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Gala de Celebración


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Zack no se había percatado de la presencia de Leah, próxima a ellos pero con la suficiente distancia como para no considerarse integrada, hasta que Lukyan informó su intención de invitar a la peliblanco. Tal vez el hombre sintió que había sido interrumpido por los amigos del Ivashkov y prefirió mantener la confidencialidad de la charla continuándola en otro momento. Aún quedaba noche, seguro encontrarían un espacio y tiempo más adecuado.

—Ahora sí estamos completos — dijo desplazando la mirada hacia Leah, quien personalmente había sido invitada por Lukyan a acercarse a sus primos junto a Alyssa. Mientras tanto, esta última y Pik intercambiaban miradas extrañas que el vampiro no lograba descifrar. Aunque hasta parecía que intentaban evitar mirarse. Pero ya con el saludo poco afectivo pudo darse cuenta que el matrimonio no estaba en su mejor momento. ¿Alguna vez lo estuvo?, también reflexionó sobre eso para saber si cualquier paso en falso con Pik daría pie a un enfrentamiento con la pelirroja. 

"Te va a tocar fingirlo". Las palabras del otro Slytherin resonaron en su cabeza y hasta gracia le causó. Pero si ya todo era evidente, seguramente hasta los otros invitados habían notado la tensión de la pareja y las ganas de Pik de avanzar al banquete, con Zack obvio. En cuestión de segundos, los dos fueron arrastrados por Pik hasta el centro del lugar donde la nueva ministra presentó a su gabinete. 

—¿Salud?— murmuró ya sosteniendo en la mano que antes sujetaba Pik una de las tantas copas de champagne que volaron hasta ellos. Esbozó una sonrisa traviesa intercambiando miradas con sus acompañantes mientras daba el primer sorbo —Mientras legalmente no exista, saquémosle provecho a la práctica — dijo siguiendo a Pik en referencia a la poligamia —. Si algo tenemos claro nosotros es hacer valer nuestros lazos... y afianzarlos cada vez mas — ya su voz era más seductora, aún cuando la atención de unos cuantos estaba sobre ellos. La ministra había anunciado su gabinete, el brindis tomó lugar y ya podían seguir con la diversión. O al menos él tenía esa certeza.

—Leah, ¿tú también estas preparada para mostrar tu lado más encantador a tu nueva jefa?— preguntó mientras se mordía el labio. Los primos eran el terror de Ottery no solo tras las máscaras de mortífagos, sino también en cuanto a la lujuria que los caracterizaba. Pero tal vez aquél no era el momento más adecuado para opacar la celebración con sus travesuras. Aunque a juzgar por las miradas del resto, algo de espíritu voyeur había en el ambiente. 

—Bueno, ya. Éxitos a ambos — dijo esta vez hacia Leah y Pik a su lado, quienes recientemente habían sido nombrados como parte del gabinete de la ministra —. Sé que lo harán — llevó una mano a la espalda baja del Macnair y con un apretón finalizó su frase — estupendo— acabó el resto del champagne en su copa para despistar el otro movimiento y se saboreó las gotas restantes en su labio. 

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¿Qué podía decir? El discurso de su cuñada le parecía tan mmm… político no era la palabra. Ya la bella Selwyn se lo había dicho, el Ministerio no estaba siendo lo que debería, especialmente el Departamento de Seguridad, debía reconocer que no le agradaba igualmente la situación y no sabía muy bien por qué. Por primera vez se planteó presentar las credenciales como representante de la embajada del Ministerio de Magia de Argentina y hacer valer su lugar protocolar tanto como extranjera y nacional, para algo tenía ambas nacionalidades. Sin embargo, en su rostro, no dejaba traslucir nada, se mantenía con aire de invitada desconocida.

Evitó ahogarse al escuchar no solo los nombres, algunos de los cuales conocía sino también la Vice Ministra. Por Merlín, aquello si que era algo inesperado. Una jugada astuta que le trajo a la mente el comentario que había leído por allí y al que no había querido dar crédito: entre varios se han presentado para quitar votos a la principal oposición. Táctica ampliamente conocida del pasado.

Su mirada siguió a la Ministra y esta vez sí se permitió una genuina sonrisa al ver a la distancia al matrimonio de Anthony y Shena. Era bueno que el mago se hubiera decidido salir de su encierro, Leto le había contado a medias su visita, ya que habían sido interrumpidos, pero estaba segura que el elfo se sentiría tan feliz como ella, al enterarse de aquello.

Un elfo se acercó en ese momento y le ofreció de bocadillo unas empanadas, las cuales Darla aceptó, dejando un par, por si Eliah quería probarlas. No le llevó mucho tiempo descubrir que eran santiagueñas, de esas que debías comer con las piernas abiertas, genial, lo bueno de tener un tajo pensó, mientras se acomodaba, servilleta en mano, para probar esa delicia tan jugosa. Esperaba que su compañera no se demorara demasiado con el protocolo, o se enfriaría la empanada. Además, debía reclamarle que no le había comentado que el joven mago que le había presentado era el futuro ayudante de su cuñada, la Ministra.

