Jump to content

Mansión Slytherin


Leah Dayne
 Compartir

Publicaciones recomendadas

34aIyXl.png

 

Historia de la Familia.

Nunca una familia había estado tan comprometida con la pureza de sangre y la defensa del mundo mágico, como la familia Slytherin. La antigüedad de la familia se iba tan atrás en la historia que nadie podía decir con exactitud de dónde provenían o quién había sido el primero. Pero a ojos de la comunidad mágica internacional, solo había un primer Slytherin y éste había sido Salazar. El gran fundador de la casa que llevaba su nombre en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería sería maltratado por la historia, pero jamás olvidado. Fue un mago extraordinario, conocido por haber sido el primer hablante de Parsel y el primero en negarse a educar a los magos hijos de Muggles, reconociéndolo como una aberración.

Y es que solo un hombre nacido y crecido en la edad media podría saber lo que significaba ser un mago entonces, los peligros que comprendía. Así que cuando fue rechazado y prácticamente exiliado, se entregó a lo único que podía hacer para reparar el daño de los incautos que habían abierto las puertas del colegio a aquellas familias impuras: proteger a sus próximas generaciones. 

Las primeras paredes de la mansión fueron construidas altas e imponentes en el sitio donde Salazar Slytherin había nacido y crecido, en un pueblo lejano y olvidado al norte de Inglaterra. La piedra negra y las antorchas de llamas verdes, contrastaban contra el clima indómito de la zona, siempre cargado con una densa capa de niebla que se movía libremente por encima del lago y circulaba entre los múltiples nidos de serpientes que habitaban allí desde hacía tanto tiempo como él mismo. Nunca las echó, nunca las silenció. Había aprendido su idioma para poder comprenderlas, más de lo que haría el mundo mágico con él. Y aquella habilidad pasaría a todos y cada uno de sus descendientes, al igual que sus enseñanzas.

Durante generaciones, los magos nacidos de aquella estirpe mantuvieron el nombre que les habían otorgado en alto. Orgullosos, selectivos y conscientes de su grandeza, cada nueva generación resaltaba por encima de otros magos de segunda y humillaba más a aquellos que osaban a mezclarse con Muggles. Inevitablemente, el apellido se fue diluyendo con el pasar de los años. Los Slytherin pasaron a llamarse de muchas formas, entre ellas Peverell, apellido que se mezclaba vagamente con el Gryffindor de Godric; había que agradecer que Salazar había muerto hacía ya mucho tiempo como para ver aquello. Los Peverell se llamaron Gaunt, cuya obsesión por la pureza de sangre los llevó a casarse entre ellos; Potter... y finalmente, Riddle. 

La deshonra del nombre Riddle, proveniente de un Muggle, fue la última estocada de aquél potente nombre perdido. La muerte de Tom Sorvolo Riddle, a quien llamaremos Voldemort en honor a su propia decisión de renegar de sus asquerosos orígenes, acabó con los registros de toda una vida de poder y elegancia. 

Pero la sangre nunca muere y lo que nadie sabía era que el tío de Voldemort, Morfin, había tenido una aventura a escondidas con una joven de sangre pura y limpia, con la cual había dado a luz a un niño sin padre. A partir de allí, los detalles de los vaivenes carnales entre jóvenes magos y brujas es innecesario, a excepción del hecho de que de alguna forma increíble y sensata, éstos decidieron mantener la tradición sacra de no mezclarse con ningún Muggle. Pero claro, no todo podía ser positivo: el conocimiento de sus orígenes se había perdido y con él, la esperanza de recobrar el apellido.

Hasta la aparición de Pik, claro está. Solo un mago con su inteligencia, poder e irrefutable ambición, era capaz de buscar sus orígenes. Rebuscar y volver a indagar, hasta encontrar al primero de sus antepasados. Se diría entre murmullos que incluso habría recurrido a tecnología Muggle para descubrirlo, pero aunque esto fuese verdad y no un burdo bulo de la aristocracia, nadie podía negar que la vocación de su tarea había dado frutos. ¡Y qué frutos! ¿Qué era mejor que enterarse que su sangre provenía del mismísimo Salazar Slytherin? Solo una cosa.

Enterarse de que compartía parentesco con dos de sus mejores amigos. Zack y Leah. Los primos, que nunca habían dudado de la capacidad de Pik, se entregaron a la noticia de la única forma que era posible. Dando por hecho que siempre habían sido familia. Juntos, se embarcaron en la laboriosa tarea de encontrar lo que alguna vez había sido la representación de la opulencia. Si la Cámara Secreta había sido imposible de encontrar durante tantos años, no fue ninguna sorpresa que les costara años dar con aquél lugar oculto: innumerables pruebas, obtención de habilidades especiales y conocimientos varios, batallas épicas que ningún bufón narraría jamás. Pero al final, llegaron.

