Gala de Celebración

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja abrió sus labios, la Reina de Escocia le estaba dando más poder del que ella realmente ostentaba. Ser la embajadora interina del Ministerio de Magia de Argentina era suficiente para ella, el Ministro de Magia, Manuel Fernandez, era para ella un amigo, pero también un dolor de cabeza al querer nombrarla embajadora, cuando habían quedado que ella era un simple enlace con el embajador, que se había largado a tierras lejanas de “vacaciones” durante el conflicto bélico mágico/muggle.

Como fuere, Darla iba a corregir a la bruja, con delicadeza claro, no estaba bien hacer notar su error a una reina así nomás, mucho menos delante de sus súbditos, familiares y amada. Pero las circunstancias se desarrollaron tan rápida y enloquecedoramente que la pelirroja no atinaba a reír, babear o ayudar a Eliah, quien acaba de dejar una nube de tela morada y verde enroscada en las piernas de una muchachita que la arrastró y cayó sobre ella, lanzándola de bruces y…

—Válgame ¿estáis bien? —preguntó intentando ayudar a ambas mujeres a la vez, lo que no era la mejor idea.

Por suerte para ellas, Eterno Blackthorn ayudó a una de las damas y cubrió en parte a otra y ¿nadie conocía el reparo en el mundo mágico? Le recordaba a los que se empapaban sin utilizar impervius, en fin. En lo que estábamos. El vestido verde tenía ahora una hermosa micromini, que por suerte no mostraba la ropa interior porque llevaba el saco de Eterno. El vestido violeta tenía dos hermosos tajos que enseñaban las piernas más perfectas que había visto en mucho tiempo, en lugar de un único tajo.

Y a lo lejos reconoció a Mael que casi explota en una carcajada, claro, si Mael fuera alguien que suele mostrar sus sentimientos o reacciones. Ella casi sí lo hace pero como que quedaba medio salvaje. Y en ese momento se preguntó si había alcanzado a saludar a toooodos y toooodas las personas que venían a saludar a su compañera. Definitivamente iban a tener que huír o buscarse otra oportunidad para una charla más privada. Esta noche parecía que no rumbeaba por esos lares la suerte.

Los elfos ya habían recogido el desparramo de bandejas, copas y bocadillos, excelente servicio. Las ropas no habían sido manchadas, por suerte, solo ampliamente modificadas. Darla seguía lamentando que su máscara no la cubriera como lo hacía en el pasado la mortífaga porque de verdad quería reír y solo podía poner su mejor cara de poker y preocupación por el golpe, apelando una vez más a metamorfomagia y un poquito de oclumancia. Ya había sentido que había algunos legilimánticos por la zona y no quería arriesgarse, ni pensaba permitirlo. Y hablando de eso. Extendió su mente ligeramente hacia dos personas presentes en el lugar y sonrió, tras no dejar rastros más que de una leve sensación de cosquilleos en la pareja a la que acaba de entrometerse, o al menos, en uno de los casos, intentar.

—Parece que la noche va a estar llena de sorpresas y vicisitudes, ¿quién quiere una copa de champagne? —agregó haciendo señas a un elfo con una bandeja del doble del tamaño que él. Claro que si no habían metido bocadillo sería un problema para algunos de los presentes ir por tanto alcohol, pero las bodegas de la Di Medici eran tan generosas y ni hablar de tanto bocadillo y  plato puesto  a disposición de los comensales.

¿Qué más podía pasar?, se preguntó la vampiresa mientras dejaba que las burbujas cosquillearan por su garganta. Unas ostras no vendrían mal para acompañar.

 

@ Kamra Ashryver D. @ Leslie Ann Linmer PB @ Valyria Ashryver Delacour  @ Saori Ashryver Ragnarok @ Ada Camille Dumbledore @ Eterno Blackthorn @ Eliah Selwyn R. @ Yadiz Vashtí @ Idylla Macnair T. @ Mael Blackfyre  (si falta alguno es porque hice copia y pega de Mael xDDD)

[Veronica Prince Rambaldi]

Mi familia había sido invitada así es que yo consideraba que si los Luxure éramos una familia, no había motivo alguno para que yo no estuviera presente allí. Había llegado hacía un buen y largo tiempo, me había tenido que someter a aquella foto con el elfo del ingreso tras la alfombra de recepción y para colmo de males, me había peleado con Jimmy por no acompañarme y con mi hijo por no querer quedarse en casa.