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Hékate era mucho más alto de lo que el muchacho apreció a la distancia. Así de cerca, con aquella mirada vibrante sobre él, no era sólo capaz de acabar con el moreno de un solo hechizo como lo prometía en su amenaza, sino que podría eliminar cualquier rastro de su existencia misma si se hubiera tomado siquiera la molestia de hacerlo. No tiene pruebas, pero tampoco dudas. La bruja era una fiera, lo había demostrado, inescrupulosa al acabar con la vida del elfo doméstico enfrente de todos. Tras su consejo de no enfrentar magos más fuertes que él a la ligera, Azog tendría que considerar andarse con cuidado, pues su magia aquí no tenía el mismo estupor intimidante que lo hacía al estar rodeado solo con nomags.

Pero, para su mala suerte, el orgulloso muchacho hizo frente a las palabras de la bruja con la mirada en alto. No era carente de temor o preocupaciones, pero, ¿qué decencia había en vivir como un cobarde? El encuentro entre ellos no duró mucho más, aunque ella insistía en articular insultos a la anfitriona de la casa. Lucrezia en cambio ya había dejado muy atrás el asunto con Rambaldi, dándole al muchacho, consciente o no, una lección sobre cómo enfrentar a un oponente por más agraz que este fuese.

Se sintió menos preocupado al encontrarse con la casi imperceptible sonrisa de Di Medici, la mujer que, de alguna forma, le había acogido. Su sutil gesto, que Azog no sabe todavía si es solo para con él, le resultaba ser un bálsamo en medio de la tensión que lo rodeaba, y su presencia le recordaba que no estaba solo. La rubia tenía una manera especial de hacer que las sombras se disiparan en su mente.

Estuvo a punto de seguirla; era eso lo que quería hacer. Mantenerse cerca de ella era un aprendizaje constante, sin mencionar que había algo más en la serenidad de su compañía y en los silencios siempre pensantes que lograba apaciguar el mal carácter del muchacho—Déjalo. Solo limpia este desorden—en cambio había dirigido sus pasos a donde yacía el cuerpo sin vida del elfo, mientras otro más intentaba llevárselo por órdenes de Rambaldi. No es que hubiera preferido esto—Yo me encargo de este— pero, después de todo, era responsable de su muerte—Que… desperdicio—a pesar del pequeño cuerpo de la criatura Azog necesitó de mucha fuerza para levantar el cuerpo sin vida y echarlo sobre su hombro.

¿Dónde está Parspartour? Esto talvez no le agrade—la cocina es un campo de batalla todavía peor, aunque reconoce que hay mucho orden a pesar de todo. Azog espero por la respuesta de alguno, pero en realidad ellos solo iban y venían, algunos buscando al elfo principal por instrucción del muchacho y otros (la mayoría) continuando con las tareas que aun tenían asignadas.

En cambio, el joven mago no se dio cuenta de la falta de respuesta inmediata; se quedó contemplativo, apreciando los efectos de aquel encantamiento lanzado por Hékate que había acabado con la vida de la criatura de un solo impacto. El elfo aún tenía los ojos abiertos, y el rastro reconocible de la falta de vida era algo que Azog podía identificar. Sin embargo, lo que más le inquietaba era lo que ocultaba el último gesto de la criatura inerte. ¿Habría sufrido? ¿Se habría dado cuenta de que estaba muriendo? Tal vez su último pensamiento solo había sido que debía entregar los aperitivos a tiempo.

No había mucho honor en esa muerte, pero ¿lo habría en su asesino?

Finalmente alguno de los tantos elfos se acercó a él con el mensaje de que por el momento Parspartour no podía atenderlo—¿Cuál era su nombre?— preguntó, pero una vez más no tuvo una respuesta certera. Un muerto más sin un nombre. Esto era algo a lo que sí estaba acostumbrado. Afuera, por otra parte, la voz de la ahora nombrada ministra de magia se escucha fuerte, aunque amortiguada por los ruidos al interior de la casa y los antiguos muros de la mansión. Aplausos y vitoreos se celebraron. Y luego Lucrezia fue nombrada viceministra—Tendremos que esperar entonces—el muchacho cubrió el cuerpo con una sábana blanca y se volvió sobre sus pies.

Aún queda el resto de la noche que enfrentar, la ministra de magia apenas se había presentado y lo que Azog había aprendido sobre “cosas que pueden salir mal en una fiesta” al menos la mitad de la lista ya habían pasado. Esto no podría ponerse peor antes del baile de máscaras. ¿O sí?

Eso puede pensar hasta que un elfo más se acerca con el aviso de que hay magos husmeando en los interiores de la casa Di Médici—¿pero qué clase de gente es esta?— se quejó, frustrado. A lo largo de su corta vida, Azog se había enfrentado a un grupo de personas variopintas, pero, a medida que pasaba más tiempo en esta Inglaterra mágica, se daba cuenta de que muchos de ellos parecían más interesados en el caos que en la celebración—Siento pena por la ministra y lo si lo qué tendrá que enfrentar se asemeja a esta celebración—a pasos veloces se encaminó con varita en mano para “orientar amablemente” a los intrusos que se encontrase por el camino para que volvieran a la celebración o se marchasen.