La mansión Slytherin era inmensa en todo el sentido de la palabra. Toda la construcción era de piedra negra, de aspecto frío y húmedo, con enredaderas que adornaban las esquinas hasta un techo trapezoide de losa verde oscura. Estaba ubicada en el centro del lago, en un torreón natural que apenas sobrepasaba el nivel del agua, y al que solo se podía acceder a través de un túnel empedrado. En el interior, había múltiples túneles que claramente no llegaban a ningún sitio y es que era evidente que, si Salazar había dejado un basilisco en Hogwarts, también había dejado uno en su hogar para eliminar amenazas. Al final del túnel, una pesada puerta parecida a la entrada a una bóveda acorazada sellaba la mansión. Tenía el rostro del fundador tallado en el metal y, como no podía ser de otra forma, solo se abría si se hablaba en Parsel.

El interior era amplio y cada ventana daba siempre al agua, lo que recordaba a la Sala Común de Slytherin. La decoración era laxa y simple, casi aburrida. Las habitaciones con papel pintado, eran verdes. Las que no, eran de piedra negra. Los detalles, en plata. El escudo de la casa se podía ver en el suelo, en alguna pared, incluso en los pomos de las puertas y es que, era innegable que aquella familia solo podía resaltar por su arrogancia. Pero, desde luego, nada de aquella vivienda era feo o sobrecargado y si el tiempo había sentado mal a algún decorado, ya se habían encargado los tres descendientes en arreglarlo. 

Lo que era evidente es que solo un trío así podía traer a la vida el antiguo y olvidado lema de la familia, que solo escuchaban de forma breve y banal aquellos que se ponían el Sombrero Seleccionador cada año:

Ambición, orgullo y astucia

 

2LSwNYJ.png

 

Patriarcas y Matriarcas

Pik Macnair Ficha || Bóveda

Leah Dayne Ficha || Bóveda

Zack Ivashkov Ficha || Bóveda

YwwEbg4.gif3lqIQgZ.gif

image.png

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Fortalecer lazos familiares sin duda no era uno de sus fuertes. De hecho, ni siquiera se esforzaba en intentarlo. Pero desde que el mago oscuro supo que compartía parentesco con dos de sus vínculos más estrechos algo cambió. Su interés por entender cuándo y cómo la historia unía aquel trío mágico de pronto sí tomó prioridad y como la terquedad sí era su fuerte, llegaría al fondo del asunto hasta descubrir cada detalle. Y para esto último, debía admitir que los otros dos eran mucho mejores. Sobre todo Leah, un pensadero hecho persona, siempre con recuerdos frescos de cualquier vivencia compartida. Eso combinado con la afinada perspicacia de Pik, parecía ser el combo perfecto para viajar al pasado en los hechos claves de la vida de los tres y así entender cómo es que resultaban siendo familia. Zack, por su parte, escucharía.

Con esa intención arribó al castillo Slytherin, enfocado en descubrir su pasado, en darle sentido al cariño que sentía por aquellos dos. Nunca había sido muy a fin a... la gente en general, por lo que ahora entendía mejor su "match" con ellos. Compartían en lo espiritual y lo empírico el lema de la reconocida casa de Hogwarts, "Ambición, orgullo y astucia". Pero resulta que los unía algo mayor. Su parentesco con Leah resultaba evidente a través de la Ivashkov, pero que también estuvieran relacionados por la familia Slytherin y a su vez con Pik, acababa siendo insólito.

- Es bien sabido que solo los hablantes de parsel pueden...-  se escuchó de una voz muy aguda.

- ¡Cállate! - interrumpió el hombre en un susurro con desprecio - por el amor que le tienes a tu miserable vida, ¡cállate un SIGLO! - ordenó al pequeño elfo que obedeció de inmediato bajando la cabeza y haciéndose a un costado. Que le recordaran sus limitaciones de habilidades o poderes era una de las tantas cosas que lo ponía de mal humor, pero que viniera de su propio elfo de servicio le hacía hervir la sangre. Por ese inoportuno comentario pudo ganarse un rayo verdoso de la varita de ébano que vibraba ansiosa en el pliegue de su túnica, pero la criatura era lista, insolente a veces, pero lista y útil. Y él tenía problemas de confianza, así que no podía darse el lujo de matar al único elfo que lo acompañó toda su vida y buscar cualquier otro inútil para asistirlo. 

- Claro que solo se abre hablando en parsel - volvió centrando su atención en la enorme puerta que tenían al frente e intentando hacer un lado el hecho de que él nunca logró dominar del todo esa habilidad. Sí, ya se lo habían recriminado antes, aunque no más que él mismo - pero yo no soy cualquier persona y esta es mi casa - enfatizó las últimas dos palabras mientras tocaba la enorme pieza de madera frente a sí y la empujaba ligeramente. Por un segundo dudó en que aquello funcionara y se humillara frente a su elfo al no poder ingresar al castillo. Pero tras una breve espera, la puerta comenzó a rechinar abriendo camino hacia el interior. Su primer paso generó un eco que se expandió por el enorme recibidor que comenzaba a iluminarse con lámparas de fuego en efecto dominó. La mansión lo reconoció, sabía quién había llegado y recibía con honor a uno de sus patriarcas. 