Disimuladamente había paseado por los viñedos, observado el escándalo de las rivalidades italianas entre Rambaldis y Di Medici, me recordó a Capuletos y Montescos, aunque la única sangre que corrió aquí fue la de un elfo y la de un búho, o al menos eso pensaba el elfo que le arrojó una piedra. Había presenciado las coqueterías de hombres y mujeres, hombres y hombres, mujeres con mujeres, no binarios y demás. Algunos habían ido perdiendo prendas por el camino y otros directamente el vestido había quedado en varias piezas. Interesante.

Yo me deleitaba tras mi máscara de un color entre peltre y plateado, un sencillo pero esperaba que adecuado vestido azul marino y unos tacones cuyo manejo me envidiaría el mejor equilibrista. Pensé en pequeñas notas sobre lo acontecido:

Cita

 

-Passepartout recuerda a los Rambaldi y a los Haughton su lugar en el mundo, non deseados y destructores.

-Los Rambaldi le recuerdan a los Médici su non sancto origen e intentan retomar su relación amoroso con los Potte Blue o Blackner y derraman algo más que vino en el convite, incluyendo su trasero por el suelo.

-Los parientes Dumbledore de la Ministra coquetean y algo más con toda dama de alcurnia que se les cruza por enfrente. A excepción de su madre que muestra su delicada castidad junto a su futuro prometido.

-Las ramas ibéricas y sudamericanas parecen entretenerse en descubrir cuál tiene las piernas más largas y mejor formadas para comerse una empanada.

-Fantasmas desconocidos impulsan la actividad dentro y fuera de la Mansión.

-Nuestra anfitriona nos tenía reservadas algunas sorpresas desde el vuelo triunfal y su presentación como ángel alado, hasta una sobria muestra de romance, pero con el poder, que parece pesar más que la sexualidad que explota de la misma.

-Sin embargo, su acompañante parece no reparar en cambiar a la dama de alta alcurnia por un caballero de la noble casa Dumbledore.

-Existen caballeros suizos que rescatan a las damas que pierden su ropa y algo más en medio de los escándalos imperiales.

-Dicen que la futura reina de Escocia, la consorte, apenas ha sobrepasado el límite de edad, casamentera.

-Mientras que la hermana de la Reina actual se conforma con ser solo una princesa más.

-La Ministra ha dado un doble batacazo, se ha encontrado con sus ex amantes y además de incluir en su gabinete nuevas y viejas glorias, ha metido una chuza al nombrar a nuestra rica anfitriona como vice ministra. He de confesar que las malas lenguas, americanas, decían que para dejar de lado a un político que te puede hacer sombra lo nombres tu vice, para que sea un adorno de torta más. ¿Será este el caso como en los vicepresidentes muggles de USA? Ya el tiempo lo dirá.

 

Seguí mi derrotero por el lugar, mientras observaba con disimulo a matrimonios, ex parejas, nuevas parejas y futuras parejas desparramadas por uno y otro lugar, además de mucho y buen alcohol, junto con una aún más deliciosa comida.

[Matt Blackner]

Si @ Sean -Ojo Loco- Linmer  quería encontrarme en el cuarto de baño, llegaba un par de minutos tarde. @ Sagitas E. Potter Blue  había terminado en el baño, al menos, pudo eliminar los rastros de tierra y césped de su vestido, y como había reparado su zapato (antes atrapado en la tierra, causa de su caida) podíamos fingir que nada de aquello había pasado. 

 

Ni su caída, ni mi embarazoso reencuentro con @ Hecate Engosvezhof  después de...bueno...tantos años.

 

La voz de @ Ada Camille Dumbledore  dando la bienvenida a todos a su presentación como Ministra de Magia nos había pillado en el baño, pero tras eso, ambos habíamos salido, mezclándonos (a mi pesar) de nuevo entre la multitud. Corrillos de gente disfrutaba, bebiendo, comiendo de las bandejas que los elfos transportaban aquí y allá, comentando las decisiones de la prima. Al parecer, su viceministra sería @ Lucrezia Di Medici , la que fue su rival durante las elecciones. Mi voto, llevado por el ansia de actuar contra los causantes de la guerra. 

 

Pero tanta gente...no me gustaba. Gruñí por lo bajo, mientras caminaba despacio para que Sagitas no volviera a caer, pues iba sujeta de mi brazo. Cerré los ojos un instante, pues había demasiadas sensaciones a nuestro alrededor, masificadas, concentradas, intensas...No quería que me embotasen la cabeza. Tenía uqe intentar cerrarme a ellos.

 

Un elfo pasó por delante nuestro, asi qeu tomé un par de copas. Ofrecí una a Sagitas.