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Con movimiento suave nos fuimos abriendo paso para ubicarnos relativamente cerca del sitio donde la señorita Ada Camille se posicionó para ofrecer su discurso. Yo la veo y me parece estar en un sueño, me preocupa la situación en que nos encontramos, lejanos y en el grado de conocidos solamente, me atormenta la culpa de no haber profundizado la relación con la joven, a sabiendas del cariño que existía entre mi pareja y la especial bruja.

Admitir que es mi error, solo preocuparme por Anthony y dejar a todo mundo al margen, ahora es un obstáculo para pedir ayuda... No tengo cara para acercarme a ella, si al menos Anthony tomará consciencia, o despertara su mente con las vivencias pasadas... Giró la vista para observarlo y trato de reconocer que está sintiendo... Trago saliva que sabe amarga cuando confirmo que ya no siento esa conexión que antes nos alegraba afirmar que poseemos, aquel entendimiento entre nosotros con solo una mirada y estar seguros de que sentía el otro y sus más profundos deseos... Anthony actúa distinto, algo ocurre, al menos este día y en este momento, solo está serio e indiferente... Qué el comportamiento de furia ciega y enfado profundo, no parece que lo motive por ahora, ruego por qué continúe así.

Mis ojos se apartan de su rostro, me acerco afianzando más su brazo y pongo mi cuerpo lo más cercano posible al suyo, en un deseo de adivinar con anticipación su respuesta corporal al flujo de acontecimientos que se van sucediendo.

Los nombres que Ada Camille menciona como las brujas y magos de su gabinete, no me dicen nada concreto. Tampoco sé que pensar sobre el asunto de la viceministra, pero yo no sé nada de política, así que no puedo opinar al respecto.

De reojo vigilo a mi pareja y mi preocupación aumenta al no poder descifrar en que estado se encuentra...

Cuando escucho la voz de Ada Camille, ella ya está tan cerca de nosotros  que no puedo siquiera pensar en que decirle.

Ella nos saluda cariñosa y su promesa de una charla próxima, me llena de alegría y esperanza.

-- No tiene nada que agradecer, nosotros estamos contentos de su nombramiento como Ministra, tiene nuestro apoyo y también deseo platicar contigo en un momento más propicio, espero que sea un sitio más adecuado para una conversación privada. -- Sonreí agradecida y tomé sus manos para darle un cálido apretón, a lo que me animé a darle un abrazo y desearle que tenga una velada memorable.

Ada Camille se dirigió a bailar visiblemente contenta.

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En realidad, solo miraba sin fijar mucho la atención. La música que puedo escuchar gracias al extraño artefacto que compre en una tienda rara, es lo que me cautiva por el momento. La canción tiene una letra que no comprendo casi en su totalidad, porque usa muchas palabras que desconozco su significado:

🎶

Voy por la ruta en mi camioneta blanca

Está un poco vieja, pero todavía arranca

Y subo la radio a un volumen intenso

a veces prefiero no escuchar lo que pienso

Y un tipo hablando con lenguaje complicado

Dice que solo queremos estar ocupados

Para no ver la realidad, y la vida tal cual es

Y que hay que terminar con tanta est***dez

Todo demanda nuestra participación

Las marcas, las redes o la televisión

Pseudo actividades que nos atan y condenan

Para satisfacer voluntades ajenas

Y el último en quedar

Que apague la luz

La la, la, la la la

Y yo sigo acelerando

La la, la, la la

Pero no tengo apuro

Trabajando duro, ganando el dinero

Y comprar lo que no sé si necesito, pero quiero

Y cada mañana siempre me pregunto

¿Por qué el despertador quiere gritarme?

¡Dale!

¡Marioneta!

¡Son las siete!

¡Levántate!

Freno

Arranco

En la radio hay un aviso que me pide que le pida plata a un banco

Y bueno, quizá un préstamo no viene mal

Justo estaba yendo al mall para ver qué puedo comprar

Terminó la tanda y el tipo sigue hablando y 

Va filosofando sobre el mal que nos va hundiendo

Estamos queriendo humo y humo nos están vendiendo

Y como estamos durmiendo, el alma nos está robando

Felicidad enlatada para un mundo infeliz, puro barniz

Todo se consume rápido y sin bis

Esta sociedad es como un pelo sin frizz

Si en marzo es novedad

¡Es viejo en abril!

La la, la, la la

Y yo sigo acelerando

La la, la, la la

Pero no tengo apuro

Trabajando duro, ganando el dinero

Y comprar lo que no sé si necesito, pero quiero

Y cada mañana me pregunto

¿Por qué el despertador quiere gritarme?

¡Dale!

¡Marioneta!

¡Son las siete!

¡Levántate!

¿Me habla a mí? ¿Este tipo me habla a mí?

¿será que no entendí? ¿Será que me perdí?

¿Para qué me voy a complicar? ¿Para qué me voy a cuestionar?

sí soy feliz así... 🎶

Detengo la canción y coincido con esto último, no es necesario complicarme, solo importa lo que yo quiera.