Caminó con la criatura a su costado y la puerta se cerró con fuerza a sus espaldas, produciendo un estruendoso ruido por todo el lugar que, aunque desolado, se veía tan impecable como si nunca nadie hubiese dejado de vivir ahí. Tal vez Leah y Pik lo frecuentaban, la decoración y el estilo en rastros muy evidentes de ambos, pero hacía tantos años que no los veía que hasta desconocía si seguían teniendo los mismos gustos. Y esto porque desde las últimas revueltas en Londres y la integración del mundo mágico y muggle, Zack estuvo tan asqueado que su mejor opción fue aislarse en la exploración de otros mundos diversos. Durante su ausencia recorrió lugares increíbles, de los que nunca hubiese imaginado su existencia, pero este descubrimiento familiar lo llevó de nuevo a casa, le dio un nuevo propósito y un motivo para regresar.

- Ahora ve y búscalos - ordenó al elfo mientras se deshacía de su túnica y desabrochaba su camisa blanca hasta el centro de su pecho, dejando entrever sus pectorales. La enorme chimenea a su lado lo hizo entrar en calor rápidamente - Ah, y cuidado con Leah. Escapa antes de que me deje sin otro elfo - advirtió mientras se acercaba a una mesa con tres selectas bebidas en botellas de vidrio sin etiqueta. Eligió uno al azar y se sirvió en un vaso para luego volver y tumbarse sobre un enorme sillón ocupando varias plazas y aún dejando espacio para que su prima se sentara junto a él. Se ofendería por mandarla a buscar con un elfo, y aún más por apresurarla, pues el encuentro estaba pautado hacía días y curiosamente él había sido el primero en llegar. Pero eso lo resolverían en persona. Pik, por otro lado, llegaría más tarde o quizás al día siguiente, no recordaba si la puntualidad era una de sus virtudes. 

El mago dio el primer sorbo a aquella bebida de llamativo color dorado y sintió como el fuego recorría su garganta. Cerró los ojos y dio un largo suspiro mientras reclinaba su cabeza hacia atrás. Aunque no tenía idea de lo que estaba tomando, agradeció a las fuerzas oscuras estar de vuelta y disfrutar de esos licores que solo en casas de prestigiosas familias mágicas se podían encontrar. No como en los pueblos mágicos que estuvo recorriendo, donde lo único delicioso para tomar era la sangre de sus amantes después de una noche pasional. 

Editado por Zack Ivashkov

5CBNzmy.jpg

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sssssha hasss seeejhhhhhhs

— Señorito Macnair…

Seeeesssh sssylll aahsssj

— Señorito…

Se encontraba frente a un espejo, mirando cada gesticulación de su boca. Bajó un poco la mirada hasta cruzarla con la de su elfina que, como siempre, llevaba un enrome lazo rosa entre sus estiradas orejas.

— ¿Lo estoy volviendo a decir mal?

— Disculpe el atrevimiento amo, pero sí, lo está haciendo fatal. En vez de ordenarle a la puerta abrirse, estas diciendo que te encanta la tarta de cerveza con atún.

El parsel se le daba falta. Tenía buen oido, pero aún no entendía como tenía que posicionar la lengua entre los dientes, la presión necesaria que tenía que aplicar contra sus labios y la cantidad de aire que debía soltar para emitir los sonidos correctos. Su elfina domestica, Aphrodite, por algún motivo desconocido sabía Parsel y siempre le decía lo mismo: el señorito piensa demasiado lo que quiere decir, debe dejar de pensar y dejarse llevar por el instinto, al final la sangre Slytherin lo llamó hasta acá.

Pik se encontraba en la habitación que había reclamado como suya la primera vez que logró entrar a la olvidada vivienda de la familia Slytherin. Cuando descubrió su paradero, estuvo casi tres horas pidiéndole a la puerta que se abriera y solo lo logró cuando pensó que siceó las palabras incorrectas. Este era el motivo por el cual casi no había decido salir de la mansión, la ultima vez que lo hizo estuvo casi media hora intentando volver a entrar. Debía de mejorar su parsel y sabía que la única forma de hacerlo era en Hogwarts, pero el Macnair no contaba ni con las ganas de hacerlo ni con los medios suficiente para costar una de esas sobrevaloradas clases.

Un pequeño chasquido advirtió la aparición de un elfo que no lograba reconocer.

— Señor Slytherin —bajó la cabeza con miedo y con las manos temblorosas, esperando el golpe que nunca llegó— el amo Zack se encuentra en el vestíbulo de la mansión, quiero verlo a usted y a la grandiosa señorita Leah.

— Enseguida voy a verlo, gracias por avisarme.

— ¿Gracias? — el elfo soltó un pequeño grito y todo su cuerpo empezó a temblar, quizás era la primera vez que le dirigían un cumplido como ese— El señorito es muy bueno conmigo, pero no debería malgastar sus energías en un miserable ser como yo.