- Crees que podremos ver a Ada? - le dije. Aquella noche estaría muy solicitada, probablemente no llegaríamos a acercarnos a ella.

[Yadiz Vashtí]

El sonido del desgarre de telas en múltiples direcciones la dejó entumecida. No sabía ni bien lo que había ocurrido. Varios de los presentes le ayudaron a ponerse en pie y a tapar los nuevos escotes, incluyendo a la accidentada que quedó bajo Yadiz. A penas se reincorporó, tomó su varita y, con un murmullo de “reparo”, había devuelto todo su traje a la normalidad. Sus tacones se habían encajado en el vestido de otra de las presentes. Sin mucho mediar, los tomó y reubicó.

La vergüenza se apoderaba de ella. Era, sin duda, una pésima manera de introducirse a nuevas personas. Yadiz era una bruja dedicada a pasar desapercibida. Llamar la atención como acababa de ocurrir no estaba en su lista de asuntos pendientes. Sin embargo, sentía la mirada multitudinaria sobre ella.

“Huida hacia adelante”, pensó, intentando hallar valor para reivindicarse ante la situación. Devolviendo la chaqueta al caballero que amablemente salió en su asistencia, miró al círculo inmediato sonriendo.

– Dicen que no es una fiesta hasta que se rompe algo – bromeó, sonriente. En los rostros sonrojados de varios podía ver cómo, por mero respeto, habían contenido su risa. Pensó que era mejor dar un motivo para que soltaran las carcajadas. Sin embargo, el graznido por lo bajo de los elfos recogiendo los restos del paripé parecía opinar lo contrario. Yadiz continuó, esta vez mirando a la dama que había asaltado sin remedio:

– Soy Yadiz Vashtí. Usualmente, no tan torpe. Lamento el inconveniente. Trabajo en Cooperación Mágica. Diría que es un placer, pero claramente no ha sido placentero. – concluyó, sosegada. Tenía la sensación de haber visto a varios de los presentes en algún sitio, en especial a la más afectada por la escena. La observó por un instante. No pudiendo definir su memoria, decidió que era mejor no importunar demasiado. Evidentemente, eso ya era imposible.

Ofreció amablemente su mano a todos los presentes que se presentaban. Reconoció del periódico a una de las dignatarias presentes. “Maravilloso”, pensó, sarcástica, por el número que acababa de montar. Tras sentir cómo había interrumpido su conversación, se dispuso a guardar silencio. Observaba por momentos la pista de baile.

 

@todos xD 

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Abrí la puerta y me dediqué a buscar al pelirrojo. Nada. Me encogí de hombros. Sabía que las grandes mansiones podían suceder este tipo de cosas y más en esta clase de eventos, pero lo de jugar al gato y al ratón ya me estaba cansando. Por lo menos yo ya estaba servido...había molestado...había sido un incordio...y había sido un ladrón. Ahhh y ya había visitado los cuartos. En fin, un combo completo. Ya me pesaba el hombro por cargar el morral con truco, así que lo deje en el suelo para mirarme en el espejo. El disfraz me quedaba genial...nada como un Santa Sexy. Pero en el baño los invitados se perderían lo mejor...a mí. Sin más volví a retomar el morral e inflando el ego pues volví a salir, antes del baile tendría que dar curso a este peso muerto que cargaba.

Ya afuera volví a caminar entre la multitud. Como era normal en esta clase de eventos ya se habían armado una serie de grupitos y parecía que ya no habría más exabruptos. Ya presentado el gabinete no creo hubiera más sorpresa y todo quedaría más tranquilo. Así pues, en mi andar doble cerca de una fuente para presenciar un hermoso caos. Ahhh bendito sea Merlín. Nada tan inesperado como una caída y un vestido dañado en su escote sobre una hermosa bruja. Aun así, he de admitir que la chica mantuvo su dignidad. Sonreí, mejor eso que salir corriendo entre lágrimas, una señorita de carácter.

 -Jo...jo..jo...venga..venga...aqui no hay nada que ver. -dije a todos esos hipócritas que se había quedado la escena buscando ver si se escapaba la imagen de unas bubis. Y como la chica estaba saludando pues sin más le extendí la mano a @ Yadiz Vashtí  en una suave reverencia. -Sean Linmer, un admirador. 

Concluí y sonreí. Supongo que ya estaba bastante concurrido el lugar, y pronto empezaría el baile...al menos yo no quería que se me embotara la sangre con exceso de bebida sin antes mover un poco el esqueleto en la pista de baile.