Tampoco seré como esa marioneta, actuando solo porque se me dice, no, será necesario aprender más y conocer el mundo para tomar mis propias decisiones.

Por el rabillo del ojo, miro a la castaña, ella parece preocupada, siento su mirada atenta sobre mí y me pregunto cuando terminara su comportamiento.

Sin la música sonando, escucho a los que hablan, la voz de una joven es más clara que las demás y parece que repite un ritual que he visto antes... (Brindar) entonces me doy cuenta de algo, es la misma joven ¿verdad?  aquella que vi semanas atrás, pueda que sea un ritual común, no lo sé...

Pienso en elegir una nueva canción, la lista que me entregaron es amplia y me sirve para pasar el tiempo sin tanta preocupación por mi desconocimiento sobre el presente, el pasado y el futuro.

Unos minutos y la joven se para frente a mi pareja y a mí, siento que posa sus labios sobre mis mejillas y aunque no entiendo el significado de su gesto, no me desagrada, solo me causa extrañeza y la miro fijo a sus ojos, es una sensación rara, al igual que sus palabras, no hay tiempo de preguntarle nada porque se marcha a hacer otra cosa y me quedo con la duda y sin palabras que ofrecer. 

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Notó como @ Darla G Dumbledore  miraba su agarre que había hecho por una parte involuntariamente, pero por otra parte sabía que aquella mujer la había llamado mucho la atención desde el día del bar. La estaba removiendo cosas en el interior, pero por otro lado quería ir con cuidado, no apresurarse, no quería tropezarse de nuevo con la misma piedra del rechazo. Noto entonces como el cuerpo frío de la vampiresa empezaba a emitir alguna clase de calor, no sabía si lo estaba notando por su condición de súcubo o que en verdad la temperatura había subido entre ambas brujas tras aquel contacto de la Selwyn.

Miro de refilón el agarre a su muñeca por un momento al notar aquella sensación y escuchar el susurro brusco de la bruja que había sido mas como si fuera una sorpresa o algo que no esperaba. La rubia platino no era mucho de contacto físico, así que tocar a la vampiresa era algo que no sucedía muy a menudo y menos si no tenía apenas confianza con ella. Su cuerpo reaccionó al calor de ella de manera casi instantánea provocando que una ola de calor se propagara por su cuerpo mientras la observaba mirándola a los ojos para retirar luego la mirada, siendo algo esquiva.

Mientras esperaba que @ Kamra Ashryver D. la respondiera para seguir la charla pudo ver que hizo presencia @ Ada Camille Dumbledore en el evento a la vez que usaba el sonorus para anunciar varias cosas. Entre ellas algunas que entendía perfectamente y otras que no, tener al lado a varios mortifagos en su consejo era lo normal pero no llegaba a comprender que pintaba @ Lucrezia Di Medici como vicepresidente, a ver, no negaba que era una mujer culta, elegante, diplomática y que sabía seguramente negociar, pero no la creía que estuviera en la marca tenebrosa y más tras haber leído su plan de trabajo si fuera ministra, entre ellos quería perseguir a los mortifagos y a la orden del fénix.

Bueno, me parece una decisión arriesgada, pero parece que los demás miembros están bien elegidos, veremos cómo van las cosas…—Comentó en voz baja para que solo la escucharán las mujeres que estaban con ella ahora mismo, la soberana y la Dumbledore. Alzo la copa de su mano hacia la ministra en forma de saludo para después beber un poco de su contenido.

Ella seguía agarrando a la pelirroja casi sin darse cuenta y menos mal que lo hizo puesto que en un momento se armó un jolgorio que no se esperaba la Black y la mujer de ojos marrones parecía tensa, tanto que quería actuar ante la muerte del elfo. La agarró con mas fuerza para luego tirar de ella para que se acercara mas a la mujer de ojos felinos, así la sostenía deberían guardar la compostura y no llamar más la atención. Ya suficiente había con aquellas personas a la que una reconocía como mortifaga, pero la vedad es que ahora mismo la Selwyn la veía como super abajo en el escalafón dentro de la fila de la marca después de eso. Y Lucrezia la caía bien por eso no la gustaba que hubiera mas espectáculo del que ya había.

Tranquila, contente, todo estará bien…tenemos que guardar las formas por el momento…—La susurró al oído a Darla aprovechando que la había acercado con aquel tirón de muñeca hacia ella casi tanto que sus cuerpos casi se tocaban por lo que al susurrarla su rostro estaba bastante cerca del rostro de la vampiresa y aprovechó para oler el aquel perfume dulce y suave que emanaba la mujer de ojos marrones.

A ella la daba igual los elfos, no era protectora de ellos puesto que les sentía como sirvientes, pero tenía que decir que le pareció super dulce que aquella bruja que era matriarca de la familia Dumbledore casi se lanzara como una tigresa a defender a aquellas criaturas. Cada día por sus actos iba conociendo mas a la bruja que tenía tan cerca. Aunque se separó de ella un poco cuando vio que quería tomar un canapé a lo que ella aprovecho para probar uno soltándola del agarre para no sobrepasarse con ella y no molestarla.