— Yo decido con quien gasto mis energías y ningún elfo conmigo debería preocuparse —su elfina, a su lado, asintió con la cabeza de forma afirmativa— ahora ve y busca a Leah, pero procura mantener una buena distancia, ella no posee la amabilidad que yo poseo con los tuyos —el elfo asintió y desapareció con lo que parecía una pequeña sonrisa en la cara—. Voy a bajar con Zack, puedes hacer lo que quieras.

— Gracias, señorito —y la elfina también desapareció tras una pequeña inclinación.

Se dirigió hacia la planta inferior sin reparar mucho en como se veía, Zack y Leah lo habían visto en todas las situaciones imaginables. Lo habían en San Mungo prácticamente muerto, un cuerpo con un montón de heridas abiertas que no paraban de sangrar; lo habían visto en la prisión de la Orden del Fénix, luego de ser torturado durante días; lo habían visto casarse con Alyssa, incluso ver a su hijo nacer; y lo vieron también cuando, en algún momento, fue el Líder de los mortífagos. Conocían sus peores y mejores momentos, por lo que no le importaba en absoluto lo que llevaba puesto. Tenía una especie de kimono negro, algo bastante cómodo para andar en casa y unos pantalones del mismo color. Lo único destacable era su pelo, era la primera vez que se le lo había dejado crecer tanto, lo llevaba en una alta coleta en donde pequeños mechones rebeldes se soltaban como querían.

En sala de la planta inferior, hundido en un sofá, pudo ver a un Zack al cual los ojos se le empezaban a entrecerrar. Se notaba que estaba tranquilo, en la comodidad de su nuevo hogar. Los hombros le caían de forma relajada y su mandibula no la apretaba, era casi como verlo por primera vez. La mayoria de las veces solo lo había visto dispuesto a asesinar a todos lo que se le atravesara por el medio. Para Pik, ver a Zack así era casi como verlo desnudo, algo que nunca habia visto antes. Se permitió admirarlo durante un par de segundos, notando como su pecho ascendia y descendía al ritmo de su respiración, era bastante erótico aquel cuadro que tenía frente a él.

— Lastima que somos, que ¿primos? —dijo en modo de saludo, dirigiéndose al pequeño bar para servirse un trago al igual que Zack. Se sentó en un sillón individual frente a él, cruzando las piernas—. Cuanto tiempo sin verte, Zack, estas tan guapo como siempre —le ofreció una sonrisita y se dejó hundir en el sofá. Nunca había ocurrido nada entre ellos dos, pero cada vez que se veían no dejaban de soltarse comentarios o cruzar miradas, era el modo que tenían ellos de comunicarse—. ¿Te has quedado en Ottery todos estos años o acabas de volver? He escuchado rumores sobre muchos de nosotros, pero ya no sé que creer que es cierto y que no.

Editado por Pik Macnair
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El pobre elfo no siguió las instrucciones al pie de la letra. O bueno, siendo justos con la pobre criatura, el problema es que siguió las órdenes de Zack en primer lugar. Cuando los dos llegaron abajo, el pequeño desgraciado seguía palmeando sus sucios harapos con las manos desnudas, chamuscadas al igual que la tela y los cuatro pelos de su cabeza, y una expresión de terror imposible de disimular. Andaba a unos saludables dos metros de la bruja y cada cierto tiempo le lanzaba una mirada de soslayo, por si volvía a prenderle fuego como un instante atrás. Pero la mujer no volvió a mirarlo, ni siquiera cuando se escabulló por un lateral.

Los ojos de la mujer estudiaron el panorama mientras escuchaba la conversación. Ambos hombres ocupaban el sofá entero y se lanzaban unas miradas que habrían arrancado un bufido de exasperación de Alyssa. Pero, ¿podía culparlos? Haber reformado una mansión en el culo de Inglaterra no quería decir que de repente sentían ningún lazo mágico familiar, había cosas que era innegables y una de ellas era que Zack era el trago de vino más caro del mundo y Pik el acompañante perfecto. Había que ser tonto para no encontrar aquél cuadro provocativo y ella no era tonta, por supuesto.

Primos es una forma bonita de decir que no sabes qué somos —intervino.

Y ciertamente era difícil decirlo. Zack y ella eran primos, de eso estaba segura. ¿Pero Pik? Podría ser un primo, un tío lejano. La verdad es que le daba igual, habían pasado demasiado tiempo juntos como para que el parentesco fuese relevante. 

—Lo importante es que estamos juntos y que podremos poner en marcha todo este asunto "moderno" —hizo un ademán con la mano, como si abarcara el mundo—. Está siendo francamente agobiante. 

