aire que provocara aquel especie de erupto que les caracterizaba a los de su especie.

 

Por fin se acordó de ella y aminoró el paso. Preguntó por él, Sagaz se dio cuenta de eso así que se arriesgó a croar de nuevo.

 

-- ¡Croak! -- le riñó por la carrerita. -- ¿Cro-croaak?

 

Sí, le había preguntado que a dónde se creía que iba tan corriendo pero entonces pudo fijar la vista y ver aquel mastodonte de edificio. No parecía ir tan desencaminado. Ahora el ritmo era más lento y se atrevió a saltar para volver a la zona de la cabeza, junto a las orejas. Solían las moscas volar por allá y él le libraba de los bichos con gusto.

 

-- ¿Croak, crooak? -- esperaba que lo supiera, si allá le ayudarían a volver a casa. No quería quedarse mucho tiempo en aquel lugar, por muchos mosquitos que tuviera. Echaba de menos la comodidad de la mansión y de los elfos. ¿Se habría aburguesado la rana?