Lo cierto es que se había asustado cuando empezó el baile, no se la daba bien bailar o no estaba acostumbrada a hacerlo. Normalmente estaba en la barra mirando como los demás bailaban con sus parejas o controlando todo. Quizás cuando bailaba era en las discotecas y porque su lado súcubo se lo pedía, pero allí ni loca, era un baile elegante y no sabía cómo manejarlo. Parecía que @ Lukyan A. Volkov estaba bien acompañado y se alegraba por ello, puesto que un montón de brujas y magos a parte de su madre @ Alyssa Black Triviani rodeaban a su compañero mortifago.

Cuando se fue a llevar Darla el bocado a la su boca sus ojos se fueron irremediablemente a la larga pierna y perfecta de la bruja, lo que provocó que su súcubo se removiera por dentro y tuvo que desviar la mirada para llevar ella el bocado a su propia boca mientras hacia el mismo gesto puesto que su vestido también tenía una abertura a uno de los lados para más comodidad, por si necesitaba defender a la ministra. "Luego dices que soy yo...pero a ti también te gusta algo de ella" dijo mentalmente Eliah a Abrahel provocando a la reina súcubo que solo respondió en su mente: "cállate"

 

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Castillo Ashryver 

En la cumbre de la noche donde la luna  deslumbrada sobre los ventanales  de su gran habitación dentro del castillo saori mira la vista de escocia, las pocas veces que venia era solo por asuntos ministeriales por lo que no tenia provecho de aquella magnifica vista, dentro de si saori  veía todo aquello que alcanzaba a ver pensando, que si era real o solo era un sueño del cual va despertar pues no imaginada estar alli tomando una copa de  vino tomando como  suyo aquel apellido que se le fue arrebatado hace muchos años. Recordando que su hermana Ada  fue seleccionada como ministra lo cual impresiono a Saori  pues dejaba ver que la francesa tenia convicciones altas, cosa de admirar. 

Una pequeña pero sutil invitación llega a la Ashryver por parte de los elfos de la casa, donde declaran una celebración al nombre de su hermana la cual iba ser reconocida en su nuevo puesto de ministra cosa que saori le parecía fantástico, por lo que dejo la copa de  vino a un lado de una mesa de noche acercándose rápida mente a su closet mira que puede usar para este evento no quería darse a notar pero quiere, ser elegante pero sutil. 

Saca de closet un vestido  color palo rosa estilo años 70 algo clásico pero con sutiliza, amando su outfit saori da un vuelta con sus tacones color negro con una punto media para no cansar si hay algún baile, se pone un abrigo largo hasta las rodillas  color crema para contratar  el  rosa que tenia puesto . 

Jardines Di Medici 

 

Al llegar por medio de su red flu servicio  por parte del castillo Ashryver llego aquella  hermosa mansión la cual no había vista o no había tenido la oportunidad de entrar como ahora por lo que saori se deslumbra pues la propietaria tenia un toque clásico pero moderno a la vez dejando ver, su extravagancia, al entrar a los jardines era una locura pues la decoración para este evento era de otro mundo, pues era poco convencional a lo que por general se hace en estos eventos ministeriales, la ambientación de aquel enorme jardín y las personas que allí estaban, a  simple vista no podía reconocer a nadie pero de lejos podía ver que su compañera Eliah se encontraba cómoda mente hablando con otro personaje que  ajena a ella. 

De lado a lado mira si su hermana esta en algún lugar cosa que no, pues en paso a paso llega asta @ Eliah Selwyn R.  - oh que sorpresa verte como estas - saori con su simpleza sin etiqueta alguna. 

Recoge un poco su cabello y toma copa de trago - Oh lo siento no te vi, me presento me llamo Saori Ashryver - con un ligero  apretón de manos y una reverencia como se acostumbra en su pais natal. Cuando se fijo en las personas que alli estaban, sus ojos se deslumbraron. 

-Kam estas aquí, soy asi de torpe que no te vi .- Su primas pero mas que eso su hermana de toda la  vida, despampánate como siempre  asi mismo como acto de presencia la anfitriona de todo este evento su  otra hermana también única y bella como lo es. -Ada hermosa mia, felicidades .- Saori era tan informal pero era algo que a ella no le daba importancia pues sus hermanas sabían  a que se atenían al verla en eventos tan grandes como este. 

-Oww amo estar aqui con ustedes .- Se sonroja un poco.  @ Kamra Ashryver D.

@ Ada Camille Dumbledore  @ Lukyan A. Volkov

Editado por Saori Ashryver Ragnarok

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Por más que lo buscara una y otra vez jamás había encontrado el famoso conejo en la luna. Simplemente la forma no se presentaba frente ante sus ojos. Su aguda vista se percataba de los cráteres penetrando la blanca superficie del astro pero le era imposible dibujar un contorno alrededor de ellos que evocara la forma de un conejo o siquiera alguna figura de la naturaleza ¿Era aquello un mito popular, una realidad o una imagen artística con un lugar en la cultura? A veces se preguntaba si al creer en el conejo en la luna había sido la ingenua víctima de una humillante broma. La aristócrata no lo tenía claro pero cualquier reflexión tonta era un vehículo de escape para escapar unos momentos de la gala de la que era anfitriona y del eco de las crueles acusaciones de Hécate.