No mentía. Habían cerrado la Ivashkov y con ella sus arcas. Era un desastre sin precedentes y encima habían bajado de rango, no sabían dónde estaban sus katanas y ahora ella tenía que leer el futuro para ganarse la vida. Pero eso se lo guardaría para sí misma, de momento. Al igual que los dos antes que ella, se sirvió un trago de un humeante whisky de fuego y encontró un asiento en el regazo de Zack. A diferencia de ellos, que estaban más bien cortos de ropa, ella seguía vistiendo la fina túnica que había llevado al Ministerio y a Gringotts antes de eso. Dejó que el alcohol ardiera por su garganta y empezó a dar las malas noticias.

—Tú estás bien —dijo a Zack, palmeando su pecho desnudo—, por suerte. Pero habrá que hacer algo con el pobre este. Si logra llegar a fin de mes será un milagro. Intenté hacerle un ingreso, pero me la denegaron. Aparentemente puedo gastarme setenta y cinco mil en dos libros pero tengo que esperar treinta días para pasarle la manutención a mi primo.

Bufó.

—Y por cierto —rebuscó en sus bolsillos y sacó dos peluches en forma de serpiente kawaii que había comprado a un vendedor ambulante en el callejón Diagon—. Podría haber buscado otra forma más elegante, pero me divierte que los últimos descendientes de Salazar Slytherin sepan mover la lengua para otras cosas y no para hablar Parsel.

Arrojó el primer peluche a Pik y el segundo a Zack, no sin antes apretarlo. Mientras caía, el muñeco sonó con su voz metálica diciendo "Ábrete" en un Parsel de libro. Les sonrió con inocencia. 

YwwEbg4.gif3lqIQgZ.gif

image.png

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El suspiro agudizó su sentido del olfato primero invadiéndolo con su propio aroma y luego con el de otro hombre al cual percibió acercándose. Lo reconoció al instante aún manteniendo sus ojos cerrados, no necesitaba verlo. Aunque qué placer fue incorporarse y disfrutar de la escena protagonizada por el pelinegro acercándose. Zack sonrió sin mucho esfuerzo, aunque sin mostrar sus dientes, era más bien una de esas sonrisas de coquetería disfrazada de amabilidad. Diría de timidez, pero ninguno de los presentes parecía haber experimentado ese sentimiento nunca. 

—¿Lástima?— preguntó de forma retórica —Aún no sé qué fuerza me hizo volver, si la intención de descubrir nuestra historia o el morbo de revolcarme con un primo — continuó mirándolo fijamente a los ojos. Habrá querido decir otro primo, porque con las Ivashkov sí que había kilometraje. Así que mientras recordaba aquellas fiestas de lujuria con sus otras parientes le dio un sorbo más a su trago reconociendo lo innecesario de agradecer el cumplido que recién había escuchado, seguramente las miradas y la tensión sexual del ambiente no eran solo percepción del vampiro. 

En ese momento Leah entró en escena acompañada a lo lejos por el casi incinerado elfo que cumplió cabalmente su tarea de buscarla. Zack lamentó poner en riesgo su último fiel sirviente, casi sintió pena, hasta que recordó que peores cosas había superado y viniendo de su propio amo. Ya se le pasaría. El encanto de la bruja interviniente no solo derivaba de su presencia, pronto sus palabras también resonaron por el lugar y él las sintió como una vieja música que recordaba con cariño. Era bueno encontrarse de nuevo, estaba contento, pero no es que su esencia le permitiera ser demasiado expresivo, así que se limitó a sonreír mientras dirigía la mirada hacia la mujer que segundos más tarde acabó sentada en su regazo. 

Sabía perfectamente a lo que Leah se refería. Los tres estaban en una situación no muy favorable en términos de habilidades, las que siempre les sirvieron para alimentar sus egos; y en términos económicos, lo que siempre le sirvió para alimentar sus gustos caros y la vida de lujo y extravagancia que los caracterizaba. La sonrisa del vampiro se borró para segundos más tarde reaparecer conteniendo una carcajada. ¿Pik arruinado? El mundo sí que había cambiado en los últimos años. Leah saltó rápidamente a la parte de los regalos y él lamentó no haber llevado presentes. ¿Pero qué podría haber sido si ya lo tenían todo? Daría por sentado que el peluche tenía más la intención de burla, oportunidad que ninguno de los tres dejaría pasar, en lugar de apuntar a significar algo más serio, sobre todo por los llamativos colores de la serpiente que sin duda no se asemejaban a una real.

—Yo estuve de viaje, ya sabes...— guiñó un ojo hacia Pik para responder su pregunta que había quedado sepultada por la llegada de Leah. Claro que sabía, ambos compartían cierta afinidad por el turismo sexual. Solo que el Macnair ya ni filtraba entre magos y muggles, mientras que Zack aún prefería mantenerse de este lado o al menos no dejar rastro al matar a sus amantes muggles para consolarse por haber caído tan bajo dominado por el deseo —. Y lo que también sabes es vaciar bóvedas y gastarte la vida... literalmente — se burló lanzando su peluche a Pik, quien ahora tenía consigo los dos. Tal vez podría venderlos y sumar un par de galeones. 