Inconscientemente había colocado la punta aguja de su taco contra uno de los tablones que conformaban la pared, una actitud poco común en alguien de formas rígidas, siempre dirigidas a dar una impresión de magnificencia, la imagen de alguien inalcanzable. Le dio otra calada al cigarro y aprovechó para deleitarse con el penetrante aroma a vainilla que acompañaba el ascenso de las estelas de humo que desprendía. Por un segundo dejó embriagarse por la serenidad de aquella noche, por la paz, por las estrellas que la coronaban. Lucrezia se había entregado momentos atrás a la idea de que aquella gala no se desarrollaría como lo había planeado.

Recién retomó su refinada postura cuando se percató de la cercanía de más personas, anunciada por el sonido del césped perjudicado por el incipiente otoño quebrándose bajo las suelas de sus zapatos. Alisó rápidamente los pliegues que se habían formado en su vestido antes de girarse hacia ellos. No tuvo que disimular ningún atisbo de sorpresa al cruzar miradas con Cillian pues no había tal necesidad, dado principalmente que era la autora de la lista de invitados. Fue su acompañante quien, dueño de un magnetismo aparentemente innato, logró quedarse con toda la atención de la blonda italiana. Aún no conocía su nombre pero en ese momento era el dato que menos le interesaba.

Se dejó encandilar por la belleza del hombre sin ningún tipo de tapujo, dejando que por la expresión de su rostro fluyera un deseo difícilmente solapado. Navegó por los diferentes surcos que los contornos de sus múltiples tatuajes dibujaban en su piel, penetrando con su mirada la fina capa de tul que cubría su torso como si con ella pudiese acariciarlo. La cautivó el ligero bronceado de su piel, el atractivo relieve de su musculatura, cada fibra del castaño cabello que coronaba armoniosamente las facciones de su rostro. Lo exculpó instantáneamente por ir contra el código de vestimenta ¡Se lo agradecía! Por último, se dejó encantar también por su ordinaria habilidad para transformar la copa en rosas. 

- No hace falta que te disculpes.- se animó a tutearlo, como si entre ellos ya existiese una incipiente confianza que se ocuparía de construir con premura.- La compañía siempre suele venir bien…cuando merece la pena, claro. Un gusto Derek, dada la circunstancia no creo que sea necesario que me presente también.

Tomó con suma delicadeza el bouquet y lamentó que el penetrante aroma que se desprendía de la punta de su cigarro no le dejase apreciar el natural perfume de las rosas en toda su gloriosa intensidad. Sin embargo, manteniendo su aristocrático protocolo, lo acercó hasta dejarlo a unos centímetros de su rostro y realizó el gesto de olerlas. Cerró sus ojos, dejándose llevar por aquel agradable momento, por una incipiente sensación de efímera felicidad que no estaba acostumbrada a experimentar. Por primera vez en aquella velada alguien la reconocía explícitamente. En sus carnosos labios se dibujó una sonrisa de placer mientras le devolvía la mirada a Derek manifestando en sus azules y profundos ojos la sinceridad de su agradecimiento..  

- Muchas gracias por el gesto, son preciosas. Las rosas de halfeti no son muy comunes, como tampoco lo son quienes logran llamar mi atención así. En cuanto a Hécate…es una persona conflictiva, da igual su nivel de alcohol en sangre.- explicó con manifiesta resignación, figurando la posibilidad ya perdida de un mejor vínculo - Súmale a eso que su ya extinguida familia tenía un vínculo difícil con la mía, los Médici. Fue mi error no haber recortado más minuciosamente la lista de invitados. - mintió.

La invitación de Hécate para asistir a la gala no respondía a su status en la sociedad mágica, a su posición dentro del Ministerio o al beneficio que Lucrezia podía obtener de su presencia ni tampoco era un error; el motivo de haberle enviado aquella misiva se resumía en una simple imagen que cada tanto volvía a rondar por la mente de su aristócrata: la expresión del rostro de la Rambaldi al momento de anunciar Ada el nuevo organigrama de la oficina del ministro. Incluso en ese momento, donde el vino de su bodega comenzaba a hacer efecto en su organismo, podía imaginar con exactitud cada centímetro de su semblante, cada microgesto adoptado por sus medianamente bellas facciones. 

- Dijiste que eras consejero de Cillian ¿Verdad? Me hubiese venido de maravilla que le aconsejaras no destruir mi negocio. - replicó con sorna, quitándole seriedad a sus palabras pues aquel infortunado evento ya se había convertido en una anécdota de tarde de té.

La rubia volvió a unir ambas manos en su frente, entrelazando los dedos sobre el lugar donde, al estar nuevamente inclinada sobre la pared, se formaba un pequeño regazo en la falda de su vestido. Con ambos magos se sentía extrañamente cómoda y eso la conducía inconscientemente a relajar sus hombros, perder su postura altiva y volver su mentón a una inclinación normal. Disimuladamente, con la yema de su índice recorría el espacio sobre su piel que segundos atrás habían rozado los labios de Derek. Aun podía sentir un sutil cosquilleo que, como si de un tóxico labial se tratase, había quedado impregnada sobre el dorso de su diestra.

- Espero que, como anfitriona de esta gala, tengas el gesto de invitarme a un baile. Si hay algo que me gusta es un hombre que se luzca. - afirmó con una picardía en su voz que incluso la tomó por sorpresa, síntoma de los años que habían pasado desde la última vez que había experimentado algo similar. 

Se sentía inaceptablemente embelesada, descentrada…aturdida incluso. Una incipiente sensación de culpa comenzaba a escalar en su interior, desgarrando su raciocinio, al punto de producirle una leve y persistente presión en el pecho. Su mente debía centrarse aquella estrellada noche en gestionar el devenir del evento para que se ajustara exactamente a cómo la había planificado ¿Por qué de repente no podía recordar el cronograma?¿Por qué las emociones le estaban disputando su espacio a la razón, su principal arma? Desvió la mirada instantáneamente hacia Cillian, buscando refugio en una figura que le resultaba excepcionalmente interesante pero por razones puramente lógicas, de posibles beneficios mutuos. Sus palabras sonaron como un desafío ¿O lo estaba imaginando?

- ¿Te está pareciendo una broma una gala organizada por mí, en mi mansión? - dijo con un tono ligeramente jocoso, de simulada ofensa, consciente de que Cillian era lo suficientemente inteligente para percibir que en realidad hablaba en serio.- Debes entender que hay cosas que a veces se salen de control, no puedo estar en todos los sitios al mismo tiempo aunque amaría hacerlo. Además…¿Quién te dice que no estaba en el plan que un par de borrachos hicieran un poco de lío?

El ambiente se encargó de mezclar el tono suave de sus palabras con la sonora potencia de Ada, claramente amplificadas por el efecto de un Sonorus. Su mirada se posó azarosamente en Cillian, a quien tenía más cerca, para contemplar algún punto de rostro mientras intentaba interpretar correctamente las lejanas palabras ¿Sería ese el momento, justo cuando no estaba presente? ¿Acaso la Dumbledore había olvidado por completo su pedido de esperarla? Ada despertaba en la italiana un genuino sentimiento de camaradería, la apreciaba tanto como lo había hecho a Selene, pero las diferencias entre ambas eran más que manifiestas. Agudizó el oído.

Tenacidad…fuerza…inteligencia 

"Les presento a la Viceministra de Magia de Inglaterra, la señorita Lucrezia Di Médici."

En ese instante, la blonda italiana saboreó la gloria proyectada en una media sonrisa que acompañó la aparición de un nuevo brillo en sus azules ojos. De repente, de un segundo para otro, la presencia de Derek a su lado, quien había acelerado repentinamente su ritmo cardiaco apenas unos segundos antes, le causaba total indiferencia. Lucrezia Di Médici volvía a ser Lucrezia Di Médici, fría como un témpano y momentáneamente sin espacio para un sentimiento que no fuera su propio orgullo. Se despidió de ambos magos con una ligera y cordial inclinación de su cabeza, consciente de que aquella velada volvería a cruzar sus destinos. Sus prioridades en ese momento había cambiado radicalmente. La grandeza le tocaba la puerta y la invitaba a pasar.

Las escenas que se fueron suscitando frente a sus ojos mientras recorría nuevamente el tramo que llevaba a la mesa no lograron hacer mella en su mente ni quebrantar su repentinamente triunfador espíritu. Ignoró por completo que Azog había cubierto con una sábana blanca algo que formaba la silueta de un elfo, pasó por alto los sospechosos sonidos provenientes del interior de su mansión y no le dedicó ni un segundo de su atención a los nerviosos susurros de algunos presentes que anunciaban la ruptura del candelabro del salón principal; menos que menos prestó atención a más planteos ofensivos de parte de Hécate. Indomable, la Médici volvió a hacerse presente en la cena apenas unos segundos después del anuncio de su puesto como viceministra.

- No quiero robar más ningún protagonismo como dicen las malas lenguas, así que seré breve.- comenzó, simulando una humildad poco creíble en ella pero que en ese instante simulaba ser genuina - Quiero agradecer a nuestra ministra la confianza y la oportunidad de formar parte de su gobierno. Juntas, codo a codo, con cada uno de ustedes a nuestro lado…¡Vamos a hacer a Gran Bretaña grande otra vez!- exclamó con ímpetu, elevando en el aire con un elegante movimiento una copa que había tomado aleatoriamente de la mesa.  
 

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@ todos @ Azog Cantankerous  @ Derek Lúcien  @ Cillian Haughton  @ Ada Camille Dumbledore  Son muchos roles que me incluyen, perdón tengo que dosificar 😪

Editado por Lucrezia Di Medici

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Mientras terminaba su bocadillo pensaba en lo ocurrido momentos antes, la rubia la había calmado cuando casi se lanza ante el ataque al elfo. El hecho de que utilizaran un imperdonable, de hecho “el imperdonable” contra una criatura, o contra cualquiera le hacía salir de adentro su formación como auror durante tantos años, como auror y como inquisidora. Sí, había pasado por muchos lugares en el Ministerio de Magia, desde su época de Directora de Accidentes, hasta su puesto de Directora de Seguridad. Mucha agua bajo su molino.