Que uno de los antiguos líderes de la Marca Tenebrosa cayera en banca rota era de no creer. Las cosas habían cambiado tanto en el pueblo que hasta la recesión del mundo muggle les afectó. Y todo por la maldita integración que se les ocurrió promover. Zack nunca estuvo de acuerdo, y al ver que no podría luchar contra un movimiento mucho mayor que él y que sus ideales decidió desaparecer. Pero ahora que volvía entendía todo el daño que aquello había causado, trastocó todos y cada uno de los pilares del mundo mágico llegando a minar el poder de la gente y vaciar arcas, que lo único que conocían era el peso del oro para ahora dar paso a insectos y otras plagas raras.

— Bueno, a ver... vine para entender cómo es que acabo siendo familia de todos los que alguna vez se revolcaron conmigo, o casi — dirigió una mirada traviesa al otro hombre en la sala —, y me encuentro con que estamos arruinados y encima perdimos gran parte de nuestros poderes — lamentó. Recordaba con cariño las grandes hazañas que alcanzó con su katana, la que hacía unos años atrás ya no podía invocar quién sabe por qué razón. Y el tema del dinero, bueno, no es como si no pudieran asaltar un par de bóvedas o traficar objetos de valor, que para eso la esposa de Pik era una experta. 

—Yo estoy bien, sí. Por ahora — aseguró a Leah recordando que con un par de compras más su bóveda quedaría igual o peor que la de Pik —. Pero tenemos que hacer algo para cambiar esto. Y no me refiero solo al dinero — cruzó mirada con los tres como si transmitiera telepáticamente un mensaje. Aún no dominaba esa habilidad, pero seguro que no hacía falta aclarar. El regreso de aquella triada tendría que orientarse hacia un objetivo mayor, y triada era la mejor referencia para comunicar claramente su mensaje. —¿Quién está a cargo ahora? — interrogó dirigiendo una mirada express al tatuaje de la marca tenebrosa en su antebrazo izquierdo reposando sobre el sillón, el diestro estaba muy ocupado aún con suaves caricias en la espalda de Leah.

—Tendremos que pedir favores, o forzarlos. Pero hay que comenzar ya — aseguró con confianza de que los otros dos entenderían el mensaje. Quien sea que estuviese liderando la Marca Tenebrosa podría devolverles sus poderes, sus rangos y su estatuto frente al resto de la comunidad de magos oscuros, que ya podía pensar en unos cuantos regocijándose de placer al ver aquella triada tan débil en términos de habilidades mágicas. Al menos no eran ni rastro de lo que alguna vez fueron —. Y si no colaboran... tendremos que desplazarlos — una leve sonrisa se dibujó en su rostro nuevamente. ¿Estaba sugiriendo derrocar a los actuales líderes de la Marca Tenebrosa? La lealtad era un valor inquebrantable para los tres, claro que no matarían a otro mortífago. Pero sí que sabían como dominar en el juego de tronos, y ahora que estaban de vuelta tenían que subirse a la rueda juntos. Con el apoyo de alguien más...

—Ah, y sobre lo otro... — retomó refiriéndose a la miserable situación económica de Pik, o al menos así lo aseguraba Leah, de quien no dudaba que ya hubiese explorado cada centímetro de la bóveda del Macnair — ¡tu mujer es la p*** ministra de Italia! Y una traficante por excelencia que tiene a su ministerio como el corredor mágico por donde se fugan los objetos más valiosos de toda Europa— Alyssa era una mujer muy astuta, pero según le reportaban en su nuevo trabajo del CIM, últimamente no estaba teniendo los mejores cuidados —. Vamos, que tiene a la Confederación Internacional de Magia revolucionada y queriendo su cabeza por la poca discreción. Así que sé humilde y pídele un préstamo — ver a Zack dando consejos de humildad era un poema —, y aprovecha y dile que nos ayude con lo otro — sí, estaba determinado a recuperar su rango y con él todo el poder que alguna vez tuvo. 

Tomó el último sorbo de su trago y se mordió el labio, pensativo, mientras saltaba con la mirada de unos ojos a otros, primero los del pelinegro y luego las dos aceitunas brillantes de Leah, a quien tenía más cerca y presionaba energéticamente a pronunciarse sobre su idea. Aunque no estaba proponiendo nada concreto, sino más bien invitándolos a que juntos buscaran la forma de resolver aquellos dos grandes problemas. Él no pensaba humillarse por todo Ottery asaltando mansiones con hechizos básicos de La Marca, y tampoco tener un pariente pobre. ¡Qué vergüenza con el linaje!

Editado por Zack Ivashkov

5CBNzmy.jpg

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Madeleine.