Sí había coincidido con Eliah respecto a lo arriesgada de la elección de la Vice Ministra. No podía opinar sobre el resto, no quería, algunos nombres venían desde su lejano pasado, otros eran muy nuevos para ella.

No se dio cuenta en qué momento la Selwyn había soltado su mano, pero por un momento fue como una falta, una ausencia total, un vacío inexplicable. No tuvo tiempo de razonarlo en demasía, la música sonaba, las parejas comenzaban a animarse, al menos las que no estaban ebrias y de pronto una bruja se acercó a la pareja que abiertas de pierna se acababan sus empanadas.

Hola, Darla Dumbledore —saluda algo desorientada a la joven Saori, que saluda a todos los presentes, hace una reverencia tras el apretón de manos más honesto del universo. La joven continúa sus saludos y Darla reconoce en ella a una de las dos bellas novias ha cuya boda a asistido en los jardines de su mansión. Se gira al escuchar el saludo hacia Ada, levanta una copa que había dejado un elfo a su lado y en un rápido vuelo eleva un brindis hacia ella.

Felicidades señorita Ministra —no sabe si ante tanto ajetreo y tantas salutaciones su cuñada la haya notado.

Como fuere en ese momento comenzaba un discurso la Di Medici, Darla sonrió, pensando en el apellido Médici, recordando a Madame Serpiente. Amaba a Catalina Di Medici, su historia, su valor, aunque no le perdonaba su trato hacia Jeanne D’Albret. a quién amaba también por su historia. Quizás por esos, entre otros, ascendientes es que Hécate había acusado da Lucrecia de ser su digna sucesora. Esperaba que no.

En fin, volviendo a su entorno real, lleno de mujeres y hombres que buscaban a la bella y bien formada Eliah Selwyn, la pelirroja se acercó a la rubia a su lado y le susurró a su oído —sí que eres una dama muy solicitada y admirada por la gente mon cherie —río alejándose un poco, embriagada por el aroma a jazmín, consciente del suspiro que había dejado escapar cerca de su cuello. Vaya noche que iban a tener.

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El vampiro sonrío mientras observaba los ojos de su prima @ Ada Camille Dumbledore , la tomo de la mano y se la beso, tal como debería hacer un caballero ante una dama como ella y no esa cuerda de asquerosos pervertidos y pervertidas que se la pasaban molestándola e intentando llamar su atención. El hijo de la noche bufo e intento quitarse esa idea de la cabeza. Hizo una pequeña inclinación de ¿cabeza ante su prima y comenzaron a bailar aquel hermoso vals en el centro de la pista de baile esperando que no fueran molestados por algunos minutos. Al escuchar la “pregunta” de su prima el cainita no hizo mas que sonreír y se acerco al oído de la chica.

 

-te aseguro que fue mas desastrosa que las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki - dijo en un tono que solamente ella podría escuchar - la reacción de los presentes, sus caras, fue realmente un poema – comento - pero debo suponer que sabes en lo que te estas metiendo verdad?, no a muchos les agrado eso, aunque sabia que eras capaz de destruir al mundo mágico tui sola déjame un pedacito al menos, yo también quiero jugar – bromeo.

 

Siguieron dando vueltas por unos minutos mas por la pista, bailando sin ningún tipo de prisa aquella hermosa canción, hasta que fueron interrumpidos por alguien. El Ragnarok observo a Pik quien les había interrumpido para presentarle a su esposa y a su futuro esposo. El vampiro suspiro, quizás aquel que se haba convertido en parte del gabinete de la Dumbledore deseaba que Ada realizara algún tipo de decreto para que existiera la poligamia en Londres. Luego de aquello se acerco otra persona, una chica. Hecate tuvo unas palabras con la Dumbledore y después de aquello se retiro para seguir en la gala.

 

El Ragnarok siguió al lado de su prima mientras recibía los saludos y palabras de Shena y Anthony. El hijo de la noche puso los ojos en blanco cuando Lucrezia dio aquel humilde discurso. El vampiro sabia que era amiga de su prima, y una persona de confianza para ella, pero la Di Medici lo sacaba de quicio. Por ultimo hubo un nuevo saludo, esta vez por parte de Darla.

 

-Que mal que nos interrumpieron el baile - dijo el vampiro sonriéndole a su prima – creo que es la primera vez en mucho tiempo que pasamos unos minutos juntos – suspiro intentando recordar si alguna vez habían tenido una conversación normal como primos – creo que deberíamos hablar mas seguido, por cierto, sabias que para besarte la frente de forma cariñosa voy a tener que conseguir un banquito o hacerlo aparecer – bromeo para luego guiñarle el ojo – claro esta, si la señora ministra no esta muy grande como para que su primo le muestre afecto -siguió molestándola y metiéndose con ella- a donde vayas iré, no esta de mas que recuerdes que te quiero, que cuando me necesites querida primita, pase lo que pase y sea lo que sea allí estaré a tu lado

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