Durante la última batalla, había tenido las esperanzas de que la noche transcurriera de forma tranquila. Que el llamado hubiera sido sólo una perdida de tiempo. Entonces pudo haber regresado a casa diciéndose que todo había sido uan estupidez y todo volvería a la normalidad. La nueva normalidad. La normalidad, quizás no perfecta, pero cómoda de pasar los días en Luss, siendo ignorada por Ellie y vigilada por Catherine. La normalidad de no tener un rumbo definido en la vida, pero confiando en su capacidad de mantenerse en el negocio de la cacería de recompenzas durante, por lo menos, diez años más —o el tiempo que su cuerpo y su vitalidad se lo permitieran, por supuesto—. La normalidad de pasar la mañana durmiendo y curándose las heridas, las tardes viendo el catálogo de Netflix hasta decantarse por volver a ver alguna novela y las noches de trabajo de campo.

Quizás era una vida aburrida y monótona, pero era la vida que se merecía. Y estaba orgullosa de eso porque, como Catherine se lo había recalcado años atrás, se merecía un descanso. Merecía abrazar el sentimiento de no tener la más mínima idea de no saber qué hacer con su vida. Merecía que su única preocupación fuera sobevivir un día más. Un día a la vez.

Pero, después de lo que sucedió en la mansión Riddle, ¿cómo puede hacer la vista ciega? Cuando vio las ruinas, quiso pensar que se había tratado de información falsa y que no había ningún centro de información mortífago. Que, a pesar de las noticias, quizás nada estaba sucediendo. Quizás era amarillismo o paranoia. Pero ella lo vio con sus propios ojos. Las máscaras plateadas, las capuchas... Todavía siente náuseas, cuando recuerda el olor de la sangre, a pesar de que no fuera la propia. Cuando recuerda el Fuego Negro salir de su propia varita, como si las cicatrices que tiene en la piel no hubieran sido provocado por esa misma arma. Tanto esfuerzo, ¿para regresar al principio? ¿Para volver a esta vida violenta? Y para volver de la peor manera posible.

Con tanta crueldad.

Pero ahí está. En un pueblo lejano olvidado al norte de Inglaterra, siguiendo una pista. Y se repite eso. Sólo es una pista. Sólo van a... echar un vistazo, como quien dice. Podría hacerlo sola, ¿no es así? No hay necesidad de alborotar el avispero. No hay necesidad de alarmar a la Orden.

Sin embargo, luego de unos momentos, suspira y saca su varita mágica del bolsillo de sus pantalones. Se toma unos segundos para despejar su cabeza, encontrar recuerdos felices —aunque esta vez, sea más difícil que la vez anterior—. Luego, con un movimiento que su brazo conoce a la perfección, agita la vara de ébano mientras conjura un Expecto Patronum que apenas se escucha por encima del ruido del viento. Por algún motivo, le sorprende ver a los cruces de Kneazles plateados, como si fueras reliquias suspendidas en el tiempo. ¿Cuándo había sido la última vez que hizo un llamado? ¿Hace cuántos años? ¿Hace cuántas arrugas?

—Mansión Slytherin —es todo lo que logra decir, sintiendo la voz pesada y ronca. Aún así, los patronus toman el mensaje y desaparecen.

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
A8z8ULx.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Hacía mucho tiempo esto no pasaba, pero estaba recibiendo un patronus en forma de kneazle, me costó trabajo recordar que era de Madeleine. Me llamaba al Castillo Slytherin. Me coloqué la luz blanca en el rostro, tomé fuerte mi varita y me dirigí al lugar señalado con la mayor rapidez posible.

Llegué a un pueblo que se sentía lejano y olvidado al norte de Inglaterra.  Busqué la isla en medio de un lago sobre la cuál estaba construido el castillo de piedra negra. Localicé a Madeleine y me coloqué detrás de ella y más compañeros que había para para pasar juntos atravesando la niebla, los nidos de serpientes y que los hablantes de parsel abrieran la puerta. No recordaba haber estado nunca en ese lugar tan oscuro y ¿verde?, definitivamente no elegiría esta decoración para mi habitación.

Repasé mentalmente los hechizos que conocía, alguno me tendría que servir.
 

oybsAke.png
DfeRG6n.gifjUAGEfn.gifoHXAuxK.gif

 

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Radamantys se encontraba sentado ,solo y de mal humor en aquella vieja taberna olvidada ,no había clientes el era el único sentado ante la barra meciendo un vaso en su mano derecha ,un líquido de color oscuro se movía de un lado a otro.

Los ojos negros del mago perdidos en el frente sin observar nada realmente,pero en ese momento el lugar se ilumino con un patronus cruce de kneazle que indico el lugar al que debía ir.

El mago se levantó,acabo de un sorbo su bebida y salió del lugar avanzó hasta zona segura ,movió la mano y cubrió su rostro con una luz plateada y desapareció,al instante reparació en las calles de las moradas mágicas y avanzó hasta a mansión Slytherin,dónde ya estaban sus compañeros .

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El experimento había sido un éxito, pero, como todo experimento, requería ser probado múltiples veces. Si bien, Catherine no podía permitirse tener varios sujetos de prueba, lo mínimo que podía hacer, era probarlo varias veces en sí misma. El tomo sobre el trasvase de las almas, abierto sobre la mesa, es iluminado por la pequeña luz de una lámpara. Catherine, en ropa interior y cubierta de parches para el dolor muscular, dos en cada hombro, uno en la pantorrilla, uno en un costado y otro en el antebrazo, se prepara para iniciar el experimento una vez más. 

La pócima ya se encuentra sobre la mesa; borbotea con un sonido incómodo. A ella nunca le gustó usar multijugos, pero es necesario. Si no puede permitirse sujetos de prueba, quiere intentar cubrir toda posibilidad de nuevas corporalidades que le agreguen variabilidad al experimento. Ese día, ya no tendría el aspecto de esa incómoda vecina. En lugar de eso, sería una fresca adolescente de cabello rojo, cuyo ingrediente obtuvo en una peluquería de Edimburgo. Es un plan que lleva meses incubando.

Está a punto de calarse la túnica cuando una figura muy similar a un gato se cuela por la ventana. Catherine evalúa, extrañada, a través de los visillos, antes de notar que se trata de un patronus: un cruce de kneazle, figura que conoce bien. Es el preludio de una oportunidad para ser sujeto de pruebas en un ámbito más idóneo que una discoteca escocesa, aunque le duela decepcionar a Madeleine. El no recordar esas exploraciones con La Orden del Fénix le pasará factura, está segura. Del otro lado... es una nueva oportunidad real de ensayo, mucho más pronto de lo esperado.

Toma la varita, limpia la empuñadura de plata con su túnica antes de pasársela por la cabeza y murmura "accio" para atraer su capa. Luego, toma la pócima de un sólo trago y espera. Los quejidos se oyen incluso desde fuera de la cabaña. Catherine ya no contiene sus emociones como antaño. Por eso, cuando es el turno de aplicar la teoría que el libro abierto sobre la mesa expone, los quejidos se convierten en severos gritos de dolor. 

Al salir ya no queda rastro del proceso. La figura se aleja apenas unos metros antes de desaparecer en dirección a la residencia de los Slytherin. Los ojos de Catherine, hazel como los de un gato, se encuentran vacíos y desenfocados. Cuando aparece junto a Madeleine y la niebla le golpea el rostro, antes de que se internen en esa red laberíntica, ella ya no es consciente de sí misma. Se guía como un animal salvaje; una sensación no del todo desconocida para su cuerpo, notando un pesado cuerpo que parece seguirlos, pero a una distancia lejana, hacia el rostro al que susurra "Ábrete"  en pársel, antes de notar que éste les permite el pase. 

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Estaba sentada cómodamente en la oficina de Aurores, sólo para terminar los pendientes cuando de la pronto un patronus de un gato grande, un Kneazle apareció de la nada convocandome a la mansión Slytherin.

 

- "Mansión Slytherin" -

 

Sonreí feliz de que podamos ir a redada ese día, no tenía pensado ir pero el llamado de mi amiga Made, hizo que no me lo pensara dos veces en ir en su ayuda.

 

Deje un mensaje escueto para Darla, algo tipo: "me surgió un caso importante, luego te cuento, con amor, Lunita" mismo que le deje arriba de mi escritorio, mientras me ponía mi traje violeta claro y me sacaba el prendedor del fénix dorado que oculte en mí bolsillo izquierdo, dejando mi cabello pelirrojo suelto al viento.

 

Llevaba puesto mi traje violeta claro, mi pantalón violeta y mis zapatos de tacón alto violeta, pensé en pasar por casa para cambiarme, pero me dije que no sabría que le inventaría a Ada, así que preferí ir desde ahí hasta la famosa Mansión Slytherin, a la cual nunca había ido ni por asomó.

 

Subí por el ascensor contando los minutos y saludé a una niña que me decía "hola" con la mano, me pregunté si esa pequeña de cabellos rubios, era la esperanza de todos nosotros como comunidad mágica y negué con la cabeza contando los minutos que faltaba para ir a la batalla con mis amigos.

 

Apenas salí del ministerio me despareci con un fogonazo de luz violeta, sin hacer ningún ruido hasta el alrededor de las casas mágicas, dispuesta a caminar hasta la mansión Slytherin.

 

Tarde menos tiempo del estipulado en llegar al lugar alejado del norte de Inglaterra, busque la isla en el medio de un lago, sobre el cual estaba construido el castillo de piedra negra.

 

Antes de acercarme me cubrí la cara con una luz blanca para que nadie pudiera descubrirme y reconocerme, localice a Made, a Fianma y al resto de mis compañeros sonreí feliz de haber llegado al fin, esperando lo que haríamos a continuacion.

 

- ¿están listos para esto? Este lugar parece más imponente y menos tetrico que el anterior, ¿no lo creen así? - les dije a mis amigos, esperando la voz de que empezáramos a revisar y luchar en este tenebroso lugar -

 

 

                 

                2kLV5PH.png

                  9p6jMgt.gif      PMBwHMw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.